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T-miau por licherni

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Notas del capitulo:

espero ke os guste y compense un poco mi tardanza ^.^

kisses

 

La guerra acabó y el mundo mágico y muggle (en su ignorancia) respiraba en paz, Voldemort había muerto. Los alumnos volvieron a sus respectivos colegios de magia para acabar sus estudios interrumpidos, las pérdidas recientes se habían recuperado, como por ejemplo Albus Dumbledore que volvía a la dirección del colegio, Sirius Black, comprometido con Severus Snape, Cedric Diggory, tocando los huevos como nunca en un intento de demostrar su agradecimiento... Vamos, que todo era tranquilidad...

-¡NO NEVILLE, ESO NO!

 

¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡KABOOOM!!!!!!!!!!!

 

Bueno, dejémoslo en que fuera de Hogwarts todo era tranquilidad, en el colegio todo seguía igual. Veamos qué ha ocurrido esta vez...

 

Era la clase de pociones de Gryffindor y Slytherin, todo estaba en silencio, sólo se oía el burbujear de los calderos en los que algunos alumnos que todavía no habían terminado trabajaban. Harry echaba vistazos a su alrededor los pocos segundos que debía dejar reposar la poción después de cada vuelta. Cuando vio que obtenía el color deseado y especificado en su libro cogió una muestra en una botellita y la dejó junto a otras que ya estaban en la mesa del profesor. Al volver a su sitio miró al caldero de Neville, que estaba a su lado, en el cual burbujeaba costosamente algo parecido al metal líquido y que le dio muy mal rollo, cuando vio que el despistado de su amigo iba a echar el pelo de unicornio antes que las raíces de milubulus miletonia (ni idea de si existe o no) reaccionó.

-¡NO NEVILLE, ESO NO!

 

Demasiado tarde, el pelo cayó al caldero y éste reventó bañando a Potter, que se interpuso para proteger a su amigo, de viscoso líquido transparente y lo estampó contra una pared por la fuerza de la onda expansiva. Snape se acercó preocupado al ahijado de su prometido y se agachó para tomarle el pulso, suspiró aliviado al encontrarlo.

-Weasley llévelo rápido a la enfermería e intente no tocar mucho esa cosa, Lombottom diez puntos menos para Gryffindor por el desastre, pero cinco puntos más porque Potter ha sabido reaccionar aunque no ha sido a tiempo.

 

A las pocas horas de haber sido llevado a la enfermería el Golden Boy ya estaba de vuelta en su habitación dejándose vencer por el sueño. En mitad de la noche su piel comenzó a arder y todo su cuerpo se convulsionó por un atroz dolor. A la mañana siguiente despertó hecho una mierda. Se llevó la mano a la cabeza para revolverse el pelo en un intento de que eso lo despejara cuando las notó, triangulares, peludas, suaves e inquietas. Se levantó rezando a todos los de arriba que no fuera cierto lo que creía que tenía en la cabeza. Se plantó ante el espejo de cuerpo entero y se evaluó, efectivamente ahí estaban, sobre su cabeza: dos orejas de gato del mismo negro de su pelo pero con las puntas blancas. Acercó su cara al espejo y se enseñó los dientes, los colmillos eran más largos y estaban más afilados que antes, se miró las manos y se dio cuenta de que las uñas habían cambiado, siempre se las mordía y por eso se las había destrozado, ahora en cambio las tenía largas, afiladas, duras y muy cuidadas. Volvió a mirar su reflejo y vio algo que se movía con parsimonia detrás de él, algo largo, peludo, negro azabache y con la punta blanca, se miró el trasero para comprobarlo y volvió la vista a su reflejo. 3... 2... 1...

-¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡AH!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!- con tal grito todo el castillo despertó.

La puerta del baño se abrió de golpe dejando entrar a sus amigos preocupados y medio dormidos, el primero de ellos Ron.

-¡Harry! ¡¿Estás bien?! ¡¿Qué ha...?! ¡¡¡¡¡¡AH!!!!!!- ese otro grito termino de despejar a los más remolones.- ¡¿Harry?! ¡¿Qué te ha pasado?!

-¡Ron! ¡Ron, soy un gato!

-¡¿Cómo?!

-He dicho que soy un gato, no que me haya quedado sordo- respondió el moreno intentando destaponar una de sus orejas humanas. ¡Un momento! ¿Si tenía apéndices de gato también tendría eso del tamaño de un gato? Estiró de la cinturilla de su pantalón del pijama y suspiró aliviado.- Sigue teniendo el mismo tamaño.

-¿Son de verdad?- preguntó Seamus tocando una de las orejas que se le escapó en cuanto Harry notó que las tocaban.

-Sí, lo son, y no toques- respondió alejándose con rapidez y poniéndose en posición de ofensiva mientras el pelo se le erizaba al bufar.- ¿Miau? ¿Qué es esto? ¿También maúllo? Miau. ¡AH! ¡SOCORRO! ¡Hermi!

-¿Qué es todo este alboroto?- preguntó Neville asomándose al baño.- ¡AH! ¡HARRY ERES UN GATO!

-¡¿NO JODAS EN SERIO?! ¡Esto es culpa tuya Nev! ¡¿QUÉ COÑO TE PASABA AYER EN POCIONES?! ¡JODER QUE HASTA HACE DOS DÍAS ERAS UN CRACK! ¡¿TE HAS VUELTO TONTO DE NUEVO EN ESA ASIGNATURA?!

-No es eso, es que tenía otras cosas en la cabeza.

-Ah, claro, lo de Nott, en ese caso estás disculpado- respondió abrazándolo.

-¿Son de verdad?- preguntó Nev cogiendo la cola.

-¡ESAS MANOS FUERA!- volvió a bufar.

 

Todo el mundo se extraño de que los Gryffindor llegaran tarde al desayuno, sobre todo aquella mañana que había tortitas con siete siropes diferentes como plato especial. Poco a poco todos empezaron a llegar con una variación realmente extensa de expresiones: susto en algunos, sorpresa en otros, lujuria en la gran mayoría de ellos y diversión en unos pocos, sólo uno tenía cara de angustia y ese era el preciado Golden Boy ¿con un gorro de lana? El lugar se llenó de murmullos ante la aparición tan concentrada y extraña de los leones, Mcgonaggal se acercó a Potter y se cruzó de brazos frente a él con cara reprobatoria.

-¿Qué ocurre profesora?- preguntó Harry sudando la gota gorda de los nervios.

-Es de mala educación tener el gorro puesto en la mesa señor Potter- el niño que vivió la miró angustiado.- Potter, le pido amablemente que se quite el gorro.

-Profesora no me haga esto, por favor- le rogó el pobre chico.

-Lo siento señor Potter, son las normas, quítese el gorro.

-¡No!

-Profesora, en serio, no lo haga quitarse el gorro- le pidió Hermione.

-Señorita Granger, si no quiere que su casa pierda puntos no se meta donde no le mandan, señor Potter, el gorro, ya.

-¡No!

-¡Señor Potter! ¡Ya!

-Está bien- ante la fulminante mirada de su profesora, y la curiosa del resto del comedor ante el espectáculo, Harry se quitó el gorro dejando ver sus orejas.

-Le dije que no lo hiciera quitarse el gorro- le dijo Granger a la profesora que miraba a Harry en estado de shock.- No hay quien se las quite, tampoco quien las haga desaparecer, hemos probado todo antes de bajar pero nada. ¿Profesora? ¿Profesora, está bien? ¡Profesora!

Mcgonaggal se había desmayado y todo el comedor miraba cómo las orejitas de Harry se movían nerviosas. Cedric Diggory se acercó a Harry intentando apoyarlo pero no pudo resistirse a intentar tocar una de las lindas orejitas, la cola de Harry se movió antes que su mano y atrapó la de Diggory a medio camino cortando la posibilidad de que pudiera tocarle sus apéndices. El comedor volvió a llenarse de murmullos de sorpresa y la profesora recién recuperada se volvió a desmayar, Harry no encontró otra cosa mejor que hacer que salir corriendo de allí cuando escuchó un escalofriante grito que decía:

-¡Es lindísimo! ¡Lo quiero para mí!

 

Harry corrió como no había corrido nunca, salió a los jardines y se escondió en las ramas de un árbol cercano al lago. Allí se quedó un rato hasta que llegó la hora de pociones que bajo y decidió ir, no estaba dispuesto a que Snape volviera a pensar que era un descuidado que se las daba de héroe como antes. En cuanto salió de su escondite una tropa de chicas lo vio y salió corriendo detrás de él, en cuando llegó al vestíbulo a las locas se les unieron una tropa de chicos. Tuvo que dar un salto tremendo para que ambos grupos chocaran y él pudiera seguir su camino a las mazmorras, por suerte llevaba su mochila consigo y no tendría problemas de falta de material. Toco un par de veces la puerta y luego la abrió, todas las cabezas se giraron para mirarlo.

-¿Profesor Snape, puedo entrar a su clase?

-Por supuesto Potter, pase y empiece con su poción de inmediato.

-Gracias señor.

