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Puertas abiertas por Tierna Kikyo

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Notas del fanfic:

Este fanfic lo escribi junto con mi nee-chan Sou-chan que amablemente me dió su autorización para publicarlo. ^^ Les comprato este genial fanfic que escribimos para un reto en Zettai academy, disfrutenlo!

Notas del capitulo: Revieeews!!! *-*
"Se marcho sin avisar, azoto la puerta,

No me canso de buscar, alguna respuesta,

No sé si vuelva la verdad, la vida da tantas vueltas,

Pero me quema la ansiedad..."

-¿Sabes qué? ¡La verdad es que fui honesto en decirte que soy policía!, ¡cualquier otro solo se hubiera molestado en llamar para meterte en la cárcel!- Le dijo Brian haciendo ademanes sin darse cuenta, estaba realmente furioso con Dom porque a pesar de que le dejó ir, tenía que recibir reclamos.

-¿Sabes por qué no lo has hecho?: Porque eres un marica, un maldito cobarde que no puede vivir sin mí- Le respondió con aquella mirada que de solo mirarla por un instante daba miedo.

-¡Ah! ¿Eso piensas, infeliz?, espero que no te arrepientas de tus palabras...- Musitó con una mirada severa que marcaba cierta decepción y se dio media vuelta saliendo de aquella casa azotando la puerta.

"Y dejo puertas abiertas, por si anduviera perdida,

El corazón en la mesa, la cama dispuesta de noche de y de día,

Y dejo puertas abiertas, por si regresa algún día,

Que por más lejos que vaya, yo sé que me extraña..."

Dom no lo siguió, no lo llamó, ni siquiera espió por la ventana para ver qué dirección tomaría, simplemente dejó que se marchara.

Después de eso, los días siguieron transcurriendo en la vida de Dom, el tiempo no se iba a detener, no iba a esperar por Brian (aunque fuera lo que deseaba más). Cada hora pasaba tan lenta, tan larga, tal vez fueron dos o tres días a lo mucho pero sin él cada día era como un mes, poco a poco se daba cuenta de que si seguía así iba a enloquecer. Su mirada, su cuerpo, sus manos, todo él parecía estar grabado en sus parpados, en su habitación, en su cama. Ya no podía estar en ningún lugar, su aroma estaba impregnado en toda su maldita casa, en su auto, en las sábanas...era insoportable pero obvio, su razón para vivir había azotado esa puerta y tal vez ya no volvería, era una excelente razón para estarse muriendo en vida.

Ya nada lo hacía sentirse mejor, primero fue el alcohol, por que descubrió que sólo funcionaba para atraer su recuerdo más vívidamente, pero en serio se asustó cuando se dio cuenta de que  ya tampoco sentía nada al correr en su auto a 250 km/h sobre la autopista desierta en las madrugadas, rebasando fácilmente a todos, con el fantasma del novato que amaba sentado en el asiento del copiloto a su lado, sonriéndole, animándolo; era como si la parte de él que estaba viva se hubiera marchado junto con el rubio que era su vicio.

Toda la gente a su alrededor cada vez estaba más lejos y no importaba lo que hicieran para tratar de hablar con él, de animarlo, él simplemente los rechazaba a todos, los humillaba, los golpeaba o hacia lo que hiciera falta para que se mantuvieran lejos, para que lo dejaran a él solo con su depresión y sus recuerdos atormentadores. Lentamente el mundo se le venía abajo mientras miraba la puerta esperando que llegara en cualquier momento.

Porque sí, de algo estaba seguro, Brian lo estaba pasando aún peor que él, mucho peor.

"Me dejo en medio del mar, sin chaleco a la deriva,

Se llevo mi vanidad, me clavo una espina,

Yo que jamás creí llorar, la vida da tantas vueltas,

Pero me quema la ansiedad..."

Brian solo hacía su trabajo sin pensar demasiado, supuestamente se le fue la mano al matar a algunos cuantos, finalmente encontró consuelo en el único que era capaz de ayudarlo y ese era su amigo Roman que tenía dos que tres palabras que se podían considerar consuelo, al final terminó cediendo a sus cortejos. Brian jamás pensó terminar enredado en la cama de su mejor amigo de la infancia, pero su vanidad, su orgullo e incluso su dignidad poco valían ahora que su verdadero amor se encontraba lejos, no pensaba regresar tan lastimado pero el preguntarse con quien se encontraría el moreno le quemaba, en las noches se despertaba llorando y musitando su nombre entre sollozos de los que Roman jamás se enteraría. Le extrañaba, como nunca había extrañado a nadie en su vida.

