Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pecado por Alinna

[Reviews - 103]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Hola de nuevo! Aquí les traigo otro fic! Esta vez es un fic desde el punto de vista de Lay, un chico que esta enamorado de su hermanastro, Dick, con quién no tiene ningún lazo de sangre.

Otra historia sacada de una de las parejas de mi otro fic Mi pintor favorito n_n

Notas del capitulo: Sentimientos atrapados en mi corazón que no me dejan vivir, sentimientos que nunca podré borrar tan fácilmente como quise creer.
Me levanté con dolor de cabeza, me estiré como un gato dentro de la cama y tras bostezar miré automáticamente mi móvil, suspirando fastidiosamente, mensajes de algún amigo, publicidad o alguna que otra tontería. Ninguno de él. Me levanté de la cama de un salto y caminé con ropa interior por el pasillo de la casa, yendo hacia el baño y lavándome la cara, mojando algunos mechones de mi cabello rubio.

Bajé encontrándome con mi madre, Catherine.

De hecho…No era mi madre biológica.

Mi madre de verdad, murió cuando yo tenía cinco años. Al cabo de tres años, mi padre conoció a Catherine y se casaron. Al principio yo odiaba eso, no me gustaba, no entendía como mi padre podía haber sustituido a mi madre de verdad de ese modo. Dándome una sensación de incomodidad y tristeza.

Pero por suerte, Catherine tenía un hijo con su primer marido, el cuál se divorció de ella por no entenderse bien. Su hijo era cinco años mayor que yo, Dick. Desde pequeño ya era guapo, inteligente y siempre me protegió y me cuidó, haciéndome sentir querido, haciéndome entender que mi padre tenía derecho a ser feliz otra vez, que Catherine no era una sustituta de mi madre, que simplemente se habían enamorado y que estaba convencido que mi madre hubiera querido que mi padre fuera feliz.

Quizá sonaba típico de película, pero creí en sus palabras.

Y aunque pasaban los años yo siempre iba pegado a mi hermano.

Hasta el día que yo cumplí dieciocho años, que nos dijo que se independizaba, que había encontrado un piso, que quería comenzar una vida en solitario, pero que vendría siempre a vernos. Ese día me cayó la noticia como una jarra de agua fría. Dick se iba, se iba y no le tendría en casa como siempre.

Y hoy es mi cumpleaños, cumplo veinte años. Y no me hacen ilusión.

Quiero ver a Dick.

Solo ese pensamiento se me cruza por la mente.

"¿Hijo?" mi madre me miró preocupada, y yo negué con la cabeza.

"Dime mamá…" sonreí afablemente.

"¡Felicidades cariño!" me abrazó fuertemente, papá también salió de la sala y me abrazó, besándome la mejilla. "¡Voy a llamar a Dick para que venga!"

"Déjalo…debe estar muy ocupado con su 'vida solitaria'…" solté eso con ironía, mirando enfurruñado a mi padre que suspiró.

"¿Aún estas con eso? Lay…Dick no puede estar enganchado a ti como cuando erais pequeños, tenéis que crecer e ir cada uno por un camino."

Yo no quería eso.

Yo quería estar con Dick.

Antes, cuando era más pequeño, cuando tenía dieciséis años, me atormentaba tener sueños eróticos con mi propio hermano, estar todo el día mirándole de escondidas, observando sus gestos, perdiéndome en cada movimiento que me parecía sensual, sin prestarle atención a ninguna chica que se me pasaba delante. Poniéndome celoso cuando Dick venía con sus 'amiguitas', anhelando que me tocara…que me mirara de ese modo.

¿Pero como iba a hacerlo?

¡Era su hermanastro!

Nunca pensaría así en mi…siempre me tendría como el hermanito al que se tiene que cuidar.

Hasta el día que pensé fríamente. Entre nosotros no había lazos de sangre. Si, éramos hermanos, pero no de sangre. Y eso me alivió un poco, aunque algún sentimiento extraño quedó en mí.

