Tas el incidente con Akuram, Akane y sus acompañantes regresaron a su vida normal, pero eso no quería decir que las cosas serian como siempre.
-"Akane ¿Estás segura?"- habla el chico pelinaranja quien caminaba junto a la chica por un camino lleno de arboles de cerezo en flor.
-"Claro. Quiero compartir con todos esta noticia"- termino de decir la chica con una sonrisa en su rostro.
-"Tienes razón"- correspondiendo a la sonrisa.
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Mientras en Kyou:
Eisen estaba preparando su partida del templo ya que había recibido un mensaje horas antes diciendo que por la tarde llegaría la Sacerdotisa del Dios Dragón y quería que todos los Hachiyou estuvieran presentes así que se dirigió a pedir permiso para ir al palacio de la princesa Fuji, mientras recordaba las últimas palabras que la chica le había dicho antes de irse.
-"Muchas gracias por tus sentimientos Eisen-san, me han hecho muy feliz, pero.... No puedo aceptarlos".
-"Me lo imaginaba, aun así Miko, me alegra haber podido decirte mis sentimientos"- decía con una sonrisa en su rostro pero con una terrible opresión en su pecho.
-"No te preocupes Eisen-san, estoy segura que encontraras una persona que ames y te ame de igual forma"
Tras esas palabras la chica dejo Kyou y esta era la primera vez que la vería después de su partida así que estaba un poco emocionado.
Después de unas horas llego al palacio y tras intentar bajar del carruaje, tropezó con uno de los escalones así que cerró los ojos esperando el impacto pero este nunca llego, sin embargo sintió que dos fuertes brazos lo sujetaban.
-"Y-Yasuaki-dono!"- abriendo los ojos con algo de sorpresa
-"¿Te encuentras bien?"- le pregunta con esa voz inmutable que lo caracterizaba.
-"Sí g-gracias"- retirándose de sus brazos y sintiendo sus mejillas calientes de repente.
-"Mon dai nai" caminando hacia dentro del palacio para terminar de decir- "Vamos"
-"H-Hai"- el pelimorado lo siguió en silencio mientras trataba de tranquilizarse.
Cuando ya estaba por lograrlo se dio cuenta que ya se encontraban en una de las habitaciones donde estaban Akane sentada junto a Tenma y los demás Hachiyou rodeándolos.
-"Ah. Eisen-san. Yasuaki-san. ¡Qué bueno que ya están aquí!"- habla contenta la chica mientras les ofrece una sonrisa.
Los dos chicos hicieron una reverencia pero ambos se quedaron parados en el umbral de la puerta.
-"¿Qué sucede? ¿No piensan entrar?"- pregunta el pelinaranja algo impaciente.
-"No. Aquí estoy bien"
Tras unos minutos Akane y Tenma se pusieron de pie y entrelazaron una de sus manos para disponerse a hablar.
-"Bueno chicos el motivo por el que estamos aquí ahora, es para decirles que decidimos...... casarnos"- habla la chica con una felicidad que se percibía en sus palabras.
-"Así que queremos hacerlo aquí en Kyou junto a ustedes. Claro, si no les importa"- complemente el pelinaranja.
-"Ah! Me alegra mucho. Akane-chan. Tenma-sempai"- los felicita Shimon mientras los otros Hachiyou solo les sonríen.
Eisen al escuchar las palabras de ambos chicos sale corriendo dejando a los presentes algo extrañados.
-"Eisen-san"- grita la ojiverde, intentando seguirlo pero el peliverde la detiene.
-"No hay problema Miko. Yo iré!"
-"¿Yasuaki-san?"
El onmyouji salió corriendo para alcanzar al ojivioleta dejando a todos los presentes más perplejos de lo que ya estaban, mientras Akane sonreía alegremente.
El Hachyou de Genbu se dirigió a uno de los patios traseros del palacio para desahogarse un poco, sabía que esto sucedería tarde o temprano pero la noticia lo tomo por sorpresa.
Mientras el otro hachyou de Genbu en pocos minutos lo encontró y en cuanto se acerco más a él, pudo observar que lagrimas corrían por sus mejillas provocando que sintiera una punzada en el pecho y que recordara lo que le había dicho la Sacerdotisa antes de irse.
-"Yasuaki-san, gracias por querer protegerme pero yo no soy la persona más importante para ti. Hay alguien más que necesitará de ti y que siempre querrás proteger"-
-"Miko......"
El peliverde por fin comprendió lo que la chica le dijo, la única persona que le provocaba la sensación de querer proteger sin importar que arriesgara su vida, a parte de la Sacerdotisa era aquel chico que estaba frente a él.
Así que en un rápido movimiento tomo las muñecas de Eisen y lo abrazo.
El pelimorado estaba perplejo por tal acción pero un calor que no podía describir lo inundo, así que se aferro a sus ropas mientras las lágrimas seguían cayendo.
Yasuaki sonrió levemente mientras en un susurro le dijo:
-"Mon dai nai. Yo te protegeré. Eisen"
Así él supo que por fin había encontrado a su persona importante, aquella que protegería para toda la vida, y Eisen descubrió que habían robado su corazón de nuevo, aquella persona lo aceptaba como era y se atrevía a consolarlo cuando lo necesitaba, así que sintió que por fin encontró a la persona que Akane le había dicho, *Aquella que amaría y que lo amaría de igual forma*.
FIN