Entre espadas y hechizos
Cap.1
¿Enamorado?
-dónde vas?
-al infinito y más acá- dijo el rubio con entusiasmo levantando una mano empuñada al aire.
La mirada de Kurogane se torno aguda y molesta. Él hablando seriamente, y como siempre Fey tomaba todo a la ligera.
-no te preocupes, volveré pronto.
-mas te vale que sea así, o sino iré a buscarte- dijo molesto tratando de levantarse de la cama
El rubio beso la frente del moreno, y lo obligo a recostarse; aun se hallaba imposibilitado para moverse debido a las múltiples heridas que tenía en el cuerpo.
El moreno simple mente cayo rendido por el sueño, no podía resistirlo más, estaba débil, había perdido mucha sangre.
Aunque sus ojos luchaban por mantenerse abiertos, y sus manos por sujetar e impedir la partida del mago no lo logro, al final solo pudo ver borrosamente como este se retiraba de aquella habitación.
-“Gomene Kurogane, pero debo continuar solo de aquí en adelante…”- Fueron las palabras de despedida que el rubio dijo mentalmente mientras lanzaba una leve mirada hacia aquella habitación donde reposaba aquello que él amaba.
-“Puede ser que el pasado nunca regrese… (Cerrando los ojos) pero de algo debes de estar seguro, yo siempre te protegeré…Kurogane.”- Poco a poco el cuerpo de Fey se desvaneció en aquella intensa luz blanca.
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-esta apretado-dijo el rey
-mmmm, eh? uhm…-los gemidos comenzaban a multiplicarse, mientras que en la habitación continua un sonrojado y muy molesto Kurogane se hallaba al borde de la histeria. Hacía más de dos horas desde que Fey estaba a solas con aquel rey de pacotilla hablando sobre “estrategias militares.”
-suficiente, irse a traerlo.
-no lo hagas, recuerda que ese era la condición para que el rey nos entregara la pluma-dijo un igualmente sonrojado Shaoran.
-Además, él no se está quejando- agrego una divertida mocona.
-mmm, ¡duele mucho!!!!-se escucho la lasciva voz de Fey.
-aguanta, ya te acostumbraras- respondió el rey
-yo lo mato!!!!-corría desenvainando su espada un endemoniado Kurogane
Abrió la puerta sin esperara ni un segundo más:
-aparta tus manos de él estúpido rey de paco…ti…ya?
-discúlpenlo, esta borracho-intervino rápidamente Fey, que apareció de la nada en la espalda del espadachín, dándole golpecitos leves- Kuropi, cuantas veces debo decirte que no bebas más de la cuenta.
La cara de Kurogane era un poema, una vez abierta la puerta se vino a encontrar con un Fey vestido como una hermosa princesa del siglo XVII, una dama de compañía que le ajustaba la peluca, y un rey que no hacía otra cosa más que jugar con una trampa para dedos echado en la cama.
-ve afuera y déjanos terminar- Fey recrimino y hecho de la habitación a Kurogane, esa situación verdaderamente divertía al mago, puesto que conocía perfectamente lo celoso que era.
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Pasaron cuatro horas desde lo ocurrido y aun el espadachín no lograba reponerse.
-kuropo, hasta cuando vas a estar molesto, ya te dije que es solo un favor para obtener la pluma, además… ¿qué pensabas?- dijo, mirándolo de forma divertida, al mismo tiempo que se tapaba media cara con un abanico blanco.
-acaso creías que el rey y yo…-hiso una pausa dramática, mirando tristemente al espadachín para luego descubrir su cara y saltar a su brazo izquierdo- no te preocupes yo solo haría eso contigo-dijo de lo mas emocionado.
Nuevamente los colores se subieron al rostro de Kurogane, al grado de que si le hubiese sido permitido mataría al mago en ese mismo instante.
-¡cállate!
Fue lo unió que dijo, ya que no deseaba cometer un asesinato “recuerden las reglas de la bruja Yuko”
Todos los presentes quedaron callados, si algo habían aprendido en todo su viaje era a no meterse en los pleitos de esos dos, pero como en cada grupo siempre existe una excepción la excepción fue Mocona que comenzó a dar brincos y a cantar.
