Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Momento crucial por Paz

[Reviews - 10]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Esta nueva historia no da para contar mucho de ella, a menos que la destripe, estoy segura que no queréis eso. Es corta, tenía intención de meter un lemon, pero he tenido que dejarlo así, si es que quería subirlo hoy.

Notas del capitulo:

He decidido agregar aquí las notas referente al glosario:

Fusumas: rectángulos sobre rieles que dividen una habitación.

Furin: es una típica campanilla japonesa, puede ser de cristal, de cerámica o de metal, de la campana cuelga una cuerda unida a un papel que al ser movido por el viento sacude el badajo haciéndola sonar. En el papel puede escribirse deseos o frases de buena fortuna.

Tokonoma: Es una cavidad donde se puede poner un bonsái, litografías en papel de arroz con dibujos o poesía, o un arreglo floral etc., también puede contener un altar budista.

Según la etiqueta japonesa cuando se tienen invitados en una habitación de estilo japonés, al huésped más importante, es sentarlo de espalda al lugar donde esta ubicado el tokonoma.  Este gesto significa modestia, un modo de no alardear del contenido de la cavidad.

Yuzu: un cítrico raro y caro que crece en Japón. El Yuzu Wine (Licor de Yuzu)  tiene sabores de lima, limón y uva, con toques de mandarina.

O-zen: Bandeja con patas utilizada para comer

Kotatsu: es una mesa baja que tiene un calentador  y que se usa en invierno.

Otra definición sacada de alguna página Web: "Se trata de un elemento típico japonés propio del invierno, consiste en una mesa con un pequeño hueco en el suelo donde se ponen los pies, en el centro hay un pequeño calentador, el conjunto se cubre con una especie de edredón o manta que conserva el calor interior".

Suihanki: Pequeño electrodoméstico para hervir arroz.

Un washitsu (和室, ''washitsu''?), o cuarto estilo japonés es un cuarto tradicional con piso de tatami, shōji, y tokonoma. Usualmente tiene puertas fusuma, que se deslizan en lugar de abrirse como puertas con bisagras (Extracto de una página Web).

Momento crucial

Basado en Slam Dunk de Inoue Takehiko, cuyos derechos de autor le pertenecen

By Paz

Capítulo Único

 

Se había demorado más de lo que esperaba y la noche había llegado a Kanagawa, no es que tuviera miedo a circular durante esas horas nocturnas, solo por prudencia evitaba meterse en parques solitarios, callejuelas estrechas o calles mal iluminadas, lo malo es que si quería llegar cuanto antes tenía que cruzar aquel barrio marginal, se sentía cansado y deseaba llegar lo más pronto posible a su casa, solo eran dos calles, por ello sin detenerse a pensar en el riesgo las atravesó.

Caminaba de prisa cuando creyó escuchar pasos detrás, sin dejar de avanzar giró la cabeza, le pareció ver un movimiento entre las sombras, pero tampoco se detuvo para confirmarlo, se apresuró aún más.

Dio un traspié con una baldosa suelta y fue entonces cuando recibió un golpe por detrás al tiempo que le empujaban hacia un callejón. No le dio tiempo a recuperarse cuando las intenciones de su atacante se hicieron evidentes, no tenía intención de robarle, porque estaba intentando arrancarle la ropa, se sintió agradecido que esa mañana se le ocurriera ponerse un ceñido pantalón vaquero que estaba dificultándole la tarea a su asaltante.

Le sentía farfullar maldiciones junto a su oído, sabía que tal como le mantenía iba a serle complicado y supo cuando le giró que esa era la oportunidad que estaba buscando. Fue tan rápido que su atacante no pudo impedirle llevar a cabo su cometido, le agarró de los testículos y los aprieta  hasta oír el jadeo de dolor y la expresión de su rostro dolorido.

Acercó su rostro al suyo, mirándole con rabia contenida.

-No te acerques a mí, reconoceré tu rostro. No quiero verte próximo a mí, ni a un metro, ni a veinte,  si crees que no te veré, no te equivoques conmigo -dijo apretando más y fijándose en su rostro congestionado- Si piensas que habló por hablar, no te equivoques, a partir de esta noche tendré protección, alguien seguirá cada uno de mis pasos,  veremos si entonces te sientes tan valiente.

