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El fin del mundo a lo Dumbledore por Pazu_chan

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Notas del fanfic:

Disclaimer: los personajes de Harry Potter no me pertenecen (algo demasiado obvio ¬¬) le pertenece a JK Rowling (eso también es más que obvio ¬¬) yo solo los tomo prestados para poder sacar algo de mi extensa y traumática imaginación X3

 «No me hago responsable, de traumas provocados por mis fanfic»

Notas del capitulo:

espero les gusta esta idiotes u.u'''

a leer!

Titulo: El fin del mundo a lo Dumbledore.

 

Parejas: Severus/Harry

 

Resumen: Albus Dumbledore, aun director de Hogwarts (para desgracia y sufrimiento de muchos), mientras piensa en la inmortalidad del calamar gigante y disfruta de sus infaltables dulces de limón, llega a su senil cerebro, la dudosa escena, en donde sus estimados colegas y queridos alumnos, creyeran que mañana es el ultimo día de sus vida ¿Qué harían ellos en una situación así?

 

Con un poco de credibilidad, arrojo y verdad, Hogwarts se revolucionara completamente con la llegada de: “El fin del mundo” patrocinado por Albus Percival Wulfric Brian Dumbledore.

 

Categoría: Humor, ¿Romantico?.

 

Advertencias: Shota (relación adulto/niño) algo de OoC (carácter fuera de los personajes) AU (universo alterno) y humor idiota.  

 

Aclaraciones: después del séptimo libro, no muerte: de Albus, Severus, Fred (y muchos más), no epilogo.

 

Disclaimer: los personajes de Harry Potter no me pertenecen (algo demasiado obvio ¬¬) le pertenece a JK Rowling (eso también es más que obvio ¬¬) yo solo los tomo prestados para poder sacar algo de mi extensa y traumática imaginación X3

 

«No me hago responsable, de traumas provocados por mis fanfic»

 

Capítulo(s): 1

  ««~~ººº~~»»    

Capitulo único: Vivamos como si mañana fuera el último día.

  

Dumbledore se encontraba sentado en su mullida silla, detrás de su escritorio, tenia la espalda recargada en el respaldar, mientras que jugaba distraídamente con un papelito, era uno de sus amados dulces de limón, que ahora se encontraba en su boca; en el escritorio, habían muchos mas de aquellos papeles, sin nada en su interior. Sus ojos celestes, miraban distraídamente por la ventana, que dejaba ver un lado de los terrenos de Hogwarts, Fawkes  cantaba una melodía tranquila, sin querer llamar mucho la atención.

 

Las cosas en Hogwarts y en el mundo mágico en general, estaban muy pacificas, desde que Lord Voldemort muriera a manos de Harry Potter. Las cosas lentamente volvían a la normalidad y ya los alumnos volvían a la rutinaria vida estudiantil, que se desarrollaba dentro de un internado común de magia y hechicería.

 

Albus suspiro cansinamente, al darse cuenta que la enemistad de casas aun persistía, que la amargura volvía a sus estudiantes y profesores, sin que pudieran valorar los preciosos día que tenían la oportunidad de ver y que desperdiciaban en necias peleas, rencores y estupideces sin respaldo alguno, para poder llegar a ser felices. Cerró un momento sus ojos y una sonrisa nostálgica se formo en sus delgados labios; sus queridos alumnos y profesores, solo necesitaban una pisca de credibilidad, arrojo y verdad, para dejar atrás sus miedos y buscar su felicidad... Sus ojos celestes brillaron, cuando los parpados dejaron de ocultarlos, Fawkes se estremeció al ver aquella miradita, que indicaba claramente que habría problemas, sobre todo esa sonrisita.

 

Él seria quien les diera aquello, para que por fin dejaran las amarras atrás y fueran capaces de lograr lo que realmente querían.

