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Waratte kudasai por Aphrodita

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Notas del fanfic:

Dedicado muy especialmente a Gadya, como regalo de cumpleaños... Aunque cumpliste el 16 de mayo y no "cuando sea que vaya a ser publicado este fic" no quería dejar pasar la fecha sin haberte hecho algo.
Se me había ocurrido una idea para un Shiryu x Kiki xD Sin embargo tengo mis motivos para no escribir sobre Saint Seiya (Todo un rollo personal que tiene que ver con el hecho de haberme enfrascado tanto en una serie) igual no quiere decir que ese Shiryu x Kiki no vea la luz.
Como sea... aquí esta el Yasutora x Ichigo. Espero que te guste, en sí la idea es bastante sencilla, pero sé que esta clase de fics suelen ser de tu agrado... Así que lo plasmé tranquila.

Besos... Y que se entretengan leyendo esto.

La muchacha de cabello largo y lacio se encargó de arrastrar a todos los que pudo a un lugar lo suficientemente alejado y resguardado. El techo de la escuela no parecía ser un buen escondite, asimismo el enorme patio, ahora ocupado por un bullicioso grupo de tercero.
Así que el destino final terminó siendo la salida trasera, actualmente en desuso, y clausurada hacía unos cuantos años, cuyo portón trabado y encadenado se había enmohecido debido al inexorable paso del tiempo. Las lianas de la enredadera abrazaban todo lo que estuvo a su alcance, desde el pilar derrumbado hasta el mismo suelo, extendiéndose perezoso hacía el astro rey.
Mas de uno se sorprendió y reprochó semejante arrebato de la señorita Inoue, pero aun así la siguieron, como sí cada uno comprendiese en su fuero mas interno que era imposible decirle que no a esa dama.
Terminaron en circulo, algunos sentados sobre el empolvado suelo. Pareciese ser que tanto al pelinaranja, como al moreno y a Keigo no les molestó tanto ese detalle, en cambio Mizuiro, Rukia y la misma Orihime decidieron quedarse de pie, alejando lo más posible sus prendas de la tierra.

—¿Era necesario traernos aquí, Inoue?—Reclamó Asano manifestando el sentir de la mayoría.
—De todos modos no creo que Ishida nos busque.—Acotó Kojima secundando a su amigo.

Y de no ser por haber nombrado al Quincy, todos hubiesen creído que le hablaba a su celular, el cual tenía abierto tecleando incesantemente.

—Lo siento, chicos.—Rió la mentada joven llevándose una mano a su nuca en un gesto infantil.

Tanto Kurosaki como Sado guardaron silencio al no comprender siquiera que motivo los reunía allí. Era un comienzo saber al menos que se trataba de algo relacionado a Uryuu. Fue Rukia quien los liberó de esa incertidumbre al acotar:

—No tenemos mucho tiempo, así que comiencen a dar ideas, tanto como para regalos, como para la fiesta en sí.

Cierto... Ichigo lo recordó repentinamente. Orihime le había dicho no una, ni diez, tal alrededor de cien veces, que se aproximaba la fecha del cumpleaños del pelinegro. Gracias a su mala memoria, lo había olvidado, como era de preverse en él.

—Yo propongo que vayamos a un Karaoke.— Dijo Mizuiro desviando por un instante su mirada de la pantalla de su celular para posarla sobre sus compañeros.
—Debemos hacer algo que a él le guste.—Acotó Inoue pensando, aunque ya lo había hecho obsesivamente con anterioridad, que podría llegar a gustarle a Ishida.
—Si es por eso... —Se sumó el pelinaranja metiendo bocado por vez primera desde que se iniciase esa conversación—No sé si le agradará tanto la idea de que nosotros... —Pero fue perdiendo energía en su voz, ya que comprendió la insensatez de sus palabras

¿A quien no le gustaba recibir ese tipo de atenciones? Cabía aceptar que Uryuu era un ser muy especial, pero no por ello iba a enojarse o molestarse con sus "amigos" ante un gesto semejante. Guardó silencio, afortunadamente Rukia siguió la charla proponiendo un regalo, mientras él guió su mirada hacia Chaddo quien taciturno lo observaba, y volvió su vista para prestar entera atención a la conversación.

