Capitulo 2-Cambios:
Harry se apoyó contra los azulejos de la bañera cerrando sus cansados ojos, este no había sido precisamente el mejor día de su vida…bueno ni la mejor semana, primero sus padres le dicen que van a mudarse una larga temporada a casa de un amigo de su padre James y el compañero de Instituto de su padre Tom, segundo casi no había tenido tiempo de despedirse de sus amigos, tercero ese colegio nuevo era una mierda y por último...ese rubio presumido y narcisista…porque tenia que ser ¿él?
De entre todos los chicos de aquel instituto con el que compartiría casa tenia que ser ¿ese?
Aún podía recordar lo ocurrido hará tan solo un par de horas…cuando había entrado a la Mansión Malfoy y a los cinco minutos ese rubio había entrado….
Flash Back/
Draco estaba paralizado….lo único que podía ver era al chico rarito nuevo del colegio en su casa…viviendo en su casa…un momento.
-¿Draco?-preguntó Remus suavemente a su hijo, el rubio menor parpadeó y boqueó.
-¿Por qué no me dijisteis nada?....-preguntó el rubio…cuando al fin procesó la información.
-Bueno no creíamos que te importaría.-dijo simplemente el rubio mayor.
Harry no miraba a nadie a la cara…esto no podía ser real, su mala suerte subía por momentos.
Flash Back/ End
No podía apartar ese momento de su mente, era muy notable que al rubio no le había hecho ninguna gracia tenerlo bajo su mismo techo, aunque lo peor había sido descubrir que serían vecinos. Su puerta estaba a dos pasos de la del rubio playboy. ¿Tenían que torturarle de esa forma?
Por alguna razón, tenía un mal presentimiento. Aunque vivieran juntos, dudaba que fuera a abstenerse de burlarse de él ante el resto de alumnos del instituto. Si había odiado a todos los que se burlaban de él, esta situación superaba a las otras con creces.
Cansado cerró la llave de la bañera y abrió las cortinas, cogió la toalla colgada a su izquierda y empezó a secarse el pelo...dejándolo mas alborotado aun de lo normal, rodeo la toalla en su cintura y la ató de las puntas, saliendo de la bañera, dirección al que sería su dormitorio durante la temporada que viviría allí, No podía quejarse de este ya que la verdad tenia todo lo que un adolescente podría desear.
Televisión plana de sesenta pulgadas colgada en la pared enfrente de la cama, escritorio moderno y de un color lila oscuro, un portátil encima de este junto con un ordenador al lado, equipo de música, le encantaban los colores de la habitación entre lila oscuro y negro… estaba claro que sus padres les habían hablado de sus preferencias, un par de estanterías que de momento aun no había podido rellenar con sus libros, y una gran cama tamaño matrimonio en medio de esta…aparte de otras pequeñas cosa como una play Station 3, una Xbox y una Wii….él no era un aficionado a esa clase de juegos… pero bueno nunca era tarde para probarlos ¿no?
Se metió prácticamente dentro de su armario buscando la ropa que usaría para la cena, motivo por el cual no pudo escuchar la puerta al abrirse. Salir del interior de su armario con la ropa en la mano fue lo peor que pudo hacer. Justo en mitad de la habitación se encontraba Draco Malfoy, su tormento personal desde que había pisado el aula de clases.
Eso no podía estar pasando, ¿quién le había permitido entrar? Un pequeño detalle le hizo recordar su estado de semidesnudez en que el rubio le había encontrado. Esos ojos grises lo miraban con ¿qué había en sus ojos? No sabía, pero no parecía querer apartar los ojos de su cuerpo. Rápidamente cogió algo de ropa y la puso sobre su cuerpo para cubrirse.
-¿Qué haces aquí? ¿No te enseñaron a llamar antes de entrar a una habitación o qué? –estaba abochornado, era más que evidente por sus rojas mejillas que parecían querer estallar.
Draco se había quedado paralizado al ver al chico enfrente de él…ese era el ¿rarito?
¡Joder! Esas camisas escondían demasiado…recorrió lentamente el cuerpo del ojiverde sintiendo un ardor no precisamente malo….
Fue cuando le escuchó hablar que dejó su estado de revisemos al rarito pero con un cuerpo de infarto, que logró hablar.
-Mis padres...ee han dicho que te avisara a cenar.-dijo rápidamente y salió de la habitación, dejando a un sonrojado moreno en esta. El moreno se vistió con rapidez y con las mejillas aún rojas, bajó las escaleras para reunirse con el resto de habitantes de la mansión. Entró al salón sin mirar a nadie, saludando escuetamente antes de sentarse en el lugar que le habían asignado, que para su desgracia era justo frente al dichoso rubio.
