Draco y Harry eran novios desde hace tres largos años; al principio había costado mucho trabajo.
Entre las malcriadeces y orgullo Malfoy del rubio, junto con los conflictos de los amigos de Harry por su relación con el sexy Slytherin, habían sobrevivido esos años.
Hoy irían a un paseo y todo saldría a pedir de boca.
El sol estaba radiante, el cielo con unas cuantas nubes, el clima fresco, un día perfecto para un picnic.
Consiguieron un prado verde con un lago tranquilo al lado de un enorme árbol que daba suficiente sombra.
Pusieron una manta y todo lo que habían traído para su maravilloso día. No habían terminado de sentarse cuando Draco le voló encima.
-Cariño, ¿tienes complejo de Drácula?-rió Harry por los pequeños mordiscos que daba el rubio en su cuello.
-¿Quién es ese?
-Un vampiro de los cuentos muggle
-Pues sí, te quiero comer- dijo Draco mientras bajaba hacia el pecho del moreno.
-Draco te deseo tanto- gimió Harry.
-No Potter, yo soy el que manda – le dijo Draco al oído mientras amarraba mágicamente las manos de Harry – Mira lo que tengo aquí.
-¿Qué vas a hacer con ese tarrito de miel?-le pregunto Harry seductoramente a la vez que desabrochaba su camisa.
-Espera un rato goloso.
-Malfoy, lo que vayas a hacer ¡Hazlo ya!- le ordeno Harry
-No, lo haré a mí modo- dijo el rubio antes de meter un dedo de Harry en el tarro miel y se lo llevaba a la boca de una forma nada inocente.
Harry solo veía como esa lengüita rosada jugaba con su dedo.
-Draco por favor- suplicaba Harry
-No, todavía no bebe- negó Draco en un susurro
Draco hacia gala de todo lo aprendido a través de extenso su currículum sexual, echo miel sobre el pecho de su novio para acto seguido comenzar a lamer, riéndose de los gestos de Harry.
-¡DRACO!
-Esta bien, no te desesperes-dijo el rubio besándolo- vamos a meter a tú amiguito al juego.
-Lo que tú quieras pero ¡apurate!- gimió Harry.
Draco quito los zapatos de Harry, luego una media, después la otra, quito el pantalón todo esto con una exasperante lentitud.
A esa altura Harry se acordaba de toda la familia del Slytherin, especialmente de Narcissa, y a todos y cada uno ellos los había mandado al infierno.
Cuando el moreno estuvo sin nada de ropa Draco vertió la miel en el amiguito, o mejor dicho amigote de Potter
-Harry ¿se te ocurre que voy a hacer ahora?
-Dragón cuando me suelte de aquí, haré lo que Voldemort no puedo hacer conmigo-amenazo Harry tratando inútilmente de soltarse las manos.
Draco solo reía, se fue acercándose para darle el mayor placer que Harry hubiera sentido cuando…
-¡Me pican!- dijo Draco levantándose y sacudiéndose las hormigas del cuerpo y corriendo al lago con intención de ahogarlas.
-Harry se quedo con los ojos como platos, mirando a su dragoncito correr hacia el lago y dejarlo a él todavía amarrado.
-¡Draco no me dejes así! ¡Maldita serpiente regresa!-grito Harry al borde de un ataque de histeria viendo como hormigas rojas, negras y hasta blancas se subían a su cuerpo.
Cuando las hormigas rodearon su pene con claras intenciones de comer cerró los ojos. Sintió un leve peso en el estomago y abrió lo ojos.
-Harry despierta- lo movía su rubio-despierta que hoy es el día del picnic.
Harry se paro de un golpe haciendo que el rubio cayera de una forma poco digna para un Malfoy.
-No, yo no voy a ir a ningún día de campo- decía Harry al rubio que no entendía nada- ¿Me escuhas Draco Lucius Malfoy? ¡NO VOY A IR!