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Can we really be together like this?? por rotzcoco

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Notas del fanfic:

Espero que les guste, es de un sólo capitulo y lamento la ortografía.

 

Caminábamos por la escuela. Estábamos en un descanso de 10 minutos. Todo estaba tranquilo. Todos parecían estar bien.

-Sabes- la  voz de mi mejor amigo me saco de mi ensoñación.- La vida es difícil-

-¿Quién dijo que sería fácil?- le conteste sonriéndole.

Últimamente se veía un poco deprimido y callado. Cuando estábamos juntos ponía una expresión demasiado triste, que hasta un perezoso se podría levantar y observarlo por horas.

-La vida debería ser fácil-

-Pero sería aburrido si eso sucediera-

-Puede ser, pero así no tendría tantos problemas-

Me detuve al escucharlo decir la última palabra. Nunca me había dicho que tuviera problemas, o por lo menos no en esta semana.

-¿Qué problemas?- le pregunte esperando a que se dignara verme.

-No es importante- me contesto viendo a otro lado.

-Sabes que me molesta que no me veas cuando me hablas y que no me cuentes las cosas-

-Pero no tengo porque contártelas todas- Dentro de mí, la sangre comenzó a hervir y mi cuerpo se empezó a descontrolar

-Se supone que no tenemos secretos entre nosotros- mi voz sonó furiosa, mis manos se cerraban con fuerza.

-Pero siempre hay algún secreto que debemos de ocultar-

-Si eso es lo que crees, entonces no debemos de estar juntos-

Me mordí de la lengua al darme cuenta de lo que había dicho. Me tense al ver que Vladimir se volteaba a verme y me sonreía tristemente. En esos momentos no sabía que me necesitaba a mí, más que a nadie en toda la vida. Siempre habíamos estado juntos, siempre nos habíamos apoyado.

Sin esperar a mi respuesta, Vladimir se marcho. Paso a mi lado como si yo no estuviera delante de él, como si yo no existiera, como si no fuera nadie para él.

************

Camine por la calle que llevaba a mi casa. Me sentía mal al recordar las palabras de Vladimir y las mías. Sabía que había secretos que no podíamos contarnos, pero podíamos hacer el intento. Aunque yo nunca había intentado decirle lo que sentía por él.

No es fácil decirle a alguien que te gusta. Más, si le agregamos que los dos somos hombres, nos conocemos de toda la vida y me puede rechazar o ver como bicho raro. No quería perderlo a él.

Sería difícil no contar con su apoyo después de que les dijera a mis padres la verdad. Lo malo es que si les decía a ellos, seguro y tendría que decirle a él.

Mi mundo se desplomaba poco a poco. No poder decir nada me lastimaba. No poder ser quien era me mataba.

**************

Al llegar a mi casa, me dirigí a mi cuarto. Estaba cansado, me sentía cansado. Ser lo que era, no es fácil y si le añadimos que mi padre era un  machista… pues ustedes sabrán.

No sé cómo se me ocurre pensar en decirle sobre mis tendencias sexuales. Eso era un tema que me provocaba dolores de cabeza, y que me cansara. Todos los días meditaba de lo mismo. Todo el tiempo pensaba en la manera de decirle a mi padre que no me gustaban las mujeres. Siempre quería decírselo, pero cada vez que alguien sacaba ese tema, él simplemente decía un comentario como “esa es una enfermedad”, “no se junten con esos maricas”. Cómo no puede dolerle a alguien que digan eso, si te lo dicen a ti indirectamente. 

-Hermano- alce mi cabeza al escuchar la voz de mi hermana menor. Ella tenía 15 años y yo 18. Nos llevábamos muy bien. Claro, sin tomar en cuenta las veces en que nos pelábamos por cualquier cosa.

-¿Qué sucede?- le pregunte viéndola.

-Mamá te habla- su expresión me dijo que no iba a ser algo bueno.

-Ahora bajo- conteste levantándome de la cama.

Salí del cuarto con tranquilidad. Mentalizándome para cualquier cosa.

