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Amor eterno por Pazu_chan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Harry Potter no me pertenecen (algo demasiado obvio ¬¬) le pertenece a JK Rowling (eso también es más que obvio ¬¬) yo solo los tomo prestados para poder sacar algo de mi extensa y traumática imaginación X3

Notas del capitulo: Bueno, por fin volvio amor yaoi xD o por lo menos yo pude acceder por fin a la pagina xD
espero que les guste este fic ^^


a leerr...!!!!
Titulo: Amor eterno


Resumen: Harry vio como la persona de la que secretamente estaba enamorado, cae sin vida a su lado, tiene una oportunidad para salvar la vida de Cedric ¿la aprovechara?


Pareja: Cedric/Harry


~~**~~



A sus catorce años, Harry entendió, que no debía esperar grandes cosas de los demás, que jamás podría contar al cien por ciento con Ron, que Hermione siempre antepondría sus propias metas antes que apoyar completamente a un amigo; entendió que a veces, debía esperar mas de personas ajenas y cercanos, antes que de sus amigos, como en el caso de Neville cuando lo ayudo con las Branquialgas o de Hagrid cuando le mostró los dragones o incluso de Diggory… Cedric Diggory.



El quería pasar desapercibido, no quería fama, ni ser popular, ni llamar la atención mas de la cuenta; si fuera por él, tendría una vida como un alumno anónimo cualquiera, pero sabia que su vida jamás iba a ser así o por lo menos no estando en ese colegio, que siempre terminaba metido en algún problema y luego todo el mundo se enteraban.



Cuando el Cáliz de Fuego, “escupió” su nombre, pasó a ser nuevamente, el antagonista de Hogwarts y gran parte de la comunidad mágica ¿cuántas veces ya había pasado? Sólo tenia que recordar en su segundo año, cuando pensaron que él había sido quien había abierto la cámara secreta, la mayoría - por no decir que el 99,9% - del colegio, le odió, temió y aborreció; algo parecido con lo que hoy tenía que soportar, pero ahora no le temían y solo se burlaban de el y le miraban con desprecio, aunque era mas burlas que otra cosa, sobre todo de parte de los Slytherin.



¿Quiénes fueron capaces de creerle? Como siempre, a una escéptica Hermione y un comprensible Hagrid, como siempre Ron no le creyó y se fue por su lado.



Pero había alguien que no le creía, y que le dolía mas que nada, incluso que el hecho de que su mejor amigo no le creyera, pasaba a segundo plano; esa persona también era uno de los campeones, es mas, era el verdadero campeón de Hogwarts; Cedric Diggory.



Antes de que saliera nombrado por el Cáliz, Harry ya lo había visto en el castillo, no era difícil no conocerle, después de todo era el único Hufflepuff que llamaba la atención, incluso de la casa de las serpientes; era el tejón mas popular, atractivo, inteligente, alegre, auxiliaba a todo aquel que le pedía ayuda, era todo un príncipe azul, incluso para algunas Slytherin, porque no habían olvidado que Diggory era sangre pura y con dinero.



Fue en su tercer año, cuando en el partido de Quidditch que se enfrentaron y en donde el cayó desmayado de la escoba, por culpa de los Dementores, que Harry pudo hablar con Diggory por primera vez, sin entender porqué, Harry sentía que debía buscar alguna forma de hacerse amigo de él, sin comprender por que ansiaba tanto su amistad.



Fue por aquella naciente amistad, que le dolió tanto ver aquellos castaños ojos, esa duda, que claramente decía que no le creía, cuando le había contado que él no había puesto su nombre en el Cáliz, ni que le había pedido a un tercero hacerlo; le dolió mucho, mucho mas que la pelea con Ron y el dejarle de hablar, fue mucho mas doloroso.



Creyó que era justo, era su deber el decirle a Diggory, que la primera prueba era el de enfrentarse a un dragón, porque todos los demás competidores también lo sabían, no era justo, era una clara desventaja para el tejón; pero internamente sabia, que no lo hacia sólo por eso, sino también por que no podía concebir el hecho de que al Hufflepuff le pasara algo malo.



