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Chibi Sasu por Angel del Diablo

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Notas del capitulo:

me esta encantando escribir esta historia... y como os esta encantando leerla, pues aquí otro capi. ¿vieron el título? ^^ Naru esta empezando a perder el control *¬*

me preguntaron hace poco de donde saco la inspiración para las tramas de mis fics... bueno, lo pensé durante un tiempo y, al menos no es una droga XD.

Creo que algo en mi cabeza nunca ha ido bien, por eso se me ocurren estas ideas. A pesar de que han querido "arreglar" lo que anda mal en mi, aun hay ideas para muchos fics. Pero si hay algo que me inspira... es la música. Grupos como Green Day, Within Temptation, Evanscence, The Rasmus y algunos más que me alivian y me ayudan a seguir. (aunque depende del fic, la idea viene de un sitio o de otro XD)

Tras estar callado otros segundos más, decidió con quién quería vivir. Caminó despacio, y alzando los brazos, se pegó al rubio. No dijo nada, pero dejó que los brazos del mayor lo rodearan.

 

-Parece que ya has escogido. –miró a Itachi y le dijo:

 

-como tu hermano no quiere irse contigo… y tienes antecedentes en tu contra, le entrego la custodia a Naruto. –La felicidad que envolvió al rubio fue incluso mayor que la ira del mayor de los hermanos, que no podía creer que hubiera perdido a Sasuke.

 

 

-¿lo tienes todo? –estaban en la casa de Sasuke e Itachi, cogiendo todas sus cosas. La verdad es que, como antes no vivía allí, no tenía demasiadas cosas. Solo la ropa que le quedaba bien. Lo ayudó con la maleta y salieron bajo la mirada de Itachi.

Ya en su casa, intentó que se instalara en su cuarto:

 

-¿y donde vas a dormir tú?

 

-“contigo, mi moreno” –Kyuubi, que había estado muy callado, no cabía en sí de felicidad.

 

-no importa. Desde hoy eres mi invitado, eres mi huésped y quiero que duermas bien, cómodo. Yo me quedaré en el sofá.

 

-¡no! No quiero…

 

-no me molestas… porque yo he querido que vivas conmigo. Así que coloca tu ropa en mi armario, con la mía y luego ya veremos donde duermo ¿vale?

 

-vale –sonrió y Kyuubi se emocionó:

 

-“solo tenemos una cama… me parece… que vamos a tener que dormir juntos”

 

-¡ni lo sueñes! No me fío de ti ni un pelo

 

-“¿me vas a decir que no te mueres por hacerle el amor?” –un sonrojo cubrió sus mejillas, pero no lo admitió:

 

-no soy como tú

 

-“si, si… lo que tú digas” –Naruto no sabía qué hacer.

Aquella noche durmió en el sofá, dejando al menor en su cama. Sasuke estaba acurrucado bajo las mantas. Aquel lugar le hacía sentirse seguro, pero notaba algo extraño en el mayor. Cuando despertó, no se oía nada. Caminó descalzo, sin hacer ruido, pero no encontró al rubio. Sobre la mesa de la cocina había una nota, escrita en un trozo de papel:

 

“Estaré en clase toda la mañana, pero volveré por la tarde. Te he dejado comida para que la calientes, siento no haberte dicho nada, pero no te quería despertar. Cuídate y, si sales, ten cuidado. Naruto” Sasuke guardó la nota en los pantalones blancos que se puso. Después de desayunar algo, empezó a dar vueltas por la casa. Era pequeña, pero acogedora: desde la puerta se abría un pasillo que llegaba hasta el cuarto último (un estudio o algo así, porque la puerta estaba cerrada con llave y no pudo entrar); a la izquierda, nada más entrar te encontrabas el pequeño salón, enfrente del cuarto de baño, también pequeño pero con una gran cantidad de cosas: una ducha, varios armarios, un lavabo, el retrete (indispensable), un taburete… era increíble lo bien que había aprovechado el espacio. Junto al salón estaba la cocina, en frente del dormitorio del rubio.

Al menor este era el cuarto donde le gustaba estar, pero se fijó en que no había fotos o cosas así. Solo libros en una estantería, una cama grande y una mesa donde seguramente estudiaba. Iba a salir cuándo descubrió una foto, del rubio con Hinata. Sintió una punzada: quizás le gustaba la morena. Se sentó en la cama, para pensar: ¿Por qué había acudido al rubio? Aun no había recuperado sus recuerdos, pero si que había algo extraño en él. El rubio le inspiraba algo extraño. Pero… ¿Qué?

