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With a song... I give you my soul forever por Luna Kaze no Kizu

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Notas del fanfic:

He aqui el primer capitulo, no me complique y lo hice muy sencillo.

No soy de esas que matan desalmadamente a los personajes, aunque les advierto que me encanta hacerlos sufrir al menos un poquito.

Jejejeje. Bueno, los dejo.

Notas del capitulo:

Espero dejeis vuestros comentarios, porque generalmente soy complaciente, estoy abierta a sugerencias con toda la historia, y si tengo un nombre mal escrito, o tienen alguna pregunta, siempre se las contestare.

LA LLEGADA.
_ ¿Cuánto falta para llegar Hem?- pregunto Hao.
_ Al menos una media hora- dice el interpelado.
_ Ya quiero bajarme de esta maldita caja-masculla Hao.
_ Bueno, no eres el único que lo desea señor- dice Hem.- Pero tener que huir de manera tan precipitada no nos dejaba muchas opciones.
_ Maldita sea la Inquisición- dice Hao- Siempre buscando la manera de atraparnos y quemarnos.
_ Los humanos no sirven para nada-dijo Hem.
_ Solo contaminan y destruyen este planeta-dijo Hao- Y su sangre, irónicamente, es la que nos mantiene con vida.
_ Nosotros no pedimos ser lo que somos-dijo Hem.
Hao rememora el pasado.
Era un estudiante de misticismo en la Gran Casa Asakura, donde era el heredero. Cuando fueron atacados por un Shaman muy particular, este hombre tenia un espíritu lleno de maldad, y ni con las fuerzas combinadas de todos los shamanes que habitaban allí, o la fuerza de los aprendices, pudieron detenerlo, en sus últimos momentos de vida, Hao vio como aquel shaman atravesaba el pecho de su maestro, el solo era un chico indefenso, con una viga sobre su cuerpo, y el rostro pegajoso y ensangrentado. Fue cuando aquel shaman se acerco a el, su espíritu acompañante estaba en su cuerpo, y emanaba un aura negra. Lo levanto del largo cabello y Hao sintió la mordida en su cuello, un dolor mas allá de la imaginación. Cuando su mundo se puso negro, y lleno de dolor, de fuego.
Cuando despertó, era un vampiro. Y no podía hacer nada al respecto.
Mientras mas vivía, mas perdía la fe en la humanidad, sentía menos culpabilidad por matar a los humanos. Los veía como seres perversos que podían transformarse en bestias.
Pero aun a pesar de que no consideraba a los humanos algo importante, Hao nunca mataba niños, los niños eran algo puro e indefenso. Ya cuando crecieran, se convertirían en seres superficiales.
_ ¿Hao?- lo llama Hem.
_ Lo siento, me perdí en los recuerdos- dijo Hao.
_ ¿Tienes sed?- pregunto Hem.
_Si-responde Hao.
Hem saca una botella que a simple vista es una botella de vino, pero allí había sangre, lo hacían cuando tenían que salir de viaje, aunque usualmente preferían la sangre fresca.
Pero cuando tenían que pasar una temporada con los humanos, por órdenes del líder de los vampiros, tenían que embotellar la sangre, para que no los sorprendieran alimentándose.
Hem sirve la sangre en dos copas, y comienzan a beber.
Hao se sentía cansando de estar en aquel carruaje, y moría por salir.
Los Eldawayne estaban encantados de recibirlos en la plantación. Había una casa adjunta. No tan grande como la mansión principal, pero con todas las comodidades que se les podían otorgar.
Cuando llegaron ante la casa Eldawayne, estaban los empleados allí, para recibirlos.
Hao se negó siquiera a subir la cortina, Hem fue el que se encargo de agradecer la atención, una que no deseaba ninguno de los dos.
Fue en ese momento que Hao escucho como comenzaban a tocar un violín. La melodía era algo que le parecía ligeramente familiar, Hem que esta asomado a la ventana del carruaje mira en una dirección, Hao se concentra y entonces se percata de que es un chico peli verde, cuya piel parece ser de porcelana, tenia los ojos cerrados y su cabello resplandecía a la luz del sol, el color era bastante extravagante, por no decir extraño.
Pero era apuesto, Hao se preguntaba si aquella piel se sentiría tan suave como se veía, y se sorprendió por la ligera reacción en su cuerpo. Su miembro, ligeramente erecto. Y cuando el viento se elevo y le llevo una fragancia, sus colmillos le ardieron, el chico peli verde seguía tocando.
Pero Hem no parecía muy interesado.
Hao si, pero no podía moverse.
Hem deseaba marcharse, pero Hao le dijo.
_ Pídele al músico que vaya a casa, es talentoso.
Hem miro a Hao de reojo.
Y expreso la petición de Hao. El joven músico abrió los ojos, y a través de la madera, Hao pudo ver aquellos orbes verde esmeralda.
Fue como si algo en su interior se agitara, la sensación era ligeramente incomoda, tratando de serenarse, llevo la copa de sangre a sus labios, pero el sabor le pareció acartonado, y desagradable, por lo que dejo de beber al instante.
El carruaje siguió, estaban ante una casa de dos plantas, pintada de blanco con ciertos detalles en azul, ventanas francesas, y unos muebles sencillos en el frente. La casa estaba rodeada de vegetación, y en una de las paredes laterales había hierba, plantas trepadoras, era una de esas casas que esperamos ver en un pueblo pequeño. Una casa adorable.
_ ¿Qué te sucedió?- pregunto Hem- Te veías extraño.
_ Si lo supiera, te lo diría Hem- dijo Hao.

