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Papeleo por Dark Ebory

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Notas del fanfic:


 

Notas del capitulo:

No es una gran historia...es mas, en un principio pense hacer un fic mas largo con ella...pero el tiempo no ayuda, ni mis musos tampoco.

Quedo como quedo (sin excusas xD) y espero que les guste.

 

 

         Sus pasos resonaron sobre las tablas de aquel escuadrón; incluso podía escuchar su propio corazón latir. La paz que se respiraba en aquel lugar era total. Con cierta duda continuó entrando, encontrando todas y cada una de las salas por las que pasaba vacías. Si no fuera porque sabía que él estaba allí, juraría que el escuadrón estaba abandonado.

Varios minutos más tarde había llegado por fin: la puerta estaba abierta. Lo tomó como una invitación, y sin más entró. La estancia estaba tan bien ordenada como siempre, iluminada tenuemente ahora por los últimos rayos del sol de la tarde. Al fondo de la sala se encontraba una gran mesa, con algunos papeles encima, y detrás de la misma, él. Le miraba, extrañado, con una leve sonrisa en sus labios.

-Buenas tardes.-saludó, poniéndose en pié.

Él le hizo un gesto con la mano, indicándole que no era necesario que se levantara, y caminó hasta estar muy cerca de la mesa.

-Vengo a por los informes.-habló, tan seco como siempre. El hombre de pelo cano tardó unos segundos en reaccionar; como era normal le resultaba más que raro que fuera él en persona el que recogiera dichos papeles. Un cierto gesto de desagrado apareció en la cara del noble.- Renji está en el mundo humano…

-Vaya, es verdad.-rió. Sabía que a Byakuya no le hacía la menor gracia, pero solía ignorar ese tipo de cosas en él.- Creo que estaban por aquí, un momento…-con cuidado fue apartando cada montón de papeles, buscando lo que le había pedido. Sus ojos pasaban rápido por las hojas, desechando de inmediato todas.

Byakuya le miraba; observaba como sus delicadas manos rozaban las hojas, cogían con suavidad los papeles, y como sus ojos volaban sobre las letras. Tan absorto estaba observándole que incluso el movimiento de su pelo era capaz de notar cuando aquel retiraba un montón de papeles para coger otro luego. Tras varios minutos, el de pelo cano pareció dar con lo que buscaba.

-Aquí está.-comentó alegremente.- Ya pensé que los habría perdido.

El gesto del noble volvió a endurecerse.

-Gracias.

-De nada. Si lo prefieres puedo hacer que el próximo lo lleve Sentarou o Kiyone a tu escuadrón, así no tienes que molestarte en venir hasta aquí.

-No.-respondió de inmediato.- No soporto a tus subordinados, y la verdad es que no quiero verlos en mi escuadrón.

El moreno dijo aquello como escupiendo las palabras; la mirada de Ukitake se tornó algo dolida, pero la sonrisa no desapareció de su cara.

-Como quieras…-murmuró.- Si no necesitas nada más…

-No, esto es todo. Adiós.

Byakuya se giró, dispuesto a marcharse. Llegó hasta la puerta, y allí se quedó. Oía como Ukitake había vuelto a su papeleo, escribiendo deprisa. Giró levemente la cara, para comprobar que el capitán del décimo tercer escuadrón estaba sumido en sus asuntos, mostrando ese gesto serio…

Tras varios minutos de escrutinio, el peliblanco alzó la vista.

-¿Qué ocurre?-preguntó, con gesto de duda.

-No es nada.-le respondió Byakuya, pero no se movió de allí.

-¿Seguro? ¿No necesitas nada más?-insistió.

-No.

Ukitake ya no sabía si reír o llorar; el noble le miraba desde la puerta, con esos ojos grises tan fríos como el acero, y con ese permanente gesto de molestia.

-Si no necesitas nada… ¿Por qué continúas aquí?

El moreno no contestó en el acto. Parecía pensar una respuesta…o bien simplemente no pensaba contestarle, pues sin más había comenzado a andar de nuevo, acercándose a él. Y, como si recordara la posición exacta, paró en el mismo lugar donde antes estuvo parado.

-¿Te molesto?

-No es eso…

-¿Entonces?

Y el que se quedó ahora sin palabras fue el otro. Ukitake miró con gesto de sorpresa al noble, esperando ver un gesto de burla o algo, porque le parecía más una broma pesada que cualquier otra cosa.

-Solo es que…me parecía raro.

-Si quieres que me vaya…

-No es que quiera que te vayas, pero…no me mires fijamente. Me pones nervioso.-comentó, añadiendo una leve sonrisa.

-Está bien…-y dicho esto se giró, caminando hasta una de las ventanas del lugar y asomándose a mirar por ella. Escuchó claramente como Ukitake suspiraba, antes de volver con sus quehaceres.