 

 

Llegó más tarde de lo que debía, todo porque no sabía como comportarse con el menor. Este salió corriendo a recibirlo, pero solo le acarició un poco el pelo, sin dejar que lo abrazara. Aquello extrañó a Sasuke, que se quedó algo cortado:

 

-¿Qué tal te fue el día? –preguntó para romper aquel silencio.

 

-¡una pesadilla! Menos mal que ya terminó… ¿y tú? –sonriendo, lo tomó de la mano para guiarlo hasta el salón, en donde había una gran mesa medio oculta. Sobre ella, un enorme puzzle apenas empezado:

 

-estuve haciendo esto… no te importa, ¿Verdad?

 

-¡claro que no! Hinata me lo regaló, pero no soy capaz de hacerlo. –el resto de lo que quedaba de día (la cena y poco más) lo pasaron en un silencio extraño. Se dieron una ducha (separados, claro) primero el rubio y luego Sasuke. Mientras este estaba dentro, Naruto, con solo los pantalones del pijama puestos y el cabello húmedo, trataba de controlar los pensamientos de Kyuubi:

 

-“¿te lo imaginas en este momento? Todo mojadito… desnudo… con esa carita sonrojada por el vapor”

 

-¡párale! –miró hacia la puerta, pero lo que vio lo dejó en blanco: Sasuke entraba descalzo, vestido pero con la camisa del pijama oscuro abierta, resaltando la palidez de su pecho. Su cabello, mojado, dejaba caer gotitas que recorrían la piel que el rubio moría por besar.

A pesar del frío de fuera, en la casa se estaba muy calentito y la pinta del menor no ayudaba a que Naruto se calmara. Vio quieto como se acercaba y se sentaba en uno de sus muslos, ya que estaba sentado con las piernas abiertas y se quedaba mirándolo.

 

-Se ha caído un botón… pero creo que lo he perdido… ¿podrías coserme otro? –le mostró el ojal al que le faltaba un botón. Lo miró sin prestar atención, perdido en su piel. Sin poderse contener, coló, despacio, las manos por debajo de la camisa abierta, apretando su espalda para que se pegara a él. Después empezó a tapizar su pecho de besos, despacio, haciendo al otro estremecerse. No sabía lo que hacer, por lo que se quedó quieto, disfrutando demasiado de lo que le hacía.

Siguió subiendo, acariciando sus pequeños pezones, hasta llegar a su cuello, en el que se detuvo a lamer el agua que había caído de su cabello. Cuando llegó hasta su rostro, miró sus ojos un momento antes de devorar sus labios, abriéndose paso para llegar hasta el interior de su boca, húmeda y deliciosa. Agarrándolo con fuerza, lo hizo sentarse en el sofá, quedando él de rodillas en el suelo, para poder tener mejor acceso a toda su cavidad. Cerrando los ojos, Sasuke gimió por la intensidad del beso. Naruto, entre sus piernas, entreabrió los ojos pero al ver su expresión volvió a la realidad. Se separó de él con demasiada brusquedad, dejando al otro completamente rojo, sin poder mirarlo a la cara:

 

-ve a dormir… mañana lo arreglaré. –hasta que no salió del cuarto no se relajó:

 

-por un momento… casi…

 

-“¿Por qué paraste? Ya lo teníamos… sabía tan delicioso…”

 

-¡no me volverá a pasar! Lo traje aquí para que su hermano no le hiciera daño… y casi se lo hago yo…

 

-“Naruto… es inevitable. Tarde o temprano te entregarás a las garras del deseo y le harás el amor hasta partir ese cuerpo de ensueño en dos” –apagó la luz y se tumbó en el sofá, demasiado preocupado para dormir.

Sasuke, ya en la cama, tampoco podía dormir. ¿Qué había sido eso? Avergonzado, no quiso admitir que se habría entregado a él si no se hubiera parado en aquel momento. El olor del rubio, que inundaba la almohada, lo invitó a dormir, con su sabor aún en los labios.

 

 

Los días que siguieron fueron más o menos iguales, se iba pronto y llegaba tarde, por lo que apenas se veían. Y por encima de todo, Naruto no volvió a tocarlo. Aunque el viernes no tenía clase, se fue para recoger unos textos, que podría haber recogido el día anterior. Hinata llegó esa mañana a la casa, para ver a su amigo, pero le abrió Sasuke, tras comprobar que era ella:

 

-¿Sasuke? ¿estas solo?