Le soltó al tiempo que le empujaba lejos de él. Ni siquiera se molestó en ver como caía al suelo con las manos en la entrepierna, doblado sobre si mismo. No volvió el rostro se apresuró a salir del oscuro callejón, alejándose rápidamente hasta alcanzar una calle más transitada. Solo entonces se detuvo para tranquilizarse, se apoyó en una farola e intento calmar el acelerado latido de su corazón.

A partir de esa noche, no volvió a entretenerse, saliendo antes que oscureciera y si no le era posible, prefería dar un rodeo antes de exponerse a una situación de peligro.

Al cabo de un par de semanas, empezó a sentirse menos neurasténico y bajo la guardia. Era una tarde de sábado y paseaba relajado porque no tenía ninguna prisa en comprar un nuevo despertador, se detuvo ante un escaparate y estaba mirando los distintos modelos cuando a través del cristal percibió un movimiento extraño, al fijarse más detenidamente, distinguió un rostro que se le hacía vagamente conocido, estaba cruzando desde la acerca contraria ganándose protestas por parte de los conductores, se volvió para confirmar su sospecha. Al fijarse en él directamente, al ver su mirada no tuvo ninguna dudas que era su asaltante, le vió llevarse la mano al bolsillo de la chaqueta, tenía la clara intención de abordarle, y al parecer esa vez iba armado.

Su instinto de supervivencia actuó de forma instintiva. Se giró hacia su izquierda, y sin mirar el rostro del transeúnte que estaba parado a escasos metros de él dijo abruptamente.

-¡¡Es él!!

-¡¡¡Eh!!!

Abrió mucho los ojos al reconocer aquella cabellera rojiza, aquel rostro que le había atormentado durante su estadía en América, al momento miró para cerciorarse que había caído en su trampa, sintió alivio al verle alejarse con rapidez.

-¿Qué ocurre, Rukawa? -pregunta sorprendido, siguiendo la misma dirección de su mirada y no necesitó su respuesta para comprender- ¿Le conoces?

-Una noche...., hace unas semanas intento... -titubeo, dándose cuenta que estaba más afectado con ese nuevo encuentro de lo que quería reconocer.

-No digas más... -se puso a su altura- ¿Ibas a entrar? -preguntó al ver el contenido del escaparate.

-Si... -había perdido las ganas de seguir paseando.

-Si no te molesta, te acompaño.

Cuando algunos minutos después volvieron a la calle, tras hacer su compra Rukawa, Sakuragi se ofreció.

-Seguiré contigo un rato más, así tenemos la seguridad que no volverá a intentar acercarse a ti.

-Gracias. -Dirigió sus pasos hacia su casa, a su lado Sakuragi caminaba en silencio. Se detuvo delante de un edificio de líneas modernas- Vivo aquí.

-Bonito lugar... -apreció mirando la fachada- Me quedare esperando hasta que estés dentro.

-No es necesario... -se sentía como una novia amenazada protegida por su novio, ese pensamiento desbocó su corazón- Sube conmigo... -le invitó.

-¿Estas seguro? -pregunta sorprendido- No quisiera molestar a tu esposa. -le supone casado después de cinco años de ausencia. Durante los años que había estado en la NBA, había leído que le relacionaban con distintas mujeres, todas ellas preciosas. Tenía que admitir que Rukawa tenía buen gusto.

-Si... -subió los escalones hacia la puerta abriéndola y haciéndose a un lado- No estoy casado. Los ascensores están al fondo a la derecha... -le avisó caminando un paso por detrás suyo con una sonrisa. Él si sabía que Sakuragi vivía solo desde que rompió su compromiso con Mitsui y que desde entonces no se le conocía ninguna pareja fija, era eso o era muy prudente pensó mientras le seguía, lo que no esperaba era coincidir con él tan pronto. Apenas hacia un mes que había regresado, su trabajo le había impedido llevar a cabo la búsqueda que se había propuesto y ahora él estaba ahí. Caminando delante suyo, dejándose llevar por ese instinto protector que emanaba de él.

