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Un chico normal por minima

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Notas del fanfic:

 

Esto se me ocurrió al leer otro fic de los padrinos mágicos, y me entro unas enormes ganas de intentar hacer uno con la pareja que vi en el, espero que sea entretenido aunque a veces vaya lento.

 

Notas del capitulo:

Aprovechando la inspiracion escribi esto, aun que tengo uno que otro fanfic que todavia no continuo :P, a veces otras ideas le ganan a las que ya tengo, o bueno, espero que sea del agrado de la gente y se entretengan.

 

I-                   Un chico normal.

 

El sol brillaba, los pájaros cantaban, el día comenzaba, todo parecía que seria un glorioso día, el clima era agradable y te incitaba a pasear afuera o descansar cómodamente, pero no, todo se arruinaba por el simple hecho de ser ese día, todo era horrible, espantoso, terrorífico, solo por el hecho de ser lunes, el maldito lunes de inicio de la semana, el maldito lunes de inicio de clases de ese año y el despertador no dejaba de sonar.

 

-Odio los lunes- dijo una perezosa vos entre las cobijas de una cómoda cama que invitaba a su dueño a seguir durmiendo, y aunque su invitación casi siempre era aceptada esta vez no podría ser, ya que el dueño de ella se tenia que levantar de una buena vez si no quería perder el autobús y llegar tarde a la escuela.

 

Una mano blanca se asomo entre esa maraña de cobijas que cubrían al dueño de aquella habitación y golpeo con total desagrado ese infernal aparato que interrumpía su descanso logrando apagarlo, estirándose sobre la cama tenso y relajo sus músculos para desperezarse, para después en un rápido movimiento quitar las calidas cobijas y dejar su cuerpo en libertad de esa cómoda prisión que le incitaba a seguir durmiendo, dio un largo bostezo,  termino de levantarse  y se encamino al baño de su cuarto para aciarse, parado frente al espejo vio su rostro algo desalineado e izo un rápido estudio de su ser, sus cabellos castaños totalmente despeinados debido a que acababa de levantarse, sus bellos ojos azules en su cara adormilada, no era ni muy alto ni muy bajo, tenia un cuerpo delgado con músculos poco desarrollados, de una persona en pleno crecimiento, esperaba que cuando creciera un poco más se le quitara ese aspecto algo frágil, estaba pasando por la gloriosa transición de la niñez a la adultez, en fin, era un adolescente de 16 años que no quería ir a la escuela en esos momentos y Timmy Turner era su nombre.

 

Perezoso y sin ningún animo empezó a arreglarse, lavarse la cara para despertar por completo, cepillarse sus dientes y peinar un poco su cabello, lo suficiente para no decir que estaba despeinado, para luego dirigirse de nuevo a su cuarto y encontrar alguna ropa para ponerse, lo cual tardo un poco, ya que como cualquier habitación de un adolescente se encontraba hecha un caos, la ropa tirada en el piso regada por doquier, igual los zapatos, tenis y algunas revistas, lo único que no parecía estar en desorden completo era su escritorio donde estudiaba, ya que era una zona abandonada en las vacaciones, aun tenia algunos libros del año pasado sobre este apilados acumulando un poco de polvo cada día, hasta había una pequeña telaraña al lado de ellos, solo usaba la computadora en ese largo escritorio que era la única cosa que parecía no tener polvo, entre el desorden que tenia logro encontrar ropa de su agrado y que parecía limpia para ponérsela.

 

Al terminar de vestirse con unos pantalones de mezclilla negros, tenis del mismo color y una camisa roja, tomo su mochila con los libros y útiles correspondientes a ese día para bajar rápidamente a desayunar, en la cocina encontró a su papá leyendo el periódico con una tasa de café frente a él y a su mamá frente a la estufa cocinando unos huevos con tocino, ambos con una sonrisa en su rostro, una escena muy conocida para él, se sentó en la pequeña mesa de la cocina al lado de su papá esperando el desayuno y coloco su mochila al lado de su silla.

 

-Buenos días Timmy – le saludaron al unísono sus queridos progenitores.

