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Melodias, desde mi corazón, para Tí por Ddai

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Notas del fanfic:

 

Aquí les iré dejando los resúmenes de cada episodio, [Oneshoot] de cada Sonfic, he decidido ponerlos todos en uno, para no andar poniendo un nuevo fic cada vez, además, así podrán leerlos todos, y no tendrán que andarlos buscando ^^

Y desde luego pueden hacer sus peticiones y sugerencias ^^

Espero que sea de su agrado:

1-   Están peleando en contra de Aizen, en la ciudad de Karakura, sin embargo, en medio de una batalla, dentro de la guerra, las tragedias son inevitables, y las lágrimas derramadas por ello son inútiles, las perlas saladas son sólo gotas en un inmenso mar oscuro...

¿Qué es lo que lloras, cuando sabes que nada puedes hacer ya?

ByaxRen [Murte de un personaje]

2- [Pronto]

 

Notas del capitulo:  

Este es mi primer:

-ByakuyaxRenji

-Sonfic

-Oneshoot

-Deathfic

Y desde luego es el primero de varios sonfics... Espero que lo disfruten pese a todo lo trágico que puede parecer...

Dedicado muy especialmente a Saya Sumeragi [Ohjousama] Por su cumpleaños, algo tardío, pero llegó... Espero que sea de tu agrado y que me disculpes pro no haber podido hacer un mejor intento de leemon para este fic, pero te prometo que lo mejoraré en posteriores publicaciones...

 

Song 1

Después de haber derrotado al resto de los Espada y Arrancar, de Hueco Mundo, ellos estaban desesperados por volver, Aizen estaba en Karakura, ellos compartían un mal presentimiento, algo malo ocurría, o estaba por ocurrir...

Grimmjow les abrió la garganta para salir de Hueco Mundo, como "agradecimiento" a Ichigo por haberlo salvado cuando Nnoitra quiso matarlo y a Unohana Taicho por haberle curado de sus heridas; los dejó irse, mientras se reía, advirtiéndoles que Aizen era mas poderoso de lo que parecía, y desde luego que él no iba a ir con ellos, ya que no eran aliados, Grimmjow simplemente les devolvía le favor, así no les debería nada, y si mataban a Aizen, él sería quien gobierne Hueco Mundo.

Corrieron todo el camino, sobre un sendero espiritual creado por los capitanes que iban al frente. Ese presentimiento se sentía mas cerca y doloroso, algo terrible se avecinaba. Al llegar al mundo humano notaron que la situación no podría ponerse peor, los Shinigami que estaban ahí quedaron mal heridos, los pocos que aun quedaban en pie no tenían fuerzas para pelear, los Vizards eran la última resistencia que quedaba en contra del ex capitán, los pilares que protegían Karakura estaban en ruinas y solo quedaba uno en pie, se notaba que tampoco duraría mucho tiempo levantado...

La capitán del cuarto escuadrón se dirigió a curar a todo el que pudiese, su teniente y el muchachito, Hanataro, fueron con ella, tratando de salvar todas las vidas posibles.

El resto de los Shinigami y capitanes que llegaron se lanzaron contra  Aizen, Ichimaru y Tousen. Ninguno de ellos se había imaginado, ni lejanamente, la desgracia que estaba por ocurrir...

Renji y Rukia se estaban encargando Ichimaru, al cual consideraban "menos" peligroso que a los demás, Kenpachi se fue contra Tousen y el capitán Kuchiki se fue contra Aizen, para su desgracia Ichigo e Ishida, junto con Mayuri, se habían quedado en Hueco mundo con Inoue, a ella los estaba curando ahí, después de su pelea contra Ulquiorra...

Ichimaru había atacado a Rukia, dejándola bastante mal herida, Renji había llamado su Bankai, sabía que sin el no podría luchar contra Ichimaru...

-¡¡Teme!! ¡No te perdonaré por haber lastimado así a Rukia! ¡Zabimaru! -

El pelirrojo lazó a su feroz Sanpakuto a la batalla, sin embargo, él también estaba muy lastimado

-No creas que por lograr Bankai puedes pelear contra mí...-

Con una sola mano desvió el ataque del teniente del sexto escuadrón, su sonrisa había desaparecido, dejando ver su mirada escarlata, su sed de matar era muy evidente, él era de los que no necesitaban una razón para hacerlo...

-Ikorose Shinsou-

Su espada atacó, tan rápido que Renji no tenía tiempo de defenderse o esquivarla, se oyó el sonido de metal contra metal, la sonrisa burlona de su rostro había regresado, pronto se pondría interesante...

-Que sorpresa, Kuchiki Taicho ¿Igual tú quieres jugar?-

 Kuchiki Byakuya había intervenido para salvar a su teniente, tenía la mirada más seria que jamás nadie le había visto. Ese fuerte "presentimiento" seguía en su pecho, como si fuera un trago amargo que no pudiese pasar...

-Ku...kuchiki Taicho-

El pelirrojo estaba asombrado por la intromisión de su capitán, igual  se sentía como una basura, por que no era capaz de cuidarse ni a sí mismo, su capitán había tenido que ir a salvarlo... Otra vez...

-Ve por Rukia... Yo me encargaré él... Senbonzsakura Kageoshi...-

Lo mandó por su hermana menor, porque lo quería lo más lejos posible de la batalla. Su espada se desplegó en miles de pétalos.

-Yare yare... ¿Nos vamos poner serios tan pronto, Kuchiki "Taicho"? Estoy seguro que a Aizen san le encantaría verlo... Ikorose Shinsou-

Él sonrió ampliamente, la situación era perfecta, justo lo que buscaba. Lanzó su espada de nuevo, evadiendo apenas el ataque del capitán de la sexta división, lo que él buscaba derribar no era al noble, era al teniente, su espada atravesó velozmente el aire, y si las Sakura lo herían no le importaba.

