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La mentira de una Mujer por Hali

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Notas del fanfic:

Advertencias: este fanfiction es yaoi, así que es recomendable para los homofóbicos no leer esto.

Disclaimer: Shaman King no es mío y nunca lo será, pero este fanfic sí lo es.

El fic original tiene hasta el capítulo 9 por respeto a Fuyu-sama dejare intactos sus capítulos a partir del capítulo 10 entra mi aportación

Cap. I - Una pequeña sorpresa

La luz se colaba a través de las cortinas de una habitación. Un reloj sobre un velador sonó, señalando que era hora de despertarse. Un hombre de pelo violáceo comenzó lentamente a abrir sus ojos dorados con pereza, estiró una mano hacia el reloj para parar el ruido tan molesto que éste emitía. Cuando hubo apagado el sonido del despertador, se giró a ver a su novio, que aún dormía. Lo contempló durante unos minutos, era una vista que podría observar durante todo el día, su rostro tranquilo, su cabello celeste desordenado, sus labios entreabiertos, que había probado más de una vez.

No quería despertarlo, aún así tenían que trabajar para poder sustentarse. Lo empezó a mover para que se despertara pero lo único que pudo escuchar fue:

-Cinco minutos más¿si, Ren?- dijo el chico que dormía a su lado, dándose media vuelta con la intención de seguir durmiendo. Pero esto fue interrumpido por su pareja que no dejaba de zarandearlo.

-Horo- dijo con paciencia fingida – Si te levantas, tendrás tu recompensa esta noche.- le susurró al oído, diciendo esto último con un tono de voz suave y seductor, que sólo se permitía a hacer en presencia de Horo, provocando que éste se estremeciera.

De un salto Horo-Horo estaba de pie al lado de la cama que compartían.

-¿Me lo prometes?- preguntó con esa sonrisa que lo caracterizaba, una que irradiaba alegría e inocencia, pero ésta además mostraba algo de picardía.

-Soy un hombre de palabra- respondió ante la pregunta de éste, acercándose y rodeando su cuello con sus brazos para luego besarlo. Ante este contacto ambos cerraron los ojos. Usui estrechó a Ren por la cintura, disminuyendo todo el espacio que había entre los dos, al pasar sus brazos por ésta, el Tao sintió un escalofrío placentero recorrer su cuerpo, después de un rato, Horo posó una mano en la nuca de Ren, presionando más para así introducir su lengua en la boca de éste, explorando ese territorio tan conocido, que a pesar del tiempo juntos, aún seguían sintiendo lo mismo que la primera vez.

Lentamente se separaron, abrieron los ojos y se perdieron por un momento en los ojos de la persona que tenían al frente. Luego de unos minutos Horo-Horo rompió el abrazo para ir a la cocina y preparar el desayuno, pero antes de irse le dio un pequeño beso en los labios, dejando al Tao sonriente.

Al llegar a su lugar de trabajo, Ren Tao se fue inmediatamente a su oficina para terminar con unos papeleos la antes posible, para así estar pronto en el departamento que compartía con Horo.

Era cerca del mediodía y aún no terminaba con ese fastidioso papeleo, ya se estaba empezando a desesperar cuando escuchó como alguien tocaba la puerta, a pesar de que le había pedido a su secretaria que no lo interrumpieran.

-Adelante- dijo algo molesto, ya que por esta causa se demoraría aún más con ese trámite.

-Disculpe, sé que me pidió que no lo molestara- dijo tímidamente la secretaria ante la mirada del Tao, restregándose las manos nerviosamente –pero tiene una llamada telefónica al parecer urgente.

-¿Al parecer?- preguntó, levantando una ceja con elegancia –Está bien, recibiré la llamada.

-Bien, permiso- dijo, mientras hacía una pequeña reverencia, para luego retirarse.

Ren esperó a que cerrara la puerta para contestar el teléfono, con un suave suspiro de resignación, cogió el auricular.

-Hola¿con quien tengo el gusto?- preguntó con cortesía.

-Ren, soy yo, Jun- se escuchó al otro lado de la línea.

-Hermana, te oyes preocupada¿sucede algo?- preguntó algo inquieto al escuchar a su hermana con ese tono de voz.

-Tienes que venir a China, es urgente- bueno, eso era para alarmarse, su hermana no solía hacer bromas telefónicas y menos a conocidos, los cuales le podrían reprochar este acto, así que si había motivos para preocuparse.

-Jun¿qué ocurre?

-Hermano, no puedo contarte esto por teléfono, tienes que venir hoy, a más tardar mañana. Por favor, ven.- le pidió.

-Está bien, iré- no podía negársele a su hermana, a la cual quería tanto.

-Bien, te estaré esperando. Hasta pronto.

-Adiós- dijo con un poco de melancolía, honestamente, no quería volver a esa mansión, ya que los años vividos allí no habían sido los mejores de su vida.

