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Locuras y Realidades por gblogger

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Notas del fanfic:

Una locura, cuando estaba casi dormido.

Espero les guste

Notas del capitulo: Un shot de locura

Lentamente y con tristeza observo pasar otro día más. Al correr las cortinas de mi habitación, puedo notar que los primeros copos de nieve empiezan a caer, notando como el ventoso otoño le brindaba paso al frío invierno. El invierno mi época, época donde las expresiones más falsas de la gente salen a relucir. Donde muchos creen olvidar las penas, para estar y vivir en conjunto. Sin embargo, una vez pasada esta estación todos vuelven a sus rutinas; olvidan todas las promesas que han hecho y se comportan como zombis siguiendo un padrón determinado desde la niñez.

Desearía que este invierno fuera diferente. Fuera un cálido invierno, en el cual pueda disfrutar de las cosas maravillosas que nos deja apreciar. Decido dejar mi cómoda y cálida habitación y dirigirme a trabajar. Al menos ahí puedo pensar en otra cosa.

Me preparo y me alisto, mi vestimenta pulcra atrae miradas por parte de todos.

-          Buenos días señorito -dijo Karla.

Karla es mi nana, ha estado cuidándome desde que abandoné la casa de mis padres. Pues ese era un lugar enorme, pero aún más frío que mi propio ser. Mi nana me decidió acompañar. A pesar que no me parecía la idea, ahora es la mejor.

-          Buenos días nana -dije.

-          Otra vez inicia el invierno, esta época que esconde tantos misterios que solamente Dios entiende. -fue su respuesta.

-          ¿A que te refieres nana? -sentándome en la mesa de mi casa e invitándola a hacer lo mismo mientras me servían el desayuno.

-          Estamos en una época en la que se debe de disfrutar junto a los seres que amamos, pero la mayoría solamente piensa en que dar de regalo. Que fiesta hacer, cuánto alcohol consumir. No se preocupan del significado de éste tiempo. -expresó con la sabiduría que solamente los años pueden dar.

-          Y ¿cuál es ese significado? -mientras tomaba mi taza de café

-          Es el mismo significado de la vida... Disfrutar, compartir, hacer amigos, recordar buenos momentos y crear nuevos. Sentir lo que es la vida.

Esas palabras me impresionaron mucho, eso era justamente lo que yo deseaba. Muchas veces había pensado que mi nana tenía la habilidad de leer las mentes  O al menos podía hacerlo con la mía. Terminé mi desayuno, me lavé los dientes y con un suave beso en la mejilla de mi nana, me dirigí hacia el trabajo.

Estaba tan absorto en mis pensamientos que no descubrí que ya estaba en la empresa, hasta que mi chofer me lo informó.

-          Señor, hemos llegado.

-          Muchas gracias James. -el chofer sonrió complacido.

-          ¿Algo más que necesite y yo pueda ayudarle? -me dijo manteniendo su sonrisa.

-          No por ahora, gracias. Yo te llamo para que pases por mí. Pues desconozco a que hora saldré hoy. -informé.

-          Si señor, como usted mande. Que pase un buen día.

-          Gracias -respondí.

Me puse mi chaleco y abrí mi paraguas, puesto que el clima quería amenazar con una tormenta helada.

Entré al edificio de 15 pisos en el cual trabajo, saludando a los guardias de seguridad. Y al llegar al ascensor, presioné el último botón directo a mi oficina.

-          "Piso 15, Gerencia General" -fue la voz del aparato.

Recorrí silencioso los metros hasta la puerta principal, puedo apreciar que en el escritorio de mi secretario. Está una foto de él, con su novio y sus 2 hijos adoptados. Se veían felices en esa foto.

Mi oficina, por lujosa que sea con una alfombra hipoalergénica de lado a lado. Un pequeño sillón para descansar. Un televisor, una computadora portátil, mi escritorio. Mi aire acondicionado, calefacción. Todo lo necesario para trabajar perfectamente. Además de una puerta de vidrio que daba a la sala de sesiones.

Encendí la computadora y empecé a trabajar en la agenda para el día de hoy. No podía hacer mucho, pues mi agenda la maneja mi secretario. Y debía esperar a que éste apareciera.

Envidiaba a mi secretario. No solamente era una buena persona, trabajaba excelentemente y todo lo que fuera necesario, jamás había faltado al trabajo. Solamente que más de una vez me ha tocado llamar a su esposo para que se lo lleve a la casa porque llegaba a trabajar enfermo y no es que no deseara que no trabajara. Solamente que era muy apreciado para mí como para permitirle que se dañara por algo insignificante como el trabajo. Su salud está primero.