-¿A donde crees que apuntas, Ichimaru?-

Él desvió la Sanpakuto de nuevo, mandó su ataque de cerezos hacia el peliplateado, pero notó, demasiado tarde que el ex teniente de Aizen ya no se encontraba frente a él...

-Renji...-

Dijo el capitán noble, con miedo en la mirada, miedo por lo que le pasaría a su querido fukutaicho. En efecto, Ichimaru había aparecido a la espalda del pelirrojo para matarlo. El es capitán de la tercera división cortó la carne de un solo tajo, la brillante sangre roja salpicó al atacante y al teniente, varias gotas escarlatas se perdieron en el aire...

Byakuya cerró los ojos un segundo, al abrirlos pudo ver la sangre caer. Como si el tiempo pasara muy lentamente para él, la sangre era tan tibia... A pesar del dolor,  aquella tibieza era reconfortante, especialmente cuando sabía que esas lágrimas de sangre salvarían a quien más amaba...

My Last Breath

El pelirrojo apenas había alcanzado a girar el rostro, la sangre había pringado su cara, sus ojos abiertos al borde de las lágrimas. Ichimaru había cortado salvajemente el pecho de su capitán, era profundo y la capitán Unohana, y los pocos que quedaban de cuarto escuadrón, atendiendo a Yamamoto Soutaicho, y los demás, era casi imposible que alguien fuera a ayudarlo.

El cuerpo de su amado capitán caía de espaldas, parecía como si el viento fuese haciendo brazos invisibles, dejando caer  a Byakuya lentamente, mientras que los ojos del pelirrojo se llenaban de lágrimas amargas y gritaba su nombre... A pesar de ello, Kuchiki Byakuya parecía sonreír en medio de su caída...

-¡¡KICHIKI TAICHO!! ¡¡¡KUCHIKI TAICHO!!!-

Renji ya estaba junto a él, mirando, aterrado, el río de sangre brotar de ese cuerpo, que para él era sagrado. Ese corte era tan profundo que a través de la abertura se podían ver, incluso, las blancas costillas del capitán, sus músculos dañados y todas las venas cortadas...

-¡NO! ¡RESISTA KICHIKI TAICHO!-

-Patético... Ni si siquiera valías la pena... Yo sólo tenía órdenes de matar al teniente, si tú no te hubieses metido, ahora estarías bien y a salvo... Dar tu vida por él, fue tu perdición Kuchiki Byakuya...-

Ichimaru se dio la vuelta, retirándose del lugar, con el semblante serio, nada había salido como él quería, pero sí como Aizen sama lo había planeado, un capitán menos era una victoria más segura...

-¡Por favor Kuchiki Taicho! ¡Por favor! ¡No se rinda!-

Gruesas lágrimas salían de sus ojos, cayendo inclementes por sus sonrojadas mejillas,  deseaba que alguien, quien quiera que sea, fuese a ayudarlo y salvara a su capitán...

-Renji... No llores...-

Su amado capitán le habló suave, con una cálida sonrisa en el rostro, como si nada de aquello estuviera pasando, pero ambos estaban mas que consientes de lo que iba a pasar, aunque el teniente no quería tener que reconocerlo, quería creer que era una mentira, una pesadilla.

Hold on to me love

You know I can`t stay long

All I wanted to say was I love you and i`m not afraid

Can you hear me?

Can you feel me in your arms?

 

-¿Cómo puede decirme eso?-

Contestó desesperado, sujetándolo fuertemente, el que nunca hubiese aprendido a controlar su kido, y que jamás le interesara aprender como curar, era una desgracia de la cual estaba ralamente muy arrepentido ahora, deseaba regresar el tiempo y haberlo aprendido, al menos así hubiese podido salvar a su adorado Kuchiki Byakuya

-Estoy bien...-

Dijo, recargando su cabeza sobre el cuerpo del pelirrojo, ya estaban en el suelo, Renji sentado, Byakuya apoyando su cuerpo sobre de él; el noble ni si quiera prestaba atención al rio carmesí que brotaba de su cuerpo, quizás porque se estaba entumiendo era que ya no sentía el dolor...

-Por favor Kuchiki Taicho-

Él lo abrazaba con fuerza, rezando por que el tiempo se detuviera, deseando que alguien, quien quiera que fuera, lo ayudara a salvar a su amado capitán. Pero todos estaban heridos, algunos mortalmente, otros demasiado ocupados tratando de detener a Aizen, la desaparición de Kuchiki Byakuya parecía inevitable.

-No te culpes... Estoy bien, si tú estas a salvo todo estará bien...-

 Alzó su mano para acariciarle la mejilla al pelirrojo, sosteniendo para él esa sutil sonrisa en sus labios. Trataba de contener la hemorragia con el Reiatsu que le quedaba, era inútil, estaba muy agotado, sin embargo eso le daría unos minutos más para compartir con su Fukutaicho, eran los mas preciados minutos que podía tener y no quería desperdiciarlos en nada que no fuera estar con su amado Renji.

-Ku...Kuchiki Taicho... No lo diga como sí... Como sí...-

Lo miraba a los ojos, encontrando sólo serenidad en los azules plomo de su superior, los dedos estilizados de su amado rozaban su mejilla con delicadeza, como si tuviera miedo de dañarlo, como si el pelirrojo fuera de vidrio; delineando su pómulo, era un tacto tan cálido y afectivo, que era como un bálsamo invisible para sus heridas, pero como sal escociendo en la grieta que se estaba formando en su corazón.

-No llores... Lo sé, no hay nada que se pueda hacer... Está bien, no te culpes Renji. Estoy feliz de estar entre tus brazos...-

Cepillaba su mejilla con cariño, limpiando aquellas lágrimas amargas mientras que el pelirrojo hacía una mueca de dolor, arrugando las cejas al tiempo que cerraba los ojos con fuerza, y más lágrimas caían por su cara. El muchacho apoyó su frente sobre la del noble, sin dejar de llorar; Byakuya podía sentir los temblores de su teniente, a causa de su llanto, y también como negaba con la cabeza, cegándose a ver la verdad, la realidad, sería mejor poder pensar que todo el mundo es un cuento de hadas que terminará con "Felices por Siempre", pero Byakuya sabe que eso no existe, que eso es sólo en los cuentos para niños que desean creer, justo como parecía hacerlo ahora Abarai.

