Camina tranquilo por las calles de su ciudad, observa a la gente detenidamente, analiza sus rostros, cada uno de ellos diferente. Sonríe y continua con su camino, a él le gusta mucho vagar por las calles de su ciudad, le gusta ver a su gente y como estos se desenvuelven en un ambiente frio pero de aparente paz.
Observa el cielo, se encuentra gris, pareciera que pronto va a nevar y eso no es bueno. Piensa que debe regresar al palacio o el zar de enojara de nuevo con él. Se frota sus manos para calentarse del frio, el clima ha estado extraño esos días. A él no le gusta el frio, prefiere un campo soleado de girasoles antes que un paisaje nevado. Pero no puede hacer nada, ese es su lugar de origen, él es Iván Braginski, él es la nación conocida como Rusia, y ante eso, él no pude hacer nada.
Suspira cansadamente, su aliento es visible gracias a la baja temperatura. No quiere, pero debe regresar ahora. Se dispone a marcharse pero se queda paralizado al ver algo que antes no había visto.
Le observa detenidamente, es un niño (¿o es quizá una niña?) tal vez de su edad, le llama la atención, y le llama la atención porque es diferente a los demás. Su cabello es castaño, su piel es un poco mas morena que la suya y sus ojos…no alcanza a ver sus ojos y eso le molesta.
Se acerca, tiene que verle más de cerca, tiene que ver de color son sus ojos. Al estar frente a frente no dice nada, no sabe que decir o como actuar, tan solo se pierde en su mirada. Le ha gustado el color de sus ojos, un adorable café.
-“¿Quién eres-aru?”- le escucha hablar mientras le observa con el ceño ligeramente fruncido
Más no le contesta, esta tan embobado en su mirada que no puede contestar. Sigue frunciendo el ceño, el extraño le causa cierta desconfianza.
Es entonces cuando sale de su ensoñación, sujeta sus manos con las suyas, están cubiertas con guantes, le hubiera gustado que estas estuvieran descubiertas para sentir su calor, para comprobar si son realmente suaves, pero hace frio, así que tendrá que conformarse con tocarlas a través de los guantes.
Ha dejado de fruncir el ceño para mostrar una cara que muestra desconcierto, en verdad no entiende quien es él y que es lo que hace o hará ahora. Va a preguntarle pero las palabras mueren en su boca al escucharle hablar.
-“me gustas da”- le dedica una sonrisa y no puede evitar sonrojarse ante esa declaración
-“ni siquiera sé quién eres-aru”- aparta sus manos y finge molestia
-“Iván ¿Cómo te llamas da?”- continua sonriéndole
-“ni siquiera sabes mi nombre y dices esas cosas-aru”- desvía su vista el sonrojo en su rostro aun no desaparece –“Yao-aru”-
Se acerca a él y le da un beso en la mejilla –“me gustas da”- repite esas palabras causando que el sonrojo aumente
-“aléjate”- lo aparta avergonzado –“me voy-aru”- se da media vuelta y comienza a caminar en dirección contraria
-“ha, espera ¿volveré a ver a Yao?”- no quiere que se aleje, no quiere que se vaya
Se detiene y por unos instantes no dice nada –“tal vez-aru”- y se marcha corriendo perdiéndose entre la multitud.
Le observa marcharse, esta triste porque se ha ido, pero extrañamente se siente feliz, en verdad espera volver a verle. En verdad quiere volver a verle.
Ha comenzado a nevar, pero a él no le importa, se queda en ese lugar con la vista perdida en la dirección por la que se marcho.
-“me gustas da”- repite por 3 vez esas palabras, se da la vuelta y se va por donde llego con una sonrisa en el rostro
Ha sido un buen día…