~ºAño de 1519º~
En la gran ciudad de Barcelona España se podía apreciar una gran multitud de personas reunidas cerca de la costa del mar mediterráneo, al parecer un gran suceso estaba por dar inicio.
-El día de hoy nos embarcaremos a conquistar el nuevo mundo. Por España, por gloria -decía un hombre con una armadura brillante, al parecer el jefe, montado sobre un caballo de un particular tono café rojizo tirándole a naranja. Una combinación extraña en un caballo.
El hombre poseedor de una tez pálida grisácea dándole un toque tétrico, con el cabello largo de color negro y unos ojos afilados de color amarillo como de una serpiente. Su nombre: Orochimaru.
- por oro…-terminó de decir al tiempo que alzaba su copa llena de vino para después llevársela a su boca al tiempo que los soldados ahí presentes disparaban con sus escopetas al aire. El caballo al oír el ruido de las armas se espantó y pegó un brinco, ocasionando así que la bebida dentro de la copa del pelilargo de derramara sobre su armadura.
-¡Kiuuby hacia el frente! –dijo con tono agresivo el hombre al tiempo que jalaba la rienda del animal.
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-¡Siete! –gritó un pelinegro al tiempo que tiraba un par de dados negros con los puntos blancos al suelo. Éste vestía con un pantalón azul oscuro y una camisa de manga larga remangada hasta la altura de los codos y unos zapatos negros.
-¡si señor! –gritó un rubio ojiazul que se encontraba junto a él cuando los dados se detuvieron dejando ver un reluciente siete. Vestía un pantalón negro y una camisa algo holgada de color naranja con detalles en rojo y negro, y unos zapatos oscuros. Sus nombres: Uchiha Sasuke & Naruto Uzumaki.
-¡Así se hace! -le gritó al ojinegro mientras chocaba su mano izquierda con la derecha de éste.
-¡Si!
Ambos comenzaron a brincar y bailar como signo de victoria mientras el rubio comenzaba a tocar un banjo y a cantar una canción junto con el azabache.
-¡Oro para mi! ¡Oro para ti! ¡Oro por montones!
-¡hey! –gritó el señor al que momentos antes habían vencido.
-Una ronda más –exigió
-hmp… señores ya no tienen con que apostar –dijo de forma seria el ojinegro
-umm…. Tengo esto –dijo e señor al tiempo que sacaba de entre sus ropas un mapa
-hmp. ¿Un mapa? –dijo con un deje de burla y aburrimiento en la voz
-¡Un mapa dattebayo! –dijo con tono emocionado el rubio tras del pelinegro al tiempo que empujaba a su compañero y se acercaba a inspeccionar el dichoso mapa.
-Pero no es cualquier mapa… es un mapa de las maravillas del nuevo mundo.
-Em… le echaré un vistazo –dijo el rubio mientras cogía el mapa y comenzaba a verlo detalladamente pasando por alto la mueca de enfado que hizo su compañero –es por aquí, por allá, por allá.
-¡Mira teme! - gritó cuando vio que su compañero se disponía a irse
-Discúlpenos un momento por favor- dijo el moreno para después centrar toda su atención en el revoltoso rubio junto a él.
-Teme mira… El Dorado –le dijo lleno de ilusión el ojiazul causando que el ojinegro virara los ojos como signo de cansancio. –La ciudad de oro, que tal si es nuestro destino. Nuestro camino.
-Ni lo pienses usuratonkachi… si yo creyera en eso del destino y mi camino no jugaría con dados cargados –dijo con tono de reproche al tiempo que extendía su mano con los dichosos dados. - No, no lo haré. No. Aunque pongas tu cara de perrito… -dijo cuando vio que su amigo comenzaba a hacer como perrito. –no, no, no.
En eso el señor les arrebató el mapa con el que se cubrían los rostros ocasionando que el rubio chillara como perrito y ambos jóvenes se voltearan a verlo.
-He dicho, una ronda más. Mi mapa contra su dinero.
El rubio se volteo a ver al ojinegro y le sonrió inocentemente. El moreno solo le lanzo una mirada de aburrimiento.
-De acuerdo –aceptó por fin sacando sus dados de entre sus ropas.
-No con esos –lo interrumpió el sujeto. –Ésta vez jugaremos con mis dados -dijo mientras extendía su mano derecha con éstos
El moreno solo sudo frió y por dentro se sentía morir aunque no lo aparentase y solo fue capaz de lanzarle una mirada reprobatoria a su rubio amigo, el cual solo sonrió con algo de culpa.