-Ni diga eso por favor... Yo no... No quiero que...-

-Te amo Renji...-

Él susurró, rozando sus finos labios con los del otro, sorprendiendo al pelirrojo, el cual sólo podía mantener aquel gesto entre la sorpresa y la alegría así como la tristeza, tenía la boca entreabierta, como sí no pudiera procesar lo que acababa de decirle. El tiempo se congeló para ellos dos, como si el destino quisiera regalares unos segundos mas de su mutua compañía.

Holding my last breath
safe inside myself
are all my thoughts of you
sweet raptured light it ends here tonight

Como estrellas fugaces en el firmamento, pasaron sus recuerdos delante de él, como si los días no hubieran pasado y eso hubiese ocurrido justo el día anterior...

Él estaba en su oficina, como capitán de la sexta división tenía muchas responsabilidades que atender, aunque muchos no lo pensaran así, tenía documentos que leer o muchos otros que firmar; se encontraba leyendo precisamente uno de los mas tediosos informes que él había tocado, cuando tocaron a su puerta, él ni si quiera se tomó la molestia de mirar hacia ella, después de todo, no tenía por que hacerlo, él solamente debía de concentrarse en lo que hacía para poder acabar pronto y dejar de lado todo lo demás...

-Adelante-

Contestó apáticamente, con su seriedad habitual, oyó claramente el abrir y cerrar de la puerta, los pasos del que entraba hacía el centro de la habitación, sin levantar la vista de los documentos que leía escuchó todo lo que le rodeaba, eso quería decir que estaba oyendo todo el ruido que producía ese muchacho en su oficina...

-Disculpe Kuchiki Taicho Yamamoto Soutaicho le mandó estos documentos... ¿Donde se los puedo dejar Kuchiki Taicho?-

Su voz era medianamente grave y tenía un tinte de admiración encubierto,  llevaba una pila de papeles que sobrepasaban por unos centímetros su cabeza. Ese muchacho había sido nombrado su teniente  hacía poco, y en ese "poco" Byakuya había podido ver dentro de él un "poco", era perseverante, testarudo, impaciente, pero dedicado y serio, quizás en breve se superaría, se puliría y sería uno de los mejores, si no es que el mejor, de los tenientes de las trece divisiones...

-Ponlos en aquel escritorio-

Le contestó aun sin mirarlo, el muchacho había asentido suavemente, para no botar los papeles, caminó despacio hacia donde se le había indicado, cómo no podía ver hacia atrás Byakuya levantó la vista, sólo para ver como se movía ese joven de cuerpo esculpido detalladamente, cada paso, cada movimiento,  cada músculo en movimiento, era un conjunto perfecto de movimientos naturales.

Pero quizás esa profunda mirada había sido sentida por el joven teniente, poniéndolo nerviosos, dio un mal paso, tropezando con sus propios pies, cayendo estrepitosamente al suelo. Todos los documentos volaron por el aire, como si fueran hojas de otoño desprendidas por una violenta brisa de su árbol, los papeles se regaron por toda la oficina. Naturalmente el muchacho se sintió apenado, deseando que la tierra, o lo que fuera, se lo tragara. Pensando en cómo había sido capaz de hacer semejante tontería frente a su capitán...

-Lo...Lo siento Kuchiki Taicho. Lo levantaré inmediatamente-

Un ligero rubor cubrió sus mejillas, se puso a recoger los papeles en ese instante, teniendo cuidado con no arrugarlas de más, y él lo seguía mirando con un fingido toque de desaprobación, pero muy entretenido en su interior, el chico era tan... Agradable, algo distraído y nervioso, pero era muy agradable.

-Cuando termines, llévale los documentos que están en ese escritorio a Yamamoto Soutaicho-

Byakuya regresó su vista  a los papeles que momentos antes estaba leyendo, pretendiendo prestarles atención y pretendiendo también, ignorar al muchacho pelirrojo.

-Como usted ordene, Kuchiki Taicho-

Tenía la cara roja, lo sabía porque lo miraba de reojo, el chico terminó de escorar los documentos, asentándolos en el lugar indicado, tomó el resto de los documentos, con mucho cuidado, dirigiéndose a la salida, cuidando cada uno de sus pies, para no volver a cometer el mismo error, Byakuya lo notó, conteniendo la risa indiscreta para no perder su "fachada" de seriedad frente al joven.

-Con su permiso-

No hubo una respuesta, el joven salió y cerró la puerta, hasta ese momento fue que el capitán alzó la mirada, dejando atrás su imagen de perfección por unos segundos, esbozando una tenue y pícara sonrisa, tenía pensamientos extraños hacia ese muchachito, lo sabía y no le importaba, mientras que no saliera de él no dañaría a nadie,  no sabía exactamente que era, mejor dicho, sí lo sabia, pero no quería tener que reconocerlo aun, primero tenía que cerciorarse de ello...

-Parece ser un muchacho interesante...-

Soltó una muy ligera risilla y regresó a sus deberes, ya tendría tiempo de ver como evolucionaba el muchacho dentro de su división, a nivel personal y oficial...

I'll miss the winter
a world of fragile things
look for me in the white forest
hiding in a hollow tree (come find me)
i know you hear me
i can taste it in your tears

La brisa se sentía helada, tal ves por la pérdida de sangre, al menos sabía que aun no perdía la sensibilidad, lo cual se traducía como que tenía unos minutos que podía usar para disfrutar de su compañía un poco más... Pero también podían ser los brazos de la muerte que se acercaban peligrosamente para llevárselo del "mundo de los vivos". Aún así no le importaba, porque podía sentir la tibieza de su amado pelirrojo, rodeándolo, en un abrazo lleno de amor.

