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La verdad oculta por AnyelaWhiteFairy

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Notas del fanfic:

 Harry Potter no me pertenece sino a su autora: J. K. Rowling.

Notas del capitulo:

  Los libros de Harry Potter, ni sus personajes  me pertenecen, son creaciones de su autora   J. K. Rowling.

 

Capitulo 1
 Abimael

 

La noche ya había caído hace mucho tiempo atrás siendo la única iluminación las eternas estrellas en el firmamento. Estrellas que parecían desaparecería en cualquier minuto. El cielo, siempre despejado y libre de penumbras esa noche no presagiaba nada bueno, comenzando a verse lúgubre y lleno de maldad.

 

El enorme bosque que rodeaba el enorme terreno alrededor de la preciosa e imponente propiedad completamente lleno de vida y salud, mostrando con orgullo la belleza de la que goza la naturaleza por sí sola. Pero tras esa tranquilidad y esa belleza inmutable se escondía una pequeña cabaña de madera vieja y destartalada que pasaba a la vista de un humano común y corriente.

 

La tranquilidad que siempre se veía en el lugar comenzó a desquebrajarse. Millones de lucecitas de multicolores, parecidas a luciérnagas, comenzaban a infiltrarse en ese mundo lleno de magia y esperanza que cualquier bosque es capaz de ofrecer a un humano común y corriente. El viento comenzó a soplar con violencia, meciendo la copa de los arboles, levantando el polvo y mandando a volar las pocas hojas secas que se encontraban en el suelo. La violencia de los vientos se dirigía sin duda a la pequeña cabaña en donde las cortinas se movían al compas de los violentos vientos y a través de los cristales la sombra de una persona envuelta en un aura dorada se dejo ver defendiendo sus dominios.

 

Falta parrafo de introducción

 

El miedo es algo que no debía sentir, así me lo había dicho mi padre hace muchos años atrás, pero como no sentir miedo teniendo esta cosa, que ni siquiera se si es humano, delante de mí, asechándome.

 

 La luz le daba de lleno pudiendo ver claramente su físico.

 

Parecía humano o tal vez alguna vez lo fue. Tenía unas horribles desgarraduras en el cuello, los brazos alargados y huesudos, en lugar de uñas tenía unas clases de garras filosas de color negro. En algún momento de su vida debió jorobarse o algo por el estilo, porque ahora no podía aguantar el peso y se encontraba prácticamente doblado hacia al frente quedando como si estuviera dando una reverencia eterna. Sus ojos me llamaban la atención, parecían dos rubíes brillando a la luz del sol y su boca estaba sellada con dos hilos de oro que le rasgaban la piel cuando intentaba separar los labios para hablar.

 

Al parecer se dio cuenta, en algún momento, que no podía entenderle e intento acercarse a mí. Yo retrocedí instintivamente. Pareció enojarse  y en un intento, tal vez, por no lanzarse sobre mi se volteo contra mi gavetero y comenzó a tirar todo contra el suelo. Tras sus pasos unas huellas pestilentes y pegajosas quedaban impregnadas en las finas y costosas losetas de mi alcoba.

 

 

- Draco (Escuche que me llamaba mi madre avanzando por el pasillo del segundo piso)

 

El cambio de mi alcoba los segundos antes de que entrara mi madre fue increíble. todo quedo restaurado sobre mi gavetero, el suelo quedo impecable y la criatura desapareció en medio de un grito horripilante en el momento justo que mi madre abrió la puerta y entro en mi alcoba.

 

- Madre (mi mirada se centro en ella directamente)

- Los invitados te esperan {Dijo esta mirándome seriamente} Se supone que hubieras bajado hace una hora

 

Me dijo alejándose por el pasillo rumbo a las escaleras.

 

Mi madre era una mujer elegante, si, pero nunca había sido una madre perfecta para mí. Su exótico y sensual cuerpo quedaba marcado en ese entallado vestido negro que se contoneaba junto con sus caderas al caminar.

