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El Alas Blancas, El Primero por Aries Shade

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Notas del fanfic:

Ninguno de estos personajes me pertenece, todos y cada uno son de sus creadores, quienes sean estos, solo los tome prestados para dar vida a mis locas historias XD, que eso por y para la comunidad de mundial!!!! Espero les agrade mi historia… jejeje.

Notas del capitulo: gracias por leer mis locas historias!!! espero y esta les agrade!!!!
El Alas Blancas, El Primero.

Sus manos recorrieron los suaves pétalos de aquella su flor favorita, era tan suave, aterciopelada, de un color delicado, suave. Una flor sin espinas, pequeña y dócil, solo en espera que alguna mano la cogiera… pero fuerte, capas de crecer en casi cualquier lugar… tan parecida a él.

…l era como aquella flor, y a la vez no… estaba tan desilusionado, y se sentía tan aburrido… sus manos aun no soltaba aquella silvestre flor sin embargo su atención ya no estaba puesta en ella.

Su mirada viaja en un movimiento muy lento por la habitación, su habitación, o por lo menos lo había sido durante mucho tiempo, demasiado quizás.

Sobre una pequeña mesa cerca de una ventana por fin su vista se detuvo, allí sobre esa mesa se encontraba una fotografía encuadrada. En ella aprecian todos o casi todos sus compañeros de armas…

Lentamente y sin dejar la flor que sostenía se pudo de pie y se encamino hacia ella, la levanto con su mano libre y la observo detalladamente.

Los que se encontraban en el frente y mas resaltaban era cinco jóvenes, fijándose bien, dos parejitas se tomaban disimuladamente de las manos, se fijo bien en la primera parejita, de unos diecisiete o dieciocho años, pial morena, cicatriz en la frente, cabello azul y mueca de total queja, Ikki del fénix, por otro lado de uno quince o dieciséis años, piel morena, cabello alborotado castaño, ojos color almendra y casi brincando de felicidad, Seiya del Pegaso. De ellos dos se podía apreciar a simple vista el profundo amor que se profesaban.

Por el otro lado se encontraba la segunda pareja, una pareja mas que obvia, de verdes, largos y ondulas cabellos, piel blanca, ojos igual verdes y mirada tierna y confundida, Shun de Andrómeda, junto a su amado y rubio patito, Hyoga del cisne, rubio, de ojos celes, piel blanca y casi frio corazón, ellos también se amaban profundamente, una pareja mas normal que la primera aunque un poco extraña también, rara pues en ves de ser Hyoga quien se declarase al despistado Shun, fue el conejito el que se le aventó… ellos eran sus amigos y gracias a ellos había entiendo un poco mas sobre los sentimientos.

Miro sobre ellos, y allí se encontraban su compañeros más cercados, a los que se les podría llamar “hermanos” de posición, pero que mas daba hablar un poco de ellos. De derecha a izquierda estaba los dorados caballeros, aquellos que representaban la elite de los caballeros atenienses.

Su mirada se fijo en si mismo en la fotografía, él el primero en la línea, el primero de ellos siempre en pelear. Allí se encontraba él de pie tranquilo con una sonrisa amable, con ojos dulces, con su cabellos suelto suavemente me siéndose en el viento, una vista tranquila.

A los ojos de cualquiera, incluso de si mismo, era una imagen que evocaba la paz, una imagen que era viva prueba del caballero que era, una imagen tan mentirosa y equivocada de él.

Su miraba se voy un poco y allí a lado suyo “rompiendo” la formación estaba su mejor amigo, él único ser que valía algo mas para él en todo ese santuario, en ese mundo.

No mostraba sonrisa en su rostro y a los ojos de todos era la frialdad personificaba pero para él era un libro abierto, sus ojos mostraban esa tristeza que circulaba por su venas y salía de lo mas profundo de su corazón, su miraba estaba ligeramente giraba, sonrió un poco, no cualquiera se fijaba en tan insignificante detallar pero él no era cualquiera, los ojos de su amigo estaba girados para ver a una persona que se encontraba un poco mas allá de la mitad de los caballeros dorados. Era tan triste para él, un amor no correspondido y un corazón roto.

Su mirada viajo por todos los caballeros deteniéndose un poco mas de la cuanta en uno, aquel ser por quien ahora ya no sentía nada, aquel que había sido demasiado importante y que ahora ya no significaba nada.