Después de desayunar y abrir los regalos que me habían hecho mis padres, les ayudé a preparar la mesa y la comida. Distrayéndome un poco.

"Deberías ir con algo más tapado hijo…" me sonrió afablemente y yo me miré.

Iba con un pantalón corto negro y una camisa medio desabrochada blanca, resaltando aún más mi palidez. Siempre me habían dicho que era lindo, mis cabellos eran rubios como el oro, los ojos grandes y algo afilados, de color azul claro, era demasiado bajito para mi edad, 1'68 más o menos. Y era muy delgado.

Dick solía decir que era adorable…

El timbre sonó y mi padre me pidió que fuera a abrir la puerta, yo con desgana me quejé y fui a abrirla, encontrándome con unos ojos igual de color que los míos, pero más alargados y estremecedores.

"Dick…" me quedé observándole como si no lo hubiera visto en una eternidad. Y era verdad, des de que había conseguido ese empleo nuevo como 'manager' en una galería de arte llamada Eternity, no se le veía mucho por casa por culpa de los viajes y reuniones.

"Felicidades hermanito." Sonrió ampliamente y me tendió un paquete envuelto en un papel blanco inmaculado. "¿Cómo te prueban los veinte años?"

"Bueno…bien…" desvié la mirada nervioso, hacia tanto tiempo que no le veía... mi cuerpo temblaba por completo, mis mejillas seguro que se habían sonrojado y mi voz temblaba ligeramente. Noté su mano en mi mentón y me estremecí, cerrando los ojos fuertemente. "De-déjame…vamos mejor a que saludes a papá y mamá ¿no?" me volteé caminando a paso rápido, intentando calmar mi corazón que palpitaba rápidamente.

Y no sé si me lo imaginé.

Pero noté su mirada clavada en mí.

"Hola Dick…" Mamá le saludó dándole un abrazo y mi padre también, quedándome yo sentado en el sofá, mirándoles fijamente. Dick estaba tan sumamente atractivo, sus cabellos negros algo desordenados, dándole un aspecto más tranquilo, su cuerpo fuerte acompañado por una camisa negra y unos vaqueros ajustados, y sus ojos clavados en mi aunque hablara con mamá y papá. Poniéndome más y más nervioso. "Lay…¿Por qué no abres el regalo que te ha llevado tu hermano?"

"Ah…ahora…" arranqué el papel que envolvía el paquete, encontrándome con algunos libros con obras de arte, conocía mis gustos a la perfección, sonreí ligeramente hasta encontrarme con el nombre de un autor que no me gustó. Michael Williams.

"¿Michael Williams?" Mi padre se inclinó mirando la página que me había quedado observando. "Caramba…tiene talento ¿eh?"

"¡Si! Es un chico encantador, lo conocí por casualidad y la verdad es que es un chico muy afable…y tiene un talento…"

Mi cabeza comenzaba a hervir, siempre hablando de ese maldito Michael Williams. Siempre elogiándolo, diciendo lo muy atractivo que era, lo que le gustaba.

"Pues a mi no me gusta…" me crucé de brazos, sabía que era una actitud infantil, pero no podía más.

"…bueno cada uno tiene su opinión, pero no puedes negar que aunque no sea tu estilo pinta bien…" Dick se puso delante de mí, mirándome desde arriba, intimidándome.

"¡Dije que no me gusta! ¿Por qué siempre te llenas la boca con ese chico? ¿Acaso te gusta?"

"¿Y si me gustara que? ¡Por Dios Lay! ¿Qué ocurre contigo? ¡Que yo sepa no te e echo nada!" serio me miró ligeramente enojado, mamá y papá no decían nada, observándonos.

"¡Eres un idiota Dick!" le tiré el libro contra el pecho, mirándole al borde de las lágrimas. "¡Un completo idiota! ¡No entiendes nada!" tras aguantarle la mirada y ver que él sorprendido por mi reacción esquivaba mi mirada sonreí amargamente. "¿Sabes? Mejor te hubieras quedado con ese pintor y no perdiendo el tiempo con tu hermanastro."