Fue un día alegre el pasar la prueba satisfactoriamente con el dragón, no por el hecho de que saliera sin heridas graves, sino por que luego de aquel enfrentamiento, supo que Cedric le creía, creía en él, al decir que no había sido él quien había puesto su nombre en el Cáliz o que se lo hubiera pedido a alguien mas.



Para Harry, era normal ver a cada momento a Cedric, en el Gran Comedor, el conectar sus miradas era algo que esperaba con ansias, y sin saber el azabache siempre se sonrojaba, sacando una sonrisa cálida del castaño; algunas veces en los pasillos se saludaban y se quedaban conversando algunos minutos o solo se quedaban observando el atardecer en completo silencio, un silencio íntimo y especial para ambos, aunque siempre lo hacían cuando no había nadie cerca, Harry sospechaba que el Hufflepuff no quería que le vieran con él, y le comprendía, le dolía, pero le comprendía, después de todo, él era el traumado Potter, que no podía estar sin su acostumbrada fama, como pensaba mas de la mitad de los alumnos y sobre todo, muchos de los amigos de Cedric, que creían que Harry Potter, quería robarle el protagonismo y fama a Cedric Diggory, alumno de Hufflepuff, un siempre tejón no como un Gryffindor, que siempre era los mas valientes y populares, que siempre eran reconocidos y admirados por los demás.



Harry se sintió muy triste y decepcionado, cuando Cho Chang no fue con él al baile, no porque le gustara la chica, bueno le gustaba, pero no era lo mismo que sentía por Cedric. Fue por él, que se sintió así de mal, cuando le dijo que no podría ir con él al baile, por que iría con otro, sino por que el “otro” era él, Cedric.



Desde ese momento trato de esquivarlo lo mas que podía, en el baile, vio lo entusiasmado que Cedric se veía con Chang; fue en el momento, en que el Hufflepuff besaba a la oriental, que dos grandes sentimientos se albergaron en su corazón, la tristeza y los celos. Al analizar en su habitación, por qué tuvo aquellos sentimientos, comprendió algo muy grande y desconcertante al mismo tiempo; descubrió que él estaba enamorado y no de Chang, sino de Cedric, un hombre que amaba a otra chica. Al principio se sintió feliz, por que nunca pensó que se iba a enamorar, que jamás iba a conocer ese sentimiento, que tantas personas lo esperaban ansiosas casi todas sus vidas, pero tan rápido como llego la felicidad se esfumó, comprendió que Cedric jamás se fijaría en el, un chico que tenia sobre su frente la estampa de la desgracia y sobre todo, por que Cedric estaba enamorado de Chang y jamás se podría enamorar de un hombre, sobre todo un niño como él.



Trató de evitarlo lo mas que pudo, pero en un momento no lo consiguió, Cedric se veía ansioso por hablare; el atolondrado corazón del azabache, creó la ilusión de que el castaño se había preocupado por él, que quería saber su alejamiento o que incluso se le declararía, era un niño después de todo, tenía la inocencia de que fueran así de simple las cosas; pero nada de eso fue real, simplemente Cedric le dio una pista para dar con la respuesta al huevo que chillaba, algo que en un comienzo le desanimó, para luego dar paso a la alegría al ver que si le importaba al mayor, por el querer ayudarlo con la nueva pista, pero sabía que el tejón, sólo lo hacía para agradecerle lo de la otra vez esa en que lo había ayudado con la primera prueba.



Harry se sintió muy avergonzado, al ver lo tonto que se había comportado, al creerse al cien por ciento la canción y el de haber esperado hasta rescatar el mismo, a la hermana pequeña de Fleur Delancour.



Pero una sonrisa y un leve sonrojo se instalo en su rostro, cuando Cedric le dijo que su acción había sido muy valiente y heroico, su forma de decir aquellas dos palabras, con tanta credibilidad e intensidad, le hicieron sonreír bobamente, antes de sentir como el castaño le daba un breve beso en la mejilla, lo que provocó que Harry se sonrojara aun mas que el cabello de Ron; Cedric simplemente había reído suavemente, desordenándole los cabellos con su mano, para luego despedirse del menor.