 

Las siguientes horas de clase fueron un suplicio, no se sentía seguro en ningún sitio, en los pasillos lo seguían grupos de locas y locos, en las clases lo miraban de manera bastante malsana o intentaban tocar su cola o sus orejas o intentaban meterle mano. Mirara donde mirara todos buscaban la oportunidad de echarle la soga al cuello para que fuera suyo, todos menos uno que todavía no se había reído de él por su reciente y llamativo problema. Cuando hubo llegado a su habitación después de cenar se cambió a una ropa más cómoda y bajo a la sala común, no llegó a sentarse ya que su nuevo instinto animal le decía que algo andaba muy mal a su alrededor. Todo estaba demasiado en silencio, miró a su alrededor pero no vio nada raro, sólo estaban los compañeros de últimos cursos estudiando. ¡Un momento! ¿Estudiando? ¡Era una trampa!

-¡Ahora!- gritó alguien, algo le pasó por la cabeza y le envolvió el cuello, alguien cogió sus brazos y se los ató con cuerdas detrás de la espalda.- Ya eres nuestro gatito.

-Miau, quita pervertido de mierda, miau, me haces daño, ¡suéltame!

 

Sólo consiguió que sonaran risas, entonces el cuadro se abrió y aparecieron sus amigos que enseguida empezaron a lanzar hechizos a diestro y siniestro mientras él escapaba corriendo de allí, su propia casa era un lugar peligroso.

 

Un grupo de locos mixto lo vio y lo empezó a seguir, intentó despistarlos dando rodeos que sabía que los perderían pero por si acaso siguió corriendo hasta que chocó contra alguien y cayó al suelo. Se maldijo mil veces al oír los gritos al fondo del pasillo, lo habían vuelto a encontrar. Miró al frente, a la persona que lo había hecho caer y se sorprendió, hasta se alegró.

-¡Malfoy! ¡Malfoy, castígame!

-¿Cómo? ¿Qué?

-Estoy en los pasillos después del toque de queda- le respondió Harry, el Silver Prince se quedó en su sitió y el Golden Boy al oír la masa humana que se acercaba a él se empezó a desesperar.- ¡Malfoy! ¡Castígame! ¡Mátame! ¡Hazme invisible! ¡Lánzame un hechizo y que me tengan que llevar a la enfermería! ¡Por lo que más quieras, haz algo que me aleje de ese pelotón de fieras salvajes que me sigue!

 

Ante su sorpresa Malfoy lo levantó del suelo tirando de su brazo todavía atado al otro detrás de la espalda y lo llevó corriendo lejos de allí. Abrió un aula en desuso y cerró la puerta esperando en silencio a que dejaran de oírse los pasos de la gente. Luego dejó que Harry se dejara caer de rodillas más o menos aliviado mientras intentaba cortar las cuerdas con sus uñas. Cuando lo consiguió suspiró aliviado y se frotó las muñecas adoloridas, luego miró a Draco que también lo miraba, con el rostro impasible y un millón de cosas que decir brillando en sus ojos de plata líquida.

 

Todo había sucedido demasiado rápido, acababa de empezar con su ronda pensando en Harry, en lo que lo había cambiado la guerra, su cuerpo escultural hizo estragos en la mente del rubio y luego esas sonrisas tristes aún más. Después de que se enterara de que la Weasley le había estado poniendo los cuernos con muchos el Golden Boy no había podido a dirigirle ni una mirada de reproche, de odio ni nada, era como si no lo viera, si discutían daba la sensación de que faltaba algo, la pasión por enfrentarse, esa descarga de adrenalina que los invadía, pero desde lo de la mini-comadreja todo eso se había acabado. Draco ya no encontraba medios para llevarse una mirada, un gesto o lo que fuera del niño que vivió y eso lo mataba, porque, aunque no lo quisiera reconocer ante nadie, moría por tener toda la atención de esos preciosos ojos verdes.

 

Y cuando lo vio esta mañana, aún más frágil de lo que ya había adivinado Draco que podía ser al espiarlo por las noches y en las clases se le derritió el corazón, él quería hacerlo feliz. Lo de las orejas ya fue la guinda del pastel, si no había gente detrás de él ahora tenía a todo el colegio detrás por ser tan condenadamente lindo con esas pintas de gatito. No sabía qué hacer para acercarse a él, nunca podría y entonces oyó los gritos y los pasos y busco el por qué de ellos. Y fue cuando tropezó con él, cayó al suelo del impacto mientras lo miraba sorprendido de su buena suerte, unos shorts y una camisa sin mangas lo cubrían a parte de las deportivas del mismo color, el rostro de pura angustia, una cadena colgando de su cuello y las manos atadas a la espalda. Cuando su nombre sonó en sus labios con un tinte de alegría pensó que debía de estar en un sueño, aún más cuando le hizo la siguiente petición de castigarlo, sólo que sabía que no pensaban de la misma forma. Cuando volvió a pedirle con más aclaraciones lo que quería entendió a la perfección (como para no hacerlo) y actuó tal y como su cuerpo se lo pedía. Y ahora estaban ahí, los dos mirándose sin saber qué decir.

-Yo... esto... gra-gra-gra-gracias.

-Vaya Potter, no sabía que tartaja eras tan gracioso.

-Bueno, algo más que sabes de mí.

-¿Estás bien?- le preguntó agachándose hasta ponerse a su altura.

-Creo que sí- se miró las muñecas marcadas y se quitó la cadena del cuello.- Podría haber sido peor.

-¿Qué te ha pasado?

-Han intentado violarme, los chicos aparecieron y me escabullí en el alboroto pero ese grupo de locos me vio y me empezó a seguir. Me siento como un animal de premio que todos quieren.

-¿Puedes volver a tu casa?

-Nanai, fueron ellos quienes me atacaron, no estoy seguro en ningún sitio en el que la gente pueda entrar a la ligera, ni siquiera puedo utilizar la sala de los menesteres ya que será donde primero me busquen.

-¿Potter, quieres que te lleve a algún lugar en el que no te encuentren?

-No sé si fiarme de ti Malfoy, ya encontraré algo por mí mismo.

-De acuerdo, pero acéptame una recomendación, en las mazmorras, en el mismo piso de la casa Slytherin hay un pasillo al lado contrario al de la entrada a la sala común, si llamas tres veces a la puerta que hay allí se abrirá y pasarás a una habitación amueblada, muy Slytherin pero cómoda y calentita.

-Intentaré tenerlo en cuenta- un poco sorprendido salió de allí en busca de un sitio seguro donde dormir.

 

Dos horas después de haber deambulado sin encontrar ningún sitio decente, de haber sido perseguido por Filch, de haber asustado a su gata a base de bufidos y estar que casi se cae del sueño se atrevió a probar suerte con la sala de Malfoy. Nadie vigilaba por esa zona así que no tuvo problemas para llegar, se sorprendió al no encontrar ninguna puerta que no fuera la del cuadro y sintiéndose tonto probó a tocar en ella. Al dar el tercer toque el cuadro se apartó junto con una parte de la pared dejando a la vista una espaciosa habitación con los muebles de madera oscura y telas verdes y plateadas. Muerto de sueño dejó su varita sobre la mesita de noche y quitándose los zapatos se metió a la cama para caer rendido en los brazos de Morfeo.

 

Extrañamente a la mañana siguiente lo despertó un despertador que no creía haber visto por la noche, todavía era temprano pero mejor salir cuanto antes de allí para que nadie lo viera. Se arriesgó a subir a su habitación para darse una ducha rápida, cambiarse de ropa, coger los libros, el mapa y la capa, en cuanto oyó ruidos salió pitando de allí todavía a medio vestir. Se fue poniendo bien la corbata mientras iba al gran comedor y se terminó de colocar bien la camisa. Al entrar en el comedor se sintió extraño ya que no había nadie de su casa, miró a su alrededor y descubrió a Malfoy desayunando solo en la mitad de su mesa. Harry decidió sentarse justo frente a él, intercambiaron una mirada y siguieron comiendo, en la banqueta al lado de Harry apareció un mensaje.

-"¿Has podido dormir bien?"

-"Sí, aunque poco, un despertador me despertó antes de lo que suelo hacerlo"

-"Pensé que así te daría tiempo a volver para coger tus cosas sin problemas."

-"¿Lo pusiste tú?"

-"Te vi entrar y pensé que lo necesitarías"

-"Tanta atención de ti me sorprende Malfoy, ¿qué quieres?"

-"Dejarnos de peleas. Te lo voy a decir claro y conciso, quiero que intentemos ser amigos, es el último año, además las peleas no tienen gracia ya"

-"¿Por fin maduraste? ¡Hagamos una fiesta!"

-"Potter, no te burles, ¿aceptas o me vas a volver a rechazar?"

-"Esta vez aceptaré"- miró al frente y vio algo parecido a una sonrisa en los labios del otro.- "¿Eso era una sonrisa? ¡Qué fuerte! ¡Qué alguien le saque una foto antes de que se acabe el mundo!"

-"Potter..."

-"Está bien, está bien, gracias por lo de anoche Malfoy"

-"No fue nada"

-¿Harry?

-Pro-profesor Dumbledore, ¿qué sucede?- preguntó el menor borrando los restos de la respuesta de Draco.

-Querría hablar contigo si no es mucha molesta, queremos ver si podemos solucionar tu problema.

-Por supuesto.