-¿Algún problema?
-em... hmp… no, ninguno –dijo serio el azabache tomando los dados de la mano de su contrincante –voy a matarte -le dijo al ojiazul girándose y pasado su dedo índice por su cuello simulando que le cortaría el cuello luego del juego.
El rubio se señalo a si mismo mientras posaba una sonrisa en su rostro como si no fuese culpable del problema del moreno.
Acto seguido el moreno comenzó a frotar los dados entre sus manos y por sobre sus ropas.
-vamos amigos… papá necesita ese estúpido mapa –dijo como si se dirigiera a los dados mientras el rubio comenzaba a tocar una melodía de acuerdo a la tensión del ambiente en su banjo y hacia caras raras, para después acercarse a una linda chica pelinegra con ojos perlados y le sonreía coquetamente ocasionando un sonrojo en ésta.
-¡Cállate! –le dijo el moreno con enfado causando que el rubio se detuviese abruptamente.
-¡Siete! –grito al tiempo que lanzaba los dados al suelo. Los dados comenzaron a girar y tanto el rubio como el pelinegro se mordieron el labio inferior como signo de nerviosismo, mientras su contrincante contenía el aliento.
El primer dado dejó de girar, dejando a la vista un reluciente uno; todos los presentes retuvieron el aliento y el azabache se cubrió el rostro con las manos, es decir, era casi imposible por no decir imposible que le saliera un seis. Estaban perdidos.
El segundo dado se detuvo, dejando ver un seis. Todos lanzaron un suspiro de exclamación.
El moreno se descubrió el rostro y solo pudo exclamar un siete casi sin aliento, como quien no se cree la cosa.
-¡Que suerte dattebayo! –gritó el rubio con el puño en alto dirigiéndose luego a por el mapa. -¡si!
El señor solo pudo dejar caerse de rodillas contra el suelo. Había perdido.
El moreno por su parte aún con la excitación del momento a flor de piel, se encontraba carcajeándose y gritando en su lugar. –Bueno ahí lo tienes- dijo mientras se agachaba frente al señor para recoger todas las monedas de oro del suelo –fue un placer conocerte- más en eso sus dados se le salieron de su bolsillo dando a parar a los pies del señor. Éste al ver que habían dado siete comenzó a golpear el suelo haciéndolos rebotar, mas el resultado fue el mismo. Siete. Repitió la operación varias veces y los dados continuaban dando dos y cinco cada uno.
-¡Claro! –exclamó como quien hubiese descubierto un secreto. Y así era. – ¡Son dados cargados! –gritó a todos los presentes ocasionando que éstos gritaran por la conmoción.
El moreno recogió sus dados del suelo y se los metió en su bolsillo. Mientras el rubio por su parte hacia una mueca como de quien no debió de haber visto entre las cosas de otro dirigida al su ex contrincante y comenzaba a tocar una melodía algo dramática, mas en eso el moreno estrello el banjo contra su rostro haciéndolo parar de golpe.
-¿Qué? –dijo el moreno con sorpresa. -¿Me diste unos dados cargados? –dijo al tiempo que comenzaba a caminar alrededor del rubio y lo señalaba con el dedo índice.
En eso choco contra uno de los guardias allí presentes.
-¡Me dio unos dados cargados! –exclamó con tono melodramático. –guardia… ¡arréstelo! –dijo señalando a su compañero
-¡¿Cómo dices tebayo?! Fue él el que jugó sucio –le dijo al guardia defendiéndose. – ¡arréstenlo! –dijo empujando al moreno –Engaño a esos marinos y les quitó su dinero
-Oh… ahora soy el ladrón.
-¡Si!
-Solo mírate al espejo –le dijo el moreno girándolo y haciéndolo verse en la armadura plateada del guardia.
-O devuelves su dinero o… ¡en guardia dattebayo! –exclamó el rubio sacando la espada de esgrima de la funda del guardia tras suyo.
-En guardia ponte tú –le dijo el moreno retrocediendo hacia el otro guardia allí presente –te brindaré el honor de una muerte rápida –dijo buscando el mango de la espada –sin dolor –concluyó sacando un puñal.
-Pero no con eso… prefiero pelear de frente –dijo al tiempo que sacaba la espada y estrellaba ésta contra la del rubio.
-¿Tienes algo que decir dobe? –le pregunto a través de las espadas.
-Te cortaré en pedazos teme
-hmp… Qué mediocre, deja que tu espada sea la que hable
-eso mismo haré –dijo comenzando a golpear su espada contra la del moreno
-Tal como lo pené, eres un usuratonkachi.
