Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Pura Casualidad por mihll

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Los personajes de esta historia no me pertenecen y sólo los utilizo a modo de diversión.

Notas del capitulo: Hola.

He aquí una pequeña historia que espero les guste.

Mis agradecimientos a mi estimada amiga, Lucy H.

"Pura Casualidad"

por

mihll

+++ Capítulo Único+++

Hacía exactamente un mes que él había escuchado por casualidad una extraña conversación del grupo de amigos del pelirrojo, y en dicha charla ¿se había mencionado que el Torpe estaba enamorado de él? …Evidentemente era para poner en duda eso que oyó, porque no hacía mucho tiempo que ése tipo andaba prácticamente babeando por una chica; lo sabía heterosexual y al parecer no había nada ni nadie que lo pudiera convencer de que, de un día para otro, Sakuragi cambiara de gustos de un instante a otro. Más imposible resultaba pensar que sus gustos apuntaran hacia él, Kaede Rukawa, al que Sakuragi, día a día, y momento tras momento, decía ¿odiarle?

En todo ese mes, jamás supo cuál fue el atractivo que le impulsó a querer salir de la duda, pero de que la intensión estaba presente, era innegable, aunque nunca hizo nada efectivo para conseguir su propósito. La oportunidad se presentó sola; fue exactamente hace una semana atrás, cuando Sakuragi- habiéndose negado inapelablemente a jugar junto a Ryota con quien tuvo un problema que quebró completamente la amistad que arrastraban desde el año anterior-le obligó a actuar, porque sentía que lo necesitaba en el equipo para ganar el partido que se acercaba, quizás el más importante en la etapa clasificatoria para el campeonato nacional de básquetbol. En dicha ocasión, cuando incluso el profesor Anzai falló en su intensión de convencerle de desistir de su postura, él tuvo éxito; pero quizás, el precio era bastante grande, quizás, porque si analizaba los pro y los contra, ganaba de todas formas, no sólo el partido, sino que además conseguía salir de esa duda que cada vez atraía más su atención carcomiéndolo por dentro de una manera inusitada.

Habiendo prometido ponerse a su entera disposición, o más bien, prometido dejarse hacer lo que él quisiera si jugaba el partido, se encontraba frente a él, en su casa, esperando que tomara la iniciativa.

—Mis padres no regresan hasta mañana—dijo de pronto, al notar que Sakuragi jugaba con sus manos en un gesto nervioso y preocupado—Así que decídete pronto a hacer algo, antes de que me salgan raíces de tanto esperar.

— ¿Estás seguro…de que no te arrepientes de esto?

Negó simplemente con la cabeza.

—De acuerdo…

El nervioso pelirrojo, avanzó torpemente un paso más hacia él, y se detuvo mirando nuevamente de un lugar a otro, y, ante su mirada fría e impávida, mostró serias intensiones de salir corriendo por la puerta en donde su mirada quedó fija.

Un bufido de impaciencia escapó de su boca.

—Vale Zorrito, confío en que nadie vendrá—dijo Hanamichi, al advertir en ése gesto, un llamado de atención. Devolvió su vista al frente—Después de todo, fuiste tú el que ofreció pago para que yo jugara…ahora.

Tembló de la tan sola idea de pensar en lo que le esperaba. Por una fracción de segundo vio en él un brillo de determinación, antes de tener su rostro muy cerca del suyo, sintiendo su respiración se mezclaba con la suya. Entonces vino el beso, un suave y casto beso que duró menos de lo que esperaba. Fue apenas un choque de labios, y nada más.

Frunció el entrecejo.

—Ya estamos a mano, Zorrito—dijo Hana mientras curvaba una pequeña sonrisa de satisfacción en sus labios.

— ¿Es todo? —el otro asintió feliz, en su inmensa emoción que lo estaba incitando a salir corriendo de allí para ir a contarle a sus amigos que había conseguido un beso de su amor imposible—. Oye, te recuerdo que el trato era para que yo te diera lo que tú quisieras.

—Y ya obtuve lo que quería.

En completa perplejidad, lo vio abandonar su casa. Era increíble pensar que un idiota como ése pudo haberle hecho cualquier cosa, llevarlo a la cama como mínimo, o siendo más ambicioso, llevarle a la cama y pedirle que aceptara su novio, pero no, sólo había pretendido obtener un miserable beso, que ni siquiera podría ser calificado como tal.

—Torpe, y mil veces Torpe—gruñó, sosteniendo su mirada airada en la puerta donde él había salido. Estaba resentido completamente, porque cualquiera no duraría en violarlo si tuviera la oportunidad, pero ése pelirrojo…No sabía cómo llamar a su estupidez. Era un idiota. Y él, también lo era, porque esperando tener su sexy cuerpo fácilmente al alcance de su mano, se había excitado sin querer y ahora le quedaba un problema que tendría que solucionar con una buena ducha fría.