 

-se fue a clase

 

-que raro… porque hoy no tenemos

 

-dijo que tenía que recoger unos textos –el chibi se veía triste, y la chica lo notó. Cuando estaban sentados, el moreno le quería preguntar muchas cosas, pero no se atrevía:

 

-¿le ha pasado algo a Naruto? Esta raro desde hace unos días…

 

-no lo se. A mi no me cuenta nada, casi ni lo veo… esta muy frío –la chica sonrió y acarició su cabello:

 

-esta así porque no entiende lo que siente

 

-¿Qué?

 

-¡llegué, Sasuke! –Hinata salió a recibirlo:

 

-hola… te vengo a proponer algo –la chica sabía que, ya que un empujoncito no había servido, solo con un buen empujón podría decirle al fin lo que sentía. Sin saber cómo, se dejó convencer por el plan que la chica había preparado. La verdad, se lo estaría agradeciendo toda la vida.

 

 

Y allí estaban ellos, un sábado por la mañana, sin lluvia, frente a la entrada del parque de atracciones. Hinata les había dado entradas, porque ella no podía ir (o eso había dicho). Miró a Sasuke, a su lado, vestido con pantalones oscuros y zapatillas. Llevaba una camisa blanca y encima un abrigo. Quizás iba un poco desabrigado pero aún así, se veía demasiado tierno y adorable. Él había escogido unos pantalones azules, con zapatillas y una camisa negra. Encima llevaba un abrigo oscuro, y lo llevaba de la mano. A pesar de que al principio parecía reacio, ahora estaba entusiasmado.

 

-¿nunca habías estado en un lugar así?

 

-no –sonrió y esto hizo que Kyuubi gritara de entusiasmo:

 

-“que bueno que al final Hinata te convenciera” –entraron y pasaron lo que quedaba de mañana (que no era mucho) y parte de la tarde subiéndose en las atracciones más “peligrosas” y “excitantes”. Kyuubi acabó mareado porque el moreno insistió en subirse en la montaña rusa muchas veces, pero el rubio disfrutó mucho viendo lo feliz que estaba. (N/A: los he llevado a un parque de atracciones porque yo nunca he ido a uno… y creo que debe ser divertido)

 

-¿Qué tal si ahora entramos ahí? –casi se había echo de noche, y habían subido en muchos. Ahora el rubio señalaba la Casa del Terror.

 

-¿ahí?

 

-¿te da miedo?

 

-“¡entremos! Y que no dude en abrazarse a ti cuando esté asustado”

 

-si no quieres…

 

-¡si, vamos! –tiró de él para que entraran. Todo estaba muy oscuro, y Sasuke se agarró a su mano con fuerza. Caminaron por un pasillo, hasta que, al doblar una esquina, les salió al paso un cuerpo sin cabeza, que gritaba y sangraba. El moreno gritó y se abrazó a Naruto, que lo rodeó con un brazo. Continuaron caminando, mientras al paso les seguían saliendo seres horribles y monstruos de pesadilla. Al llegar al final, Sasuke estaba pálido, asustado y pegado al rubio. Este lo abrazó un poco y dijo: -lo siento. Demo deberías haberme dicho que te asustan las casas del terror.

 

-no me asustan… solo que esta… era muy terrorífica. –para tratar de calmarlo, miró alrededor, y vio el lugar donde podía entrar:

 

-¿Qué te parece el laberinto de espejos? –tras mirarlo, asintió, sonriendo.

Entraron juntos, con otro grupo de gente, pero enseguida se dispersó el grupo. Naruto y Sasuke, siempre de la mano, caminaron sin rumbo fijo.

 

-¡mira! –el moreno se paró frente a un espejo, que le hacía verse alto.

 

-mido lo mismo que tú, Naruto –su nombre en sus labios sonó muy dulce, cosa que lo descolocó:

 

-“es tan tierno… y se que aún no te has quitado el recuerdo de su sabor de la cabeza” –caminó sin coger al otro y le dijo:

 

-venga, vamos Sasuke –caminó un poco, pero después se giró para llamarlo de nuevo:

 

-¡venga! –pero no estaba.

 

-¿Sasuke? –retrocedió lo poco que había avanzado para volver al espejo que el otro estaba mirando, pero ya no estaba allí.

 

-¿Sasuke, donde estas?

 

-“no hay rastro… ¿Dónde estas, pequeño?” –caminó por el otro pasillo, buscándolo.

