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La verdad oculta por AnyelaWhiteFairy

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Notas del capitulo:

  Los libros de Harry Potter, ni sus personajes  me pertenecen, son creaciones de su autora   J. K. Rowling.

Capitulo 2
Callejón Diagon

  Mi mirada no se podía despegar del rostro de Abimael. Un rostro lleno de vida y alegría, que  para no tener vida su expresión parecía la de un chico que respira con toda naturalidad. Sus ojos llenos de emoción miraban todo cuanto alcanzaban soltando ocasionalmente un ”ohhh” o un ”ahhh” de emoción pura que a mí me hacia sonreír alegre por que al menos ahora si pudiera actuar como lo que alguna vez fue.

Un niño feliz y con emociones…

Pero por otra parte mi padre era un caso aparte.

 

El en esos precisos momentos releía una carta que recibiéramos del profesor Dumbledore con una expresión que causaría pánico en cualquier persona. Por momento soltaba frases que no entendía como “el viejo loco ese se dio cuenta” de que se había dado cuenta, solo mi padre lo sabía. Su mirada que parecía mas la de un loco sin pudor observaba al horizonte por la ventanilla de nuestro lujoso auto con ansiedad para luego dirigirse a la carta y estrujarla, tal vez imaginándose que era el cuello del profesor Dumbledore.

 

- Viejo loco no sabe que mas hacer para unir lo inunible.

 

Y sin más me lanzo la carta al regazo. La cual yo tome con manos temblorosas y procedí a leer.

 

                                                                                                24 de agosto del 2009

Querido alumno:

Deseamos notificarle que ah sido uno de los pocos privilegiados que se les considera algo que para muchos es descabellado, pero entre mis estudiantes y nuestra escuela existen lazos que nos unen muy fuertemente. Nos tocaría muy a fondo que alguno de nuestros estudiantes terminara por mal camino y tuviera un accidente.


Es por ello que hemos tomado esta difícil decisión para la institución. Deseamos que nuestros estudiantes entiendan el que son iguales sean de la casa que sea.

Y con esta determinación escogimos a cinco estudiantes de distintas casas para este ritual, siendo usted, señor Malfoy, el tercero en ser notificado.

 

El cambio se llevara a cabo como mismo fue concedida su casa actual, a través del sombrero seleccionador. Por esto antes explicamos le suplicamos que se presente en el colegio una semana antes de comenzar las clases para que conozca a sus nuevos compañeros de cuarto mucho mas de cerca.

                                                                                                            Cordialmente
                                                                                                            Albus Dumbledore

 

La releí varias veces más como podía ser que a ese viejo se le ocurrieran cosas tan descabelladas. Los leones y las serpientes iguales, eso solo podía ser posible en su cabeza tan descabellada.

Pero…

Por alguna razón no me parecía tan descabellada en lo absoluto. Tal vez siendo de, por ejemplo, la casa de los leones podría entender que era lo que tenían esos feroces leones para que todos los quisieran o simplemente con una palabra todos aceptaran sus ideas. Quería saber lo que era tener un amigo verdadero y por eso se caracterizaban los jóvenes leones, por su lealtad con sus amigos. Cosa que a nosotros las serpientes nos faltaban.

 

- No me molesta

Juro que lo dije sin pensar y la respuesta no se hizo esperar. Un fuerte golpe contra mi cabeza me estrello contra el cristal de la camioneta. En medio del mareo sentí la sangre derramarse por mi frente y mancharme toda el rostro, cayendo finalmente en mis pantalones rojos. Aun con la mirada entorpecida le mire a los ojos encontrándome con la mirada más furiosa que jamás le había visto a mi padre.

 

 Me encogí contra el asiento deseando por primera vez en mi vida que mi padre no fuera mi padre. Me llego la loca idea de que tal vez siendo el hijo de algún león osado y apuesto hubiera tenido una mejor vida y hasta seria una mejor persona en la vida.

 

- como rayos dices que no te molesta!!!!

 

Me cubrí con las manos en vano pues el hechizo me llego de lleno al pecho arrancándome un grito de angustia. A mi lado veía a Abimael lleno de pánico y llorando impotente.


Entre mis delirios vi como una silueta se paraba justo delante de nosotros y mi padre se detenía lleno de sorpresa. Le vi mover los labios con enojo y justo antes de caer inconsciente escuche a Abimael gritar emocionado un nombre “Randalph, por fin llegaste”

Cuando desperté ya habían pasado muchas horas desde que me desmayara y a pesar de todo allí delante de mí se encontraba mi nuevo mejor amigo. Abimael me miraba con la preocupación palpable en el rostro. Su mano me acaricio la mejilla por sobre unos centímetros antes de tocarme, pero yo juro que de verdad sentí como si me hubiera tocado y me hubiera reconfortado únicamente con ese actuar.