Todo era patético y sin color hasta que había aparecido el, pero ya no estaba para decirle lo imprudente o impulsivo que podía llegar a ser por lo que no tenía límites. No quería mirar atrás pero el mirar hacia adelante dolía si su futuro no contaba con un Dom que le acompañara.

Una noche recogió su ropa de la casa de Roman, y salió sin dar aviso alguno, se dio cuenta de que aunque había hecho una acción parecida a la que hizo por Dom con su mejor amigo, no lo hacía sentir mejor el engañarle sobre un amor inexistente. Se marchó en su auto lejos de allí buscando refugio en las noches en brazos de gente que no tendría que volver a encontrarse, pero lo cierto es que todos aquellos por los que paso tenían un solo nombre y una cara...Dom.

"Y dejo puertas abiertas, por si anduviera perdida,

El corazón en la mesa, la cama dispuesta de noche de y de día,

Y dejo puertas abiertas, por si regresa algún día,

Que por más lejos que vaya, yo sé que me extraña..."

Otra noche cayó, revistió el cielo del color del azabache y lo adornó con millones de centelleantes estrellas. Era como la décima noche desde la ausencia de Brian, tal vez más, tal vez menos, quién sabe; el moreno había perdido por completo el sentido del tiempo. Pero precisamente fue esa noche, cuando Dom descubrió sus límites por primera vez.

Estaba harto y ebrio mientras conducía bajo la lluvia en la carretera, no podía creer que estuviera llorando mientras escuchaba en el radio una canción estúpida que le encantaba a Brian, ¡Era una cursilería tan tonta! ¡¿Por qué jodidos estaba llorando?! Finalmente frenó con brusquedad el auto y lo apagó para que el radio se callara, ¡Estaba a mitad de la carretera!

Tirado sobre el volante, no sabía si lo que se oía eran sus sollozos o simplemente la gotas de lluvia que azotaban fuera del auto, que lo mojaban un poco a través de la ventana abierta, sin pensarlo salió del auto y se quedó de pie a su lado, empapándose, como si su cuerpo se moviera solo tentó el bolsillo derecho de su pantalón...perfecto, su celular aún estaba ahí. Lo tomó y deliberadamente empezó a buscar su número, "Quiero....quiero oír su voz... ¡Quiero...necesito...oír...su voz!" Pensaba desesperadamente, no, no pensaba, su inconsciente simplemente estaba reaccionando ante aquella agónica soledad, aprovechando que el orgullo que dominaba aquel cuerpo, estaba ahogado en el alcohol en ese momento.

Finalmente los tonos le dieron la voz que tanto anhelaba, la respuesta verdadera, no estaba loco, no era una invención suya, el objeto de su delirio era real por que había levantado la bocina...

Brian estaba en medio de una misión muy peligrosa junto con otro policía, de repente la puntería de uno de los bandidos que perseguían le dio en un hombro tumbándolo en el piso y dejándole la misión solo a su compañero de trabajo, había sido ascendido a agente del FBI, aun que en realidad era un honor que nada valía para él en ese momento, estaba tirado allí sin siquiera sostener su herida, quizá tenía suerte y se moría, cuando sonó su celular, tal vez era su jefe molestando y dando órdenes por lo que contestó como pudo -...¿Sí? Agente Brian O'Conner...- Dijo en la bocina con un deprimente tono que hacía notar el dolor.

Iba a contestar, pero tenía la voz trabada ¡¿por qué?! Oh maldita sea, debía ser el nudo que tenía en la garganta de la impresión, tosió un poco y se obligó a hablar

-¿...Brian?-

Tenía taquicardia... ¿Por qué? Ah, era su voz, no se oía bien, ¡Maldita sea! Se estremeció del miedo de que le hubiera pasado algo y él no pudiera estar ahí a su lado como siempre para ayudarlo, para ser el fuerte en su lugar, para salvar su inexperto trasero.

