Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

black san valentine one shot. por black_phenix

[Reviews - 8]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

espero disfruten el shot, lo hice pensando en muchas cosas simples que no quiero sacar a relucir ·tristesse·

una hermosa melodia en violin.

 

San Valentín.

Dicho día no le inspiraba absolutamente nada, estaba lo suficientemente solo como para saber que no recibiría nada y nadie aceptaría absolutamente ninguno de los chocolates que el reparta y se atreva a prodigar que quiera  o ame a esas personas; él no era importante.

Solo un 0 a la izquierda más.

No había necesidad de que decidiera ir a la academia;

¿Qué le importaba a sus compañeros y profesores si fuera o no?

El no era importante para nadie.

 Aunque él se esforzara en buscar que su existencia era más que un numero alejado de los enteros, por más que siempre buscaba algún amigo y por más que intentara hacer un vinculo especial con alguna persona; en algún punto todo se desmoronaba y terminaba otra vez solo, sollozando en la oscuridad de su apartamento, oculto de los borrachos y enojados ninjas y padres de familia que lo culpaban por las muertes de seres queridos que no conocía ni tenía conocimiento de haberles hecho algún daño; solo era un niño de 10 años.

Si, un niño que buscaba que lo amaran o simplemente reconocieran que existía y no lo ignoraran.

Porque a los ojos de muchos, el no era nadie.

Nunca importo cuando lloraba o cuando su pobre corazón recibía las heridas de aquellas armas tan peligrosas que eran las palabras, frases tan simples que lo desarmaban y lo dejaban desolado cuando las escuchaba.

Se prometía no llorar.

¿Pero como no hacerlo cuando era llamado de aquella manera, o cuando era tan simplemente alejado de aquellos a los que intentaba convencer de una y mil maneras para que fuesen sus amigos?

“monstruo”

Otra vez escucho en sus sueños mientras trataba de huir de sombras que atosigaban sus pasos en su huida, buscando un lugar cálido  en el infierno llamado hogar.

Porque Konoha era su hogar.

El lugar donde nació, y desde que nació fue odiado por todos.

Nunca conoció a sus padres, nunca tuvo un abrazo en su vida, nunca vio a alguien que lo viera con amor. Jamás pensó que estar solo fuese tan doloroso; nadie sabía eso, nadie conocía lo mortificante que era ser odiado y repudiado como una enfermedad incurable por las personas más cercanas;

Ni siquiera su profesor se preocupaba por que fuera a clases, o al menos intentaba hacerlo prestar atención a la misma.

Sus compañeros varones lo miraban con un profeso odio que les inculcaban, sabía bien, sus padres hacia él. Y las chicas solo lo miraban con asco;

Como si fuera una cucaracha o simplemente una babosa que debe ser exterminada.

Abrió los ojos sumergidos en una seriedad desolada como solo el sabia tenerla. Ese día era san Valentín y se cuestionaba si asistir o no a la academia; tendrían unas horas libres para entregar sus chocolates y recibir algunos de chicas tímidas que tomaban una semana entera para tomar algo de valor y así hacer presente su regalo a la persona amada o querida.

Su mente y cuerpo decían no.

Un no cargado de pena, porque era consciente de que nada le esperaba más que miradas de un profundo odio proveniente de ningún lado.

Ladeo su cabeza que reposaba en la mullida almohada y miro la mesilla de noche y vio la carta extendida algo arrugada en ella.

Por fin sabía porque lo odiaban.

Unos días antes esa carta había aparecido en su buzón haciéndole sacar una de sus más hermosas sonrisas al saber que al menos, para la deuda de algo era reconocido, o tal vez porque alguien estaba llanamente interesado en saber de él.

Se pregunto si fue su mejor decisión haber leído aquella carta.

Pero como no sentirse escoria al saberse envuelto en algo que jamás quiso, como no llorar a mares y faltar unos días a la escuela cuando supo lo que realmente era y porque todos lo miraban cautelosos y con odio.

Como no sentir que su alma se encogía y solo atisbaba ínfimas partes de sentimientos que lo desgarraban lentamente.

Un dolor agudo que lo hacía gritar, gritos desgarrados de vacío, vacio que lo dejaba en el estado más deplorable en que un ser humano se pueda encontrar.

Y solo era un niño.

Un niño que no tenía a alguien que lo confortara en su estado de recayente dolor.

