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Regalo de Noche Buena por cielphantomhive

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Notas del fanfic:

Esta es una de mis historias favoritas, espero que sea de su agrado.

Notas del capitulo:

pues nada, digimon no me pertenece hasta donde yo se, hmmm pero bueno los usare otra vez para contar una historia que en mi mundo de fantasia es sin duda una joya

 

 

 

 

 

Pronto seria  navidad, pero era lo mismo, que mas daba la fecha de todos modos nada cambiaba, recapitulando cada uno de los días vividos en esa enorme ciudad no podía encontrar alguno en el que por lo menos hubiese tenido la delicadeza de sonreír con sinceridad.

 

 

 

Y es que nada tenia que ver que su rostro en todo momento luciera feliz, por que por dentro era todo lo contrario, por dentro su alma se desquebrajaba lentamente. Había pasado casi dos años desde que ella se fue, como olvidarla, eso era sencillamente imposible, cada uno de sus finos rasgos, el dulce néctar de su boca, la sensibilidad con la que cada noche era alumbrada por esa tenue y disimulada sensualidad suya; como olvidarla, no eso no era posible.

 

 

 

Miro sobre su hombro las luces de la ciudad se encendían dando la bienvenida a la noche, que con sus estrellas se desplegaba en el firmamento, pero ninguna de ellas brillaría como sus ojos, dirigió su atención de nuevo al lugar en que se encontraba, el café era uno de los mas burdos de la ciudad, “ni la mas mínima pizca de higiene”, pensó sarcásticamente que no había mejor lugar para perderse durante aquellas oras de tristeza que le embargaban, justo cuando su recuerdo le alcanzaba, y ahí estaba el.

 

 

 

El cafecito contenido en la taza mugrienta, que en mejores tiempos debió ser blanca, esperaba ser degustado por aquel que su precio pago, mas sus orbes azules solo lo contemplaban con un ínfimo deseo de beber, recorrió nuevamente el lugar con su vista  oculta tras hermosas hebras rubias, todo parecía en orden, el cantinero, un hombre regordete de  mirada ladina le observo reconociendo su inspección aun que no muy cómodo con ello, el bar era solo una barra semi fija sobre un par de tablones que hacían el trabajo de patas, detrás suyo, sobre puesto de esta misma forma dos mas en la que descansaban las botellas de vino mas caras, que el andrajoso lugar podía ofrecer, los bancos eran de todo tipo de tamaños y colores, algunos incluso de jardín, era cómico ver el escenario en el que ebrios y prostitutas se desarrollaban sin mas contemplaciones que el de concentrarse en su trabajo.

 

 

 

Una muchacha se le acerco, su cuerpo era algo así como una vieja toalla usada, conserva el color aun que desteñido, así era ella, su cuerpo aun tenia las curvas propias de su sexo mas colgando como sí de algún  modo le quedase grande la piel que portaba. La miro de reojo, pero determino que no valía la pena seguir contemplando a tan lastimoso ser, ella creía ser como una diosa capaz de hacer suspirar hasta al más exigente de los hombres.

 

 

 

Pensó que la mejor manera de no ofenderla era haciéndose el dormido, así que cerro sus celestes iris dejando que ella lo zarandeara un par de veces, al cabo de  las cuales se rindió. Desecho de ese problema circunstancial, se dejo caer hacia tras recostando su cabeza sobre el respaldo de la silla, permitiéndose esta vez un poco de paz, dejo de pensar en cuanto la extrañaba, dejo de querer saber si aun lo amaba, si lo había dejado ya o solamente existía de ella su recuerdo, nada, absolutamente nada...

 

 

 

Él entro al local, sus jeans desteñidos ajustados de inmediato atrajeron la mirada de todos, la camisa sin mangas y con cuello alto entornaban perfectamente bien su abdomen plano, sus brazos delgados, pero firmes, y por ultimo pero no menos atrayente aquella melena castaña, que jugueteaba en vaivén, hombre y mujeres quedaron con la boca abierta, sabían quien era, le conocían, enterados que casi o todos los componentes de aquel café-bar. Habían intentado conquistarle....