Justo a las 7:45 a.m. quince minutos antes de la hora de ingreso, escucho una campanilla. Presiono el botón del altavoz y la voz de su asistente se escuchó por la oficina.

-          Muy buenos días señor. ¿Cómo se encuentra el día de hoy? -siempre mostraba una gran alegría.

-          Muy buenos días Steve, amigo mío. ¿Puedes pasar un momento? -pregunté.

Las puertas de la oficina se abrieron dejando pasar a un hombre de 1, 70 piel ligeramente tostada. Ojos y cabellos oscuros. Vestía un traje de color crema que solamente mostraba aún más su apariencia.

-          Toma asiento por favor. -pedí.

-          Gracias señor. -fue su respuesta mientras se sentaba.

-          Por Dios Steve, me llamo Andrés. Dime -sonriéndole- ¿cuántas veces tengo que decirte que ese es mi nombre y no me digas señor? -pregunté.

-          Pero Andrés, usted es mi jefe y eso no sería bien visto.

-          Mira Steve -poniéndome serio -me vale un cuerno lo que dicen los demás. Tú y tu esposo saben muy claramente que son mis amigos y que jamás me interpondré en su relación. Además que mi corazón le pertenece a alguien más.

-          Si Andrés lo sé bastante bien. -me dijo con una sonrisa.

-          Dime amigo mío. ¿Qué nos espera en el día de hoy? -le pregunté un poco cansado. Mi amigo sabía muy bien que el tema de mi relación era algo delicado y que por lo general  me cambiaba el humor y me ponía más triste que de costumbre.

-          Tiene una reunión con los Gerentes, y un almuerzo con un acompañante. -afirmó Steve.

-          Gracias, bueno a trabajar. Por favor llama a los gerentes y convócalos a reunión. Diles que los espero en 20 minutos a más tardar en la sala de reuniones.

-          Si Andrés, nos vemos -me dice levantándose y saliendo de mi oficina.

Me pongo de pie y veo que en la sala de reuniones Steve ya dejó todo preparado para la reunión gerencial, no puedo evitar que una sonrisa se me forme en el rostro. Esa es la eficiencia personalizada.

Justo a tiempo ingresan todos los gerentes a la sala de sesiones para poder tomar una decisión que implica hacer nuevas contrataciones. Debido a que en la empresa hay una propuesta de crear nuevas plazas, pero todos los departamentos desean contratar a todo para ellos. Y las cosas no son como ellos desean, sino en que área de la empresa se necesite reforzar.

Me pongo de pie para ayudar a Maritza, mi Gerente de Recursos Humanos; la cual está a punto de caerse por venir cargando los contratos y los perfiles de los entrevistados. Ella es una de las personas más amables. Ojalá todo el personal de la empresa aprendiera un poco de ella. Su tolerancia y paciencia eran increíbles. Y el amor que ella le daba al trabajo solamente era comparado con el de Steve.

El resto del equipo directivo llega y toma asientos en su lugar. Esperando iniciar.

Una aromático café con repostería, cortesía de Steve nos acompaña en nuestra reunión. Una vez que terminamos Maritza y yo de explicar la situación con los nuevos empleados se me ocurre la idiota idea de decir.

-          Ahora sí, opinen.

Esa es la peor idea que se me pudo ocurrir. Era peor que estar en un estadio de fútbol soccer.

-          Yo necesito al menos 20 empleados para la nueva campaña de publicidad, debido a que necesitamos hacer que la empresa se expanda. -afirmó Enrique, Gerente de Mercadeo.

-          Yo también necesito -recriminó Miguel, Gerente Tecnología -cada día el sistema es más complejo de manejar y estamos haciendo uno nuevo.

-          Eso no es importante -afirmó el Antonio Gerente de Finanzas. -Siempre a final de período yo ando corriendo con los estados financieros para poder presentarlos. Yo soy el que sabe como va la empresa.

-          UN MOMENTO -rugí, provocando que todos se quedaran callados. -Primero que todo, Enrique. ¿Quién dijo que la empresa estaba en período de expansión? Es cierto que contrataremos más personal, pero tenemos las suficientes instalaciones.

-          Con su permiso señor -dijo Evelyn la que era la Gerente Administrativa - nosotros tenemos el espacio indicado para reubicar a la Gerencia que sea necesaria, mientras se efectúa la remodelación correspondiente.