-¿Qué ocurre?- le pregunte a mi mamá que estaba sentada en la mesa de la cocina.

-Necesito hablar contigo- Sin pensarlo dos veces me senté en la silla que estaba frente a ella y espere a que comenzara a hablar.

*********

Caminaba por un parque no muy lejano de mi casa. En realidad estaba a la mitad del camino de mi casa y la de Vladimir. Si caminaba unos metros más podría llegar a su casa color azul claro y tocar su puerta. Esperar a que me abriera y estar con él por un rato o hasta el día siguiente.

Pero eso no iba a pasar. No ahora que nos habíamos peleado. 

Me senté en una de las bancas que estaba en el parque. Recargue mi espalda en la banca y vi el cielo.

Estaba nublado y el cielo se veía de color negro.

Es gracioso como a veces el tiempo esta como tu estado de ánimo.

Cerré los ojos para poder pensar en otras cosas. No había mucho en que pensar en realidad, lo único que podía pensar era en la forma de decirle a mi familia que era homosexual y después ver lo que sucedía.

-Te vas a enfermar si estás aquí sin chamarra- sonreí al reconocer la voz de la persona que me hablaba.

-Estoy enojado contigo- murmure sin abrir los ojos. Sentí como se sentaba a mi lado.

-Lo siento. Sé que debería de contarte todo pero no creo estar listo para decir esto que siento y por lo que estoy pasando- su voz me sonó triste y cansada.

Abrí los ojos y voltee a verlo. Su expresión era de preocupación.

-Todo va a estar bien- le dije dándole una palmada en la espalda.

Nos quedamos en silencio, nuestros ojos no se separaban, nuestras sonrisas nos daban apoyo.

De pronto una briza hizo que mi cabello largo se revolviera y unos mechones se salieran de su lugar.

-Me gusta tu cabello. Negro y largo- los dedos de Vladimir tomaron uno de los mechones y me lo coloco detrás de la oreja, con tanta delicadeza, con cuidado, con cariño.

Sentí como mis mejillas comenzaban a arder.

-Será mejor que vayamos a mi casa, te vas a enfermar- Vladimir se levanto de la banca y espero hasta que yo reaccionara.

Caminamos en silencio. Ahora era muy común que  lo hiciéramos. Tal vez estábamos perdiendo la confianza en nosotros mismos, tal vez teníamos simplemente miedo a lo que el otro pudiera decir.

-¿Por qué no fuiste a mi casa?- la pregunta de Vladimir me sorprendió.

-¿De qué hablas?- le pregunte viéndolo con curiosidad.

-Si saliste de tu casa es por algo, pero siempre que sucede algo en tu casa te vas a la mía- Vladimir se encogió de hombros y siguió caminando.

-Pensé que me correrías- mi voz sonó insegura.

-¿Por qué debería de hacerlo?- ahora él se sorprendió con min respuesta.

-Pues… porque estábamos peleados- dije en un susurro. En esos momentos me sentía como un tonto.

-Pero aunque estemos peleados puedes entrar a mi casa. Somos amigos ¿no?- Me quede pensando en lo último. Él sólo me consideraba su amigo y yo lo quería de otra forma. Era doloroso saber eso.

-Mis padres no están- me detuve cuando llegamos a la puerta de su casa. Su voz me había sonado nerviosa.

Entre a su casa antes que él y lo espere en el pasillo a que cerrara la puerta. Todo me parecía raro. Había algo que me hacía estar en precaución.

-Vamos a mi cuarto. Hoy compre un nuevo block para dibujar y serás mi modelo por hoy-

Lo vi por un momento con desconfianza, eso era lo que me temía. Cada vez que me decía que iba a ser su modelo, terminábamos jugando a cualquier cosa y me quedaba a dormir en su casa. Y para ser sincero no me sentía con la fuerza suficiente como para detener mis impulsos de besarlo.

-Vamos, no te quedes ahí parado- De un momento  a otro, su mano tomó la mía y la jalo con suavidad.

Llegamos a su cuarto, entramos, nos dirigimos hacia donde estaban sus cosas para dibujar, me acomodo en una silla, y en ningún momento me soltó.