 

Después de miles de pruebas no consiguieron encontrar nada en Harry que explicara su estado, y como ya era tarde pensaron en dejarlo para el día siguiente, cuando harían análisis de sangre y otras pruebas. En la cena Harry volvió a sentirse acorralado y ni siquiera pudo volver a su sala común ya que todos allí lo esperaban para cogerlo. Por suerte cuando la panda de locos que andaba fuera iba acogerlo Draco los desmayó a todos y se lo llevó con él. Antes de entrar en Slytherin le puso la capa de invisibilidad a Harry y luego lo llevó lo más rápido que pudo hasta su habitación.

-Aquí estarás a salvo, nadie se atreve a entrar sin permiso.

-Gracias Malfoy, pero no podré quedarme todo el rato en tu habitación.

-Intentaremos solucionar eso más tarde, ¿de acuerdo? Mañana hablamos con el director para ver qué puede hacer por ti. ¿Qué te ha dicho la enfermera?

-Que de momento no saben qué tengo, físicamente estoy en perfecto estado, nunca había estado más sano- respondió el moreno sentándose en una butaca.- Les he dicho que se tiene que deber a la poción de Neville que me salpicó entera pero lo que es físicamente no pueden ver qué es lo que ha hecho que la poción me cambie a lo que soy ahora.

-Entiendo, tal vez sea genético o algo así.

-Por eso mañana me seguirán haciendo pruebas- ambos se quedaron en silencio un momento.- Malfoy, se sincero conmigo, ¿por qué me ayudas tanto? ¿Por qué ahora?

-Es difícil de explicar.

-Estoy seguro de que podré seguirte.

-Desde la guerra te he estado observando mucho, a ti y a tus amigos, me di cuenta de que me había equivocado aquél día que critiqué a Weasley, no digo que lo soporte, sólo que no es tan... mal amigo como me imaginé que iba a ser. Tengo que reconocer que me dio envidia, yo te ofrecí mi amistad primero pero por bocazas lo elegiste a él, siempre he querido enmendar mi error pero mi orgullo siempre ha estado por delante. Lo creas o no te he visto sufrir tanto como tus amigos, tal vez más al ser yo quien a veces te hacía sufrir a ti, y sinceramente cada año me gustaba menos verte así y aún así cada año sufrías más. Me alegré tanto como tú al saber que habías resucitado hasta al coñazo de Diggory, porque sabía que te haría feliz. No sé muy bien por qué pero aunque me rechazaras siempre, muy en el fondo de mi alma, quería que fueras feliz.

-¿Y por qué seguías con las peleas?

-Si me dejaras terminar te lo habría dicho enseguida- suspiró divertido.- Las peleas eran para descargar tensiones, ¿no te acuerdas de lo bien que sentaba pelearnos para olvidar durante un escaso intervalo de tiempo que la muerte nos acechaba?

-Sí, es cierto, me relajaba bastante.

-A mí también, por eso seguí, pero claro luego llegó lo de la mini-comadreja... Sinceramente, una ligera idea tenía por lo que se hablaba por aquí pero tal vez me importó más tu reacción. Así de repente, gracias a esa niñata a la que le falta cobrar para montar aquí el trabajo más antiguo del mundo, me quedé sin oportunidad de enmendar mi error, sin poder descargar tensiones y hacerte olvidar que te pasa algo malo. No sabes lo furioso que me puse al darme cuenta de que ya ni me respondías a los insultos y que ni siquiera eras feliz. Mi mente ha debido tomar su propia decisión de querer protegerte y hacerte feliz tal y como lo hacían tus amigos antes, tal vez se me pasó por la cabeza que si ellos no podían alguien nuevo, como yo, podría tener alguna oportunidad.

-Vaya, demasiada información de golpe para asimilar, dame un segundo por favor.

-Por supuesto- ambos se quedaron en silencio. Harry empezó a pasear con tranquilidad por la estancia terminando de asimilar todo lo que había escuchado, cuando lo tuvo todo claro se tumbó al lado de Draco.

-Demasiado amplio y extenso para ser una trampa, no me has delatado y ciertamente has dado en el clavo con lo que has dicho. Tal vez tengas razón y tú puedas animarme, de momento ya lo has hecho, me has salvado también dos veces y es algo que en verdad te agradezco.

-Parecías asustado.

-Es que lo estoy, si me conoces tan bien como dices te darás cuenta de que ser el punto de mira de todos no es mi pasatiempo favorito, tampoco el que intenten abusar sexualmente de mí porque gracias a un error ahora a todos les parezco "un lindo gatito". Me siento como un pañuelo de papel, se coge, se usa y se tira, pocos no intentan eso conmigo, sinceramente que tú no me admiraras siempre me ha sentado bien, me hacía sentirme en cierta manera alguien normal que puede gustarle a alguien y que puede no gustarle. Los Slytherin, queráis o no sois un consuelo para mí, aunque ahora no puedo decir lo mismo. Nunca me había planteado seriamente cambiarme de casa hasta hace poco, siempre quise saber qué se sentía al ser Slytherin pero siempre he sentido Gryffindor como el hogar que nunca tuve hasta llegar aquí. Ahora mismo soy vulnerable en todos los aspectos, estoy físicamente cansado todavía, sufro de pesadillas cuando me duermo y no puedo descansar, mi magia todavía no se ha recobrado del todo después de la última gran batalla y mis emociones están a flor de piel, tanto que la mínima herida emocional que tenga me va a doler muchísimo más de lo que me dolió nunca nada. Ahora mismo sólo quiero un apoyo que me haga vivir de nuevo ya que mis cambios también me han dado renovadas energías y magia a parte de los apéndices gatunos.

-Si quieres yo podré darte el apoyo que necesitas.

-Me gustaría que lo intentaras.

-Entonces lo haré lo mejor que pueda.

 

A la mañana siguiente Draco despertó con un agradable ronroneo a su lado, algo le hacía cosquillas en la mejilla y un dulce olor a fresa le pedía a gritos tirar el despertador que sonaba y seguir durmiendo. Aún así se desperezó y se dispuso a vestirse cuando se dio cuenta de que no podía moverse, Harry lo abrazaba fuerte con brazos y cola.

-Potter, es hora de levantarse, tenemos que ir a que te hagan las pruebas.

-Un poquitín más señora Weasley... ya me prepararé el desayuno yo después.

-¡¿Cómo?! ¡Potter joder que no soy la comadreja madre!

-¿Miau? ¿Qué pasa? ¿Dónde estoy?

-Tienes memoria de pez Potter.

-¿Miau? ¿Pez? ¿Hay pescado para desayunar? Quiero pescado.

-¡Potter despierta coño que estás en mi habitación!

-¡AH! ¿Malfoy que hago abrazado a ti?

-¿Y a mi qué me preguntas? Eres tú el que está abrazado no yo.

-Yo... yo... l-lo siento tengo costumbre de agarrarme a la almohada.

-No pasa nada, pero si me sueltas podremos cambiarnos e irnos desayunar sin que te molesten.

-De acuerdo.

 

Una vez duchados y cambiados cogieron todas sus cosas y se dirigieron al gran comedor, igual de vacío que el día anterior. Se separaron para ir cada uno a su mesa pero antes de que Harry se pudiera sentar el profesor Snape se acercó a él.

-Harry, debes ir en ayuno, tenemos que sacarte sangre.

-¿Sacarme sangre? ¿Con aguja?

-Sí, vamos, te está esperando la Señora Pomfrey- el Golden Boy lo miró un poco angustiado, gesto que no paso desapercibido en el Silver Prince que escribió un rápido mensaje en la banqueta.

-"¿Quieres que vaya contigo?"

-¿Severus, puede venir Malfoy conmigo?

-¿Draco? ¿Por qué él?

-Nos hicimos amigos ayer noche, te puedo asegurar que fue totalmente sincero conmigo, confío en él.

-De acuerdo- Harry sonrió a Draco y los tres se pusieron en marcha.

 

En la enfermería Poppy casi echa a Draco a patadas al verlo ir con Harry pero después de la carita de gatito abandonado que le puso el Gryffindor al pedirle que le dejara quedarse no pudo decir que no. Sentó a Harry en una silla bastante cómoda y sacó la aguja con la que le sacaría sangre. Potter se tensó nada más verla y sacó la uñas poniéndose a la defensiva, Draco se acercó a él con tranquilidad y lo cogió de la mano.

-No pasará nada, tú sólo no mires y ya está.

-Vale- se agarró fuerte a la mano del rubio y miró a otro lado, Draco lo abrazó y lo hizo apoyar la cabeza en su pecho para no ver nada.

-No sabía que eras tan asustadizo Potter.

-Las agujas me dan pavor, te lo explicaré más tarde- añadió al notar las ganas de preguntar de Draco.

 

Después de unas cuantas pruebas dejaron descansar a Harry para que desayunaran él y Draco ya que el Silver Prince tampoco le había dado tiempo a comer bocado y no quiso comer nada hasta que Harry pudiera. Mientras comían informaron a Severus de sus planes y de lo que habían hablado la noche anterior, no hizo falta decir mucho para que el pocionista viera con buenos ojos la nueva amistad. Poco después llegó la respuesta de San Mugo sobre los análisis.

-Dicen que hasta dentro de una semana y poco más no tendrán los resultados de las pruebas, hasta entonces no podemos hacer nada por ti Harry.

-Gracias Poppy, has sido muy amable.

