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Volver a la vida por Aeriel

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Notas del fanfic:

¡Hola!

Os traigo este oneshot para que la espera de la próxima parte de "The boy-who-loves... Draco Malfoy" no se os haga muy pesada. ¡No os acostumbréis! xD

Este oneshot es algo corto, con una trama bastante explotada, pero bonito.

Por lo que espero que os guste.

Un saludo,

 

Ae

Disclaimer: los personajes que aparecen en este escrito son propiedad de su autora, J.K.Rowling, y distribuidores. El argumento, desarrollo y demás es todo mío.

PD: por alguna extraña razón la página corta algunas palabras con tilde. Espero que eso no os dificulte la lectura.

Notas del capitulo:

Disfrutad~ :3

 


///


 


Volver a la vida


 


///


 


Aquella noche presentí que algo malo iba a ocurrir. Algo realmente malo.


Por eso, cuando Severus salió de la cama ésa mañana y comenzó a arreglarse, un gran nudo se instaló en mi garganta.


— Sev, ¿no puedes quedarte? Te necesito… - murmuré con voz queda.


— Lo mismo dijiste ayer, Harry, y no es posible. He de hacer esto. Sé que es peligroso, pero es una tarea que me fue confiada por Dumbledore…


— ¡¡¡Al Diablo con Dumbledore!!! ¡Te quiero aquí!


No sé qué me poseyó para obligarme a gritar así; sólo sé que no pude evitarlo. El mal presentimiento me carcomía por dentro.


Severus no dijo nada, pero me miró con reprobación.


— Sev, por favor… - supliqué.


Él suspiró y me aprisionó entre sus brazos. Yo me dejé hacer, rodee su espalda y apoyé mi cabeza en su pecho. Así, abrazado a él, me sentía en paz.


Ésa sensación duró poco.


— Tengo que irme o llegaré tarde a la reunión con la Orden.


— No importa.


— Harry, sí que importa.


— No a mí. Simplemente quiero estar así contigo. Siempre.


Me abracé aún más a él.


— Esto no ganará la Guerra.


Me tensé en sus brazos.


— ¡Te digo que no me importa! - rugí.


— No sé lo que pasa hoy contigo, Harry, pero ya basta.


Disgustado me removí, pero no me aparté.


Él tampoco. Ni siquiera hizo el amago.


— ¿Y Eileen? ¿Te irás y la dejarás así?


Ahí sí que me apartó de sí y me escrutó con sus penetrantes ojos negros.


Al cabo de unos minutos, habló:


— Volveré, Harry. Sabes que siempre lo hago.


 


///


 


Pero no lo hizo.


Aún puedo oír su ‘Te quiero’ susurrado en mi oído, y sentir el tierno beso que envolvió mis labios con los suyos, antes de marcharse. De dejarme solo.


La maldita Guerra se lo llevó.


Aquella fatídica noche en que todo explotó, y yo perdí la esperanza de formar por fin una familia. Perdí a mi amor, aunque no…


— ¿… Harry?


Un toque en mi hombro me hizo sobresaltar.


Su dueño, Draco Malfoy, me miraba preocupado.


— Lo siento - musitó -. Ya es muy tarde. Deberíamos irnos.


— Ve tú. Te alcanzaré en un rato.


— Pero, Harry, en tu estado…


— Estoy bien - le corté.


Draco suspiró con pesadumbre y se fue alejando con lentitud entre las tumbas.


Fijé nuevamente mis ojos en la pulcra lápida. En ella podía leerse en letras grandes un escueto, pero amoroso mensaje:


“Fuiste mi primero y serás mi único.


H.J.P.


Repasé el nombre grabado “Severus Snape Prince” con una mano y me llevé la otra a mi muy abultado vientre.


Faltaba poco para que la pequeña Eileen -nombre tomado en memoria de la madre de Sev- naciese.


En ése momento deseé fervientemente que él estuviera a mi lado.


Entonces, sentí como una conocida presencia se posicionaba a mi espalda y rodeaba mi cintura hasta posar sus manos sobre mi vientre.


— Ya queda muy poco… Lo estás haciendo realmente bien, Harry. Sabía que podrías conseguirlo.