Lyzerg pensó que era muy grosera la actitud de ese noble, pero según su sirviente, el noble se sentía realmente indispuesto. Por lo que Lyzerg no se sintió ofendido, y cuando le ofrecieron oportunidad de ir a tocar a la residencia de aquel noble, supo que su música no había sido hecha menos.
Lyzerg bajo el violín, y fue el primero en salir de aquel lugar, por alguna razón se sentía inquieto.
Había algo que no podía ignorar. Era algo que lo inquietaba, que no lo dejaba en paz, como si estuviese olvidando algo muy importante.
Se fue a su casa, era una casa sencilla, donde vivía solo, la habían construido para el, cuando pudo independizarse. Desde los 5 a los 13 años fue acogido por una familia de trabajadores, Lyzerg vivía en una cabaña que estaba casi al final, cerca de la residencia de aquellos visitantes. Tenia una cocina, una pequeña sala y dos habitaciones, la habitación donde Lyzerg dormía, y la habitación donde guardaba los instrumentos musicales, todos los instrumentos los habían dejado allí, para que el los reparara, y en algunas ocasiones le habían regalado los instrumentos.
Lyzerg era el músico de la plantación. Nadie más practicaba la música en aquel lugar, había una muchacha llamada Ginebra que cantaba. Pero eso era todo, Lyzerg nunca había servido para los trabajos prácticos, y cuando descubrieron sus aptitudes para la música, se le alentó a mejorar. Lyzerg estaba acostumbrado a la casa grande, donde vivían los Eldawayne. Pero jamás había entrado a la casa de dos plantas que estaba cerca de su cabaña.
Fue cuando tocaron la puerta de su cabaña.
Era Ginebra, y estaba acompañada de Arthur, los dos eran sus mejores amigos en la plantación.