Fue un año entre tranquilo y ajetreado, con las clases y las pruebas, y entre esa cotidianidad y el alboroto de las pruebas; hubo miradas, sonrisitas y charlas, entre un chico de catorce y otro de diecisiete, ocultos entre los solitarios y oscuros pasillos.



Fue la tercera prueba, en donde todo cambiaria en la vida de Harry Potter; tan rápido como empezó termino para mal; Harry se dio cuenta que todo iba mal, cuando vio que la prueba tenia algo inusual y sobre todo, cuando Krum atacaba sin piedad a Cedric, Harry le ayudó como pudo, y vio como el castaño le agradeció para luego seguir en la prueba, Harry se había quedado un momento pensando, sabia que no debía continuar, que las cosas no andaban bien, pero no podía dejar a Cedric solo, podían atacarlo de nuevo.



Para Harry era muy simple, el jamás quiso participar, no lo hacía para obtener la copa, pero tampoco se iba dejar rendir, quería dar lo mejor, para que cierta persona se sintiera orgullosa de él.



~*~



Quedaron los dos frente a la copa y ambos la tomaron al mismo tiempo, fue así como llegaron al cementerio, para Harry todo fue muy confuso, su mente se separó de su cuerpo, no reaccionó, no podía, sólo veía el cuerpo sin vida de la persona que había llegado a amar, a la persona que ya amaba, solo podía negar y dejar que sus lagrimas cayeran por sus mejillas; no lo aceptaba, no lo comprendía y no seguiría hasta que Cedric se levantara y se fueran juntos a la seguridad de las paredes que les brindaba Hogwarts.



Harry gritó, lloró y maldijo al mundo, sin importarle quienes estaban con él, sin importarle el peligro que corría en ese cementerio, solo podía ver a su amor, allí tendido sin vida; y él que jamás fue capaz de decirle lo que sentía, sin decirle cuanto le amaba, lo celoso que se ponía cuando Chang estaba junto a él, lo feliz que estaba cuando hablaban, lo nervioso que se ponía cuando se le acercaba mucho, los sonrojo que le provocaba cuando le besaba en la mejilla, los sueños que había construido para ambos…



Solo sintió la oscuridad, la tranquilidad y la soledad, quería creer que todo había sido un sueño, pero el dolor seguía ahí, desgarrando cada fibra de su ser, sintiendo como la culpa se clavaba una y otra vez en su corazón, doliéndole el respirar, por que con cada aliento de vida, entendía que Cedric ya no volvería a respirar, ya no escucharía su voz, su risa… las lagrimas no paraban, parecían inagotables y el dolor parecía cada vez mas profundo, un grito desgarrador se escullo en aquel lugar de oscuridad, un grito que hiso eco en el corazón de un ser, que jamás creyó apiadarse de un humano.



– ¿Qué darías a cambio por salvar a esa persona? – susurró una fría voz.



Harry abrió sus ojos lentamente, sin ser capaz de entender muy bien que pasaba, tampoco quería saberlo, sólo quería que el dolor le consumiera, pero aquella pregunta entro a su mente, como si fuera lo único que allí hubiera…



– ¿Qué darías a cambio por salvar a esa persona? – volvió a susurrar la misma voz fría.



– Todo – susurro tan bajo pero fervientemente, que si no fuera por el completo silencio del lugar, nadie hubiera sido capaz de escucharlo.



– ¿Absolutamente todo? – le preguntó la misma voz, tan plana, que verdaderamente no transmitía ningún sentimiento.



– Si – le contesto el pequeño, sabiendo que esa era la verdad.



– ¿Entonces estarías dispuesto a dar…? – se escucho la voz de siempre indiferente.



~*~



Harry sabía que tenía que hacer, aquello que el “ser” le dijo, sólo debía cambiar aquel acontecimiento, que tenía el tiempo justo para ello...



– ¿Harry estás bien? – le habló una voz preocupada, moviéndole el hombro.



El mencionado abrió sus ojos verdes, completamente asustado, mirando a todas direcciones; dándose cuenta que estaba en el patio del colegio, con el laberinto al frente y el publico en las gradas, los otros tres campeones, juntos a sus familias y amigos, sonriendo y alentándose.



