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Chibi Sasu por Angel del Diablo

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Notas del capitulo:

Ya casi se acaba esta historia. Gracias a las personas que han seguido leyéndola.

 

Los dos días que tardó Naruto en volver se le hicieron muy largos. Sabía que no tenía que preocuparse pero era inevitable ya que había pasado mucho tiempo creyendo que ya no lo quería. Sin embargo, cuando llegó le notó algo raro. Notó que no venía tan contento como debería.

 

-¿Qué pasa? –le preguntó nada más cerrar la puerta de la casa. El rubio lo miró durante un ratito, pensando cómo decírselo.

 

-No es que sea algo grave… es solo que… no puedes venirte a vivir conmigo. –los ojos del moreno se dilataron. ¿No podía?

 

-¿Por qué no? –el rubio alzó la mirada y se encontró con la desesperación del otro. Vio que estaba asustado y trató enseguida de que se relajara otra vez.

 

-no tienes que preocuparte. Es solo porque mi casa es muy pequeña. Y esta bastante  lejos de aquí y no podrías seguir viniendo a dar clase al instituto de aquí. –el moreno relajó los músculos. Lo había asustado de verdad.

 

-¿Era por eso? –el rubio lo miró, sin saber a qué se estaba refiriendo:

 

-Claro… ¿A qué me iba a referir sino? –el moreno negó, quitándole importancia al asunto y se abrazó a él. Esto le indicó al rubio que estaban solos en la casa.

 

-Mi tía ha salido a comprar algunas cosas. Tardará un rato en volver. –el rubio lo miró un momento, y después le invitó a salir a dar un paseo. Hacía frío, pero el paisaje era hermoso. Acabaron sentándose en un pequeño trocito de hierba bajo un árbol grande y desnudo, en un parque no muy lejos de su casa. Al principio estaban sentados uno al lado del otro pero, sin saber muy bien cómo, Sasuke acabó entre las piernas del rubio, que le rodeaba los hombros con los brazos y apoyaba su cabeza a un lado, aspirando su suave aroma. El viento no era tan frío como hacía un rato, ya que avanzaba la mañana y se estaba bien.

 

-¿En qué piensas? –le preguntó a Naruto, al ver que llevaba mucho rato callado. Tardó otro poco en responder:

 

-en lo mucho que hemos pasado juntos. Ahora me paro a pensar en todos esos recuerdos, los buenos y los malos y se me hacer muy raro estar contigo otra vez. –el moreno asintió, mirando como caían algunas hojas del árbol.

 

-¿Te puedo preguntar algo?

 

-Claro que si, Sasuke. Dime…

 

-¿Dónde está Kyuubi?

 

-“sigo aquí” –el rubio se rió por lo bajo ante la pregunta.

 

-Sigue en el mismo sitio…

 

-¿por qué?

 

-no lo se... es solo que antes había veces que parecía que estabas hablando con otra persona, cuando solo estábamos tú y yo en la habitación y ahora ya no lo haces… por eso quería saber si seguía o no…

 

-es cierto que antes se notaba mucho, parecía que estaba loco. Pero ahora ya lo hago mejor. No te preocupes, va a estar siempre aquí dentro. Igual que tú –el menor se sonrojó al ver como había desviado el tema para decir aquello. Ante la cara del moreno, Naruto se rió un poco.

 

-¿qué es lo que te hace tanta gracia? –preguntó molesto, mientras se giraba un poco para mirarle a la cara. El rubio dejó de reírse, aunque no quitó la sonrisa de su rostro, para picar al otro.

 

-de nada

 

-uno no se ríe “de nada” así que dímelo. Venga, no seas malo.

 

-de acuerdo, te lo diré pero en realidad es una tontería así que no te la tomes muy a pecho ¿vale?

 

-Vale, pero dímelo

 

-es solo que… cuando te he visto con esa expresión he recordado a mi chibi Sasu… me has recordado mucho a ese pequeño chibi del que me enamoré hasta el alma… no se, he visto de nuevo esa cara sonrojada y por un momento me ha parecido que volvías a ser pequeño.

 

-¿Querrías que siguiera siendo pequeño? –el rubio meditó la pregunta durante unos segundos. Sabía que podía herir los sentimientos del moreno si no usaba las palabras adecuadas, aunque también sabía que lo mejor era serle totalmente sincero:

 

-la verdad es que amaba muchísimo a ese chibi, pero… ¿sabes una cosa? Tú eres y serás siempre mi chibi. No importa si ahora mides más o si tu cuerpo es más fuerte. Siempre te estremeces cuando te beso –susurró mientras besaba su cuello, despacio y con ternura.

