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Pain por KakaIru

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Notas del fanfic:

En realidad este es un shot que hice hace muchisimo tiempo, y en realidad la unica razon por la que lo subo es para disculparme porque no he actualizado nada de nada T_T

 

Pero es que tengo un bloqueo del tamaño de una casa, y no puedo escribir absolutamente nada, ni una sola paalabra ;A; Pero no me he olvidado de lo que tengo pendiente (de ningun fandom, llamese Dark Knight o Naruto) T_T

 

Solo... a las personas que leen, tenganme paciencia plzz...

Notas del capitulo:

Ueno, esto es un reto que la linda Monge-san me hizo (en respuesta a un reto que yo, a su vez, le hice a ella) y que en si tan solo muestra la interpretacion que cada una le da a la cancion Pain, de Jimmy Eat World.

I don't feel the way I've ever felt.
I know.
I'm gonna smile and not get worried.
I try but it shows.

Anyone can make what I have built.
And better now
Anyone can find the same white pills.
It takes my pain away.

It's a lie. A kiss with opened eyes.
And she's not breathing back.
Anything but bother me.
(It takes my pain away)
Nevermind these are horrid times.
Oh oh oh
I can't let it bother me.

I never thought I'd walk away from you.
I did.
But it's a false sense of accomplishment.
Everytime time I quit

Anyone can see my every flaw.
It isn't hard.
Anyone can say they're above this all.
It takes my pain away.

I can't let it bother me.

It takes my pain away.



-Pain by Jimmy Eat World-














La suave luz entra por la ventana, y me volteo en la cama para no tener que encarar los rayos del sol. No, no se puede decir que me acabo de levantar, o que la alarma del despertador no estuvo sonando sin descanso hasta que descuidadamente lancé el reloj contra la pared. Realmente no acabo de levantarme, así como tampoco he dormido. No puedo pegar un ojo en toda la noche,y ya van tres días que no duermo. Pero... ¿saben qué? No me importa.


No me importa no moverme, no comer, ni siquiera me importa no dormir. No tiene sentido ya, ¿saben? Porque hay veces que...


Hay veces que...


Oh, perdonen la pausa, es que hay ocasiones en las que tengo que tomar una larga bocanada de aire, como si estuviese ahogándome, porque no puedo continuar con mis pensamientos sin sentir que me estremezco. Hay cosas que no puedo, o no quiero, explicar. Cosas que dicen mucho de mí y que justifican mi comportamiento. Y ya les diré, más adelante, de qué se trata todo esto, el por qué he acabado en esta situación tan penosa. Ahora...


Ahora sólo quiero estar un poco más en silencio, abrazándome fuertemente como si así pudiese apartar el frío que invade mi cuerpo y mi alma. Siento que tiemblo, entonces, y mi cabeza parece dar vueltas y vueltas, y un dolor incomparable me atenaza el pecho. Trato, entonces, de hacerme una bola diminuta, hundo mi rostro en mi pecho, deseando que se vaya toda esta agonía. Pero el sufrimiento está ahí, no se quiere ir. ¿Por qué? ¿Qué puedo hacer? He hecho todo lo humanamente posible. He cerrado mis pensamientos, mi corazón, y aún así... Aún así siento como si me hubiesen arrebatado una parte de mí, como si estuviese incompleto.


Me pregunto entonces: ¿Por qué?


No, no, no quiero confundirlos. Sólo... Denme un segundo, por favor, a que pueda reponerme. Ah, y perdonen las lágrimas, es que... No quiero sollozar de este modo, ¿pero que otra opción tengo? Si he perdido lo más importante que tengo en la vida, más importante que yo mismo. De hecho me sorprende el hecho de que aún yo esté con vida, si siempre supuse que en el preciso instante en que él desapareciera yo... yo dejaría de existir. Porque toda mi vida era para él, todo yo era para él, para mi Gaara... Y ahora no está y yo...


Lo siento... Pero, ¿qué decía?


