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Bajo la lluvia por kiauchiha

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Notas del capitulo: Todos los personajes de Naruto pertenecen a Masashi Kishimoto.

Hi! Aquí llego con un nuevo fic! Etto... sé que dije en AA que no iba a actualizar hasta pasadas tres semanas... y es verdad! No me matéis! jajaj. Lo que pasa es que con el estrés de los exámenes y todo necesito relajarme con algo...

Escrbiendo consigo despejarme bastante bien. Anoche soñé con una idea bastante... creo que cursi es la palabra, jajaj. Me temo que me ha salido una historia algo rosa.

Aun así espero que os guste mucho! One-shot.

Muchas gracias por leer!
Se encontraba resolviendo el último problema de álgebra, cuando sonó la sirena que daba por finalizada la última clase del día.

- Como siempre, perfecto, Sasuke-kun. Nos vemos la semana que viene chicos. Pasad un buen fin de semana. – Iruka se despidió yéndose apresuradamente. Era viernes, por lo que los chicos habían estado más animados que de costumbre. No veía la hora de perder de vista a toda esa manada de hormonas adolescentes.

Sasuke se dirigió tranquilamente a su sitio y empezó a recoger sus libros, mientras oía a su alrededor las conversaciones animadas de sus compañeros haciendo planes para el fin de semana.

- ¿Entonces, a las once en la puerta del Chidori? – la voz de Kiba se elevaba alegre sobre las demás.

- Que sí, Kiba. Mira que eres pesado… - Tentén le golpeó amistosamente en el cogote al castaño.

- Pero vamos a cenar antes primero, ¿no? – Ino intentó convencer a sus amigos. – Shika, apóyame. – instó a su amigo de un codazo.

- Tsk… problemático. – fue toda la respuesta que obtuvo, mientras el de coleta metía las manos perezosamente en los bolsillos.

- Lo que diga el jefe… ¿Tú que crees, Naruto? – preguntó Kiba al rubio.

- Como queráis. – contestó desinteresado mientras seguía ordenando sus cosas.

Sasuke no pudo evitar mirar de soslayo al rubio cuando escuchó su voz, siguiendo con la vista su figura hasta que se perdió por la puerta con su grupo de amigos, dejando la clase vacía exceptuando a su persona.

Suspiró resignado mientras volvía a sus libros. No era raro que nadie le hubiera dirigido la palabra. Después de todo, Uchiha Sasuke era el snob de la clase, el chico al que nadie tenía en cuenta ni hacía caso. Había llegado nuevo ese año con una beca de estudios, ganándose desde el primer día la fama de empollón-sabelotodo; fama que desde luego no le había ayudado a conseguir amigos. Sólo en época de exámenes conseguía que sus compañeros se dieran cuenta de su existencia para pedirle prestados apuntes y resúmenes.

Estaba por abandonar la clase mientras se abrochaba el abrigo cuando oyó que le llamaban al móvil, viendo en la pequeña pantalla que era su aniki.

“Nii-san” saludó al momento de descolgar.

“Sasuke, lo siento mucho, pero me ha surgido un asunto y no voy a poder ir a recogerte.” la voz de Itachi sonó preocupada. “¿Tienes dinero para coger el autobús?”

“Hn… “ hizo un puchero disgustado mientras veía el comienzo de lluvia por la ventana. Estaban a mediados de otoño y el tiempo se ponía cada vez peor. “No, pero no te preocupes. Puedo volver andando.”

“¿Seguro? Mira a ver si te puede acompañar algún amigo. No quiero que vayas con este tiempo solo por la calle.”

“Si, seguro. No te preocupes.” evidentemente, no le había contado a su aniki que no tenía ningún amigo en clase. No quería preocuparlo más de lo que ya se preocupaba por él.

“De acuerdo, otouto. Me avisas cuando llegues a casa, ¿vale?”

“Hai. Hasta luego.” se despidió colgando al segundo. Si iba a ir andando a su casa más valía que se pusiera en marcha cuanto antes.

Se dirigió con pasos rápidos a la salida del instituto notando cómo todas las aulas y pasillos estaban ya desiertos. Se había entretenido más de lo que pensaba.

Nada más salir al exterior se fijó en que el día estaba por oscurecerse totalmente y las escasas gotas que mojaban las ventanas de su aula se habían convertido en una fina cortina de agua que caía ininterrumpidamente.