— Nunca sin tu ayuda, Sevvie~ - canturreé.


La ronca risa que emergió a mi espalda provocó un vuelco en mi corazón.


— No cambias…


Con una sonrisa tanteando mis labios, me di la vuelta con la intención de encararle -y, como no, comerle a besos-, pero se había desvanecido. O nunca había estado ahí.


Recuerdo que lloré en silencio mientras imitaba los pasos del rubio slytherin.


Otro día que ocurría lo mismo.


Tenía que estar volviéndome loco. No había otra explicación.


Le añoraba tanto que hasta veía visiones…


 


///


 


Meses después me encontraba en una cama de hospital, arrullando a la pequeña Eileen que, al fin, se había dignado a salir.


Me costó Merlín y ayuda empujar para sacarla de su improvisada prisión.


Tres kilos ochocientos gramos. Una preciosa niña de pelo abundante y negro, ojos de un verde muy oscuro y una pequeña, pero algo aguilucha, naricita.


Se parecía tanto a Sev como a mí, cosa de la que me sentí muy agradecido.


Minutos después apareció Draco en el umbral de la puerta de la habitación, sonriéndome de oreja a oreja.


Yo le devolví la sonrisa, aunque en mi más fuero interno la tristeza al no tener a mi amada pareja a mi lado en ése importante momento me embargaba.


— ¿Cómo está mi mami favorita? - se burló, internándose en la estancia. Se agachó para darme un delicado beso en la frente y pidió prestada a Eileen.


Yo se la concedí.


— Deseoso por que tú experimentes lo mismo, para tener la oportunidad de burlarme como tú lo llevas haciendo los últimos seis meses.


— Ah no, eso sí que no - arrugó su nariz, antes de devolverme a la pequeña tras algunos mimos que habían logrado sacarle alguna que otra sonrisa -. Nunca cederé a eso. Sabes bien que soy el activo.


Solté una risita y acomodé mejor a la pequeña Eileen en mis brazos. Quedó dormida al instante.


— No sabes lo que te pierdes - acaricié con cariño su suave cabecita, forrada con ésa pelusita negra -que muy pronto comenzaría a caerse-.


— Harry… yo quisiera pedirte algo - le vi sacar una cajita de terciopelo negro de su bolsillo, y el pulso se me desbocó. La abrió con extremo cuidado y sacó algo que intuí, pero no vi. Se sentó en la cama y yo respiré hondo -. Dame tu mano, por favor.


Yo se la acerqué. Temblaba notablemente.


Cerré los ojos fuertemente y esperé.


Pero al sentir algo frío que se deslizaba por mi dedo anular tuve la necesidad de abrirlos.


— Esto es… - observé el anillo con ojo crítico. Era precioso. Plata labrada y una increíble esmeralda verde incrustada en el centro. Sin duda, le habría costado una fortuna.


— Es un anillo de compromiso, Harry. Cásate conmigo - soltó sin parar de mirarme a los ojos. Parecía querer desnudar mi alma con ésa mirada y yo comencé a sentirme incómodo -. ¿Qué contestas?


— Draco, yo… Pertenezco a otro hombre, lo sabes…


— A mi padrino, soy consciente - me agarró la mano del anillo y deslizó sus dedos entre los míos -. Pero murió. Y tienes que olvidarle y comenzar una nueva vida. Me gustaría estar incluido en ella si me dejas, Harry. Yo podría hacerte muy feliz.


— Yo…


Mi respuesta terminó antes de empezar, cuando vi que el rubio se inclinaba hacia mí con obvias intenciones de besarme.


¿Deseaba yo que lo hiciera? Pero yo tenía a Severus.


Severus


Un extraño sentimiento de culpa me llenó y, entonces, cuando separé nuestras manos y puse distancia entre nuestros cuerpos, un fogonazo de magia inundó la habitación.


Mis ojos se abrieron cuan grandes eran. Al igual que los de Draco, estaba seguro.


Porque frente a nosotros se encontraba…


— Sev… - las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Una tras otra.


No podía creer lo que veía. El hombre al que amaba, taladrándome con sus profundos ojos negros y con una sonrisa bailando en las comisuras de sus labios.


— Santo Merlín… ¡¿padrino?! - exclamó Draco sobresaltándome.