Contemplándolo un poco mas no podía negar que era un ser hermoso pero nada mas, ya no podía, por mas que quisiera, ver aquel ser grandioso y magnánimo que alguna vez había encontrado en él, y eso le causo una ligera molesta que no duro ni una fracción de segundo.

En sus pensamientos por un momento se lamentó por ello, a pesar de todo nunca había querido dejar de amarlo pero así eran las cosas, se había aferrar a que su amor sobreviviría a todo pero ello al final de cuantas no contaba pues su propio ser por naturaleza había decidió sin consultarle destruirlo.

Su amor había sido puro, dulce, inocente y fuerte, mas sin embargo el haber sido desperdiciado había hecho que el mismo poco a poco muriera, muriera en el silencio. No había pateado, no llorado, ni se había arrastrado por ello, no había suplicado al caballero para que correspondiera a su amor, el amor se gana no se obtiene sobornando por el.

También había estado consiente que por lo mismo al final de cuantas habría ocurrido lo mismo, tal ves hubiera retrasado segundos su fin pero haber hecho eso no habría sido de él.

Cuanto hubiera deseado llorar en silencio a la luna por su amor, pero para que suplicar por clemencia hacia su amor si este de todas maneras no tenia esperanza. Solo un suspiro escapo de sus labios al notar como se extinguía dentro de si, no podía hacer nada ahora, ni antes y después.

Dejo al fin la fotografía en su lugar, levanto un poco la mano donde sostenía la delicada flor y en uno momento esta se prendió en llamas de un bonito color blanco hasta que se desintegro por completo, soplo levemente su mano para limpiar los rastro de las cenizas que ahora era esa pequeña flor luego se puso con toda la calma del mundo de pie y se encamino rumbo a su armario. Saco un par de cosas de allí, entre ellas unas sencillas ropas de trabajo, se cambio sus ropas, tomo sus sandalias y se calzo con cuidado, tomo su cepillo y empezó a peinar sus cabellos.

Al fin fue hacia un pequeño jardín interior de su templo donde había una pequeña fuente. Se inclino sobre ella para usar sus aguas como un espejo.

Su rostro se reflejó, su piel blanca, suave, cremosa, sus rasgos delicados, bastante afeminados, su labios eran delgados, rosas, perfectamente bien dibujados, su nariz era pequeña y respingada, en su frente se lucían dos puntos color lilas de igual color con sus largos cabellos, y por ultimo… sus ojos la prueba mas evidente del secreto que se guardaba en su interior.

Los miro detalladamente sus pupilas las cuales ya casi no existían, de sus brillantes ojos verdes ya casi no quedaba nada, sus ojos mostraban en ese momento en un color verde oscuro, profundo, sin brillo, sin vida. Eran de un color uniforme sin matices, las pupilas era ya casi parte de las corneas, dejando solo dos redondas corneas completamente verdes sin las pequeñas y redondas pupilas.

Suspiro con cansancio, sus ojos eran lo único que cambiaba sin que pudiera controlarlo en su totalidad, era la prueba real de lo que sucedía, aunque nadie mas lo notara pues para los otros nada pasaba, todo era tal como debía y él se encontraba en perfectas condiciones, ellos no podían ver ni apreciar lo que verdaderamente ocurría con él frente a sus narices, aunque mejor así.

De todas maneras no podía andar por allí con tales ojos o todos se asustarían, aunque a él realmente no le importaba ya eso, cerro sus ojos y concentro un poco de su cosmos.

Un pequeño brillo lo envolvió y para cuando abrió de nuevo sus ojos y se vio en el espejo de agua, puedo ver sin sentimiento alguno como sus ojos se veían igual que siempre, o casi, ya que en esto ya no se podía apreciar ese destilar de dulzura e inocencia, aunque nadie lo había notado, mas que su mejor amigo, pero que mas daba.

Todo ahora de daba absolutamente igual.

Sus ojos de nuevo estaban bien definidos y sus pupilas estaban bien definidas, sus ojos eran de un color más claro y matizado en diversos verdes, parecían casi como si en verdad nada pasara.

Por fin se puso de pie y con un paso lento, elegante y sobrio se dirigió a las puertas de su templo, antes de llegar trato de concentrarse, de traer a su mente los recuerdo de su propio ser, trato de evocar o al menos recordar los sentimientos que antes lo inundaban y caracterizaba, y que ahora por desgracia ya no existían.

Después de mucho concentrarse trato de simularlos en sus palabras, acciones y miradas. Le era difícil si no podía sentirlas en el más mínimo.