-          Más que suficiente, en cuánto a ti Miguel. Dime -volviendo los ojos en blanco -de cuándo acá tu empiezas a hacer un sistema nuevo y a implementarlo en la compañía sin tan siquiera informarme. Y no quiero excusas, el correo de las Gerencias lo leo personalmente.

El aludido no pudo hacer otra cosa que bajar la cabeza apenado, había metido la pata y bien en el fondo.

-          En cuanto a ti Antonio -este siempre me saca de casillas -si dejaras de incapacitarte tanto y de incapacitar tanto a tus empleados no correrías. Pero ya tenemos la solución. Maritza, por favor quiero en persona ver currículos de los empleados para ver si alguno puede ser Subgerente de Finanzas y así de una vez por todas...

-          Señor disculpe -interrumpió una voz desde la puerta. Me voltee para ver a Steve con expresión preocupada -sé que está ocupado pero es un asunto muy importante.

-          Usted lo ha dicho, no interrumpa -dijo Antonio.

-          Pasa y toma asiento -le sugerí.

El joven ingresó sumamente apenado, bajo la vista fulminante de un gerente.

-          Muy bien Steve ¿Qué ocurre? -pregunté poniendo claramente en pausa la reunión.

-          Señor, es que me acaba de llamar Esteban, mi esposo, hace unos momentos, para decirme que Eduardo, mi hijo menor se cayó y se quebró una pierna y que está en el hospital.

-          Y a nosotros que nos importa. -dijo Antonio.

-          ANTONIO CÁLLESE. Permíteme un momento Steve.

Tomé el teléfono y efectué una llamada.

-          Tengo una emergencia en la oficina, necesito que venga inmediatamente para que me haga un favor. Necesito que se encargue de lo que Steve le diga. Correcto.

-          Listo, Steve, recoge tus cosas, tienes el resto del día libre. Hablamos en la noche. En la puerta James viene para llevarle al hospital y va a estar a tus órdenes y no quiero reclamos de tu parte -le advertí al ver como se ponía rojo.

-          Muchas gracias señor. -me dijo todo apenado.

-          No te preocupes, ve y cuídalo bien. Cualquier dificultad me avisas.

El aludido sonrío y con mucha vergüenza se levantó de la silla para ir a recoger sus cosas e ir al hospital. Mientras que los gerentes estaban en silencio y uno estaba que echaba humo de las orejas.

-          Señor con todo respeto -tragué duro al ver que era Miguel quién me hablaba -usted habla de recortar las vacaciones e incapacidades de mis subordinados y mire esto como es posible que permita semejante falta de respeto de que interrumpa una reunión, para decirnos no se que mierdas de ese esposo homosexual y sus malditos hijos.

-          Maritza, eres tan amable de permitirme un tipo de contrato G2 si eres tan amable. -respondí mirando a los ojos a mi Gerente la cual, entendió claramente el mensaje.

-          Aquí está señor -dijo ella extendiéndome una carpeta.

-          Muchas gracias. Ahora sí vamos a hablar del tema que nos importa. Y prepárense que esto está bueno. Díganme señores y señoritas -mirándolos fijamente -saben ustedes exceptuándote a ti Maritza, ¿qué es un contrato del tipo G2?

Ninguno respondió la pregunta.

-          Es simple, el contrato G2 es nada más y nada menos que el contrato por el cual todos y cada uno de ustedes fueron nombrados en la empresa. Aquí en las cláusulas está claramente establecido que cualquier muestra de homofobia, xenofobia o cualquier otra forma de discriminación humana no va a ser aceptada, pasando así a ser una sanción. Ahora sí Miguel va para ti...

El Gerente muy confiado me vio a los ojos.

-          ¿Usted sabe quién soy yo? -pregunté

-          El Gerente de la Empresa -dijo el con desgana.

-          Está bien y está mal. Si soy el Gerente de la Empresa, soy además el Administrador y uno de los 3 que poseemos acciones de la empresa. Y supongo que con sus altos estudios contables sabrá muy bien que significa ser accionista 1 de la empresa, por lo que omitiré la explicación.

-          Si señor, lo sé muy bien. -dijo este aún sin entender.

-          Perfecto. Entonces si su capacidad de deducción es tan grande. Podrá notar por qué hago esto. Maritza por favor. -dije mirándola.

-          Si señor -y  como un ratón de biblioteca empezó a indagar en los papeles y a redactar una carta, la cual en minutos me entregó.