 

 

 

Dejo de lado la chaqueta de piel que cargaba consigo, dirigiéndose de inmediato a una antiquísima rokola en el fondo del establecimiento, miro el panel en busca de algo adecuado, hasta que sus orbes marrones se detuvieron en una que creyó apropiada. Se deslizo con suavidad hasta el fondo de toda aquella multitud que esperaba impaciente por el espectáculo que se  llevaría acabo dentro de algunos minutos, el solo mecía  de manera cadenciosa las cadera mientras sus pasos se encaminaban al centro del lugar, la música fue cogiendo ritmo cada vez mas rápido y los brazos y piernas de aquel muchacho se esmeraban por denotar la grácil figura de su portador, sin contrastar con la mera sensual y provocativa de sus gestos, hacían de aquella escena algo difícil de despegarle la vista, incluso un hombre como el rubio, cuyo pensamiento debía de ser solo para su problema femenino, se encontraba con que su vista se hallaba firmemente clavada en el muchacho que ahora terminaba su baile, escuchándose un suspiro general por parte de los presentes.

 

 

 

Se retiro a la  barra en donde pidió de inmediato un refresco, su pecho se agitaba por el esfuerzo realizado, aun así su postura era relajada, varias de las mujerzuelas que se encontraban asta entonces solo como espectadoras se permitieron un acercamiento, el solo les sonrió de manera amable y ellas comprendieron que sería todo lo que obtendrían de el.

 

 

 

La puerta se abrió con gran estrépito, un hombre fuerte y musculoso hizo acto de presencia, las sexo servidoras que hasta entonces tan entusiastamente habían trabajando hicieron ademán de salir por la primera puerta que se les cruzara.

 

 

 

- Es muy descortés de su parte irse – dijo sin mucha reserva, al mismo tiempo en que escudriñaba el lugar – tu la pelirroja – indico con el dedo una de las que se habían arrinconado – tráeme un trago – ordeno con su voz ronca – deprisa zorra, no estas escuchando – la chica se apresuro lo mas rápido que su tembloroso cuerpo se lo permitió, se acerco al hombre con miedo en los ojos, mas su desconcierto fue mas al verse derramar la cerveza,  se aterrorizo al ver aquel adefesio  levantarse, solo sintió el fuerte impacto en su rostro y las lagrimas salir de sus ojos 

 

 

 

- No esta bien que trate de esa manera a una mujer – su voz era algo digno de escucharse, suave cual piano y al mismo tiempo rígida y fría como hielo – le sugiero que se disculpe con la señora – soltó mientras se ponía de pie del banco en el que se encontraba, su mano retiro sutilmente un mechón que le tapaba parte del rostro, sus ojos marrones se incrustaron en aquellos de color negro que le devolvieron el gesto de forma amenazante – vamos no es tan difícil – dijo de forma segura al tiempo en que le daba una mano a la mujer para ayudar a levantarse

 

 

 

- Y por que debería hacer algo como eso – comento mientras no perdía ni uno solo de los movimientos de aquel ser que paresia tan etéreo, un sueño – no es que me importe pero – estiro su mano para atrapar por la cintura al joven que ahora se encontraba a su alcance, la mujer se alejo al ver a su protector en los brazos de aquel ser enfermo, era bien sabido que el Sr. Sakamoto no diferenciaba entre sexos, como él decía “lo que es bello es bello, sin importar si es hombre o mujer al final todos sirven para lo mismo” – por ti bien podría hacer el sacrifico – su lengua relamiéndose los labios, el cuerpo de aquel chico era delicado pero al mismo tiempo firme, los músculos ligeramente marcados, lo observo tan detenidamente y con una mirada tan lasciva que l joven se estremeció de solo pensar en lo que estaría pasando por la cabeza de aquel hombre

 

 

 

- No necesita sacrificarse, señor lo que le estoy diciendo es por su propio bien, para que no tenga cargos de conciencia, si es que tiene una… - esto ultimo sonó con rin tintín, cosa que no agrado a Sakamoto, acostumbrado al miedo de todos

 

 

 

- Te recomiendo me tengas mas respeto, no sabes quien soy y es por eso que me contestas pero no tardaras en darte cuenta con quien estas hablando dulzura – esta vez bajo la mano de la cadera a los bien formados glúteos del muchacho, que solo dio un brinquito por la impresión

 

 

 

- No, creo que es usted el que no sabe con quien habla – haciendo gala de  toda su agilidad y como si se tratase de una serpiente se deshizo del agarre de aquel sujeto

 

 

 

- Deja de burlarte – grito eufórico al momento que se abalanzaba contra el chico

 