Estaban besándose, un tierno y único beso de amor. Era el saludo de los buenos días y la despedida de las buenas noches. Era su incentivo para seguir adelante, el consuelo para los momentos de fracaso. Era la dulzura de su presencia, la agonía marga de su ausencia. Un único beso que lo significaba todo, la entrega total de lo que significaba el Amor, eran sus virtudes y defectos representados, a plenitud, en una caricia.

Byakuya sostenía su mano en la mejilla del pelirrojo, acariciándola suavemente con su pulgar, sintiendo aun aquellas lágrimas caer por esa tersa piel. Se separaron unos milímetros, la serenidad del mar profundo se encontró con la inmensa tristeza de la llovizna del atardecer cuando se miraron a los ojos. El mayor volvió a rozar sus labios con los de su subordinado.

-Te Amo-

Repitió mil veces en la eternidad de ese momento, deseando que el eco de la nada inmortalizara el eco de su voz, como si fuera llevado por el eterno soplar del viento, para que su teniente pudiera escucharlo cada segundo de su vida...

-No digas más Taicho...-

Sonrió en medio de su tristeza, el saber que era correspondido era la alegría de su vida, pero tener que despedirse permanentemente de su amor el día de su declaración era algo que no podía aceptar en su existencia.

-Resista hasta que Unohana Taicho, o alguien más, venga a ayudarle-

El pulgar en su mejilla se sentía como un trozo de hielo, su amado se ponía cada vez más pálido,  pero él no podía mirarlo así, no quería ver la realidad, quería poder ignorar la sombra de la extinción que posaba sobre su capitán, su guía y meta, no podía aceptarlo, no quería hacerlo... Especialmente ahora que, con esa revelación de sus sentimientos, podrían tener toda una vida para amarse...

-Yo sé... Qué no pasará, Renji... No llores, no hay nada de que arrepentirse. Estoy... Muy feliz de haberte conocido...  Feliz de... Haber podido compartir tu compañía, hasta el último segundo... Y... Poder estar entre tus brazos ahora... Te Amo y te amaré siempre Renji...-

Le seguía sonriendo con aquella dulzura particular, con aquella mirada cargada de amor, que solo un sentimiento real podía llegar a reflejar, el brillo de sus ojos era increíblemente intenso, justo como la llame que arde maravillosamente bella antes de extinguirse. El teniente tenía los ojos apagados, opacados por la salinidad de sus lágrimas que brotaban con más soltura, Renji sentía esas palabras como una crueldad y negaba con al cabeza fervientemente aquella espantosa pesadilla.

La hiel de la lluvia salada cayó sobre el rostro del noble, como si fuera el rocío de la madrugada que vaticina un día nublado y sin sol, en donde sabes a la perfección que ese día no habrá un amanecer. Era el anuncio de las nubes negras que eclipsarían los rayos de luz...

-Por favor... Se feliz... Se feliz y sonríe siempre, por mí, Renji...-

Le besó en la mejilla, para probar de sus lágrimas, sería su única oportunidad de hacerlo y no quería desaprovecharla,  quería llevarse todos esos valiosos recuerdos consigo...

-No puedo... ¿Cómo puede pedirme, decirme, que yo sea feliz, si usted se va de mi lado?  ¿Cómo puedo ser feliz si no es a su lado Kuchiki Taicho?...-

Susurró dolorosamente, dejó su cabeza en el espacio que había en el cuello de su capitán, aun negando con ella, tenía que concentrarse en repetir que esa maldita verdad era una mentira. Lloró con toda el alma, era como si ésta se le rompiera en pedazos y se le fugara por el pecho, al mismo tiempo que astillaba su corazón a cada gota de sal...

-Voy a estar contigo siempre... En cada brisa del viento que roce tu piel... En cada pétalo de Sakura que veas, estaré contigo... Aunque no puedas verme, aunque no puedas tocarme... Estaré ahí, abrazándote durante el invierno... Sonriéndote durante la primavera... Estaré ahí, en tu corazón... Y tú... Tú estarás para siempre en el mío, donde quiera que esté...-

Siguió probando de sus lágrimas en cada palabra dicha, sintiéndose mal por dejarlo, abandonarlo, en la soledad, la desolación; sentía que las fuerzas se le iban con cada sílaba, pero no se iría sin decirle todo lo que sentía, todo lo que pensaba, quería que supiera cuanto lo amaba, que todo eso no sería en vano, por que de alguna manera su amor sería inmortal.

Holding my last breath
safe inside myself
are all my thoughts of you
sweet raptured light it ends here tonight

-¡No quiero que me deje! ¡No quiero vivir sin usted! -

-No llores Renji, yo sé que... Que tú eres fuerte... Más fuerte de lo que jamás pensé. Me lo demostraste cuando te enfrentaste a mí aquella vez... Cuando estabas dispuesto a todo para salvar a Rukia. Eres fuerte Renji...-

Lo obligó a mirarlo a los ojos, una vez más, mientras que trataba de respirar, se le dificultaba aspirar el aire, se estaba agotando rápidamente, se veía mas pálido y pronto caería en la última inconsciencia...

-¡¡KUCHIKI TAICHO!! ¡¡KIUCHIKI TAICHO!!-

Lo llamaba a gritos, esperando que reaccionara, pidiendo que la muerte no se lo arrebatara aun, que no se lo levara de su lado...

Lo oía a lo lejos, recordando esa batalla,  en donde el pelirrojo le demostró hasta donde era capaz de llegar por lo que creía, por quienes amaba...

Lo miró desde lo alto de aquella columna, a pesar de las distancia, estaba entre desconcertado y sorprendido, pero no abandonaba su firmeza, eso se le notaba de inmediato...

-¿A dónde vas Renji?-

Sus ojos se habían cruzado, sabía que él reflejaba lo mismo de siempre, seriedad, propiedad, absoluta confianza y autoridad, pero le era imposible leer en los rojos iris de su teniente, esperaba que todo aquello sólo fuer aun segundo de reveldía, pero sabía que aquello sólo era el principio de todo...

