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Tenía miedo de perderte por rotzcoco

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Notas del fanfic:

Shaman King no me pertenece, le pertenece a su autor Hiroyuki Takei.

Notas del capitulo:

Jajajaja me sinto mal por haber puesto tantas faltas de ortografia y nadie me dijo nada, aparte de que no me fije jajajaja ya lo arregle (y alguien me dijo pero en otro foro y yo pense que lo decia solo por los asentos jijiji)

 

-Horokeu, tienes visitas- se escucho el grito de la madre de Horo hablándole desde abajo. Horo era un muchacho de 18 años, su cabello azul el caía alborotadamente por todos lados, llevaba dos años sin usar su banda y eso lo hacía ver sexy. Su cuerpo estaba bien formado, no llevaba playera, por lo que se le veía el abdomen con sus músculos marcados. Era un gran espectáculo.

-¡Ya voy!- contesto el peliazul con su sonrisa usual. Su carácter no había cambiado mucho, seguía siendo el mismo Horo de 5 años, despreocupado y despistado, aparte de alegre. Bajo las escaleras corriendo y llego a la puerta principal, donde se quedo con los ojos abiertos como platos y con un nudo en la garganta. De pronto su corazón se acelero y deseo que el otro no lo escuchara-¿Len?-

-Sí, ¿Quien más, baka?- En la puesta se encontraba un joven de la misma edad que el otro, el cabello violeta con el mismo peinado en punta, con su mirada dorada y burlona, y con el cuerpo frágil. (Sólo son apariencias)

-¡Len!- Horo se alegro y abrazo al pelivioleta sin pensarlo dos veces. El peliazul no se sorprendió de que Len no lo abrazara, pero si lo sintió.- ¿Qué haces aquí?- le pregunto cuándo se separo de él- Pasa, vamos a mi cuarto, ahí podemos hablar mejor- Horo tomo la maleta que estaba en el suelo y jalo a Len del brazo. El otro no hizo un intento de resistencia y se dejo llevar sin quejarse. Cuando llegaron al cuarto del peliazul, éste dejo la maleta al lado de la cama y sentó al otro junto a él en la cama.

-Ahora dime- pidió viéndolo a los ojos.

-Pues estaba comprometido y me escape- contesto como si fuera cosa de todos los días.

-¡¿QUÉ?!- grito Horo levantándose de la cama.

-Lo que escuchaste- respondió Len aparentando indiferencia hacia la reacción del otro.

-Pero...-

-No iba a casarme con alguien al que no amo- Lo interrumpió- Así que me escape. Primer fui con Yoh, pero mi hermana sabe donde vive y fue a buscarme, entonces decidí que vendría a visitarte, anquen no sabía en donde vivías. Por suerte me encontré con tu hermana y me trajo- acabo de hablar.

Horo se volvió a sentar y observo por largo rato al otro sin decir nada. Se sentía feliz de que Len no se fuera a casar pero lo entristecía saber que amaba a alguien, y él tenía miedo de saber quién era, así que dijo otra cosa.

-Puedes quedarte aquí- y señalo su cuarto- Está un poco desordenado- comento sonriendo y rascándose la nuca- Pero los dos cabemos-

-¡Horokeu!- le volvieron a gritar.

-Espera- pidió Horo cubriéndose con una playera azul sin mangas. Len observo en silencio hasta que Horo salió por la puerta. Suspiro y se acostó en la cama. Tenía en la mente el cuerpo de Horo. Ese abdomen marcado lo había puesto nervioso. Se veía taaan bien. En eso agradecía a Pilika y sus entrenamientos.

Se incorporo de la cama cuando escucho la voz de Horo. Se miraron por un rato. Horo tenía una expresión deprimente. Después sonrió y se sentó junto a Len-

-Me alegro de verte- le dijo a los ojos y después vio el suelo- pensé que no te vería hasta dentro de una semana- su voz sonaba fría y sombría- Bueno, si es que venias- sonrió tristemente.

-¿Por...qué?- Len sonó inseguro.

-Dentro de una semana me caso- Contesto Horo en un susurro pero todo estaba en silencio que Len logro entender todo.

-¿Te...casas?- Pregunto incrédulo y un poco alterado.

