Por los tres mil asquerosos demonios del infierno ¿Qué clase de último de día de preparatoria fue ese? Había oído millones de cosas, como de que llorarían por no verse de nuevo, que todos harían un escándalo, que harían fiestas en casa de todos y que habría un descontrol total de hormonas que terminaría medio matándolo en casa de alguno de sus amigos, pero lo que menos paso por su mente es que terminaría asi, su compañero de siempre, el que ya desde hacía un par de años había empezado a tolerar y digerir y hasta podría decirse “querer”, aquel chico de googles con sus descabelladas ideas idiotas sobre cualquier cosa, que lo obligo a irse a estudiar con él en la misma secundaria, que hacía que él y su hermano hicieran pijamadas en su casa para explicarle las cosas que no entendía, aquel idiota se fugo de la graduación dejándole una nota en sus manos y susurrandole al oído “no lo abras hasta que hayan terminado todo aquí, luego hablamos”
¿Pero en que carajos estaba pensando? ¡Qué paso con una graduación divertida y salvaje como ellos habían estado planeando hace meses! Maldito Takuya, desgraciado infeliz, quien sabe qué clase de estupideces estaba tramando dentro de esa cabeza llena de aire suya, su hermano se rio en su cara y le dijo “corazón, ya que te lo dijo a ti eso no me incluye a mí, me voy a casa de Izumi a hacer algo “decente” con mi último día de clases, te quiero, si salen temprano de lo que sea que vayan a hacer halla los espero, chao!” Ese último comentario hizo que Kouji se molestara terriblemente y empezó a corretear a su hermano mayor por todo el instituto, el aludido alcanzo a montarse en uno de los autos de sus amigos despidiéndose con una mano de su gemelo mientras el auto arrancaba, por su parte Kouji maldecía en su fuero interno.
Ese idiota, ambos se la van a pagar caro.
Suspiro y al hallarse solo en la preparatoria procedió a leer el inmundo papel, estaba tan enojado, pero ya que, se sintió como el más grande idiota al leerlo:
“¡Kouji mi me mejor amigo! lamento si te hice cancelar todos tus planes, pero hay algo que quiero decirte ¿no has leído tu anuario verdad? Que idiota si lo hubieses leído seguramente ya me hubieses pateado, ve búscalo y léelo y luego ve a mi casa ¿vale? Te espero”
Maldito Takuya, maldito sea diez mil veces, obvio que él no había leído ese libro idiota, solo un montón de firmas que decían ¡nunca cambies! O ¡mantengamos el contacto! No es algo que le apeteciera leer, asi con todo el pesar de su ser camino hasta su casa para buscar el susodicho libro, luego encontró la pagina en la que el chico había escrito (la última) y sus ojos quedaron como platos.
Yo lo siento ¿tú no?
Nuestras voces al viento, que se ahogan en silencio
Lo escucho ¿tú no?
Nuestras almas en el pecho, gritándonos te quiero
Yo lo pruebo ¿tú no?
El calor de tu anhelo hirviendo en mi pecho
Yo lo quiero ¿tú no?
Mi cuerpo en el tuyo, demostrándote mí afecto
Yo lo siento, yo lo escucho, yo lo pruebo, yo lo quiero
Tú te alejas, tú te escondes, tú lo niegas, tú enloqueces
Mi cohete sin estela que se va con el viento
Déjame abrazarte, deja que el calor se infunda por dentro
Y di de una vez ¡tienes razón! Yo lo deseo, no me dejes ir porque sin ti yo muero
Es lo que siento, asi que dejare de ser yo, y tú dejaras de ser tú
Para que seamos nosotros, cumpliendo un sueño
Te amo Kouji Minamoto
El chico quedo helado encima de su cama ¿era esa una declaración? ¿Qué? ¿De ese…ese… ese Takuya? ¿Por qué? si el siempre… él nunca… el jamás… no, debía estar delirando ¿desde cuándo aquel chico podría guardar esa clase de sentimientos por él? Simplemente no tenía sentido, era una idea descabellada y retorcida, claro que iría ahora mismo a la casa de ese imbécil a dejar las cosas en su lugar, se cambio el uniforme y se coloco un jean y una franelilla (ardía de calor por dentro) a duras penas recogió su cabello y se fue, caminando como energúmeno hacia su casa.
Lo iba a oír, iba a escuchar sus palabras… ¿Cuáles serian exactamente sus palabras? Ya era muy tarde, Kouji no había pensado en eso hasta que se vio tocando el timbre del castaño ¿Qué demonios le iba a decir? No lo había pensado, se sintió vulnerable como un idiota, el no había pensado que le diría a su supuesto amigo.
El abrió, tenía una sonrisa de tonto en sus labios, andaba en shorts, tenía la cara notablemente sonrojada y llevaba una copa en su mano ¿acaso había estado bebiendo el muy miserable? Kouji suspiro mientras el otro reía
- ¡Viniste! –el chico se lanzo sobre él mientras Kouji se sonrojaba ¿Qué rayos con él y esa repentina muestra de amor? –pasa anda
- Mira Takuya, yo no sé qué te pasa ni desde cuando te pasa pero…
- Kouji entra a la casa –el chico seguía sonriendo e insistiendo, por lo que el aludido no tuvo más opción que entrar
Ya dentro vio que todo era un desastre, habían varias botellas vacías y películas regadas en el suelo, un montón de pañuelos y envoltorios de comida chatarra, no entendía que pasaba
- Takuya…
- Mira, aquí hay películas ¿quieres ver una? Mi papá tiene unas porno en la gaveta debajo de su ropa interior
- ¡Takuya!...