“un monstruo”

Como decían muchos que era.

Y no era su culpa.

Porque sabía de quien era, con rencor recordaba las frases escritas en la carta:

“el zorro de las nueve colas fue sellado en tu interior por el cuarto Hokage, buscando proteger a la aldea.”

Bufo mientras se cubría de nuevo con las sabanas-. Proteger a gente tan asquerosa. Gente que solo piensa en ellos y no saben lo que el niño que salvaguarda sus vidas siente.

Odiaba al cuarto Hokage al saber lo que le hizo y quien era.

-           A tu propio hijo le haces esto-sollozo nuevamente mientras lagrimas atisbaban por salir de nuevo de sus, ya de por sí, enrojecidos ojos-. A tu propio hizo lo dejas sufriendo esto, dejándolo ser odiado, dejándolo completamente solo. A la persona que más respetaba ahora es a la que más odio.

Sus susurros eran dolorosos, pero había sufrido demasiado y todo porque su padre le había metido a un demonio en su interior para salvar a su asquerosa amada gente, personas que creía que amaba más que a su propio hijo si hizo aquello. 

No sabía quién le envió la carta;

Esta no tenía remitente.

Pero no le importaba, se lo agradecía. Agradecía que le hubieran abierto los ojos y le enseñaran la verdad del mundo donde vivía.

Ahora deseaba haber muerto 10 años atrás cuando nació.

 Su reloj de mesa, por el que tuvo que esperan un mes para poder conseguir y tuvo que sacrificar varios días sin comer; ya que se mantenía con una cantidad ínfima de dinero que le entregaba el tercer Hokage, resonó haciéndole levantarse.

Nunca se había planteado por que el anciano hacia aquello. Pero con la carta simplemente lo entendió todo.

Sentía pena de sí mismo, solo era una sombra detrás de la estúpida grandeza de su padre, y la gente no sentía más que odio y el tercero pena, por él.

Decidió asistir a la estúpida celebración de amor y falsedad de su curso; ya no sentía la necesidad de querer ser reconocido, solo venganza era clamada por sus pensamientos y por la sangre caliente que recorría su cuerpo.

Estuvo listo a tiempo y a paso celebre y cansino se encamino al primer día de clases de la semana.

Día donde se toparía con los únicos ojos que entienden parte de su dolor y sufren de otra forma.

¡Por fin comprendía al sex-simbol de su clase, Uchiha Sasuke!

Había perdido a toda su familia por el deseo de un loco desquiciado que posiblemente buscaba erradicar una fuerza descomunal que venía trascendida desde tiempos inmemorables. Y Uchiha Sasuke fue el último sobreviviente.

¿Por qué decía que era un tanto diferente a su dolor?

Porque él lo tenía todo, todo lo que él no tenía, y perder algo que habías ganado era posiblemente tres veces peor que nacer con nada y que nada más que algunas lágrimas te sean quitadas.

Se encamino a la salida de su pequeño departamento.

Un pequeño lugar donde había estado desde que tenía consciencia.

Se encamino a la escuela y de camino se compro algunos chocolates amargos; quizás como decían muchas de las estúpidas chicas enamoradas cuando le partían el corazón, el chocolate sopesara parte de su dolor.

 

No hizo más que pisar el salón para que las miradas de odio fuesen plantadas hacia él, pero esta vez era diferente, no sonreiría ni mucho menos bajaría la cabeza adolorido. Esta vez devolvió la mirada con un odio tan profundo que los que lo miraban simplemente desviaron la mirada asustados.

Asustados de verse a sí mismos muertos en algún sitio por aquella mirada tan cortante.

Todos volvieron a sus labores mientras el tomaba asiento. Sasuke, como siempre, estaba ocupado tratando de mandar al diablo a toda chica que se acercara a su área privada, donde solo el aire tenia permitido pasar. Y tal vez su compañero de asiento que resultaba ser precisamente él.

-          ¡Naruto, muévete!-escucho que a su lado gritaban. Cuando volteo vio a la chica de cabellos rosa mirarle con enojo y posible asco se ocultaba tras sus verdes orbes.

