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El Trato por Katrinna Le Fay

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Notas del fanfic:

Hola, gracias por pasarte por aquí a leer este fic ^^

Cuando lo termines apreciaré tus comentarios (siempre es bueno saber lo que piensas sobre lo que escribo)

Si te ha gustado, te recomiendo las dos precuelas de este fic:

* "Como conocí a mi esposo" (Blaize/Ron) El título lo dice todo

* "La prueba" (Theodore/Neville)

También hay un Fic que se sitúa después del último Prólogo. Se llama: "Noche de ¿paz?...noche de amor"

Espero nos disfrutes y me dejes saber también, lo que opinas sobre ellos.

Gracias ^^

TITULO: El Trato

 

 

 

Capítulo: Deseo

 

 

 

Libro: Harry Potter

 

 

 

Pairing: H/D   B/R   T/N 

 

 

 

Category: Tiene algo de Fluffy, Angs, Romance y quizá algo más.

 

 

 

Raiting/Warning: PG-13 por el momento. M-Preg. Algunos Spoilers del último libro (sin llegar a ser todos y cambiando, obviamente, mucho).

 

 

 

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Harry Potter, pertenecen a su Creadora J. K. Rowling y a sus respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos.

 

Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales).

 

De todas maneras si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.

 

CAMPAÑA LE FAY : No permitamos que el PLAGIO se lleve nuestro trabajo, así que si conoces una historia Robada, por favor denúnciala a sus respectivos dueños. No es justo que nuestras horas de dedicación se vayan a la basura y se vean inmiscuidas en una total falta de respeto para el Autor y los lectores. Entre más luchemos, más saldremos adelante. ALZA LA VOZ, NO TE QUEDES CALLADO ANTE EL PLAGIO.

 

Tiempo: Posterior a la “saga” de libros.

 

               En calidad de Universo Alterno.

 

                  

 

FEEDBACK: katrinna_le_fay@yahoo.com.mx ó katrinna_le_fay@hotmail.com  

 

 

 

MSN:          shania_xs@hotmail.com

 

 

 

FACEBOOK: katrinna_le_fay@hotmail.com

 

 

 

Nota: Esta historia, por ser lo que es contiene algo de OCC en los personajes (creo que eso está claro desde el momento en que se llama: FanFiction) y

 

M-Preg. Hago hincapié en esto.


¿Qué es M-Preg? Es la contracción para referirse a un: Masculine Pregnant (embarazo Masculino). Si no te agrada esta temática, entonces no lo leas. De esa manera te ahorrarías algún sentimiento de contrariedad. Pero si te da curiosidad, entonces adelante. Recuerda que yo no me hago responsable de nada, tú decides si lees o no.


 

 

 

 

 

El Potter Mundo me llamó nuevamente después de unos años.

 

No se si me quedaré, no se si me iré, el punto es que traigo esta historia que ha rondado mi cabeza durante bastante tiempo y lo menos que puedo hacer por ella es llevarla a la luz. Debo confesar que por un momento creí que no lo lograría, pero heme aquí, esperando que les agrade.

 

 

 

 

 

No pensé hacer alguna dedicatoria especial pero debo hacerlo:

 

Para Heva, quien leyó esto primero y dijo, con ese poder de convencimiento que tiene sobre mí: ¡Debes terminarlo! (Gracias por soportarme a toda mi, a la “capataz” y a las quejas constantes del departamento, jamás tendré manera de pagarte todo el apoyo) y sobre todo por fundar el: “Fans Club México de Blaise Zabini (ya después sabrán la razón de esta nota).

 

A mi adorada “Kanojo” que se ha ido a San Francisco a conseguirnos un buen futuro para criar a nuestros hijos (es broma), pero si se fue y espero que este año sea el mejor para ella: “¡Good Lock my Darling!” y por supuesto (y jamás minimizado) para todos ustedes, quienes continúan leyendo lo que esta humilde loca realiza.

 

 

 

Y antes de pasar a la lectura, debo hacer unas últimas advertencias:

 

Como lo mencioné anteriormente, esta historia es Post-Guerra (después del séptimo libro aparentemente) por lo que hago mención de algunas cosas.