 

-Buenos días mamá y papá-

 

-Hoy comienzas tu segundo año en la preparatoria- comenzó a hablar su madre mientras le servia los huevos con tocino que simulaban ser una cara sonriente -que rápido pasa el tiempo, recuerdo como si fuera ayer cuando eras un pequeño con tu inseparable gorra rosada, ahora ya eres todo un hombrecito- genial, ahora su mamá ya estaba entrando a su etapa sentimental, al menos no había empezado a llorar como el año pasado cuando empezó a asistir a la preparatoria –y pronto sin darnos cuenta terminaras la preparatoria e iras a la universidad y snif… ya serás todo un hombre y no necesitaras de nosotros buaaa- había hablado demasiado pronto, ahora se encontraba llorando sobre el hombre de su papá que le daba palmaditas en la espalda y la acompañaba con su pequeño llanto.

 

Según recordaba sus padres jamás se comportaban así cuando iba a la primaria y cuando era mas chico, tal vez eran los achaques de la edad o por que se daban cuenta que pronto dentro de algunos años se independizaría y pasaría menos tiempo con ellos, en un principio le pareció algo incomodo al igual que cómico esas pequeñas escenas que representaban sus padres al comentar que ya estaba creciendo, que los años pasaban rápido y otro montón de cosas que los padres dicen cuando sus hijos parecen ya estar por volar del nido, por decirlo de alguna manera, ahora le resultaban algo tediosas pero aun cómicas.

 

-Mamá no te preocupes, aun falta mucho para eso, tu tampoco papá- dijo tratando de calmarlos de una buena vez, quería mucho a sus padres, a pesar de ser muy extraños en algunas ocasiones en su opinión.

 

-Tiene razón cariño, aun falta mucho así que deja de llorar- dijo el hombre mayor a su esposa, algo irónico, ya que el había sido el que siempre lloraba más en esas escenas, al parecer ya se habían calmado y continuaban con lo que estaban haciendo hace unos momentos, desayunar sus huevos estrellados con tocino.

 

Miro el reloj de su muñeca y vio que eran las 6:20 a.m., aun faltaba tiempo para que llegara el transporte que le llevara a la escuela, miro por la ventana de la cocina y miro su patio trasero, recordó que cuando era mas pequeño le parecía mucho mas grande de lo que era en realidad y se la pasaba jugando con sus amigos en su casa del árbol, donde imaginaban que tenían aventuras con sus héroes de la infancia, Crash Nebula y Barbilla Roja, jugaban con sus figuras de acción y leían historietas, aun las leían y coleccionaban, pero ahora los muñecos de acción habían quedado olvidados en sus baúles de juguetes, o destruidos por tanto uso por los años o por Vicky, su niñera de la infancia, como detestaba recordarla, era la persona mas malvada que había conocido en su vida, bueno, ella y él maestro Crocker, no sabia quien era peor y agradecía a todos los santos y dioses habidos y por haber que ya no tenia que congeniar con ellos, ya que Vicky había parado a la cárcel hacia algunos años por que la cacharon en un fraude de dinero, maltrato a menores de edad en su trabajo de niñera y extorsión entre otros delitos que había cometido, era toda una joyita del crimen, y su ex-maestro fue a parar al manicopnio por aquella extraña obsesión por creaturas mágicas inexistentes que perturbaba a la gente que le rodeaba, ya que su comportamiento siempre al mencionar a las hadas era errático y aterrador, le quitaron su licencia en educación, por lo que jamás daría clases de nuevo si es que salía del psiquiátrico, cosa que dudaba mucho, aun recordaba cuando se lo llevaron el ultimo día de clases, pataleando y gritando arrastrado por esos hombres musculosos que trabajaban en él psiquiátrico para llevarlo de ahí, todos en la escuela festejaron ese día, incluso los maestros y la directora, y es que Crocker no era muy querido por todos, menos él que lo tenia que soportar más, y no sabia por que el maestro Crocker creía que tenia alguna relación con las hadas o “padrinos mágicos”, como él solía decirles a esas cosas con alas, al menos ya estaba en un lugar donde no dañaría a nadie ni así mismo.

 

Mastico el último trozo de tocino y bebió de un solo trago su jugo de naranja, el transporto llegaría pronto.

 

-Adiós mamá y papá, nos vemos luego- dijo levantando de su silla y empezar a correr hacia la puerta.

 

-Adiós Timmy, que tengas un buen día- escucho decir a sus padres antes de cruzar la puerta y dirigirse hacia donde se encontraría con el autobús.

 

No tardo ni un minuto cuando el transporte ya había llegado, se subió en el y busco con la vista a sus mejores amigos, Chester y AJ, los cuales se encontraban en el ultimo asiento haciéndole señas para que se acercara y sentara junto a ellos.

