~El encuentro~
Era una hermosa mañana en la ciudad de Barcelona, el cielo estaba azul y unos cuantos rallos del sol alcanzaban a penetrar las nubes que había en el.
Una hermoso joven se hallaba transitando por las calles de la enorme ciudad, este llevaba un pantalón de mezclilla y una playera color negro que era tapada por la chamarra color naranja que traía encima, su cabello era de un color rubio como el sol y sus ojos del azul más hermoso que pudiera existir que solo se podrían comparar con el mismísimo cielo, unas hermosas marquitas en sus mejillas dándole un toque zorruno y su piel ligeramente bronceada solamente hacía resaltar su evidente belleza, una belleza exótica.
Este iba escuchando música en su iPod e iba totalmente sumido en sus pensamientos, era fin de semana, por lo tanto, no se tenía que preocupar por su trabajo ni su escuela.
Este se encontraba cruzando la calle pero en eso el semáforo se tornó de verde a rojo, lo cual indicaba que ya no podía continuar cruzando, pero este no notó ese hecho ya que el aparato que se encontraba entre sus manos se ocupaba de abarcar toda su atención.
En eso un carro que se encontraba cruzando las calles se desvía, era un Ferrari Rojo, iba a una velocidad sumamente grande, mas sin embargo, el conductor iba cambiando la pista de música y no nota el hecho de que el joven se encontraba a unos cuantos metros de él, en eso el rubio, por azares del destino decide voltear a ver a su lado izquierdo y nota como el carro se encontraba acercándose cada vez más a él a una velocidad impresionante. Este se queda estático, piensa que va a morir y se prepara para el impacto, pero en eso siente como es empujado por la espalda y como unos fuertes brazos lo aprisionan, seguido de un fuerte golpe en la cabeza… de ahí todo se vuelve negro, solo logra escuchar unos cuantos murmullos y divisar una sombra encima de él antes de quedarse completamente inconsciente…
-¿Se encuentra bien?-pregunta una voz desconocida para el joven
-Ya esta despertando-respondió otra
El ojiazul estaba recobrando el sentido, ya lograba escuchar todo a su alrededor pero aun veía borroso, por lo tanto no lograba identificar a los dueños de aquellas voces.
Este por fin recupera toda su capacidad de visión y se da cuenta que se encontraba rodeado de un montón de gente. ¿Qué había pasado? En eso recuerda el incidente y se trata de levantar abruptamente de lo que parecía ser… ¿una banca?
Mas sin embargo un fuerte mareo abarca todos sus sentidos y casi cae de nuevo, pero en eso unos brazos lo sostienen.
-aaah, ¿qué me paso dattebayo?-preguntó al tiempo que se sobaba la cabeza
-¿Te encuentras bien?
-¿Eh?
Este voltea y logra divisar a un atractivo joven, de piel blanca, y cabello y ojos negros como la noche, mas sin embargo eso no fue lo que llamo la atención del rubio, si no esa sonrisa en su rostro que a su parecer era una sonrisa… ¿hipócrita?
-Si, gracias tebayo- le responde algo shokeado por esa sonrisa tan falsa en su rostro
-Que bueno…-este le dedica otra de sus sonrisas falsas logrando así molestar al ojiazul
-¿Podrías dejar de hacer eso tebayo?
-¿Eh? – el joven no entendiendo su pregunta solamente mostró una mueca de confusión en su rostro.
-Eso… tu sonrisa, es tan falsa, me molesta ‘tebayo –soltó el rubio directamente causando así un gran asombro en el pelinegro.
-umm… claro. –este solamente se limito a asentir con la cabeza y mostrar su rostro serio
-gracias-
-Oye… etto… -el rubio se puso nervioso captando así la atención del aludido ya que momentos antes había sido sumamente claro con su comentario sin importarle el hecho de que hubiera sido algo tosco rayando en lo grosero y ahora estaba titubeando ¿?
-Dime- le alentó en tono serio
-Em… ¿fuiste tú quien me salvo dattebayo?-por fin pregunto con un leve sonrojo en su rostro
El moreno se mantuvo impasible por varios segundos procesando la inocente pregunta del rubio frente a el y finalmente estallo en risas.
-jajaja, jajaja-
-¿Qué tebayo? Ash… no te vuelvo a preguntar nada –este hizo un pequeño puchero como signo de “indignación”.