Estuvo una vez enamorado de aquella chica y cuando profeso su amor, solo recibió una de aquellas palabras tan cortantes como una daga;

“no me junto con escorias”

En otro momento le hubiese hecho caso para que la muchacha no se enojara con él y lo odiara, pero ya no era así;

-          Piérdete-musito mientras miraba al frente nuevamente, no cavia decir que las miradas de sorpresa se posaban sobre él. Era la primera vez que se comportaba tan frio y cortante en su vida, ya estaba hastiado de ser pisoteado. Si tenía que ganar respeto, lo aria pisoteándolos a todos.

Sakura no se movió de la impresión, pero tampoco tenía ganas de moverse; deseaba estar sentada junto a su amor “verdadero” y Naruto estaba en medio de sus deseos. Pero eso no quería decir que ella tenía ganas de enfrentarse a algo que desconocía, Naruto desprendía un aura tan peligrosa, que hasta para aquellos inocentes, era algo que les decía “sutilmente” que se alejaran si no querían morir.

Sakura solo callo y tomo asiento a su lado, aunque fuese por una persona en medio, estaba cerca de Sasuke.

Sasuke miro tras su mano y de soslayo todo el acto que hizo el de cabellos rubios. Era la primera vez que escuchaba frías palabras despectivas salir de aquellos labios; y de alguna forma le gusto.

Las clases sucedieron como las esperaba; ni siquiera el profesor le prestaba atención; pero por alguna extraña razón, sentía la mirada de Sasuke sobre él, analizándolo y escaneando cosas que ni el mismo conocía de su cuerpo.

Después de las primeras horas, en la hora del receso, fue cuando el día de san Valentín comenzó para los enamorados. Donde prácticamente, cuando abandono su asiento para salir del salón, las chicas se abalanzaron contra Sasuke que fácilmente daba por respuesta cortantes no’s.

Un no tan frio que no entendía cómo es que insistían en tratar de conquistar a alguien que expresaba tácitamente su desagrado hacia ellas, y tampoco pudo entender como algunos chicos intentaban lo mismo, fallando olímpicamente en el acto al igual que las chicas.

No presto más atención y subió de un salto a los tejados de un edificio aledaño que estaba cercano a la escuela y se dispuso a almorzar.

Escucho el viento silbar en su oído y la gama de olores que inundo su olfato y el leve respirar que le hizo probar a su papila gustativa la tranquilidad, momentánea, que tenía en esos momentos.

Naruto estaba tan absorto que no escucho el bullicio de chicas tratando de encontrar a Sasuke que se encontraban en la calle, repletas de regalos perfectamente adornados para decirle que se esmeraron mucho en hacerlos para él.

Chocolates; dulces y de todo tipo de mezclas azucaradas.

Una mano tapo su boca y lo halo hacia atrás por la ventana en donde reposaba.

Rápidamente intento escaparse de su captar, pero no podía, tampoco sabía quién era ni mucho menos su apariencia dado que este lo sostenía tan firme que no podía verlo.

-          ¡Qué demonios  te pasa!-grito, mientras trataba de recuperar el poco oxigeno que le faltaba. Estuvo a punto de ahogarse si el idiota no lo soltaba. Rápidamente palideció al reconocer a su captor-. ¡¿cuál es tu maldito problema conmigo, Uchiha?!

 

-          Has silencio, no hagas un drama-dijo este mientras miraba de soslayo por la ventana respirando aliviado cuando la ultima chica pasaba saltando por el tejado vecino.

 

 

-          Que-no-haga-un-drama-musito con la voz más cortante que Sasuke pudiera escuchar,  el sonido de su siseo como serpiente a punto de atacar lo puso en alerta. Naruto estaba enojado, y eso no presagiaba nada muy bueno.

Sasuke saco una bolsa con algunos chocolates mientras se corría por la pared indiferente de la mirada que le cortaba la garganta a esa distancia.

Lanzo la bolsa al rubio.

-          ¿Qué es esto?-dijo después de que de sorpresa lograra atraparla.

-          Son chocolates-dijo secamente, mientras cerraba los ojos.

-          ¿y por qué me los das?

-          En retribución a lo de hace un momento. ¡feliz san Valentín!

Naruto enarco una ceja y luego desvió la mirada. Aunque fuese por esa estúpida razón, era la primera vez que alguien le regalaba algo en ese día. Puso una pequeña sonrisa antes de tomar asiento al lado de Sasuke.

-          Siempre me eh preguntado, ¿Por qué el oh gran magnifico y auto suficiente Uchiha Sasuke nunca ha tenido pareja o al menos le hace caso a alguna de sus fans?-pregunto mientras sacaba de la bolsa uno de los chocolates y lo llevaba al a boca.