Ah, sí, sí. Mi Gaara. Lo he perdido, se ha ido y ahora sí es para siempre, y el sólo pensamiento desencadena una oleada de agonía y sufrimiento que me recorre centímetro a centímetro, de pronto un fuego intenso quemándome los pulmones y me doy cuenta de que es porque he trancado demasiado tiempo la respiración. Por Dios, duele tanto... ¡Tanto tanto! Aprieto los puños, los dientes, cierro los ojos con fuerza, tratando de apartar cualquier pensamiento, pero no puedo concentrarme.Y el dolor aumenta y mis oídos parecen querer estallar. ¡Mi cabeza, Dios Santo! Entonces grito, desesperadamente, tratando de desgarrar mi garganta.


Niego furiosamente con la cabeza y mis propios lamentos invaden la estancia.


Grito y grito hasta que no puedo moverme, hasta que las pocas fuerzas que tengo me abandonan.


Entonces... vuelvo a cerrar los ojos. Preparándome, nuevamente, mientras siento la inconsciencia apoderarse de mí. Y sonrío débilmente, porque sé que cuando estoy inconsciente, cuando vago por los confines de mi propia mente, puedo tenerlo de vuelta, aunque se trate de una mera ilusión. Sé que puedo volver a tener a mi Gaara y su figura puede abrazar mi sangrante corazón.


Porque lo necesito.


Lo necesito tanto...





***





Abro los ojos lentamente. Siento mi rostro endurecido, y mi mirada se enfoca directamente en la ventana completamente abierta, con las cortinas ondeando pacíficamente. Estoy largo rato contemplando el oscurecido cielo, con sus titilantes estrellas y su brillante luna llena, cuyo brillo me hipnotiza. En noches como esta no puedo dejar de pensar en él. En lo mucho que le gustaba contemplar la luna, en silencio, como si sólo ella pudiese ser capaz de comprender sus atormentados sentimientos, como si sólo ella fuese su única amiga.Y le escuchaba, la luna, y respondía a cada palabra con una mínima caricia, con el suave viento moviendo sus rojizos cabellos, su luz rivalizando con el aguamarina de su mirada...Y por Dios, era tan hermoso contemplarle entonces.


Su sola belleza parecía herirme, cuando reparaba en su hermosura y al mismo tiempo en la terrible oscuridad que llenaba su corazón.


Y con cuánto fervor adoré yo esa oscuridad... Con cuántas ansias deseé formar parte de ella, para poder comprenderle por completo, poder corresponderle por completo...


Pero eso fue algo que no pude conseguir, porque él...


-Lee...


Una voz invade mis pensamientos, y no me alarmo al sentirle. Sé quién así, y estoy agradecido de tenerle cerca así como deseo que se marche de una vez y por todas. Sin embargo no puedo sino voltear levemente a verla, y noto su rostro preocupado, sus ojos que se oscurecen al contemplarme, y cómo intenta mostrar una sonrisa conciliadora que termina siendo melancólica.


-¿Has estado todo el día en la cama?- pregunta mientras se acerca a mí y me ayuda a colocarme de pie.


Tiemblo un poco, y me siento torpe, cuando sus suaves y cuidadas manos sostienen mis brazos. ¡Qué haría de no contar con su presencia...! Y sé que soy egoísta, al preocupar a mi mejor amiga de este modo, pero juro que no puedo hacer nada más. Mucho preferiría que me dejara, que se fuera para nunca volver, que dejara de preocuparse por mí, pero no quiere, no puede.


-Hola, Tenten- respondo suavemente, mi voz ronca por el poco uso, y sonrío apenas perceptiblemente, una mueca que sé sólo la preocupa aún mucho más.