Eran esas miradas, las que lograban ponerlo nervioso. No le molestaban, en lo absoluto, pero le recordaban por entero la presencia del gigante, cual coloso que se es imposible no notar.
Sado era de esa clase de persona que no pasaba desapercibida, no sólo por su aspecto, o su carácter, sino sobre todo, por la energía misteriosa que emanaba su ser.

Por eso, que lo mirase de aquella forma, no hacía mas que reafirmar esa idea: Sado no era un sujeto el cual uno podía ignorar, aunque quisiese. Así Kurosaki se veía entrelazado en una interior lucha feroz por no sucumbir ante esta fuerza magnánima, caer una vez más, ser preso y acabar posando sus ojos sobre el gigante, todo por el estúpido temor de ser descubierto.

Pero le era tan difícil... Tenía que mirarlo. Tenía que hacerlo porque esa misma fuerza le obligaba a hacerlo, y cuando lo hacía, se cruzaba con esos luceros marrones cubiertos por mechones rebeldes que lo miraban con ahínco, como si Yasutora pudiese ver a través de él, y desnudarle el alma por completo.

Nunca se había sentido así, nunca nadie había despertado esos sentimientos en él. De hecho no recordaba haberse visto envuelto en semejante telaraña de preguntas, dudas y temores. Pero de un miedo muy particular, similar al vértigo y a la ansiedad. Era extraño sentirse así, y eso mismo le daba pavor.

Fue así que, contra todo intento vano de evitarlo, y cumpliendo con las leyes de la naturaleza, su mirada se posó nuevamente sobre Chaddo.

—Podríamos regalarle un baile... —Propuso Keigo luego de que todos habían escuchado mil y una formas de agasajar al cumpleañero—Hay un Karaoke en donde las meseras...
—¡Nooo, eso no!.—Se molestó Inoue ante semejante comentario.—No creo que a Ishida le gusten esas cosas...
—O será que a ti no te gusta la idea.—Acotó Kuchiki malvada, riéndose ante el sonrojo de su amiga.
—Me refería a otra cosa... —Orihime frunció su frente abochornada por la acusación.
—¿A que?.—Desafió la pelinegro siendo una completa ignorante de los sentimientos de Inoue hacía el pelinaranja que estaba sentado a su lado.
—Creo que... —Susurró Mizuiro cerrando, gracias a Dios celestial, la tapa de su celular, pero abriéndola inmediatamente al recibir un nuevo mensaje.
—Creo queeeee... —Alentó Keigo al ver a su amigo perdido en la tecnología.
—Creo que a lo que se refería Inoue.—Prosiguió el joven—Es que en vez de una chica... A Ishida le agradaría más ver a Abarai bailando.

Rukia escupió sin intenciones de hacerlo el jugo que recientemente había abierto, a la vez que con una sonrisa de oreja a oreja Orihime asintió efusiva y reiteradas veces.
Ichigo volvió en sí al escuchar semejante disparate. Eso sí que no se lo esperaba del niño bueno y prodigio del grupo. Pero no quiso caer en vacuos rumores y acusaciones. Pues lo único que le faltaba era que el cielo le pagase con la misma moneda.
El moreno no prestó atención a la reciente revelación, se encontraba muy entretenido y sumido en la figura del shinigami sustituto, pues había notado que a diferencia de ayer, el mechón de pelo que comúnmente le caía desganado hacia su ojo izquierdo se encontraba en mitad de su frente.

"El azul te queda bien" Se dijo Sado como si estuviese convencido de la capacidad telepática de Kurosaki para leer sus pensamientos.

Pero era cierto, la camiseta, que apenas se alcanzaba a vislumbrar debajo de la camisa blanca, y que a su vez era parte del uniforme escolar, ya se la había visto en varias oportunidades. De hecho ese color en particular no podía evitar asociarlo inmediatamente con el pelinaranja, pues llevaba una del mismo color ese singular día... Día que guardaría por siempre en su memoria.