  

««~~ººº~~»»

  

Estaban en el Gran comedor, todos tranquilamente comiendo y conversando con sus amigos. Para Dumbledore había sido muy fácil orquestar todos aquellos hilos necesarios, para que su plan fuera TODO un éxito. Primero; para que ningún alumno y profesor faltara al Gran Comedor a la hora del desayuno, había anunciado el día anterior, que esa mañana daría una noticia importantísima y que nadie, absolutamente NADIE podía faltar. Segundo; se había confabulado con los elfos domésticos, para que en toda la comida que se serviría aquella mañana, debían agregarle aquella poción, que había elaborado para que todos, absolutamente TODOS quedaran bajo su influencia. Y Tercero; había colocado los correspondientes hechizos para evitar que ninguno de sus estudiantes o profesores hiciera algo demasiado peligroso, vergonzoso o inapropiado, no quería ninguna demanda, ya tenia suficiente con las que poseía su bufet de abogados que no daban abasto. Con todo aquello completamente cubierto, era hora de comenzar con su plan maestro, y era mejor hacerlo ya, antes de Severus se diera cuenta de que algo tramaba, su muchacho lo conocía demasiado y sabia que si se demoraba mucho, todo quedaría en nada, aunque ya estaba mas tranquilo al ver que Severus tomaba su café sin darse cuenta que tenia una poción dentro.

 

Todos comenzaron a callarse o a bajar el tono de su voz, al ver que el director se colocaba de pie, para dar aquella noticia tan importante, que había mencionado el día anterior. Se estaban impacientando y poniéndose verdaderamente nerviosos, algunos hasta estaban entrando en una crisis de pánico, al ver la SERIEDAD que mostraba el rostro del director, se pudieron escuchar algunos jadeos de nerviosismo, cuando este abrió su boca para hablar.

 

— mis queridos muchachos, lamento tener que comunicarles esta noticia — hablo con voz afectada, provocando que muchos se tomaran de las manos fuertemente — e de decirles que… mañana el mundo se acaba por la sobreexplotación de la magia, hoy es su ultimo día, mis queridos muchos aprovechen el día, disfruten y no dejen nada para mañana, que será demasiado tarde — bromeo al final, antes de volver a sentarse.

 

Todos quedaron mudos ante las palabras que había soltado el venerable director, estaban entre ponerse a reír por lo idiota que había sonado aquella estupidez de que el mundo se acabaría mañana o llamar algún medimago o a sus correspondientes padres para que los sacaran de ese lugar de locos. Pero de pronto, todo tenia sentido, era lógico lo que había dicho el director y el mundo se iba a acabar; lo mas extraño es que nadie entraba en pánico  o histeria colectiva y eso obviamente también había sido obra y gracia de Dumbledore, que no quería a la mitad de sus alumnos y profesores con gritos y llantos histéricos y que desperdiciaran su ultimo día en su mayor ataque de neurosis.

 

Severus se puso de pie casi de un salto, atrayendo la mirada de todos los presentes que se encontraban en el Gran Comedor. El mas respetado (temido, odiado, amargado, etc., etc., etc.) profesor de Hogwarts iba caminando lentamente hacia el centro del salón,  Snape sabia que algo andaba mal, pero algo en su cerebro le decía que esa seria su ultima oportunidad de declarar sus sentimientos, y que las consecuencias no importaban ya, por que no habría un mañana que esperar.

 

— ¡Te amo Harry Potter!

 

Silencio… esa era la señal que algunos más escépticos (en realidad eran los que menos habían comido) habían estado esperando para que finalmente aceptaran, que definitivamente este era su último día y que mañana todo acabaría.

 

Harry se paro en completo silencio, todos estaban expectantes, si era el fin del mundo, no estaba de mas saber como fue rechazado públicamente el siempre serio y estoico profesor de pociones, ¿un ultimo chisme antes de sus muertes masivas? Era razonable ¿no?

 

Harry quedo a escasos centímetros del cuerpo rígido y completamente serio de su profesor. Los ojos verdes estaban fijos en los negros, poniendo un poquito nervioso a Snape, por aquella intensa mirada, mientras que en su cabeza  maldecía una y otra vez a Dumbledore, sabiendo que estaba metido en todo esto, pero estaba demasiado saturado como para conectar sus inteligentes neuronas, para hacer que la sinapsis funcionara y se diera cuenta de la magnitud de aquella declaración.