La cabina del ascensor estaba allí, se montaron y Rukawa pulsó el botón del último piso.

-Debes tener una hermosa vista... -comentó.

-No me quejo.

Descendieron en un pequeño vestíbulo, tenía mobiliario, un par de sillones, una consola con un espejo,  un florero con rosas naturales alegraban el ambiente, se fijo en la única entrada que se existía. Rukawa se acercó al teclado numérico ubicado junto a la puerta marcando un código, al instante el acceso al piso quedo abierto.

-Pasa... -se corrió a un lado.

Sakuragi quedo impresionado al ver el interior de la vivienda, una sala enorme, diáfana con fusumas, el piso de tatami, tenía poco mobiliario, el imprescindible, una mesa baja, sillas sin patas, un par de sofás bajos y una puerta corredera de cristal que comunicaba con una amplia terraza, un tintineo le hizo fijar la mirada en el furin ubicado en el exterior.

-¿Quieres tomar algo? -Preguntó cuando traspasaron el guenkan- Té, café, refrescos -le ofreció un asiento de espaldas al tokonoma- Si prefieres algo más fuerte, tengo sake, cerveza o aguardiente de cebada o licor de Yuzu.

-Un té esta bien...

Rukawa se dirigió a su izquierda, descorrió el fusuma con shoji y paso a la cocina, era una pieza grande, además de la amplia encimera, donde se incluían los fuegos para cocinar y la parrilla, la pila de lavar, un horno empotrado, la nevera y armarios altos y bajos.

Conectó el hervidor de agua eléctrico y dispuso todo sobre un o-zen. Sacó de la nevera las fuentes con restos de comida de días anteriores y lo metió en el horno eléctrico calentándolos en unos minutos. Lo traslado a diferentes cuencos, dándole un aspecto atractivo a la mirada de Sakuragi.

-No deberías molestarte -dijo Hanamichi cuando se acerco al kotatsu dejando en él los diferentes cuencos.

-Molestia ninguna... es una buena hora para comer algo... -titubeó antes de continuar hablando- es lo menos que puedo hacer para agradecer tu ayuda. -Miró hacia la puerta de la cocina- Disculpa... -se apresuró a regresar a la cocina.

Volvió cinco minutos después, con la bebida y un suihanki, le sirvió arroz en un cuenco y lo acercó a él, luego se sirvió el suyo.

-Itadakimasu... -dijo Hanamichi, tomando enseguida la humeante sopa. Con los palillos se fue sirviendo de las diferentes verduras y encurtidos, para luego tomar el arroz acompañado de trozos de carne, había también pescado y dio buena cuenta de todo, antes de darse cuenta que Rukawa le miraba con una media sonrisa. Se quedo tan sorprendido que se preguntó si tenía algún grano de arroz pegado en la cara- ¿Qué?

-Nada... -le alegraba recordar que Sakuragi era de buen comer. Él apenas pico de algunos de los cuencos dándose por satisfecho enseguida- ¿Quieres más? -preguntó comprobando que aún quedaba arroz.

Hanamichi estiró la mano por encima de la mesa sosteniendo su cuenco. Cuando Rukawa lo tomó, sus dedos se rozaron, fue una sensación extraña, como un ramalazo que le dejo tembloroso. Su mirada se posó en Rukawa, quien permanecía indiferente al roce. Un suave suspiro ensanchó su pecho.

Terminaron de cenar en silencio.

-Gochisosama -le ayudó a recoger la mesa, Rukawa preparó más té y continuaron sentados frente a frente, apoyados los brazos en la mesa, las piernas bajo el kotatsu, siento el calor que procedía del calentador. Se sentía a gusto allí, aunque hablara solo la mayor parte del tiempo, teniendo ante si un atento anfitrión.

Estaba tan entretenido que no se dio cuenta del paso de las horas hasta que fue consciente que Rukawa se estaba durmiendo aunque intentaba mantener los ojos abiertos.

-Disculpa... cuando empiezo a hablar me olvido de todo.

Rukawa solo asintió.

Se levantó dispuesto a marchar.

-Puedes quedarte... no son horas para salir... -al decirle le miró al rostro- Tengo un futon extra.