Noto entonces sus ojos negros puestos en mí, estudiándome, y sé que hay un grito estrangulado en su garganta porque cuando me observa, cuando nota mi cuerpo sucio, poco aseado, que desprende el aroma de la desesperanza, no puede sino estremecerse. Mi cabello se encuentra desaliñado y enredado, mis ojos portan exageradas ojeras que incluso Gaara estaría orgulloso de ellas. Y mi expresión contraída, dolida, no hace sino recordarle todas las desgracias que han invadido mi vida,una tras otra. Y ahora estoy mucho más delgado, ella puede verlo, y mucho más débil.


Pero no quiere pensar en ello, lo sé, ni en lo mucho que le asemejo a un fantasma, a un cadáver, con mis ojos negros y grandes que parecen querer desprenderse de mi rostro, y los labios que parecen quebrarse cada vez que se mueven para respirar.


-Lee, no puedes seguir así- nuevamente se acerca a mí, y se sorprende al no encontrar resistencia de mi parte.


En verdad no puedo pelear, no puedo seguir batallando porque estoy cansado física, mentalmente. En este instante sólo quiero dejarme arrastrar por la corriente, sin importar qué pase conmigo. Me doy cuenta, entonces, de que ya no estoy en mi habitación. Ahora estoy en el baño del departamento, y la tina caliente me espera. Tenten se acerca a mi forma desnuda y me sumerge en el agua. Baña mis cabellos, mi piel, me enjuaga con cariño y con dedicación, como sólo una amiga puede hacerlo, una hermana, una madre.


El olor del jabón invade mis sentidos. Jazmín y lavanda... su aroma. Cierro los ojos, descorazonado. Ahí está de nuevo, el penoso recuerdo. Tantas escenas vividas, tantas memorias. Cuando nos bañábamos juntos y teníamos que apurarnos mucho, porque Gaara era siempre tan conservador con el agua, y yo reía alegremente porque podíamos gastar la que quisiéramos. Y él sólo gruñía por lo bajo, removía mis húmedos cabellos y me besaba lentamente, placenteramente, y yo lo abrazaba como si mi vida dependiera de ello, y lo pegaba a mi cuerpo y gemía dentro del beso, porque lo deseaba, lo necesitaba...


Ah, y entonces, en medio de aquella imagen, llega entonces lo que sucedió después, mientras besaba sus labios, sumergido en una pesadilla. ¡Era mentira, lo era! Porque besaba sus labios, y él...


Él no respondía, no responde, y tomo sus cabellos y trato de hacerle reaccionar. Grito su nombre, y me doy cuenta entonces. Sí, en aquel momento había llegado a darme cuenta de lo que sucedía. Le besaba, y él estaba allí, inerte, con sus hermosos ojos abiertos, casi viéndome. Su cabello era tan rojo entonces, y había mucho rojo, sí, que no sólo provenía de sus cabellos. En su rostro, y en su cuello y en la calle y en su ropa. Un color carmín que invadió mis manos, que se fundió con mis lágrimas, con mis gritos.


"¡Gaara!", pero no respiraba, y yo trataba de hacerlo volver conmigo, trataba de hacer que me mirara, nuevamente.


Y al alejarme de él, cuando me apartaron de su cuerpo, dando órdenes, con sus ropas blancas y sus sirenas ruidosas, oh, entonces me di cuenta. Comprendí que aquello no era una pesadilla sino que era mi realidad. Y le apartaron de mí, y mis labios, entonces, también eran rojos.


-Debes comer, Lee.


Vuelvo al presente.


Ahora yazgo, limpio y relucientemente peinado, sentado a la mesa de la cocina. Tenten va de un lado a otro, yo sólo la observo en silencio, como un pequeño autista, o como alguien que no tiene por quién vivir. Respiro tranquilamente, tratando de concentrarme en lo que ella dice, pero al mismo tiempo mi mente trabaja arduamente para alejar los pensamientos que me invaden, cuando el espectro de Gaara invade mi pecho y quiero gritar, nuevamente, pero me contengo al máximo. Fingiendo, como el mejor, que tal vez vale la pena vivir un poco más, aunque no sea cierto.