"¡Lay! No digas eso, aunque no tengáis lazos de sangre sois como dos hermanos de verdad." Mamá me miró preocupada.

"Eso es verdad hijo…siempre será tu hermano."

"¡¡Basta!!" grité con todas mis fuerzas.

Hermano, hermano, hermano…

¡Yo no quería eso!

¿Por qué no podía ser un amigo? ¿Un conocido?

Así tendría más posibilidades de estar con él.

"Deja de comportarte como un chiquillo Lay." Dick cogió sus cosas. "…mejor me voy, ya os llamaré."

"Pero Dick…nunca te vemos…quédate."

"No es buen momento ahora mamá…" sonrió tranquilizando un poco a mi madre.

"Ya me voy yo."

Al decir eso todos se voltearon a mirarme.

"¡Lay vuelve ahora mismo! ¡No nos hagas pasar más vergüenza a mí y a tu madre! ¿Qué no ves que tu actitud no es normal?" me miró preocupado, agarrándome por el hombro.

"¡Claro que no es normal! ¡Nadie entendería nunca lo que me ocurre!" miré a Dick, haciendo que se sorprendiera. Volteándome y yéndome lo más rápido posible, intentando pensar que esa mañana no me había despertado.
















Cuando a la noche volví Dick ya se había ido.

Mis padres estuvieron largo rato intentando conversar conmigo, intentando, sin resultado alguno, saber que es lo que me ocurría con mi 'hermano', que es lo que hacia que tuviera ese comportamiento.

¿Pero que decirles?

Papá, mamá…estoy enamorado de mi hermanastro.

Seguramente les daría un infarto a ambos.

"Quizá cancelamos el viaje que teníamos planeado con esta situación…" mamá miró a papá y yo me quedé callado.

"¿Qué viaje?" miré intrigado a papá.

"Tu madre y yo queríamos hacer un viaje…tengo una semana de vacaciones en la empresa y quería aprovecharla…" suspiró fuertemente y yo fruncí el ceño sin comprender.

"¿Y porque queréis cancelarlo?"

"Porque te quedarías aquí solo…ya no eres un niño, tanto Catherine como yo lo sabemos…pero habíamos hablado con Dick para que fueras esa semana a vivir con él…de echo él me lo propuso para que no te quedaras solo en casa…pero vista la situación no creo que sea conveniente…"

Me quedé con la boca abierta.

Por una parte quería quedarme una semana viviendo con Dick…

Por otra me asustaba que tontería pudiera llegar a hacer.

"I-ir al viaje tranquilos…" al decir eso ambos me miraron. "…me-me disculparé con Dick por mi comportamiento de hoy y me iré a vivir con él esta semana que os vais…tampoco os quiero privar de vuestras vacaciones."

Mentiroso.

Lo haces por tu propio egoísmo.

Porque quieres probar…quieres averiguar que es vivir con Dick, y saber si habrá alguna oportunidad.

"¿Seguro?"

"Claro…"

Aunque hubiera sido un cumpleaños completamente desastroso, al final tendría algo de bueno.

Por la mañana preparé mi bolsa llena de ropa, cargando mi portátil y algunas de mis cosas. Papá me dijo que llevaba demasiada ropa para una semana, pero lo que no sabían es que intentaría convencer a Dick para quedarme algún tiempo más con la excusa que la universidad me cae más cerca de su piso.

"¿No quieres que le llamemos y le digamos que al final vas a su piso?" Mamá me miró des del auto preocupada y yo negué con la cabeza.

"Le daré una sorpresa y así me disculpo."

"Ve con cuidado hijo…y no molestes a tu hermano si ves que esta muy ocupado…¿vale?" papá me miró seriamente y yo suspiré fuertemente asintiendo.