– Sí… – susurró asombrado, al ver que nada aun pasaba, pero sabia… que nada había sido un sueño, era su oportunidad y no la desperdiciaría – Estoy bien – sonrió tratando de animar a su amiga, que le miraba cada vez mas preocupada.



– ¿Seguro? – le volvió a preguntar – si quieres, puedo decirle al director que te sientes mal y que no puedes hacer la prueba – le dijo para tranquilizarle.



– ¡No! – Grito demasiado alterado – Es decir, estoy bien Hermione – trató de arreglarlo, pero sabiendo que su amiga no le creería.



Cuando Hermione estaba a punto de decirle algo, la prueba daba inicio, por lo que Harry se disculpó apresuradamente y fue hacia la entrada del laberinto.



Harry vio de reojo como Cedric se despedía de un beso en la boca a Chang, y una mueca de desagrado se formo en su rostro y un horrible vacio en su estomago se creaba dolorosamente.



Dieron la partida y como había previsto, todo ocurrió como había pasada la primera vez, volvió a ayudar a Cedric y esta vez, se apresuro en llegar a la copa antes que el castaño, pero no conto con unas ramas que le apresaron un par de minutos, antes de lanzar un hechizo y que Cedric corría bastante rápido.



Para el Gryffindor, aquella escena se volvió un infierno, sabía que debía hacer algo para que el Hufflepuff no tocara la copa; una idea bien Slytherin se formo en su cabeza, aun cuando le dolía hacerle eso a Cedric, todo era por su bien.



– Toquémosla los dos al mismo tiempo – dijo Harry rápidamente.



Cedric asintió y cuando estaba a punto de tocarla, Harry le apunto con su varita, el castaño que jamás se espero algo así, no supo reaccionar rápidamente y solo sintió el golpe en su cabeza, al ser expulsado hacia atrás.



– Lo siento Cedric – le susurró Harry con verdadero dolor.



Desde el suelo, el mencionado no podía creer lo que había hecho el Gryffindor.



– En serio perdóname, pero… – habló con tristeza el azabache – es por tu bien – le “explicó” antes de lanzar los fuegos rojos, para que ayudaran a Cedric y sobre todo, para que sus deseos de ir a ayudarlo y besarlo le ganaran, sabiendo que debía seguir con el curso del “destino”; suspirando tristemente, mirando intensamente al castaño tomo la copa desapareciendo del lugar.



~*~



Cedric no había querido sospechar de Harry, no quería creer que el chico en realidad quería toda la fama y el puesto de campeón, no… no podía volver a dudar de él, aun cuando la prueba era mas que tangible; pero al ver como desaparecía, algo en su pecho se formo, una opresión que jamás había sentido.



Cuando los profesores y los examinadores llegaron por él y le preguntaron por la copa, el les conto lo que había pasado, él había creído que la copa, había llevado a Harry hacia el pódium de los ganadores, pero se había equivoca, al final Harry si era inocente, por que aquella copa era una trampa.



Ahora que se encontraba en la enfermería y se había enterado de lo que había pasado, comprendía por que Harry no había querido que tocara la copa, pero lo que no entendía era la razón por la que el Gryffindor sabía de que se trataba el trofeo y por que no lo evito.



Cerró los ojos, queriendo descansar y pensar mejor las cosas, pero en ese momento la puerta de la enfermería era abierta y por ella pasaba la enferma, el director Dumbledore y el profesor Snape, mientras Harry era levitado, parecía desmayado; se hiso el dormido para que la enfermara no se enojara; cuando los adultos dejaron al enfermería, el castaño se levantó y fue hacia la cama en donde habían puesto al azabache.



Vio al chico y se sentó en la cama donde descansaba el Gryffindor, estaba durmiendo plácidamente, en su rostro se veían algunos rasguños, su cabello estaba mas desordenado de lo común; no pudo evitar acariciar la suave piel del menor, en ese momento no se recrimino el hecho de que Harry era un niño, un niño de catorce años, un hombre y que el era ya un adulto ante la sociedad mágica, simplemente no pudo refrenar su deseo hacia el pequeño, le besó los labios suavemente, era solo una caricia…



– Harry… – susurró acariciando su cabello, mirándolo cariñosamente.



