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Fiesta de una noche por rina_jaganshi

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Notas del fanfic:

 

Disclaimer: La serie de Naruto no le pertenece a la persona que ustedes conocen como Rina y mucho menos a la otra que insiste en relacionar sexualmente a los hermanos Uchiha, ¡Sí! Nos referimos a Rini. En conclusión la serie es única y exclusivamente de la propiedad del Sr. Kishimoto y estás niñas solo la usan para hacer cosas sin sentido.

 

Atte. Tribunal de la Suprema Corte. 

 

 

Notas del capitulo:

Rina: Este fic, ya lo había subido hace mucho pero no recuerdo por qué se borro XD

Rini: Ya sabes la respuesta -suspira- eres una tonta 

Sasuke: Las dos son tontas 

 

San Valentín, el día de los enamorados, el día del amor y la amistad, Valentin´s day, el día en que las rosas rojas se extinguen, el día en que las grandes empresas chocolateras se regocijan en los millones y millones que ganan por el dichoso día. En fin, el punto de todo esto es que no importa como lo nombre, para su desgracia era exactamente lo mismo, en su país y en el otro extremo del mundo, esa bendita celebración se llevaba a cabo, por lo que él no podía o más bien no tenía donde esconderse.

 Suspiró por onceava o doceava o… ¡que importaba! Un suspiro salió de su boca, uno que, al igual que los anteriores eran de total desagrado, lo único que podía sentir por ese maldito día, un enorme, ¡gigantesco desagrado! Bueno, también había repulsión, cólera, odio…y muchos otros sentimientos del mismo tipo. Uno siempre tiene una fecha en la que simplemente no le va bien, dando un ejemplo:

 Se cae de la cama para después bañarse con el agua helada, no se prepara desayuno porque no tiene nada comestible, se conforma con un café, el cual está demasiado caliente y, obviamente, se escalda la lengua. Pensando en que todo mejorará sale de su vivienda en dirección a su oficina o escuela, en el transcurso una persona “amablemente” le hace saber que trae puesta su camisa al revés...El tiempo transcurre, ocasionándole solo problemas más fuertes o vergonzosos.

 Pues este catorce de febrero es uno de esos fatídicos lapsus de “Kami sama me odia” o “De seguro la suerte no tiene nada que hacer más que joderme la vida” (y otro sin fin de conmovedoras frases). Al menos lo es para un ser humano. Sasuke Uchiha. Un chico de diecinueve años de edad, piel blanca, ojos afilados y negros, cabello negro azulado, cuerpo formado por el constante ejercicio. En cuanto a carácter, prepotente, frío, no te dirige la palabra a menos que sea de suma importancia, todo un conquistador. Las chicas, literalmente, lo perseguían por cualquier lugar.

 Regresando al tema de las desgracias de este chico, él aborrece el día de los enamorados. ¿Por qué? se preguntaran ustedes. La respuesta es simple, tanto que hasta se inventó una broma.

Primer acto: Las chicas de su colegio acosan a Sasuke Uchiha con enormes cajas de chocolates.

Segundo acto: Las mismas chicas acosan, nuevamente, a Sasuke Uchiha para que les dé un hijo.

Tercer acto: Esa misma bola de locas acosan, una vez más, a Sasuke Uchiha pidiendo su mano en matrimonio.

¿Cómo se llamó la obra? El día de San Valentín y el genocidio más grande de la historia. ¿No les causo gracia? Pues a las difuntas tampoco…

    Para serles sincera el joven no cometió ningún crimen, (siempre y cuando no fuera delito el ser irresistible, según palabras de algunas fans del mismo). Tan solo optó por huir en dirección al único lugar en donde con un poco de suerte no lo molestarían, sí, suerte y unas imponentes rejas eléctricas que estaba dispuesto a activar por si alguna quería brincarse. No podía arriesgarse a que eso pasara.

 Ahora, el azabache recargó su espalda en la puerta de su casa, para lentamente sentarse al filo de la misma. Siempre podía escabullirse de sus fans, pero ese día, no sabía si tomaban vitaminas o se entrenaban durante todo el año, y es que era todo un misterio. Sencillamente no era tan fácil durante esa época en donde el amor se respira en el aire. Bufó molesto al tiempo en que se puso en pie. Se colgó la mochila al hombro y se dispuso a caminar en dirección de su cuarto.

Otra vez se quedará encerrado en su alcoba esperando a que el mar de hormonas se calmara, y así regresar a su vida cotidiana. Subió las escaleras, tres metros más y por fin ingresó a su refugio. Con calma, acomodó su mochila. Luego comenzó a quitarse lo que le quedaba de su uniforme pues al quererlo alcanzar lo hicieron tirones. Con unos pantalones de mezclilla y una camisa sencilla, se asomó un poco por el gran ventanal. Un tic nervioso apareció en su ojo al percatarse de que las tipas seguían amontonadas en la puerta principal, claro, sin acercarse a las rejas, ya sabían lo que les esperaba si lo hacían.

