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El Error Inapreciable por Madame Poppoff

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Si debía ser sincero, las cosas supuestamente deberían ser mucho mejores después de la graduación. O al menos así lo había esperado Tezuka.

Jugadores que él respetaba más de lo que le gustaba admitir se habían encontrado en preparatoria con una meta en común, crear el mejor equipo de tenis que el país hubiese visto. De hecho, había sido idea de Fuji, cuando los regulares de Seigaku se sentaron a pensar que harían con sus vidas.

- Que tal si nos vamos a una escuela que no tenga un buen equipo de tenis? – preguntó con una sonrisa. – O aún mejor, una que no tenga un equipo. Así podemos empezarlo, no desplazamos a nadie y podemos tener la libertad que solíamos tener como regulares en Seigaku.

Tezuka pensó que la idea era aberrante. Que lo mejor era entrar a academias con buenos equipos de tenis, para aprender de sus senpais y mejorar. Pero el sentimiento protector que tenía lo hacía cuestionar el liderazgo de todos los capitanes que conocía cuando visitaba las escuelas. Y descubrió que no podría entrar a ninguno de esos equipos sin caerle a golpes al capitán tras unos días.

Finalmente, todos los jugadores que estuvieron de acuerdo con la idea se sentaron en una mesa y decidieron por una escuela juntos, una que les sirviese a todos.

La elegida fue Hokkusei Gakuen, o Hokku-en para los estudiantes. Para Tezuka, Inui y Oishi, era perfecta, pues también contaba con una universidad. Para Kikumaru, estaba cerca de su casa.

Fuji sólo quería, secretamente, mantener su estado de normalidad lo más posible.

Tal vez incluso ganar el torneo nacional.

Entonces Kikumaru cometió el error de contarle su plan a Oshitari de Hyotei, quien le comentó a Atobe,  quien se burló de la idea frente a Sanada.

Antes de que se dieran cuenta, los mejores jugadores de sus equipos habían corrido a Hokku-en para formar una súper selección indestructible de tenis, que pasase a la historia.

Y tal como se esperaba, el equipo especial de la preparatoria Hokku-en arrasó los campeonatos estatales y llegó en tercer lugar en el nacional. Tezuka asumió que era porque la interacción de los jugadores aun era nueva, apenas se conocían y muchos de ellos eran rivales.

Al año siguiente Kaidoh se les unió con una explicación escueta. Tezuka no estaba convencido, pero otro jugador talentoso era justo lo que el equipo necesitaba. Ya estaban en segundo año y tenían que preparar un equipo de calidad para cuando ellos se graduaran, debían dejar el nombre de la escuela en alto, especialmente cuando el equipo de tenis había sido fundado por ellos.

Internamente se preguntaba si podría convencer a Echizen que se les uniera al año siguiente.

Entonces ocurrió algo que ni Tezuka, ni ninguno de los jugadores de Hokku-en esperaban.

- Me temo que tengo que retirarme del equipo, - comentó Fuji tras un extenuante partido con de practica con Sanada. Por supuesto el prodigio había perdido, pero la forma agitada en que respiraba Sanada, y el disimulo que usaba para sobarse su mano adolorida hacían pensar a Tezuka que Fuji mejoraba a pasos agigantados y pronto podrían jugar de nuevo.

- Eh!? Por qué quieres renunciar, Fujiko! – protestó Eiji, aferrándose a uno de sus mejores amigos por años. Fuji le sonrió tiernamente.

- Tengo un proyecto que no puedo dejar pasar, y desgraciadamente mi tiempo no es mucho, así que tuve que escoger entre eso y el equipo.

- Pero tu amas el Tenis, Fujiko!! – volvió a protestar Eiji.

- No dejo el tenis, - respondió Fuji. – Sólo que ya no tengo tiempo para venir a las practicas todos los días y participar abiertamente en el equipo. Siempre que quieras puedes buscarme, jugaré con gusto.

Si bien la invitación había sido dirigida a Eiji, todo el equipo supo de inmediato que el comentario era para ellos. Cualquiera que quisiese probar sus habilidades contra Syuusuke Fuji, era bienvenido a intentarlo.

- Bueno, ya se me hace tarde, tengo que ir a mi nuevo compromiso y, - Fuji pausó. – Eiji-kun, no llores, siempre vamos a ser amigos, aun estamos en el mismo salón y caminamos juntos a la escuela todos los días.

Eiji asintió.

- Pero no es lo mismo!

Fuji suspiró suavemente, observando a sus, ahora, ex-compañeros de equipo.

- Ha sido un placer compartir la cancha con todos ustedes, agradezco todo lo que me enseñaron y espero que esto no afecte nuestra amistad, - dijo con una reverencia que fue correspondida por casi todo el equipo.

- Fuji, te encaminaré a la puerta, - comentó Tezuka mientras se acercaba al otro muchacho. Fuji se encogió de hombros.

Ambos comenzaron a caminar.

- Por qué haces esto? – preguntó el mayor, ahora que se encontraban solos.