 

-siempre vas a ser mi chibi Sasu. Y yo siempre te voy a amar igual, no importa el tiempo que pase ni tampoco importa si creces ¿vale? Así que no te preocupes por nada… siempre te voy a amar igual. –el moreno asintió, emocionado y se abrazó a él con fuerza, dejando que lo rodeara con los brazos.

 

-Te amo mucho, Naruto.

 

-También te amo mucho, mi Sasuke. –guardaron silencio durante otro rato, hasta que se les hizo tarde. El rubio sabía que no podía estar mucho tiempo con el otro sin que su tía se preocupase, por lo que sugirió de volver ya. El moreno ya lo había pensado, pero no había querido decir nada porque en realidad no le apetecía nada de nada irse de allí. No fue fácil pero al final si que se levantaron de allí. Volvieron en silencio, de la mano. El moreno sabía que en cuanto llegaran volverían a separarse, así que trató de ir lo más lento posible. Pero fue inútil. Al final acabaron llegando. Cuando entraron, la tía de Sasuke salió a recibirles.

 

-¿quieres quedarte hoy a comer? –el rubio miró por un momento al otro, era preferible no molestar pero sabía que le haría ilusión al menor por lo que, en lugar de rechazar de nuevo la invitación, sonrió con dulzura y asintió.

 

-hoy tengo cosas que hacer… Pero puedo quedarme. –la mujer asintió y se metió para la cocina. El rubio miró a Sasuke y le dijo:

 

-¿Por qué no mientras termina de hacer la comida te quitas el abrigo y la ayudamos a poner la mesa? No me gustaría estar aquí de invitado sin ayudar ni hacer nada. ¿Qué me dices? –el menor asintió y se metió para el comedor. Mientras, Naruto entró en la cocina para consultar algo con la tía de Sasuke. Este entró pronto también en la pequeña habitación y se quedó un poco extrañado al ver que Naruto estaba muy colorado y su tía se reía por lo bajo.

 

-¿Qué pasa? –no obtuvo respuesta por parte de ninguno de los dos. Y por más que lo intentó ninguno le hizo el menor caso. No logró sacarles nada. Enfurruñado, terminó de poner la mesa mientras servían los platos. Al contrario de lo que se esperaba Naruto, fue una comida muy agradable. En seguida se rompió el incómodo silencio y los tres entablaron una animada conversación. Bueno, Sasuke solo participaba a veces, ya que intuía que algo le estaban ocultando. Y así era.

A la hora de irse, el rubio le dijo que volvería el sábado a verle otra vez.

 

-¿El sábado? Pero si hoy estamos a martes.

 

-Se que es tiempo, pero no puedo venir antes. Además que se supone que en nada empiezas las clases ¿no? Hoy no has tenido por un evento puntual, y tendrás que hacer tareas, ayudar a tu tía… en fin, será mejor que no venga a molestarte hasta el sábado.

 

-Pero tú no me molestas…

 

-Pero si te distraigo… ¿A que si? –el moreno miró para otro lado. No sabía que contestar a esa pregunta. Estaba claro que si, pero si lo admitía no vería al rubio en un montón de días.

 

-No te pongas triste ¿eh? El sábado vendré pronto y saldremos un rato ¿vale? –aunque no estaba del todo conforme, la idea de salir con él otra vez, de tener una cita después de tanto tiempo lo dejó ilusionado el resto de días.

 

Cuando el rubio volvió a su piso había alguien esperándole en la puerta. Sorprendido, le dio un abrazo a su amigo pelirrojo.

 

-¿Cuánto tiempo ha pasado? Te he echado mucho de menos. –el pelirrojo asintió y abrazó a su amigo con fuerza.

 

-Siento mucho no haber venido antes, pero ya sabes que no soy precisamente millonario como para estar yendo y viniendo. –el rubio se rió por lo bajo, mientras abría la puerta y hacía entrar a su amigo ya que hacía frío y seguro que llevaba bastante tiempo esperando. Una vez dentro, con un buen chocolate caliente, se quedaron en silencio. El pelirrojo no se atrevía a preguntar porque no sabía si al final el rubio se había arreglado con Sasuke. Naruto notó que no sabía si preguntar o no y, sonriendo, le dijo:

 

-Puedes preguntar. –ese comentario hacía innecesario preguntar nada, pero aun así lo hizo:

 

-¿al final te has reconciliado con Sasuke?

