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Los edificios Keigo por shadow_holly

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Los edificios Keigo


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Mi nombre es Eiji Kikumaru, hijo menor de una gran familia. Pelirrojo y si me preguntan, soy muy  guapo… claro eso no evita que mi novio me haya engañado con el  jefe.  A decir verdad no lo culpo, ni lo odio. De hecho Fuji me agrada mucho, tanto que  tal vez algún día lo perdone. Tal vez. Soy dibujante de mangas o al menos eso intento, adoro la acción, la emoción ahh y también un poco el romance. Pero eso jamás lo admitiría frente alguno de mis amigos.


 Hace una semana, por la noche cuando entregué el último tomo de mi historia encontré a Fuji, el que era mi novio, con Tezuka en la oficina en una pose que realmente no dejaba mucho a la imaginación. Debo decir que quede anonadado, un dolor en el pecho me invadió y sentí ganas de llorar. No lo hice, de hecho solo me disculpé y salí esperando que Fuji  fuera tras de mí y me explicara todo. Nunca pasó eso y para mi desgracia… entendí que en realidad no le importaba.


Pero eso quedo en el pasado…  bueno solo ha pasado una semana, pero mi frase es “salir adelante a pesar de todo”.  Tal vez fue infantil y hasta imprudente pero esa misma noche cuando llegué empaque todas mis cosas, y decidí salir  de aquel lugar donde solía vivir.


No tenía idea de a donde llegaría  pero,  como siempre me ocurre encontré el lugar ideal donde viviría de ahora en adelante y seguiría por mi vida con un nuevo camino y tal vez con un nuevo empleo.


 


Capítulo 1


Un nuevo hogar


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Esa mañana estaba bastante soleada,  el termómetro marcaba mucho menos del calor que realmente  tenía  Eiji Kikumaru en ese momento. Suspiró  fastidiado y sonrió de lado. Al menos ya había recibido su paga.  Solo de recordar que había tenido que ver la cara de Tezuka le daban ganas de vomitar. ¡Eran unos traidores!  Pero qué más daba, solo esperaba que al menos pescaran una infección gastrointestinal y se enfermaran… así pagarían por haberlo engañado.  Él trabajando  y dibujando  como histérico mientras Fuji, su editor y  novio estaba divirtiéndose en la oficina con el jefe. Solo de recordarlo le daba urticaria. Pero qué más daba.  Después de recibir su paga dejó  su carta de renuncia, para sorpresa de Tezuka, quien solo lo miró a los ojos y luego se acomodó los lentes fingiendo que no entendía nada de los que pasaba, o al menos así lo veía Eiji. Tezuka realmente se veía confundido por la renuncia tan repentina.


Fuji no se había aparecido, por la oficina. El pelirrojo no lo podía creer, ¡era la persona que más quería!  Sabía que, a veces el castaño desaparecía tres o cuatro días, pero esto era el colmo. Recordaba perfectamente ese día, el de la entrega se su ultimo tomo. Fuji lo había visitado para decirle que tendría que salir con su familia por tres días y Eiji sin mayor problema le dijo que se cuidara.  Trabajo por ocho horas sin descanso y justo cuando había acabado felizmente fue a la oficina de Tezuka a dejar  su papeleo de salida. Lo que encontró fue a  Tezuka abrazando a Fuji protectoramente.  El colmo fue que Fuji le sonrió como si nada, mientras Tezuka  solo se había alejado un poco. Al tercer día de notar que el castaño no le llamaba para explicar la situación le mandó un mensaje de texto diciendo “desaparece de mi vida”. El pelirrojo al segundo de mandarle aquel mensaje se arrepintió, pero estaba molesto y mucho. Sobre todo porque la contestación nunca llegó.


Eiji  se sobó un poco la sien  al recordar, realmente esto de los temas complicados no era para nada lo suyo.   Se  dispuso a seguir su camino; dejar de pensar y mejor actuar,  compró un periódico y pensó en buscar antes que nada un nuevo apartamento. Haría una nueva sin Fuji… después de todo vivía en la casa de enfrente y si no hacía algo pronto no dudaba en que, en cuanto lo viera lloraría frente á él gritándole y exigiéndole una explicación.


El trabajo no le importaba mucho, de hecho tenía  buena reputación con su última historia. Se publicaba en una de las revistas más famosas de Japón, así que realmente no dudaba encontrar  un nuevo empleo.  Lo mejor era encontrar un nuevo lugar donde vivir,  uno que de preferencia quedara lejos de casa de Fuji Syuusuke. Que no fuera  muy caro, que hubiera espacio, una excelente vista, que tuviera ascensor funcionando ah, y que hubiera un centro comercial cerca; porque  tendría ahora que hacer las compras el mismo. ¡Qué tan difícil podría ser!