-¡kuroro estaba celoso!-comenzó a tararear alrededor de Fey-si, muy celososb34;!
-cállate estúpida bola de pelos-golpeo la cabeza de la bolita blanca- claro que no, quien podría estar celoso de un payaso sin chiste- Fey sonreía ante la escena, debía ser franco consigo mismo, adoraba ver la cara de enfado del espadachín, y mucho más cuando sabia que él era la causa de su enfado.
Fey comprendía que nunca recibiría de parte del espadachín palabras dulces o siquiera una declaración, pero a él le bastaba con observarlo, sabía que sus sentimientos de cierta forma eran completamente correspondidos.
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Ya era la hora, la hora de la gran fiesta, después de cuatro horas de preparación, malos entendidos y de mucho humor, Fey hacía su debut en el gran salón del castillo como la “Prometida” del rey, con ello nadie negaría que era un autentico rey, con reina y todo lo demás.
Flash Back
-entonces, ¿si te ayudamos con esta farsa nos entregaras la pluma?
-sí, si me ayudan a convertirme en un rey completo los ayudare-todos el grupo de Shaoran se reunió en un pequeño círculo alejado del rey para meditar el asunto.
-solo será actuación, ¿no?
-mmm, esto me parece demasiado fácil.
-no podemos permitir que nada malo le ocurra la princesa Sakura.
-mmm, pero si yo no voy entonces… ¿quién lo hará?.
Después de un breve silencio, todas las miradas se pusieron sobre Kurogane.
-¿por qué me miran todos?, ni siquiera parezco chica.
-lo sabemos-dijo Mocona.
-¿entonces?
-Fey se casara con el Rey Won.
-….-el silesio invadió al grupo por leves segundos, y las miradas seguían sobre el espadachín, que en más de una ocasión pese a su negación había mostrado sus celos exagerados por el rubio.
-¿por qué me siguen mirando?.
-no dirás nada, Kuro-pinpin?.
-Kurogane, mi nom…, olvídalo, porque tendría que decir algo, eres tú el que se vestirá como mujer, ¡no yo¡.
Nuevamente todos se miraron y asentaron con la cabeza, el plan ya estaba establecido, ayudarían al rey con su farsa y así obtendría la pluma para el amanecer.
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Fin del Flash back
Todas las miradas se quedaron prendidas de la figura resplandeciente de Fey, los murmullos sobre la bella prometida se comenzaron a divulgar por todo el reino y una sonrisa de satisfacción se mostraba en el rostro del rey, todo salía de acuerdo al plan; se casaría con Fey para ser un rey legitimo, les entregaría la pluma en recompensa y luego diría que su esposa emprendió un largo viaje alrededor de aquel mundo en simbología del gran amor que le tenía al rey.
Todo de acuerdo al plan, la fiesta, el baile, la multitud de nobles y plebeyos que eran testigos del acontecimiento, todo parecía perfecto, pero todo era un desastre para cierto espadachín.
Apenas diviso en la habitación real al Fey y lo vio vestido de esa forma no podía negar que sentimientos misteriosos comenzaban a envergarlo, se sentía molesto, muy molesto al ver como aquel rey de pacotilla tomaba de la cintura al rubio y bailaba alegremente con él, tampoco podía soportar como otros le lazaban miradas poco decorosas al hechicero.
Así pasaba la noche nuestro espadachín armando un laberinto de venas hinchadas sobre su cara, poniendo a prueba todo el auto control que tenia por las escenas vistas y diciéndose mental mente “todo es una farsa, todo es una farsa”, hasta que de pronto paró en seco y se pregunto:
-¿y por qué me estoy molestando tanto por ese idiota?.
Finalmente la pregunta que nunca se hizo hasta hoy, la pregunta que ya tenía una respuesta para todos, inclusive para el mismo mago, pero no la tenía para él.
-¿Por qué?.