-Vladimir- los ojos cafés de Vladimir me vieron con curiosidad- Mi mano- murmure desviado mi mirada para que no notara el sonrojo de mis mejillas.

-Oh, lo siento- me contesto dejando mi mano suelta.

-Ahora quédate quieto para que pueda dibujarte- Alce mi rostro y vi que se acomodaba en una silla frente a mí. Abrió su block y pude ver los bocetos que había hecho de su cuarto, de su hermano y de mí.

-Acomódate- me susurro para después sacar su lápiz y empezar a pintar en la hoja blanca.

Me quede viendo su mano moverse por todo el papel, sus dedos agarrar con delicadeza el lápiz. Vi como en el papel se formaban líneas.

Vladimir siempre había sido bueno dibujando cualquier cosa que quisiera.

-¡No te muevas!- me grito cuando voltee a ver a la ventana.

-Lo siento- conteste levantándome de la silla- Ser modelo cansa- comente estirándome.

Me acerque a la ventana y vi el cielo. Las estrellas comenzaban a salir, la luna se veía a lo lejos. Pálida y sola.

-Debería regresar a mi casa-

Me tense cuando sentí que Vladimir jugaba con mi cabello. El vello de mi nuca se erizo.

-¿Por qué no te quedas?- me pregunto en un susurro.

-Pero tus papás- puse de pretexto. En esos momentos no sabía si iba a poder aguantar el deseo de sentir sus labios.

-Sabes que a ellos no les importa si te quedas o no, eres de la familia-

-Primero debo de avisar a mi casa- al final, tuve que aceptar. Nadie, creo yo, en su sano juicio rechazaría la oferta de estar cerca de su amado por unos momentos.

Vladimir me sonrió como niño chiquito y después me paso el teléfono que estaba en su cuarto. La línea privada, decía él.

El teléfono sonó tres veces y después se escucho la voz de mi hermana al otro lado.

-Hermana me voy a quedar a dormir en casa de Vladimir, mañana voy por mis cosas- Sin esperar a que mi hermana pudiera decirle a mi madre en esos momentos, me despedí y colgué.

-Usa esto- Al voltear Vladimir me lanzo un pijama de color azul obscuro. Sin decir nada entre al baño que estaba en el cuarto de Vladimir y me cambie.

Me sentía extraño. Mi corazón me latía muy rápido y muy fuerte. Estaba demasiado nervioso y eso no era bueno.

-¡Yeray!- salte al escuchar mi nombre- Ya voy a apagar las luces- Salí del baño y vi que Vladimir estaba acomodado en la mitad de la cama, dejando el otro espacio para mí. Siempre que me quedaba en su casa nos dormíamos juntos. Sólo que él se dormía con la cabeza en la cabecera y yo del otro lado.

Me acosté junto a él y me tape. Cerré los ojos para intentar dormir.

**********************

-Tienes un hermoso cabello- la voz dulce de Vladimir me fue despertando poco a poco. Sentía sus dedos pasar por mi cabello, tocar mi frente, acariciar mi nariz, rozar mis labios.

-No molestes- murmure moviéndome en la cama para acomodarme.

-Jajaja Vamos Yeray, es hora de levantarse para ir a la escuela- sentí que uno de sus dedos me acariciaba la nuca, provocando que los vellos de esa parte se erizaran.

-Ya voy- dije levantándome de la cama. No sabía cuánto tiempo más iba a poder resistir a sus caricias.

-Te deje algo de ropa en el baño. Voy a hacer el desayuno- Asentí y me metí al baño, en donde había unos jeans y una playera azul claro con una carita feliz de color blanco.

Sin pensar mucho en el atuendo me lo puse. Lo bueno de estar con alguien de tu tamaño y de tu talla, es que no tienes que preocuparte por la ropa.

-Hola- salude al hermano menor de Vladimir cuando me lo encontré en el pasillo.

-Hola, Yeray- respondió tallándose los ojos.Los dos nos dirigimos a la cocina para ver qué era lo que había preparado Vladimir.