 

— eres un grosero, serio, frio, manipulador, desgraciado, amargado, cruel, aprovechador… por eso…

 

Todos ya estaban empezando a mirar con lastima al pobre profesor, que con cada una de esas palabras dichas por el niño que vivió, se le iba cayendo el alma en mil pedazos y su autoestima iba en picada, aunque ¿desde cuanto tenia autoestima?, pero la confesión del Gryffindor, aun no terminaba.

 

— por eso…yo también ¡te amo! — grito por ultimo, antes de tirarse a los brazos de su profesor, que lo habían sostenido por inercia, aun sin procesar la información que habían llegado a sus oídos, solo reacciono cuando sintió unos inexpertos labios sobre los suyos.

 

Ahora si, eso era lo último, mañana definitivamente todos morirían. Hermione al ver aquella escena, se levanto completamente decidida, todos ya estaban catatónicos, pensando en alguna declaración de amor bizarra, quizás diría que le gustaba Dumbledore, ehh… mejor no especular, que no querían un trauma mayor para sus delicadas cabecitas. Hermione se subió arriba de la mesa y hablo suavemente, con un hechizo para que todos la escucharan.

 

— ¡orgia masiva en la sala de los menesteres!

 

Y sin nada de vergüenza, se bajo de la mesa y se encamino fuera del Gran Comedor, los primeros en seguirla, fueron todos los alumnos de cuarto a séptimo año de Hufflepuff, no creerían que morirían vírgenes, ¿cierto? Después uno que otro de los Ravenclaw, Gryffindor y Slytherin la siguieron.

 

(Harry y Snape, seguían comiéndose a besos, sin que nadie les pusiera atención)

 

Después de eso, los más pequeños se reunieron y planearon hacer un gran parque de diversiones, cosa que el profesor Flitwick, de encantamientos los ayudaría, en su meta de convertir el gran campo verde que eran el jardín de Hogwarts, en un masivo parque de entretenciones, todo al mas estilo muggle. Mientras los niños salían, la reina del drama, hacia su actuación.

 

(Harry y Snape, desaparecieron mágicamente detrás de la puerta, que los profesores utilizan para salir y entrar al Gran Comedor, sin que nadie se percatara)

 

— yo de verdad los quiero amigos, de verdad, sin ustedes yo no podría vivir, aunque siempre he sido un niño de papi, algo cruel, dramático, sínico, entre otras cualidades, yo de verdad los quiero… — dijo Draco con un puchero — no saben cuán difícil es ser yo, el tener que llevar el apellido Malfoy a cuesta, el ser líder (de donde) de Slytherin… pero ante todo, ¡yo los quiero…! — acabo mientras se sentaba y por sus mejillas caían pocas (muchas) lagrimas.

 

Todos los de Slytherin se juntaron en grupo para abrazar a su líder (que ni siquiera ellos sabían que tenían) llorando como mandrágoras, desapareciendo la mesa gigante que ocupaban, formando así un gran circulo, sentándose los mas cercanos a Draco en el suelo, haciendo aparecer unos cigarros, ceniceros, vasos y alcohol (vodka con jugo de arándano y granadina, pruébenlo es bueno), toda una reunión a lo muggle.

 

(Desde la puerta, que daba a la habitación que ocupaban los profesores para salir y entrar al Gran Comedor, se escuchaban unos extraños ruiditos, que la profesora McGonagall se encargo de silenciarlos)

 

De Gryffindor, muchos gritaban y hacían aparecer, gracias a los elfos domésticos, grandes cantidades de cerveza.

 

— ¡muy bien chicos, ya que es el fin del mundo, hay que confraternizar con las serpientes! — dijo Seamus, antes de ponerse de pie e ir hacia el grupo de serpientes, que aun lloraban como magdalenas, sentándose junto a Zabini.

 

Los demás Gryffindor al ver que no había represalias, se encaminaron hacia donde se encontraban los de Slytherin. Se sentaron sin distinción alguna, conversando y poniéndose a llorar, al contar sus secretos más íntimos, así como sus temores (aquí se podría decir que actuaban como chicas, todos sentimentales, llorando a mares, todos unos machitos, sacaban todo su instinto emo). Además que muchos Slytherin y Gryffindor se abrazaban diciéndose que no es que lo odiaran y mas cursilerías.