— Si - dijo éste por toda respuesta.


El ceño de Draco se frunció y le vi entrecerrar los ojos con sospecha.


— ¿Seguro que…? - fue interrumpido.


— Le aseguro, señor Malfoy, que soy yo. Ahora, si no le importa, quisiera hablar a solas con el señor Potter. ¿Me permite?


Draco enmudeció, asintió lentamente con la cabeza, y me miró una única vez -con tristeza, sin duda alguna- antes de cerrar la puerta tras de si.


Yo no podía articular palabra. Las lágrimas aún caían silenciosas por mi rostro.


Severus avanzó unos pasos hacia la cama, mientras que yo seguía con la mirada cada uno de sus movimientos, temiendo que volviese a desaparecer.


Sabía que él miraba en dirección a mis brazos. Observé como su semblante se enternecía.


La pequeña Eileen, ajena a todo, descansaba cómodamente en mis brazos. Con una de mis manos agarrada y con el dedito pulgar de su otra mano metido en su boquita.


— Es hermosa…


— Y es nuestra - contesté yo suavemente.


Entonces, alargó una mano y tocó con delicadeza su cabecita, consiguiendo arrancarle a la bebita una sonrisa.


Yo sonreí a su vez y volví a mirarle.


El tiempo parecía no haber hecho estragos en él. Agradecí a Merlín por ello.


Se sentó en la cama y me observó amoroso.


— Te eché de menos… - musitó.


Jamás pensé que le oiría decir algo así, por lo que nuevas lágrimas -esta vez de emoción- brotaron.


— ¿Cómo es posible…? - traté de preguntar, pero no pude continuar.


— El hechizo que Voldemort me lanzó no fue uno mortal, sino de desvanecimiento - se explicó. Noté como había seguridad en sus palabras y el valor que le tomó mencionar ése nombre.


Pero no entendía nada. Sólo que le tenía a mi lado. Nuevamente.


Teniendo cuidado de no despertar a Eileen, la acosté en su cunita -que permanecía pegada a la cama-, para, seguidamente, rodear a Severus con mis brazos de la misma manera en que lo hice aquella noche. Él correspondió al abrazo.


— Él estaba seguro de que si no moríais tú y Eileen a sus manos, al menos moriríais de pena al perderme. Confiaba en que ella no naciera, para que así yo me desvaneciese en el tiempo - acarició mi espalda dibujando pequeños círculos -. Si he vuelto a la vida, Harry, ha sido gracias a tu fuerza de voluntad. Nuestra pequeña niña nos ha reunido.


Cuando me separé de él, lo primero que hice fue inclinarme sobre la cunita y besar a Eileen en su frente.


Había sido nuestra salvadora, ya que -tal y como había dicho Sev- gracias a ella estábamos nuevamente juntos. Y esperaba que para siempre.


 


///


 


— Por cierto, ¿interrumpí algo antes? - inquirió mirando con intensidad mi mano izquierda.


El anillo de plata seguía en mi dedo anular. Yo me lo quité lo más deprisa que pude y lo deposité en la mesita que había a un lado de la cama.


Severus alzó una ceja ante ésa acción.


— ¿Es lo que creo que es?


— Draco… Al parecer yo le gusto desde hace mucho tiempo, y entonces… Eh… Él me lo propuso segundos antes de que tú aparecieras. Iba a besarme, y yo iba a negarme, pero entonces, “¡Poof!”, tú estabas frente a nosotros y… - me excusé, sin parar de mover mi cabeza y mis manos en el proceso.


Severus se mantuvo en silencio hasta que terminé y entonces comenzó a carcajearse.


Yo sonreí avergonzado.


Y él se inclinó y murmuró.


— Mientras devuelvas ése anillo, todo estará bien - tras lo cual me besó.


Sonreí dentro del beso y me separé.


— Dalo por hecho.


Pedí perdón mentalmente a Draco y, ante esto, mi esposo y experto en Oclumancia, Severus Snape, devolvió el gesto.


 


 


 


~0~ FIN ~0~


 


 


 

Notas finales:

Y, recordad, el domingo 30 actualizo "The boy-who-loves... Draco Malfoy" ^.~


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