Me incorpore con su ayuda  intentando no mostrar el dolor que sentía recorrerme del rostro a todo el cuerpo. Pero si se dio cuenta no dijo nada y yo se lo agradecí enormemente.

 

- Te encuentras bien, Draco?
- si Abimael, solo me siento mareado nada mas

 

Mire hacia las enormes puertas que custodiaban la entrada al gran castillo que era el colegio de Magia y Hechicería de Hogwarts. Saliendo venia el principal causante de mis pesadillas diariamente, si era que a esos sueños se les podía llamar pesadillas. Harry Potter con sus inseparables amigos, Granger y Weasley.

No pude evitar quedarme mirándolo cuando nuestras miradas se encontraron. Por primera vez en seis anos su mirada no mostró molestia. Sino que al contrario de lo que esperaba el simplemente me sonrió como saludo y continuo hablando con sus amigos a la vez que continuaban su camino.

 

- te gusta? Es un gran chico de seguro

- sí lo es, pero él ni siquiera sabe que existo

 

Abimael se hecho a reír y yo lo mire con coraje. Se burlaba de mi? El muy… se estaba burlando de mí!!! El me miro conteniéndose para seguir riéndose, contrario a esto me miro seriamente como si estuviera en esos momentos rememorando algo importante de su pasada vida mientras vivía.

 

- pues a mí me parecía que bien que le simpatizas
- yo? (le miro como si estuviera loco) por dios, no juegues conmigo
- no juego Draco, te digo la verdad… el parecía muchas cosas menos que no sabía que existes

 

Y si, por que negarlo, eso me lleno de esperanzas por un futuro con mi peor enemigo.

- además te apuesto que no intentado no pelear, sino hablar {dijo bajando del auto}

 

Sonreí tontamente claro que no lo había intentado si él era una serpiente y no un león.

 

Era obvio que personas como Harry Potter pensaría con su cercanía que solo deseaba hacerle algo. Baje del auto detrás de mi nuevo amigo y juntos entramos en el colegio, cuando entramos al salón no encontramos con cuatro chicos que jamás había visto en mi vida antes. Me senté en el asiento que había libre y espere a que empezaran.

 

 Mi padre se paró a mi lado y yo levantar el rostro solo para ver cómo me miraba tal cual miraría a una persona que no conoce y me decía sin emoción alguna.

 

- Ya me voy {Dijo Lucius saliendo sin más}

 

Tras decir esto abandono el lugar sin siquiera voltearme a ver una sola vez. Solo entonces escuche a Abimael suspirar y decirme indignado.

 

- Draco, tu padre te trata siempre así.  {Dijo mirando el lugar}

- Si, siempre {Dijo mirándolo}

 

Mi mirada se desvió del rostro de Abimael a recorrer el lugar como si fuera lo más interesante del mundo. Abimael por su parte se dedicaba a leer la carta que en esos momentos tenía en mis manos como requisito para estar en esa reunión en ese momento.

- Debo comprar unos libros. 
- podemos ir y comprarlos luego

Solo asentí mirando el andar gatuno de mi león adorado. Dios mío lo que daría por que esas manos me recorrieran completo o que esos labios me dejaran sin aliento en estos momentos.

 

Callejón Diagon
Horas más tarde

 

 Traspasamos el muro de ladrillos. Abimael iba delante y su rostro me causaba risa. Parecía como si nunca hubiera ido a ese lugar antes o quizás que llevaba mucho tiempo sin ir.

 Caminamos en silencio por unos minutos, a lo lejos podía divisar Gringotts, mas allá deberían estar las tiendas de los libros que necesitaba. Mire a Abimael de reojo, hacía rato que estaba sumido en sus pensamientos y eso era raro, pues había descubierto que el callarlo era prácticamente imposible.

 

- Draco, puedo hacerte una pregunta

 

Lo sabía a ese no había quien lo callara. Pero ese tono inquieto y el cómo me rehuía la mirada, esos detalles no presagiaban nada bueno.

 

- Claro, Abimael que sucede

 

Me vi envuelto por la furia de una muchedumbre apresurada con la cual tuve que luchar para poder salir de allí Ya fuera y más tranquilos, continuamos nuestro camino hacia la tienda de libros.