-Te traje curry, es tu favorito- dice mientras coloca un enorme plato frente a mí.


Observo el plato detenidamente, como pensando qué hacer con él. Finalmente, luego de tensos minutos, respondo:


-No tengo hambre- y es verdad. No tengo apetito, no lo he tenido en toda la semana, y no necesito comer de todos modos.


-Estás en los huesos, Lee- me reprende, y trata de no sonar tan desesperada como se siente-. Tienes que comer.


Agacho la mirada.


-Gaara solía hacerme curry súper picante- menciono levemente, y la veo temblar-. Yo adoraba comerlo de su plato, aunque le fastidiara.


-Lee...- la siento entonces abrazarme fuertemente, tratando de darme ánimos. Pero es imposible, Tenten, basta...- Lo siento tanto. Pero debes reponerte.


Niego lenta aunque categóricamente, y cuando hablo hay una gota de ironía en mi voz.


-No puedo- juego con la cuchara, aunque sé que no comeré-. Gaara lo era todo para mí, Tenten.


-También tú eras todo para él- recalca ella, y la miro entonces.


Si yo lo era todo para él, ¿entonces por qué tuvo que irse? ¿Acaso no sabía lo mucho que me dolería su partida? ¿Nunca imaginó lo mucho que me destrozaría? Todo ha cambiado para mí ahora, y nadie puede entenderme, ni siquiera Tenten. Ni siquiera ella puede comprender lo que me sucede, la enorme pérdida que sufrí. Ella no ha pasado por lo que yo, nunca podrá entender lo que se siente al tener a tu persona amada en tus brazos, y saber que nunca más volverás a sentirla, nunca más volverás a verla, nunca más...Y no sabe cómo es el tener que perderla, el besarla una vez más sabiendo que es el último beso.


Y pensarás entonces: "es mentira". ¡Pero no lo es! ¡Todo no es más que la horrible realidad! ¿Cómo evitas, entonces, perder el control? Cuando lo único que deseas es desaparecer porque no puedes tolerar la pérdida, pero ni siquiera eso te es permitido, ni siquiera puedes acabar con tu propia vida. Odio todo esto, sí, lo detesto con lo poco que queda de mi ser. ¿Por qué no pueden dejarme ir a dónde está Gaara? ¿Por qué tengo que vivir en un mundo donde no lo tengo a él?


No, no, basta, debo dejar de pensar así.


Sí, mucho mejor es fingir que no sucede nada. Así que, con esta resolución en mente, alzo la mirada, directo a mi preciada amiga. Sé que no puedo engañarla, y sé que ella está consciente de todo lo que pasa por mi cabeza. Es por eso que, cuando pregunto finalmente si ha traído lo que le he pedido, vacila unos segundos.


-Todo está bien, Tenten- le aseguro y, aunque no muy convencida, me tiende el pequeño frasquito naranja.


-Ten cuidado, Lee- advierte seriamente.


Niego sin muchas fuerzas.


-Es lo único que puede aliviar mi dolor- digo tomando el frasco.


Ella entonces luce como si fuese a decir algo más, pero se detiene. No hay mucho que pueda añadir de todas formas, así que vuelve a insistirme para que coma, e incluso ofrece a hacerme algo más. Pero no estoy dispuesto a causarle más molestias así que, reprimiendo las lágrimas, doy unas cuantas probadas al curry que, como esperaba, ya no tiene sabor en mi boca. Entonces ella suspira, tanto de alivio como de resignación, porque sabe que no puede hacer más.


Trato entonces de aliviar su preocupación, repitiéndole que voy a estar bien. Y casi sin darme cuenta ya es de madrugada, y Tenten tiene que marcharse.


La despido entonces con otra vaga sonrisa.


Nuevamente solo mis pies se mueven hasta llevarme a mi cuarto. Me lanzo sobre la cama, sin molestarme en cerrar la ventana. A tientas, porque las luces están apagadas, tomo el frasco naranja, lo abro y dejo caer sobre mi mano unas cuantas pastillas. Las observo detenidamente.