Al llegar a la entrada de su templo contemplo a su mejor amigo esperándolo, aprecia un ser tallado en piedra, aunque mejor dicho en hielo. Allí de pie recargado sobre el pilar de la entrada se encontraba con la mirada un tanto perdida.

Podía notar a leguas la diferencia del joven que tenia enfrente y aquel de la fotografía, pues este en verdad era la reencarnación de la frialdad, y no trataba de disimularlo o como antes crear esa pantalla, a ahora en verdad no sentía nada, aunque a diferencia de él, su amigo no sentía nada por que ese había sido su deseo, deseo que él había concedido y por lo cual su amigo ahora le pertenecía.

Se acerco y su amigo levanto su vista, a pesar de todo él sabia que aun conservaba algunos sentimientos, aunque bien sabia no era por su gusto sino que al ser su amigo de naturaleza humana no podía eliminarlos con tal facilidad como había ocurrido consigo mismo.

Una sonrisa adorno sus labios, una sonrisa que en otros tiempos había sido de ternura, afecto y dulzura como para morir empalagado. Ahora solo era de aprecio, lo máximo que él podía sentir, que le daba a entender a su amigo cuanto le había querido, y cuanto lo valoraba.

- ¿Nos vamos? – pregunto en un tono amable.

- Por supuesto… - le respondió su amigo… este se enderezó y cambio hasta quedar a su lado.

- ¿Te hice esperar mucho? – le pregunto mientras giraba su cuerpo para caminar uno pasos rumbo a los pilares que resguardaban la entrada de su templo.

- No… siempre eres muy puntual, seria mas factible que yo llegara tarde y te hiciera espera que lo contrario – le respondo con su fría analítica.

- Mmm… - sonrió divertido mientras fijaba sus ojos en los verde agua de su amigo, y en lo mas profundo de ellos pudo notar un poco de dolor, lo sabia los sentimientos de su amigo, como humano que era, eran mas difícil de erradicar que los suyos propios, igualmente sabia que su amigo los quería muertos, había sufrido demasiado y ese dolor lo había llevado a intentar suicidarse mas de una vez, aunque eso también era un secreto solo guardado entre ellos dos, él se habían encargado se evitar que muriera y había curado las heridas que se infringía con el deseo de morir para que nadie lo notara.

Caminaron hasta donde ya no eran visibles a los ojos curiosos de nadie y allí él se detuvo, su amigo a sus espaldas también se detuvo, con lentitud magistral se giro para quedar de frente.

En un movimiento rápido paso uno de sus brazos por la cintura de su amigo y el otro se dirigió a su cuello para con mano sostener su nuca, apretó el agarre para que sus cuerpos quedaran completamente pegados. Los brazos de su amigo rodearon su espalda sumisamente, un comportamiento que su amigo solo tenía para con él.

Sus caras quedaron muy juntas, y sus labios se dirigieron primero a la frente de su amigo donde lo beso con delicadeza mientras este cerraba los ojos entregándose, su mano que se encontraba sobre su cuello deslizo sus dedos sobre la unión del cuello y la cabeza en un punto especifico.

Luego tomando un poco de aire dirigió sus labios a los labios de su amigo donde a unirlos ambos los abrieron, sus dedos sobre el cuello de su amigo apretaron suavemente ese punto en especifico que empezó a brillar mostrando un pequeño sello que se encontraba oculto allí en esa unión y debajo de sus cabellos, esta solo era visible si era tocada por él.

En la frente de su amigo donde segundos antes había besado había aparecido una pequeña figura similar a la punta de una flecha, era blanca y brillaba también.

A pesar de que sus labios estaban unidos y abiertos, sus lenguas en ningún momento hicieron el intento de tocarse ni siquiera de moverse, él soplo dentro de la boca de su amigo, su aliento era frio, como una brisa invernal, solo tuvo que espera unos momento para que de los labios de su amigo otra brisa saliera ahora hacia su boca, esta era tibia pero de un sabor amargo que al hacer contacto con un paladar se desintegro.

Permanecieron son los labios unidos un cuantos segundos mas hasta que al final él separo su boca, y observo a su mejor y mas devoto amigo, su cabello era azul un tanto claro.

- Ya esta Camus… -dijo en un susurro.

