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Roulette por DoublePersonality

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Notas del fanfic:

Púes ea...un ensayito sadístico.

I have a problem that I cannot explain, I have no reason why it should have been so plain…have no questions but I sure have excuse, I lack the reason why I should be so confused

(Tengo un problema que no puedo explicar, no tengo la razón por la que esto debió ser tan sencillo…sin tener preguntas pero seguro que tengo excusa, desconozco la razón por la que debería estar tan confuso)

 

A un lado del Gran Comedor; sentado entre sus dos mejores amigos sin ganas de comer, preguntándose qué hacer después de que todo hubiese terminado, sin llegar a saber por qué todo le parecía tan artificial y queriendo volver a ser el mismo de antes, Harry James Potter no era capaz de alzar la mirada de su plato vacío.

¿El ánimo? Muy por debajo del subsuelo, tal vez rayando el calcinante centro de la Tierra o habiéndolo atravesado.

Hermione y Ron hacía rato que le miraban, aturdidos por su repentino bajón. Sin nada que decir al respecto, sólo alzó la mirada para dedicarles una de disculpa y levantarse para cruzar los helados pasillos del casi vacío Hogwarts con la mente en blanco y el arrojo Gryffindor arrastrándose por la álgida piedra del adusto suelo.

Sus pasos sin rumbo le llevaron a la parte trasera de los terrenos, esa en la que apenas había alguien alguna vez y en la que un árbol viejo y lleno de nudos se alzaba en silenciosa representación de su ánimo torcido y apático, y le dejaron frente a un tocón que le sirvió de improvisado asiento mientras se revolvía el pelo de ese profundo color negro con una mano.

¿Qué era lo que le faltaba?

Había derrotado a Voldemort, la paz había vuelto al mundo mágico, sus amigos estaban más felices que nunca, él mismo estaba feliz con Ginny…pero había un factor que no encajaba.

Una parte esencial de su vida se había perdido y la sentía calándose en sus huesos, royendo su entereza sin mostrar compasión o un mero síntoma de lástima.

Además, no estaba tan feliz con Ginny como se obligaba a admitir. Sabía que la situación con ella era precaria y que si no habían terminado era para no hacer sufrir a Ron. Admitía que Ginny era maravillosa, una chica increible que siempre le había ayudado y apoyado, pero ella misma había coincidido en que lo suyo no iba bien.

Suspiró, dando por terminada la búsqueda de su problema y adjudicándole su estado el hecho de su delicada situación con Ginny.

Aunque, en su pecho, la sensación de incomodidad seguía rugiendo por ser debidamente atendida y erradicada…él no le encontraba sentido y la ignoraba.

Los ojos le escocían pese a las gafas y tardó unos segundos en darse cuenta de que tenía la garganta desagradablemente cerrada y de que estaba a punto de llorar. Se tragó las lágrimas y sacudió la cabeza, demasiado confuso para pensar en qué y por qué le estaba pasando.

-Vaya, Potter…de no ser por que eres precisamente quien eres juraría que estás pasando un bache…-Y lo que le faltaba justo ese día. Tras meses de extrema tranquilidad, precisamente en ese momento, Malfoy tenía que hacer acto de presencia.

No se molestó en responder. ¿Para qué? ¿Iba a ganar algo haciéndolo?

Mas, de forma inesperada y desconcertante, las gélidas agujas que rodeaban su mente confundida cedieron ante la mofa.

De forma más inesperada aún, Malfoy se acercó al tocón en el que estaba sentado y se quedó en pie al lado.  

-Nunca nos hemos llevado bien, pero sigo debiéndote una-.Esa forma de arrastrar cada palabra, cada sílaba, de ese modo sibilante y despectivo, hizo que una inaudita ola de familiaridad le embargara-.Me guste o no, me salvaste la vida…y por mucho que le duela a mi orgullo, tengo que darte las gracias de alguna forma.

Sabía que, al igual que él no había mirado a Malfoy en ningún momento, Malfoy no le había mirado a él. Se mantenían en respetuosa rivalidad, guardándose el conflicto.

-No tienes por qué hacer nada, Malfoy. Sólo déjame en paz.

Malfoy, estoico, no se movió ni un milímetro.

-Hablo en serio, Malfoy. Lárgate. Será lo mejor.

-¿No tienes la sensación de que te falta algo, Potter?-Completamente pillado por sorpresa, no pudo hacer otra cosa que alzar la mirada asombrada hacia Malfoy que, por su parte, seguía sin mirarle clavados los ojos grises en algún punto del infinito.

