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"Veintiún días de Sn Valentín" / "St White" por Ddai

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Notas del fanfic:

Pués, es sólo un fic más, hecho para sn valentín, pero llegó un poco tarde...

Tal como dice son 21 días de sn valentin, en total, 11 capítulos cortos, [como este mismo] y con  10 de continuación, pero de eso ya hablaremos depués^^

Notas del capitulo: Pues ya lo dije todo, creo~~... así que les dejo leer, y Denle las gracias  Saya Ohoujosama, que fue quiene me dijo [ordenó casi casi] que lo subiera, y bueno, es diferente de mi estilo "normal", pero espero que aun así les guste^^

La lluvia caía copiosamente, golpeando su ventana. Eran Apenas las cinco de la madrugada, pero él ya se había despertado, el cielo se mostraba renegrido, a juzgar por la intensidad de la precipitación lo mas seguro era que no hubiese un amanecer con sol ese día.

Le pareció un poco extraño que  lloviera esa mañana, ya que normalmente nevaba en aquellas fechas, todo parecía que era capricho divino que llegara agua en lugar de nieve a la tierra esa madrugada, precisamente en ese día...

Él se había levantado de su cama para poder ver mejor como llovía, la caía del agua no significaba nada en especial, aunque muchos dijeran que sentía gusto por ella porque quizás le gustaría llorar, no, no era eso; simplemente le agradaba el frio que llegaba a calar los huesos en esos días, la melancolía que impregnaba el aire, los vestigios de añoranza que minaban el ambiente y aquel toque de depresión silenciosa y latente que llegaban los días de intensa lluvia...

Recordaba que mucha gente la había dicho que tenía alma de poeta, igual que de suicida, en especial sus psicólogos se lo habían recalcado, a él y a sus padres, pero eso no era cierto, él no sentía que su vida no valía la pena o que quisiera morirse, simplemente era un depresivo recurrente, no porque le gustaría arruinar la vida de otros, sólo le fascinaba lo delicioso de estar entre triste y feliz, por nada y por todo, era una sensación única que le recordaba que existía y que había mas que solo días de luz o de oscuridad... El punto gris era su preferido...

Además, la lluvia le hacía soñar, soñar despierto, le parecía recordar cosas, lugares, situaciones y nimiedades de otras vivencias que sabía nunca había atravesado, ni remotamente, parecía poder vislumbrar, entre gota y gota de agua, un lugar lejano e impensable, en donde todo era blanco, puro y silencioso, podían decir que estaba loco, le daba igual, pues él sabía que eso no era verdad, seguramente estaba mas cuerdo que cualquier otra persona... O eso se permitía decir en aquellos momentos, porque sabía que él era falto de cordura para muchas cosas, carecía de sentido común para la inmensa mayoría de sus actos...

Esperó pacientemente, sin mirar el reloj si quiera una vez, a que su alarma sonara, la lluvia no había cesado y seguramente no se detendría en toda la mañana. Muy a su pesar le levantó de su asiento, frente a su ventana, se metió a bañar y luego se vistió y arregló para asistir al instituto, él preferiría poder saltarse ese día las clases, pero sus padres estarían en total desacuerdo con esa idea...

Terminó de alistarse, desayunó rápidamente, lo mismo de todos los días, un par de huevos cosidos, un par de camarones empanizados, jugo y tostadas, además de una taza de café, salió, paraguas en mano, abrigado y con un gran y largo impermeable puesto, rumbo a su plantel, miró desinteresadamente a su alrededor, había algunas personas en la calle, pese a que era temprano, casi todos llevaban un paraguas, un abrigo e impermeable encima, justo como él iba, era tan... común, sí muy común, la vida a esas horas, y a todas horas en realidad, era muy aburrida...

Sabía que, como pocos, llegaría temprano, como todos los días, pero aquel día en particular muchas chicas llegaban muy a tiempo al instituto... Sí, ese era "el día" bautizado, por él, como el día que Dios, o la entidad que sea, dejaba llegar el infierno a la vida de los mortales que, como él, odiaban esa fecha...