 

Neville se sentó junto a Theo y le planto un suave beso en los labios, dejando anonadados a todos en el lugar, pero que luego dejo de ser noticia, al ver como Nott le correspondía y hacía que el Gryffindor se sentara a horcajadas sobre el.

 

— ¡muy bien hay que robar Gringotts!

 

Muchos se le acercaron para ver lo que el pelirrojo quería decir con eso de ir a robar el bando mas seguro del mundo mágica. Ron comenzó con su estrategia, era el fin del mundo, que mejor que robar un banco.

 

Dumbledore sonrió al ver como sus alumnos interactuaban entre si, como antiguos amigos que habían tenido sus diferencias y se habían peleado, se perdonaban y se abrazaban fuertemente. Como otros dejaban salir sus emociones, abrazándose con gente que ni siquiera se habían hablado antes. Iba caminando hacia la salida del Gran Comedor, cuando vio como sus colegas, estaban reunidos en forma de círculo, jugando a la botellita, le hubiera gustado participar, pero el tenia otra cosa que realizar. Cuando llego justo a la gran puerta, miro hacia atrás, fijando sus alegres ojos celestes, hacia la puerta que estaba al lado de la mesa de profesores, que en ese momento y suponía (correctamente) no se podría abrir en mucho tiempo mas, al parecer el amor también se había dejado mostrar.

 

Iba caminando por los pasillos, cuando vio como la gata de Filch jugaba con la gata de la señorita Granger. Sonrió mientras levantaba uno de sus pies para que el par de gatos, corrieran hacia la salida. Vio con agrado como amigos que se habían peleado se reconciliaban y se perdonaban, así como muchos tomaban el suficiente valor para declararse ante la persona que secretamente amaban; sonrió ante todas aquellas escenas romanticonas y melosas, que dejaban en el aire una aurora rosa, con corazoncitos volando y angelitos desnudos.

 

Estaba ya en el terreno exterior del castillo, cuando tuvo que agacharse justo a tiempo, cuando una pelota iba directo hacia su rostro, se rio fuertemente al ver como algunos niños, jugaban dentro de unas mallas enormes que contenía una gran cantidad de pelotas de colores y otro grupo gritaba y reían jugando con pistolas de agua o se subían a un carrusel, se veían como verdaderos niños, disfrutando de sus inocentes infancias.

 

Se adentro mas hacia el bosque prohibido, saco una flor silvestre, que crecía por entre los matorrales, se la acerco a la nariz antes de desaparecerse. Abrió sus ojos, cuando supo que había llegado a su destino, dio unos cuantos pasos, antes de abrir una reja negra y algo oxidada, camino ágilmente por los obstáculos de cementos o mármol, que eran de diferentes dimensiones. 

 

Se detuvo en una, sonrió nostálgicamente, antes de dejar la flor, en una de las mas olvidadas lapidas…

 

— creo, que esta es la única manera de poder venir a verte — susurro débilmente con una triste sonrisa.

 

Miro por última vez aquel nombre, que era lo único que quedaba de esa persona que tanto amo y amaba, se dio media vuelta, desapareciéndose rodeado por las sombras.

  

 

Q.E.P.D

 

Grindelwald, Gellert



 
  

««~~ººº~~»»

   

Snape abrazaba posesivamente a su alumno, aquel chico que tanto llego a aborrecer, y que ahora tanto amaba, sonrió al ver como el chico se pegaba mas hacia su cuerpo, sonriendo dulcemente, inconsciente de su penetrante mirada.

 

Debía estar molesto con Dumbledore por lo que había hecho, pero las consecuencias (en su caso), no podían haber sido mejores, así que por esta vez, lo dejaría pasar, además estaba seguro que, mañana a temprana hora, tendría una horda de alumnos y profesores, dispuestos lincharlo por toda la eternidad, hasta que verdaderamente sea el fin del mundo.

  ««~~ Fin~~»» 

Notas finales:

bueno espero sus comentarios (^_^)


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