El desayuno pasó rápido y tranquilo.

Salimos de la casa después de que Vladimir tuviera sus cosas y nos dirigimos a la mía.

Sabía que llevar a Vladimir a  mi casa iba a ser un problema en esos momentos. La plática que mi madre me había dado, trataba de Vladimir. Mis padres querían que dejara de estar con él, que me alejara.

-Yeray, apúrate que se hace tarde-

*******************

Llegamos a mi casa y le pedí a Vladimir que me esperara en la puerta. Se suponía que no iba a tardarme. Sólo tenía que ir por las cosas de la escuela y salir.

-Te dije que te alejaras de ese- la voz de mi padre hizo que me helara en las escaleras.

-Es mi amigo- murmure molesto.

-Pero es un marica- la cara de mi padre se volvió roja.

Sentí un vacio cuando la idea de que Vladimir fuera gay surgió. Yo sabía que eso no podría ser verdad.

-Eso no me importa a mí- le respondí viéndolo desafiante.

-Pues a mí sí-

Sin hacerle caso a mi padre, subí las escaleras y  tome mis cosas. Baje lo más rápido que pude y sentí que la mano de mi papá sujetaba mi muñeca.

 -Sera mejor que te alejes de él si no quieres problemas- Mire a mi padre con miedo. Sabía que era capaz de hacer cualquier cosa por separarnos y lo lograría a la larga. No estaba dispuesto a dejar que ese hombre lastimara al hombre del que estaba enamorado. 

-Te tardaste- me reclamo Vladimir cuando pude salir de la casa. Su expresión era rara. Parecía enojado y triste, pero tenía algo más.

Caminamos hacia la escuela sin prisa. Ya íbamos tarde e íbamos a perder la primera hora, así que no había por qué apurarse.

El día fue tranquilo o eso me pareció. Pero cuando salimos de la escuela unos estudiantes de nuestra generación le gritaron de cosas a Vladimir. Preferiría omitir las palabras, en estos tiempos a los homosexuales les ha costado trabajo adaptarse y la sociedad no ayuda mucho. Diré que las palabras se referían a su supuesta tendencia sexual y sobre el asco que daba.

Me sentí tan enojado que estaba a punto de golpear a uno, cuando Vladimir me detuvo y me obligo a seguir caminando.

-No te preocupes, no les hagas caso- me dijo cuando ya estábamos alejados de la escuela.

-¿Por qué no les dijiste que era mentira?- le pregunte en voz baja, intentando hacer que mi voz no sonara triste.

-Porque no lo es- me contesto.

Seguimos caminando en silencio. Mi mente planeaba venganzas dolorosas para todos los que estaban molestando a Vladimir.

De pronto, me detuve en el camino. Volví a recordar lo que me había contestado Vladimir sobre la mentira. Al principio no lo entendí. Luego, no lo creí.

-Tú…eres…- no pude seguir porque no salía de mi asombro.

-Sí, soy homosexual- desvió su vista de mí- Entenderé si ya no quieres seguir a mi lado- Su voz me sonó triste y desesperada.

Mi corazón volvió a latir rápidamente. Me sentía tan feliz que no pude contenerme y lo bese sin darme cuenta de lo que hacía.

Sentí sus labios en los míos, sentí mis brazos rodear su cuello, sentí su respiración en mí. Me sentí completo.

De un momento a otro, mi cerebro volvió a funcionar y abrí los ojos espantado. Vladimir me veía con sorpresa. Me separe rápidamente de él. No sabía qué hacer ni que decir. Lo había echado todo a perder. ¿Qué pasaría si él sólo me quería como amigo?

-Lo siento- murmure y empecé a caminar a prisa. Me sentía un tonto realmente. Mi corazón me dolía. Mi mente repetía una y otra lo tonto que había sido, lo débil que era.

Mis piernas empezaron a fallarme, mi alma se destruía poco a poco, mi mente se apagaba.