-¿Estas seguro?

-Si... -se dirigió hacia una puerta mostrándola- Ahí esta el aseo y el ofuro -le comentó, se trataba de áreas independientes, mientras Sakuragi cruzaba la puerta tras él, abrió uno de los armarios sacando un par de futones que extendió en el piso, dejando un espacio libre entre uno y otro.

-Me he tomado la libertad de ponerme una de tus batas -dijo Sakuragi manteniéndola ajustada a su cintura con su brazo cruzado por delante y la mano apoyada en su costado.

-No hay problema... ocupa el lugar que más te guste -dijo dejándole solo, cuando regresó llevaba también una bata corta sobre su cuerpo, debajo solo tenía el slip.  Deslizó el fusuma quedando el dormitorio independiente del resto del washitsu.

Se metió entre las sabanas y apoyó la cabeza en la almohada.

-Oyasumi nasai, Hanamichi... -murmuró.

- Oyasumi nasai... Kaede -le respondió sorprendido al oír su nombre de sus labios.

Al cabo de un largo rato, se volvió de costado mirando hacía donde estaba Hanamichi.

-¿Duermes? -preguntó.

-Si dejas de dar vueltas podré hacerlo.

-Disculpa...

Quedaron en silencio por un buen rato, sorprendentemente, saber a Hanamichi compartiendo su mismo espacio le había despejado. Dejo salir un hondo suspiro por entre sus labios entreabiertos.

-¿Por qué no te duermes? -preguntó Hanamichi.

-No lo sé... -no fue sincero, él bien sabía lo que pasaba en su corazón.

-Si voy a tu lado... ¿podrás dormir?

-Inténtalo... -su corazón latía desbocado.

Al segundo, Hanamichi se deslizaba a su lado y sus brazos le rodearon atrayéndole contra su cuerpo. Él se acomodó sintiéndose arropado con su calor.

-¿Te sientes mejor? ¿Crees que ahora podrás dormir? -murmuró muy cerca de su oído.

-Estoy seguro que si -dijo estremeciéndose al sentir su cálido aliento en su piel y llevado por un impulso irresistible sacó lo que guardaba en su corazón- Te amo.

Su silencio dejo acongojado su corazón, apretó los labios intentando contener la humedad que asomaba en sus ojos, que se abrieron mucho al darse cuenta que se abrazo se estrechaba más.

-Duerme, yo también te amo.

Al oírle ya no se contuvo. Dejo que sus lágrimas se deslizaran silenciosas por sus mejillas.

-No llores, zorrito lindo, -susurró junto al oído.

-Me siento feliz, volví por ti -confesó.

-Si tú no hubieras venido, sería yo quien estuviera allí contigo.

Apartó la cabeza hacia atrás sorprendido al oírle expresarse así. El resplandor de la luna iluminaba sus rostros, se fijó en su mirada y supo que era sincero. El brillo que veía en ellos le llenó de dicha.

Hundió su rostro en el hueco de su cuello, percibiendo el calor de su piel en sus labios, sintió como sus manos se deslizaban por su espalda, su calor traspasó la tela. Sus manos se movieron también, más fueron más audaces, se deslizaron por debajo de su bata, sintiendo la suavidad de su piel como si fuera de seda, su pecho de músculos marcados fueron delineados por sus dedos, era delicioso sentirse tan próximo a él.

Un gemido escapó de su garganta cuando sus labios se apoyaron en los suyos y la delicadeza de su caricia le estremeció.

Supo que estaban destinados a permanecer juntos y esa certeza devolvió la sonrisa a su rostro.

Hanamichi quedo deslumbrado con su sonrisa, su rostro resplandecía y tuvo la impresión que tenía delante suyo a un ángel. Su ángel.

9 de julio de 2010

Fin

Notas finales:

Aprovecho la ocasión para disculparme por no actualizar el fic Consecuencias de una traición premeditada... he tenido una semana bastante compleja y no he podido ni escribir una línea..., espero conseguirlo el proximo viernes, por ese motivo subo este que estaba pendiente de terminarlo... bueno, en realidad como ya os comenté arriba, deje sin escribir el lemon... Paz


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).