 

Los dos menores salieron de allí algo cansados y decepcionados, enseguida los rodearon un pelotón de gente que quería una foto de Harry o a Harry mismo. Ambos se pusieron espalda contra espalda varita en mano dispuestos a atacar al primero que intentara acercarse, pero antes de que eso pasara el director apareció y todos despejaron de allí. Enseguida se le echaron a Harry encima sus amigos preocupadísimos y luego Sirius que los apartó de él para darle un abrazo que casi lo rompe.

-Harry, mi pequeño Harry, ¿dónde has estado? ¿Cómo te ha pasado esto? ¿Mi cachorro, cómo no me avisaste? ¿Son de verdad?

-¡MIAU! ¡ESAS MANOS FUERA!- bufó soltándose del agarre al notar la mano de su padrino en su cola. Al ver que Sirius ponía ojitos de cachorro abandonado reaccionó.- Sirius... yo... esto... lo siento, no era mi intención... ¿Sirius?- lo llamó al verlo en una esquina haciendo circulitos en el suelo con un aura de depresión sobre su cabeza.- Pathfoot, mira son de verdad- dijo acercándose a él y pasándole la cola por la mejilla.- ¿Hace cosquillas? ¿Eh? ¿Hace cosquillas?- preguntó divertido al ver que Sirius intentaba no reírse cada vez que lo tocaba.- Te he echado de menos.

-Yo a ti también cachorro- respondió el animago abrazándolo de nuevo.- ¿Qué hace él contigo?- preguntó señalando a Malfoy.

-Tengo que contaros algo, vayamos al despacho de Dumbledore porque también tengo que hablar con él y así os lo cuento a todos a la vez.

-¿Voy yo también?

-Me ayudaría tenerte para explicarlo todo.

-¿Malfoy también? ¿Por qué?

-Porque sí, vamos.

 

En total silencio todos se dirigieron al despacho del director, Draco se mantenía muy cerca, tocando de vez en cuando la mano de Harry en un gesto de apoyo que el moreno respondía con una débil sonrisa. El director los dejó pasar enseguida y todos se acomodaron dispuestos a escuchar lo que Harry tenía que decirles.

-Veréis, gracias a este aspecto ya sabréis que tengo a una panda de babosos intentando cazarme, literalmente. Hace dos noches los propios integrantes de mi casa me tendieron una trampa y estuvieron a punto de violarme, si no hubieran entrado Hermi y los demás no habría salido de allí entero. Me escapé aprovechando la situación pero me vi rodeado de otro pelotón que me siguió hasta que me encontré con Malfoy, él me salvó. Me dijo un lugar seguro en el que dormir y me ayudó a coger todas las cosas que estaban en mi habitación para las clases. Ayer me volvió a salvar y me dejó quedarme en su habitación a dormir, gracias a él todavía sigo vivo, entero y sin rellenar como un pavo.

-Por eso profesor queríamos pedirle un favor, Harry confía en mí, y yo juro cuidar de él mientras dure... esto- indicó Draco señalando las orejas- así que ambos pensamos que sería más seguro que Harry se quedara en mi habitación mientras tanto. Gracias al premio anual mi habitación es para mí sólo y los Slytherin no se atreven a poner un pie en ella ya que saben qué pasa cuando lo hacen.

-¡¿Que Harry qué?!- gritaron todos menos el director y los implicados.

-Chicos, escuchadme un momento.

-¿Qué le has hecho hurón?

-No se te ocurra acercártele a mi cachorro o mueres.

-Chicos... chicos...- los llamaba Harry algo apenado.- ¡CHICOS! ¡YA BASTA! ¡Ahora me vais a escuchar sin chistar y sin meteros con él!

-Pero cachorro, no es normal que confíes en él, por qué deberíamos pensar que no te ha hecho nada.

-¿No os basta con mi palabra?- preguntó dolido.

-Sí, digo no, digo sí, digo seguramente.

-Ya veo, entonces tendremos que hablar largo y tendido. Draco, vuelve a clase o a donde quieras, luego te alcanzo para decirte.

-¿Estás seguro?

-Hay mucho que tengo que hablar con ellos, luego te diré cómo queda la cosa.

-De acuerdo- le puso una mano en el hombro en señal de ánimo y se fue. Potter lo vio irse, cuando la puerta se hubo cerrado se giró para enfrentar a sus seres queridos.

-¿Por dónde empezamos?

 

Habían pasado tres horas, tres largas horas desde que había dejado allí a Harry y Draco estaba que se moría del nerviosismo. Nadie los había visto salir, nadie sabía nada, su habitación no había cambiado, no había cambiado nada de nada, como si nada de los últimos dos días hubiera pasado. Esa perspectiva lo asustó, no quería perder a Harry, confiaba en él, por fin podría estar con él como amigos y tal vez, con el tiempo, como algo más. Algo le tocó la cabeza con suavidad, miró hacia arriba y se encontró con los ojos más verdes que había visto nunca, junto con la sonrisa más bella de todas.

-Me siguen y son demasiados, ¿nos vamos y te explico?

-Claro.

 

Se cogieron de la mano y corrieron hacia la sala común de Slytherin, una vez en la puerta Harry se puso la capa y entraron. Al llegar a la habitación de Draco, Harry se descubrió y se dejó caer en la silla del escritorio para coger aire.

-Me siento acosado- bromeó.

-Técnicamente lo eres- respondió el rubio tumbándose en la cama y girando la cabeza para mirarlo. Se hizo un tenso silencio entre los dos que ninguno parecía querer romper.- Has... estado mucho tiempo fuera.

-Sí, estuvimos discutiendo mucho tiempo- respondió el moreno levantándose para tumbarse a su lado.- ¿Sabes? Casi me comen. Me he pasado dos horas explicando una y otra vez lo que ha pasado estos dos días, por supuesto he cambiado algo nuestra conversación de ayer, para mantener tu orgullo todavía alto- ambos sonrieron divertidos.- Neville ha sido el primero en convencerse de que lo hago en mis cinco sentidos, cuando te has ido ya estaba convencido, los siguientes han sido Seamus, Dean y Ron.

-¿Weasley?

-Yo también me he sorprendido, pero ha dicho que es cuestión de pura lógica, si me han hecho pruebas de todo tipo y no han encontrado nada que pudiera forzarme es la primera señal de que lo hago por iniciativa propia, ha dicho que luego va nuestro extraño comportamiento de "intimidad" mutua, dice que se veía a leguas que algo había cambiado entre nosotros y que confiábamos el uno en el otro. Dean y Seamus simplemente han pensado que si digo dos veces lo mismo y encima con un cabreo que asusta por fuerza mayor tengo que decir la verdad. Sirius se ha convencido en cuanto Severus ha entrado en escena defendiéndonos, la única que no lo quiere aceptar es Hermione, que se ha resignado y espera ansiosa el momento del "ya te lo dije" y que sinceramente espero que nunca llegue.

-¿Qué tiene contra mí?

-Juraría que es rencor por tener que compartir contigo el premio anual año tras año, se esfuerza muchísimo para superarte y aún así tus notas siempre igualan a las suyas.

-O sea, que la come-libros me tiene envidia.

-Eso parece.

-¿No es un poco egoísta? Porque a ella no le caigo bien tú no puedes tener libertad y tienes que aguantar sentirte culpable porque ella estará enfadada contigo, lo acepte o no.

-Algo de razón tienes pero dentro de poco lo aceptará, además ella no puede influir en algo que sé que es seguro y ya está decidido.

-¿Entonces, te vas ha quedar?

-Por supuesto, el profesor ha dispuesto la habitación para que se amolde a lo que queramos, sólo podemos cambiarla una vez así que tendremos que ponernos de acuerdo.

-Entonces dame la mano, vamos a hacer una fusión de lo que queremos.

 

Ambos se sentaron con las piernas cruzadas uno frente al otro y se cogieron de las manos. Cerraron los ojos al mismo tiempo y pensaron en la habitación que querían tener, intentaron no desconcentrarse al notar el ligero temblor a su alrededor, una vez cesó volvieron a abrir los ojos. Se bajaron de la cama para ver la nueva habitación e intentaron encontrarle un adjetivo que la describiera adecuadamente. Las paredes eran verdes con pequeñas serpientes plateadas por todas ellas, el suelo de moqueta roja con leones dorados. Una lámpara en espiral colgaba del altísimo techo alumbrando la habitación entera, en el lugar de la cama de Draco había aparecido otra aún más grande que era un Jing Jang formado por otras dos camas, un lado de sábanas rojas y el otro de sábanas verdes. Frente a la cama había aparecido una mesa con dos sillones de aspecto muy cómodo junto a una chimenea, cerca había dos puertas, las dos conducían a un baño de mármol blanco y a otro de mármol negro, dentro de los cuales también estaban los armarios de la ropa. Y por último la ventana había pasado a ser un balcón con una mesita de cristal y dos sillas, éstas tenían un escudo grabado de una serpiente y un león entrelazados, al igual que una bandera que colgaba sobre la chimenea y el marco de los espejos del baño, el del fregadero y el de cuerpo entero.

-Es...

-... perfecta.

-Sí, es una fusión realmente perfecta, no hay ni punto de comparación con lo que quería yo, esto es mil veces mejor.