Cogí un taxi y con el corazón a mil por hora iba pensando como disculparme, que decirle.

Mi comportamiento fue muy infantil.

Lo sabía.

Pero no podía evitarlo…

No poder decir que me gustaba, que lo quería…

Era…

Frustrante.

El taxi paró una calle más abajo por culpa del tráfico, yo agarré mis cosas y comencé a correr bajo la lluvia, llegué al portal todo empapado y aprovechando que una señora salía entré y subí rápidamente al ascensor antes de que se cerrara, sintiendo como el frío se adentraba en mis huesos.

Arrastré mis cosas por el pasillo con desgana, parándome delante de la puerta de madera con unos números dorados grabados.

Tragando en seco.

Dando dos sutiles golpes a la puerta.

"¿Quién es?" abrió la puerta abriendo los ojos desmesuradamente. "Lay…"

"¿Puedo entrar?" cada gota iba cayendo de mi rostro y cabello al suelo, y no sé porque pero Dick pareció sonrojarse un poco, hasta se mordió el labio. Pero no le tomé mucha importancia. Entré dejando mis cosas en un rincón y me quedé de pie en medio del pasillo con miedo a mojar sus caros muebles. "…esto…quería disculparme por lo de ayer…me comporté como un chiquillo malcriado…"

"Pues si…pero ya sé que tienes ese carácter…aunque conmigo nunca te había ocurrido…" me miró extrañado y fue hasta al baño, volviendo con una toalla. "Toma. Sécate."

"Tienes que entenderme Dick…no te veo apenas, yo…yo…"

Estoy enamorado de ti.

Te deseo.

Quiero que me ames…

"¿Tu?" algo nervioso me miró.

"…yo te echo de menos."

Que cobarde soy.

"Ya no somos niños Lay…tienes veinte años…deberías acostumbrarte a que no nos veamos tanto…cada uno cogerá un camino diferente…" sonrió algo nervioso y se sentó en el sofá.

"Hablas igual que papá…" intenté calmarme. Por lo menos no estaba enojado. "…me dijo mamá que podía quedarme aquí los días que estuvieran de viaje." Dick asintió levemente y yo sonreí ampliamente.

"Cámbiate de ropa…o cogerás un buen resfriado."

"Es verdad…" acostumbrado a hacerlo siempre, me quité la chaqueta y la camiseta delante mismo de él, sintiendo que me miraba, pero no quise mal pensar o hacerme ilusiones. Desabrochándome los pantalones. "…mierda…tengo hasta la ropa interior mojada…ha llovido tanto en tan poco rato…" me reí ligeramente y me quité los pantalones con los zapatos, secándome el cabello con la toalla ingenuamente bajo la atenta mirada de mi hermanastro.

"Ehm…voy a poner a secar tu ropa…" se levantó del sofá ladeando la cabeza y llevándose la ropa.

Lo paré.

Le abracé por detrás.

Sorprendiéndole.

Notaba su corazón palpitando fuertemente a través de su ancha espalda.

"Gracias…no sé que haría sin ti…" noté que sus manos temblaban ligeramente y que al agarrarme las mías, una corriente agradable recorría mi cuerpo. Sorprendiéndome al sentir los labios de él en la palma de mi mano. "…Dick…"

"No tienes que agradecerme nada Lay…nada…" se deshizo de mi agarre levemente y se fue a tender la ropa, dejándome con esa sensación de nerviosismo en el cuerpo.

¿Por qué al decirme eso se le veía tan perturbado?
Notas finales: Hola de nuevo n_n
Vuelvo a la carga con otro fic!
¿Os acordábais los que leyeron Mi pintor favorito estos dos personajes?
Hacia tiempo que tenía ganas de hacer un fic de ellos dos, Lay personalmente me encanta.

Espero que este primer capitulo os haya gustado!

Dejar comentarios, opiniones, etc. Muchas gracias n_n

Besos y cuídense mucho!

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).