-¡Tú peleas como mi hermana ‘tebayo! –Dijo el rubio saltando hacia el tejado de una casa seguido por el moreno. Ante el comentario al azabache le salio una vena en la frente. Agarrándolo desprevenido el moreno choco su espada con la del rubio por la parte izquierda ocasionando que éste cayese de bruces contra las lozas.
-El rostro no, el rostro no. –decía el rubio desde el suelo tratando de esquivar todos los golpes de su contrincante. En eso el moreno logró dejar desarmado al rubio dejándolo a el como el vencedor. Todos los presentes comenzaron a aplaudir ante semejante espectáculo.
El rubio se levanto de su lugar y junto con el moreno hicieron la declaración de que eso sería un empate.
-Damas y caballeros, hemos decidido de que esto es un empate –dijo el moreno al público
-son un gran público, gracias, gracias –Naruto comenzó a hacer reverencias. –hasta la vista.
-Adios.
Ambos se lanzaron hacia el otro lado de la pared cayendo dentro de un corral, desapareciendo de la vista de todos.
-¡Felicidades! –dijo el rubio al moreno
-No, te felicito, gran actuación. Muy decente. –comenzaron a felicitarse entre si los dos mas en eso un bufido y el aire caliente que sintieron en sus rostros los hizo girar el rostro.
-¡Ah! –gritaron ambos. Frente a ellos se encontraba un imponente toro de color negro que miraba fijamente y con fuego en los ojos a Naruto.
-De-debimos conservar las espadas dattebayo –dijo el rubio con voz temblorosa
-Si…
-¿Y-y ahora que Sasuke? .le preguntó el rubio al su amigo.
-hm… Tengo un plan. –dijo el Uchiha serio
-aja…
-Tu lo… acaricias… -le dijo al tiempo que se comenzaba a parar muy lentamente y el rubio tontamente alargaba su mano temblorosa con la intención de acariciar al animal. –y yo…. ¡¡CORRO!! –gritó comenzando a correr lejos del toro. “Y a la mierda el orgullo Uchiha” era el pensamiento del moreno mientras corría.
El rubio al ver que su “amigo” lo había dejado ahí sólo, solo atino a comenzar a correr como él.
-¡Gracias por nada teme! –le gritó cuando lo alcanzó
Ambos escalaron la pared de madera del corral pero el toro no se detuvo, arremetió contra la pared logrando romperla. Ambos chicos comenzaron a correr por las calles de Barcelona encontrándose en el camino con los guardias y las personas que los perseguían por el juego de hace unos minutos, mas estos al ver al toro corrían lejos de ellos.
Ambos agarrándose de un mástil que ocupaban de tendedero se arrojaron al tejado de enfrente quedándose sin escapatoria. Ambos miraron al suelo y vieron dos barriles llenos de agua que se encontraban abiertos.
-¡A que si podemos! –le dijo el rubio al moreno
-Dos pesetas… a que no
-¡Trato hecho! –grito el rubio al momento en que ambos se tiraban en dirección a los barriles.
Ambos cayeron dentro de éstos sin sufrir daño alguno.
-Perdiste tebayo –le dijo el rubio reclamando su premio, el Uchiha solo le arrojo dos monedas de oro desde el fondo de su barril para después ambos tapar su respectivo barril con la tapa que se encontraba junto a ellos.
En eso una grúa los metió dentro de una red de cuerda y los subió a bordo de un barco.
-¿¡Waaaa, que pasa aquí?! –grito el rubio al sentir el movimiento
-Estamos dentro de un barril usuratonkachi, hasta ahí llega mi conocimiento
En eso los soltaron bruscamente dentro del barco y después los comenzaron a rodar por el barco hasta situar los barriles junto a los muchos otros que había ahí.
Ambos quitaron los corchos de los barriles y se permitieron respirar libremente.
-Oye dobe, hay que actuar rápido. A la cuenta de tres salimos y nos dirigimos al muelle. ¿Okay?
-Si, si.
-Bien. Uno…
-Dos…
En eso dos hombres dejaron caer sobre ambos barriles un cofre sumamente pesado, obstruyendo así la salida de ambos jóvenes.
-¡TRES! –gritaron ambos al unísono mas al tratar de levantar las tapas solo se pudo escuchar el rechinido de la madera al ser presionada.
-¡TRES!... ¡tres! –continuaban tratando de salir sin éxito alguno….
[[Continuará…]]