_ Hola Lyzerg- dijo Ginebra- Arthur y yo pensamos en venir a verte. Este día tengo trabajo, me dijeron que debía ir a la casa grande y ayudar a limpiar. Por eso no podre venir a ensayar.
_ Estoy seguro que encontraremos el tiempo- dijo Lyzerg sonriéndole- No quiero crearte problemas.
_ Yo tengo trabajo hasta tarde- dijo Arthur suspirando- Otro día podremos hablar.
_ Si, creo que será lo mejor, yo casi no tengo cosas que hacer, por eso siempre estoy solo- dijo Lyzerg.- Tengo todo el tiempo del mundo.
_ ¡Quien viviera así!- dijo Ginebra.
_ No creo que lo desees, es una existencia demasiado monótona para una persona- dijo Lyzerg- Y mas para una tan alegre y parlanchina como tu.
_ Debe ser genial no tener que trabajar todo el tiempo de sol a sol- dijo Arthur- Yo tengo que hacerme cargo de los sacos de abono.
_ Yo tengo que salir a tocar el órgano de la Iglesia en la sección este de la plantación, parece que tenemos boda y el pastor se molestara si llego tarde.- dijo Lyzerg. Llevaba su violín al hombro.
Ginebra le dio un beso en la mejilla, su cabello rojo largo y rizado le rozo el rostro, Arthur estrecho su mano y se marcho corriendo, cada uno en dirección contraria, Arthur a las plantaciones y Ginebra a la casa principal. Lyzerg se encamino a la diminuta iglesia cuando llego lo hicieron ocupar su puesto en el órgano, la novia llegaría de un momento a otro.
Cuando le hicieron la seña. Lyzerg comenzó a tocar dejaba que la música fluyera, haciendo que la alegría de los presentes se convirtiera en melodías.
La novia llego ante el altar y Lyzerg se dispuso a mirar, siempre le gustaban las bodas, la alegría del ambiente era demasiado contagiosa, y lo hacia sentirse muy feliz. Se sentó de manera que pudiese verlo todo. Y como el órgano estaba ubicado en una buena posición, no fue difícil.
Cuando la boda termino, lo llevaron a la casa de los recién casados, donde le pidieron que tocase.
Lyzerg saco el violín y comenzó a tocar, para complacer a la gente. Pero creando una melodía que les fuese sencilla de bailar, mientras tocaba, le gustaba ver como la gente bailaba y se reía. Le parecía una buena manera de pasar el tiempo.
La fiesta duro al menos hasta las nueve y media, porque todos los invitados eran jornaleros y mucamas, necesitaban descansar para que sus rutinas al día siguiente transcurrieran sin ningún percance.
Lyzerg regresaba solo a casa, después de aquella animada fiesta, con los brazos cansados, pero con una sonrisa en el rostro, había comido algo en la fiesta y el pago había sido abundante, porque había estado toda la tarde y parte de la noche, en un horario corrido.
Cuando llego a la casa y se quito la ropa, poniéndose ropa cómoda para dormir. Se acostó dejando el violín en su sitio.
Fue cuando escucho un piano, era como una melodía de cuna, una hermosa melodía que mientras Lyzerg la escuchaba, se iba hundiendo en sueño profundo. Esa melodía lo ayudaba a quedarse dormido. Lyzerg se vio arrastrado a la inconsciencia, con una sonrisa en su rostro.

Hao sintió deseos de tocar el piano, y como había uno en la casa, se sentó ante las teclas y comenzó a tocar una canción que solían tocar mucho en su casa. Sabia que el chico que vivía en la cabaña de al lado era aquel músico que lo había alterado en cierta manera. Y cuando vio la sonrisa en su rostro, a pesar de toda aquella distancia, algo en su interior se revolvió, mucho más fuerte en esta ocasión, como si estuviese despertando.
Se sentía, feliz de ver esa sonrisa en su rostro. Pero cuando reacciono se aparto de la ventana, y se sentía furioso, ¿Qué demonios le estaba pasando con ese chico?

Al día siguiente, Lyzerg se levanto de la cama y fue a darse un baño, se vistió y desayuno. Lo habían citado por la tarde, por lo que se pondría a tocar un poco para despertarse, tomo una flauta que tenia y salió al bosque. Se sentó al pie de uno de los arboles que estaba cerca de la cabaña.
Y comenzó a tocar la flauta, sintiendo que el viento recorría su cabello y su rostro.
Lyzerg se sentía a gusto en ese lugar, pero cuando comenzaba a perder la noción del tiempo, vio que la puerta de la casa se abría, y que salía el sirviente del noble, con su cabello largo de color caoba amarrado y su traje negro y blanco, paso junto a él mientras se adentraba en lo que parecía ser un simple paseo. Pero pareció recordar algo y dijo.
_ Hao quiere verte a las 3:00, hagas lo que hagas, no le digas señor, se pone como una fiera.
Lyzerg agradeció el consejo, si era verdad que el noble se molestaría porque lo llamara señor, tenia que haber una manera en que pudiera llamarlo.
_ Entonces, ¿Cómo he de llamarle?- pregunto.
_ Llámale Hao, simplemente Hao- dijo el hombre mientras desaparecía en el bosque.
Lyzerg regreso a la casa, no podía darse el lujo de perder la noción del tiempo, eran las 10:30 de la mañana cuando llego Ginebra.
_ Me han dado un rato libre- dijo- Esperaba que pudiéramos ensayar.
_ Tengo al menos hasta las 3:00, después tengo que irme- dijo Lyzerg.
_ ¿Adonde iras?- pregunta Ginebra.
_ El noble invitado de los Eldawayne quiere que vaya a su casa- dijo Lyzerg señalando la casa que estaba junto a su cabaña.
_ Nunca lo hemos visto- dijo Ginebra, mirando a la casa con curiosidad- ¿Acaso tu lo viste?
_ No, no lo he visto- dijo Lyzerg- Sera mejor que comencemos a ensayar.
_ De acuerdo.- dijo Ginebra- Pareces nervioso.
_ No lo estoy- dijo Lyzerg.
Se sentó ante el piano.
Ginebra comenzó a cantar.