Si tan sólo cometiera un error en la dosis, si en vez de tomar dos tomara veinte, ¿qué pasaría? ¿Podría ver a Gaara de nuevo? ¿Se acabaría el dolor para siempre?


Sonrío.


No sé por qué, pero no lo hago. Tomo cuatro pastillas y las apuro por mi garganta, notando la siempre desagradable sensación. Entonces no demora demasiado en hacer efecto, todos las formas de la habitación comienzan a fundirse y siento mi cabeza más ligera. Vuelvo a sonreír, como tonto.


-Mi Gaara...


"Podré verte... una vez más."





***





Suelto una leve carcajada.


Suaves manos recorren los costados de mi cuerpo, y por más que trato de permanecer con los ojos cerrados, no puedo evitar cuando un audible suspiro de contento abandona mis labios. Finalmente enfrento a mi "atacante", quien ahora se lanza sobre mí y captura mis labios con los suyos. Es un beso largo pero casto, apenas nuestros labios rozándose, casi de forma tierna, de un modo más bien infantil, y cuando abro los ojos sus pupilas azules me atrapan.



-Eres tan hermoso, Gaara-kun- murmuro contra sus labios.



-Tú también lo eres, Lee-kun- responde alejándose un poco.



Lo observo calladamente mientras me incorporo en mi sitio.



-No sé qué haría sin ti...- la frase escapa de mis labios aún antes de pensarlo, y sus ojos me observan nuevamente, pero esta vez su mirada es seria, penetrante.



-Vivirías como si nada- responde.



Cabeceo lentamente, negando.



-No creo que podría. ¿Sin ti?



-Claro que podrías, Lee-kun- dice mientras se acerca. Se le nota tan serio, y me encanta verlo así, preocupado por mi bienestar, a pesar de que sé que odia el tema que estamos hablando; pero es todo parte de su encanto-. Llorarías por mí unos días, meses, pero después...- hace una breve pausa- Reiniciarías tu vida, tal vez junto a alguien más. Te repondrías, y tratarías de ser feliz.



Lo abrazo de improviso, siquiera antes de que termine, y hundo mi rostro en su cuello.



-Lo haces parecer tan fácil, Gaara- mi voz no es más que un murmullo-. Sin ti... Sin ti...- suelto una pequeña risita de júbilo- ¡Sin ti la vida no significa nada!- exclamo con euforia total.



Ahora sus ojos brillan de entusiasmo, porque puedo recuperar mi alegría en cualquier momento, y yo sólo quiero verlo feliz.



-Además- agrego en mi camino al baño-, no vas a morir. Porque vamos a morir juntos, muy juntos. Así ninguno tendrá que sufrir- digo esto último dentro del baño.



Pienso en esto mientras abro la llave del agua caliente y regulo la temperatura. Sonrío a todo momento, porque el pensamiento es realmente reconfortante y casi romántico. Mi Gaara y yo, juntos hasta el final. Tengo que reprimirme al máximo para no estallar en carcajadas. Finalmente me meto al agua, con los ojos cerrados sintiendo la divina sensación recorriendo mi piel, esperando pacientemente a que mi pelirrojo se una a mí.



No pasa mucho tiempo cuando siento sus manos rodearme.



-No nos demoremos mucho- dice en mi oído.



Pero sé que tardaremos, de todos modos, como todos los días, y yo sonreiré con ternura al sentirle acariciar mi cuerpo. Y, finalmente, haremos el amor como cada mañana, y lo besaré con pasión y le repetiré lo mucho que lo amo. Todo esto confiando en que le tendré siempre. Sin saber que, ese mismo día, un fatídico accidente me arrebatará lo más preciado.



Y mis labios besarán sus labios.



Y mi Gaara...



... mi Gaara no respirará de vuelta.

 

Notas finales:

Acias x leer D:


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