- Gracias… empezaba a sentir… algo… -dijo con un tono de voz muy bajo. Sus ojos se fijaron en unas finas líneas que salían ahora del cuello de la túnica que portaban el otro, que formaban finas enredaderas, inscripciones que era incapaz de leer – tu cuello… -señalo con lentitud

- Esta bien en unos segundos dejaran se ser visibles –dijo con una enorme tranquilidad, eso paso las líneas tatuadas en su piel se fueron desvaneciendo de a poco, al igual que habían desaparecido las del cuello y frente de Camus.

Permanecieron abrazados un poco mas hasta que llego en momento de irse, se separaron un poco y empezaron a caminar rumbo a la entraba de nuevo, y esta ves salieron del templo para dirigirse al coliseo del santuario a entrenar con los demás.

- Mu… -susurro Camus mientras caminaban en silencio.

- ¿Si? – respondió sin apartar su mirada de su camino.

- ¿Cuánto tiempo mas estaremos aquí?… - pregunto con tranquilidad fijando su vista en el perfil del hermoso Ariano.

- Poco… muy poco en realidad, la cuenta regresiva ya empezó y es solo cuestión de semanas, quizás de días… -dejando de lado su actuación, mostrando y destilando por cada uno de sus poros esa falta de sentimientos, y a la ves de grandeza que podría aterrorizar hasta la misma diosa Athena.

- ¿Cómo aremos para irnos sin que se den cuenta?

- No aremos tal cosa, no huiremos como ratas- dijo concentrándose e intento volver a recuperar su mascara de emociones.

- ¿Entonces? – él pregunto arqueando una ceja curioso.

Mu desvió su mirada para verlo un momento, aunque Camus hubieses perdido sus sentimientos aun conservaba sus emociones, sentires fugases, no como los sentimientos que eran profundos y permanentes. El hubiera querido conservar también aunque sea sus emociones pero en él todo se había perdido, por un amor, que desgracia.

Sonrió un poco mientras volvía su mirada al frente y continuaba caminando con toda la tranquilidad del mundo.

- Nos despediremos, de ella y de los otros caballeros, me presentaré y les diré quien soy, les anunciare que tú te vas conmigo, aclare las cosas con él y luego te mostrare la puerta por donde pasaremos, seremos los primeros sabes, yo como el mayor cruzo primero y luego los otros nos seguirán… - dijo con un sonrisa, vio al Camus pensarlo un poco – no te preocupes no nos detendrán, ella estará lo suficientemente o asustada o asombrada como para pensar en llevarme la contraria.

- Es una diosa…

- Y yo puedo disolver su ser si así lo quiero, Athena no es nada para mí…

- Confías demasiado… ella en muy poderosa…

- Camus… ella es una diosa, pero incluso Zeus, el rey del Olimpo teme toparse con uno de nosotros, tú tampoco has visto nada de mi poder y mi esencia que apenas y vive en ti, pero eso te hace mas poderoso que ella y sus familiares juntos, no te preocupes y trata de actuar normalmente… -dijo en una sonrisa mientras entraban al coliseo.

Algunos caballeros estaba ya había y otros aun no había llegado, Mu se detuvo unos pasos para ver fijamente al caballero que se encontraba a unos cuantos pasos de él, lamentándose de ser ese idiota en que debía ser el amor de su vida, aquel que evitaría que ocurriera lo que ahora ya era inevitable, pero no dejo de sonreír, mejor así, pronto volvería a ver a los seres que al estar juntos le devolverían sus sentimientos, a los que amaba sobre todas las cosas…
Notas finales: Si, sé que no entendieron mucho TT-TT pero les adelanto que este es uno de los siete XD, inicios de mi fink largo, les daré una breve explicación, aunque dudo que algún lea las notas al final de los fink ¬¨¬ pero en fin u_u, mi fink largo *.* (como lo llamo) tiene siete protagonistas, siete sub-protagonistas, y claro los que son las parejas de estos, perooooooo las historias van por separado, por tanto cada uno en su propia categoría, jejeje sip son de diferentes animes e historias (de siete categorías en realidad pues tome un protagonista y un sub-protagonista, con sus respectivas parejas de cada categoría)… ¿Dónde iba?... Así!!! Son siete fink cortos y uno largo, cada protagonista y anexos se desarrollara en su propio mundo hasta llegar al punto donde dos historias converjan, pasando de siete a cuatro, y de cuatro a dos y de dos a la historia central, jejeje… como de darán cuanta Mu de Aries es el protagonista y Camus de Acuario el sub-protagonista, además que las parejas de estos que son otros dos caballeros que luego mencionaremos… bueno ya me alargue, nos vemos en otro de los fink cortos que le siguen a este!!! Chao!!!

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