-Voy a salvar a Rukia-

-No tienes permiso-

-¡Voy a ir!-

Seguían mirándose, sin importar nada, el viento sopló en el cielo, movimiento sus negros cabellos, estudiando la reacción de su teniente, una vez que dijera lo que se imaginaba no habría vuelta atrás.

-¿No hay ninguna manera de que me dejes pasar?-

-No lo diré dos veces-

El pelirrojo le cuestionó, y Byakuya se imaginaba que el pelirrojo ya sabía su respuesta, por lo tanto no habría necesidad de más palabras, tenía que detenerlo como sea, su admiración y determinación estaban a flor de piel, lo sabía, pero era un encuentro de intereses, el muchacho que quería salvar a Rukia, él que tenía el deber de hacer "lo correcto", como capitán no podía permitirle desobedecer las ordenes. Y si alguien pelearía y mataría al pelirrojo ese sólo podía ser él, nadie mas.... Era su derecho y su deber, no lo abandonaría ni cedería, aun cuando en si interior deseaba que eso se detuviera y que Renji le obedeciera, como siempre lo había hecho. El viento sopló de nuevo...

Desapareció y reapareció a espaldas de su teniente, ese golpe no lo mataría, pero, lo obligaría a dejar de ser Shinigami... Aun cuando eso iba a ser doloroso, porque seguramente Renji lo odiaría el resto de su existencia, sin embargo, él era un noble, vivía como tal y sus emociones no podían volver a manejarlo, no caería de nuevo en esa trampa, aun cuando muriera por dentro...

Lo inesperado se hiso presente, Renji bloqueó su ataque, y eso lo sorprendió en demasía, sus ojos brillaban como dos rubíes al sol, tenían una flama, un resplandor incomparable, era su fuerza que poco a poco iba despertando, y le hiso pensar, por un segundo, que quería ser el dueño de aquellos rayos escarlata...

Dio un salto hacia a tras, por el impulso del ataque del pelirrojo y para estar a una distancia mas apropiada para atacarlo...

-Usar un paso rotatorio especial para ponerte detrás de tu oponente y destruir la unión de la cadena con el alma de una estocada. He perdido la cuenta de las veces que la he visto. Es tu técnica favorita. Pero mi cabeza ha aprendido tus movimientos usando la razón, parece que por fin he llegado al punto en que mi cuerpo puede reaccionar a tiempo.-

Dio un paso al frente, tan pequeño pero tan significativo, estaba absolutamente seguro de si mismo, estaba apunto de dejar salir lo que era en verdad, lo que había adquirido en todo ese tiempo en batalla, y Byakuya lo sabía, la cosas se ponían interesantes, pero no era momento de pensar en ello, debía de concentrarse en lo que "de verdad" era una "prioridad".

 -Capitán Kuchiki ¡Ya no puedes matarme con esa habilidades!-

-Se te ve muy confiado hoy ¿Qué te hace estarlo? ¿Crees que puedes superarme sólo por conocerlas?-

Movió su mano, teniendo empuñada su espada, el pelirrojo abrió los ojos aun más que antes, sabiendo lo que eso significaba, Byakuya lo sabía, Renji conocía su manera de atacar, pero eso no significaba que fuera capaz de detenerlo...

-Despedaza...-

El aire se había movido, era su reiatsu, su Sanpakuto brilló como cada vez que la llamaba, sin embargo, antes de liberar su poder la Sanpakuto de Renji lo golpeó, cosa que lo había dejado perplejo, el noble nunca hubiera esperado semejante falta hacia su persona, era imperdonable, inadmisible... Renji había bloqueado su ataque justo antes de soltarlo... ¿Qué otra cosa podía significar esa desafiante actitud?

-Ya te lo he dicho ¡Ya no puedes matarme con esas habilidades!-

Renji hiso cerrar su Sanpakuto, uniendo las separaciones,

-No solo desde que me convertí en teniente, si no desde mucho antes de unirme a los trece escuadrones aquel al que siempre he querido superar. Capitán Kuchiki, eras únicamente tú-

-Liberación de Sanpakuto sin decir su nombre... No puedes ser que hayas...-

Se miraba seriamente, mientras el pelirrojo se veía mas determinado que nunca, aquel deseo de salvar a Rukia se notaba en sus ojos, ese muchacho amaba mucho a su hermana, y quería protegerla tanto o mas de lo que él lo deseaba, pero... Primero estaban sus obligaciones como capitán y cabeza de familia del Clan Kuchiki... Debía de reconocer que ese joven se veía diferente...E n todo ese tiempo había crecido, y sin que lo notara, ya no tenía a un niño frente a él, esa persona era un adolecente, que en cualquier momento se convertiría en hombre, en un gran hombre...

-Pienso superarte capitán Kuchiki-

Su Sanpakuto brillo en un rojo intenso, mientras la desenfundaba, y su voz resonó por todo el lugar, llevando su grito, y su poder, a recorrer todo lo que los rodeaba

-BANKAI-

La energía blanca rojiza alumbró todo el lugar, su Reiatsu hiso estremecer las paredes, las columnas y el piso, era como el fuego que todo lo consume al momento de arder... Una gran columna de humo lo rodeó, y la energía rojiza ya había desaparecido, mientras que él simplemente lo observaba, quería saber que tanto poder había alcanzado ese muchacho, había crecido mucho en muy poco tiempo...

-El Rey Babuino ¡Zabimaru!-

Ahí estaba él, rodeado de una enorme serpiente amarilla, de cabeza con un  cráneo de hueso, ojos amarillos y una especie de pelo rojo, como el de su dueño, se asemejaba a una espina dorsal, y en cada "Vertebra" tenía como una púa... Se le hiso algo muy acorde a su carácter, muy acorde a su teniente...