-          ¿Sabe que es esto? -pregunté.

-          Lo desconozco señor -dijo de mala gana.

-          No se preocupe, yo con gusto le diré que es. Solamente permítame -saqué una pluma y le estampé mi firma y de uno de los cajones saqué el sello de la compañía. -Esto Miguel es su carta de despido, por lo cual le pido que para mañana no encuentre nada que le pertenezca a usted en este edificio, pues más tarde daré la orden al portero de que usted tiene prohibida la entrada. Y respecto a sus hijos, quiero verlos en mi oficina mañana temprano, pues están en período de prueba y con un pie ya fuera de esta empresa.

-          USTED NO PUEDE HACER ESO -rugió.

-          Si, si puedo, como ya le dije soy el Gerente y a la vez un accionista de la empresa. Por si lo quiere saber, la causa de su despido es debido a que usted acaba de hacer un comentario despreciativo hacia uno de los empleados. Pero no solamente es eso, ese empleado es uno de los de mi confianza, de los más allegados a mí. Por lo cual, la ofensa es como si me la hubiera lanzado a mí en persona. Además que desde hace un par de meses, Steve es dueño del 20% de las acciones de la empresa. Indicándole así que es su jefe y las faltas de respeto yo no las tolero. Y sabe algo imbécil -dije perdiendo los estribos -YO TAMBIÉN SOY HOMOSEXUAL.

La cara que hizo el Gerente al descubrirse su metida de pata, era necesario enmarcarla, pero ya era muy tarde para él.

-          Por cierto, si a Steve le pasa algo. Sepa que habrá deseado jamás haber nacido. Tengo policías en todo el mundo. Así que si a Steve le pasa algo. Créame, les va a doler hasta sus tataranietos.

Ahora no solamente estaba frustrado sino que asustado. El sabía las influencias del Gerente. Por lo que se puso en pie y se retiró de la Sala de Sesiones.

-          Lamento que hayan tenido que ver esto. Pero espero que al menos les sirva a ustedes de lección para saber que cosas hacer y que cosas no. Libero el resto del día de las obligaciones a todos. Espero que descansen, reflexionen y si alguno de los presentes tiene alguna duda la resolveremos mañana.

El resto de los gerentes sonrieron y se pusieron en pie.

-          Maritza, por favor explícales la situación a los hijos de Miguel, los cuales trabajan en tu departamento. Creo que ellos entenderán mejor que su padre. -dije

-          Si señor, como usted diga -afirmó la mujer llevando las cosas, esta vez en compañía de los otros gerentes que la ayudaron con la carga.

Esa reunión fue peor de lo que esperaba por lo que necesitaba ir a descansar. Me dirigí a mi escritorio y noté que Steve, atento como siempre me dejó la agenda por si necesitaba chequear algo. Recordé que tenía un almuerzo con alguien. Pero noté que Steve no había anotado ningún nombre o teléfono para contactarle. Lo único que pude notar era la hora. 11:00 a.m. Miré el reloj y descubrí que eran las 10:25, me tomó demasiado tiempo esa reunión con los gerentes. Decidí estirarme y pude apreciar lentamente como los vehículos de todos mis empleados salían del estacionamiento. Dejando libre el parqueo. De nuevo estaba completamente solo. Esa fría soledad que tanto le desesperaba. Se sentó en su silla a pensar.

-          Si tan solo estuvieras aquí... -fue el suspiro lanzado a la nada, mientras cerraba los ojos.

-          Definitivamente tanto trabajo te está volviendo loco, ahora hasta hablas solo. ¿A qué has llegado Andrés? -dijo con voz burlista.

-          Hola César, ¿Qué haces por aquí? -pregunté perplejo

-          Hola, tú y yo tenemos un compromiso para salir a comer a las 11:00 a.m. -me respondió.

-          Si tengo un compromiso, pero no sabía que eras tú. -afirmé

-          Que raro que Steve no te haya dicho, además hablando de Steve, ¿donde está? O mejor dicho ¿dónde están todos?

-          Toma asiento, ¿te molesta si encargo pizza para almorzar?

-          En absoluto, cuéntame ¿que pasó? -dijo con brillos en los ojos.

Dando un sonoro bostezo, empecé a narrarle la historia. Justo cuando acabé la narración el portero subió con la pizza. Le di las gracias y se retiró.

-          Me parece muy bien lo que hiciste Andrés -me dijo César mientras yo comía pizza.