- No sé de qué me hablas, Tezuka, - respondió Fuji, enviando un mensaje por su teléfono.

- Estas vengándote de mí? Es eso? Por lo que pasó en el verano?

Finalmente Fuji se detuvo, sus ojos azules gélidos observaban a Tezuka con detenimiento.

- Nunca me hice ningún tipo de ilusión, Tezuka. Jamás me prometiste nada, y por supuesto que sabía que no éramos pareja, - dijo con simpleza. – Para estar desilusionado, necesitas ilusiones. Yo no tenía, así que no, esto no tiene nada que ver contigo.

Un leve ‘egocéntrico’ flotaba en el aire entre ellos. Fuji no lo había dicho, nunca lo haría, pero Tezuka lo conocía lo suficiente como para saber que eso había querido decir. Así de profunda era la conexión que tenían.

La misma conexión que lo había hecho tomar al otro muchacho en sus brazos y poseerlo durante todo el verano, memorizar su cuerpo y el sabor de su piel mientras oía sus leves gemidos de placer. Tezuka incluso podía recordar donde había marcado la blanca piel de Fuji, sólo para sentir por unos días que su compañero de aventuras le pertenecía, y jamás sucumbiría a los constantes coqueteos de Oshitari.

Porque, todo había sido gatillado por celos.

En cuanto el verano se acabó y la fascinación que Tezuka sentía por su pequeño amante se extinguió. Fuji tuvo la madurez de sentarse a su lado y hablar del asunto. Tezuka fue directo con él, Oshitari se había acercado mucho, todos sabían que el otro prodigio era un depredador sexual, Tezuka había sentido celos, y había dejado que sus emociones lo dominasen, y eso los había llevado a la cama.

Fuji había escuchado todo atentamente, con paciencia.

No reaccionó con violencia como Tezuka esperaba. Tampoco lloró una sola lágrima.

Tan sólo se encogió de hombros y comenzó a vestirse, y Tezuka se lamentó internamente no poseerlo una última vez mientras observaba su cuerpo.

- Vaya, creí que duraría un poco más, - murmuró Fuji una vez estuvo vestido. Poniéndose de puntas, le dio un beso fugaz a Tezuka en la punta de la nariz y caminó a la puerta. – Bueno, nos vemos el lunes en la escuela!

No había sido para nada como Tezuka lo había imaginado, pero al entrar a clases y ver  Fuji actuando como si nada hubiese pasado se sintió tranquilo, aún cuando la mentira aun le pesara en la lengua y le ardiese la garganta de solo pensarlo.

Todo era por el bien de Fuji, por supuesto.

Y el prodigio tenía razón.

Él jamás le había prometido nada, jamás le había dicho algo sobre sentimientos. Era sexo, lo que tuvieron, crudo, salvaje, desquiciado, pero en el fondo sólo era sexo.

Y ahora Fuji se iba del equipo de Tenis y Tezuka quería sentir alivio, más que nada quería sentir que podía dejar de esconder a su nuevo amante, pero en lugar de eso sentía un peso enorme en la boca del estómago.

Le faltaba el aire, incluso.

Ahora que ya no podría jugar con Fuji.

Súbitamente se sintió molesto con él. Quien se creía que era practicando tanto, jugando a la par con Atobe e Inui, haciendo sudar a Sanada y ganándose la admiración de sus compañeros, sólo para abandonarlos a todos antes que Tezuka pudiese pedirle una revancha?

Obviamente el otro muchacho estaba burlándose de él y del resto del equipo.

- Espero que tu nuevo proyecto valga más que lo que dejas aquí, Fuji,- bufó molesto, escondiendo sus manos en los bolsillos de su pantalón.

Fuji asintió.

- Siento que así es, ojalá las cosas hubiesen sido diferentes, pero esto es algo que necesito, y con personas que me necesitan a mí.

Tezuka se arregló los anteojos y no comentó. Fuji llegó a las puertas de la preparatoria, donde lo esperaba el convertible rojo de su hermana. Tezuka sintió un escalofrío de solo recordar lo que habían hecho en el capó de aquel auto.

- Gracias por todo, capitán,- susurró Fuji. – La próxima vez que nos veamos, ya no seremos amigos.

Tezuka quiso detenerlo, preguntarle qué de que estaba hablando. Pero Fuji ya estaba dentro del auto y se alejaba rápidamente a su nuevo destino.

Minutos después, Atobe tomó la mano de Tezuka y lo observó un rato.

- Estas bien? – preguntó confundido. – Llevas los últimos diez minutos mirando la calle, te dijo algo que te molestara?

Tezuka sólo tomó a Atobe en sus brazos y lo besó, derramando toda su pasión en sus labios, forzando a su piel a absorber el calor de el otro muchacho, tratando de borrar el de Fuji que los había abandonado.

 

Continuará.

Notas finales: Que les ha parecido? Espero que a alguien le guste, esta idea la tenía en la cabeza hace semanas y no pude resistir escribirla ahora que he encontrado este maravilloso sitio.

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