 

Se toparán también con que la descripción de Blaise Zabini no “concuerda” en nada a la que su creadora realizó y no es que sea racista (¡por todos los cielos!, tengo un crush del tamaño de la luna con Derek Morgan y Denzel Washington) lo que sucede es que cuando concebí esta historia (si, así de vieja es la idea) Rowling aun no había dado una descripción del personaje y tomando un pedacito de varios Fics, es como armé a este Blaise. Espero de corazón lo amen tanto como yo lo hago.

 

Y la última cosa, si esperas encontrar por aquí a James Sirius, Albus Severus, Lily Luna, Hugo, Rose, Scorpius, Ted Lupin, los hijos de Bill y a todos los de la “Next Generation”, entonces te informo que has llegado a la historia incorrecta; pero si te apetece viajar conmigo en una especie de AU, entonces bienvenido seas viajero.

 

Gracias por seguir eligiendo como acompañantes a las historias de su servidora: Katrinna Le Fay ^^

 

______________________________________________________________________

 

 

 

            Hay quien dice que a pesar de todo lo que puedas tener o hayas conseguido, aun hay algo que te mantiene de pié.

 

Sea algo grande o cualquier pequeñez, eso siempre te acompaña en las buenas y en las malas. En la salud y en la enfermedad. Todas las horas y días de tú vida.

 

Es algo que te ayuda a no flaquear y que te mueve a pesar de lo demás.

 

Es algo que siempre está a tú lado y que jamás te dejará hasta no ser realizado.

 

 

 

Eso mismo es lo que le impedía a él descansar en paz.

 

Era eso mismo lo que le hacía permanecer despierto por las noches y ausente varios minutos en el día.

 

Ese anhelar algo y no poderlo obtener por más esfuerzos que se hicieran.

 

 

 

Es así que un día cualquiera quizá, tomó la decisión y por eso se encontraba frente a la pared de “Melanie’s Hall”. Una de las tantas puertas a ese mundo mágico y de ensueño que no había pisado en mucho tiempo.

 

Respiró varias veces mirando atrás, por si alguna señal divina le indicaba no entrar.

 

Pero ya había esperado y hecho suficiente, ahora era momento de que ese mundo mágico le retribuyera un poco de lo mucho que había hecho por él.

 

Así pues extrajo de su gabardina una torcida y vieja varita de madera, con la que golpeó ciertos ladrillos de la pared y en el acto una puerta se abrió ante él.

 

 

 

No sonrió ni se maravilló como aquella ya lejana primera vez, dónde Diagon Alley había sido su destino.

 

Esta vez no era así, esta vez había decidido entrar por el centro del Londres Mágico y comprobar si los años habían sido benévolos para el lugar.

 

En cuanto dio un paso al frente, la puerta a su espalda se cerró, dejándolo totalmente solo y a merced de lo que fuera que encontrara del otro lado.

 

Pero, esa vez al menos, no podía flaquear.

 

Si retornaba al nido era específicamente por motivos que rebasaban su pensamiento y decisiones anteriores.

 

“Nunca digas nunca”, le habían dicho una vez y lamentablemente tuvo que sonreír porque era verdad.

 

A pesar de la magia, de la prestidigitación, el futuro es tan incierto como lo es la vida.

 

 

 

Por eso volvió a guardar su varita y sin importarle realmente sus ropajes muggles, se aventuró una vez más por el mundo de la magia.

 

Él sabía, tan bien como conocía su nombre, que probablemente esa vez ya no se iría. Y aunque hacía mucho tiempo la idea le hubiera causado risa, en ese momento no pudo definir sus emociones.

 

Solo sabía que debía estar ahí y que debía llevar a cabo su mayor anhelo.

 

 

 

+++

 

 

 

         No le tomó demasiado tiempo saber que nadie lo reconocía.

 

Había cambiado para bien. Del muchachito escuálido y de músculos vagos, producto del arduo trabajo vacacional, quedaba un hombre muy diferente.

 

Su estructura ósea jamás sería ni muy musculosa ni muy llamativa. Pero podía presumir que el correr diariamente tres o cuatro kilómetros, comer balanceadamente y alejarse de las adicciones le habían obsequiado una salud envidiable, y también cierto atractivo que siempre se afanaría en negar.

 

 

 

Su cabello ya no era tan corto, pero tampoco tan largo.

 

Se había rendido a la atracción de llevarlo como su padrino y de averiguar, pocos meses después, que de por vida seguiría igual de indomable como el primer día en que vio la luz.