Después de tres horas buscando un lugar,  pasando por aquellos donde le sucedieron  toda clase de cosas, pensó que… después de todo no era tan fácil.  Y es que al primer lugar donde llegó   parecía simplemente perfecto, y la renta era lo más barato que imaginaba  hasta que notó que al llegar al baño, había un simple y pequeño desperfecto, nada relevante realmente ¡solo no había puerta!  Sin dudarlo salió de ahí. El siguiente lugar era simplemente un muladar, solo le bastó con  ver la entrada para saber que ahí no viviría.  Eiji se resignó al saber que, tendría que pagar un poco mas de renta. Los siguientes lugares simplemente   no le gustaron,  ya iba en la quinta opción cuando vio un lugar que parecía perfecto.  Cumplía con todas sus expectativas, y la joven que lo atendía era una linda chica. Lo guió y le enseño el lugar. Estaba por firmar aquel contrato de arrendamiento cuando escuchó una voz extra en la casa.  Abrió los ojos de par en par cuando notó la cosa más horrible  que había visto en su vida. Sin duda era  mujer de edad adulta,  su cara era lo peor, tenía “algo” que le daba terror al pelirrojo.


-disculpen, vengo por unas cosas que había dejado aquí-   su voz  le rezumbó en los oídos y solo que quedó estático mientras vio a la mujer ir directo a la que  había visualizado como su habitación y sacar de un ropero  cajas que le parecías más que sospechosas. – Había  dejado  uno mis tesoros-  Eiji abrió sus ojos de par en par cuando notó que sacó de una de las cajas  un gato disecado, y no pudo evitar verse reflejado ahí y pensando en que aquella señora vendría a él a sacarle las entrañas y llenarlo de aserrín en cualquier momento.


 Para cuando el pelirrojo  había acabado de ir a visitar todas las opciones de  departamentos en el periódico ya eran más de las 6 de la tarde. Estaba agotado y fastidiado, sentía que iba morir en cualquier momento hasta que  llegó a una pequeña fuente de sodas donde  se sentó y ordenó.


Él que lo atendió era un joven simpático de cabellos blancos que parecía tener problemas con la atención del lugar, Eiji sin duda le sonrió. Le recordaba un poco a él mismo cuando en algún momento atendió un restaurante de comida rápida. Aquel donde conoció a Fuji e irremediablemente sonrió un poco triste al recordarlo.


-Disculpa tomaré tu pedido- le dijo amablemente, mientas Eiji leía la placa de empleado “Choutarou”


-¡claro! quiero un helado de fresa…- le dijo  sin mirar el menú- y también un lugar donde vivir- le dijo igualmente sonriendo a  el chico quien solo alzó una ceja y se fue. Sin duda no había entendido la broma.


Eiji espero alrededor de 20 minutos ahí,  y  estaba pensando en ¡qué tan difícil era servir un poco de helado! Estaba por irse cuando notó que el chico le traía su helado (derretido).


-Lamento la tardanza, pero no encontraba la dirección- Eiji lo miró con cara de circunstancia  hasta que cambio su expresión a una más iluminada cuando  aquel chico le dio una dirección de unos departamentos.- son un poco caros, pero es un muy buen lugar te agradará y las personas que viven ahí son amables y atentas-  justo cuando dijo eso, pudo jurar que había un sonrojo  pero, el pelirrojo no quiso especular, estaba un tanto ansioso por ir a aquel lugar, que no quedaba tan lejos.


Cuando llegó noto que sin duda sería caro, mucho. Pero bueno después de sus anteriores experiencias, prefería pagara más y vivir en un lugar donde no habrían ancianitas locas ni  habitaciones sin puertas.


La zona era residencial y lujosa, solo de pensar en lo que pagaría  se frustró un poco, pero ¡Qué más daba! Tenía dinero, las cantidades obscenas de dulces tendrían que esperar y en cualquier caso podía llamar a sus padres. Aunque la idea le irritaba un poco.  Tomó aire y se dirigió justo a la entrada de los departamentos donde estaba un vigilante.


-disculpe, ¿rentan departamentos aquí? – estaba por decir un “nya” pero la cara del sujeto lo intimidó, era bastante alto y para nada parecía agradable.


-“Osu” – asintió y el pelirrojo creyó que eso era un sí. Después de todo aquel sujeto abrió la puerta para darle la entrada al lugar. Puedo ver como el hombre aquel hablo por teléfono, sin que pudiera oír su voz,  cosa que le pareció extraña, pero podía pasar por alto. Un segundo más tarde escuchó unos pasos y vio la cara de un simpático  rubio.


- ¡hola que tal!- saludó el joven con una gran sonrisa en los labios que tranquilizo al pelirrojo. Él enseguida se relajó y le siguió.


- hola,  mucho gusto; bueno me enteré que aquí rentan departamentos nya- le contestó e igualmente le regresó la sonrisa… ese joven era tan lindo. Tal vez lo pondría en su lista como futuras conquistas.


-Sí, quedan tres depártenos vacios-  le dijo pero al notar la sonrisa medio boba que tenía Eiji, alzó el cejo y bostezó. -  te mostraré uno, casi todos son iguales y si te gusta ya podrás elegir en cual que quedas-


-Hoi, Hoi- le sonrió instantáneamente el pelirrojo, a lo que el  rubio  lo miró extrañando, ese exceso de ánimo era raro.