El ojigris no podía apartar la imagen que había visto momentos antes, mirando disimuladamente al moreno frente a él. ¿Por qué se ponía ropa que ocultaba ese cuerpo de infarto? Si cambiara su estilo tendría a todos los chicos y las chicas del instituto tras él. No, prefería que siguiera así, quería tener el placer de ser el único que pudiera… ¿en qué estaba pensando? Puso atención a su plato para que no notaran su turbación momentánea.
-A si que… ¿cómo ha sido tu primer día en el Instituto Hogwarts Harry?-preguntó Remus amablemente esperando que los sirvientes trajeran el postre.
Draco se tensó imperceptiblemente “Mierda, estoy muerto” pensó el rubio.
-Bien señor Malfoy. Gracias por preguntar. -respondió Harry tímidamente.
Draco abrió mucho los ojos y miró de refilón al ojiverde.
-¡Oh! Harry nada de formalidades llámame Remus.
James rió y negó con la cabeza. -Lunático siempre ha odiado ser llamado por apellido…
Remus rió.-Lo mismo que tú odiabas las normas del colegio Cornamenta.-le siguió el castaño.
-Como si tú no me ayudaras con eso...tú y Canuto.-terminó.
Lucius alzó sus ojos al techo, Tom estuvo tentado a hacer lo mismo.
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Un nuevo día de clase comenzaba, cierto rubio aún tenía en su cabeza la imagen del moreno semidesnudo. Aún no podía creer que bajo toda esa ropa se escondiera algo tan… sumamente apetecible. Sus amigos lo miraban esperando a que dijera algo o, tan siquiera, reparara en su presencia. Algo había dejado en ese estado al rubio y sentían curiosidad por saber el qué.
-Draco, ¿ya planeaste la bienvenida para el nuevo? –Blaise, como siempre, no podía quedarse callado durante mucho tiempo, aunque en realidad sólo había puesto en palabras el pensamiento general de ese momento.
Draco pestañeó y miró a su mejor amigo.
-En realidad…chicos lo siento pero no podemos hacerle nada….
-¿Qué? ¿Por qué?-preguntó Pansy gruñona.
-Porque es el hijo del mejor amigo de mi padre.-explicó apoyando su cabeza en el escritorio.
Hubo un pequeño silencio colectivo hasta que al final la bomba explotó.
-¡¡¡Qué!!!
Harry entró en clase y se dirigió hacia su pupitre, sintió miradas en él y se fijó en esa dirección encontrándose a todo el grupo de Malfoy mirándolo.
Incómodo se sentó en su pupitre y fingió leer.
-¿¿Vive en tu Mansión?? Ese rarito…-Exclamó Pansy con cara de repugnancia, Draco se sintió ligeramente molesto por el desprecio de Pansy hacia el moreno.
En esos momentos el profesor entró a clase y todo el mundo fue a sus asientos.
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Harry cerró sus ojos cansado, dentro de dos días empezaban las vacaciones de verano…solo había estado en aquella escuela dos semanas, dos solitarias semanas… aunque prefería que lo ignoraran a ser la diana de sus burlas.
Dio la vuelta en la cama y se quedó boca arriba mirando el techo.
No iba a admitirlo en voz alta pero…había algo de ese rubio presumido que le llamaba la atención…era guapo valla si lo era pero...lo jodia con su forma de ser, prácticamente no hablaban los únicos momentos en que se veían era en clases, en las comidas y cenas… nada... ni un solo hola y ni un solo adiós.
En la habitación contigua, Draco daba vueltas en la cama sin poder conciliar el sueño. Se sentía extraño cada vez que tenía al moreno cerca; por un lado quería tirarse sobre él y devorarlo, por otro quería permanecer lo más lejos posible de él para que su mundo volviera a ser como siempre. Desde que él había llegado a su vida, de una forma bastante inesperada, nada había sido igual. No gastaba tantas bromas como antes, pues pasaba más tiempo mirando al moreno y recordando ese perfecto cuerpo escondido bajo la ropa.
Sin poder dormirse y harto de pensar únicamente en Harry Potter, se levantó y salió silenciosamente de su cuarto. Sus padres y los del ojiverde dormían en el otro pasillo, por lo que no le escucharían entrar en la habitación ajena. Deslizó la puerta suavemente y se adentró en la habitación. Con sigilo y amparado por la oscuridad de la estancia, llegó hasta la cama y cubrió con su mano los labios del contrario.
Harry abrió los ojos de golpe asustado e intentó apartar fuertemente con sus manos a la persona que lo aprisionaba.
-Shhsss soy yo, tranquilo.-le tranquilizó Draco agarrándolo para que no le pegara.
Harry dejó de intentar golpear y se fijó en el rubio, Draco dejó de tapar la boca del ojiverde despacio y se sentó en la cama de éste sin separar sus miradas.