 

Eso era tal vez el mayor de sus problemas. Cosa que ni el mejor estilista había podido solucionar.

 

 

 

“Harry, cariño. Sería mejor que te afeitaras la cabeza. Está de moda, ¿sabes?”

 

 

 

Eso solía decirle su estilista, y también, alguna que otra persona que había podido compartir su vida.

 

Pero nunca lo haría, era parte de su personalidad y así se quedaría.

 

 

 

Por otro lado estaba lo de su nombre. Aunque nunca creyó que viviría para contarlo, y pese a que terminó odiando a todo el mundo, no lo cambió.

 

Seguía siendo Harry J. Potter, pésasele a quien le pesase y también, recordase quien le recordase.

 

 

 

Y ahí otro puntito del porqué había decidido marcharse.

 

No era que hubiera siquiera pensado en sobrevivir, pero ya que lo había hecho…

 

 

 

-Información. Buen día.

 

 

 

La voz dulce de una dama lo sacó de concentración. Había caminado casi sin notarlo al interior de un edificio.

 

 

 

-Perdón.-Se excusó, sonriéndole a la muchacha.-Estoy buscando a una persona.

 

 

 

La chica, muy joven a su parecer, continuó sonriéndole como si de un niño se tratara.

 

 

 

-Si, eso puedo saberlo. ¿Pero qué persona busca?

 

 

 

Y ahí es dónde pensó que probablemente debió de haber hecho más investigación.

 

 

 

-¿Sabes una cosa? En realidad no se si se encuentra aquí. Hace ya muchos años que le perdí la pista.

 

 

 

La chica tuvo la gracia de reírse, y él, de apenarse.

 

 

 

-Lo lamento.-Sonrió él con cierto bochorno.-Debí informarme más antes de venir.

 

-Bueno, como le dije en un principio, esta es información.

 

 

 

Y la muchacha casi le señala un enorme cartel flotante que efectivamente tenía la leyenda: Información, resaltada con azul.

 

 

 

Harry tuvo la vaga sospecha de que se estaba sonrojando y antes de que cometiera alguna tontería, la amable muchacha frente a él fue llamada por una mujer robusta y de no muy buen carácter.

 

 

 

-Vicky, te necesito ahora mismo en recepción.

 

-Pero estoy…

 

-¡Ahora!-Gritó la mujer, estremeciendo no solo a la chica, sino también a él.

 

-Lo lamento, tal vez alguien más pueda ayudarle.-Se excusó, visiblemente apenada.

 

-No te preocupes, solo ve.

 

 

 

La chica agradeció su comprensión y de inmediato corrió hacia dónde la mujer se encontraba.

 

Dos segundos después habían desaparecido y él no tuvo que preguntar por aquel maravilloso suceso.

 

 

 

Miró en rededor y no vio a nadie que pudiera ayudarlo, por eso y valiéndose una vez más de su varita, es cómo se puso en acción.

 

 

 

-Veamos, ¿cómo es que era?... ¡Ah, si! ¡Axio, libro de registros!

 

 

 

Y de inmediato un grueso libro verde flotó hasta él.

 

 

 

Sonrió agradado, al menos no había olvidado los hechizos básicos.

 

 

 

Con sumo cuidado y volteando de vez en cuando hacia los lados, es cómo se dedicó a buscar a la persona que necesitaba.

 

Por suerte no tuvo que indagar demasiado, pues la cuarta hoja le enseñó que él se encontraba en ese lugar.

 

Asegurándose de que nadie lo había visto, y de que no olvidaría el piso al que se dirigía, devolvió el libro a su lugar alejándose casi de inmediato.

 

 

 

Un poco más confiado se acercó a los ascensores y dio gracias de que al menos existieran. No estaba seguro de poder aparecerse en el séptimo piso.

 

Es más, no estaba seguro de que aun recordara cómo demonios se hacía eso.

 

Rápidamente y con ciertas turbulencias, como era costumbre en los ascensores mágicos, llegó al piso deseado, sintiendo una leve sacudida cuando salió del cubo metálico.

 

 

 

-Magia. Debí imaginar que jamás usarían poleas.-Murmuró, tratando de recuperar el equilibrio.

 

 

 

Sin siquiera acercarse a la recepción del piso, se dirigió directamente hacia el pasillo, dónde claramente se podían identificar las placas flotantes de los que laboraban tras cada una de las puertas.