 

 

- Basta, creo que el dejo bastante claro que no desasea ningún trato con su persona señor – no sabia por que pero ver como aquel hombre le insistía al castaño le hizo hervir la sangre, el chico era como un animal salvaje, hermoso ejemplar que se paseaba libre, sin ataduras, sin forma de ser domado, y el ver a aquel hombre intentar domesticarlo había despertado su instinto de protección -  y me temo que si sigue insistiendo me veré en la penosa necesidad de intervenir – su voz era profunda y llena de seguridad

 

 

 

- Va!  Y que podría hacerme un tonto como tu, te has visto alguna vez en el espejo mocoso, no matarías ni a una mosca – después de ese comentario solo su risa inundo el lugar, y el estaba humillado

 

 

 

Un golpe se escucho y luego el sonido de un cuerpo impactando contra el suelo, el Sr. Sakamoto estaba con la nariz sangrante y con el trasero en el piso, miraba su atacante con una mezcla de sorpresa y odio mezclado, el chico de los ojos marrones le miraba con gracia y hasta cierto punto algo de inocencia pintada

 

 

 

 -No vuelvas a ponerme las manos en cima por que la próxima vez no será solo tu nariz la que sangre, entendiste – dijo su mirada era desafiante, saco de su pantalón una mini navaja, la cual acerco hasta el rostro del que aun permanecía en el suelo – me voy, pero espero no volverte a ver por aquí, ah! Y no vuelvas a llamarme dulzura – término mientras cortaba ligeramente la mejilla del sujeto para que quedara marca

 

 

 

Se dirigió al barra donde dejo el importe exacto de lo que había consumido junto a una buena propina por el alboroto, tomo su chaqueta,  miro al cantinero que era el dueño del lugar, le sonrió y salio sin reparar  en  nadie mas

 

 

 

Sakamoto salio sin hacer el alboroto usual, los demás se incorporaron a sus actividades pareciendo como si nada hubiese sucedido, pero para él valla que había pasado, deseo saber el nombre del joven que con tan gran desigualdad lograra mandar al suelo a tan corpulento ser.

 

 

 

- Yagami-san  es maravilloso – se escucho los comentarios de una de las chicas

 

 

 

- Si y pensar que me salvo – dijo la pelirroja que había sido defendida por el chico – será que le gusto –conjeturo con algo de rubor en las mejillas

 

 

 

- Si claro, estoy segura que debe de tener novia – tercio otra

 

 

 

Y mientras la chicas seguían con su interminable parloteo el se acerco hasta la barra, el cantinero se percato de su presencia y le atendió amablemente, ofreciéndole algún trago, el cual el rubio rechazo con cortesía

 

 

 

- Me alegra que no aya pasado a mas – dijo el hombre de edad avanzada, mientras vertía el liquido oscuro en otra taza – lo bueno fue que el joven Yagami estaba aquí – suspiro mientras terminaba acercando la taza al ojiazul

 

 

 

- El joven Yagami…

 

 

 

- Si el muchacho que golpeo al…  ahora que lo miro, usted no es asiduo a nuestro club verdad… - el rubio solo negó con la cabeza – con razón – continuo el anciano – ya se me hacia raro que no conociera a ninguno de los protagonistas de este encuentro amistoso – con las manos hizo señas de comillas para sus ultimas palabras – el Sr. Sakamoto es un buen cliente, pero bastante molesto, siempre esta tratando mal a las muchachas, ellas solo intentan ganar para comer, pero el no les tiene respeto alguno, por lo regular viene los martes en la noche pero hoy no se por que habrá venido – comento descuidadamente mientras analizaba lo sucedido – y por otro lado el joven Yagami el es un  buen muchacho, solo viene a una cosa… - el rubio lo miro con curiosidad, ya que sus ojos ahora denotaban un brillo peculiar que no paso desapercibido por al viejo y es que como dice el dicho, mas sabe el diablo por viejo que por diablo – bailar –se río de la expresión de su cliente -  y mientras no lo molesten pasara desapercibido, pero como puede ver el chiquillo puede hacer todo menos pasar desapercibido, le eh dicho muchas veces que su forma de mover … - tocio un poco como incomodo mientras sus mejillas se teñían de carmesí al recordar  - su cuerpo es algo provocativo, y de esa manera se a ganado mas de una invitación a compartir cama con casi todos los de aquí …- la expresión del rubio debió ser no solo de sorpresa sino también de molestia por que el hombre mayor se apresuro a continuar – pero el se anegado y cuando alguien insiste mas de la cuenta pues termina como el Sr. Sakamoto, algunos peor, así que todos los concurrentes a este local lo conocen y saben que no deben hacer mención al tema, por lo demás es bastante social y amable como demostró con Sora, la chica a la que defendió