~~o0o~~





Era lunes por la mañana y lo que menos quería era toparse con aquél tipo pelirrojo. Salió de la casa rumbo al instituto, y según la rutina diaria, a mitad de camino el sueño comenzó a dominarlo mientras pedaleaba su bicicleta. Por más que intentó mantener los ojos abiertos, en un instante dado el sueño lo venció. Despertó rato después, al sentir que se estrellaba contra algo.

Volvió a la completa lucidez al oír como el pelirrojo bajo él y su bicicleta, echaba improperios en su contra. Por lo visto, aunque lo amara, las cosas entre ellos no parecían cambiar mucho.

—Te pasa por atravesarte en mi camino—fue lo único que respondió.

— ¡¿Ah sí?! —se salió de la desagradable posición y le asestó una patada a su fiel compañera, doblándole una rueda —¡Eso te recordará que no debes dormirte cuando no debes!


Rápidamente, se levantó y encaró, pero su mirada almendrada hizo que se sintiese claramente inquieto. Algo en ella, lo había perturbado; a juzgar por el modo en que lo hizo, podría decirse que aun con la ira impresa, lo había hechizado de alguna manera.

—La próxima vez que hagas eso, voy a partirte la cara en dos.

—Te reto a que lo hagas ahora mismo—desafío Hanamichi, sin embargo, él fingió no oír nada; recogió sus cosas y la bicicleta, y se marchó dejándolo solo a mitad del patio.

El día transcurrió sin mayores inconvenientes y al terminar las clases, como era habitual, fue el primero en llegar al gimnasio. Se cambió el uniforme, cogió un balón y se puso a lanzar tiros al aro mientras sus compañeros iban llegando uno a uno.

Ryota y Yazuda fueron los penúltimos en llegar.

—Jugué el sábado únicamente porque el profesor Anzai me lo suplicó—venía diciendo el capitán—pero no jugaré más junto a Sakuragi, porque simplemente no lo soporto.

—Eres el capitán, no puedes abandonar a tu equipo sólo porque tienes un pequeño problema con Sakuragi—replicaba el otro.

—Pues si eso es un problema ¡Renuncio! ¡Lo oíste!

Tanto Kaede como los demás presentes, prestaron atención al grito del defensa central.

—No digas semejante tonterías, Ryota—regañó Ayako, acercándosele.

—Tú no me hables. Eres una traidora.

—Traidora será tu abuela. Que yo sepa, no te debía ninguna fidelidad. No somos novios ni nada parecido para que te atrevas a atacarme de esta forma.

Ante esta discusión que se estaba desatando, Kaede creyó que sería una buena oportunidad para saber algo más sobre la situación que quebró la amistad de Ryota y Hanamichi, entonces, dejando el balón de lado, se incluyó en el grupo que formaba un círculo en torno a la pareja.

— ¿Y entonces? —desafió la chica al notar el silencio que se apoderó del muchacho frente a ella—¿Ves que no tienes qué replicar al respecto?

—Aunque no lo tengas, ¿por qué te metiste con él?

Todos se impresionaron ante el ataque, sobre todo Kaede aunque no lo demostró.

—Sólo fue un beso…No significa nada.

—Ayako, ¿Besaste a Sakuragi? —balbuceó alguien que se encontraba demasiado perturbado a estas alturas.

— ¡¿Acaso no ven que esta discusión es privada?! —gritó Ryota.

—Claro, así como gritas se nota a la distancia—señaló Yazuda irónicamente.

— ¡Métete en tus asuntos! ¡Vete de una vez a cambiarte de ropas! Y lo demás, ¡fuera de mi rango de visión!


—Bueno—se dijo Kaede escapando de allí—, mejor vuelvo a lo mío.


Por largo rato, a sus espaldas, la discusión de la pareja continuó. Terminó sólo cuando el pelirrojo hizo acto de presencia de una forma bulliciosa, porque lo hizo gritándole a la manada de bestias que tenía como amigos. Se volvió a verlo, y luego miró a la manager, preguntándose si efectivamente ellos dos se traían algo lo suficientemente poderoso como para provocar los problemas que el equipo estaba sufriendo.

—Se besaron…—murmuró sólo para él—No te entiendo, Torpe.

Pero más allá de entender al pelirrojo, tenía que empezar por entenderse a él mismo, porque estaba siendo preso de un sentimiento que no sabía identificar: algo le molestaba de eso que les dieron a conocer.