-Lo que no entiendo es lo de la cama, ¿tú lo has pedido?

-Algo así, quería que fuese redonda, que sólo pareciera una, que fuera un Jing Jang pero que fueran dos, creo que me contradije, quería que durmiéramos juntos y no quería, más que nada por lo de esta mañana, tiene que ser molesto que me abrace a ti cada noche.

-Por mí no hay problema, mientras te despiertes cuando quiera salir me basta.

-Entonces cambiémoslo- Harry hizo un movimiento de varita y las camas se convirtieron en una sin dejar rastro.- Oye, ¿y el balcón? ¿Cómo lo has hecho? Estamos en las mazmorras.

-Técnicamente, entramos por las mazmorras pero al pasar por la puerta pasamos por un portal que nos lleva hasta una de las torres más bajas- se acercó al balcón y miró a los terrenos apoyado en el barandal.- Yo diría que estamos en alguna de las torres del ala oeste, desde aquí se ve el lago y el bosque, lo bueno es que no nos pueden ver desde fuera.

-La vista es genial, me gusta el escudo de las sillas y la mesa, es muy apropiado.

-Sí ¿verdad? Bienvenido a tu nueva casa Harry.

-Gracias Draco.

 

La semana siguiente fue más que pacifica, la reciente conformidad entre el Golden Boy y el Silver Prince despertó muchos rumores y habladurías, además de la protección que proporcionaba el rubio a Harry cada vez que intentaban cogerlo. Harry entró en la habitación y se dejó caer en su lado de la cama, Draco lo miró extrañado desde el sillón y se acercó.

-¿Qué ocurre?

-Es Hermione, sigue empeñada en que vuelva a Gryffindor, o que por lo menos le deje hacerme unas pruebas.

-¿Sigue con la tontería de que te he hechizado?

-Sí, además también está Ginny...

-¿Qué pasa con la comadreja?

-Se ha debido aburrir del novio de ahora y quiere volver conmigo por lo tanto se ha aliado con Hermione para hacerme volver a Gryffindor y así intentar seducirme.

-Son pesadas un rato largo.

-Lo sé, y Cedric ha vuelto a intentar meterme mano, es como un pulpo, no sé qué le pasa últimamente que de verdad no hay quien aguante un segundo a su lado.

-Te ves cansado, descansa un poco, luego haremos los deberes y nos acostaremos pronto, ¿te parece?

-De acuerdo, gracias Draco.

 

El rubio acarició la cabeza del moreno con dulzura y cogió el libro que estaba leyendo para seguir haciéndolo al lado del Gryffindor. Entonces la puerta se abrió de golpe y entro un Slytherin medio gritando y otra colgada del brazo del recién llegado.

-¡Draco! ¡Mañana es día de salida! ¡¿Dónde vamos?! ¿Dra... ¡¿CÓMO?!

-¡Comiendo!- cogió a ambos compañeros del brazo y los hizo entrar cerrando la puerta detrás de ellos y asegurando la cerradura con magia.

-Lo siento Draco se me olvidó cerrar- se disculpó Harry.

-Si el que lo va a sentir vas a ser tú, no te disculpes, no pasa nada, ahora pensemos que hacemos con estos dos.

-¡Kya! Visto de cerca es lindísimo.

-Pansy no...

-¡MIAU! ¡No toques!

-Quieto minino, que mala ostia te gastas Potter.

-Sobretodo si me tocan las orejas Parkinson.

-¿Cómo? ¿Desde cuando? ¿Por qué?

-Ya, ya Blaise, respira.

-Pe-pero- t-tú y-y e-él e-en l-la...

-Sí, sí en la misma habitación, vivimos los dos aquí, arranca joder.

-¿Cómo? ¿Desde cuando?

-Pues hace una semana y algo más, lo salvé, le pedí intentáramos ser amigos y así lo somos desde entonces, y como intentaron violarlo en Gryffindor y nadie salvo vosotros se atreve a entrar pues pensamos que sería seguro que viviera aquí. Aunque claro, no sé por qué no os tuve en cuenta, si estaba claro que esta situación era susceptible a ocurrir. ¿Qué hacemos Harry?

-Si no dicen nada no creo que pase nada.

-¿Y si los oliviamos? No creo que puedan mantener la boca cerrada.

-Draco son tus amigos, no podemos oliviarlos por un fallo mío.

-Pero puedes estar en peligro, ¿qué pretendes que hagamos?

-Se me ha ocurrido una idea, así no tendré que esconderme para llegar hasta aquí.

 

Después de contarle el plan a Draco y hacer prometer a Pansy y Blaise que no dirían nada Harry y Draco fueron al despacho del director para que los ayudara con el plan. Dumbledore no se resistió demasiado y aplicó el hechizo fidelius a la habitación de ambos. Ya de paso los informó sobre los resultados que habían llegado de San Mugo aquella misma tarde.

-Efectivamente fue la poción del señor Lombottom lo que ha ocasionado tu cambio Harry, según los análisis ha cambiado tu código genético a una mezcla entre humano y gato. Por suerte tiene solución, han mandado la poción que se necesita para restaurarlo y volverlo a su código original el problema es que los ingredientes son difíciles de conseguir y la elaboración de la poción es realmente complicada, por lo que tardará como mínimo un mes en estar lista.

-¡¿Un mes?! Dios, Draco creo que vas a acabar hasta las narices de ayudarme y no querrás seguir siendo mi amigo cuando esto termine.

-Más bien serás tú quien deje de ser su amigo Harry.

-¿Qué? ¿Qué quiere decir?

-Uno de los efectos secundarios de la poción es la pérdida de memoria desde que se cambió el código.

-¿En serio?

-Sí, lo siento chicos.

-No, no pasa nada, Draco, volvamos a casa por favor.

-Claro, buenas tardes director.

-Buenas tardes muchachos.

 

Cuando volvieron a la habitación la puerta apareció ante ellos y volvió a desaparecer una vez dentro. Harry estaba muy callado desde que habían salido del despacho y eso preocupaba a Draco. El moreno fue directo al balcón y se sentó en el barandal para mirar al lago, Draco se sentó delante de él intentando adivinar qué pensaba exactamente.

-Tal vez no tome la poción.

-¡¿Qué?! ¿Por qué no? ¿No quieres dejar de tener problemas comos los que tienes ahora por esas orejas y esa cola?

-Si es a cambio de los recuerdos que tengo y tendré junto a ti no, no quiero. Si no voy a recordar lo bien que lo pasamos juntos, lo bien que nos entendemos y todo lo que has hecho por mí prefiero mil veces seguir teniendo estos problemas de por vida.

-No, eso no Harry, no quiero que tengas problemas y seas infeliz por ellos.

-¡Draco, ahora soy feliz! Desde que estoy contigo, desde que me salvaste aquella noche vuelvo a ser realmente feliz después de la guerra. Dan igual los problemas porque tú estas a mi lado para ayudarme, da igual que sea acosado porque ahora sé que elija lo que elija Ron y los chicos me aceptarán lo que quiero, ahora más que nunca estoy completo.

-Harry...está bien, ¿te parece que disfrutemos este mes como nunca y cuando llegue el momento lo hablemos?

-Me parece bien, gracias Draco- el abrazó tomó por sorpresa al rubio pero enseguida lo correspondió, acariciando con dulzura la cabeza del moreno mientras sus orejas se movían al sentir la mano sobre ellas.

 

Harry apenas durmió aquella noche, abrazado tanto como podía a Draco los pensamientos le daban vueltas a la cabeza sin dejarle conciliar el sueño. ¿Y si hubiera una forma de impedir que los recuerdos desaparecieran? ¿Existía alguna forma de recuperarlos después de la poción? El alba lo sorprendió con fiebre y demasiado pronto, Draco casi lo lleva a rastras al baño para que se diera una ducha y se volviera a meter a la cama mientras iba en busca de la enfermera. Por suerte para la noche se había recuperado por completo y eso lo ayudó también a dormir mejor.

 

El mes pasó volando, los Slytherin y los Gryffindor se habían unido y hablaban animadamente entre ellos, salvo Hermione a pesar de los titánicos esfuerzos de Pansy por hacerla aceptar la amistosa relación. A ratos Harry desaparecía de la vista de todos, a ratos estaba algo distante y, a ratos, mimoso, por las noches se abrazaba a Draco tanto como podía y por el día iban tomados de un dedo. Aún así Draco se preocupaba cada vez que lo perdía de vista, su presencia a su alrededor se había convertido en una necesidad en su día a día y si no lo encontraba o volvía tarde a la habitación corría a buscar en el mapa que le había enseñado Harry la motita con su nombre, y cuando lo veía llegar se tranquilizaba y se sentaba en la cama esperando a que llegara para darle la bienvenida a casa como todas las noches.

Un día su curiosidad pudo más que su autocontrol y su preocupación por que Harry se estuviera escondiendo algo para él lo decidió a preguntar. Ya era de noche, se acababan de meter en la cama y Harry estaba apagando la luz cuando tuvo el impulso.

-Oye Harry...

-¿Sí? ¿Qué pasa Draco?

-¿Dónde te vas cada vez que desapareces?

-Depende del día.

-¿Qué haces? ¿Qué estás planeando? Sabes que puedes confiar en mí.

-Sí, lo sé, pero todavía no he conseguido nada que pueda explicarte.