 

Miró la penúltima y sintió por un momento que debía detenerse.

 

 

 

Echó un vistazo a un lado y nadie pareció prestarle especial atención. En realidad nadie lo miraba, y a pesar de que no le importaba, pensó que una intervención en ese momento le haría bien.

 

 

 

-Tienes que hacerlo-Se animó así mismo, recordándose sus motivos.

 

 

 

Ni siquiera sintió cuando su brazo se movió y tocó a la puerta.

 

Ya estaba hecho, ahora, solo era cuestión de esperar.

 

Unos pasos del otro lado y con ellos el corazón en la garganta.

 

 

 

La persona que abrió la puerta no era quien esperaba.

 

Un par de ojos azules lo observaban con curiosidad.

 

 

 

-Ham…hola.-Saludó Harry sin saber que hacer.

 

-Hola.-Respondió un niño de unos cinco años.- ¿Qué buscas?

 

 

 

El pelinegro sonrió, inclinándose para quedar a la altura del pequeño.

 

 

 

-Estoy buscando a un medimago. Tal vez tú puedas ayudarme.

 

 

 

El niño pareció pensarlo mientras se rascaba la nuca.

 

 

 

-No conozco a muchos. Pero si puedo, lo haré.

 

 

 

Por un momento las pecas que el niño resaltó con su sonrisa le hicieron recordar a alguien.

 

 

 

-¿Qué?-Indagó el infante frunciendo el entrecejo.- ¿Tengo algo en el rostro?

 

 

 

“Actitud Slytherin”.- Pensó de inmediato, por la volubilidad del pequeño.

 

Pero era imposible, por eso volvió a sonreírle.

 

 

 

-No te enfades, es solo que…

 

-¿Derek?- Llamó una voz al fondo. Una voz que a pesar de ser suave, exaltó al niño.

 

-Huy, mi papi.-Sonrió el infante, revelando cierto susto en sus palabras.

 

 

 

Lo curioso para Harry era que exactamente aquella actitud la mostraba cierto amigo suyo del pasado cada vez que su madre lo llamaba.

 

Y aunque ese día no había recibido sorpresas, lo que a continuación miró, si que lo sorprendió en grande.

 

 

 

-Derek, ¡¿cuántas veces te he dicho que no le abras la puerta a desconocidos?!-Riñó el que por ende resultaba el padre del niño. Un hombre alto y…pelirrojo.

 

-Lo lamento, papi.-Musitó el infante con un puchero enorme que daba a entender que en cualquier momento se echaría a llorar.

 

El adulto pareció pensárselo mejor y con una sonrisa consoladora se inclinó hacia su hijo.

 

 

 

-Está bien, está bien, no hagas eso. Solo…no lo vuelvas a hacer, ¿de acuerdo?

 

 

 

El niño asintió y de inmediato se echó a los brazos de su padre, quien pese a su actitud enfada de un principio tuvo que modificarla.

 

 

 

-No puedo creerlo. ¡Tienes un hijo!

 

 

 

La entusiasmada oración provocó que el pelirrojo mirara hacia arriba y se encontrara con una figura que hacía varios años no miraba.

 

 

 

-¿Harry?-Indagó con la voz temblorosa, apartándose del niño que hizo un gesto de disgusto por dejar tan rápido los brazos de su padre.

 

-Él mismo, compañero.-Sonrió el de ojos verdes, provocando un grito emocionado de parte del pelirrojo quien se lanzó rápidamente a los brazos del de anteojos.

 

-¡Oh, por Dios! ¡Oh, por Dios! ¡No puedo creer que…mírate, estas casi igualito!- Exclamó el pelirrojo al aturdido trigueño quien solo pudo efectuar un gesto conmocionado.

 

-Pues…tú si que has cambiado bastante, Ron.

 

 

 

Era la primera vez en mucho tiempo que pronunciaba el nombre de su mejor amigo en voz alta. Lo principal de todo fue que se sintió genial.

 

El aludido se encogió de hombros y dejó respirar a su amigo.

 

 

 

-Ciertamente uno no pasa más de diez años en vano, ¿o si?

 

 

 

Harry negó. Él mismo había cambiado un poco, era verdad, pero ya que veía a Ron y sobre todo el abultado vientre casi oculto bajo la túnica, comprendió de dónde había venido el niño que le abrió la puerta.