Pasaron los días, una semana, y un nuevo partido se aproximaba, y como era de esperarse, los conflictos entre Hanamichi y el capitán persistían. Ninguno de los dos tercos querían ceder, y él una vez más se veía en la posición de tomar cartas en el asunto. Si bien Hanamichi no era la parte más accesible, decidió partir por ese lado. Apenas le encontró solo en los vestidores, una tarde, al final de los entrenamientos, decidió intentar hablar con él.

— ¿De verdad estás enamorado de mi?... —sacudió su cabeza enérgicamente al darse cuenta que había preguntado algo que no pensaba—Digo…No es lo que quería decir.

Hanamichi , que hasta había soltado la toalla que envolvía su cuerpo, se encontraba totalmente perturbado y por no decirlo, petrificado.

— ¿Cómo…?—apenas pudo balbucear.

—Olvídate de lo demás, sólo dime todo acerca de tu problema con Ryota.

Era tarde, era muy tarde. …l ya había causado la total y desagradable intriga en el pelirrojo, que, avanzando hacia él, le preguntó:

— ¿De dónde sacaste eso? ¿Quién te lo dijo?

—Dime lo que te demandé.

— ¡No! Tú dime lo que te pregunté—dio un paso más, y sólo entonces Kaede se percató de que lo tenía cerca, complemente desnudo. Le dio la espalda inmediatamente.

—Primero cúbrete y después hablamos—le dijo secamente.

Sintió sus pisadas que se alejaban, el tenue sonido de las ropas mientras se vestía, y luego, su voz.

—Ahora puedes volverte.

Sinceramente no deseaba hacerlo pues sentía que los colores se le habían subido a rostro, y es que sencillamente ahora su cuerpo le parecía más impresionante que antes. Se dio un regaño mental. Ni en sus más locos sueños habría imaginado alguna vez que ese pelirrojo le provocara de la forma como lo estaba haciendo; antes nada más era un gusto físico no tan notorio donde pretendía saber qué se sentiría estar entre sus brazos, como una mera fantasía dominada por las hormonas, más ahora, la fantasía había dado paso al anhelo, un fuerte deseo de tenerlo no una, sino muchas veces a su alcance y que lo hiciera vibrar, tanto física como emocionalmente, y eso ya era demasiado atormentador. Lo peor, es que Hanamichi nunca lo había tentado; él mismo con la intensión de satisfacer su duda, le había estado prestando demasiada atención, hasta el punto que actualmente con tan solo verlo, el piso parecía temblar bajo sus pies.

Se volvió sólo cuando supo que podía hacerlo sin caer en evidencia de su situación.

—Así que Ryota está enojado contigo porque te metiste con Ayako, pero mi pregunta es: ¿Por qué tú no soportas a Ryota si no debieras?

—Ah—emitió nada más, para sentarse en la banca y comenzar a ponerse los zapatos—Sabes Zorrito, eso es algo que no voy a responder.

— ¿Por qué no?

—Porque no es de tu incumbencia.

Avanzando hacia él, se sentó a su lado.

—Si me cuentas, soy capaz de decirte quién me dijo eso de que al parecer andas enamorado de mí.

Hanamichi lo miró.
— ¿Fueron esos idiotas verdad? —no le respondió—¿O fue Ayako?

— ¿Ella lo sabe? —preguntó turbado. —Entonces no entiendo.

—Mira Zorrito—se puso de pie se un impulso y se plantó frente a él—Esto es algo que no te interesa, además yo nunca dije que estaba enamorado de ti…dije que me gustaba un hombre, pero jamás especifiqué.

—Te gusta un hombre—murmuró, levantándose tranquilamente—Eso es perturbador, y si no soy yo, ¿entonces quién?

—No es de tu incumbencia—chilló Hanamichi—Y no viene al caso. No te responderé eso, pero sí quieres te digo lo otro.

—Soy todo oído.

— ¿Prometes que esto se queda entre nosotros?

—Así como nuestro pequeño encuentro del otro día no ha salido de mi boca.

—De acuerdo…

Hanamichi le comenzó a contar que un día estaba demasiado aturdido al enfrentarse al dilema de encontrarse queriendo a otro hombre, y dado que deseaba dejar salir lo que le asfixiaba, se acercó a Ayako para contarle lo que le pasaba, porque sentía que en nadie más podía depositar su confianza, y eso incluía a la Gundam; le dijo que Ayako se lo había tomado con calma, que lo había aconsejado bien, además de señalarle que lo mejor era sincerarse con sus amigos ya que ellos se sentirían demasiado decepcionados si se enteraban de su situación por terceras personas.