-          ¿Estás loco?-pregunto cuando abrió los ojos y enarco una ceja en cuestión de aquella duda. Naruto solo soltó una leve carcajada y luego lo miro buscando la respuesta a aquella pregunta-. Quiero decir, ¿Por qué me metería con una chica de un grupo que hasta hace expediciones en mi mansión cuando no estoy para hurgar en mi ropa interior?

Risas.

 

-          Sinceramente, las creía capaces de cualquier cosa, menos eso-Naruto aun no había probado el chocolate hasta que calmo un poco su risa crónica y llevo a la boca el trozo de chocolate, quedando maravillado-. Wau

-           ¿Qué ocurre?

-          Resulta ser que el chocolate del que estas renegando, y el cual aseguro bien que una de tus fan’s metió de incógnita en tu bolsa, es mi chocolate preferido-lamio sus dedos que estaban un poco embarrados.

-          Ah sí, y que sabor tiene, si se puede saber-Sasuke había quedado algo estupefacto ante la alucinante vista. Naruto lamiendo sus dedos, tuvo que morder su labio inferior para acallar un gemido. No es que sintiera algo por el chico, pero debía admitir que la vista era esplendorosa.

-          Chocolate amargo, porque sinceramente, las cosas dulces, aunque me gusten, no son de mi total agrado-dijo, a lo que sacaba otro chocolate, el cual fue retirado de su manos por Sasuke, quien lo llevo rápidamente a su boca, degustando el amargo sabor que recorría su cavidad-. ¡oye!-risas-. Si quieras, podías pedírmelo.

-          Lo siento-se excuso-, no acostumbro a pedir las cosas.

El silencio que reino después de eso, no fue incomodo ni atosigan te. Era plenamente único para ambos, ya que era la primera vez que compartían algo con alguien, a solas después de tanto tiempo.

-          Hoy te noto muy extraño, ¿se puede saber por qué estas tan arisco?-pregunto interesado después de haber visto la actitud del rubio en clases.

-          Nada muy importante, solo descubrí que soy hijo del cuarto Hokage y tengo un demonio sellado en mí interior-después de escucharse decir aquello, abrió los ojos impresionado y fijo sus ojos en Sasuke el cual estaba ligeramente choqueado.

-          ¿Co-como? ¿Tienes un demonio sellado en tu interior?-Naruto asintió a la pregunta, ambos estaban sorprendidos, y mas Naruto por responder tan fácil e involuntario las preguntas de Sasuke-. ¿Qué demonio?

-          El zorro de las nueve colas-volvió a chasquear la lengua mentalmente. ¿qué demonios le ocurría? Miro la expresión de Sasuke, y supo que había perdido lo poco que había ganado en esos minutos, alguien con quien entablar tranquilamente una entretenida charla.

-          Wau-expreso impresionado mientras se recostaba de nuevo-. Nunca me espere eso, y mucho menos que fueras el hijo del cuarto.

Naruto quedo verdaderamente sin aire en esos momentos. Sasuke no le reclamaba ni le miraba con odio, simplemente dio lo que le sucedía como un hecho casual de la vida. Un chico bastante extraño a si parecer.

-          Me parece extraño que no me veas como una alimaña o un monstruo que podría devorarte en cualquier momento-expreso tranquilo mientras tomaba dos chocolates y le extendía uno al chico que gustosamente lo tomaba-. ¿se puede saber por qué?

-          Una de las razones, es que todos los seres humanos son demonios, solo que en otra forma-dijo tranquilo mientras miraba el techo de la habitación donde se habían ocultado-. ¿Qué sentiste cuando lo descubriste?

-          Un vacio tan inmenso-ya no se sorprendía de soltar información confidencial tan fácilmente-. Los días que falte, si lo notaste, estuve encerrado llorando y analizando mi situación.

-          Valla, nunca me creí que alguien tan alegre se sintiera así-dijo sin medir sus palabras.

-          ¿alegre? ¿Qué te hace pensar que soy alguien alegre?-corto abruptamente el ambiente relajado, nunca había sido realmente feliz, solo eran apariencias.

-          Disculpa si te ofendí, pero eso es lo que aparentabas siempre-se disculpo Sasuke. Naruto volvió a tomar asiento.