-Harry, por favor, me quedaría más tranquilo si supiera qué idea tienes en la cabeza, me asusta que te puedan hacer algo.

-¿Draco Malfoy asustado? ¿Y encima de que pueda pasarme algo?- bromeó el moreno moviendo su cola de un lado a otro.

-Sí, me pongo muy nervioso si no estas conmigo, prometí a tu padrino, al mío y a tus amigos que cuidaría de ti pero cada vez que te vas ya no puedo hacerlo, y además yo no quiero que te pase nada porque también eres muy importante para mí.

-Creo que empiezo a pegarte algo del sentido Gryffindor- se rió, se abrazó a la cintura del rubio y suspiró.- Estoy buscando la forma de mantener mis recuerdos después de la poción.

-Yo te podría ayudar.

-No, ya estás bastante ocupado cuidando que no me ocurra nada y atendiendo a tus estudios, además es algo que quiero hacer solo, así que por favor Draco, no te intentes ayudarme.

-De acuerdo, confío en ti, sé que lo conseguirás.

-¿De todas formas, puedes prometerme algo?

-Lo que quieras.

-Si no recupero los recuerdos, ¿me perseguirás por el castillo incansablemente, me acorralarás en cada esquina y, si hace falta, me hechizarás para que volvamos a ser amigos de nuevo y tenga recuerdos nuevos?

-Te lo prometo y te lo juro.

-Gracias, T-miau Draco.

-¿T-miau? ¿Qué es eso?

-Cambia lo que quieras por el "miau".

 

La víspera del día en que la poción estaría terminada Harry decidió estar un poco con sus amigos en Gryffindor, oportunidad que Granger aprovechó para intentar convencer a Harry.

-Harry, razona, es Malfoy, ¿por qué sigues con él?

-¡PORQUE LO AMO HERMIONE!

-¿Cómo?

-Lo amo, desde hace mucho que lo amo y nunca me he atrevido a solucionar el error que cometí en primero porque tenía miedo de lo que diríais. Él me volvió a tender la mano, con él he vuelto a ser feliz aunque lo tuviera sólo como amigo, no te haces una idea de lo vivo que me he sentido durante este mes con él a mi lado.

-No puede ser ¡te ha dado una poción de amor!

-¿Qué estás diciendo Hermione? ¿Ya no sabes qué inventar? Harry lo ama de verdad, ¿por qué no quieres entender que ellos están bien con su mutua compañía?

-Lombottom, Harry está enamorado de mí, es evidente que le ha dado una poción.

-Hermanita, desde que te paseas como un zorrón por toda la escuela nadie sigue enamorado de ti.

-Ron, Neville basta.

-No, no basta, estas dos se tienen que enterar de que para un buen amigo lo primero es la felicidad del otro, ¿qué os creéis vosotras? No tenéis derecho a decir esas cosas de la gente cuando no la conocéis, Malfoy y los Slytherin son buena gente, se han portado genial con nosotros y sobretodo con Harry. Malfoy ha conseguido tener a Harry a salvo cuando, estando con nosotros, al pobre casi lo violan encadenado a algo. Él os ha dado todo lo que tenía para que hoy siguierais estando aquí ¿y vosotras qué hacéis? Despreciar sus sentimientos, impedirle ser realmente feliz ¡cuando él ha sacrificado su infancia y su vida para que vosotras lo fuerais! ¡Y esto va para todos! ¡¿Dónde se ha quedado vuestro orgullo Gryffindor, vuestra lealtad a vuestros compañeros?! ¡Habéis intentado violar a vuestro salvador! ¡Nunca me he sentido más avergonzado de pertenecer a la misma casa que vosotros! Y a la misma sangre que tú Ginebra.

-Ron, para por favor.

-Harry, es la verdad, tienen que oírla.

-Lo sé, pero no merece que malgastes tu voz con gente a la que las cosas les entran por un oído y les sale por el otro. El día que necesiten nuestra ayuda nos pedirán de rodillas que los ayudemos, nos lo suplicarán y quedará en nuestras manos el hacerlos sufrir o ser lo que ellos no han sido y ayudarlos, otra vez.

 

Los tres salieron de la sala común y se reunieron con Seamus, Dean y los Slytherin en la salida. Draco al ver la cara de Harry le dio la mano y sonrió para animarlo. Al pasar por uno de los baños Harry les pidió un momento y entró, un rato después volvió a salir, al parecer más aliviado.

 

Los chicos cenaron pronto y volvieron a sus habitaciones después de despedirse de Harry y desearle suerte con su plan para los recuerdos. Ya en la habitación, Harry y Draco se quedaron en silencio durante un rato simplemente observando la habitación, recordando todo lo que había pasado durante aquél mes. Aquél día haciendo pasteles en las cocinas, aquél en el que se cayeron al lago, aquél jugando a Quidditch, las noches durmiendo juntos, abrazados y protegidos. Harry se abrazó a Draco y enterró la cara en su pecho.

-Nunca pensé que diría esto pero te voy a echar mucho de menos.

-Yo también, no sabes cuanto.

-Tal vez sí que lo sepa, vamos a dormir, estoy cansado.

 

Se cambiaron y se metieron a la cama, Harry tiritaba y se acurrucó aún más en los brazos de Draco, éste los cerró más entorno al moreno y le fue acariciando la espalda para tranquilizarlo. Quería decírselo, tenía que decirle ahora lo que de verdad sentía por él, aquello que iba más allá de la amistad.

-Harry... yo... yo...

-Te amo Draco, muchas gracias por estar todo este tiempo a mi lado.

-Yo también te amo, Harry.

-Me lo imaginaba- se acercaron despacio hasta que se fundieron en un lento y dulce beso. Al separarse Harry apoyó la frente en el hombro de Draco y se quedó dormido, poco después lo siguió el rubio.

 

Apenas había amanecido cuando Harry despertó, ni siquiera había sonado el despertador de Draco. Miró al rubio dormido abrazado a él y suspiró con tristeza, se deslizó entre los brazos de Slytherin y se metió a su baño. Sacó de uno de sus cajones un botecito de cristal y se sacó el recuerdo de la noche anterior para meterlo en él. Se dio una ducha de agua muy caliente y se puso el uniforme, cuando salió Draco empezó a despertar. Metió en la caja que llevaba en las manos un trozo de pergamino y lo dejó encima de la mesa que utilizaban para hacer los deberes y estudiar. Se acercó al rubio y se sentó a su lado.

-Deberías dormir un poco más.

-No pensarás que te voy a dejar irte sin despedida ¿no?- el moreno sonrió y negó.- Bien, deja que me vista y nos vamos.

-No.

-¿Cómo que no?

-No quiero que vengas.

-¿Por qué?

-Porque no quiero que estés ahí entonces, no quiero que veas cómo me despierto y te vuelvo a mirar con odio, no quiero que sufras.

-No voy a sufrir Harry.

-¿A quién pretendes convencer? ¿A mí o a ti? Draco sufrirás, ambos lo sabemos y no quiero ser el culpable.

-Pero quiero estar a tu lado.

-No hace falta que sea de cuerpo presente, siempre te tengo aquí- le respondió cogiendo una de sus manos y poniéndola sobre su cabeza y luego pasándola a su pecho- y también aquí, más que en ningún sitio.

-¿Y qué pasa con tu plan para recobrar los recuerdos?

-El que no vengas es parte del plan, si estás ahí cuando me intenten hacer recuperar los recuerdos todo se puede complicar, por eso necesito que me hagas un favor y es importante que me obedezcas a rajatabla.

-De acuerdo, ¿qué tengo que hacer?

-Sólo confiar en mí y esperar hasta la medianoche de hoy a que me acerque a ti, si no aparezco dentro de ése tiempo ante ti o nadie va a decirte que estoy dormido o algo parecido es que no he recuperado mis recuerdos y tendrás que cumplir tu promesa.

-Pero funcionará, ¿por qué tanto tiempo?

-Es un margen de error- el despertador sonó en ese momento.- Tengo que irme ya, recuerda cumplir tu promesa.

-Lo haré- sonrió lo más tranquilizadoramente que pudo, lo cogió del mentón y lo beso tan lento y suave como la noche anterior, luego lo dejó ir con la caja en las manos.

 

En la habitación de las chicas de Gryffindor dos de ellas discutían en susurros desde hacía un rato.

-¡No, Ginny, no pienso hacerlo!

-¡¿Quieres que recuperemos a Harry?! ¡Pues hay que hacerlo!

-¡Pero ésta es la verdadera felicidad de Harry!

-¡¿Junto a Malfoy?! ¡Por favor! ¡Lo haremos y se acabó!

 

Harry llegó a la enfermería donde lo esperaban sus cuatro amigos, Sirius, Severus y el director. Ron lo abrazó para darle ánimos intentando no aplastar la caja que estaba entre ellos, luego fue el turno de Nev y por último de Seamus y Dean. Sirius lo despeinó con cariño y Severus le apretó el hombro en un gesto de apoyo, Dumbledore sonrió con tranquilidad y los hizo pasar a la enfermería. La enfermera indicó a Harry que se quitara la túnica, los zapatos y la corbata, él moreno asintió y se dispuso a obedecer después de pasarle la caja a Ron y darle instrucciones específicas. Antes de empezar las puertas se abrieron y aparecieron por ellas Ginny y Hermione, todos las miraron mal salvo Harry y Dumbledore.