 

 

 

-Wow.-Es todo lo que Harry pudo decir al tocar, sin autorización, el vientre de su amigo.-Esto es…wow.

 

 

 

Ron giró los ojos pero se dedicó un momento a sonrojarse.

 

 

 

-Cinco meses y medio, y sigo creciendo. Otro poco más y ya no cabré por ninguna puerta.-Rió el pelirrojo con cierto bochorno.

 

-No digas tonterías, te ves más que bien.

 

 

 

El aludido lo tomó como un cumplido y sonrió. Sin embargo lo que fuera que iba a decir murió con la intervención del pequeño pelirrojo que empujó a Harry fuera del alcance de su padre.

 

 

 

-¡No es tuyo!-Enfatizó el chico con el seño fruncido y voz enfadada.- ¡Es mío y de papá!-Agregó y desde ese momento no hubo poder humano o mágico que lo separara de su padre.

 

-Derek.-Riñó Ron con cierta pena, pero Harry negó con la cabeza.

 

-Déjalo, él tiene toda la razón.-Guiñó en confidencia, indicándole al otro que ya después tendrían tiempo de ponerse al corriente de todo, en especial sobre papá.

 

 

 

El pelirrojo suspiró y trató de contener la emoción de abrazar nuevamente a su amigo. Tanto que preguntar, tanto que decir, pero con Derek de por medio sabía que no podría volver a abrazar a Harry, por demasiados deseos que tuviera. Así que lo único que pudo hacer mientras su hijo se abrazaba a él y miraba al pelinegro fijamente como advirtiéndole: no te acerques o ya verás, fue indagar un poco sobre la duda que acaparaba a las demás.

 

 

 

-¿Y qué haces aquí?

 

 

 

Harry, quien continuaba mirando a Derek y el enorme parecido con Ron, se exaltó un poco al escuchar la cuestión.

 

 

 

-¿Quieres decir aquí, aquí después de desaparecer por tantos años?

 

 

 

Ron negó, aunque habría deseado asentir.

 

 

 

-No. Me refiero ha aquí, aquí en San Mungo. Más específicamente en este consultorio.

 

-¡Oh!-Exclamó el muchacho, olvidándose por un momento de todo.-Pues creo que es obvio, ¿no?

 

 

 

Pasarían los años, las semanas y los meses. Los elefantes volarían y el mundo cambiaría, pero Ronald Weasley continuaría siendo el mismo chico medio atolondrado que no captaba las cosas a la primera.

 

 

 

-He venido a ver a Neville, Ron.

 

 

 

El aludido frunció el entrecejo pero casi en el acto abrió los ojos muy grandes, y todo lo que pudo decir fue:

 

 

 

-¡Oh!

 

 

 

 

 

oOoOoO

 

 

 

 

 

         Neville Longbottom era un nombre que a pesar de su gran historial de desastres, pero de gran valentía cuando se requería de ella, había llegado a ser grande.

 

Tal vez de niño no había sido la mejor opción a la cual acudir por algún consejo personal ni mucho menos escolar, pero a años del desastre particular que había sido Neville, en la actualidad era un hombre respetado por todo el mundo mágico de Inglaterra y más allá.

 

Era la clase de persona invitada a todas las fiestas del ministerio y a aquellas reuniones privadas que la alta sociedad del mundo mágico organizaba.

 

Ser amigo del Medimago Neville Longbottom era ser lo mejor del mundo y nadie, ni siquiera aquellos que no concordaban con él del todo, se atrevían a insultarle de alguna manera.

 

Si alguien hubiera dicho en el viejo Hogwarts que el atolondrado de Neville llegaría a convertirse en lo que era en la actualidad, seguramente se habría ganado el año entero en detención y habría pasado las tardes escribiendo: No debo decir incoherencias.

 

Pero había sucedido, y de ese chico solo quedaba el recuerdo y tal vez, solo tal vez, uno que otro accidentito en el área de pócimas.

 

 

 

-La verdad es que sigue sin gustarme pociones. Que Snape me perdone desde dónde quiera que se encuentre pero ¡ODIO POCIONES!

 

 

 

Harry rió tan fuerte que por poco y expulsa el té por la nariz.