Ginebra es una muy buena cantante. Lyzerg nunca se cansaba de ensayar con ella, porque si ella no ensayaba regularmente perdería esa voz tan maravillosa.
Cuando vio el reloj, vio que eran las 2: 40, por lo que fue a ponerse algo decente, y salió.
Llego a la puerta y llamo con suavidad, enseguida estaba una mucama detrás de la puerta, ella le abrió la puerta y lo guio hasta una habitación que estaba cerca de la sala, la casa estaba decorada con un estilo fresco y acogedor, muy diferente de la magnificencia de la casa mas grande. En la sala de música estaba el noble, su cabello largo es impresionante, la luz del sol crea reflejos dorados en aquella mata de cabello marrón. Se levanto y le pregunto.
_ ¿Cuál es tu nombre?
_ Lyzerg Diethel- respondió Lyzerg.
_ Mi nombre es Hao Asakura- dijo el noble.
Lyzerg hizo una inclinación con la cabeza. A modo de respeto.
_ Eres un músico talentoso Lyzerg- dijo Hao- Me gustaría que tocaras el piano.
Lyzerg asiente y se sienta ante el piano.
Con Hao sentado del otro lado de la habitación.
Escuchándolo atentamente.
Hao no se explicaba como aquel chico poseía tanto talento, ni él mismo con todos esos años que había tenido para aprender, podía tocar de esa manera, era como si cada nota fuera perfecta, como si con aquellas notas expresara algo mas que simple música. Y la melodía no era ninguna que Hao conociera, el nunca la había escuchado antes. Pero Lyzerg hacia que esa melodía le pareciera conocida y que le resultara agradable. Mientras lo veía. Hao no podía controlar ciertas reacciones involuntarias.
Escucharlo tocar era realmente un regalo.
Lyzerg se sentía ligeramente nervioso. El intimidante lord Asakura no era tan intimidante después de todo. Pero le gustaría comprender un poco mas su actitud, lo contempla sentado en el sofá, detrás de el, con una expresión pensativa en el rostro y luego pareciendo despertar del trance.
_ ¿Te educaron para ser músico?- le pregunta Hao.
_ No- contesto Lyzerg.
_ ¿Cómo es que sabes tocar tan bien?- pregunto Hao.
_ No lo se- respondió Lyzerg.
_ Este talento que tienes, es demasiado especial, casi nadie te creerá si les dices que no recibiste ninguna educación musical.- dice Hao.
_ Pero esa es la verdad- dice Lyzerg.
_ Todos los músicos que he conocido han tenido al menos una educación musical escasa, pero la han tenido, eres el primero que me dice que no tuvo educación musical alguna- dijo Hao.