-Sí- respondió Horo.

-Ah- fue lo único que salió de la boca de Len- Fe...licidades- murmuró después de un rato.

-No la amo- comento Horo viendo sus zapatos.

-¿Qué?- Len se sorprendió- ¿entonces por qué te casas con ella?-

-Por qué no sé si la persona que amo senté algo por mí- contesto encogiéndose de hombros.

-Pero...-

-Aparte, hace mucho que no se de esa persona y pensé que se había olvidado de mí-

-Y... ¿todavía no sabes de esa persona?- pregunto triste el pelivioleta.

-Acabo de tener noticias- le contesto sonriéndole.

-Me alegro- respondió sin que su tono de voz dijera eso.

- Len, ¿puedo pedirte algo?- pregunto el ojinegro después de un silencio incomodo.

-¿Qué?-

-¿Quieres ser mi padrino?-

-Yo...- Len sintió un nudo en la garganta- Claro-

-Gracias-

Los dos se sentían fatal, no se miraban a los ojos e intentaban hablar de cualquier cosa, pero todo les recordaba la boda.

Pasaron cuatro días. Horo estaba ocupado con las invitaciones y otros preparativos de la boda. Todos parecían contentos mendo Len y Horo. Por las noches hablaban de sus aventuras y de todo lo que habían hecho en esos 54 años. A veces salían a pasear por los alrededores para estar solos. Len Hablaba casi todos los días con sus amigos, más con Yoh que se escapaba de Anna y sus entrenamientos. Pilika era muy hostil con Len y lo veía con rencor. Len no sabía el por qué pero tampoco le intereso mucho averiguarlo.

-¿Len?, tienes una llamada- Le aviso la madre del ainu al pelivioleta, que estaba sentado en el sillón de la sala.

-Gracias señora- contesto Len y tomo el teléfono- ¿Bueno?-

-¿Cuando le vas a decir?- Pregunto la fría voz de Anna.

-Anna- protesto Len.

-No se va a enterar solo-

-Lo sé-

-Entonces dile- Le grito- Bueno me voy. Nos vemos en la boda- y colgó.

Len colgó y subió al cuartó de Horo. Se sentó en la cama y se sostuvo la cabeza con las manos.

-Hijo, creo que a Len le pasa algo. Recibió una llamada y cuando colgó se veía muy triste pero no me quiso decir nada y pidió que nadie lo molestara- Le comento la madre de Horo, cuando éste entro a su casa después de haber ido a ver el banquete para la boda

-Ahora veo madre- contesto Horo aparentando cansancio.

El peliazul camino "tranquilamente" hasta perderse de vista y luego corrió hasta llegar a su cuartó. Abrió la puerta con la respiración agitada y vio a Len sentado en la cama.

-¿Len?- pregunto al verlo sumido en sus pensamientos.

El otro alzo la cabeza al escuchar su nombre provenir de los labios del peliazul y al verlo corrió a abrazarlo sin importarle nada. El peliazul sonrió y lo abrazo por los hombros.

-Te amo Horo- susurro Len y el ainu abrió los ojos muy sorprendido- ya sé que te vas a casar y que amas alguien más, pero así me siento. No podía decírtelo y no sabía como decirlo. Me sentía inseguro-

-Len- le hablo Horo.

- Y cuando supe que te ibas a casar mi mundo se derrumbo-

-Len- volvió a intentar interrumpirlo.

-Pero cuando me entere que amabas a alguien más, me sentí desfallecer, mi respiración se cortó y no sabía qué hacer-

-Len-

-Yo se que ahora todo va a ser diferente entre nosotros y que seguro me vas a odiar y dejaremos de ser amigos y me tendré que alejar y...-

-Len- lo interrumpió Horo separándolo de él y viéndolo a los ojos.

-Lo sien...- Len no pudo acabar porque unos labios se lo prohibieron. Horo lo abrazo por los hombros para que sus cuerpos se juntaran más. Len se aferro la camisa del Usui, como si fuera un sueño.

-Yo te amo a ti- le dijo el ojinegro después del beso

-¿Tú me... amas?- Pregunto sin creerlo y sorprendido.

-Sí- y lo volvió a besar.