Sabía que aquel Shinigami que tenía en frente ya no era ese mismo chico que conoció cuando fue asignado como su teniente, ese hombre estaba dispuesto hacer todo lo que pudiera para salvar a Rukia, incluso desafiarlo a una pelea y matarlo... Pero él era arrogante, aun si ese muchacho le parecía interesante, no iba a dejar que alguien de menor rango que él le hablara de esa manera... La batalla dio inicio...

¿Qué no podía hacerlo inclinar sobre una rodilla? Había hecho más que eso... Usó un ataque de kido en su contra, había requerido de usar mas que sólo ataquse simples y sencillos, incluso tuvo que usar un ataque de atadura en su contra... Quiso hacerlo desistir de buena forma, quiso hacerlo retroceder, con palabras, pero el pelirrojo siempre había sido muy perseverante. Herirlo no era lo que él hubiese deseado, pero tenía que enseñarle a respetarlo, tenía que hacerle ver, aún si era de la peor forma, quien era el capitán y quien el subordinado, y usó su Bankai en su contra...

Estando retenido por la atadura número ocho, fue imposible que su teniente lo esquivara, hiriéndolo de gravedad, incluso, por un segundo, temió haberlo matado... Pero ese muchacho le demostró que era un hombre, al levantarse, pese a tener todo en contra, pese a amenazarlo, pese a estar a punto de matarlo, aquella determinación por salvar a Rukia, por cumplir su meta de derrotarlo... En ese momento vio a Abarai Renji como a un hombre... Y por eso lo había honrado con su Kazahana...

 Aquel que había dejado ahí ese día, era el hombre del que acabaría enamorándose sin poder evitarlo...

Closing your eyes to disappear
you pray your dreams will leave you here
but still you wake and know the truth
no one's there

 

-¡¡BYAKUYA DESPIERTA!! ¡¡NO ME DEJES!!-

Estaba fuera de sí, la vida del amor de su vida se fugaba mientras lo retenía entre sus brazos, la sangre comenzaba a fluir de nuevo, era la peor de todas sus pesadillas...

-¡¡NO ME DEJES AHORA QUE ME HAS DICHO QUE ME AMAS!! ¡¡¿CÓMO PODRÍA SEGUIR SIN TI, SI YO TE AMO BYAKUYA?!! ¡¡TE AMO!! ¡¡POR FAVOR NO ME DEJES!! ¡¡BYAKUYAA!!

Se había visto a sí mismo, y a Byakuya, en un atardecer, no en la mansión, ni en el Rokungai, estaban en cualquier parte, simplemente mirando la caída del sol, desde un tejado, mientras que la brisa acariciaba sus rostros, sentados uno al lado del otro, sin nada de que preocuparse.

En algún momento, durante la caída del sol, Byakuya le susurraba un "Te amo", él sonreiría contestándole con un "Yo también te amo", luego de ello, los dos compartirían la misma sonrisa, acercando sus cabezas para compartir un beso suave y ligero, el sol terminaría de caer y las estrellas llenarían el cielo, la luna los alumbraría en medio de la oscuridad y ellos cubrirían sus cuerpos con caricias.

Sentiría los besos de su capitán sobre su cuerpo, desde su cabello hasta sus pies, aquellos labios quemarían todo su ser, como si fueran de fuego. Él besaría el cuerpo de su capitán hasta embriagarse de su sabor, delineando su rostro, tan fino y a la vez varonil, seguiría las líneas de su cuello, desde su mentón hasta sus clavículas, besando su yugular suavemente, para poder sentir el latir de su corazón y regocijarse con ese melodioso sonido. Llegaría  su esternón, trazando una línea de besos en el, y su capitán lo detendría, poniéndose sobre de él, besando su pecho, mordiendo alguna de sus tetillas, y él respondería con algunos gemidos, dejándole saber cuanto es que lo disfrutaba...

Se cambiarían de posición una vez más, mientras gemían indecorosamente en la intimidad de su soledad, él se pondría sobre su amado de nuevo, descendiendo hasta su virilidad, tratando de no sonrojarse al verlo, aquella parte del cuerpo del noble seguramente sería como el resto de su ser, perfecto y majestuoso. Se lo metería a la boca con cierta timidez, lamiéndolo despacio, simulando que le costaba trabajo, pero que en el fondo sabría que estaba acostumbrado a ello, por que ellos estaban destinados a estar juntos...

Succionaría con fuerza, arrebatándole gemidos placenteros a Byakuya, lo disfrutaría, porque ansiaba poder probar esa deliciosa miel de su amor. Pero Byakuya lo detendría antes, dándole un beso más, y le indicaría con sus elegantes palabras, empañadas por el deseo, que deseaba poderlo, y él lo dejaría hacerlo...

Sentiría como aquellos dedos penetraban amorosamente en su interior, abriéndose camino, preparándolo para recibir al amor de su vida y acobijarlo dentro suyo. Aquellos dedos lo dejarían, y mientras su amado capitán le susurraba bellas palabras al oído, iría entrando en su cuerpo, aquel miembro viril lo quemaría por dentro, haciéndolo jadear, sudar pura pasión, contestando a  sus palabras, diciéndose cuanto se amaban, y cuando sus cuerpos se fusionaran en uno solo, iban a exhalar todo su amor, y cuando acabaran empezarían una vez mas... Sería así cada día, así, amándose por la eternidad...

Renji no podía dejar de llamarlo, quería salvarlo, estaba dispuesto a dar a mitad de su alma con tal de que Byakuya viviera, la mitad de su cuerpo, la mitad de su corazón, la mitad de todo lo que era y todo cuanto tenía, sólo por salvarlo, y amarlo con la mitad que le quedara por el resto de sus días...

El Noble respiraba con dificultad, su vida parecía fugarse por sus heridas y el pelirrojo se sentía en medio de su peor pesadilla. Quería despertar, despertar a sus buenos sueños, en donde su amado llegaba, a su habitación, portando aquel gesto calmado y tranquilo, él iba a recibirlo con una sonrisa, Byakuya entra y lo saluda, los dos se dirigen a la estancia, el mayor tomaría asiento y él le sirve  le té... Ambos se relajarían y platicarían sobre todo lo que hubiesen hecho durante el día...