-¿Estás bien?-Le preguntó atropelladamente, había otro aspecto que le impresionaba, oh debía ser que su voz no sonaba tan mal, a pesar de que había estado bebiendo tanto.

Brian tuvo una gran impresión al escuchar a Dom, a su Dom por el celular...no podía hablar, se sentía realmente ¿feliz? si, seguramente, aunque en realidad no estaba seguro de lo que sentía exactamente -Dom...yo, bueno solo me han disparado...- Contestó como si eso fuera muy normal pero en realidad le dolía.

¡Idiota! ¡¿Cómo demonios te pasó eso?!...-Lo regañó como siempre que ponía en riesgo su vida de ese modo tan despreocupado -No te muevas voy para allá... ¿Dónde estás?-Le preguntó mientras empapado corría hacia su auto y azotaba la portezuela ¿Qué importaba ahora el jodido auto? Era Brian, de seguro se estaba desangrando en el piso, casi podía verlo, con tal claridad...quería volar hasta donde estuviera para poder protegerlo de la lluvia, de si mismo...

Volver a tenerlo entre sus brazos, daría lo que fuera. ¡A la mierda el orgullo!, ¡Que fuera policía!, ¡Que le hubiera mentido!, ¡A la mierda todo! Sólo una cosa era importante: Él lo era todo, era su vida, sus anhelos, sus sueños, ¡Su felicidad! Él era la persona a la que amaba.

"Y dejo puertas abiertas, por si anduviera perdida,

El corazón en la mesa, la cama dispuesta de noche de y de día,

Y dejo puertas abiertas, por si regresa algún día,

Que por más lejos que vaya, yo sé que me extraña..."

Brian le escuchó con una sonrisa tonta en la cara, la verdad no debería estarse riendo en esas situaciones pero como les gustaba que Dom le regañara de esa manera, lo había extrañado tanto. No le importó lo que haya pasado antes, quería verlo por lo que le dijo exactamente donde estaba para que fuera con él, de repente la pérdida de sangre le hizo perder el conocimiento en su espera, por lo que ya no supo más de sí. Solo una cosa era clara, muy pronto vería a Dom.

Cuando entreabrió los ojos de nuevo, lo descubrió ahí, era Dom mirándolo con Preocupación desde arriba, es que él estaba acostado en una camilla, iban en una ambulancia rumbo al hospital, del susto de verlo ahí hasta estaba un poco más sobrio, además de estarse congelando porque estaba empapado hasta los huesos. Cuando abrió los ojos pareció recuperar el color y la respiración, ya que se dejó caer aliviado en su asiento a lado de la camilla

-Está estable...-Dijo uno de los paramédicos que lo estaba chequeando apartándose para buscar algo en el fondo de la ambulancia dejándolos solos a él y al rubio en la parte pegada a la cabina

-¿Brian?...-Le musitó con suavidad, acariciándole la frente, apartando alguno de sus rizos rubios que descansaran sobre ésta.

-¿Qué?...- Le preguntó sonriéndole divertido, le había causado mucha gracia su cara de preocupación -Vamos, estaré bien...- Trató de tranquilizarle.

El volverlo a ver le tenía anonadado, jamás pensó volverlo a ver después de aquella pelea y la pregunta en su mente era <<¿Por qué volviste?>> pero no se atrevía a preguntárselo, temía que la respuesta no fuera lo que esperaba. Le tomo de la mano ya que la sintió cerca mirándole con devoción, ¿En verdad estaba allí? ¿O ya se estaba muriendo?

-Eres un imbécil...-Le dijo mirándolo severamente-Ya te conozco, de seguro estabas tratando de suicidarte o algo así...es el tipo de pendejadas que haces cuando no estoy...-Sintió su mano sobre la suya y suspiró relajándose en el asiento-...-Hubo un silencio más o menos largo

-¿Qué me ves?-Le preguntó altanero, antes de desviar la mirada

Brian le escuchó fascinado, en una situación diferente le habría dicho muchas cosas malas pero ahora no deseaba que se alejara de su lado.

-Te extrañe...- Le musitó mirándolo fijo.

La curación en el hospital había sido rápida por lo que Brian no tuvo mucho tiempo para quejarse, afortunadamente la herida no era de gravedad, solo tenía que esperar a que sanara, quizá no tardaría mucho.