Ambos caminaron hacia el  primer piso donde estaba aquel departamento,  era amplio bien iluminado,  todo se veía simplemente perfecto, todo hasta que llegó al punto de la renta.


-¡tanto!- no pudo evitar gritar el pelirrojo mientras el  rubio sonreí de lado, al recordar que sin duda para alguien que pagara  solo la renta debía de ser mucho.


- bueno considerando la ubicación y que el edifico es nuevo realmente no es tanto- le dijo el rubio mientras el pelirrojo sacaba cuentas  con sus manos, cosa que le pareció un tanto divertida al otro.


-tendría que dejar de comprar dulces y pedir una paga mucho mayor a la que tenía- se resignó un poco mientras el otro le daba un poco de espacio para pensar hasta que, finalmente Eiji tragó un poco de saliva y lo miró decidido- podemos ver qué departamento me gusta más-  el  rubio lo miró sorprendido y  le sonrió.


- claro, mira  en el primer piso está el más grande  de dos recamaras pero el precio es  más alto, en el tercero  esta otro y finalmente el  del cuarto piso  es mi favorito, yo estoy justo al lado tiene una vista hermosa de la ciudad.- Eiji abrió los ojos entusiasmado tomando al joven que lo atendía para que le mostrara el departamento.


- vamos, ¡el cuarto piso me está esperando!- gritó un poco, el otro solo le siguió. Explicándole que tal vez no era una buena idea gritar por los pasillos.


Cuando llegaron Kikumaru  se quedó maravillado con la vista, tal vez los dulces podrían esperar. Estaba seguro, ese iba a ser el lugar donde viviría.  Enseguida le preguntó por el contrato y detalles, extras. Listo para cerrar el trato.


-Kikumaru Eiji,  un gusto hacer negocios mañana mismo me cambiare- le dijo dándole la mano al otro chico, pero justo en ese momento el rubio de ojos claros pareció cambiarle la expresión de golpe.


-¡Sugee! ¡kikumaru-san! Eres el autor de UHSIYA- Eiji le sonrió un poco para luego afirmarle un poco, aquel chico que se veía serio y aburrido había cambiado por completo a ser uno  alegre que brincaba para todos lados examinándolo y viéndolo con curiosidad.


- Soy Jiroh Akutagawa, he leído tu historia desde el principio, no puedo ni imaginarme que haré cuando lea el final, seguramente Uhsiya  ganara la pelea. – Kikumaru alzó ambas cejas, de hecho aunque sabía que su historia era un poco popular nunca se había topado con algún fan de su historia. La verdad era que no tenía tiempo,  la mayor parte del tiempo estaba dibujado  haciendo su historia, peleando con Momo-chan  su entintador de cómo hacia mal su trabajo y el restante estaba con Fuji. Al menos hasta ahora no tenía idea de la impresión de sus lectores.


-A decir verdad no lo hará…  será derrotado en el último tomo y las fuerzas del mal serán neutralizadas por error del espacio tiempo-  el pelirrojo le contestó a Jiroh  con toda la franqueza del mundo… mientras el otro abrió la boca lo más que pudo y dejó de moverse…


-Toma la llave, mañana  cuando traigas las cosas firmaremos el contrato- fácilmente podía decirse que el rubio estaba desmoralizado, mientras Eiji no  alcanzaba a entender el cambio de humor del chico.


- mañana por la mañana estaré aquí- le dijo cuando ambos salieron del  nuevo departamento del pelirrojo,  Jiroh se despidió amablemente y poco después tomo su celular marcando, el pelirrojo creyó que sería descortés escuchar esa platica, pero no pudo evitar notar como aquel chico se ponía un tanto nervioso, seguramente le hablaba  a su novia. El siguió su camino y tomó el elevador para irse. Justo cuando las puertas se abrieron  chocó directamente contra alguien.


No pudo evitar perderse en la mirada verde  de ese chico, era alto  y simpático. Bueno simpático era una palabra muy bien usada para describir su peinado tan peculiar. Sin embargo no dejaba de ser apuesto y tampoco tener cabeza de huevo. El pelirrojo sonrío ante sus pensamientos, para su sorpresa el joven que tenía enfrente, parecía un tanto serio. Luego le sonrío un poco y notó que estaba justo en su camino, amplio un poco más su sonrisa  y se hizo a un lado.  La mirada de aquel chico se veía totalmente tranquila y hasta aburrida, sin embargo algo en ella se le hacía familiar y hasta dulce.  Dejo de observarlo y subió al elevador para ir justo a la salida, tendría que empacar todo e ir por sus cosas. Para que al otro día  estuviera en busca de una nueva vida.


Cuando salió de aquel edifico ya era bastante tarde,  generalmente Eiji nunca salía de casa solo a estas hora, y sintió un poco de temor, pero si iba buscar una nueva vida, esta iba a ser una de las pruebas por las pasaría. Tomó  el bus directo a su  casa  y justo cuando llegó, aquella persona que no estaba dispuesto a ver, estaba enfrente con un lindo presente… seguramente dulces. ¡Por que Fuji era así!


 


 


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