Pasarían día tras días, años tras año, juntos, amándose infinitamente sin importar lo que pasara en el resto del mundo, porque su amor era grande...

Veía a su capitán, casi inconsciente en su sueño de muerte, y sus fantasías al mismo tiempo, era exactamente como soñar despierto, como tener una pesadilla despierto, estaba entre ambas realidades, no podía resignarse a perderlo, pero un par de palabras llegaron a su conciencia... Esa era al última de sus fantasías...

Él iba andando por su casa, de él y Byakuya, era pequeña y agradable, él no necesitaba de lujos... Pasaba por el comedor cuando oyó un ruido extraño. Golpeaban la puerta, las paredes, el golpeteo se escuchaba por todos lados, era el sonido de la lluvia, asique se asomó por la ventana...

El cielo parecía nublado, los rayos del sol no le llegaban, de pronto sintió algo en el pecho, corrió hacia su recamara y el sonido se hacía mas fuerte, abrió la puerta y no pudo reprimir un grito de terror...

Llovía dentro de su cuarto, suyo y de Byakuya, eran gotas de sal y escarlata, eran lágrimas de sangre que caían por todos lados. Corrió hacia su amado y Byakuya lo miraba sereno, con esa sonrisa triste. De sus ojos brotaban las lágrimas de sangre, cayendo hacia su ropa y marcándola de rojo. Sobre el noble llovía mas copiosamente, y su amado murmuraba una y otra ves "Lo siento"...

-BYAKUYA NO ME DEJES ¡NO TE VAYAS!-

Corrió hacía él, queriendo abrazarlo, pero sólo alcanzó a tocar el vacio, su amado Kuchiki Byakuya ya no estaba en frente suyo, la lluvia se detuvo, todo estaba oscuro, no podía ver nada, absolutamente nada...

-BYAKUYA-

Miró a su alrededor, estaba él, solo, en su cuarto, no había rastro de nadie mas ahí, ni ropa, cobijas, cosas, ni si quiera el aroma característico de su amado había quedado...

Toda esa visión duró no más de un segundo, aunque para él fue como horas, semanas, de dolor. La mano de su capitán rozando su rostro lo trajo a la realidad, su amado lo había despertado a la cruel realidad una vez más...

-Lo siento... Nunca quise que me amaras, porque... No quería que... Lloraras por mí, Renji... -

Le susurró débilmente, las fuerzas se le iban a cada segundo, sentía pena y angustia por él, lo amaba tanto, que daría su vida por él, pero le dolía ser quien más daño iba a hacerle en su corazón...

-¡¡NO ME DEJES!!! ¡¡YO QUIERO AMARTE TODA LA VIDA Y ESTAR  TU LADO SIEMPRE!!-

Tomó la mano del noble, besándola entre lágrimas, sintiendo que aquella vez, sin importar cuanto se esforzara, perdería contra la vida...

-NO ME DEJES BYAKUYAAAAAA-

Say goodnight
don't be afraid
calling me calling me as you fade to black

-Estaré a tu lado... Aunque no puedas verme Renji... Aquí, en tu corazón...-

Cada palabra salía mas suavemente que la anterior, el tiempo se le acababa inmisericordemente rápido.

-NO ¡NO! ¡VAS A VIVIR BYAKUYA! ¡SÓLO NO CIERRES LOS OJOS!!-

Él se aferraba a no dejarlo partir, pensaba que, quizás, si lograba mantenerlo consiente el tiempo necesario, alguien del cuarto escuadrón podría llegar a ayudarlo, era cuestión de no dejarlo cerrar los ojos y tratar de que estuviera consciente, solo unos minutos más, sólo un poco más...

-Mi amor... Me iré feliz... Por que he... Oído mi nombre... De tus labios... Estoy bien... No... No llores por mí... -

Respiraba cada vez más lento y pausado, casi no quedaba sangre en su cuerpo y la vitalidad se le iba escapando, pero mantenía una última sonrisa sólo para su pelirrojo...

-Renji... Yo nunca... nunca quise...-

-No te esfuerces tanto Byakuya... Vas a vivir, pero tienes que reposar ¿Sí? Ahora que vamos a estar juntos no puedes dejarme solo... No puedes...-

Lo veía desvanecerse tan lentamente que el tiempo parecía no transcurrir, sus lágrimas caían libremente sobre el cuerpo de su capitán, eso lo mantenía despierto un poco más, pero sabía que era mentira, que aunque lo deseara no lograría verlo después de ese día, y dolía tanto...

-Yo sé... Que no será... Por favor... No llores por mí...-

El pelirrojo estaba negando cada una de sus palabras con la cabeza, acariciándole las mejillas mientras le susurraba que tenía que seguir con vida, por él, por ellos, le decía suavemente que no podía irse así, sin haberlo amado con sus besos, con su cuerpo, diciéndole que quería que él fuera quien lo tomara antes que nadie, que quería entregarle todo lo que era porque era a quien más había amado y a quien más amaría en toda su existencia...

-Estoy feliz... Por que... Estoy contigo... Renji... Te amo... Sé feliz... mi amor...-

Cerró los ojos, lentamente, mirando al pelirrojo. Ya no podía escucharlo, todo para él iba desvaneciéndose en medio de la nada. Poco a poco la muerte se lo iba llevando, permitiéndole tener una última imagen de su más grande amor... Y dejándole el aliento de unas últimas palabras...

-Perdóname por... Hacerte llorar... Mi amor...-

Fue su último susurro, cayendo, finalmente, sin vida en los brazos del pelirrojo, con aquella bella última sonrisa en sus labios...

-BYAKUYAAAA NOOO ¡¡¡BYAKUYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!!! -

Holding my last breath
safe inside myself
are all my thoughts of you
sweet raptured light it ends here tonight

Sus gritos cruzaron todo el espacio de la ciudad, haciendo eco en medio de las ruinas. Ya no importaba si Rukia corría desesperadamente hacia ellos, o si Kurosaki Ichigo se apuraba lo mas que podía para llegar a su lado para salvarlo del ataque del enemigo, ni si quiera le importaba saber si Unohana Taicho se dirigía hacia donde estaban, porque para él el mundo había dejado de tener sentido...