“Genial” pensó disgustado. No había cogido el paraguas al salir esa mañana y encima le esperaba una hora de recorrido a pie bajo la lluvia. Iba a pillar pulmonía más que seguro.

Dudoso entre quedarse bajo el porche del instituto esperando a que parase la lluvia o lanzarse a correr como un loco bajo el agua, no notó cómo alguien se situaba a su lado hasta que oyó que le dirigían la palabra.

- ¿Cómo llueve, verdad?

Pegando un pequeño bote por la sorpresa, volvió los ojos sorprendidos hacia el rostro de la persona que le había asustado, incrédulo de que fuera quién él pensaba que era.

- ¿Eh…? – no puedo evitar balbucear aun medio en shock.

A su lado se encontraba nada más ni nada que menos que Uzumaki Naruto, capitán del equipo de fútbol y líder por excelencia de todo evento social, aparte de que era el chico más deseado de toda la escuela, con su pelo alborotado rubio, sus ojos azules cielo que hacían suspirar a más de medio instituto, y ese carisma único acompañado siempre de su deslumbrante sonrisa.

Para bien o para mal, ese rubio famoso era también la persona de la que el peliazul se había enamorado nada más verlo el primer día en su clase. Claro que tenía asumido que su enamoramiento no tendría nunca futuro, puesto que el rubio salía con Hanuro Sakura, una linda chica pelirrosa líder de las porristas y novia del Uzumaki desde hacía ya tres años, según lo que había conseguido averiguar.

A pesar de estar ambos en la misma clase, en los seis meses que llevaba en la escuela no había cruzado ni una palabra con el ojiazul, por lo que no podía sino sorprenderse de que éste le dirigiera la palabra en ese momento como si fueran amigos de toda la vida.

- El tiempo… la lluvia… - aclaró el rubio con una sonrisa mientras extendía una mano fuera del porche, mojándose con las gotas que caían sobre su palma.

- Ha… hai. – asintió con un leve sonrojo viendo el gesto espontáneo del rubio.

- ¿Te gusta la lluvia, Sasuke? – inquirió mientras volvía sus ojos hacía el azabache, conservando todavía la sonrisa en su rostro.

- Hn… si. – contestó sorprendido de que le hubiera llamado por su nombre. Pensaba que para el rubio él ni existía. – Es hermosa. – “Como tú” pensó mientras se perdía en el azul profundo de sus ojos.

- Es romántica. – susurró el rubio sin apartar su mirada de la del peliazul. Tranquilamente, alzó la mano que había mantenido extendida y cogió entre sus dedos uno de los mechones negros que tapaban la cara del menor, peinándoselo para atrás con su mano húmeda. Sonrió un poco más ante el rubor que tiñó las mejillas del ojinegro ante su gesto y se apartó un poco, mientras bajaba la mano. - ¿Hoy no viene tu hermano a recogerte?

- N… no. – tartamudeó abochornado por el gesto del otro. – Me… me iba a ir andando.

- Llueve mucho. ¿Has traído paraguas?

Negó con la cabeza mientras entreabría la boca para respirar mejor e intentar calmar los latidos descontrolados de su corazón. Toda la escena se le hacía irreal: él y Naruto solos en la tarde al oscurecer, la lluvia que caía fuerte creando ese aura íntimo en torno a ellos…

- Te acompaño a tu casa. Tengo un paraguas grande, cabemos bien los dos. – ofreció el ojiazul de nuevo con una sonrisa sincera en el rostro.

- Ha… hai. – asintió intentando calmar sus nervios. Ni en sus mejores sueños habría pensado que algo así podría pasarle.



Ambos caminaban por las calles desiertas de la ciudad, disfrutando en silencio del momento y acompañados por los sonidos de sus pasos chapoteando sobre los charcos y del agua cayendo sobre el pavimento.

Naruto sostenía con su mano el paraguas, mientras Sasuke intentaba no apegarse demasiado al cuerpo del rubio, no queriendo hacer nada que pudiera incomodar al otro.

- No muerdo, ¿sabes? – terminó por decir el rubio divertido por las acciones del peliazul, que había terminado mojándose un par de veces en su intento por no tocarle.

- No… no, claro. – contestó apenado por sus acciones. – So… solo no quería incomodar…

- Me temo que mi paraguas no es tan grande como yo pensaba… - se rió disculpándose, - … Ven. Así no nos mojaremos. – dijo cambiando el paraguas de su mano derecha a la izquierda y rodeando los hombros del menor con su brazo derecho. - ¿Mejor?