 

La vi caminar hasta llegar a las escaleras y allí se volteo con una expresión que no supe identificar si seria enojo, coraje o quizás hasta pudiera ser lastima por mí.

 

No se...

 

- Lucius está enojado (temblé automáticamente)

 

Antes de cerrar la puerta mire al interior y en el barandal de mi balcón vi recostado a un muchacho pelirrojo de espaldas a mi, pareciera que estuviera viendo la fiesta en el patio de mi casa. Estuve apunto de entrar para ver quien se atrevió a adentrarse en mi alcoba sin mi permiso, pero la voz de mi madre desde las escaleras me recordó que ya mi padre esperaba ansioso mi llegada.

 

Detestaba esas fiestas de mis padres. En donde todo era reunirse con los mortifagos para darle fidelidad al lord. A mi no me interesaba nada de eso, solo quería tener una vida normal y mis padres con sus cosas tampoco me ayudaban.

 

Apenas entre en el salón de fiestas la luz me dio de lleno en la cara segándome pro varios minutos. Su padre había lanzado un pequeño hechizo para crear ese ambiente luminoso. Como no saberlo si me había obligado a aprenderlo también.  

 

Ubiqué a mi padres en una mesa en el patio, mi madre obedientemente sentada a su lado en silencio, mirando al suelo y solo asintiendo si le preguntaban algo, mientras mi padre, mas sínico no podía ser, observaba sin ningún disimulo el enorme escote de la acompañante del hombre con quien, supuestamente, mantenía una conversación.

 

Suspire pesadamente acercándome a la mesa de los bocadillos para tomar algo con que distraerme.

 

- por que debo pasar el dia y la noche en esta odiosa fiesta

 

Me fui a para al otro lado de la fiesta, allí donde no había tanto alboroto y me recosté del barandal mirando hacia la ciudad mientras bebía una copa de vino.

 

- Aburrido {dijo una voz femenina espectral}

 

  Me voltee a ver en la dirección de la voz, para ver una mujer que estaba de pie, no muy lejos, que estaba mirando el paisaje tras de mí. Podía ver a través de ella, por lo que sabía seguro que era un fantasma. Pero en vez de solo desplazarse a centímetros del suelo, como hacían los del colegio, está casi se arrastraba por el suelo, dejando tras su paso un camino de sangre que dejaba un pestilente olor a muerte. En su rostro se veía la ira hacia mí.

 

Se acerco a mi peligrosamente y yo retrocedí, la mirada de ella dejaba ver locura pura.

 

- Aburrido (de estar viva su mano se hubiera estrellado en mi mejilla.) No debes estarlo (me suelta otra bofetada, que nuevamente me atravesó) Tus padres se decepcionaran tanto

 

Y tras decir estas palabras me atravesó y brinco por el balcón. Cuando toco el suelo desapareció de la vista. En ese preciso momento una lechuza atravesó el cielo y se pozo en el barandal del balcón extendiéndome la pata en donde tenía enganchada una nota.

 

Eso era lo que estaba esperando para alejarme de esa vida de tormento que era el verano en mi propia casa.   

 

- Hola {dijo una voz de un muchacho de mi edad}

 

Seguí caminando y lo ignore, de seguro era otro fantasma loco que quería atacarme. Pero en cambio el siguió caminando tras de mi.

 

- Tu eres draco {dijo riendo}

 

Me dijo una vez estuve dentro de mi alcoba y me senté en la cama.