 

-si que lo he hecho.

 

-¿qué fue lo que pasó?

 

-en realidad todo fue un malentendido. Que no sé por qué se produjo, pero al final se ha arreglado todo.

 

-¿Hablaste con Tsunade? –el rubio miró hacia otro lado. Era una cuestión que había terminado mal.

 

-Si que hablé con ella pero… la verdad es que nos hemos distanciado mucho.

 

-¿Te dijo por qué lo hizo?

 

-no me interesan sus razones. Porque es posible que para ella sean muy válidas, puede que lo hiciera por “nuestro bien” pero la verdad es que actuó de manera egoísta y me dolió mucho. Ahora me he dado cuenta de lo que hice mal, pero eso no le daba derecho a separarnos de esa forma. Con mentiras y traición solo me ha demostrado que no me quería. No tanto como decía, al menos. –el pelirrojo asintió en silencio.

 

-quizás tengas razón… pero tampoco te cierres a ella ¿vale? Es posible que en algún momento se de cuenta de su error y quiera recuperarte.

 

-no se si podría perdonarla.

 

-lo se Naruto… pero de todas formas... no olvides que puede ser una posibilidad. –se quedó allí por unos días. Sin embargo, no quiso ver a Sasuke. El sábado por la mañana, cuando se iba a ir a recogerle, el pelirrojo le dijo que tenía que irse.

 

-no quiero estar en medio de vuestra cita… además seguro que hace días que no os veis y lo ultimo que querrás es tener que estar comportándote como un buen anfitrión ¿o me equivoco? –bastante avergonzado, le dio la razón y se despidió de él dándole las gracias por ir a verle.

 

Sasuke esperaba en su cuarto a que llegara el rubio. No le había dicho hora y se había levantado muy temprano por que no había podido dormir demasiado. Su tía entró entonces, con un baso de leche.

 

-Gracias –la mujer sonrió y se sentó a su lado.

 

-Sasuke quiero decirte algo.

 

-¿el qué?  

 

-No debería decirte nada pero no quiero que luego te preocupes. No pasa nada si llegas tarde ¿entendido? O si te quieres quedar a dormir en su casa ¿de acuerdo? –sonrojado negó con la cabeza. Pero su tía sonrió con dulzura y susurró:

 

-se lo difícil que puede resultar dormir lejos de la persona a la que quieres, dormir solo, así que por esta noche tienes permiso. –emocionado, la abrazó con más fuerza de la que había usado hasta ese momento. Después del madrugón que se había metido, el otro muchacho no llegó hasta por la tarde. Temprano, eso sí, pero por la tarde al fin y al cabo. Saludó a los presentes con educación y preguntó al moreno si ya estaba listo. Este asintió, con ganas de decirle que llevaba listo desde hacía horas, pero se calló porque le hubiera dado mucha vergüenza parecer tan ansioso por salir de nuevo con él.

 

-¿A dónde vamos a ir? –preguntó el moreno por enésima vez al ver que seguían en el coche y no parecía que estuvieran llegando. Y el rubio, con la paciencia que el tiempo le había dado, susurró por enésima vez:

 

-no te lo diré. Es una sorpresa y sólo lo sabrás cuando estemos allí. –el menor se puso a mirar por la ventana, pero no estaba molesto porque no le hubiera dicho ninguna de las veces el destino, ya que solo con salir con el otro ya se sentía feliz. Realmente le daba igual a dónde lo llevaba.

Un rato después llegaron a su destino. Un lugar en el que ya habían estado juntos antes pero que ahora tenía un significado diferente para ellos.

 

-no puede ser…

 

-quería traerte a un lugar especial… ya que era la primera cita después de mucho tiempo… y aquí estamos. –el moreno lo miró emocionado y después a la entrada del parque de atracciones en la que tuvieron su “primera cita” aunque no pudiera llamarse cita. Sin embargo… fue cuando todo empezó.

 

-¿entramos? –preguntó el rubio al ver que el otro no se movía de donde estaba.