Los minutos pasaban, y ninguno de los dos podía ignorar las miradas que el noble le dedicaba al peliblanco, ni tampoco la cierta tensión que se estaba comenzando a crear. Cuando Ukitake archivó un nuevo montón de papeles, la mirada de Byakuya observó todos sus movimientos. Y finalmente no lo soportó más. Fue por detrás del escritorio, llamando la atención del otro por sus repentinos movimientos, y sin más dilación acarició sus cabellos, notando por fin que eran tan suaves como suponía.

-Ku… ¿Kuchiki-san?-tartamudeó Ukitake, con un ligero rubor en sus mejillas, que no hizo más que aumentar cuando el moreno agarró con delicadeza un mechón de su pelo y lo acercó a su rostro. El peliblanco optó por levantarse, alejándose así del otro.- ¿Qu…qué haces?-cuestionó, nervioso.

-Nada.

-“Eso” no fue nada…-comentó.

-Me gusta tu pelo, nada más…y me preguntaba como sería su tacto y su olor.

Byakuya lo dijo con tanta naturalidad que Ukitake tuvo que hacer un esfuerzo tremendo por no dejar caer la mandíbula por su asombro.

-No hagas esas cosas.-dijo al fin, colocándose el pelo de nuevo. Todo su cuerpo estaba temblando, lo sentía claramente, y el sonrojo no mejoraba.

-¿Te molesta que me acerque a ti?-no se perdía ningún movimiento que hacía el de pelo cano; notaba incluso los ligeros temblores que recorrían su cuerpo. Ante aquella pregunta los ojos marrones taladraron los suyos propios, mostrando un asombro total y…tal vez algo de miedo.

-Déjate de bromas.-murmuró firme.

-No bromeo.

-Pues entonces deja esto, sea lo que sea.-el tono solo se endureció más. Aún y así, su cuerpo seguía agitado, aunque el rubor comenzaba a remitir.

-¿Por qué?

-Porque no me gusta.

Y sin esperar una respuesta por parte del otro volvió a su silla, sentándose, y retomando las cosas por donde las había dejado. Byakuya, por su parte, continuaba muy cerca, mirándole. No sabía por qué, pero no quería marcharse, y desde luego, no quería dejar aquello, fuera lo que fuese.

Actuando de nuevo sin pensar se colocó detrás de la silla del peliblanco y, con sus brazos, rodeó su cuerpo desde atrás. Sintió como de inmediato todas las fibras del cuerpo de Ukitake se contrajeron, dejando incluso de respirar durante un segundo. Pero él ignoró eso, pasando a colocar su cara en el cuello del de pelo cano.

-¿¡Qué haces!?-gritó Ukitake, más por el sobresalto que por otra cosa.

-Abrazarte.

-¡Pero no lo digas sin más y suéltame!

La respiración del moreno chocaba contra la piel del otro, provocando que se erizara. Byakuya podía notar como el corazón de Ukitake bombeaba muy deprisa.

-Relájate.-susurró, al tiempo que sus manos burlaban la ropa que el otro capitán llevaba puesta y acariciaban su fuerte pecho.

-¡Para de una vez!-volvió a gritar, notando las caricias sobre su piel y la respiración en su cuello.

-Tu piel es muy cálida, Ukitake…-sus dos manos comenzaron a descender por el firme torso en una lenta caricia.

-¡Ya basta!-dijo entonces Ukitake, agarrando con fuerza aquellas manos, parando su recorrido. Byakuya pareció volver en sí, pues retiró sus manos y se alejó del otro capitán. Cuando le miró a la cara comprobó que volvía a estar sonrojado…pero también estaba molesto.- Vete.

-Yo…-empezó a decir.

-No quiero saber nada. Vete ya de aquí…-su mirada no mostraba síntomas de broma alguna, así que el moreno simplemente cedió, agarrando de nuevo los papeles que antes dejara sobre la mesa, y saliendo de allí con paso apresurado.

No entendía bien lo que había pasado allí adentro…si bien no le molestaba, ni mucho menos, no lo entendía. No había actuado pensando previamente lo que hacía, sino que simplemente lo había hecho. Y lo peor es que, muy lejos de desagradarle todo aquello, le había gustado muchísimo…demasiado. No solo el corazón de Ukitake se había acelerado, sino que el suyo propio parecía a punto del colapso.

Suspiró, con una sensación rara por todo su cuerpo, antes de desaparecer definitivamente de aquel lugar.

 

En el décimo tercer escuadrón, Ukitake se colocaba las ropas. Tenía un gesto de enfado en el rostro, mientras que el sonrojo continuaba…y tardaría en irse. Todo su cuerpo bullía…las caricias del noble habían logrado excitarle.

 

Se llevó una de las manos a la cara, intentando retener los gritos que pugnaban con salir de su garganta. Una lágrima solitaria discurrió por su mejilla, muriendo al llegar al mentón, y cayendo, perdiéndose luego en sus ropas. Otras pocas le siguieron, en silencio.

Notas finales:

Bueno, pues asi quedo u.u no es una pareja muy comun, pero para mi gusto tienen su "algo" xD Ukitake es de mis Ukes favoritos, y que decir de Byakuya...seme perfecto XDD

Thanks por leer!! Reviews bien recibidas!!


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