Como cada año, seguramente nadaría en la desesperante montaña de "muestras de afecto" de las chicas, y no tenía como zafarse de ello, durante su último año de secundaría fue casi, casi, muerto por medio plantel educativo, pero tenía un "consuelo", ese año no pasaría eso, no. Ese año su vida y baja popularidad estaba asegurada en esa escuela, pues varios de los chicos más populares de la ciudad iban a la misma preparatoria.

Por citar algunos ejemplos, estaban:

Kurosaki Ichigo, un joven de cabellos naranjas, tirando a rubios, presumiblemente naturales, como de su altura aproximadamente, era muy serio y también fuerte, tenía una reputación de chico "duro", pero con un corazón noble y "puro", estaba mas que comprobado que hacía delirar a todas las niñas que soñaban con un "príncipe" que las rescate de todo mal, habido y por haber, sobre la faz de la tierra.

Ishida Uryû, un muchacho que igual parecía tener su misma altura, de cabellos azulados y oscuros, casi negros, usaba gafas cuadradas y estilizadas, muy de acuerdo con su rostro ligeramente ovalado, era esbelto y muy inteligente, además de que era el campeón de arquería juvenil, a nivel nacional, lo cual lo hacía muy popular ente las soñadoras, que buscaban a un "príncipe" del tipo noble y educado, pues el muchacho en cuestión hacía gala de modales propios de gente de alcurnia.

Sado Yasutora, un estudiante que seguro pasaba de los dos metros, de piel morena y carácter serio, era de cabellos castaños y algo blondos, era una masa de músculos andando, pero al contrario de la inmensa mayoría, tenía cerebro, además de una sensibilidad especial para con los animales y los infantes, tenía ese-no-se-que que volvía locas a las mujeres tímidas que buscaban a un "caballero", en lugar de un "príncipe", que las cuide y proteja, alguien que entendiera sus sentimientos y las hiciera sentir amadas y respetadas...

Había  más chicos, estaba seguro, pero le daba pereza rememorarlos a todos ellos, para él ya era suficiente, y tranquilizador, que esos tres estuvieran en su misma escuela, de esa forma no sería asediado por las hostigosas  estudiantes del sexo femenino de todo el plantel, ese año podría pasar la fecha del terror con relativa paz. Casi sin darse cuenta se pasaba de la entrada de la preparatoria, se hallaba demasiado sumido en sus pensamientos ese día, pero en fin...

Entró con calma, divisando a varias chicas que estaban llegando, muy, temprano para poder dejar sus regalos de la fecha; anduvo hasta su taquilla, para dejar sus zapatos y calzarse los que se usan en el interior de plantel, para su grata sorpresa su taquilla estaba vacía, pudo respirar profundamente con paz en esos primeros minutos. Suspiró imperceptiblemente, parecía un vaticinio muy bueno y no había porque arruinarlo...

-*Parece que este Catorce de febrero va a ser el más tranquilo de toda mi existencia*-

Pensó con "gran" entusiasmo, tenía ganas de sonreír, malignamente, pero las reprimió justo a tiempo, con el único  deseo de que esa tranquilidad siguiera todo el resto del día...

Se cambió el pantalón de uniforme, en los baños del plantel, dejando el suyo en un gancho tendido dentro de su casillero. Luego de ello subió a su aula, entró pausadamente, no había nadie ahí, lo único que se divisaba, apenas, eran los regalos dejados en los lugares de sus compañeros de clase, no pensó que los demás fueran a recibir presentes en ese día realmente, las sorpresas que daba la vida.

No había nada fuera de lo normal, y caminaba pensando que en su lugar no habría ni un solo maligno chocolatito empalagoso,  y que nadie fuera a molestarlo por ese preciso motivo, así podría mirar la lluvia mientras esperaba el inicio de clases, sin embargo ahí estaba, en su mesa de trabajo, un amenazante, y gran, corazón rojo, el cual tenía por adorno un listón negro,  y un moño del mismo oscuro color...

En una primera impresión le pareció repulsivo, pero siendo un poco más justo, tenía que reconocer que era extraño, sólo eso, pues el negro no era un color típico en Sn Valentín, parecía mas de Halloween, pero no iba a quejarse, no, sólo era uno, sólo UNO, que carecía de cursilerías y adornos de figuritas ñoñas, lo cual  lo hacía tolerable, la caja era de cartón corrugado, se notaba casero pero hecho con mucho cuidado,  la tapa era liza y la nota blanca, de nuevo sin porquerías tan girly, sólo tenía aquella letra en cursiva, no en kanjis como era la costumbre, era mas bien una nota al estilo de letras occidentales, era poco convencional y totalmente fuera de la norma, y lo "peor" del caso es que tenía que reconocer que le acababa gustando, pero SÓLO un poco, era sencillo pero muy llamativo a su gusto, no pudo resistir la tentación y abrió la nota, para saber que clase de cosas le habían dedicado en aquel papel...