Sasuke sentía sus mejillas arder ante el contacto del rubio. Apenas si pudo asentir con la cabeza, mientras escondía su rostro detrás de su flequillo por la pena. Estaba seguro que por sus acciones el rubio se habría dado cuenta más que de sobra de que le gustaba.

- No… no hace falta que te to… tomes tanta molestia… - tartamudeó bajito. – Llega… llegarás tarde a tu cita de esta noche…

- ¿Cita? – inquirió curioso, - Ah… la cena con el grupo… No te preocupes. – dijo mirándole y regalándole otra sonrisa. - Prefiero mil veces estar aquí contigo.

- ¿Na… nani? – se le había ido la respiración ante tal declaración. Cauteloso, asomó los ojos para encontrarse con un par de cielos azules que le miraban con un brillo alegre.

- Eres una persona muy misteriosa, Sasuke. – le confesó bajito. – Me gustaría conocerte mejor, si tú quieres, claro.

- Yo… - no sabía qué decir ante aquello. Debía de estar soñado, eso era. Todo era un sueño.

- Dime una cosa que te guste, Sasuke. – le cortó el rubio con una sonrisa divertida en el rostro mientras le obligaba a pararse en seco. – A mi me gusta la lluvia. Si pudiera me pasaría horas debajo de la lluvia sólo dejando que me mojara… ¡Así! – exclamó feliz mientras tiraba el paraguas al suelo y se soltaba del peliazul situándose en medio de la calle vacía para dar vueltas sobre sí mismo con las manos extendidas a ambos lados y el rostro vuelto hacia el cielo, cerrando los ojos y aspirando profundamente. - ¡Dime una cosa que te guste, Sasuke! – repitió volviendo el rostro hacia el ojinegro mientras el agua aplastaba su pelo rubio y mojaba su cara, resbalando miles de gotitas por su rostro sonriente mientras esperaba ansioso una respuesta del azabache.

- Me… me gustan los día nublados. – contestó en un susurro mientras esbozaba una sonrisa contagiándose del alegre humor del rubio.

- ¡Pues estamos de suerte, damas y caballeros! – anunció el rubio a los cuatro vientos inclinándose graciosamente hacia un público imaginario. – Se anuncia que llegarán grandes nubes a la ciudad para el resto de la semana, trayendo consigo muchos días grises y llenos de lluvia. – afirmó mientras imitaba a un hombre del tiempo moviendo los brazos exageradamente mientras intentaba hacer formas de nubes y gotas de agua. – ¡Vamos, Sasuke! ¡Disfrutemos de este día gris y lluvioso! – exclamó contento corriendo hacia el parado peliazul y arrastrándolo consigo al medio de la calle, revolviéndole su azabache melena para que se le mojara mejor y cogiéndole de la mano para dar vueltas con él bajo la lluvia. – ¡Yuujuuuu… ¡ - gritó exuberante mientras reía tontamente, siendo seguido por un asombrado y divertido ojinegro.

- ¡Estás loco! – exclamó Sasuke sin parar de reír, sonriendo feliz mientras se agarraba fuertemente a la mano de Naruto.

El rubio sólo rió más ante ese comentario. Le encantaba la inocencia que despedía Sasuke por todos los poros de su piel.

- Ahora estamos iguales. – dijo en cuanto ambos se calmaron, parados uno frente a otro. Gotas de agua recorrían el rostro sonriente del peliazul creando una imagen irresistible para su sano juicio. – Llueve. – dijo tontamente con la voz un poco enronquecida, comenzando a excitarse por la atractiva imagen que se le ofrecía.

- Y estamos empapados por tu culpa, dobe. – replicó el ojinegro divertido, sin ser consciente del efecto que tenía sobre su acompañante. – Se supone que me acompañarías a mi casa para que no me mojase. – le reprochó con un gracioso mohín en los labios. Por lo menos la locura del rubio había servido para que se le quitase la pena al hablarle.

- Tienes razón. Soy un irresponsable. – dijo esbozando una sonrisa pícara. Le encantaban esos gestos infantiles en el otro. - ¿Sabes qué me gusta a mí, Sasuke? – preguntó acercándose más al peliazul en el proceso.

- N… no. – tartamudeó nervioso de nuevo ante la nueva cercanía.

- Pregúntamelo. – pidió parándose apenas a unos centímetros del cuerpo del otro, alzándole con un dedo la barbilla al ojinegro para fijar su vista en sus ojos.