-¿Harry, podemos hablar?

-Adelante.

-Queríamos disculparnos por nuestro comportamiento, espero que recuperes tus recuerdos, mientras te haga feliz no importa lo que decidas.

-Gracias por aceptarlo Hermi, Ginny, sois grandes amigas- Granger no pudo evitar desviar la mirada un poco al sentirse culpable por lo que iban a hacer.

-Es hora de que salgáis todos de aquí- los avisó Severus. Todos menos él, Sirius y el director salieron y dejaron a Harry allí.

-¿Sev, puedo coger un recuerdo más?

-¿Uno más?

-Sí, es importante.

-De acuerdo.

-Necesito un espejo.

 

Fuera de la enfermería todo se había quedado en silencio, Seamus y Dean habían ido a llevarles algo del desayuno a los demás así que sólo estaban los dos Weasley, Nev y Hermione. Ginny aprovechó el momento para poner el plan en marcha, hizo un gesto a Hermione y atacó a Neville mientras que la morena atacaba a Ron y cogía la caja para salir corriendo.

 

Cuando llegaron Dean y Seamus se les calló todo lo que tenían en las manos para el desayuno de sus amigos y se acercaron corriendo a Ron y Nev que estaban atados y desmayados en el suelo.

-Enervante- ambos despertaron e intentaron soltarse.- ¿Qué ha pasado?- pregunto Seamus soltando las cuerdas de Nev.

-¡Traidoras! ¡Falsas, rastreras las dos! Nos han atacado y se han llevado los recuerdos de Harry.

-¡¿Cómo?!

-No me lo esperaba de Hermione, aunque visto lo visto estos días no sé por qué me extraña, tenemos que buscarlas y avisar a Harry.

-Ron tú avisa a Harry, nosotros las buscaremos por el castillo.

-De acuerdo.

 

Ron entró en la enfermería mientras que los demás se separaban para buscar por más sitios a la vez. Ya iban a medio hechizo, Snape ya estaba supervisando el orden del código genético de Harry y las orejas y la cola habían desaparecido. Cuando terminó Harry se quedó quieto y dormido.

-Se han llevado los recuerdos de Harry, Ginny y Hermione nos atacaron y se llevaron la caja con los recuerdos.

-Umm, ¿qué pasa? ¿Sirius? ¿Severus? ¿Profesor? ¿Ron? ¡Qué mareo! ¿Qué hago aquí?

-Es una larga historia Harry, primero tenemos algo importante que hacer.

-¿En serio?- se miró las manos y vio sus uñas largas, afiladas y cuidadas.- ¿Qué les ha pasado a mis uñas?

-Es parte de la historia que te ha traído aquí, primero toma éste recuerdo, es tuyo y te dará una pista de lo que tenemos que hacer ahora.

-De acuerdo.

 

Sirius le dio un pensadero y Harry vertió el recuerdo de la botellita que Snape le había entregado. Se inclinó sobre el recipiente y enseguida se vio arrastrado dentro.

Se vio a sí mismo delante de un espejo, en la misma camilla en la que había estado momentos antes, con Severus, Pathfoot y Dumbledore a su lado, pero había algo diferente. Ron no estaba y ¿tenía orejas de gato? Su recuerdo habló al reflejo del espejo.

-No te extrañes es una larga historia que pronto sabrás- miró a su alrededor y no vio a nadie.- Te hablo a ti, Harry, al que ha venido a ver éste recuerdo. No te oigo así que no te asustes pensando que te veo, es simplemente que tenía planeado que esto pasaría, es obvio saberlo cuando se trata de mi mismo ¿verdad?- el reflejo que parecía mirarlo sonrió y se volvió a poner serio.- Escúchame atentamente, hace un mes de tu último recuerdo, en la clase de pociones cuando el caldero de Neville reventó, después de eso han pasado algunas cosas pero tus recuerdos se han perdido porque la poción que te calló encima provocó esto- señaló a las orejas de gato- y la única forma de quitarlo tenía como consecuencia perder la memoria de lo que ocurrió mientras durasen los efectos de la poción. Dentro de poco Hermione y Ginny robarán nuestros recuerdos y tendremos que recuperarlos, no te preocupes de lo que puedan contener hasta que los tengas en tu poder. Sólo pido un favor, confía en mí, en esos recuerdos verás cosas que nunca imaginaste pero también está en ellos la mayor felicidad que hemos tenido nunca en nuestra vida. Este recuerdo se acaba porque tengo que ser tú, en cuanto salgas del pensadero coge el recuerdo y métetelo en tu cabeza. Te dejé instrucciones en un pergamino en la caja, encuéntrala antes de que la destruyan porque sino habrá gente que será infeliz, entre ellos nosotros.

 

Se vio arrastrado de nuevo fuera de la vasija y cogió aire, intentando asimilarlo todo, tenía que obedecerse, sabía que lo que ocurría era importante y tenía que confiar literalmente en sí mismo.

-¿Dónde está mi varita?

-Toma- le tendió Ron. Harry lo agradeció, cogió el recuerdo y lo introdujo en su cabeza.- ¿Qué has visto?

-Mejor más tarde, tenemos que encontrar a Ginny y a Hermione antes de que mis recuerdos se destruyan.

-¿Sabes lo que ha pasado?

-No del todo, pero es importante, vamos.

 

Corrieron por el castillo en busca de las Gryffindor pero no había rastro de ellas, se cruzaron con Dean, Seamus y Neville. Lombottom le entregó el mapa del merodeador y su escoba a cada uno.

-Han salido del castillo, por el pasadizo de Honeydukes, tenemos que irnos, han bloqueado la entrada.

-De acuerdo.

 

Corrieron a la salida y despegaron saltando literalmente sobre las escobas, Harry iba en cabeza dada la velocidad de su escoba. Hechizó su varita para que sirviera de quía para encontrar a las chicas que corrían hacia una posada con la caja en brazos. Harry se dispuso a atacarlas pero Ron lo paró.

-¡No! Si lo haces podrías dañar la caja y tus recuerdos, hay que hacer que la suelten, además si fallas puedes darle a alguien de ahí abajo.

-¿Y qué podemos hacer?- preguntó Nev.

-Llevémoslas a un sitio apartado, a la casa de los gritos donde podamos rodearlas y no puedan escapar, así podremos hacer que suelten la caja o quitársela en un despiste.

-Buena idea Ron, Seamus y Dean uno por cada lado, Ron y Nev ir por detrás y hacedlas dar la vuelta, la casa de los gritos está por el otro lado.

-De acuerdo.

 

Se separaron y se acercaron a toda velocidad a las chicas cada uno por su lado. Ginny y Hermione al ver a Ron y Neville acercarse de frente dieron la vuelta y empezaron a correr por una calle lateral pero Dean las interceptó y dieron media vuelta hacia la del otro lado donde les cortó el paso Seamus. Volvieron a la calle central por donde las seguían los chicos impidiéndoles ir hacia otro lado que no fuera adelante.

-¿Ginny, y si les devolvemos la caja?

-¡No! ¡Harry es mío y de nadie más! ¡Sólo yo tengo derecho a tenerlo!

-¡Ginny!

-¡No! ¡Sigue corriendo estúpida come-libros!

 

Llegaron a la casa de los gritos donde las terminaron de rodear en una de las habitaciones. Las apuntaron con las varitas, Hermione se agarró más a la caja y Ginny sacó la varita.

-Devolvednos los recuerdos.

-¡No!

-Ginny, no sigas por ese camino, acabarás peor de lo que ya estás.

-¿Qué sabes tú hermanito? Siempre al lado del niño que vivió, sin sacar provecho de ello, eres un imbécil.

-Yo no soy como tú que tratas a las personas como basura importándote sólo tu persona, deja de hacerte la inteligente y devolvednos los recuerdos antes de que esto pase a ser algo realmente grave.

-Hermione, sé que no quieres hacerlo, dame mis recuerdos, sabes que siempre me tendrás a tu lado, déjame ser feliz, ¿no conseguí que tú lo fueras? Creo que tengo derecho.

-Harry... yo... ¿me perdonarás de verdad? ¿No me dejarás sola después de todo?

-No, claro que no Hermi, vamos, devuélveme mis recuerdos- la Gryffindor se acercó a su amigo pero Ginny se puso en medio para impedirlo.

-¡No! ¡No se te ocurra hacerlo!

Desmayus!

 

Todo se quedó en silencio un momento, Ginny cayó al suelo como si fuera a cámara lenta y levantó polvo al llegar al piso. Los chicos se miraron entre ellos y luego miraron a Hermione que mantenía la caja bien agarrada a ella y la varita apuntando a donde antes estaba Ginny de pie. Harry se acercó con cuidado a su amiga y le puso una mano en el hombro, ella lo miró y sonrió antes de echarse a llorar soltando su varita. Ron la recogió y abrazó a su amiga junto a Harry.

-Ya, ya Hermi, ya pasó, tranquila, no te vamos a dejar, no dejaremos de ser tus amigos, estaremos contigo, no te preocupes más- le decía Harry acariciando el pelo castaño de la chica.