Aquel pequeño, había cambiado tanto en su persona, en su vida, que era difícil creerlo… al verlo allí indefenso y dormido, era tan sólo un pequeño chico, que no se veía el responsable indirecto de su tormentosa vida.



Creyó que saliendo con una chica, podría apaciguar aquel deseo irrefrenable que crecía cada día mas, aquel deseo de tenerlo para si mismo, hacerle cosas no muy santas, el deseo de que le mirara sólo a él, que le besara, que le diera todo lo que él le pidiera… no solo era algo banal, como al principio pensó, sino era algo mas profundo, él se había enamorado del niño-que-vivió, no sólo del eslogan, sino de todo lo que le conformaba, aquellas sonrisas divertidas, inocentes y alegres, de aquellos ojos verdes tan intensos, tan atrayentes, de ese cuerpo frágil, sexy y hermoso, de esos sonrojos involuntarios y de esa boca tan apetecible, de su personalidad tan Gryffindor, esa inocencia que a veces salía flote, ese espíritu luchar, todo en él era perfecto. Se había enamorado de un crio de catorce años, de un niño, de un hombre, de… todo lo que sus padres jamás aceptarían, de lo que el mundo jamás esperaría de él, pero aun así… aun así… ese sentimiento no se podía ir…



– Harry… pequeño… – susurro suavemente y sin poder resistirse le volvió a besar superficialmente.



Cuando el castaño se separo del menor, se sorprendió y sus ojos castaños se abrieron de terror, al ver que él azabache tenia sus ojos abiertos y le miraban curioso…



– Harry… yo… – empezó a justificarse nerviosamente.



– ¿Cedric? – preguntó tranquilamente, mientras se refregaba sus ojos, para espantar el sueño.



– Eh… sí – le afirmó, desviando la mirada.



– ¿Mis gafas? – preguntó algo desorientado.



– Toma… – se apresuró en dárselas el mayor, al ver que estaban en la mesita de noche, al lado de la cama.



– Gracias – le dijo, mientras se ponía sus lentes y le sonreía suavemente.



– ¿Cómo te encuentras? – le preguntó claramente preocupado.



– Bien – le contesto simplemente con una sonrisa.



Cedric miró a Harry detenidamente, parecía el mismo, pero… pero algo había cambio en él, no sabía qué era exactamente, sólo que al parecer El-que-no-debe-ser-nombrado había vuelto, cosa que él si creía, ya nunca mas iba a desconfiar de Harry, estaba mas que seguro, de que él jamás se inventaría algo así, Harry había demostrado una y otra vez que el no era un niño malcriado que necesitaba llamar la atención cada cinco segundos, su vista se clavo en el oscuridad de la enfermería, pensando en lo que se avecinaba.



El castaño miro de reojo al azabache, el chico seguía callado, mirándole detenidamente, con una sonrisa… pero no eran de esas sonrisas que siempre le regalaba, que algunas veces juraban eran especiales, exclusivas para él, que no eran las mismas sonrisas que tenía con sus amigos. Y sus ojos… sus ojos no le miraban como antes, estaba seguro que ya no estaba ese brillito que el juraba a verle visto siempre que estaban juntos, sin contar que ya se habría sonrojado mas de una vez, por mirarle y hablarle tan cerca…



– ¿Harry que te pasó? – preguntó en voz alta sin darse cuenta.



– ¿Eh? – dijo el azabache, sin entender lo que quería decir el mayor.



– Nada, nada… – negó fervientemente con la cabeza y sonrojado al darse cuenta, que había hablado en voz alta – Harry… – le llamó al recordar, aquello que tanta curiosidad tenia.



– Dime – le alentó el menor.



– ¿Tú sabías lo que iba a pasar? – le habló con calma, pero con mucha curiosidad interiormente.



Harry le miró con su cabeza ladeada, sin saber muy bien a lo que se refería Cedric – No entiendo – se sincero el menor.



– ¿Tú sabias que la copa era un traslador? – le preguntó específicamente.



– Sí… – dijo mirando perdidamente, un punto en la pared.