-Te quiero desde hace mucho- me detuve cuando sentí que Vladimir rodeaba mis hombros con sus brazos y ponía su barbilla cerca de mi mejilla.- Me haces tan feliz- me susurro al oído, besando mi mejilla.

Me quede parado en el mismo lugar. No sabía cómo reaccionar. No entendía sus palabras, no las comprendía.

-Tenía miedo de que te alejaras de mí- su voz sonó emocionada y feliz. Algo en mí se sintió perdido.

-¿Por qué habría de hacerlo?- respondí colocando mis manos sobre sus brazos.

-No lo sé- me respondió abrazándome con fuerza.

Nos quedamos así por un rato. Sabía que tenía que llegar pronto a mi casa o de lo contrario mi papá era capaz de irme a buscar a casa de Vladimir y empezar a insultar a la familia de él, para encontrarme a mí. Aunque si lo pensaba bien, ahora era el momento de decirle la verdad. Sabía que iba a ser algo duro pero tenía que hacerlo. No quería ocultarme más. No ahora que tenía junto a mí a Vladimir.

-¿Tus padres lo saben?- le pregunte con miedo.

-Sí, desde hace una semana- sentí como sus labios besaban mi cabello.

-¿No te dijeron nada?- mi voz era apenas un susurro. Tenía tanto miedo en esos momentos.

-Al principio no sabían qué hacer, pero un día mi hermano me abrazo y me dijo que él me apoyaba en todo. En ese momento no me importo lo que pensaran mis padres. Aunque acabaron aceptándolo- Recargue mi cabeza en su hombro y vi el cielo.

Ahora tenía claro qué era lo que tenía que hacer. Debía de decirles la verdad a todos.

-¿Por qué nunca me lo dijiste?- le pregunte ladeando mi cara para poder ver sus ojos.

-Me sentía inseguro. Cuando me di cuenta de lo que sentía por ti me entro pánico- sus labios se posaron en mi frente y se quedaron ahí por un rato.

Me dejo de abrazar después de un rato. Tomo mi mano y empezamos a caminar con dirección a su casa. Su dedo gordo acariciaba mi muñeca, de vez en cuando volteaba a verme y me besaba la mejilla.

Había algo dentro de mí que me decía que todo podía salir mal, que nosotros no debíamos estar juntos.

-Vladimir, Yeray- el hermano menor de Vladimir salió de la cocina cuando nosotros acabábamos de entrar a la casa.-Mamá dijo que hoy iba a llegar tarde y papá tiene que ir a un viaje de negocios- su hermano nos vio con atención. Parecía feliz y confundido. Abrió la boca para decir algo, pero luego la  cerró.-Hacen buena pareja- dijo al fin y después se echo a correr con dirección a la sala.

Los dos nos vimos y sentí como mis mejillas se ponían calientes. Vladimir se rió de mi reacción y después fuimos a la cocina.

Después de comer subimos al cuarto de Vladimir y yo me senté en la cama mientras que Vladimir me veía desde el otro lado del cuarto.

-Esto es para ti- me dijo mientras sacaba de un cajón una cajita.

-¿Qué es?- le pregunte levantándome de la cama.

-Lo compre hace mucho- me contestó.

Me acerque a Vladimir y vi el contenido de la caja. Era un anillo de plata, sin ningún grabado en la parte de afuera pero por dentro decía su nombre.

Voltee a verlo con sorpresa. No entendía por qué me lo regalaba y al parecer lo leyó en mis ojos.

-Quiero que tengas algo que haga acordarte de mí siempre- me dijo acariciando mi mejilla.

Me quede plasmado. Cómo se le ocurría darme algo para que lo recordara, siempre pensaba en él.

-Tonto- murmure sonriéndole.

-Perdón por querer tenerte a mi lado- me comento aparentando molestia.

Le pellizque la mejilla y los dos nos vimos fijamente.

Tenía tantos deseos de volver a besarlo y al parecer él igual, pero ninguno hizo algún movimiento.

Simplemente nos vimos. Como si no nos hubiéramos visto antes, como si fuera la primera vez que nos conocíamos.