—Bien, pero eso no me da mucha respuesta que digamos—dijo Kaede al final del relato. Estaban sentados de nuevo, uno al lado del otro. Hanamichi estaba jugando a ponerse y sacarse los zapatos nerviosamente porque esto era nuevo: sincerarse con Rukawa no era cosa de todos los días.

—Pasa que todo estaba bien—dijo sin despegar la vista de sus pies—, pero un día Ayako vino a mí diciendo que lo había pensando y que le parecía ilógico que me gustara un hombre porque hacía poco tiempo que me gustaba Haruko…

—Lo mismo digo yo.

—No interrumpas, Zorrito—demandó mirándolo fugazmente, para volver su vista al punto anterior. Se tomó su tiempo en proseguir— Ella me dijo que quería un prueba y no se le ocurrió mejor manera que besarme…Ryota nos vio.

—Ahora estoy entendiendo algo, pero…

—No debería tener molestias con él, ¿verdad? —lo miró nuevamente—Pues te diré que él no tuvo piedad conmigo. Se me lanzó encima y me molió a golpes. Quise explicarle, pero él no me dejó. ¿Cómo pretendes que después de eso no esté enojado con él?...No supo escucharme, no quiso escucharme, y sólo atinó a pegarme como si quisiera matarme. Estoy dolido con él porque suponía que era un amigo comprensivo.

—Es todo un lío que tiene fácil solución.

—No es tan fácil, ni siquiera a Ayako ha querido escuchar.
—Si tú lo dices—se puso en pie—Es todo lo que quería saber. Gracias por la confianza.

Ya se acercaba a la puerta cuando Hana le habló.

—Zorrito, ¿por qué pensabas que estaba enamorado de ti?

—Porque oí a tus amigos diciendo eso.

Sin una palabra más, volvió a su solitaria práctica extra.

En cierto modo, se encontraba bastante decepcionado, pero al fin entendía por qué ése idiota no quiso llegar más allá de un simple beso con él, pero aún así surgía una interrogante: ¿Por qué no lo trató como un maldito esclavo si podía hacerlo?

Detuvo su sexto tiro desde que llegó frente al aro.

—Si me besó, es por algo…—se dijo, y se quedó quieto, como una estatua, hasta que finalmente, decidió marcharse a su casa.

~~o0o~~





Día martes…Era crucial solucionar los problemas entre Ryota y Hanamichi, pero todo estaba tan difícil y él no tenía ganas de intervenir. Aquella tarde, después de las clases, cuando entró a los vestidores, se encontró con que el pelirrojo había llegado primero que él y parecía estarlo esperando, sin embargo, lo ignoró completamente y se limitó a cambiarse de ropas.


—Le conté la verdad a Ryota, tuve que atarlo para que me escuchara, pero lo hizo…Ya nuestro problema se solucionó—le dijo Hanamichi en un momento dado.

— ¿Y te creyó del todo? —preguntó sin mirarle, mientras se ponía la sudadera.

—Bueno, dejó todo a la duda. Me dijo que hasta no verlo, no creería, pero por nuestra amistad, quería confiar y darme la oportunidad.

—Tal vez te mintió, tal vez lo que dijo era para que lo soltaras…

Hanamichi sonrió.

—Tal vez, pero conozco a Ryota, poco pero lo conozco.

—Está bien.

Se produjo silencio entre ellos, y el único ruido que rompía el ambiente, eran los emitidos por los movimientos de Kaede cambiándose de tenida.

— ¿Sabes? —dijo Hanamichi—Les di su merecido a esos idiotas por ser tan bocazas.

—Supongo que también les aclaraste que yo no soy el que te intereso.

Hanamichi, enfrentándose a su mirada, frunció el entrecejo, porque ése chico había visto cierto dejo de dolor en sus pupilas azuladas.

— ¿Realmente llegaste a creer que yo estaba enamorado de ti? ¿Fue por eso que te convenciste que darme un poco de ti sería suficiente para convencerme de jugar?

—Jugaste ¿no?

—Sí.

—Y no fue porque te interesara lo que te ofrecí…Entonces dime la verdadera razón.

Hanamichi no dijo una palabra.

— Me estás resultando todo un misterio, Torpe —dicho esto, salió a la duela.

Durante los entrenamientos, Kaede inesperadamente jugó bastante mal en el partido que efectuaron; siempre cometía errores impropios de él y casi al final del tiempo, tropezó por sí solo y quedó tendido en medio de la duela.

Cuando alzó la mirada, vio la mano de Hanamichi tendida hacia él.

— Arriba Zorrito, da mala impresión que los novatos nos estén ganando.

