¡Vacaciones el mejor tiempo para todo! Descansar, correr, dormir, jugar hasta que te canses… amo este tiempo, es el tiempo en el que yo, Hirokazu Shioda, podía ser yo sin repercusiones, 24/7 haciendo lo que a mí me viniese en gana… ¡tal vez hasta me inscribiera en el torneo de cartas de digimon! Quiero decir, ya tuve la experiencia de tener un digimon de verdad, lo extraño harto, pero no se puede vivir en el pasado ¿cierto? Tengo que seguir adelante, pero a pesar de todo no sería capaz de al menos jugar con mis cartas, el único recuerdo que tengo, el de que fui un tamer y ayude a este mundo a ser salvado, de que vivimos una súper aventura con mis mejores amigos, no hay nada igual si vamos al punto.
Este verano, habíamos planeado ir a casa de Kai el primo de Takato, todos estábamos de acuerdo en que un poco de sol, mar y arena no nos caería nada mal, pero justo el día de irnos estuve ardiendo en fiebre, no quería ni moverme de mi cama, todo me daba vueltas y me sentía realmente mal, asi que llame a Takato y le dije que no podría, casi sentía la muerte llamándome, el me dijo que era un exagerado y que podían posponerlo, pero eso sería muy egoísta de mi parte asi que simplemente les desee suerte, y que me trajeran mínimo un recuerdo, oí a Rika soltar un suspiro y Takato le dijo que no fuera tan mala, ellos jamás cambiarían pensé en mi interior, me quede dormido, que horrible serian pasar 3 semanas solo, sería un completo asco, pero no había más nada que pudiera hacer, tal vez si me mejoraba podría ir al parque a ver si conseguía con quien hablar.
Mas el destino me preparaba algo diferente, una hora después de la llamada escuche que sonó el timbre de mi casa, cosa bastante sorprendente, era sábado y mis papas se fueron a donde mis abuelos ayer pensando que yo iría hoy a la playa, estúpida gripa, ojala que no fuese una broma porque sería frustrante levantarme de mi cama por una idiotez.
Cuando abrí la puerta me lleve una sorpresa, allí estaba él, mi mejor amigo, con un botiquín y lo que parecía una bolsa de hielo en su mano, me sonrió y al ver mi cara me tomo de los hombros y me ayudo a caminar
- Kenta… ¿Qué haces aquí?
- Que recibimiento el tuyo Kazu ¿no es obvio? Seré tu enfermero hasta que te cures
- Pero el viaje…
- Olvídalo, no querría ir de todas formas si tu no ibas, que aburrido seria eso
Sonreí, ese idiota, toda la vida seria y será asi, lo quiero mucho a pesar de sentirme tan mal porque él no fuera pero… estaba feliz, no estaría solo, de hecho, estaría con la mejor compañía con la que podría estar.
Coloco el hielo en una jarra con agua y ponía pañitos mojados con ella sobre mi frente, me hizo una sopa que estaba verdaderamente deliciosa, me dio algunas cosas que el identifico que eran para la gripe, ya a eso de las 8 p.m aun seguía resfriado, pero al menos la fiebre se había ido, aquel chico era realmente genial
- Gracias y disculpa por todo –estábamos jugando v-tamer en la consola de mi cuarto a todo volumen, una casa para dos chicos, que felicidad
- No es nada, tu harías lo mismo por mi ¿no es asi?
- Por supuesto que lo haría, eres mi mejor amigo y te quiero
- Yo también te quiero tonto –soltó la consola y me abrazo, yo hice lo mismo ¡era genial pasar el tiempo con él! Era el único que me entendía
- ¿Ryo-san se fue con el resto?
- Obvio, Rika no estaba muy feliz, pero ni modo
- ¡Waaaa yo quería ir! Era mi tiempo para ver a mi ídolo en traje de baño ¡seguro se veía genial!
- Kazu…
- ¿Dime? –el puso una expresión de tristeza que no comprendí, luego miro el reloj de mi habitación
- Olvídalo, voy por tu medicina ya son las 9 y a esta hora te toca
- ¡Sabe asquerosa!
- Lo sé, pero quiero que estés bien –me sonrió y despeino mi cabello para levantarse e ir a la cocina –no tardo
Se fue aun con ese aire ¿pero qué rayos le pasa? Tendría que decírmelo, a Hirokazu Shioda no lo pueden dejar con dudas de ningún tipo, asi que se lo sacaría costara lo que costara, me obligo a tomarme ese repugnante líquido rojo, tipo malvado, pero aun asi no soportaba verlo con esa cara
- Kenta ¿Qué querías decirme hace un minuto?
- ¿Eh?
- Ahorita, cuando mencione a Ryo ¿Qué era?
- No es nada
- Dímelo
- No quiero
- Kenta… por favor, dímelo ¿sí? –lo mire a los ojos, el solo suspiro y soltó la sopa
- Hirokazu ¿con quién prefieres estar, con Ryo o conmigo?
Esa pregunta jamás me la espere
- ¿Qué clase de pregunta es esa, Kenta?
- Tú querías saber, ahora yo quiero saber la respuesta
- Pues… como te lo explico, Ryo es nuestro ídolo y tú lo sabes
- Obvio, pero eso no responde mi pregunta
- La cosa es, que me gusta estar con él, porque es una persona realmente genial, pero prefiero estar contigo, contigo me divierto un montón, eres mi compañero y siempre estas a mi lado, como ahora, no conozco a una persona más divertida que tu Kenta, esa es la realidad
El no me miraba, empezó a mirar al suelo, pasaron dos minutos en esa situación y empecé a asustarme, asi que decidí tocarlo por un hombro
- Kenta ¿estás bien?
- ¡Claro que sí! –se lanzo contra mi abrazándome –eso me hizo feliz… gracias Kazu
- No es nada –sonreí correspondiendo su abrazo, creí entender que le pasaba, asi que era eso, yo también lo había pensado pero creí que fue mi imaginación
Es que fue tanto tiempo juntos, tantas tonterías hechas, fueron mil cosas las que vinieron a mi cabeza, pero yo era realmente feliz con Kenta, el era “mi compañero de juerga” la única persona que me seguía en mis idioteces, nunca me había dado cuenta de que lo adoraba tanto, y ver esa sonrisa en su cara por una frase como aquella solo me hacía más feliz, tamaño idiota… por impulso bese su cabeza, no fue algo que pudiese o quisiera controlar, solo lo hice, el me soltó y me miro a los ojos, aun los tenía un poco aguados
- Tu… ¿también lo sientes?
- Creo que si ¿es raro verdad?
- Si, bastante ¡pero me gusta!
- ¡A mí también!
- ¡Te amo tonto!
- ¡Y yo a ti imbécil!
Ambos nos soltamos a reír, reímos por horas, era tan extraño ese sentimiento, pero a la vez era lo mejor que había sentido en la vida, la fiebre volvió de nuevo, pero el coloco otra compresa en mi frente y se durmió conmigo en mi cama, abrazándome, con la esperanza de que me mejorara al día siguiente, porque en serio, si no lo bese es simplemente porque no quería contagiarlo, ganas no me faltaban, el era mi único y real compañero y eso nadie sobre la tierra lo podría cambiar.
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