 Maldijo mentalmente el ser tan atractivo, solo ese día desearía ser como su raro y pedófilo maestro de biología, Orochimaru. Él jamás pasaría por experiencias así. La imagen del susodicho cruzó su mente, esos horribles ojos amarillos, acompañados con sus largos cabellos negros y esa asquerosa lengua que media más que el promedio. Al instante tuvo que sacudir su cabeza para lograr sacarla. Tal vez no debería llegar a tal extremo. Giró en sus tobillos, con parsimonia anduvo hasta quedar enfrente de su cama, totalmente cansado, se dejó caer al mullido mueble. Estuvo así durante diez minutos, sin hacer nada y con los ojos cerrados. Por fin, se colocó mirando hacía el techo.  

–Que se puede esperar de Itachi… –susurró al tiempo en que frunció el ceño.

 Se estaba pensando muy seriamente la “invitación” a esa fiesta. No quería quedarse encerrado…está bien, me rindo. ¿A quién quiero engañar? Es Sasuke Uchiha. Sí, “Sasuke el señor todo poderoso no me importa quedarme encerrado sin con eso evito a gente idiota Uchiha” ¿A qué no sabían que ese es su verdadero nombre? Bien, dejando las tonterías, el azabache reconsideraba la idea de asistir a la fiesta por una simple razón. Plantéense esto:

 –Tienes dos opciones estúpido hermano menor. Hay una fiesta que se prevé un mes antes, yo quedé en ir con Sasori pero ya vez que se hizo novio de ese rubio y pues tiene que estar “ese” día con él. Así que tú vendrás conmigo. No preguntes porque, simplemente tengo que llevar a alguien.   

 La respuesta del moreno fue la siguiente; “No me interesa”. Seguido de eso se dio la vuelta con el claro objetivo de dedicar su atención en cosas más productivas. Sin embargo su hermano mayor no había terminado por lo que rápidamente se puso delante del ojinegro.

 –La segunda opción es, que tú y yo… –insertar aquí una caricia lujuriosa y una mirada de absoluto deseo –Nos divirtamos un rato.

 Y más rápido que el correcaminos, speede Gonzales, flash y Ana Guevara juntos, el Uchiha menor salió corriendo gritando un “Me lo pensaré”. Y eso es lo que estaba haciendo en estos momentos. Iba o no iba, ese era el dilema. No es que no frecuentara a sus conocidos (porque amigos no tiene, solo conocidos), y fueran a aquellas celebraciones sin sentido, en donde te lo pasas de maravilla siempre y cuando seas uno de esos idiotas que se emborracha y hace el ridículo. En cambio siendo un sujeto serio, de pocas palabras y con una cara de amargado, bueno, no es tan divertido.

 Viéndolo desde la perspectiva de: es Itachi Uchiha el que te invita a una de sus “reuniones de intereses comunes” (como el mismo primogénito se expresa). Es difícil…corrijamos eso, es ¡Imposible! Imaginar que puede salir de ello. “Nada bueno” pensó para sí el azabache. Aún así, aunque no tuviera ni la más remota idea de que es lo que le esperaba, todo era mejor que el incesto. Su boca se torció en una mueca de total desagrado.

 Una vez que su mente volvió en sí, se levantó de la cama. Lo más conveniente era comenzar a arreglarse, no porque fuera a tardar horas, sino porque su anual persecución duró más de la cuenta. Eran las seis de la tarde y según lo que recordaba tendrían que salir de su casa a las siete y media para llegar a la fiesta una hora después. No entendía porque tenía que ser tan lejos. Restándole importancia al asunto, tomó una toalla y emprendió camino al cuarto de baño.

 Luego de veinticinco largos minutos en los que las autoras se entretuvieron jugando domino (que por cierto haremos un fic de eso). El moreno salió de su refrescante ducha. Con tan solo la típica toalla amarrada a la cintura y que estratégicamente tapaba lo necesario, volvió a su habitación, más en concreto, a su armario. Buscaba con la mirada que ponerse, tampoco es como si se fuera a quebrar la cabeza, por lo que agarró lo primero.

–Al fin y al cabo, todo se me ve bien –comentó con altanería y terminó con una sonrisa de medio lado.

 Y llámenlo ególatra, presumido o idiota pero era verdad. El pantalón de tela en color negro se ajustaba a su cuerpo de manera estupenda y junto a la playera de vestir azul marino le hacían ver sencillo pero elegante, obviamente dejó los dos últimos botones desabrochados para dar el toque sexy, que todos sabemos no puede faltar. Se colocó zapatos negros, como accesorio un collar en forma de paipai, el símbolo de la empresa familiar. Un poco de colonia y dirigió sus pasos, nuevamente, al baño para peinar su cabello.