Hao no sabia que era lo que le estaba pasando, ver a ese chico allí, y escuchar su música, lo estaba descontrolando, se preguntaba cada vez mas, como seria besar esos labios.
_ ¿Usted sabe tocar algún instrumento?- le pregunta Lyzerg.
Hao no se siente cómodo cuando dice usted.
_ Llámame Hao, no me trates de usted, me siento como un anciano amargado y snob cuando me tratan así- dice Hao.
Lyzerg no puede evitar reírse.
Y Hao piensa que ese sonido es tan bueno como la música que Lyzerg crea.
Lo que si sabe con certeza es que pronto comenzara a descontrolarse.
_ Y para responder a tu pregunta, si se tocar el violín- le dice Hao.
_ Eso es bueno- dice Lyzerg.
_ Aunque nunca he tenido mucho talento, solo es algo que hago muy de vez en cuando y siempre toco melodías sencillas, que son conocidas por todos- dijo Hao.
_ No menosprecie su talento- dijo Lyzerg.
Hao lo estudia mejor.
_ No debe ser fácil ser el único músico en la plantación, imagino que has de tener muchísimo tiempo libre- le dice.
_ Tanto que no se que hacer con el- confirma Lyzerg.
Hao nota que eso no le agrada. ¿A quien le puede agradar estar solo?
_ ¿Qué te parece si salimos a caminar un poco?- le dice Hao- Detesto estar encerrado entre cuatro paredes, y como vives en esta plantación estoy seguro que no dejaras que me pierda. Es mejor salir con alguien que sepa por donde va, seria muy desagradable perderme.
Lyzerg asiente.
Los dos se levantan y salen de la casa. Hao esta feliz de salir a caminar un poco, quizá distraerse le ayude a recuperar un poco de control, después de tantos años de existencia, sabe cuando esta peligrosamente cerca de perder el control.
Y este era uno de esos momentos, por alguna razón, este chico Lyzerg Diethel, lograba despertar su naturaleza como no lo había logrado nadie en siglos. El único lazo que Hao tenia, la única persona que le importaba al menos un poco, era Hem, Hem era mayor que Hao al menos por unos cien años, y cuando Hao despertó siendo un vampiro recién convertido, con mucha sed, ningún dominio y completamente indefenso, Hem se hizo cargo de él.
Pero Lyzerg… apenas acababa de conocerlo, y Hao se sentía muy cómodo con su compañía, a pesar de que era un humano, tenía un talento único para la música, y todo el Lyzerg lograba fascinarlo. Aunque Hao jamás lo admitiría. Nunca en su sano juicio admitiría que comenzaba a sentir algo por Lyzerg, o que este le importaba más que cualquier humano que habitase en la plantación. Hao quería saber detalles sobre la vida de Lyzerg, estaba habido se saber hasta el mas mínimo detalle, y le costaba mantener un férreo control sobre sus acciones.
_ ¿Siempre has vivido aquí?- le pregunta Hao.
_ Desde que tengo memoria- responde Lyzerg- Me encontraron cuando tenia unos 5 años, estaba en el sendero de tierra, tenia un golpe en la cabeza y no tenia ni idea de cómo me llamaba ni de donde venia, lo único que les indico algo fue este medallón de oro.
Hao miro el medallón que Lyzerg le enseñaba, era un ovalo, hecho completamente de oro, y con un nombre labrado en el.
Lyzerg Diethel.
_ Decidieron que así me llamaba. Porque era lo único que llevaba encima, parecía salido de la nada, porque por más que buscaron, cerca de mi no había nada. Y nadie me acompañaba. No se creían que yo hubiese llegado solo hasta aquí, pero como no encontraron a nadie, me acogieron- explico Lyzerg calmadamente.
Pasearon al menos una media hora por los jardines. Y regresaron a la casa, una mujer les sirvió cuando regresaron, a Lyzerg le sirvieron una taza refrescante de te, pero a Hao le sirvieron lo que parecía ser vino, y el lo bebió rápidamente, dejando la copa en la mesa.
Lyzerg no quiso preguntar, Hao aparentaba su misma edad, y Lyzerg no había bebido en toda su vida. Su instinto de auto preservación le mantenía alejado del alcohol.
La mucama les dejo solos, Lyzerg se terminaba su te, cuando una ráfaga de viento entro por la ventana abierta.
Hao se tenso en su silla, cuando el olor del cuello ligeramente expuesto de Lyzerg lo golpeo fuertemente, ese olor lo estaba desquiciando verdaderamente.
Cuando ya no pudo soportarlo, tuvo que utilizar todo su autocontrol para aturdir a Lyzerg antes de acercarse, quitarle la taza de las manos y ponerla en la mesa, para acercarse a el, apartar el cuello estorboso de la camisa, dejando descubierta aquella hermosa y tersa piel d porcelana, que resulto ser mucho mas suave de lo que Hao hubiese sido capaz de imaginarse.