Harry se medio incorporó quedando apoyado en sus codos y miró al rubio sorprendido.
-¿Qué haces aquí? –se colocó lo más lejos posible del rubio, se sentía cohibido por alguna extraña razón, desde hacía unos días verle ya no le era tan desagradable, más bien buscaba encontrarlo por los pasillos del instituto y por la mansión –Deberías estar en tu cuarto, no invadiendo el mío.
-Sólo quiero hablar –extraña frase teniendo en cuenta quien la estaba diciendo. ¿Hablar? Ni siquiera se habían dirigido un saludo desde que se conocieran, solo unos pocos insultos de parte del rubio el primer día que entró por la puerta de la clase que compartirían.
-Y de qué demonios quieres hablar…-paró un momento y miró a su izquierda mirando el reloj de la mesita.-A las cuatro y media de la ¿mañana?-preguntó Harry eso último dicho con un gemido de pesar al ver lo temprano que era.
Draco se removió incómodo en la cama.-Lo siento…no me había dado cuenta de la hora…pero bueno tampoco ay que madrugar mañana…así que…-dijo simplemente el rubio.
Harry bufó y volvió a tumbarse en la cama y apoyó su brazo en la frente.-Dime que quieres…-dijo simplemente…el un “poco” nervioso ojiverde.
-La verdad… no sabría por donde empezar… -el rubio estaba nervioso, pero lo disimulaba bastante bien, cosa que el moreno no lograba tanto. Se quedó detallándolo unos instantes, mientras buscaba las palabras para explicarle la situación a su morena obsesión –Seré directo, desde el día que entré a tu habitación sin llamar hace dos semanas, no he podido dejar de pensar en ti.
Esas palabras hicieron que Harry quitara el brazo de sus ojos y se sentara de golpe. ¿Había escuchado bien? ¿Era ese el motivo por el cual había dejado de meterse con él tan repentinamente? Movió la cabeza para sacar esos pensamientos de su mente, no podía ser cierto. Aunque, debía admitir que él también tenía presente al rubio desde hacía una semana. Desde que, por casualidad, había visto al rubio salir de la ducha con la puerta de su dormitorio abierta. Había acelerado el paso hasta el suyo para no seguir mirándolo.
Al ver que el moreno no decía nada el rubio se puso aun más nervioso de lo que estaba.-Bueno…no es algo que yo planeara tampoco…solo creí conveniente que lo supieras…-carraspeó.-no es como si esperara algo ni na…
-Sólo…-Harry calló un momento y luego siguió.-Sólo te gusto cuando parezco ¿normal?- Preguntó el ojiverde lentamente.
Draco abrió mucho los ojos y enrojeció….la verdad es que no lo había pensado…
-Bueno yo…
-Si esto es una broma o una apuesta que hicisteis con tus amiguitos de haber remodelado al rarito no tiene gracia…-dijo temblando el moreno, mitad de rabia y mitad de ganas de llorar pero aguantándolo.
-Bueno yo…-no sabía que decir, en realidad cuando más se fijaba en él era cuando vestía de esa forma tan particular. Enrojeció más aún, siendo evidente debido a la palidez natural de su piel –no… no es sólo en esos momentos… cuando… cuando estamos en el instituto… no puedo apartar mis ojos de ti, esa forma de vestir que tienes, te hace ver… misterioso.
Se sorprendió a si mismo de que esas palabras hubieran abandonado sus labios, por lo que desvió la mirada con rapidez. ¿Qué iba a pensar ahora el moreno de él? Prefería no pensarlo, debía rogar porque no le mandara a la mierda, eso sería suficiente para él aunque no fuera correspondido.
-Yo… no… no sé… -las palabras de Draco habían salido sinceras, pues notaba la turbación en él después de haberlas dicho, como si no se creyera que eso saliera de esos labios tan apetecibles… ¡¿En qué diablos pensaba?! No era momento para desvariar.
-Yo...no puedo…no puedo creerte…por favor sal de mi habitación.-le rogó el ojiverde cerrando sus ojos impidiendo las lágrimas.
Draco miró a un punto indefinido de la habitación y luego habló.- ¿por qué no me crees?-preguntó suavemente.
Harry no dijo nada, simplemente se dio la vuelta tratando de ignorarlo. No podía creerle… ¿o sí? No, no podía. Se había burlado de él nada más verle, simplemente por ser distinto a él y… ¿ahora pretendía hacerle creer que le gustaba como era? No se había dado tiempo para conocerle, no podía saber si le gustaba como era realmente.
-Está bien… piensa en lo que hemos hablado…. Por favor –salió de la habitación, caminando por los pasillos hasta descender al salón y sentarse frente a la chimenea encendida. No tenía ganas de dormir, menos sabiendo que justo al lado de su puerta Harry lloraba por su culpa.