Naruto miro el vacio salón, estaban ellos simplemente allí en aquel espacio vacío, sin inmuebles ni nada parecido a algo cómodo.

Suspiro.

Cualquiera pensaría que él es feliz aun después de haber recibido tantas miradas de odio.

-          Nunca eh sido realmente feliz, solo apariencias-explico-. Todos me miran bajos sus zapatos y expresan el odio hacia mí. Nunca supe porque hasta que me llego aquella carta.

-          ¿carta?-interrumpió Sasuke.

-          Si, una carta anónima, solo tenía como firma, “el cuervo negro” y si te preguntas como pude creer eso, es porque todo estaba detallado tan perfecto, todo era real inclusive sabia muchas cosas que ignoraba de mi.

Sasuke permaneció en silencio mientras lo escuchaba y es que prácticamente su mente se vació al escuchar el apodo del remitente de la carta, conocía bien a la persona que le envió aquella carta al rubio que miraba embelesado un punto vacio de la habitación.

-          Creo saber quién te envió la carta-Naruto lo miro alucinado, realmente quería saber quien fue la persona que le había abierto los ojos-. Fue mi hermano-dijo después de un hondo suspiro. Naruto no se la creía y antes de que dijera algo, porque estaba seguro que Sasuke era huérfano y no tenía a nadie, Sasuke hablo-. Quien se encargo de eliminar a toda mi familia fue el.

-          ¡¿entonces como creerle a alguien que asesina a toda su familia a sangre fría?!-decir que estaba impresionado e asustado de escuchar aquello era poco. Sasuke comenzó a reír, una risa algo apagada pero algo divertida a la vez.

-          ¿Qué es tan divertido?-espeto con un puchero infantil.

El azabache lo miro lánguidamente mientras lentamente su risa se fue apagando para ser reemplazada con un sentimiento algo extraño en el. Un calor que abrazaba de a poco en vez, su alma.

-          Oe, Sasuke… tierra ninja llamándote-dijo, después de estar hablando solo, tratando de ganar la atención del aludido. Sasuke salió del leve lapso de ensoñación para dirigirle una respuesta al rubio.

Sonrisa-. El problema es, que yo también se verdades algo dolorosas de sus razones-explico-. El clan Uchiha tramaba a espaldas del Hokage tomar la villa de Konoha y asesinar a todos sus habitantes, Itachi, mi hermano, amaba demasiado esta villa y prefirió ser él quien acabara con aquello. Pero su única condición para eso fue dejarme con vida a mí.

 

El asombro y nerviosismo de Naruto era palpable. Mordió su labio inferior-. Lo siento-dijo para luego tomar asiento de nuevo junto al azabache-. Nunca imagine eso. Es… Dios. Es que esta villa nunca dejara que seamos felices de alguna forma, primero mis padres me usan para proteger a los aldeanos y después un grupo de ancianos usan a tu hermano y su amor por la villa para que acabe con su familia.

-          Te comprendo, mi odio por ellos es inmenso, pero no quiero ir en contra de los deseos de mi hermano-dijo mirando ilusionado ningún punto en concreto-. Debo revivir a mi clan.

-          Tendrás que follar como conejo para eso.

Risas.

Sasuke se sentía agradable junto a Naruto y el rubio se sentía de igual forma; ambos desconocidos nunca esperaron ser tan compatibles.

-          Imagina el último secreto que me fue desvelado-soltó con cara de fastidio.

-          No soy adivino-espeto con una sonrisa de lado.

-          ¡Jum! Bueno, pues resulta ser que puedo quedar en estado.

-          ¡¿Cómo?!-eso le sorprendió, no más que saber que estaba soltando información como si nada, pero también era alucinante saber que un hombre podía quedar embarazado.

-          ¡Sí!, ¡el maldito Chakra del zorro me da esa estúpida habilidad! Si es que se le puede llamar así-puso unos muy hermosos pucheros.

Naruto se había quedado perdido en los ojos azabaches de Sasuke, y es que eran estúpidamente atrayentes, a un grado sin igual. Bien, si, sabía que desde comenzaron a hablar y a entender que muchas cosas los unía un sentimiento de calidez lo invadió. Pero el Uchiha tenía que revivir a su clan, y posiblemente prefería a una mujer que a él.