I know how I feel when I’m around you
I don’t know how I feel when I’m around you
Around you

(Sé lo que siento cuando estoy cerca de ti
No sé lo que siento cuando estoy cerca de ti
Cerca de ti)

-¿Y qué si la tengo, Malfoy?-Malfoy se encogió de hombros y él pensó. Pensó en por qué no había echado ya a Malfoy cuando lo único que le inspiró siempre fue desprecio y rencor. No tenía respuesta clara.

Un silencio algo incómodo, tal vez por la falta de conversaciones civilizadas entre ellos, no le dejó seguir pensando demasiado. El vacío que le acosaba seguía ahí, inquietante y pegajoso, al tiempo que la suave brisa que mecía las torcidas ramas del árbol le revolvía el pelo.

-La comadreja y Granger te andan buscando. Están preocupados por ti y han tenido la brillante idea de preguntarme a mí. Creo que a Granger se le está pegando la estupidez de la comadreja.

Se levantó, de golpe. Malfoy podía insultarle, pegarle, hechizarle…pero no podía hablar mal de sus amigos. Mucho menos por hobby.

Así que, de forma más impulsiva que consciente, su puño se estampó a toda velocidad contra el perfecto y burlesco rostro de Malfoy.

-Ni se te ocurra volver a hablar así de ellos-.Un fino hilillo de sangre corrió por la barbilla de Malfoy, naciendo en los labios que sonreían con cinismo y que parecían decir, en muda réplica, “típico de Potter”.

No le dio tiempo a reaccionar. Antes de poder pensar siquiera en lo que pudiese hacer Malfoy estaba doblado sobre sí mismo, aferrándose el estómago con fuerza, a causa de una potente patada asestada por su eterno rival.

-Ni se te ocurra volver a golpearme en la cara-.Tosiendo, pudo ver el sádico brillo en la mirada altanera de Malfoy.

Lo peor de la situación era que no sabía qué sentir exactamente. Si odio, rencor, rabia…o comprensión. Porque si Malfoy había preguntado sería por algo y tal vez él también sentía ese vacío que le llevaba a la desesperación y al aburrimiento.

Pero, para cuando quiso darse cuenta y el dolor fue remitiendo, descubrió que el vacío había desaparecido.

Left a message but it aint a bit of use, I have some pictures but one might be the duce. Today you saw you saw me you explained, playing the show when running down the plain

(Dejé un mensaje pero no tiene ni pizca de utilidad, tengo algunas fotos pero deberíamos estar los dos. Hoy tú viste tú me viste explicaste, dando el espectáculo mientras corría pradera abajo)

-¿Por qué haces esto? ¿Por qué no me dejas en paz?-Acusó a Malfoy, golpeándole el pecho con un dedo, frustrado por saber que tal vez él era la causa de todo ese desorden en su mente.

-Porque, igual que todo el mundo, necesito un digno enemigo.

-¿Tengo que recordarte que ahora tienes muchos?-Estaba siendo cruel de una forma totalmente gratuita, dejándose llevar por el desconcierto. Quería herirle, quería alejarle.

-He dicho digno-.Recordó, vagamente, el haber dicho a Malfoy que le dejase en paz…y, hasta entonces, su mensaje había hecho efecto.

Apretó la mandíbula con cierta resignación y tuvo que contenerse para no volver a golpearle. Odiaba todo de Malfoy. Odiaba el pelo demasiado rubio, los ojos suspicaces y crueles, los rasgos de aristócrata del Medievo, la palidez vampírica de la piel, el carácter frío y vanidoso, la falsa intelectualidad. Lo odiaba todo.

¿Por qué, entonces, su vacío sólo había desaparecido con él?

¿Por qué, si tanto le odiaba, se arrepentía de haber sido el causante del hilo de sangre que seguía avanzando hacia el cuello de la túnica?

-Esa teoría tuya es sádica, Malfoy.

-¿Y te extraña viniendo de mí? Eres demasiado Gryffindor para entenderlo…pero sin estas rencillas, Potter, la vida es aburrida-.Muy a su pesar, tuvo que admitir que tenía razón.  Cabía la posibilidad de que echara de menos tener una pelea ya que Voldemort se había ido para siempre y el aburrimiento era más que notorio…necesitaba activar su instinto Gryffindor de vez en cuando.

Aun así, no pensaba darle la razón a Malfoy.