 

-esta bien –tímidamente rozó sus dedos con los del otro, pidiendo en silencio que le diera la mano. El rubio lo hizo y entraron al parque de atracciones. Había cosas que habían cambiado, había atracciones nuevas y puestos mucho más sofisticados de lo que recordaba. Pero eso no le había quitado el encanto que había vivido en sus recuerdos tanto tiempo.

 

-¿Dónde quieres entrar primero? –el rubio no sabía por donde empezar, por eso le preguntó a Sasuke. Pero este estaba en el mismo lugar.

 

-no lo se… déjame que piense… –sus ojos recorrieron el lugar despacio, hasta que encontró un lugar en el que la última vez le había gustado entrar.

 

-¿Qué te parece si entramos a La Casa del Terror? –el rubio lo miró algo extrañado.

 

-Pensaba que te daba miedo…

 

-Eso fue cuando era pequeño… no creo que ahora me de miedo de nuevo –susurró con más confianza de la que tenía. La Casa del Terror había cambiado desde la última vez, pero tampoco sería para tanto.

Aunque no era tan pequeño, también se asustó en la atracción. Parecía que era algo que iba a pasarle siempre. Una vez fuera, se sentaron en un banco. El rubio le compró un helado y ambos se lo comieron mientras al menor se le pasaba el susto. Se sentía avergonzado. Y el rubio se había dado cuenta.

 

-No tiene nada de malo –trató de animarle el otro. El moreno lo miró con cara de cachorrito perdido y el rubio no pudo evitar acariciarle la cabeza.

 

-¿Por qué has entrado ahí si sabías que te podía dar miedo? –el menor miró para otro lado y susurró:

 

-yo… tengo buenos recuerdos de ese lugar y por eso…

 

-¿Buenos recuerdos? ¿En serio? –el rubio recordó la vez que habían estado y lo mucho que se había asustado. La única explicación que había era que hubiera ido después con otra persona y no le hubiera dado tanto miedo.

 

-La vez que vine contigo… la verdad es que lo pasé muy bien –el rubio lo miró algo incrédulo

 

-me encantó tener una excusa para abrazarme a ti –añadió sin más el menor. El rubio lo miró con ternura y, tras terminarse su helado, lo abrazó. El moreno se tragó lo que le quedaba de helado para corresponder a su abrazo. Le había costado un poco, pero al final había conseguido decírselo.

Después de aquello subieron a un montón de atracciones más (incluyendo el laberinto de espejos) aunque en este ya no hubo ningún incidente (no como la vez anterior). Por último, como en la anterior cita, se subieron en la noria. Ambos estaban mucho más relajados que la primera vez que subieron, además de haberse sentado uno junto al otro.

 

-¿Recuerdas la última vez que subimos aquí? –el rubio asintió y lo apretó un poco más contra su pecho.

 

-Recuerdo que me moría de ganas de abrazarte y besarte.

 

-siempre tienes ganas de hacer eso…

 

-es verdad –rió el rubio. Se quedaron callados un momento, mientras la noria seguía su lento recorrido.

 

-Te quiero mucho, Sasuke –soltó sin previo aviso el mayor. El moreno se pegó más a él y susurró lo mismo.

 

-Me alegro mucho de que por fin podamos estar juntos. –el moreno asintió. Una duda llegó entonces a su mente y preguntó, tratando de sonar casual:

 

-¿sigues enfadado con Tsunade? –decir “enfadado” era una forma de suavizarlo ya que en realidad la odiaba.

 

-Así es –contestó el mayor.

 

-Y no creo que nos arreglemos nunca.

 

-¿No recuerdas todo lo que hizo por nosotros al principio? –guardó silencio. Claro que recordaba todo lo que los había ayudado. Pero eso era una más de las razones por la que le había dolido tanto lo que les había hecho después.

 

-Naru…

 

-si lo que vas a preguntar es si alguna vez nos arreglaremos, la respuesta es que, al menos yo, no daré el primer paso.

 

-es injusto…

 

-lo se. Pero a veces la vida lo es. –permanecieron en silencio hasta que la noria terminó su recorrido. Al bajarse, ya era de noche.

 

-ven –susurró el rubio mientras daba un pequeño tirón al otro

 

-vamos a casa.

 

Continuará...

Notas finales:

Bueno... pronto el siguiente capitulo ^^

si quieren que haya un lemon en el capitulo siguiente (el último casi seguro) diganmelo n_n


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