Después de muchas decepciones, Naruto había comprendido que las mujeres son solo banales, y por ende comenzó a fijarse en los hombres, sintiendo como la sangre quemaba cuando se encontraba con alguno de ellos en las aguas termales totalmente desnudo.

Desvió la mirada a ningún punto fijo-. Deberíamos fugarnos de esta aldea-comento.

-          Nos tomarían como ninjas desertores-añadió Sasuke.

-          Nos podemos ir a otra aldea, no simplemente ser ninjas, pero también podemos infiltrarnos en su nación y hacernos pasar por hijos de ninjas que murieron y somos huérfanos de esa aldea-expuso su plan. Sasuke se lo pensó y una sonrisa surco sus labios.

-          ¿escaparemos como esposos?-dijo pícaro haciendo que las mejillas de Naruto se tiñeran de rojo.

Era claro que los matrimonios entre personas del mismo sexo no eran ilegales; pero hacer eso era un tanto vergonzoso para él. Era como gritar a los cuatro vientos lo que era. Pero esto bajaba el índice de natalidad en las aleas ninja.

-          Bu-bueno-desvió la mirada-. Si es necesario.

-          ¿Por qué quieres huir?-estaban curiosos ese día, y ambos se respondían sinceramente; por alguna extraña razón.

-          ¿Estás bromeando?-Naruto lo miraba incrédulo y luego prefirió decirle-. Me gustan las personas de mi mismo sexo, hombres, pero si llego a tener un hijo, no quiero que sea en esta villa, no quiero que lo miren mal o que lo vean como una simple extensión del monstruo.

-          Comprendo-se recostó y tomo un dulce más de la bolsita que reposaba en medio de ambos; Naruto hizo lo mismo.

Tenían un par de horas libres hasta que las clases terminaran por completo, el día de san Valentín les daba esa oportunidad. Ambos se sentían felices, uno por hallar compañía y el otro por tener una oportunidad de entablar una conversación con alguien que amenamente lo comprendía y no lo cuestionaba.

-          Me gustas-soltó Sasuke haciendo al rubio atragantarse.

-          ¡¿Qué?!

-          Que me gustas.

-          Pe-pero, ¿no prefieres a las mujeres?-dijo incrédulo y renuente a aceptar que el gran Uchiha Sasuke fuese gay. Debía ser una broma.

-          Ni loco, las mujeres me enferman. ¿no crees que ya me hubiese acostado con cualquiera de las que se me ofrecía si me gustasen?-ahí tenía un punto. Pero eso no quería decir que fuese a caer fácilmente, porque, ¿Cómo alguien puede decirte que le gustas así sin más?

-          ¿Por qué, te gusto?-dijo, inocentemente esperando que Sasuke dijera que era una broma, sintiendo una punzada leve en el corazón.

-          Sinceramente, no es amor a primera vista, simplemente comencé a apreciarte-dijo-. Somos casi iguales, solo que sufrimos de diferente forma y… bueno, como vez, también me gustan los hombres, solo que tengo un gusto en especifico-desvió la mirada con un leve tono rosa en las mejillas, que si Naruto no se hubiese fijado, todavía creería que estaba alucinando.

No es que dijera que Sasuke no le gustaba, joder tenía solo diez años y cargaba con un cuerpo hecho por los dioses. Al final de cuentas era un ninja entrenándose desde que nació.

Se preguntaba si el padre de Sasuke le regalaba armamento de juguete al azabache.

-          ¿y… cuáles son tus gustos?-pregunto volviendo al tema y sacar a un risueño bebe jugando con una Shuriken de su cabeza.

-          Rubios-empezó-, ojos azules-realmente no miraba a Naruto, trataba de no decir más, pero algo lo empujaba a soltarlo todo-. Y con tres marcas en las mejillas-Naruto trago. Lo estaba describiendo a él.

-          Sasu-Sasuke ¿yo en verdad te gusto?-pregunto algo ilusionado.

Muchas veces la oscuridad de los corazones puede unir sentimientos y hacer que otro ente entre sus sombras aparezca para esa persona que necesita compañía entre sus laberintos de maldad.

-          Te lo dije no, me gustas-se encogió de hombros.

-          Si, lo escuche-dijo molesto-, no estoy sordo, pero es que me parece raro, ¿cómo te puedo gustar de un momento a otro?

Suspiro.