Al salir de la curación pensó que Dom ya no estaría allí, y quizá tendría razón en desaparecer de su vida ya que él le había hecho mucho daño. Pero él se sentía tan perdido sin Dom que lo buscaría aunque tuviera que rogarle de rodillas.

Sin embargo cuando él salió, él seguía allí, no iría a ningún lado, era incapaz de regresar al calvario de donde había salido desesperadamente a buscarlo. Quería verlo, aunque fuera un poco más; pero lo torturaba en serio la idea de que Brian le dijera que ya no quería estar con él. Tal vez podría soportarlo y un día...mucho tiempo después superarlo, pero lo sentía demasiado improbable, casi como una ficción.

El moreno lo miró que iba a hacia él en silencio, con una mirada indescriptible entre conmovida y dura, fija en su rostro.

-¿Ya acabaste de lloriquear allá dentro?-Le preguntó levantando una ceja-Eres un chiquillo, sólo fue un rasguño...-Lo molestó para luego apartar la mirada, fuera seguía lloviendo, el silencio que creció entre ambos entonces, lo hizo evidente.

Brian la verdad se sorprendió de verle allí diciéndole esas cosas, no podía creer que en verdad todo fuera tan bien para él. Levantó la mirada para encontrarse con las orbes oscuras del moreno y en su rostro se hizo evidente una expresión de tristeza -¿Por qué te quedaste?...- Necesitaba oírlo, oír la verdad aunque doliera. Quizá así sería más sobre llevable, todo lo demás se capturó en una sola cosa, ambos mirándose tan profundo que casi podían sentir los pensamientos uno del otro, se conocían tan bien a pesar de lo poco de conocerse. Nada existía en ese momento más que ellos y el sonido de la lluvia marcando la incómoda tensión de la situación.

Dom pensó un poco que le diría durante esa pausa, estaba loco por él, lo necesitaba y lo amaba con una locura desmedida pero, sin embargo, no podía decirle algo como eso, él no era así

-Por que...hizo falta alguien que calentara el otro lado de la cama, todo este tiempo-Le dijo con una sonrisa de cinismo muy característica en él. Pero entonces se levantó de golpe y lo estrechó entre sus brazos

-Y por qué te amo...idiota-Lo apretó mas fuerte contra él, que sensación, era como si por fin, la calidez que había abandonado su cuerpo todo ese tiempo, regresara, mientras apoyaba la barbilla en sus cabellos rubios y rizados.

Entrecerró los ojos en señal de disgusto y frunció ligeramente el ceño al escuchar aquella respuesta pero al notar aquella reacción repentina no pudo más que abrazarle también pero solo con un brazo, cuando le apretó un poco más solo contuvo un quejidito -ahh...- Pero no fue capaz de decirle que le soltara, se sentía tan bien...

Lo soltó y se apartó un poco para poder mirarlo mejor-Y no me interesa...no me interesa que pertenezcas a esos cerdos de la policía...tampoco que no me lo hayas dicho, ni que te hayas ido, porque sé que no me vas a pedir perdón por eso...-Apartó la mirada un poco, era difícil hablarle procurando no ser tan franco en sus comentarios como lo era con todos.

-Si quisieras regresar...y quedarte, no pienso echarte-Le dijo finalmente, queriéndole decir con eso también, que no pensaba retenerlo o obligarlo, él era libre de hacer lo que quisiera, tal como lo había conocido y le había gustado de esa manera porque, ¿Quién era él para cambiarlo?

Brian negó con una sonrisa después de escucharle -Tal vez te decepcione, pero lo siento...- Dijo abrazándole por el cuello con el brazo bueno y se paro ligeramente en sus puntas para besarle -También te amo...- Le pronunció claramente en un susurro y le miró divertido -Lo que me quisiste decir es que me dejas las puertas abiertas ¿no?- Le preguntó apenas razonando las palabras dichas por este, no podía creerlo.

Dom le sonrió incrédulo y malicioso-Sí imbécil, ¿Es hora de las preguntas estúpidas?-Y lo tomó de la mano buena-Entonces, ¿Vas a venir, si o no?-

Este se rió de la respuesta -No podría decirte que no-

Notas finales: Gracias por leer! espero que les haya gustado ^^

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