- ¿Qué… qué te gusta, Naruto? – susurró totalmente sonrojado, mientras apoyaba sus manos en el pecho del rubio impidiendo que cerrase la distancia del todo.

- Me gustas tú, Sasuke. – contestó en un susurro acercando su rostro a un sonrojado Sasuke, para rozar apenas sus labios antes de separarse.

- ¿Qu… qué…? – murmuró confundido ante lo que había dicho, buscando en sus ojos algo que le indicase que no estaba burlándose de él.

- Me gustas, Sasuke. Mucho. – repitió Naruto con voz firme, mientras acariciaba su mejilla suavemente, dejando que el ojinegro procesara sus palabras.

- Pe… pero tú sales… sales con Sakura. – tartamudeó totalmente confundido. Si eso era una broma, no tenía la menor gracia.

- Rompí con ella hace meses. – respondió rápidamente. – Fue una ruptura amistosa, por eso que no haya corrido rumores ni nada. No hubo ningún escándalo en ello. – agregó mientras esbozaba una sonrisa ante el recuerdo. Alejó su mano del rostro de Sasuke y se alejó un par de pasos mientras se rascaba la nuca nerviosamente. - ¿Sabes? Cambiaste totalmente mi mundo en cuanto llegaste. No sé ni cómo ni por qué, pero de un día para otro no podía dejar de pensar en ti. – confesó con un pequeño rubor en las mejillas. – No soy tan lanzado como la gente piensa, ya ves cómo no me he atrevido a hablar contigo hasta ahora… - siguió mientras desviaba la vista un poco avergonzado. - … Sé que no soy el mejor estudiante del instituto. Como habrás podido comprobar soy un poco dobe, despistado y hago muchas locuras, - confesó mientras hacía un pequeño gesto con la mano refiriéndose a lo anterior, - pero de algo sí que estoy seguro, y es que estoy loco por ti. – finalizó fijando sus orbes azules en las de un asombrado peliazul.

- Yo… yo… - no sabía qué decir. Su corazón latía a un ritmo loco en su pecho y respiraba como si hubiera corrido los cien metros lisos por la emoción. ¡El chico de sus sueños declarándose bajo la lluvia en medio de esa calle y en ese preciso instante frente a él!

- Sal conmigo, Sasuke – pidió nervioso el rubio mientras se volvía a acercar al azabache, cogiendo con su mano izquierda la del azabache y enlazando sus dedos. – Te prometo que no te arrepentirás si me dices que sí. Haré lo que tú quieras, te lo juro. Sólo dime que sí. Sal conmigo, Sasuke. – volvió a pedir mientras fijaba sus ojos en los contrarios buscando una respuesta positiva.

- Yo… - buscó tímidamente con su mano derecha la del rubio, enlazando también esa mano con la del ojiazul. – Si. – respondió en un susurro con el rostro sonrojado y una tímida sonrisa en el rostro.

Naruto sonrió feliz ante la respuesta. Acercó más el cuerpo de Sasuke al suyo y descendió su cara buscando con sus labios los contrarios, dejando que ambas respiraciones ansiosas se entremezclaran antes de juntar sus bocas, degustando los labios contrarios pidiendo permiso para entrar. Permiso que fue concedido al momento por un Sasuke ansioso por probar más, gimiendo de placer al notar cómo la lengua del rubio acariciaba la suya compartiendo ambos sabores, profundizando y volviendo más demandante el beso que ambos se daban.

- Te amo, Sasuke. – susurró Naruto con voz ronca tras separarse con la respiración agitada, mientras envolvía con sus brazos la cintura del peliazul pegando más sus mojados cuerpos.

- Yo también te amo, Naruto. – contestó el ojinegro con un lindo sonrojo en las mejillas, pasando sus brazos por los hombros del rubio hasta enlazar sus manos tras nuca, acercando de nueva cuenta sus rostros para fundirse en un nuevo beso.

Ajenos a la lluvia que caía insistente sobre ellos, a los contados transeúntes que pasaban por aquella solitaria calle, al paraguas que había quedado olvidado sobre el suelo hace tiempo… Ajenos a todo, compartían sus primeros besos bajo ese cielo gris de esa tarde de otoño.
Notas finales: Espero que os haya gustado mucho! A pesar de todo, a mí me ha dejado un buen sabor de boca cuando lo he terminado.

Siempre viene bien un final feliz... verdad?

Muchos besos a todos! Sed felices! ^^

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