Sasuke caminaba con valor, se había separado de Naruto, pero no iba a comportarse como en la casa del Terror, donde se había visto como niño chico. Alguien lo agarró por detrás y lo apretó contra un espejo, y el que lo estaba haciendo era Sai. Este tenía una mano sobre su boca, mirando hacia todos lados, pero no había nadie.

 

-Sasuke… que bueno que nos vemos otra vez –quitó la mano que tenía sobre su boca para besarlo. El menor intentó quitárselo de encima, pero era demasiado fuerte. Siguió besándolo, rodeando su cuerpo.

 

-me encantas… Sasuke…

 

-déjame –intentó soltarse, pero le fue imposible. “Naruto…” pidió en silencio. Y como caído del cielo, alguien golpeó al moreno por detrás y lo hizo soltar al pequeño. Este calló al suelo, limpiándose de los labios el sabor del otro.

 

-¿Naruto? ¿Qué te traes tú con Sasuke? –se tiró sobre él y lo golpeó. Se revolcaron por el suelo hasta que llegaron los encargados de la atracción, que los separaron:

 

-¿Qué ocurre? –Naruto miró a Sasuke, que se acercó enseguida a él.

 

-Nada –les dijo. Los echaron fuera, advirtiéndoles que no montaran más escándalos.

El rubio cogió de la mano al menor y caminaron en silencio. Sasuke no sabía qué decir. Se dejó guiar, hasta que se dio cuenta de que se habían subido a la noria. Una vez sentados, el rubio se limpió la sangre que tenía en la comisura del labio.

 

-¿estas bien? –Sasuke se sentía fatal, porque había sido culpa suya… por ser tan débil… por ser tan crío. El rubio lo miró y asintió:

 

-no es nada. Y tú… ¿estas bien? –Sasuke no lo miró, solo asintió. Aun tenía el sabor de Sai en sus labios, y eso le hizo sentirse peor.

 

-“¿Hasta cuando vas a estar así? Eres un idiota… van a acabar quitándotelo… todo por tu maldito orgullo y tu absurdo miedo”

 

-Es cierto –le susurró:

 

-“¿Qué?” –era la primera vez desde que tenía memoria que le daba la razón. El rubio se levantó para ocupar el sitio que había junto al moreno. Este se quedó quieto, incapaz de decir nada o de mirarlo. Naruto le echó un brazo alrededor de los hombros y lo pegó a su cuerpo. Después, con la otra mano, tomó con delicadeza su barbilla para que girara el rostro y lo mirara:

 

-¿Naru…? –no terminó de hablar. Solo cerró los ojos y dejó que el otro lo besara. El beso empezó lento, pero pronto el mayor no pudo evitar desear borrar el recuerdo del beso del otro moreno, conseguir que fuera su sabor el único que el otro probara. El oxígeno se acabó pronto, y tuvieron que separarse. Sasuke estaba sonrojado, no podía mirarlo. Pero estaba confundido: ¿Por qué esa vez no había detenido el beso? La última vez que sus lenguas se habían encontrado, Naruto se había portado muy frío. Pero otro pensamiento, más fuerte e importante que el de antes salió a flote y no puedo evitar decirle:

 

-lo siento Naruto –le encantaba que dijera su nombre.

 

-¿Por qué te disculpas?

 

-porque ha sido mi culpa… y te ha golpeado…

 

-no ha sido nada. Y no tienes la culpa… yo quise defenderte… y volvería a hacerlo, todas las veces que hicieran falta.

 

-¿Por qué? –mirándolo a los ojos, dijo:

 

-porque te quiero, Sasuke. Desde hace mucho, mucho tiempo. Y solo quiero que estés conmigo. –completamente avergonzado, no sabía qué decir o qué hacer. El mayor, perdido en los ojos del pequeño, volvió a inclinarse sobre él para besarlo.

Sasuke, tímido, le echó los brazos al cuello y dejó que profundizara el beso. La noria seguía dando vueltas, a punto de llegar al final. Se separaron un segundo antes de que les tocara bajar:

 

-volvamos a casa –susurró Naruto, con voz ronca y un poco excitada. El moreno asintió, sonrojado.

 

Continuará…

Notas finales:

¿que tendrá pensado Naru? ¿que sentirá Sasuke ahora que conoce los sentimientos de Naru? y la pregunta que todos se hacen (o eso creo^^U) ¿habrá lemon en el siguiente capi?

gracias por todos los rr... pronto otro capi^^


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