El azul le sentaba bien, pese a que contrastaba enormemente con el color de sus cabellos. O sería, simplemente, que le traía gratos recuerdos.
¿Que importaba el color?.
Si hubiese llevado ese atípico día una musculosa fucsia con flores rosas, también le hubiese parecido el mejor color que Dios les hubiese podido regalar a los humanos; y el que mejor le quedase al shinigami.

—¡Ya va a terminar el recreo y aun no nos decidimos!—Se amargó Inoue llevando sus puños cerrados a sus mejillas en un gesto de pura y autentica desesperación.
—Bueno, hay dos opciones posibles... Votemos.—Propuso Rukia—¿Quien cree que lo mejor es ir al Karaoke?

Todos elevaron su mano, Chaddo también lo hizo, solo porque vio que el pelinaranja estiró su brazo con duda a lo alto del cielo azulino.

—¿Quién está de acuerdo con hacer el cumpleaños de Ishida en mi casa?.—Acotó Orihime y elevó su mano con emoción mal contenida.

El problema residía justamente en que TODOS habían extendido su brazo en pos a las dos opciones.

—Mejor hacemos sorteo.—Pronunció Keigo desganado, no le caía demasiado bien el Quincy, o no tanto, como para perder todo el recreo ideando una buena fiesta de cumpleaños para él.

Mizuiro se encargó de buscar una moneda en su bolsillo y dejar la decisión por entero al azar. "Cara" terminarían en un karaoke, "seca" el destino sería la casa de Inoue. Y el destino quiso justamente que fuese en la casa de la muchacha, para alegría de esta quien ya se encontraba pensando en que hacer y como hacerlo.

—Ahora, el regalo... —Suspiró Orihime.—Kurosaki, tu no propusiste nada.

El aludido abrió sus ojos bien grande, sorprendido, y se llevó un dedo a su pecho señalándose como si buscase desentenderse de su propio apellido.

—Pues... Ni idea... ¿Un set de costura?

Afortunadamente lo ignoraron, su propuesta no se vio viable, aparentemente. Se quedó observando al grupo, buscando de esa forma ignorar al titán que supo, lo estaba observando de aquella inusual forma, de esa manera en la que un amigo, considerado como tal, no debería hacerlo. Lo supo, pues pudo sentir sobre su persona la mirada penetrante de Sado, como si este buscase decir sin palabras todo aquello que él, asimismo, deseaba oír. Intentó distraerse, o al menos disimuló, haciendo de cuenta que prestaba real atención a las propuestas de regalos para Uryuu, pero la verdad es que no pudo concentrarse, no con Chaddo mirándolo de aquel anhelante modo.

—Entonces, todos estamos de acuerdo...

Sado notó que Ichigo asentía, mientras él se perdía en cada uno de sus gestos, estudiándolos, reconociéndolos, guardándoselos para él y así más tarde reclamarlos como propios.
Le encantaba ver como los orificios de su pequeña nariz se ensanchaban cuando algo le molestaba. En el caso que alguien le dijese algo que le perturbase, él no hacía más que fruncir su frente y cruzarse de brazos... Y esa pequeña nariz que se movía al compás, de manera grácil y elegante.

—Hey Chaddo... —Pronunció Keigo estirando su brazo para sacudir su mano con el fin de traer de vuelta a la realidad al susodicho.
—No has opinado en nada... —Reclamó Rukia, aunque no quiso que sonase como tal, sino mas bien como una real preocupación.

Lo conocían a Yasutora callado y serio, pero no haber escuchado su voz en esos veinte minutos les hizo creer a todos que el grandote no se hallaba siquiera cerca. Y vaya la sorpresa al caer en la cuenta de que había estado allí desde el inicio de la conversación.

—¿Estas de acuerdo, Sado?—Investigó Orihime sonriéndole.
—Eh... —Se desconcertó observando primero a Orihime y luego al resto conforme estaban acomodados uno al lado del otro—Sí... Por mi esta bien, no hay problema.
—¡Perfecto!—Exclamó Asano pletórico de felicidad—¡Entonces será Chaddo quien le baile desnudo a Ishida!
—¡¿Queee?!.—Yasutora abrió grande sus pequeños ojos mostrando un atisbo de exaltación al escuchar semejante atrocidad.