Horo-Horo estaba sentado en un sofá en el living del departamento. Estaba mirando la televisión mientras esperaba a Ren, pues quería su recompensa por haberse levantado sin quejarse lo antes posible, por eso había pedido salir de su trabajo antes de lo acostumbrado.

En la televisión no había nada interesante, pero servía para pasar el tiempo. Cuando escuchó las llaves de la puerta, apagó el televisor y vio al de ojos dorados pasar bajo el umbral de la puerta, enseguida notó que algo no andaba bien por la mirada de éste.

-¿Pasa algo malo?- le preguntó, a pesar de saber la respuesta.

-Sí... me tengo que ir a China mañana.- dijo serio pero en su mirar se podía ver clara tristeza y eso no era común en él, él no acostumbraba a demostrar lo que sentía ni por un segundo, aunque con Horo era otra la situación.

-¿A China¿Por qué?- preguntó de una forma cortante, algo que no pasó desapercibido por el chino, Horo-Horo estaba molesto. Ren no podía llegar y decirle a Usui que al siguiente día se iría, además a un lugar tan lejano.

-No lo sé, mi hermana me dijo que no me lo podía decir por teléfono.- respondió, sentándose al lado de Horo.

-¿A qué hora parte el vuelo?

-A las nueve en punto, pero pretendo volver en una semana, pues compré un pasaje de ida y vuelta.- murmuró con algo de miedo por la reacción de Horo-Horo. Ren no quería dejarlo durante una semana solo, pero no tenía opción, su hermana se lo había pedido. Apoyó su cabeza en el hombro de su pareja, no quería que se molestara con él, quería que se diera cuenta de que para él también era difícil separarse de él. Tenía miedo de preguntarle algo, pero no quería quedarse con la duda.-¿Estás muy enojado?

-Algo, pero se me pasará, además, tu hermana te necesita.- le respondió con su típica sonrisa, que sólo era dedicada a Ren, acercó sus labios a los del Tao y lo besó tiernamente, y en un murmullo le dijo.-Tienes que empacar tus cosas.

En el aeropuerto, Horo estaba viendo como el avión, en el cual estaba Ren, partía y se llevaba al amor de su vida. Sabía que volvería pero aún así sintió como si le arrebataran una parte de él.

Bajó un poco la cabeza para así tapar sus ojos con su pelo, no quería que alguien viera que sus ojos se había humedecido y que en ese momento unas lágrimas amenazaban con brotar de ellos.

Cuando el avión ya no se divisaba, se giró y empezó a caminar al estacionamiento, en donde se encontraba su auto, que era de un color azul marino oscuro. Se subió a éste con toda la intención de ir a trabajar pero, al mirar la hora, se percató de que todavía tenía tiempo de sobra, así que decidió ir a visitar a su amigo Yoh Asakura, él era una persona muy especial, siempre andaba feliz y no se molestaba fácilmente, y cuando alguien lo hacía enojar, era porque realmente este alguien se había pasado más allá del límite.

Yoh se había casado con Anna, una mujer con un carácter dominante y atemorizante. Ellos ya habían tenido a su primer hijo hace unos cuantos años y Anna esperaba su segundo hijo, por eso andaba más enojona que de costumbre, a pesar de eso, Horo quería visitar a Yoh y hablar con alguien de confianza, aunque la regañona de Anna estuviese ahí.

Ya había llegado a la casa de esa pareja tan opuesta, se estacionó y se paró al frente de la puerta de entrada , tocó el timbre y esperó hasta que le abrieron la puerta.

Por fin había llegado a China, retiró su equipaje y salió del aeropuerto, se subió a un taxi y le dijo que vaya a la dirección en donde había vivido durante tantos años. Al llegar a la dirección que le había señalado al taxista pagó y se bajó del vehículo, para quedar frente a un gran portón.

-Vaya, este lugar nunca cambia.- se dijo a si mismo. Abrió el portón y cruzó ese inmenso jardín para llegar hasta la puerta principal. Tocó el timbre, luego de unos segundos se abrió la puerta y vio a Basón, un mayordomo que trabajaba para la familia Tao desde que él tenía memoria.

-Buenos días, señorito- le saludó.

-Buenos días, Basón- dijo entrando a la mansión. -¿Dónde está mi hermana?

-La señora Jun está en la sala de estar- dijo señalando el lugar.

-Gracias- susurró en un tono casi inaudible, sin embargo Basón lo escuchó y se sorprendió, ya que esta familia no era de las que agradecía.

Ren fue hacia el lugar señalado, entrando a la sala de estar para encontrarse con su hermana, que se veía nerviosa.

-Jun¿por qué me hiciste venir con tanta urgencia?-preguntó para salir de la duda.

-Ren,... hola..., bueno...supongo que tendré que decírtelo ahora... tu...t-tienes- tartamudeó con visible nerviosismo -...una hija.

Notas finales:

Es la primera vez que hago esto terminar un fic que no es mio, así que Reviews ????? se los agradecería n_n


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