Con su orgullo en alto, se puso en pie por propias cuentas, y salió de la cancha para ir a sentarse a la banca. Todos lo miraban con una impresión interrogante.

Ayako, llegó a su lado, lanzándole una toalla.

— ¿Pasa algo? —preguntó sentándose a su lado—Jamás te había visto jugar tan mal.

—Estaré bien para el partido.

—No es eso.

— ¿Entonces qué? —contraatacó ásperamente.

La chica dejó salir una buena carcajada para luego, decir:

—Nada.

—Ya no jugaré más.

Ayako se puso en pie, y señaló un cambio de jugador. Por su parte, Kaede se marchó a los vestidores, y apenas llegó a ese sitio, se dio varios cabezazos contra su casillero.

—Estúpido, ¿cómo pudiste? —se regañó — ¿Por qué diablos te fijaste en ése idiota? ¿Por qué diablos te enamoraste pensando erróneamente que él lo estaba de ti?... ¡Qué iluso!

— ¡No lo puedo creer! —Exclamó-para su total sorpresa-una voz a sus espaldas. Era Ayako, a quien se volvió a ver de golpe— ¿Dijiste ése idiota?...Eres otro caso de chico que anda enamorado de otro chico.

—No te burles, ni me compares con el Torpe.

— Dime de quién— se acercó sin intimidarse por su mirada extremadamente fría y amenazadora— Cuenta Kaede, en mi puedes confiar.

— No—siguió en su empeño de cambiarse de ropas e irse pronto de allí.

Si bien Ayako esperó un momento, al final se rindió. Kaede nunca se dio cuenta cuándo se fue, pero en un instante dado, al no verla en ese sitio, se sintió aliviado…Se sentó en la banca, tomándose la cabeza mientras seguía con los reproches en su contra.

Hanamichi fue el siguiente en irrumpir inesperadamente en ese lugar.

— Te propongo un trato—le dijo sentándose a su lado. …l lo miró—Si me dices que te pasa, haré todo lo que me pidas que haga.

¿Acaso eso era un efecto de`javu? Se sintió como él aquél día, cuando inversamente le propuso el mismo pacto.

— ¿Aceptas? —prosiguió Hanamichi. …l asintió con la cabeza, de la misma forma como el pelirrojo lo hiciera antes. —Entonces dime.

—Estoy enamorado, pero la persona que quiero no me corresponde.

Levantándose, Hanamichi dijo:

— En mi casa, ésta tarde. Nos iremos juntos al terminar los entrenamientos. Espérame.

Dos horas más tarde, se encontraron en la misma posición de días atrás, pero esta vez era él quien debía tomar la iniciativa, y él no era Hanamichi; si le ofrecían todo, todo iba a tomar…

El beso que le dio ni fue ni en apariencia a lo que el pelirrojo le dio aquél día; fue en extremo apasionado, y mientras se lo daba lo conducía a la habitación, donde, momentos más tarde, hacían el amor de manera desesperada. Se sintió en el cielo mientras se retorcía bajo su cuerpo, y, cuando todo acabó con un orgasmo intenso de ambas partes, llegó a creer fielmente que había pasado un satisfactorio momento en el paraíso.

Tendido de espaldas contra la cama, respirando agitadamente, y sabiendo a su amante en la misma condición, dijo:

—Eres un Torpe.

—Lo soy—confesó el otro.

—Ese día tenía ganas de esto, sentía que no te amaba, pero tenía ganas de esto.

Hanamichi sonrió ante eso.

—Me reprimí…me ganó la vergüenza.

—Que yo sepa, tú jamás has tenido vergüenza.

— ¿Soy yo esa persona que dices que no te corresponde? —preguntó Hana de improviso.

—Sí.

—Lo supuse…O al menos quise creer eso cuando Ayako fue a decirme que no era el único idiota del equipo que andaba enamorado de otro chico…Ayer, cuando te insinué que no era de ti de quien me había enamorado, vi en tu mirada que te molestó…Quise pensar que me correspondías y me alegra saber que no estaba equivocado.

—Idiota arrogante.

—Lo soy, ¿y qué?

—Falso. Actúas muy bien.

—Viniendo de ti es un halago.

—Torpe.

— ¡Esto si que no!—de un momento a otro, se posicionó nuevamente sobre Kaede—Te haré pagar por insultarme.

—Se ve que perdiste toda vergüenza.

—Pues ya comprendí que contigo no debo tenerla.

Kaede sólo sonrió.




FIN
















Notas finales: Bueno, tengo fics pendientes. Los continuaré en cuanto me sea posible. Apelo a su paciencia.

Hasta pronto. Mihll

Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).