-ja ja… lo siento. Si, fui yo- respondió la pregunta mientras se limpiaba las lágrimas que salieron de sus ojos por la risa.
-ah… gracias, por salvarme la vida-
-De que –le respondió con una pequeña mueca parecida a una sonrisa, pero esta era diferente, era sincera.
Eso alegró al ojiazul y le correspondió la sonrisa con una suya: grande y que mostraba todos sus perfectos dientes.
-Uff… ¡wau! Estuvo cerca… -comentó el pelinegro cambiando así de tema- ah por cierto, respecto a tu iPod… -comenzó a de decir en un tono nervioso. Bueno… el si no tuvo tanta suerte… -este sacó del bolsillo de su chaqueta el pequeño aparato, mas este se encontraba hecho mil pedazos; el ojiazul solo atinó a quedársele viendo fijamente mas no decía nada, el otro al ver su reacción se puso aun más nervioso ya que en lo que llevaba conversando con el se había dado cuenta que ese rubio era todo menos predecible.
El rubio estalló en risas, ya que no podía creer que ese tipo frente a el se hubiera preocupado por su iPod cuando hace unos minutos el estuvo a punto de morir. El ojinegro no puede evitar el también comenzar a reír por segunda vez, es que era tan contagiosa la risa del rubio.
Todos a su alrededor se les quedaron viendo. Ambos al darse cuenta de esto se apenan y deciden pararse.
-¿Se encuentra bien joven?-le preguntó una señora de avanzada edad al rubio
-Si, muchas gracias, estoy bien.-respondió este educadamente
-Que bueno, es un alivio, espero tengas más cuidado eh jovencito -terminó de decir la señora con un tono de regaño.
-je je, si lo siento dattebayo. Tendré más cuidado, ¡de veras!.
-Umm… creo que no se me rompió nada… -comenzó a decir el rubio al ojicielo al tiempo que se paraba y comenzaba a estirar sus piernas y brazos buscando si tenía algún dolor en alguna parte del cuerpo- ¡nop! Todo está en orden –terminó de decir con una gran sonrisa
-Bueno me voy yendo, adiós y gracias por todo-agito su mano en forma de despedida y comenzó a caminar
El pelinegro algo preocupado aunque no quisiera aceptarlo decidió que lo mejor era seguirlo.
-No es necesario que me sigas-le dijo el ojiazul
-Quiero asegurarme de que llegues a salvo a tu casa, capaz y al darme vuelta, llegas a una esquina y te cae un avión en la cabeza- dijo con tono irónico con el propósito de hacer enfadar al rubio, cosa que consiguió.
-ja j aja-se rio sarcásticamente-no soy tan torpe le dijo al tiempo que se giraba para verlo
-no que va-
-Baka-dijo al tiempo que le daba la espalda y se decidía a ignorarlo
-y asi me tratas después de salvarte que mal agradecido eres
-OK lo siento, ¿quieres comer algo?
-¿Eh?-
-que si quieres ir a comer, yo invito, como forma de agradecimiento-
El joven solo atina a sonreír y hacer un leve movimiento con la cabeza.
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Ambos llegaron a un pequeño restaurante y decidieron ocupar una mesa en la parte de afuera.
-Naruto Uzumaki -le dijo sonriente el rubio al joven frente a el
-Ah, si. Mucho gusto; Sai, Sai Muraji – ( los siento me queme el cerebro con ese apellido T.T no se me ocurrió otro, soy mala para los nombres u.u||)
-Mucho gusto-
-Y otra vez gracias por haberme salvado-
-De que, fue todo un placer-
En eso un mesero se acerco a su mesa y les pidió que ordenaran, ya ambos le dijeron que querían comer y el mesero se fue. En el transcurso de la comida comenzaron a platicar; se sentían muy a gusto junto con el otro. Ya terminando de comer ambos se tenían que separar…
-Muchas gracias dattebayo, fue genial-
-gracias por la comida.
-Bueno… adiós-dijo el ojiazul un tanto triste ya que realmente Sai le había caído muy bien y no sabía si lo volvería a ver
-Hasta luego-responde el joven, sorprendiendo un tanto al rubio- nos volveremos a ver ¿ne?
-¡Claro tebayo!-afirmó con una sonrisa
Ya ambos se dan media vuelta y continúan con su camino…
[[Quien sabe, tal vez y el destino les tenia preparada alguna sorpresa… ]]
Continuará...
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