 

-Hola chicos, ¿Qué tal su ultimo día de vacaciones?- saludo a sus amigos sentándose en el lugar que le habían apartado.

 

A comparación de sus amigos él era el menos alto, AJ le sacaba media cabeza siendo el más alto del grupo y Chester le superaba por algunos centímetros, cosa que le molestaba muchas veces ya que su estatura no le ayudaba mucho a su aspecto delgado y a veces en opinión de algunos frágil, ya que de los tres era quien tenia menos músculos, pero se consolaba a si mismo diciéndose que algún día daría el estirón.

 

-Aburrido, lo único entretenido del día fue que le ayude a sacar de la casa a las zarigüeyas a mi papá, a pesar de que ya nos mudamos del parque de casas rodantes aun nos siguen, no me desagradan, pero no me gusta que tomen mi cuarto como su nidito de amor- le respondió Chester con una pequeña muestra de asco, ya le había tocado en pasadas ocasiones encontrar debajo de su cama a un par de zarigüeyas y al tiempo siguiente se convertía en una guardería su habitación, antes cuando vivía en su antiguo hogar no tenia esa clase de problemas.

 

Desde hace un par de años el papá de Chester había conseguido un buen empleo y había conseguido ahorrar lo suficiente para una casa humilde pero cómoda, con un patio lo suficientemente grande como para poner su vieja casa rodante, cosa que les hacia sentir realmente cómodos ya que sentían que no se habían mudado del todo de su antiguo hogar.

 

-Jajajaja, que gracioso, ve el lado positivo, tienes unas fieles mascotas, ¿y tu AJ, como te la pasaste?-

 

-Ocupe mi tiempo libre en repasar algunos de los libros de las clases que tomaremos este año- los otros dos jóvenes se le quedaron viendo como si fuera un fenómeno, AJ era el único chico que conocían que le apetecía pasársela estudiando en su tiempo libre o experimentando, ellos perfectamente sabían que si quisiera podía acabar la preparatoria y entrar a la universidad en un año o quizás menos por lo inteligente que era, o quizás terminar la universidad en menos de un año.

 

-Yo me la pase jugando videojuegos, pero ahora que lo pienso creo que mi mamá me había dicho que recogiera mi cuarto- dijo haciendo memoria.

 

-Y no lo hiciste, ¿verdad amigo?-

 

-No Chester, y seguro encontrara una no muy grata sorpresa cuando entre a mi cuarto jejeje-

 

-Espero que no te castiguen, recuerda que este fin de semana tenemos que ver la nueva película que vimos en la tele el otro día- AJ tenia razón, la ultima vez que salieron acordaron que ese fin de semana irían a ver esa película de vampiros y hombres lobos que vieron que estaban anunciando, se veía que seria muy buena y no debían perdérsela, una interesante historia, excelentes efectos especiales, y lo mas importante, escenas sangrientas de luchas sorprendentes, por lo que tendría que limpiar su cuarto llegando de regreso de la escuela si no quería que lo castigaran.

 

-Cambiando de tema, ¿qué clase tenemos a primera hora?- pregunto tratando de evitar pensar en el sermón que le darían sus padres si veían su cuarto tan desorganizado.

 

-Matemáticas-

 

-Odio los lunes- genial, primer día de la semana y a primera hora una de sus clases menos favoritas.

 

-Te apoyo en eso Timmy- a Chester tampoco le fascinaba esa materia.

 

-No es tan malo, las matemáticas pueden ser muy entretenidas-

 

-Tú eres el único que las puede ver entretenidas-

 

No siguieron hablando ya que el autobús ya había llegado a su destino, la preparatoria Dimmsdale, lugar donde las mentes de los jóvenes se llenaban de conocimiento dirían algunos, pero para adolescentes como Chester y Timmy era como una cárcel.

 

-Bueno chicos, entre más pronto comencemos el día más pronto terminara- y con estas palabras dichas por el castaño del grupo los tres bajaron del autobús para enfrentar un día mas en la escuela, al menos se tenían de compañía para soportar ese tedioso lugar.

 

Así comienza un nuevo día y un nuevo comienzo de curso en su monótona vida, con padres que lo quieren pero a veces son despistados e irresponsables como también raros, con sus mejores amigos en la misma escuela, con sus altos y bajos, en fin, la vida de Timmy Turner y él mismo no podrían ser mas normales, ¿o no?

 


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