 

- Depende de quien pregunte {dijo suspirando}

 

- Me llamo Abimael {dijo riendo}

 

Solo  entonces me voltee hacia la persona que me hablaba encontrándome con un muchacho no mucho mayor que yo. De lacios y pelirrojos cabellos, de complexión delgada y que, para mi extrañeza, sus finas ropas dejaban ver que se trataba de un chico rico, rodee los ojos furioso, de seguro algún invitado de la fiesta de mis padres. Aunque sus ropajes eran finos, refiriéndome a su camiseta de seda blanca, a sus pantalones de cuero blanco con una estrella negra en el lado derecho de la tela y a las botas de color negro que ostentaba su físico… a pesar de todo esto su persona y sus ojos de un violeta claro le hacían parecer una persona que podía ser muchas cosas, menos tal cual eran las amistades de mis padres.

 

Pero mejor no confiarse…

 

Asi que me pare delante de el con cara de pocos amigos y me cruce de brazos respondiéndole lo mas irrespetuosamente posible.

 

- Tu como sabes mi nombre (le pregunte haciéndome el enfadado)  No te conozco (aunque esa ultima parte si era cierta, se la hice saber con mucho énfasis en la palabra No)

- Conozco a tu padre

 

Su sonrisa no parecía la de un mortifago amigo de mis padres, quien rayos era es chico entonces. Le mire de arriba abajo, que conocía a mi padre, desde cuando Lucius Malfoy tenia ese tipo de amistades?

 

- Que bueno

 

Le respondi esa vez dándome la vuelta para entrar a la alcoba y cerrar la puerta en su cara. Le puse seguro por si las moscas y sentándome en la cama comencé por quitarme los zapatos, tome el sobre que algún amable elfo domestico debió dejar en mi mesita de noche y cruzando las piernas en la cama al estilo indígena comencé a abrirla lleno de emoción.

 

Luego de leerla resople fastidiado, Dumbledore y sus locas ideas.

 

En resumen la carta era una notificación a los estudiantes de que harían una elección entre los estudiantes para reasignarlos en otras casas para intentar una convivencia entre las casas enemigas desde antaño.

 

Eso de seguro iba para los slytherin y los griffindor directamente.

 

- No te gustaría ser uno de ellos {dijo el chico sentado a su lado}

 

Brinque aterrado al escucharlo hablarme lo mas campante. La carta quedo olvidada en algún lugar de mi alcoba cuando me levante de mi cómodo lugar en la cama huyendo a la sorpresa de encontrármelo allí, a mi lado, leyendo la carta lo mas conmovido.

 

-  Como entraste cerré la puerta con seguro

 

Mire hacia la puerta para ver que efectivamente la puerta tenía puesto el seguro de seguridad. Entonces le mire con la peor expresión que un malfoy podía lanzarle a un intruso en sus dominios. El chico solo sonrió tranquilamente, por alguna extraña razón esa expresión me recordó a mi profesor de Defensa contra las Artes Oscuras, el profesor Remus Lupin.

 

-  Solo la traspase (suelta una risilla nerviosa) Draco, soy un fantasma

 

Me le quede mirando esperando a que se echara a reír por que era una broma, si así era juro que me a la mañana siguiente iba a salir en el Profeta como que había asesinado a este maldito estúpido que me quería coger por idiota.

 

- Fantasma (repetí con cara de pocos amigos) crees que soy idiota?

 

El chico se me acerco y yo irremediablemente me tense cuando su aliento, frio, no mas bien tan helado como la muerte, me erizo los pelos sin remedio. Mi mirada siguió  su mano hasta mi hombro, allí donde intento tocarme, pero solo me traspaso como respuesta de que yo era corpóreo y el no.

 

- Es la verdad, no te miento

 

Me había quedado sin respiración, mirándole directamente. Parados en medio de la habitación a centímetros de mi rostro y perdiéndome en ese mar violeta que eran su ojos.

 

-  no pareces un espíritu

- por que no soy un espíritu común y corriente.

 

Una risa limpia salió de sus labios e inmediatamente mi mirada se dirigió al uniforme del colegio sin saber por que. La suya me siguió sin remedio, su expresión se torno triste cuando vio el uniforme colgado en mi armario.