- Y aquí hay salchichas para asar
- Takuya escúchame…
- Y en el refrigerador hay helados de fresa…
- ¡QUE ME ESCUCHES LO QUE TE ESTOY DICIENDO, SIEMPRE ERES IGUAL!
El pelinegro tomo al chico por los hombros y lo arrincono contra una pared, este se veía fastidiado, no se veía como el Takuya de siempre, el necio que se la vivía derrochando fuego al exterior, ese niño que lo sacaba de sus casillas, el se veía… triste a pesar de seguro haberse tomado todas las botellas que están el suelo
- ¿Es que es tan difícil de entender Kouji? ¡La única manera de decirte de frente las porquerías es estando asi! –se señalo a sí mismo –lleno hasta el hígado de alcohol
- ¿Qué me vas a decir? ¿lo que ya leí?
- ¿Entonces si lo leíste? –el chico se extraño –yo pensé que habías botado el anuario por lo que di por hecho que no lo leerías
- ¡Si lo leí! ¡porque tú me lo pediste! –el castaño sonrió y el ojiazul se dio cuenta de que metió la pata –quiero decir arrggg
- ¿Qué es ese arrgg Minamoto?
- ¡Pues significa que te odio imbécil!
- No me la creo, tú me quieres estoy seguro de eso
- ¡Te odio! –el pelinegro tomo las manos de su acompañante alzándolo más contra la pared y empezó a besarlo, acariciaba todo su torso con lo que su mano le dejara, mientras a duras penas eran capaces de respirar por el movimiento de sus lenguas
- Si me odias ¿Por qué haces esto? –el moreno susurro entre los labios de su acompañante, este bajo hasta su cuello y empezó a morderlo con violencia… con una violencia deliciosa
- Porque hare que sufras –susurro sin dejar de hacer su trabajo –porque mi maldito odio quema igual que la pasión, asi que no te confundas
- Ya… entonces ódiame todo lo que quieras, cabeza hueca
Kouji lo tiro (literalmente) al sofá, Takuya rio en su fuero interno, aquel chico parecía un lobo en muchísimos sentidos, incluso en aquellos momentos tenia semejanza con aquel salvaje y hermoso animal. Se deshizo de su short a punta de arañazos y ni siquiera le dio momento de respirar, ya se hallaba allí abajo retirando su bóxer, viendo la intimidad del castaño
- Kouji espera tú…
- Me dijiste que te odiara ¿no? Ahora te atienes a las consecuencias
Empezó a lamer su miembro de la forma menos delicada del universo, Takuya no estaba preparado para eso, empezó a gemir como un loco y moverse a todos lados, la imagen que proyectaba el chico allá abajo era simplemente perfecta, se veía violento y sudado, pero con los ojos llenos de fuego, por más que él lo negara allí estaba él, adueñándose de su cuerpo tanto como podía, con una pasión que se sentía acumulada por meses, mientras el castaño solo podía disfrutar de la gloria de la boca de él en su cuerpo. Ya el moreno no tenía fuerza, ni voluntad para nada, estaba adormecido del alcohol y de la fuerza que empleaba el ojiazul en él, pero estaba a su merced y no podía hacer nada.
Por fin Kouji se detuvo al verlo a punto del colapso, estaba sonrojado, sudado, despeinado… ¡solo quería provocarlo más! Asi que ya que él nunca lo escuchaba, el tampoco lo haría. Subió al moreno hasta arriba del sofá y sosteniendo sus manos empezó a entrar por su pequeña cavidad, el chico empezó a gritar mientras su amado lobo lo besaba para contener sus gritos
- Ahh Kouji no…
- ¿Qué? ¿no te gusta?
- Yo yo ¡ahh! –ni siquiera capaz de hablar, aquel chico lo volvía loco, realmente en todos los sentidos
- Yo… -el ojiazul también empezó a sentir el placer de estar dentro del chico, de sentirse uno con él, ahora también lo afectaba a él –al parecer no te odio tanto como pensaba..ahh ¡Takuya!
- Lo sabía yo… yo…
Ninguno fue capaz de hablar después de eso, gemían en los labios del otro al fin disfrutando del vaivén de sus cuerpos ardiendo por dentro y por fuera. Ambos llegaron a un punto sin retorno, ninguno pudo mas, todo fue por culpa de empezar con tanta fuerza, Kouji no tuvo más remedio que recostarse sobre el pecho desnudo y sudado de Takuya, respirando violentamente, cerrando los ojos hasta perder la consciencia… sabia que aquello fue suficiente para demostrar cuan apreciativo podía ser si él quería
- Te odio, Kanbara Takuya –dijo cerrando sus ojos y durmiéndose en el cuello de su amante
- Te amo, Minamoto Kouji –este sonrió con ternura, antes de rendirse ante Morfeo y soñar con la noche más perfecta de su vida.