- No puedo creer que tengas miedo -dijo una voz.
- Y cómo no tenerlo, ¿qué pasa si no me corresponde? -dijo una segunda voz.
- Jamás sabrás si eres correspondido, si no se lo dices. O que crees que es ¿sabio? -respondió la primera voz.
- No sé si será sabio, pero no quiero perder lo que ya tengo, pues me ha costado muchísimo conseguirlo. -respondió la segunda voz
- ¿Jamás escuchaste el refrán "El que no llora no mama"? -dijo la primera voz -juégatela, arriésgate o es que ¿no estás seguro de lo que sientes acaso?
- ¿Cómo se te ocurre? -dijo la primera voz empezando a molestarse. -Por supuesto que estoy seguro de mis sentimientos, nunca había estado más seguro de lo que siento por él.
- ¿Entonces qué sientes por él? -dijo la primera voz.
- Estoy enamorado, enamorado como una mocosa de15 años. Perdidamente loco por su forma de ser, su cabello, la suavidad de su piel. Desearía tenerlo para mí -aseguró la segunda voz -abrazarlo, asfixiarlo, comérmelo a besos, protegerlo con mi vida y no te lo voy a negar. También deseo hacerlo mío, que sienta lo mucho que lo adoro, como me desvivo por él y por su cuerpo.
- Sí, se te nota -dijo la primera voz riéndose completamente al ver la erección que se le había formado al segundo, al decir las últimas palabras. -Pues entonces díselo, grítale en la cara que te gusta, no creo que las flores que le compraste y ese maldito anillo en el cual se te fueron todos tus ahorros los quieras enviar a la basura.
- Pero tengo miedo. -afirmó la segunda voz.
- A la mierda el miedo, aquí importa solamente el amor, y si alguien más sale lastimado pues salado. Ante el amor verdadero nadie se puede oponer. Y eso lo sé yo mejor que nadie. Y no sé de qué te quejas, si a quien quieres, es todo lindo. Ni yo que tengo al novio más baka de toda la historia de la humanidad, me quejo tanto como tú lo estás haciendo ahorita. Así que sé hombre y díselo, antes de que alguien se te adelante, vamos ototo. Tú puedes.
De pronto se escuchó un estruendo, similar a cuando un adorno se cae al suelo y se hace añicos. Los dos chicos salieron corriendo de la habitación donde estaban discutiendo para descubrir a Ken, en el suelo, tratando de con sus manos, recoger un florero que había en el apartamento y que se le había quebrado.
TK se dirigió a ayudarlo, y cuando se agachó pudo notar que de sus ojos, gruesas lágrimas se escurrían dañándole su bello rostro, por lo cual el corazón del rubio menor se encogió.
- Ken, Ken. ¿Qué te pasa? -dijo TK claramente asustado.
- Na...nada TK no te preocupes. Estoy bien. -afirmó Ken.
- Eso no es cierto Ken y lo sabes, estas llorando a moco tendido, y hace años que no te veía llorar, sé que algo te debe estar pasando. Es que acaso no confías en mi.
El peli azul se volvió a TK y empezó a hablar.
- Hace tiempo, que ando enamorado de una persona que es la más maravillosa del mundo. -El corazón de Takeru se retorció doloroso, mientras hacía intentos de no derramar ni una sola lágrima -siempre le vi como un ejemplo a seguir un modelo en mi vida. Hoy justamente quise decirle lo que yo sentía por esa persona. Pero, he llegado tarde, alguien se me adelantó y me robó el camino, se llevó el corazón de esa persona y no puedo hacer nada.
Dicho esto, el chico volvió a llorar, mientras se abrazaba a TK. Mientras que por otro lado, Yamato que estaba hablando con Takeru en la habitación sonreía de manera tonta, pues aunque al principio Ken, le había dado lástima. A medida de que este hablaba se daba cuenta de que todo había sido una confusión por parte de los dos bakas.
- El amor hace estúpida a la gente -dijo Yamato mentalmente.
- Ken -dijo TK limpiándole las lágrimas -¿quién ha sido esa persona que te hace llorar, esa que no merecen tus lágrimas, por mucho que lo puedas amar?
- ¿Para qué quieres saberlo? -dijo el peli azul.
- Para partirle los cojones por maldito -dijo TK con lágrimas en los ojos.
Yamato soltó la carcajada y volvió a ver a los dos menores. Su hermano le miró furioso.
- Takeru, ven acá para partirte los cojones por maldito -dijo Matt.
- ¿A mí? ¿Por qué? -dijo Takeru
- Acaso no lo entiendes, Ken está enamorado de ti, y nos debió de haber escuchado en nuestra conversación en la habitación. Así que fuiste tú el que lo daño. -dijo Yamato como quien le explica a un niño como comerse un confite sin ahogarse en el intento.
- Ken, es ¿cierto? -dijo el menor de los rubios.
El chico se limitó a mover la cabeza hacia arriba y hacia abajo.
El rubio se sintió como un estúpido al darse cuenta de la confusión que había hecho junto a su hermano. Empezó a rascarse la cabeza en busca de una solución. Yamato al ver el predicamento de su hermano, volvió a la habitación y sacó un ramo de rosas y una cajita pequeña.
- Toma burro, -que si fueras más lento irías para atrás -y dicho esto le lanzo ambas cosas a su hermano.
El rubio entendió y, tomando las cosas se volvió hacia Ken y le dijo:
- ¿Aceptarías ser mi novio?
- TK, yo te amo, pero eso no te da derecho a jugar con mis sentimientos, sé que tú amas a alguien más -dijo el peli azul con la cabeza gacha.
- Ken, eres esa persona que amo, que deseo abrazar y comerme a besos.... -empezó a decir TK.
- Y por quién se le pone dura -dijo Matt desde la esquina, provocando que ambos se pusieran de un peligroso color rojo.
- Acepto, TK -dijo Ken al recuperar la compostura.
Y sin más el rubio se tiró a besar a su ahora novio, mientras que las cosas se ponían un poco candentes y empezaban a otra gemidos.
- Nunca aprenderán que no deben comer pan delante de los pobres. -lo que hizo que ambos se dieron cuenta de que necesitaban una ayudita.
- Tranquilos chicos -dijo Yamato -yo también ando con ganas, voy a ir a buscar a Tai para que me relaje un poco -miro con cara sombría a su hermano. -y háganlo en el cuarto que no quiero blancas sorpresas mañana cuando limpie.
Y no había salido Yamato, cuando TK alzó a Ken, a lo que este preguntó:
- ¿A dónde vamos?
- A obedecer a mí hermano.
Y sin más empezó a subir la temperatura.
Fin