 

 

 

- ¿Cuando viene el…? - se le escapo, su curiosidad estaba siendo incentivada por el hombre sin el darse cuenta

 

 

 

- Todos los viernes como a esta hora, no muy noche, tened en cuanta que solo es un muchacho, aun que ahora que lo observo usted tampoco es tan mayor, ¿que edad tiene?

 

 

 

- Primero dígame ¿que edad tiene el…? - su tono era ansioso

 

 

 

- diecisiete… - contesto automáticamente – ¿y usted? – insistió

 

 

 

- veintiuno… - pago por los dos café que no tocara y se retiro

 

 

 

- No me dirá su nombre, cabe la posibilidad que el joven Yagami pregunte por quien tan caballerosamente intento ayudarlo… - dijo el viejo al rubio que casi estaba en la puerta de salida…

 

 

 

- Mi nombre es Yamato… - dijo sin dar la vuelta, y no es necesario me vera por aquí el próximo viernes…

 

 

 

El viejo sonrió esta vez de manera mas amplia, sabia por experiencia que los chiquillos mal educados como Yagami necesitaban ser, por decirlo de algún modo “domados” y que el domador no podía ser un ser brutal como Sakamoto, no, lo que el castaño requería no era fuerza sino astucia y maña, y estaba dispuesto a poner la mano al fuego por asegurar que el domesticador de tan escabullidito mamífero acababa de llegar, Yamato parecía estar acostumbrado a cierto estilo, como el del cazador furtivo, primero la selecciona, escogiendo siempre la mejor de todas las presas, la que presente mayor reto para después  acorralarla teniéndola a su merced, pero esta vez la  presa no seria nada fácil….

 

 

 

El rubio salio de la taberna con un solo pensamiento en la cabeza “por que alguien como Yagami había llamado tanto su atención” sin darse cuenta el problema anterior, la angustia y el dolor  desaparecieran como por mandato divino, y como él ahora, tuviera otra cosa en que concentrarse no le dio la suficiente importancia, eso fue asta que cierta voz llamo su atención

 

 

 

- ¿Que tanto hacías ahí dentro?, creí que saldrías enseguida… - la voz era de reproche total

 

 

 

- Disculpa no sabia que me esperabas – contesto sin la mas mínima idea de quien le reclamaba, pero al volverse su incredulidad no tuvo limite, esa brillante cabellera castaña, aquellos ojos marrones, esa pizca de nariz respingada y el suave color moreno que lucia su aterciopelada piel (no le pregunte como lo supo, es que tiene una imaginación bastante volátil y en tal solo dos o tres segundos de contemplación ya estuvo fantaseando con el) el moreno lo miro con cara de pocas pulgas esos ojos azules clavados en su persona le hacían sentir incomodo

 

 

 

- Podrías dejar de mirarme así – el chico era directo y cada cosa la decía como la sentía

 

 

 

- Eh!!! Ah!!!! Perdón – dijo al darse cuanta de que se había quedado como idiota

 

 

 

- Bueno te decía que fue de mala educación dejarme esperando aquí afuera, pero cambiando de tema solo quería agradecer por lo de hace un rato, sus mejillas adquirían un tomo rojizo – no es que no pudiese agradecerte de inmediato, es solo que me daba algo de pena – sus ojillos se estaban poniendo cristalinos, como los de un niño pequeño que no sabe que mas decir, por lo que Yamato decidió ayudarlo una vez mas

 

 

 

- Te parece si te invito un café…

 

 

 

- ¿Un café…? - pregunto con un tono algo molesto

 

 

 

- No, mejor un pedazo de pastel… - el chico cambio rápidamente su gesto

 

 

 

- Si es pastel claro que acepto…

 

 

 

Caminaron hasta una pequeña cafetería nada extravagante pero un poco mas decente que en la que acababan de estar, miro al chico devorar el trozo que le pusieran enfrente, el solo se reía de las ocurrencias de Yamato, en si su platica era superflua y llena de ocurrencias, en pocos momentos el rubio se dio cuenta del magnetismo que el chico poseía