Pero inmediatamente comprendió la burla al escuchar la hermosa y melodiosa risa de Ichigo llegando a sus oídos e inundando cada recoveco de su ente. Pocas cosas lograban la carcajada limpia en Kurosaki, y ver la obvia reacción de Chaddo era una de ellas.
Se tomó fuertemente del estomago, como si así pudiese calmar la convulsión que había embargado su cuerpo. Chaddo parpadeó, y aunque escuchó el esperado "Era broma" de Rukia, se entretuvo viendo como se deformaba cada seria facción en el rostro del shinigami sustituto, para variar a una expresión de infinita felicidad, convirtiéndolo así en un ser con una belleza sobrenatural y arrolladora.

"Deberías sonreír mas seguido" Dijo Sado, nuevamente, jugando al juego de la telepatía. Algo debió llegar a la mente de Ichigo, pues este silenció de golpe y guardó inmediatamente compostura. Es que otra vez, se veía embrollado en esa mirada, atrapado como el portón oxidado que sirvió hace tiempo de salida, cuyas rejas acabaron dominadas completamente por la inclemente enredadera.

Keigo se puso de pie para presuroso llegar a la clase antes de que le corriese la falta completa, e inmediatamente el grupo puso sus huesos en marcha, imitándolo.
Mizuiro siguió a Orihime quien, caminando junto a Rukia, esbozó recordando súbitamente:

—Cierto... Tatsuki está en practica.—Se llevó una mano a su nuca, riendo con candor-Y dado que ya no llego a mi clase de manualidades, iré a comentarle lo que decidimos.

Ichigo se puso de pie palmeándose las nalgas para quitar todo rastro de tierra y caminó lentamente manteniendo el mismo ritmo de Yasutora, este a su vez prefirió quedarse rezagado para compartir la caminata junto al pelinaranja, ambos sumidos en un mutismo que no pecaba de incomodo pero sí culpable de engendrar un nerviosismo que paulatinamente los iba abandonando a medida que pasaba el tiempo, uno en compañía del otro, en intima comunión.

—Hey, Chaddo.—Se animó a pronunciar Kurosaki observando a sus pies los grandes baldosones que conducían a las escaleras—¿Estas bien?
—Sí.—Respondió con calma posando su mirada en la delgada figura del muchacho—¿Porque me lo preguntas?
—Has estado muy callado.—Ichigo sonrió, porque nuevamente se vio motivado a posar sus ojos en el otro, como si estuviese imantado a sus pupilas.
—No hay ningún problema.—Negó Chaddo con un tono de voz neutro y sereno para, con algo de premura y culpa, pero igualmente aprovechando ese efímero momento, depositar un beso en la mejilla del shinigami sustituto—Hoy vienes ¿No?

Ichigo se sintió abrumado por aquel beso, pero igualmente asintió, torpemente, con un gesto e hilillo de voz apenas perceptible. Un tono carmesí cubrió sus mejillas, y tragó saliva inspeccionando con su mirada la posición del resto de sus amigos. Afortunadamente nadie había visto aquel secreto contacto.
Había logrado, con el correr de los días, acostumbrarse a aquellos arrebatos del coloso. Nunca pudo reprochárselos, ¿Como hacerlo? Si no lo había hecho aquella noche de tormenta, cuando lo despojó de sus prendas y lo tomó, en toda la expresión de la palabra.
Llevaba una camiseta azul, su cabello mojado, y por ello un mohín de disgusto en su rostro que lograba ensancharle los orificios de su pequeña nariz de una forma graciosa.

Sonrió una vez más, mientras que el sol bañaba con sus rayos dorados todo aquello que rozaba. Y caminó junto a Chaddo, rumbo a la clase de música, sintiendo en su corazón como el calor del astro rey lo inundaba, colmándolo de infinito sosiego.

FIN
Notas finales: Ah... Sencillito.

Gracias por leer. Chau.

Naaa... ¿Que "Chau"? Me olvidaba... El título puede traducirse a "Sonríe por favor", dado a que soy muy mala para poner títulos, se me ocurrió ese por el pensamiento de Yasutora. Ahora sí me voy, nos leemos con un Yasutora x Nova o.O

25 de Mayo de 2009
Merlo, Buenos Aires, Argentina.

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