Las escenas pasaban por su cabeza, cada una de las aventuras, cada una de las situaciones bochornosas y estúpidas que el mago le había hecho pasar en complicidad con aquella bola de pelo, podría ser que no solo sintiera amistad por él.
Miro a todos lados, trataba de ubicar al mocoso, debía saberlo, debía saber que era aquel sentimiento que siempre lo embargaba.
Allí estaba, en el jardín, el mocoso acompañaba a la princesa Sakura, así que decidió ir a por él, debía saber que era lo que sentía, y debía saberlo ya.
-mocoso, debo de hablar contigo.- exigió.
Shaoran miro extrañado al espadachín, pero accedió a ir con él, después de todo era su maestro, le debía respeto, y también era su amigo, le bebía confianza y apoyo.
-¿ocurre algo malo?.
El rostro del espadachín estaba rojo de la vergüenza, pero debía de saberlo.
-¿cómo es… estar enamorado?.
-¿Eh?- pregunto Shaoran con una gotita en la cabeza.
-¿qué es lo que sientes por la princesa Sakura?.
De pronto el ambiente cambio a uno más candente, ya que ahora eran dos los que ardían hasta más no poder por la vergüenza, como podían ambos hombres explicar sus sentimientos.
-yo, la princesas…. Yo, veras- el joven arqueólogo no sabía cómo explicar sus sentimientos, y menos ahora que la princesa desde el balcón vecino lo miraba con una cara de curiosidad por el color de su rostro.
-solo deseo proteger a la princesa porque es mi mejor amiga- el espadachín arqueo la ceja, no sabía cómo interpretar lo descrito, entonces estaba bien, se sentía así porque… ¿Fey era su mejor amigo?.
La sola idea de pensar así de Fey no le cuadro, un amigo no se pone celoso, no a ese grado.
-ella es lo más importante que tengo en esta vida, sin ella yo no sabría que hacer- soltó finalmente Shaoran, ahora más calmado- yo la quiero mucho, ¡amo a la princesa¡.
-¿y cómo sabes que estás enamorado?
-porque no me puedo imaginar un mundo sin la princesa, ella es mi mundo, es la única persona que siempre estuvo a mi lado.
El espadachín miro al joven arqueólogo y luego se pudo a meditar. Un mundo sin Fey:
Una enorme casa antigua (estilo japonés), una hermosa esposa, hijos fuertes y educados, el agua de un arroyuelo sonado por el choque de un bambú, una cigarra cantando por el inicio del verano… paz, tranquilidad, un mundo perfecto.
Suspiro sorprendiendo a Shaoran, su suspiro era de alivio, podía imaginarse un mundo sin Fey, ósea que no estaba enamorado, por lo cual no había de que alarmarse o ¿sí?.
-Kurogane, tu amas a Fey, verdad- los colores que comenzaba a desaparecer del rostro de Kurogane retornaron con mayor intensidad.
-claro que no- es decir podía imaginarse un mundo sin Fey, entonces no lo amaba, pero tampoco se sentía a gusto con el termino mejor amigo peor con el simplemente amigos.
-…-Shaoran miraba al espadachín esperando respuesta, al no tenerla simplemente sonrió y dijo.
-no te preocupes, Fey también te aprecia mucho, ¡Animo!.
Ahora sí, el color rojo tendría un nuevo enfoque de tonalidad, ya que los de Kurogane sobre pasaban los limites.
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Al concluir la noche afueras del palacio el hechicero hacia acto de presencia para reunirse con su grupo y entregarle a la princesa la pluma que tanto requería para recuperar sus recuerdos.
Al verlo venir no supo que era esa sensación de satisfacción al ver a ese mago; podía imaginarse un mundo si el mago, de hecho era un mundo casi perfecto lleno de paz y tranquilidad, definitivamente, no era amor lo que sentía por el mago, no era amor ni amistas. Era algo más.
Decidieron partir al otro mundo en búsqueda de más plumas, al fin y al cabo el viaje aun tenia para ratos, así que no había prisa por saber el significado de ese sentimiento, lo único importante ahora era estar a su lado.