 

 

 

- ¿Dime como te llamas?, por que lo único que se es que te apellidas Yagami…

 

 

 

- Mi nombre es Taichi pero mis amigos me llaman Tai…

 

 

 

- Y dime por que vas a ese lugar… - esta vez el chico dejo el tenedor que sostuviera muy entusiasmado hace tan solo unos instantes – si no quieres contestar esta bien no tienes que…

 

 

 

- Por que… - lo interrumpió antes de terminar – por que no encontré otro lugar mejor – Yamato puso cara de “no entiendo” y debió ser evidente por que Tai continuo – veras en la mayoría de los sitios nocturnos cuando me ven bailar no solo es uno, sino varios tíos los que se me acercan e intentan manosearme, eso me da asco así que los golpeo, pero como es de esperarse los dueños no aguantan que sus establecimientos tengan mala reputación por lo que me piden no regresar, hace unos meses un propietario me ofreció un trato, yo bailaba como miembro del club y a cambio el no permitía que se me acercaran, eso funciono por algún tiempo, hasta que una tarde un empresario muy rico le pidió que me cediera como si fuese un objeto, en un principio el dueño me pidió que bailara para el en un privado, pero como el tipo empezara a excitarse no se conformo con eso, así que se me abalanzo…

 

 

 

- ¿Te hizo daño…? - pregunto dolido y con gran rabia

 

 

 

- No… - dijo tranquilamente – como viste se defenderme muy bien solo, así que le di un pequeño recordatorio de que yo no era suyo… - Yamato lo miro con algo de temor, tenia curiosidad pero le aterraba la respuesta que le darían

 

 

 

- Y ¿sobre vivió el pobre…?

 

 

 

- Si, solo quedo en silla de ruedas… - soltó mientras una sonrisa transparente adornaba su dulce faz – de cualquier modo a mi me gusta mucho bailar y en ese lugar no debo preocuparme, el señor Kido me a dicho que el no pedirá que me vaya, conoce a su clientela…

 

 

 

- Pues me alegro, pero aun a si no es lugar al que un chico deba frecuentar – dijo en tono paternal

 

 

 

- ¡Mira quien lo dice!, tu no eres mucho mas grande que yo y también estabas ahí, ah! eso me recuerda, que quería preguntarte, por que estabas tan triste cuando llegue

 

 

 

- Lo notaste

 

 

 

- ¡Pues claro!, no suelo ver muchas caras nuevas en ese sitio así que verte ahí fue todo un suceso

 

 

 

- No creo que mas de lo que tu me impresionaste a mi  al bailar – salio con toda naturalidad

 

 

 

- No se si sentirme ofendido o alagado, pero bueno, no as contestado mi pregunta…

 

 

 

 - Por nada en especial… - dijo con una sonrisa, en verdad en ese momento no tenia importancia, no con aquel ángel delante de él… -  pero a honor de la verdad te diré que la soledad es una de mis más íntimas amistades, y como pronto será  navidad pues deberías comprender mi nostalgia

 

 

 

- No te preocupes, todo pasa, incluyendo esas fechas, las que muchos preferimos ignorar…

 

 

 

- Preferimos… - su mirada azul era de curiosidad – es decir, tú…

 

 

 

- No se por que te sorprende, es decir ¡crees que si tuviera quien se preocupara por mi bailaría en lugares como aquel o estaría tan tarde en la calle, mejor aun, sabría pelear de la misma  manera…?

 

 

 

- Tienes razón lo lamento

 

 

 

- No tienes por que de todos modos ya estoy acostumbrado… y cambiando de tema ¿a que te dedicas?

 

 

 

- Soy músico…

 

 

 

- Quieres decir que compones canciones…

 

 

 

- Si precisamente a eso me dedico…

 

 

 

- Tal vez algún día puedas hacer una para mi… - su sonrisa cambio a una sensual y picara – y… tal vez la baile para ti… - soltó al tiempo en que se ponía de pie – gracias por el pastel… y adiós… - meneo la mano de camino a la puerta y el rubio solo atino a contestar  cuando la figura ya había desaparecido por la puerta.

 

 

 

Continuara…

Notas finales:

nos leemos dejen coment....


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