– ¿Cómo? – jadeó asombrado el mayor.



– Ya lo había vivido – le explico el azabache, al ver la mirada de no entender del castaño, Harry comenzó a narrarle – cuando entramos al laberinto, sentí que las cosas iban mal, sobre todo cuando Krum te atacó, pero aun así seguí con la prueba, hasta que al final llegue a donde se encontraba la copa, tu también estabas, yo no quería la copa, no quería ganar, no sabiendo que tu también habías llegado tan lejos, así que acordamos tomarlo los dos juntos, al hacerlo nos llevo a los dos al cementerio…



Cedric abrió sus ojos ya que eso no había pasado en realidad, iba a decirle algo al azabache, pero al ver que no se iba a detener en su narración, cerró su boca y siguió poniendo atención.



– Solamente escuche como alguien le decía a otro, que matara al otro chico, yo no entendía nada, solo vi como tu cuerpo caía sin vida…– dijo mirando al chico fijamente – sentí mucho dolor, aunque no entiendo por que, hasta que una voz me dijo.



~*~



– ¿Qué darías a cambio por salvar a esa persona? – volvió a susurrar la misma voz fría.



– Todo… – susurró tan bajo y fervientemente, que si no fuera por el completo silencio del lugar, nadie hubiera sido capaz de escucharlo.



– ¿Absolutamente todo? – le preguntó la misma voz, tan plana, que verdaderamente no transmitía ningún sentimiento.



– Sí – le contestó el pequeño, sabiendo que así era la verdad.



– ¿Entonces estarías dispuesto a dar tu amor? – se escuchó la voz de siempre indiferente.



– ¿Amor? – pregunto Harry.



– Si, tu amor – le volvió a decir – si quieres la vida de aquella persona que tanto amas, debes sacrificar tu amor hacia él, jamás volverlas a sentir esa clase de amor por nadie mas, dime… – susurro suavemente – ¿estás dispuesto a pagar ese precio? – le preguntó.



Harry miro a la dirección de donde provenía la voz y solo contesto…



~*~



– Le dije que sí, que estaba dispuesto a pagar ese precio, así que me concedió mi deseo, me dijo que solo podía cambiar tu muerte, que lo demás debía seguir su curso… – susurró lo ultimo mirando al castaño, sin entender las lagrimas que caían por las mejillas del mayor.



Cedric no podía creerlo, no podía… no podía entender como Harry había sacrificado su amor por él… Harry le había amado, ahora entendía porque ya no veía aquellos detalles de su pequeño… ¿Por qué? Se preguntó, no había sido mas valiente como un Gryffindor y haber peleado por lo que amaba, sin importar lo que los demás pensaran; porque no había sido mas astuto como los Slytherin, para haber buscado una forma de aprovecharse de la situación y poder haber estado con quien quería y no solo con una chica que solo servía para aparentar ante el resto, no había podido ser mas inteligente como los Ravenclaw, así hubiera encontrado la forma, en que hubiera estado con su pequeño… ¿Por qué…? No era justo, no era justo ¿Por qué siempre era Harry quien tenía que pagar? Hubiera sido mejor el haber muerto, así por lo menos Harry hubiera guardado su amor, no lo hubiera olvidado, sonaba tan egoísta…



– Lo siento, lo siento, lo siento… – susurraba como un mantra, contra el cuello del menor, ya que se había abrazado al azabache, escondiendo su rostro entre el cuello y el hombro del Gryffindor, dejando que sus lágrimas cayeran libremente.



Ya no volvería haber aquel brillo en sus ojos al mirarle, ya no vería esas sonrisas, esos sonrojos… ya no volvería a ver a su Harry…



Harry no entendía por que Cedric lo sentía, solo le abrazaba y le acariciaba al castaño, sin entender cual era el drama, después de todo, él no sentía… no había amor para el.



– ¿Si te hubiera dicho que te amaba? ¿Las cosas serian distintas? – pensó mortificado el castaño.




~ Es mejor arrepentirse de lo hecho, que vivir arrepintiéndose de lo que jamás hiso… ~



Fin
Notas finales: gracias Cherry Moon por betear el fic ^^

........... Nos leemos, Matta nee!

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