Mire el anillo que estaba en mi dedo índice. Me empecé a sofocar, me sentí mareado, tenía mucho calor.

Me amarre el cabello en una cola de caballo alta. Vladimir no me quitaba la vista de encima y eso hacía que me empezara a poner nervioso.

-Te queda muy bien el cabello largo- dijo en un susurro jugando con un mechón suelto.

Su mano empezó a bajar, acariciando mi mejilla, delineando la gargantilla que traía puesta en esos momentos. Colocando su mano en mi hombro.

Mi mano se poso en la manga de su chamarra, sujetándolo con fuerza. Nuestras otras manos se alzaron para juntarse.

No podía verlo, me sentía tan nervioso y con miedo. Era la primera vez que tenía tanta cercanía con  Vladimir de esa forma.

El mundo se redujo a nosotros y no nos dimos cuenta de cuándo había entrado el hermano de Vladimir y tomado una foto de nosotros.

-Yeray- me hablo cuando nos separamos completamente avergonzados- Tu papá dice que si no vas a tu casa en estos momentos, él viene por ti. Y no se escuchaba muy contento-

Vi a Vladimir y después salí del cuarto. Acaricie la cabeza del hermano y me despedí.

Tenía, no sólo miedo. Todos los sentimientos que alguien puede tener en un momento en el que sabes que tu padre pude herir a la persona que más quiere, se apoderaron de mí provocando que empezara a temblar.

-¡Yeray, espera!- escuche a Vladimir tan lejos que creí era una ilusión- No te preocupes por tu papá, yo voy a estar a tu lado- su mano atrapo a la mía y seguimos caminando.

En esos momentos me sentía un poco más tranquilo, más valiente.

Ese era el momento de decirle a mi familia la verdad.

***********

-¿QUÉ HACE ESE AQUÍ?-grito mi padre cuando Vladimir y yo entramos a mi casa.

-Yeray- la voz de mi madre sonó suplicante.

-Hermano- mi hermana tenía lágrimas en sus ojos.

-Papá, yo…-

-SACALO DE AQUÍ- volvió a gritar mi padre señalando a Vladimir.

Vladimir apretó el agarre de nuestras manos para darme apoyo y confianza.

-Yeray ¿Por qué estas agarrando a Vladimir?- mi hermana hablo con desesperación.

Yo sabía que a mi hermana la ponía mal que mi papá gritara.

-SACALO DE AQUÍ ANTES DE QUE LO MATE- mi papá se ponía cada vez más rojo.

-Yeray- mi madre junto las dos manos suplicándome que hiciera lo que me pedía mi papá.

-Mamá, yo…- sentí que mis ojos se llenaban de lágrimas. Me dolía todo el pecho al ver a mi familia tan separada en esos momentos.

-YERAY- grito de nuevo mi padre.

Estaba tan espantado.

-Yo lo amo- logre articular con dificultad.Todos me vieron sorprendidos. Mi madre abrió los ojos, mi hermana se llevo las manos a la cara, mi padre apretó los puños.

-Yeray- la voz de mi madre sonó lastimada.

-Hermano- mi hermana volvió a llorar.-Largo de aquí- mi padre apretaba la mandíbula.

-Papá, yo…- sentí que todo se desmoronaba.

-LARGO DE AQUÍ, RARO-Todos dimos un brinco al escuchar las palabras de mi papá. Mi hermana y mi mamá vieron a mi padre con miedo y suplicantes. Yo, mire a Vladimir en busca de apoyo.

-No te atrevas a volver nunca- la voz de mi padre sonó triste y enojada.

-Vamos Yeray- Vladimir me jalo la mano y me guio por mi casa.

Me sentía desorientado, perdido.

Me sentía solo.Caminamos por el parque hasta que Vladimir se detuvo y me tomo por los hombros.

-Todo estará bien mientras estemos juntos, Yeray- la voz de Vladimir me dio confianza. Lo abrace con fuerza y me pegue a su pecho.

-¿Y cuándo no lo estemos?- le pregunte dejando que unas lágrimas salieran de mis ojos y mojaran su sudadera.

 

 

 


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