 

- EL profesor Snape se caso {su vergüenza me hizo sonreír}

- Mi padrino {le dije pensándolo} Jamás {le mire negando con la cabeza} Que yo recuerde nunca ha tenido novio o novia
- A {dijo Abimael suspirando}

- Aquí comprare la varita

 

Saque mi varita del pantalón entrando a la tienda frente a nosotros. Al entrar el anciano se quedo mirando tras de mi sorprendido, luego sonrió volteando a buscar algo entre sus cajones rápidamente

 

- que sorpresa el verlo aquí jovencito, hacia anos que me tiene abandonado

 

Me voltee hacia Abimael solo para verlo que me sonreía nervioso y se encogió de hombros. No quería darle una mala noticia al señor así que solo procedí a darle mi varita para que la revisara o me proveyera una nueva.

- Mi varita no funciona

 

El anciano sonrió comprensivo, dejo la varita encima del mostrador y se volteo para buscar entre las cajas más pequeñitas. De allí saco una caja en madera blanca con el símbolo de dos alianzas en ella. Se acerco a mí y abrió la caja mostrándome su contenido. La respiración se me detuvo al ver la hermosa varita que allí se encontraba. Un pequeño, fino, costos y precioso brazalete lanzaban destello hacia mí. Rose la superficie con mis dedos, la  varita destello más fuerte y se enrollo en mi muñeca sin demora.

 

Mire al anciano, pero milagrosamente este había desaparecido.

  

- Abim...

 

Pero que tenían ahora con desaparecer todo el mundo...

 

Las cajas de varitas volaron hechas pedazos, las varitas que portaban volaron por los aires espetándose alguna en el suelo y otras siendo destruidas cuando chocaron contra las paredes. Me tape el rostro con las manos intentando protegerme de las astillas y varitas que se dirigían hacia mí.

 

Mire hacia donde había comenzado la explosión, allí me encontré con un tipo de lo más extraño. Una capa de color negra sobre su cuerpo y unos ojos blancos me miraban ocultos bajo la capucha.

 

- vaya, vaya mira lo que el destino nos trajo

 

Sus dientes amarillos y pudrientos fue lo que vi cuando se rió mientras caminaba por el desastre que quedo tras la explosión

 

- Quien es usted {dije mientras retrocedía}

- eso no importa ahora (avanza dos pasos que yo retrocedo asustado) Yo estaba buscando eso {señalando la varita}

 

Automáticamente miro el brazalete en mi brazo y luego le miro a él con una fiera mirada. Estaba dispuesto a luchar contra el a pesar de que sabía que llevaba las de perder sin duda.

Así que pensando en eso cubrí mi brazo con mi capa y me prepare para correr si era necesario, pero en cambio el seguía avanzando y yo me llenaba cada vez de más miedo.

 

Una ventolera comenzó a rodearme y un brillo extraño rodeo el brazalete. Una ráfaga de atroz viento se dirigió al hombre y lo lanzo contra una de las paredes dejándolo casi inconsciente, para mi sorpresa lo vi levantarse con cara de pocos amigos.

 

Puede que seas el descendiente de Randalf, pero si no sabes controlar ese brazalete no eres mas que un niño asustado mi querido zafiro.

 

Aun desde donde estaba le vi sonreír con maldad y sacar un bolsito en rojo que se movía sin parar. Mi mirada no perdió detalle de lo que hacía. El cómo dejaba el paquetito en el suelo, tomaba el cordoncillo que colgaba de él, se alejaba y luego jalaba de él abriendo el borde.

 

Los ojos se me abrieron como platos cuando vi una niebla negra salir disparada hacia donde yo estaba. Fue en ese momento que Abimael apareció frente a mi me empujaba, atravesándome claro, mientras gritaba lleno de pánico que corriera.

 

No me hice de esperar y dándome la vuelta eche a correr a todo lo que me daban mis pies. Sujetando el brazalete y corriendo despavorido no vi a quien venía hacia mi hablando por celular con toda tranquilidad, no hasta que ya era tarde y chocamos cayendo al suelo.

 

- Maldición Malfoy es que no puedes simplemente desaparecer

 

Le mire dolido, pero le respondí de igual forma

 

- tal vez hoy se te conceda el deseo Potter

 

Pero para mi sorpresa al levantarme el me sujeto por la muñeca del brazalete y me miro con cara de pánico diciéndome con la mirada que no lo decía enserio. Mire hacia atrás y él me imito, al hacerlo su rostro se torno pálido sin creer lo que veía

 

- Que rayos??

- corre potero o nos alcanzara

- vamos a la estación del tren de Hogwarts

 

Asentí dejándome llevar por él. Sujetos y fuertemente aferradas nuestras manos nos internamos en la selva de gente que se nos adelantaba, mirando hacia atrás sin querer ver a esa cosa venir por nosotros...

 

Esa mañana supe que algo podía darse entre nosotros...

Que no todo estaba perdido...

Y que tal vez tenía una oportunidad para estar junto a el...

 

Que nuestro amor tenía algo de bueno y puro...

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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