-          No es como si otra persona me atrajera. En clase me fijo en ti y cuando nos encontramos por meras casualidades, no me muevo hasta que dejo de verte. Simplemente llegue a la conclusión de que me fustas.

-          ¿Qué sientes cuando me vez?-indago más profundo mientras se ponía en cuatro y miraba a Sasuke.

-          Calidez- describió simple. El mismo sentimiento que Naruto sentía.

-          ¿Qué pasa por tu mente cuando me vez?

-          Ganas de tomarte y marcarte como mío.

-          ¿Por qué nunca lo intentaste?

-          Porque si lo hacía, cabía la posibilidad de que me alejara para cumplir la promesa que me hice de revivir a mi clan-gruño un poco, se sentía demasiado vulnerable-. Y porque todavía tengo diez, al menos hasta los doce no te penetrare bien.

Decir que las mejillas de Naruto estaban rojas era poco. Su  cara parecía un tomate enrojecido a más no poder.

-          ¿Cu-cuando cumplas los doce, lo harás?-desvió la vista, ¿qué coño les pasaba que estaban diciendo tantas cosas privadas y pensamientos?

-          Aunque sea a la fuerza-dijo con una sonrisa de lado.

-          Gracias por la advertencia-gruño volteándose y dándole la espalda a Sasuke. No quería mostrarle la sonrisa complaciente que había surgido en su rostro. Cosa que no supo que Sasuke ya había visto.

Sasuke se acerco y siguiendo sus instintos abrazo a Naruto y lo estrecho contra su pecho.

Naruto no dijo nada, la vergüenza lo embargaba por completo.

-          ¿estarías dispuesto a huir conmigo, Sasuke?-pregunto agarrándose de los brazos del Uchiha, con miedo de que se alejara.

La soledad, siempre es insoportable, para el que nunca la deseo.

-          Siempre y cuando estés dispuesto a casarte conmigo-Naruto cerró sus ojos y se dejo envolver en el abrazo.

-          Acepto-musito bajito pero audible para Sasuke.

-          Entonces, ¿sellemos nuestro san Valentín negro?-Naruto giro el rostro y lo miro confundido.

-          ¿A qué te refieres con sellar y san Valentín negro?-pregunto perdiéndose en aquellos orbes negros.

-          En que, deseo un beso-dijo viendo como a Naruto se le teñían las mejillas, pero no desviaba la mirada-. Y que en este día hemos desvelados nuestras desgracias de alguna manera, por eso es negro. Tan negro como lo es nuestro futuro, del cual no tenemos ni idea de cómo será.

Naruto sonrió y en esa misma posición beso lentamente los labios de Sasuke; se había hecho una promesa silenciosa con ese roce.

-          Cuando tengamos doce, huiremos de aquí, para ese entonces, debemos estar preparados para lo que nos ocurra-susurro Sasuke aun cerca de aquellos labios que le supieron a gloria.

-          Cualquier eventualidad-musito Naruto dando un leve piquito a la boca de Sasuke-. ¿Cómo llamaremos a nuestro primer hijo?

Sasuke se carcajeo para luego dar otro beso más.

-          Como este es nuestro san Valentín negro, como las cenizas antes del regreso del Phoenix, Satoshi. -Naruto asintió, desde ese momento, necesitaba ser grande para cuando huyera con su amor.

Ambos quedaron así un momento más antes de volver a la academia, le darían una grata sorpresa al grupo de idiotas que tenían por compañeros.

Y si ambos hubiesen tomado el último chocolate de la bolsa olvidada, hubieran descubierto la nota al final.

 

Como primo regalo de un día especial.

Como una delicia amarga en la oscuridad.

Como flamante recuerdo desvelado,

en su capa glaseada de amargura.

Como bella sorpresa exaltada en dudas de acritud.

Como sonrisas amargas unidad por la soledad,

Buscando sopesar dolencias en la amargura,

Vista por la luna.

Como pasaje incierto de sus dudas,

Estos amargos chocolates les dejo.

Sus verdades ocultas,

 Como suero de la verdad,

Serán reveladas al solo mordisco a su sobriedad.

Espero terminen unidos,

Al final de esta densa oscuridad.

 

Espero te guste mi regalo, Sasuke.

(cuervo negro.)

 

 

 this is the end of the road, when the life of one historie endures for ever.

este es el fin del camino, donde la vida de una historia perdura por siempre.

 



Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).