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Shattered Glass por KakaIru

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Notas del fanfic:

No sé en qué estaba pensando cuando escribí esto, pero es más que seguro que tendrá una (semi) continuación : )

Notas del capitulo:

A veces me pregunto si soy la única que escribe de esta pareja... ._.

 

Anyways, este fic es para los que disfrutan del GaaLee tanto como yo <3

Shattered Glass

 

Un One-shot Gaara/Lee

 

 

 

 

 

—¡Basta ya!

 

 

 

El fuerte rugido se extendió por el destrozado campo de entrenamiento. El suelo tenía grietas enormes, la mayoría de los árboles estaban destrozados y, cerca de una grieta especialmente profunda, yacía Sakura. Un leve sentimiento de repulsión trepó por el estómago de Gaara al contemplar el cuerpo inconsciente de la kunoichi. Aún si, a pesar de haber cambiado mucho, no llegaba a sentir pena por ella, tuvo que reconocer que era desagradable mirarla. Su piel normalmente sonrojada, estaba cubierta de sangre, su corto cabello se había pegado a uno de sus ojos cerrados, por su rostro se extendían hematomas interminables y su ropa estaba hecha pedazos. Una de sus piernas estaba doblada en un ángulo imposible, el hueso sobresaliendo, y su muñeca también estaba rota. Tenía el hombro dislocado y todos y cada uno de los dedos de su mano derecha estaban partidos.

 

 

 

Lo cierto es que ofrecía una vista lamentable, a pesar de que el Kage no podía ofrecerse a sentir conmiseración o lástima.

 

 

 

El campo estaba sumergido en el silencio, y Gaara se permitió observar con ojos inquisitivos al causante del estado de la kunoichi. En un estado no menos penoso que el de Sakura y con múltiples heridas de gravedad, se encontraba Rock Lee, quien respiraba trabajosamente, haciendo un gracioso sonido con cada inspiración. Su cabello negro y normalmente brillante estaba empapado de sangre, que era suya y a la vez no. Su ojo derecho estaba inflamado, un moretón amarillo verdoso coloreando la piel. Por un momento sus labios se abrieron; tenía el labio inferior partido y sangraba profusamente, aunque el daño debía ser interno y la sangre, probablemente, venía de otro órgano, Gaara no podía saberlo. Volvió a cerrar los labios y batalló, fútilmente, contra la arena que lo inmovilizaba.

 

 

 

—Basta, Lee —siseó Gaara en tono calmo. Se acercó al jadeante alumno de Gai con extrema precaución, con el espíritu temerario de aquellos que se aventuran a domar a una bestia.

 

 

 

Cuando Gaara se arrodilló frente a él, Lee dejó de pelear, dejó de moverse, y tan sólo agachó la vista, incapaz de mirarlo a los ojos. Gaara dejó escapar un suspiro hastiado, pensando vagamente en los tontos ninjas de Konoha, testarudos y de sangre caliente. Cerró los ojos un segundo, reparando en el increíble daño que había ocasionado lo que en un inicio había sido programado para ser una práctica amistosa pero se había convertido en una pelea mortal. Y aún así… mirando a aquel chico, luego de sus experiencias pasadas, ¿qué motivos tendría para hacer algo semejante?

 

 

 

No es que le conociera demasiado, pero Gaara estaba seguro de que Lee no era de los que actuaba de ese modo. Él nunca lastimaría de forma consciente a aquella kunoichi, ni a ninguna. El Lee que él conocía era uno extremadamente amable, compasivo y misericordioso. Nunca se vengaría de esa forma, ¡demonios, ni siquiera con él se había desquitado de ese modo! Lee le había perdonado el que casi destruyera sus sueños, su vida.

 

 

 

¿Qué habría pasado, entonces, para que él llegara hasta ese extremo?

 

 

 

—Lee, ¿qué fue lo que pasó? —preguntó con suavidad. El pelinegro pareció ignorarle, su rostro concentrado en el suelo, como si no le escuchara. Gaara frunció el ceño y, con brusquedad, alzó el mentón de Lee, obligándolo a encararle.

 

 

 

Lo que vio lo desconcertó.

 

 

 

Lee estaba llorando.

 

 

 

—Lee… —susurró Gaara ablandando la presión de sus dedos, mas no así la de su arena.

 

 

 

Era difícil reconocer las lágrimas, con tanta sangre manchando su rostro, pero el pelirrojo las vio claramente. Su dura expresión se suavizó de forma notable, y se encontró haciendo algo que nunca imaginó. Tomó con ambas manos el descompuesto rostro de Lee, como si fuese a ahorcarlo, como si fuese a matarlo, y tal vez Lee hubiese estado aliviado, agradecido incluso, pero Gaara no tenía esas intenciones. De forma embarazosa y torpe, acercó el rostro de Lee a su pecho, lentamente, y estrechó el maltrecho cuerpo entre sus brazos sin importarle manchar su túnica.

