El campo de batalla que se había abierto ante los siete guerreros junto con un rojo amanecer hacía unas horas, fiero, avivado y atronador, repleto de briosos guerreros dispuestos a todo por la victoria, se encontraba ahora mudo y desolado. La verde hierba teñida de sangre se cubría de esparcidos cadáveres aún tibios, y de agonizantes soldados tendidos a la espera de la muerte.
Los Shichinin-tai caminaban dejando atrás el macabro escenario, en busca de un lugar donde tomarse un baño, limpiar sus armas y su ropa.
_ ¡Ay!_ exclamó Jakotsu con gesto de dolor en el momento que rozó su mano con una zarza espinosa.
_ ¿Qué ocurre?_ preguntó Suikotsu.
_ Na... nada_ contestó escondiendo su mano y mirando al suelo.
_ No ¿Qué te ha ocurrido?_ insistió Bankotsu, el líder de los siete, acercándose a su hermano_ Déjame ver...
Le agarró de la mano a Jakotsu para ver lo que se había hecho. Jakotsu hizo ademán de soltarse, pero al final dejó que el otro le examinara.
El contacto de su piel con la de su hermano se le hizo extrañamente agradable a Bankotsu, no sabía explicar por qué razón. Mientras tanto, Jakotsu frunció el entrecejo con expresión de dolor en los ojos, sin embargo, por dentro no sentía ningún dolor en absoluto.
"Fantástico"_ pensó Jakotsu enorgullecido y entusiasmado_ "Ya he conseguido que me cogiera la mano"
akotsu volvió a emitir un pequeño gritito de lo más encantador. Bankotsu miró a su hermano, en sus ojos había una luz pura e inocente que resaltaba brutalmente con su alma asesina, patente en los restos de sangre seca que cubrían su ropa. Bankotsu entreabrió sus labios, dejando escapar un entrecortado suspiro. Incómodo por la nueva sensacón que acababa de experimentar, soltó la mano de Jakotsu suavemente.
-Tienes razón -dijo sin mirarle -No es nada.
-Ya te lo dije, hermano -contestó Jakotsu -No es nada, sólo me duele un poco.
Dicho esto, bajó un poco la cabeza y acercó el dedo a sus labios. Empezó a lamérselo lenta y sosegadamente con los ojos cerrados. Bankotsu contemplaba fascinado la escena. La lengua trémula de Jakotsu recorriendo lánguidamente su "dolorido" dedo, las finas hebras de su cabello recortaban los últimos rayos de sol, los cuales se reflejaban en la saliva dulce que Jakotsu estaba dejando en su suave piel.
Bankotsu se sobresaltó al ver que Jakotsu le miraba ahora. El corazón del líder palpitaba de forma desenfrenada, sin que éste pudiera hacer nada por evitarlo "Maldita sea" se dijo "¿Qué me está pasando?"
Jakotsu se dió cuenta de la desazón que sentía Bankotsu, sus ojos brillaron de entusiasmo. Le sonrió con picardía, mientras que su lengua aún asomaba entre sus húmedos labios.
-Voy a darme un baño a ese lago -dijo indiferentemente -Si alguen quiere decirme algo, me encontrará detras de aquellas rocas. Me gustan los lugares solitarios y apartados...
Se dió la vuelta poco a poco sin dejar de mirar a Bankotsu y se alejó, caminando de forma incitadora ya con la vista al horizonte, dejando a Bakotsu con una seria y escalofriante duda, se preguntó con un sofocante desconcierto "¿Me estará invitando a seguirle?"
No"_ se dijo Bankotsu sintiéndose estúpido por primera vez en su vida_ "Deben haber sido imaginaciones mías. Eso es imposible. Jakotsu y yo nos conocemos desde que éramos casi unos niños. No es posible que a estas alturas se haya fijado en mí"
_ ¿Qué ocurre, gran hermano Bankotsu?
Esa pregunta formulada repentinamente por Renkotsu, despertó a Bankotsu de su ensimismamiento, y mucho tuvo que esforzarse para disimular el sobresalto que se había llevado.
_ ¿Qué?_ preguntó a su hermano, mirándole como si el que estubiera actuando de forma extraña fuera él_ ¿Qué va a ocurrir?
_ De pronto te he visto en actitud extraña_ contestó serenamente_ ¿Va todo bien?
_ ¡Claro! ¿Cómo quieres que vaya?
Renkotsu no contestó a eso, sin embargo le constaba que algo había perturbado al líder, algo acerca de Jakotsu, pero le costó imaginarse lo que era. Por un momento, se le pasó por la cabeza que Bankotsu, efectivamente, se había sentido algo conmovido por la provocación de Jakotsu. Se rió de sí mismo. No, eso no podía ser. Le era totalmente impensable que un hombre raudo y temible como el líder de los Shichinin-tai, se inquietara ante las incitaciones de un estrambótico afeminado como Jakotsu.
Bankotsu, mientras tanto, hacía un esfuerzo por controlar las aceleradas palpitaciones de su corazón, pues su reacción ante Jakotsu empezaba a hacer mella, haciendo que el más inteligente de los Shichinin-tai se inmutara, amenazando así su reputación.
_ Tomémonos todos un baño_ ordenó al fin, tratando que su voz sonara normal, como siempre_ Y después descansaremos.
Todos aceptaron de buen grado, dirigiéndose cada uno a una zona diferente del lago para tener intimidad. Cuando ya todos estaban lo suficientemente distanciados, Bankotsu dirigió la mirada hacia dónde sabía que se encontraba Jakotsu. No sabía por qué, o mas bien, no quería saber por qué, pero sentía que había algo que le atraía a esa zona, algo que le impulsaba a adentrarse ahí, detrás de las rocas, donde su hermano se estaba bañando a solas, a su plena desnudez. Tragó saliva, y sin saber lo que hacía, Bankotsu dio un paso al frente, después otro...
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