La muerte se había llevado su alma, y su conciencia, cuando le había arrebatado la vida a su amado Byakuya...

"Perdóname por hacerte llorar Mi Amor" era todo lo que podía oír en su cabeza, una y otra vez, como si el tiempo se hubiera congelado en ese instante... Aun cuando oía a lo lejos los gritos de los demás no podía entenderlos, él quería quedarse ahí,  en medio de todo para poder seguir a su amado Byakuya hasta la muerte...

La espada de alguien más, que ni se molestó en saber de quien era, atravesó su pecho, y en poco tiempo él cayó en la oscuridad también, deseando poder encontrarlo en medio de la nada...

Se veía en un gran paraje, el cielo parecía ser blanco, muy blanco en verdad, había árboles por doquier, las hojas d estos caían muy lentamente y él las miraba maravillado. Parecía que era primavera, porque los árboles estaban llenos de hojas y floreados, frondosos y llenos de vida, también parecía otoño, porque las hojas y las flores se caían de los durmientes interminablemente por la brisa un poco gélida que soplaba en todas direcciones, era como una caricia delicada...

Jamás había visto un lugar como ese en ningún lado, por eso le causaba una ensoñación maravillosa. Corrió entre los árboles, buscando a su amado, tenía la impresión de que Byakuya debía de estar por ahí, en algún lado...

Corrió por días, aunque no había ni sol, ni luna, ni noche ni día, sabía que había pasado tiempo suficiente como para estar seguro que llevaba días corriendo, finalmente llegó a la parte mas luminosa, ahí lo vio, estaba seguro de que era su silueta de su capitán mientras estaba de espaldas, Byakuya caminaba hacía el interior de la luz. Renji lo llamaba sin descanso, una y otra vez, corriendo hacia él, deseando desesperadamente abrazarlo y besarlo, decirle cuanto lo amaba... Cuanto lo extrañaba...

-No vengas por mí... No me persigas Renji... No quiero que vengas por mí...-

El pelirrojo lo oía a lo lejos, veía también como giraba su cabeza para mirarlo a los ojos, le dedicó una gentil y tierna sonrisa al mismo tiempo que la luz difuminada todo su contorno, era aquella sonrisa que le había regalado la última vez que respiró...

-La mayor prueba de que existí eres tú, Renji...  Se feliz mi amor, sabes que estaré a tú lado, aun si no puedes verme... Adiós Renji... Quizás nos veamos en otra vida... Hasta entonces, cuídate mucho...-

Dio un paso al frente, el lugar brilló más que mil estrellas juntas, Kuchiki Byakuya se desintegró dentro del halo de luz, como si el arcoíris se hubiese vuelto el estallar de fuegos artificiales... Era tan hermoso...

-BYAKUYAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA-

Quiso poder tocarlo antes, poder alcanzarlo, mas sin embargo todos sus esfuerzos fueron inútiles. Tenía la mano hacia delante, pero no había mas que paredes de color amarillo ahí, estaba sentado en una cama, su cuerpo cubierto de vendajes, todo dolía inmensamente, pero en su pecho estaba esa maldita opresión que dolía miles de veces mas que todo su cuerpo...

Un pequeño calor lo tocó, era su amiga de toda la vida que lo estaba abrazando, feliz de que finalmente él recuperara la conciencia...

-Al fin despertaste, Renji, llevabas días inconsciente... Ya me estabas preocupando de más...-

Ella lo soltó de inmediato al oír un quejido de él, se le había olvidado la seriedad de las heridas del pelirrojo, ella tenía una sonrisa bonita, pero muy triste, algo que él sabía que no le auguraría nada bueno, además, la joven tenía algo, que le era muy familiar, entre sus brazos...

-¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde está Kuchiki Taicho?-

Decía cada palabra con angustia, él esperaba que ella le contestara primero por su ultima pregunta, porque su pecho le estaba recordando que había una ausencia que pretendía ignorar...

-Renji... Niisama... -

Ella se estaba controlando para no soltarse a llorar, sabía cuanto era lo que Renji apreciaba a su hermano, desde hacía mucho ella había notado ese amor que el pelirrojo le profesaba al capitán del sexto escuadrón...

-Él deseaba que seas tú quien se quedara  con su Kazahana...-

Le entregó la fina seda, con lágrimas en el rostro, sabía que lo que ella le estaba diciendo era una crueldad, pero ella fue quien quiso decirle, no quiso que nadie más le diera la maldita noticia al pelirrojo.

-No... ¿P...Por qué? ¿Por qué Byakuya?...-

Se abrasó a la bufanda de su amado, sollozando suavemente, no lo vería nunca más, no lo sentiría nunca más, incluso su aroma desaparecería de la Kazahana con el tiempo, no lo podría tocar nunca más...

Ahora Kuchiki Byakuya sería uno de sus recuerdos solamente, su fantasía imposible, que estuvo a punto de volverse realidad, como en un cuento de hadas, se había roto como un vitral, estallando en miles de pedazos...

Y sus palabras giraban en su mente una vez más, por la eternidad...

"Perdóname pro hacerte llorar amor... Te amo Renji..."

Holding my last breath
safe inside myself
are all my thoughts of you
sweet raptured light it ends here tonight

Fin

 

Notas finales:

 

Espero que les haya gustado, y si desean alguno, solo es cuestión de pedirlo, aunque puede que me lleve algún tiempo, trataré de cumplir con la mayoría de las peticiones y si por algún motivo no puedo, se los haré saber, Sin embargo, pienso esforzarme por todos los que deseen leer, especialmente por ti, Saya Ohjousama ^^

Cuídense mucho, y gracias pro leer, y por los RR, si desean dejarme alguno.

Atte: ddai


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