 

 

 

-Neville tiene un equipo de expertos en pociones, Harry.-Argumentó Ron quien también había lanzado una carcajada.-Porqué si él se mete en el laboratorio es capaz de desaparecerlo con las explosiones.

 

 

 

El hombre delgado y de cabello alborotado en el que se había convertido Neville, simplemente se sonrojó pero asintió a lo que el pelirrojo había dicho.

 

 

 

-San Mungo me los proporcionó porque…bueno…será mejor que cambiemos de tema.-Murmuró un poco abochornado.

 

 

 

Pero Ron no le daría tregua tan fácilmente.

 

 

 

-¡Ah, no! Tú tienes que contarle a Harry como casi el hospital te echa a patadas cuando le incendiaste el laboratorio de investigación y…

 

 

 

Pero Harry no tuvo que escucharlo porque dado el rojo fosforescente que Neville había adquirido en el rostro, dedujo que había sido verdad.

 

 

 

-¡Salió en el Profeta!-Exclamó Ron mostrando toda su dentadura.-Así que imagínate lo que pudo haber ocurrido.

 

-Si.-Sonrió el pelinegro.- ¿Y no tuviste problemas legales?

 

 

 

Neville asintió, pero fue Ron quien se encargó de responder lo demás.

 

 

 

-¡Claro que los tuvo! Un montón. Pero da gracias a que su maridito es abogado, si no…

 

 

 

Harry brincó sobre su asiento.

 

 

 

-¿Abogado?-Indagó mirando a Neville con mucha atención.

 

-Si, y uno muy bueno.-Señaló el muchacho con una nota de orgullo que difícilmente podía pasar desapercibida.

 

 

 

Lo que a Harry no le sorprendió fue el hecho de que el esposo de Neville fuera abogado, sino el hecho en si de que fuera un él y no una ella como lo había supuesto.

 

 

 

-¿Y Luna?-Indagó el ojiverde, un poco perdido en todo ese asunto.

 

 

 

El aludido miró a Ron quien solo se encogió de hombros.

 

 

 

-Eso de desaparecer mucho tiempo tiene sus consecuencias.-Murmuró Ron, no con afán de culpar a su amigo, sino para indicarle que muchas cosas, evidentemente, habían cambiado.

 

-¿Qué hay con Luna, Harry?-Preguntó Neville, depositando su taza vacía de té en la mesita frente a él.

 

-Es que yo…pensé que tú y ella…

 

-Luna y yo nunca tuvimos nada, Harry.-Sonrió el medimago con mucha amabilidad.-Es una buena amiga pero nada más. Ella se casó… ¿el año pasado, Ron?

 

 

 

El pelirrojo asintió mientras trataba de que Derek no comiera más galletas.

 

 

 

-Fue una fiesta loca. Invitó a todos los amigos y a medio profesorado de Hogwarts, pero yo solo pude asistir a la ceremonia. Como verás, estoy plagado de trabajo.-Indicó el medimago, sin perder el toque cordial que siempre lo había caracterizado.

 

-No te perdiste de mucho, compañero.-Informó Ron al de anteojos.-Ya sabes lo chiflada que está la chica. Aun así creo que eligió buen marido. Es cazador de… ¿qué?-Preguntó al medimago que alzó los hombros.

 

-No tengo ni idea, pero debe cazar animales raros, de esos que vuelven loca a Luna.

 

 

 

Harry se lo podía imaginar. Al parecer Luna continuaba tan loca como siempre. Aun así le dio gusto saber que era feliz.

 

 

 

-¿Bueno, y a todo esto con quien te casaste?-Cuestionó el pelinegro al de ojos azules, quien sonrió un poco abochornado.

 

-No…ham…no creo que lo recuerdes.-Respondió.

 

-¿Entonces lo conozco?

 

-¡Claro que lo conoces!-Intervino Ron nuevamente.-Pero lo que dice Neville es verdad, Theo parecía invisible en Hogwarts.

 

-¿Theo?-Pronunció el de anteojos sin comprender.

 

-Si, Theo, Theodore Nott.-Sonrió el medimago al darle respuesta a la cuestión de su amigo.

 

 

 

Harry tardó un momento en procesar el nombre y cuando lo hizo solo pudo mirar al sonriente Neville que aguardaba su veredicto.

 

 

 

-¡¿Te casaste con un Slytherin?!