-Es enfermo, Malfoy. Ilógico-.Draco pareció pensar detenidamente en algo que responder sin abandonar su pose de superioridad, siempre mirándole por encima del hombro.

-Lo es-.Concluyó, simplemente, con un encogimiento de hombros.

De nuevo, un silencio incómodo imperó sobre sus palabras y durante unos minutos ninguno de los dos habló.

-Te he visto, Potter. Montándoles el número a la comadreja y Granger por Ginny.

Suspiró. De todas formas, todo el mundo lo había visto y había sido la comidilla del colegio durante uno de esos días de extremo aburrimiento.

-Y he pensado que, si tan mal te sienta pelearte con ellos, tal vez yo debería volver a ser tu saco de boxeo. Aunque no puedo garantizar no devolverte los golpes-.Al principio, no supo cómo tomárselo. Malfoy, ofreciendo ayuda en esa peculiar forma suya…era algo digno de ver.

Ya que estaba pensativo, reflexionó el por qué de su enemistad con Malfoy. Draco le había ofrecido su amistad en primer año y él, por influencia de Ron, la había rechazado de forma tajante. Desde entonces, Malfoy se había hecho notar de esa forma y él le había seguido el juego. Tras unos segundos, concluyó que lo suyo con Malfoy siempre había sido algo enfermo rayando lo sadomasoquístico.

-Mientras no me los devuelvan tus simios guardaespaldas…-Malfoy le tendió la mano y él la estrechó en el acuerdo de paz que más violento acabaría resultando dadas las circunstancias y condiciones.

Nunca se había parado a reflexionar acerca de Malfoy y ya que lo había hecho, le sorprendió el no verle como un factor negativo. Era un chico que había vivido en unas condiciones demasiado duras, que creció con miedo y nunca pudo decidir por sí mismo.

En cierto modo, era lo mismo que le había pasado a él.

I know how I feel when I’m around you
I don’t know how I feel when I’m around you
Around you

(Sé lo que siento cuando estoy cerca de ti
No sé lo que siento cuando estoy cerca de ti
Cerca de ti)

De pronto, volvía a no saber qué sentir. Ya no era odio, nada de rabia. No quedaba ni un mínimo rastro de rencor. Sin embargo, todo eso estaba mutando. Después de haber comprendido su situación, de ese gesto desusado y generoso, empezaba a querer conocer a Draco Lucius Malfoy porque, pese a todos esos años de rivalidad, apenas sabía nada sobre él.

Conocía su situación familiar, las circunstancias que le llevaron a ser cómo era.

Pero… ¿cómo era?

-Tranquilo, Potter. Ya sabes todo lo que tienes que saber-.Nunca llegó a saber cómo fue capaz Malfoy de averiguar en qué estaba pensando o de tener, al menos, una pequeña noción.

Entonces no le importó demasiado.

-Me pregunto cómo se lo tomarán la comadreja y Granger…siendo como son…-Antes de dejarle acabar la frase, volvió a estampar el puño contra el rostro de Malfoy con demasiada fuerza. Draco terminó estampado contra el tronco del viejo y retorcido árbol.

-¿Qué te dije de ellos?-Haciendo uso de toda su nobleza con los amigos, no dejó que Malfoy devolviera el golpe y empotró de nuevo su espalda contra el tronco del árbol. Un nuevo hilo de sangre corría junto al otro y el pelo rubio caía desordenado sobre la frente.

-¿Qué te dije sobre golpearme en la cara?-Algo hizo click. Algo que no supo identificar encontró su lugar, encajó y movió piezas en su cerebro que movieron su cabeza hacia la barbilla de Draco e hicieron que lamiera parte de la sangre. Estando aún con Ginny, su acto le pareció fatal, casi una condena a su moral, un latigazo a su concepto de la ética.

El sabor metálico le raspó el paladar y alimentó su culpabilidad sumada a un nuevo sentimiento de superación, de haber conseguido algo anhelado durante demasiado tiempo.

Ese sabor, el de la sangre de Draco, le abrió los ojos a un mundo que estaba muy lejos de ser aburrido y en el que no había tiempo para la desolación.

-Sabía que acabarías cogiéndole el gusto rápido, Potter. Al fin y al cabo, casi acabas en Slytherin…-Esa vez, el tono sibilante y las palabras arrastradas le recorrieron la espalda con su sonoridad, haciéndola vibrar.

-Cállate Malfoy. Esto acaba de empezar.

Lo último que su racionalidad pudo procesar fue la sonrisa sardónica de Malfoy.


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