-          Gracias -dije sonriéndole -pero dime ¿a que debo el honor de tu visita? No te veía desde...

Los dos nos quedamos en silencio en ese momento.

-          Andrés, lo siento mucho -sus palabras me empezaron a doler -lamento ser así.

-          Tranquilo César -dije claramente triste.

-          Andrés yo... Acepto ser tu novio.

El mundo se puso de cabeza, era un sueño.

-          Andrés, ¿ya no deseas seguir con la idea? -me dijo tristemente.

-          No, no es eso, es que he estado esperando esa respuesta durante tanto que creo que es un sueño.

-          Sabrás que no lo es.

Y con suavidad, puso sus brazos alrededor de mi cuello y lentamente sentí ese delicioso sabor el cual tanto había deseado.

Lo tomé por la cintura y nos seguimos fundiendo en el suave beso. Donde lo acerco más escucho que gime y noto que nuestros cuerpos han reaccionado favorablemente ante el contacto. Lentamente lo vuelvo a abrazar y le doy un nuevo beso, solo que de manera aún más demandante que antes.

Lentamente y sin soltar el beso lo fui recostando sobre la mullida alfombra. El calor que empezaba a hacer en la oficina era incómodo. Con cuidado, le levanté la camisa dejando ver ese pecho blanco libre de bellos tan hermoso que tiene. Como una fiera hambrienta me dirigí a atacar sus pezones, provocándole que empezara a gemir. Esos maravillosos gemidos eran como música para mis oídos. Sin embargo aún estaba hambriento, deslicé mi lengua por todo su abdomen, formando un camino de saliva. Justo al llegar a la cintura descubrí lo molesto que me resultaba ese pantalón de color negro, el cual le hacía ver un enorme y delicioso trasero. Al eliminar esa molestia pude descubrir un slip el cual mostraba claramente el emblema más bello, emblema de la virilidad y de la belleza de César. Sin pensarlo dos veces, empecé a darle lengüetazos por sobre el slip, provocando que arqueara la espalda. Su cara se encontraba perlada de sudor.

Era la imagen más erótica que jamás había visto, ese cuerpo brillaba por culpa del sudor. Me sentía realmente extasiado, sin poder resistir más, le bajé el slip y empecé a acariciar y saborear ese endurecido miembro. Las expresiones de placer que efectuaba mi ahora novio eran las más hermosas y perfectas y lo que más me gustaba era el hecho de que ese placer yo era quién lo estaba provocando.

Lentamente y con suavidad mi boca fue comiéndose ese trozo de carne, provocando un fuerte gemido. De arriba hacia abajo provocándole placer extremo. Sentí que estaba a punto del orgasmo, cuando le escuché...

-          De...Detente.

Temiendo haberle dañado, saqué el pene de mi boca y me acerqué a sus labios, para preguntarle suavemente:

-          ¿Te lastimé?

-          No mi amor -me dijo -lo que pasa es que no quiero acabar solo,  quiero que acabemos juntos -se sonrojó -quiero que acabes dentro de mi -dijo bajando el volumen y poniéndose más rojo.

Me acerqué y le di un beso en la boca y en un santiamén me quité la ropa y volví a mi tarea, mientras unos húmedos dedos se abrían lentamente espacio en su interior.

Sin poder resistir y de una estocada entré en él. A pesar de arquear la espalda y brotar una lágrima no se quejó, al contrario empezó a mover las caderas demostrando que deseaba seguir con más. Dándole lo que deseaba empecé a moverme provocando que cada uno de nosotros gimiera cada vez más fuerte. El calor era cada vez más insoportable, mientras que nuestros cuerpos se fundían más en el placer y en el deseo.

-          Justo ahííiiiiiiiiiiiiiii -me dijo justo al rozar su próstata.

Complacido con haber encontrado el punto seguía dirigiendo mis estocadas a ese punto. Hasta que llegamos al clímax.

Justo cuando salí de su interior. Se me tiró a los brazos para decirme.

-          Te amo...

Se me aceleró el corazón y con lágrimas de ojos me lo comí en besos y le dije:

-          Yo también te amo.

Nos abrazamos juntos para quedarnos juntos en el piso de la oficina, mientras que por la mente cruzó una idea.

-          Que hará mañana Steve cuando nos vea.

Y buscando una cobija que siempre tengo en caso de emergencias y nos abrazamos durmiendo y esperando que sería de nosotros a partir de ahora...

Notas finales: Esperoles haya gustado bye!!!!!!!!!

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