 

 

 

El aludido sonrió y asintió.

 

 

 

-¡No lo puedo creer! Y yo que pensé que las serpientes y los leones estarían enemistados siempre.

 

-Las cosas cambian.-Aseguro el medimago estirándose un poco sobre la silla.-No debería de sorprenderte. Tú hiciste capaz eso.

 

 

 

Hasta ese momento los tres habían evitado hablar sobre la guerra, sus consecuencias y la huída de Harry del mundo Mágico. Pero era uno de esos temas que no pueden olvidarse para siempre. Por más que se quiera.

 

 

 

-Yo…preferiría no recordar.-Murmuró el pelinegro y se dedicó a medio sonreírle a Derek, quien de vez en cuando lo miraba fijamente.

 

 

 

Ron miró a Neville y negó con la cabeza.

 

En todos esos años su amistad se había mantenido, por lo que con una sola mirada el medimago entendió más que mil palabras. Por eso asintió y trató de llevar el tema por otro lado.

 

 

 

-Hogwarts se reconstruyó hace unos años y me ofrecieron el puesto que tenía la profesora Sprout.-Comunicó Neville, invocando otra caja de galletas que Derek agradeció, pero no su padre.

 

-¿Herbología? ¿Y porqué no lo tomaste?

 

-Me di cuenta de que por más que ame las plantas, nunca se comparará con la medimagia. Por ello en la academia logré mucho combinando la herbología con las viejas técnicas. McGonagall lo entendió en su tiempo y el actual director también.

 

-¿Quién se quedó con la dirección?-Indagó el de anteojos con curiosidad.

 

-Percy.- Apuntó Ron con un mohín gracioso.-Y el sub director es Seamus Finnigan.

 

 

 

Harry casi escupe el té.

 

 

 

-Hacen buen equipo y se han dedicado a retirar poco a poco las rencillas entre las casa. Todos somos seres humanos y eso hay que entenderlo.-Señaló Neville y Harry asintió. Las peleas de años y el racismo habían originado la olímpica guerra de la cual no deseaba acordarse.

 

Era una sorpresa escuchar lo de Hogwarts, pero no podía sentirse mejor por ello.

 

 

 

-De vez en cuando doy charlas a los alumnos de sexto y séptimo sobre medimagia. Ya sabes, como lo que los muggles hacen con sus estudiantes.

 

El ojiverde asintió. Le alegraba saber que su amada escuela estaba mejor que nunca, por lo que intuía.

 

 

 

El resto de la charla se volvió irrelevante, por lo que llegó el momento de la verdad.

 

 

 

-Y dime Harry, ¿qué te trae por aquí?

 

 

 

Ron, quien reñía a Derek por la descomunal carga de adrenalina que tendría el resto del día por culpa de las galletas, miró a Harry un segundo antes de incorporarse de su asiento con su hijo.

 

 

 

-Será mejor que los deje solos.-Comunicó avanzando a la puerta.

 

-No hace falta, Ron.-Sugirió el de anteojos pero su amigo negó.

 

-Aguardaré afuera. ¿De acuerdo?

 

 

 

Harry se lo pensó un momento y asintió. La prudencia de Ron evidentemente había crecido.

 

Cuando la puerta se cerró tras el pelirrojo, Neville miró atentamente a Harry  y aguardó a que comenzara a hablar.

 

El de anteojos respiró un par de veces. Ya había agotado todas las posibilidades y ya estaba todo decidido, solo faltaba que su amigo pudiera ayudarlo. Así pues solo restaba comunicarle lo que había ido a buscar con él, y sobre todo, a ese mundo que no podía fallarle. Era su última esperanza.

 

 

 

-Vine aquí esperando que tú puedas ayudarme.-Dijo con bastante seriedad, por lo que el rostro de Neville también se enserió.

 

-¿Y cómo puedo hacerlo?-Expresó el medimago, intuyendo ya la respuesta.

 

 

 

Harry ni siquiera lo meditó antes de responder.

 

 

 

-Quiero tener un bebé.

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Muchas gracias por volver a leerme ^^

 

Espero les haya gustado.

 

Actualizaré tan pronto pueda, de todas formas déjenme saber sus opiniones acerca de esta nueva y especial historia.

 

Un saludo muy grande para todos, su amiga:

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Katrinna Le Fay

 

 


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