 

 

 

Recostado contra su pecho, Lee rompió en llanto cual niño pequeño. Sollozó audiblemente, de forma más bien desgarradora, su cuerpo temblando con violencia. Y todo ese tiempo, silenciosos minutos, casi pacíficos, Gaara lo sostuvo entre sus brazos, notándole de pronto débil, de pronto delicado.

 

 

 

—¡Gomenasai, Gaara-san! —gimió Lee entre llantos desconsolados— No sé qué fue lo que me pasó… No sé en qué estaba pensando… Yo… yo… —un nuevo sollozo le interrumpió.

 

 

 

Lloró de forma ininterrumpida por lo que parecieron siglos y, contrario a lo que cualquiera hubiese pensado, Gaara se lo permitió. De forma inconsciente sus manos se movieron sobre la espalda de Lee, masajeando en patrones repetitivos y tranquilizantes, de vez en cuando susurrando palabras conciliadoras. Gaara no supo qué se había apoderado de él en ese momento, pero halló inexplicablemente atraído hacia aquella figura desecha que era Rock Lee, la primera persona en tocarlo y salir con vida.

 

 

 

Tal vez era a causa de ese extraño lazo que compartían, pero Gaara simplemente no podía tolerar ver el espíritu de Lee quebrado de esa forma. No estaba bien, no se sentía bien.

 

 

 

—Fue mi culpa —gimoteó Lee apretando el traje de Gaara entre sus puños—. Estaba tan molesto, tan cansado… ¡No pude soportarlo! —negó varias veces con la cabeza, apretando su abrazo hasta límites inhumanos; pero el Kazekage no se quejó, no dijo nada, no se detuvo— Siempre supe que no tenía oportunidad, sabía que nunca iba a quererme, pero… —otro sollozo, y Gaara esperó pacientemente para que siguiera, segundos después— ¡nunca pensé que me odiaría tanto! —rompió en llanto de nueva cuenta.

 

 

 

Gaara hizo un sonido ronco parecido a un “Ahh…” comprendiendo el comportamiento de Lee. No lo justificaba, pero era entendible. Gaara podía simpatizar con los sentimientos de Lee, porque él sabía de la descorazonadora sensación al comprender que una de tus personas más importantes te odia.

 

 

 

—Está bien, Lee —la voz de Gaara sonó demasiado forzada hasta para sus oídos.

 

 

 

—¡No está bien! —gimió Lee contra su cuello— Sakura-chan está… ella está… Por mi culpa, yo no debí… no debí perder el control, y ahora ella está…

 

 

 

—Descuida, Lee, todo va a estar…

 

 

 

Una imagen muy familiar lo detuvo, y Lee debió sentirlo también porque su cuerpo se tensó y las lágrimas se detuvieron. Alzó la mirada y contempló a Gaara fijamente. La única reacción del Kage al verse reflejado en tan tormentosas lagunas negras fue aferrarlo con más fuerza contra su cuerpo, como si se negara a dejarlo ir. Lee sonrió débilmente y agachó el rostro, su frente chocando con el mentón del pelirrojo. Esa era la última vez que se verían, ¿verdad?

 

 

 

—Gaara-sama, debemos llevárnoslo —se aproximó el líder del escuadrón ANBU; su máscara de oso lucía fantasmalmente blanca sobre su oscuro uniforme. Gaara tan sólo dudó un segundo, corto e ínfimo, y obligó a su cuerpo a moverse, sus manos a desenredarse de la figura de Lee, sus piernas a levantarle, sus ojos a abandonar su sombra.

 

 

 

—Gomenasai, Gaara-san —susurró Lee tendiendo ambos brazos. Cuando los ANBU estaban colocándole los amarres en las muñecas, el pelinegro mantuvo su mirada fija en la otra, negro contra aguamarina, e incluso cuando se lo llevaban a la oficina de Tsunade seguía mirándole.

 

 

 

No cruzaron otra palabra.

 

 

 

El Kazekage contempló el cielo, el caído cuerpo de Sakura que comenzaba a ser asistido por otros ANBU, el camino por el que se perdía la figura de Lee, y luego simplemente desapareció en una mini tormenta de arena. En la palma de sus manos sintió un leve hormigueo, y supo que esto no era más que su piel ansiando el contacto con el cuerpo del pelinegro.

 

 

 

 

 

 

 

 

Notas finales:

Gracias por leer ;D


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