-L-lo s-s-sien-nto, y-yo p-pens-sé q-que e-era mala i-idea, q-que debíamos d-dejarte s-ser feliz p-pero e-era t-todo tan raro.

-Hermi, no sé que ha pasado todavía, no cuentes más, no te preocupes, hicieras lo que hicieras te voy a perdonar, te lo prometo, ahora dame la caja y volvamos a Hogwarts.

-V-vale.

 

Subieron a Hermione a la escoba de Ron y a Ginny en la de Nev y volvieron a la escuela, en la enfermería la enfermera le dio a Hermione una poción para dormir que la tranquilizara mientras que Ginny una vez despierta la llevaron al despachó del director. Harry pidió que lo dejaran a solas y se encerró en el baño con hechizos silenciadores y barreras. Abrió la caja y se encontró con un montón de botellitas de cristal con recuerdos plateados y un trozo de pergamino que traía un mensaje con su propia letra.

 

Espero que salga bien mi plan, tienes que ver los recuerdos en el orden en el que están puestos, en cuanto lo veas lo metes en tu cabeza. Pase lo que pase, veas lo que veas tienes que seguir hasta el final, no lo dejes, no tengas miedo de lo que puedas ver, es por nuestra felicidad y por la de alguien que nos importa más que nuestra propia vida. Confía en nosotros.

 

Harry

 

Dejó el pergamino a un lado y cogió el pensadero, lo abrió y vertió el primer recuerdo en él. Se acercó y el pensadero tiró de él hacia dentro. Volvió a encontrarse con él mismo mirando a su reflejo del espejo, estaba en un baño.

-Hola Harry- saludó al recuerdo.- Éste será el primer recuerdo y el de prueba para ver si podemos recuperarlos, si no se puede te avisaré de lo que te puede pasar, y que no es nada malo. Ya habrás leído la nota que venía con la caja, te repito por si no lo has hecho las instrucciones, ve todos los recuerdos por el orden que están colocados, cada vez que veas un recuerdo lo metes en tu cabeza. Son todos tuyos así que no tendrás problemas de que tu magia los rechace, si cuando metas éste primer recuerdo en tu cabeza lo recuerdas entero, incluso de lo que ahora no te fijas por estar atendiéndome, sigue metiendo los demás y recuperarás todo el mes que hay de espacio entre el hoy fuera de éste recuerdo y el día en que la poción de Nev reventó y te bañó. Como habrás supuesto las orejas, la cola, las uñas y los dientes afilados que tengo son claramente su efecto y por quitarlos hemos perdido un mes de memoria, pero éste mes merece ser recordado primero porque es uno de los mejores de nuestra vida y segundo porque es el principio de un futuro que siempre hemos deseado. Así que no dudes en ver todos los recuerdos, en que son verdaderos y en recuperarlos todos y cada uno de ellos.

 

El recuerdo acabó y lo sacó de golpe del pensadero, Harry lo cogió con su varita y lo introdujo con cuidado en su cabeza. De repente lo recordó todo, recordó que lo esperaban fuera del baño, Blaise, Pan, Seamus, Dean, Nev, Ron y Draco. ¿Malfoy? Extraño, muy extraño. Prefirió no pensar demasiado en ello y seguir con los recuerdos, cogió el otro bote y lo metió en el pensadero, luego se tiró de cabeza dentro. Volvía a estar en el mismo baño de antes.

-Si has conseguido recordarlo todo es buena señal, sigue metiendo los recuerdos en tu cabeza, si no lo has recordado es que el plan ha salido mal y no podremos recuperar los recuerdos por lo que te aviso de que tendrás a alguien pegado como una sombra mañana insistiendo en que le hagas caso, te recomiendo que lo hagas a la primera o será muy molesto y seguramente doloroso también para él, sé que no querrás hacerle daño pero tratándose de quien se trata a lo mejor lo rechazas. Lo que te ofrecerá será una oportunidad de arreglar un error que cometimos hace tiempo, no la desaproveches. Te dejo aquí, el siguiente son ya los recuerdos, van más o menos en orden así que es fácil seguirlos, espero de corazón que las cosas nos salgan bien, confío en nuestro corazón Gryffindor Harry.

 

El recuerdo acabó y Harry volvió a salir, se metió el recuerdo y notó la esperanza de que todo ocurriera como quería. Cogió el siguiente recuerdo, el descubrimiento de sus orejas y su cola, el trato con Draco... Poco a poco fue recogiendo los recuerdos de todo el mes, todo lo que había pasado entre él y Draco, todo lo que habían hablado y hecho juntos, todo iba volviendo a su cabeza a medida que iba metiendo recuerdos en ella y sus ganas de volver a los brazos del rubio aumentaban con cada uno de ellos. El último recuerdo fue el de la noche anterior, su confesión, su beso, su promesa, enseguida entendió lo que iba a pasar sin necesidad de abrir una botellita extra, de todas formas la abrió y se adentró por última vez en el pensadero, esta vez estaba en el baño de su habitación.

-Bien, éste es último recuerdo, todo lo que has visto es real, tan real como el resto de tus recuerdos antes de ése mes, ya has visto lo que pasó, ya sabes quién nos buscará, quién nos seguirá hasta que volvamos a ser su amigo, se lo hicimos prometer y él juró hacerlo, nos ama y nosotros a él también, si lo recuerdas cumplamos la promesa de volver y si no es así espera a mañana para aceptar su petición de nuevo, espero sinceramente que todo haya salido bien, tenemos de tiempo hasta media noche en punto.

 

En cuanto salió Harry miró su reloj y se asustó, quedaban cinco minutos para que dieran las doce. Abrió la puerta de golpe, su padrino, su profesor, el director y sus amigos todavía lo esperaban en la enfermería. No les hizo caso, alguien más importante en ése momento lo estaba esperando.

 

Draco miró el reloj de nuevo, lo había hecho tantas veces aquél día que ya no podía llevar la cuenta. Pansy y Blaise se habían ido agotados a dormir hacía rato, él había ido a su habitación que no había cambiado, allí seguían los leones en la moqueta del suelo, el Jin-Jan de color verde y rojo que era la cama, las cortinas del balcón abiertas dejando ver cómo caía la lluvia fuera, la bandera con el león y la serpiente entrelazados sobre la chimenea, la mesa, las dos sillas, los libros, las cosas de Harry... todo estaba en su sitio, como si no existiera el peligro de que no volviera a tenerlo consigo. Salió a la noche oscura del balcón y dejó que el agua de la lluvia lo empapara. El reloj había indicado que eran casi las doce, quedaban apenas dos minutos, cuando lo miró y ahora daba los toques que decían que era en punto. Harry no había llegado. Se dejó caer de rodillas sobre las baldosas del balcón derrotado, Harry no había conseguido recordarlo. Suspiró resignado, habría que empezar de nuevo. Oyó abrirse la puerta y entrar a alguien agitado.

-¿Draco?- se levantó al oír la voz que lo llamaba. Harry apareció por la puerta del balcón con las mejillas arreboladas de haber llegado corriendo y la esperanza brillando en sus ojos verdes. Al verlo sonrió aliviado.- Draco- corrió hasta él y se abrazó con tanto impulso que los tiró a ambos al suelo pero a ninguno le importó.- Draco.

-¿Harry, lo conseguiste?

-Sí, lo sé todo, lo recuerdo todo, desde el primer día. Pensé que te perdería, que no iba a llegar a tiempo.

-Pero lo has hecho, un par de minutos tarde como buen Gryffindor que eres, pero has llegado, estás aquí conmigo y hasta que tú quieras.

-Entonces será para siempre, T-miau Draco.

-Yo también te amo Harry.

 

Al día siguiente Harry habló con Dumbledore para contarle su plan de los recuerdos y pedirle que no le hiciera nada a Hermione ya que se arrepintió y todo era culpa de la influencia de Ginny, aún así sólo sirvió para que estuviera una semana ayudando a la bibliotecaria a reponer los libros en su lugar mientras que a la Weasley le tocó hacer guardia con Hagrid por el bosque prohibido. Los chicos hicieron una fiesta para celebrar que la pareja ya estaba oficialmente junta, por supuesto también aprovecharon para hacer una broma a los Gryffindor y al resto del colegio. Entre Harry, Neville y Ron, montaron un muñeco de madera al que dieron forma de Lord Voldemort para luego moverlo a base de magia asustando a todo el mundo y haciendo que la gran mayoría de ellos corrieran en masa a buscarlos para salvarlos.

-No sé, no sé, después de todo lo que habéis hecho bien podríamos ponernos de su lado ¿verdad Ron?

-Es buena idea, total, el poco respeto que nos tienen, así a lo mejor conseguimos algo más.

-¡No! ¡Por favor, salvadnos, viene hacia aquí!

-¿Los ayudamos?- preguntó Nev.

-De acuerdo- pasaron entre la gente hasta ponerse frente al muñeco con una sonrisa.- Draco, por favor, podrías dejar la broma ya, creo que se han humillado suficiente.

-¡Aguafiestas! ¡No eres nada cruel con ellos!- le reprochó su novio haciendo desaparecer el muñeco y acercándose a ellos junto con Blaise, Pan y Theo que hacía poco se había unido a ellos.

-Lo sé amor, pero es así como me quieres.

-Demasiado me conoces gatito.

-Miau.


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