To: My dear Ulquiorra Schiffer:

Feliz día de Sn Valentín, la caja simboliza los latidos de mi corazón, que salta de mi pecho cada vez que mis ojos te divisan, el contenido representa mis sentimientos, tan sinceros y salvajes, hacia a ti.

Fromm: Quien se adueñará de tu corazón.

-*Que declaración tan pretenciosa... No imagino que clase de chica escribiría algo tan osado y atrevido*-

Pensó con cierta burla, pero tenía aun más curiosidad por saber como era el contenido de la caja, había logrado cautivar su atención de tal forma que, incluso, se había olvidado de la lluvia que tanto le gustaba mirar caer, sí, tenía que saber que había dentro de ese presente, pero abrirlo dentro de la escuela equivalía a dejar saber que estaba interesado en ello, y él jamás de los jamases estaría interesado en algo así, su reputación peligraría bastante si lo habría... Por lo que sólo le quedaba la opción de esperar hasta llegar a su casa para poder abrir la caja y ver el contenido...

Dejó la caja sobre su mesa, esperaría al inicio de los módulos mientras veía llover, pero, y para su desgracia, fue interrumpido, una vez más, por un grupito de alumnas, ellas avanzaron hacia él con cierta lentitud, pero mirando la gran caja con forma de corazón de el escritorio de él, sin atreverse a decir nada al  respecto, la chica, que iba a declarársele, se el acercó hasta quedar justo al frente suyo, tenía una cajita, de unos quince centímetros de diámetro, color rosado, entre sus manos, el presente estaba forrado con un papel de rosas y un moño blanco con adornos de corazoncitos, muy cursi a su parecer, excesivamente empalagoso, pero se guardaría su opinión, a fin de no mal gastar palabras en esa ridiculez...

-Esto... Schiffer kun... Por favor, acepta mi regalo...- Dijo ella, con la voz apagada, y la cara sonrojada de vergüenza mientras le extendía sus chocolates; se sentía intimidada por aquel enorme corazón rojo, pero no iba a desistir de entregar su obsequio, mas aun después de todo el esfuerzo que le costó el sólo reunir el valor para ir a entregárselo, sólo esperaba que él no la rechazara ni fuera tan cruel con ella, como muchas otras chicas decían por ahí.

-Puedes dejarlo sobre el escritorio si deseas...- le contestó él de aquella manera tan fría y distante, mirando hacia la ventana las gotas de lluvia que seguían cayendo, sin dedicarle una sóla mirada de soslayo, la lluvia era tan Intensa y hermosa, eso era lo que cruzaba su cabeza en aquel momento, la humedad calaba los huesos y el frio parecía incrementar en ese instante, simplemente era algo muy agradable para él, aunque no para ella...

-Gracias...- susurró débilmente, antes de salir corriendo del aula, dejó su presente mientras las lágrimas caían por sus mejillas, su grupo de amigas la siguió, con consternación, aunque Ulquiorra no hubiese sido grosero, sí había sido muy cruel...

-*Mujeres estúpidas... ¿Cómo pretenden "entregar" sus sentimientos a alguien que no conocen?*-

Miró su mesa de trabajo, sintiendo algo parecido al terror, "terror" fundado al pensar en que tenía que tocar esa abominación de la cursilería que era el regalo de esa joven, muy por el contrario, ese corazón rojo le causaba gran intriga, quería saber que contenía, que clase de sabor tendrían aquellos chocolates de su interior, el como sería aquella osada chica que le había mandado aquella tarjeta...

Lo único malo era que  tendría que esperar a que las clases terminaran para averiguarlo, y todo lo que se repetía en su cerebro era esa declaración, que se negaba rotundamente a aceptar:

"Fromm: Quien se adueñará de tu corazón"

Notas finales: Es todo creo@@ cuidense^^

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