Se quedaron abrazados durante un rato. Ninguno de los dos podía creer que fueran correspondidos.

-¿Por qué nunca me lo dijiste?- Le pregunto Len viéndolo a los ojos.

-Tenía miedo de perderte si te lo decía y tú no sentías lo mismo por mí, prefería ser tu amigo a perderte- le contesto sonriéndole y besándole suavemente.

El beso empezó tímido y dulce para después convertirse en una pelea por ver quién era el mejor. Horo pasó sus brazos por la cintura del pelivioleta y el otro puso sus brazos en el cuello del otro. Caminaron hasta la cama en donde Horo acostó a Len y luego se subió sobre él. Se tuvieron que separar por la falta de aire y Horo cansado de esperar más, empezó a besar el cuello del ojidorado, dándole de vez en cuando una mordida o lamida. Volvió a besarlo con pasión, ahora parecía adicto a esos labios. Sus manos se movían inquietas bajo la playera del ojidorado mientras que el otro pasaba sus manos entre los cabellos del peliazul. Horo desvistió en un dos por tres al que estaba debajo de él y lo observo detenidamente. EL cuerpo de Len realmente parecía frágil, con sus brazos y piernas delgadas, con esa cintura estrecha, y con esos músculos que se le marcaban en el abdomen, pero él sabía que el otro era muy fuerte.

Empezó a besar todo el pecho dejando marcas por todos lados de que ese cuerpo sólo le pertenecía a él. Fue bajando lentamente y cuando llego a las tetillas se entretuvo lamiéndolas y mordiéndolas. Len lanzaba gemidos de placer que hacían quien Horo decidiera ir más allá. Horo siguió bajando hasta llegar al miembro de Len, al verlo erecto sonrió y se lo metió a la boca.

-¡AHHH!- exclamo Len cuando Horo empezó a masajear sus partes íntimas.

Horo mordía y lamía de vez en cuando el miembro de Len sacándole gemidos llenos de placer.

-Me...vengo- le aviso el pelivioleta a Horo, quien no le hizo caso y siguió haciendo su trabajo hasta que el otro se vino en su boca gritando su nombre. Horo subió a la boca del otro y lo beso ahora con calma, aunque esa calma no duro mucho y el beso se volvió salvaje y apasionado. Se separaron cuando el aire hacía falta y Horo metió tres de sus dedos a la boca de su amante y beso su cuello. Len lamía los dedos del otro, provocándolo. Cuando Horo sintió que ya estaban preparados los saco de la boca del otro y los dirigió a su entrada.

-relájate- le susurro al oído y empezó a introducir un dedo.

-Horo- se quejo Len al sentir el dedo dentro de él.

Horo lo beso en un intento por hacer que Len se relajara, lo cual logro.

Después de haber metido los tres dedos, de que vio que el otro ya estaba acostumbrado y se movía inquieto, retiro los dedos, puso las piernas de Len alrededor de su cintura y se preparo para penetrarlo.

-Me duele, Horo- se volvió a quejar cuando sintió que el miembro del peliazul dentro de él.

-Relájate- le volvió a decir y lo beso de nuevo.

Horo se detuvo por un momento para que el otro se acostumbrar. Len empezó a mover la cadera y  Horo lo empezó a embestir, primero con timidez y  cuidado, y luego salvajemente.

-MMM ahhh Horo- Len sólo podía gemir ante el placer que sentía.

-Len-

-Me...vengo- Le informo el pelivioleta al otro.

Horo dio tres embestidas más y los dos se vinieron al mismo tiempo, Horo dentro de Len y Len en sus estómagos. Horo fue saliendo lentamente para no lastimar al otro y se acostó a su lado, abrazándolo por la cintura protectora y posesivamente.

-Te amo- le susurro al oído.

-Yo también- contesto el pelivioleta recostando su cabeza en el pecho del otro- Horo lo llamo después de un rato.

-¿Mande?-

-¿Qué vamos a hacer ahora?-

-No te preocupes, todo se arreglara-

Y los dos se fundieron en un beso dulce y tierno para después dormirse y esperar a ver qué es lo que el destino tenía guardado para ellos.

 

 

Notas finales: Pero ya esta arreglado.

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