Sus colmillos vibraban y ardían dentro de su boca, Hao se esforzó para que no quedara una marca permanente en el hermoso cuello de Lyzerg, no quería que aquella hermosa piel quedara marcada por su culpa.
Y cuando la sangre entro en su boca.
_ Ahhhhh- Hao sintió como su cuerpo comenzaba a temblar sin control, mientras lo invadía algo que jamás había conocido, aunque sabía lo que era, Hem lo llamaba frenesí.
La naturaleza de vampiro de Hao había despertado por completo, aquella sangre era perfecta, la sangre más suave que había probado en toda su existencia, tan exquisita, tan única, Hao mataría por proteger aquella sangre. Su cuerpo temblaba por completo, su miembro despertaba. Quería poseerlo de todas las maneras, era tanta su sed que podría desangrarlo.
Allí se detuvo no soportaba aquella idea, su cuerpo se encogía, su corazón temblaba, todo su ser grito en protesta, si lo desangraba por mero capricho dejándose llevar por sus instintos, nunca lo volvería a ver, nunca disfrutaría de su compañía. Hao que todo lo tomaba por la fuerza, no deseaba hacerlo en esta ocasión, deseaba que Lyzerg se entregara voluntariamente. Deseaba… protegerlo. De todo daño.
Hao se detuvo al percatarse de la palidez de Lyzerg.
Cerró la herida para que no perdiera mas sangre y desapareció todo rastro de ella del cuerpo de Lyzerg. Cuando llego la mucama, Hao estaba sentado junto a Lyzerg, tomándole el pulso, aunque no le hacia ninguna falta hacer eso, era para mantener las apariencias.
_ Quiero que llame aun medico, ahora mismo- dijo Hao- Yo lo llevare a una habitación.
La mucama alarmada por la palidez de Lyzerg, salió despedida de aquel lugar. Hao percatándose de que no haya moros en la costa, usando sus sentidos. Tomo a Lyzerg en sus brazos, era liviano como una pluma, pero si un humano veía aquello, se alarmaría, Hao llego a una habitación de huéspedes amueblada de manera impecable, le pareció adecuada y acostó a Lyzerg en la cama, le quito los zapatos, y lo arropo bien, en aquella condición de debilidad, no podía arriesgarse a que Lyzerg muriese, la idea lo resquebrajaba por dentro, lo aterrorizaba de tal manera que Hao no quería ni pensar en ello. Y mucho menos quería pensar porque Lyzerg le importaba tanto, estaba confundido y estaba preocupado. Y eso le molestaba. Después de quinientos años de existencia, Hao creía conocerse a si mismo a la perfección. Y en este momento, gracias a este frágil niño humano, Hao estaba completamente fuera de control.
Cuando el doctor llego, y reviso a Lyzerg. Una expresión de preocupación se le dibujo en el rostro.
_ Es como si hubiese estado sometido a condiciones extremas, esta perdida de sangre, sin ninguna herida visible, esta palidez. Estoy desconcertado, lo alarmante es la poca cantidad de sangre. Debe alimentarse muy bien. Y no debe levantarse de esa cama bajo ningún concepto, no deben alterarlo.
Hao asintió.
Ordeno que las palabras del medico fuesen respetadas como la misma Biblia, y que se debía cuidar y atender a Lyzerg siempre que lo necesitara, sin importar la hora, la comodidad y la seguridad de Lyzerg eran mas importantes que cualquier otra cosa. A todos los sirvientes de la casa eso les quedo muy claro, y por miedo a contrariar a Hao, iban a seguir esa indicación, les había sorprendido el énfasis de Hao en el bienestar de Lyzerg.
Pero aquella aura que había entorno a Hao, los disuadía de hacerle preguntas, además de su alta posición social, ofenderlo de alguna manera, podría costarles el trabajo y en el peor de los casos, la vida.

Hao salió a caminar, necesitaba despejar su mente, en su cabeza no cabía un solo pensamiento mas, no le gustaba lo que le estaba pasando, no le gustaba eso que estaba sintiendo en su interior. Ese descontrol, esa angustia atroz por Lyzerg, ese deseo… esa convicción de protegerlo de todo mal. Y el sabor de su sangre. Esa sangre era tan exquisita, tan perfecta, lo había descontrolado de aquella forma. De solo recordarlo su cuerpo se estremecía ligeramente.
Un recordatorio de los estremecimientos involuntarios que había tenido que enfrentar.
_ Tu sangre canta para mi Lyzerg Diethel… Y estoy seguro que no podre aguantar mucho, quiero absolutamente todo de ti
Notas finales:

Me tardare lo menos posible en actualizar. Se que es exasperante y que querran matarme si me tardo.

Y como estoy de vaga en vacaciones, podre actualizar muy pronto.

Si me tardo, tienen derecho a caerme a cocotazos.

jejejejejeje

Luna Kaze no Kizu


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