 

- Morí hace mucho {Dijo triste} en esta misma mansión {Dijo suspirando}

 

Ahí si quede intrigado, me sente en la cama y le observe preguntándole lleno de curiosidad

 

- ¿Hace cuanto? {Dije mirándolo}

 

- 18 anos {Dijo mirando las fotos}

 

- La misma edad que tengo yo {Dije riendo}

 

 

Abimael sonrió a la vez que se acercaba a la carta que tenia sobre la mesa al lado de la cama. Este sonrió ampliamente, con emoción, como si esa carta le recordara algo importante para el.

 

 

- Vas a hogwarts {Dijo mirándolo}

 

- Así es {Suspiro} Ultimo ano {Dijo mirándolo a el}

 

 

Abimael Suspiro y una sonrisa enorme se formo en sus labios al sus ojos caer en la foto que estaba en la mesa donde salía yo con mi padrino Severus Snape. Recordaba ese día claramente, fue el ano pasado, mi padrino había evitado que la discusión entre mi padre llegara a mayores. Para tranquilizarme me había invitado a dar una vuelta por Londres Muggle, ya que nunca había ido, al menos no para pasar el rato.

 

Entonces luego del almuerzo habíamos tomado esa foto en un pequeño local y por alguna razón, yo no pude evitar quitar la de mis padres y poner la que tomáramos en ese día tan especial. Tal vez por que mi padrino ah sido el único que en verdad se ah preocupado por mi desde que tengo memoria.

 

- Se ven felices

 

Ante esta afirmación sonreí levantándome de la cama y acercándome a ver la foto, para luego tomarla en mis manos con una gran sonrisa.

 

- Este hombre ah sido mas padre que mi propio padre, por ello es tan especial para mi.

 

El me miro en silencio y miro para la puerta, me abrazo, para sorpresa mía, en el preciso momento en que la cerradura de la puerta de mi alcoba volaba en mil pedazos y la puerta se abría por la fuerza del hechizo.

 

En la entrada se encontraba un hombre, uno de los asquerosos amigotes de mi padre. Un tipo de cabellos negros, ojos oscuros y dientes de oro que a mi me daba asco. En su mano derecha había una botella de whisky ya casi vacía y de su boca salían continuos hipidos.

 

Estaba súper borracho.

 

 

- Tu padre no esta contesto contigo por haberte ido. (me dijo entre hipidos, mientras caminaba entre tambaleos hasta quedar a centímetros de mi rostro sonriendo lascivamente) sabes que eres igual de hermoso que tu papa.. hip… lastima… hip… que… hip… ya no este… hip…

 

Retrocedí lleno de asco. El olor a alcohol era horrible.

 

- Largase de mi habitación {Dije enojado}

- Por que {Dijo acercándose más a draco} si eres igualito a tu papa, y estoy seguro que hasta en otras cosas.

 

Me dijo colocando sus manos sobre mi cadera insinuante. Esto me choco y le propine una patada en la entrepierna con toda la fuerza que era capaz. El se doblo lleno de dolor, la botella no se soltó de su mano. Pasados unos minutos me sorprendió dándome un golpe con la botella en el hombro derecho, caí contra la puerta con el hombro sangrante y sentí algo, desconocido para mi, despertar de golpe e impulsar al asqueroso ese hacia afuera y el escándalo hizo que mi madre y mi padre subieran seguido de lo invitados.

 

- ¿Que pasa aquí? (pregunto mi madre con un tono de histeria en la voz)

- que le pasa? (su mirada se centro en mi entonces y me sonrió insinuante) me trae hasta aquí y luego nada de nada.

 

Todas las miradas se centraron en mí y la mirada de mi padre me causo escalofríos. Retrocedí hasta entrar en mi alcoba esperando no tener que defenderme también de mi padre esa noche…

 

Sino estaría preparado para si tenia que tomar una decisión drastrica.

Con este pensamiento saque una mochila de mi armario y comencé a introducir algunas pertenencias con una gran rapidez…

 

 

 


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