 Ahora ya listo, tan solo quedaba esperar al inútil de su hermano mayor. Era indiscutible que no se encontraba en la casa, de lo contrario ya estaría molestándolo, lo cual era su pan de cada día. “Es normal que los hermanos mayores nos comportemos de esa manera” resonó en su cabeza la típica frasecita, al instante frunció el ceño. Como era su costumbre, prefirió restarle importancia al asunto, pues para que sufrir daños psicológicos. Ya era suficiente con los que tenía. Sus piernas se pusieron en movimiento, con destino a la cocina. Comería algo antes de partir ya que, otra vez por culpa de sus fans, no pudo hacerlo cuando se supone que debió.    

 Mientras el chico revisa el refrigerador en busca de alimento, aprovecharemos para contarles un poco sobre su persona, aunque bueno ustedes dirán, es guapo, presumido, tiene un hermano y un club de fans, ¿No es suficiente con saber eso? ¡Pues no! Hay que saber mucho más que eso, al menos lo que les podamos chismear en lo que el azabache come un poco del arroz y la carne con verduras que sobró del día anterior. 

 Bien, para empezar es uno de los mejores en los estudios, era algo de esperarse pues sus padres le exigían bastante, y es que siendo hijo del gran empresario Fugaku Uchiha y la extraordinaria abogada Mikoto Uchiha, tenía que sobresalir en todo. Al principio trataba de complacer a sus progenitores pero con el tiempo se le fue creando el hábito de la perfección. Hoy en día, él mismo se exige, ya no necesita que sus padres lo hagan. Siguiendo con la familia, se debe destacar que el dinero era algo que no le preocupaba ya que tenían de sobra, sin embargo, su casa era de tamaño normal y no abundaban los sirvientes. Si quería algo él mismo lo hacía. 

 Como el moreno tenía bastante hambre y ya está a punto de terminar, solo alcanzamos a hacerles saber sobre sus preferencias sexuales. Nunca se ha considerado heterosexual, pues sus experiencias con el sexo contrario no han sido gratas. Eso de volver loca psicópata compulsiva a toda chica en su camino, no dejaba nada bueno. Entonces uno dice, “sino es de uno, es de otro” pues con la pena pero tampoco se califica como homosexual, jamás le ha llamado la atención un hombre. Ya, asunto arreglado, es bi, y nuevamente se equivocan. Su orientación era algo que francamente desconocía, aunque aquí entre nos, él prefería ser gay.

Al ponerse en pie el moreno, se nos acaba el tiempo de liar. Lavó los platos que usó, tomó un poco de agua y caminó hacía el medio baño que se encontraba en ese mismo piso. Cepilló sus dientes. Apenas iba dar un paso en dirección de la sala, cuando se escuchó el rechinar de llantas y la bocina de un auto. Ya estaba ahí. No necesitaba más pistas para saber que su hermano había llegado. Un suspiro salió de sus labios al tiempo en que recargó su espalda a la pared que daba a la puerta de su casa.

El grito de infinidad de chicas retumbó por toda la calle. Sabía perfectamente que algunas estarían desmayándose mientras que otras intentarían huir del carro, lo siguiente fue el abrir de las rejas al mismo momento en que se activó la electricidad que seguramente cumplió con su trabajo. El motor del Lamborghini se escuchaba cada vez más cerca, podía reconocer con solo ese sonido cuál era el modelo. Sí, el 6,2 V12 o mejor conocido como el murciélago. Con quinientos ochenta caballos de fuerza, dos asientos y es capaz de alcanzar una velocidad máxima de trescientos treinta kilómetros por hora. El auto preferido de su hermano.

Por fin, el susodicho se estacionó frente a la entrada. Bajó de su vehículo e ingresó a su casa. Itachi Uchiha. Un sexy y elegante moreno de ojos negros grisáceos, al contrario de él, llevaba su negro cabello largo y sujeto en una coleta baja. De personalidad fría, calculador pero de igual manera un pervertido, bueno dicho con sus palabras “Un conocedor del buen sexo”. Y es que él si tenía bien definida su orientación sexual. Orgullosamente era del otro bando, de hecho ya le había presentado varios chicos a Sasuke pero este los rechazaba, es más, ni siquiera se dignaba a entablar conversación alguna. En fin, el mayor se detuvo al notar la presencia del azabache, que seguía en la misma posición, recargado en la pared con los brazos cruzados a la altura de su pecho.

Ambos se estructuraron con la mirada. El del cabello largo se acercó a su hermano menor, hasta el grado de que sus rostros quedaron a escasos centímetros. Observó de arriba abajo el cuerpo que tenía enfrente y sonrió con lujuria.

–Te arreglaste para mí estúpido hermano menor –la sonrisa se ensancho mucho más al ver el tic nervioso que aparecía en el “acosado”, al tiempo en que un puño se dirigía a su rostro, el cual atrapó con una de sus manos.

–Aléjate de mí idiota –gritó con rencor el ojinegro asimismo empujó al mayor con su mano libre –Y vámonos de una vez antes de que me arrepienta –murmuró, regresando a su habitual calma.

–Me cambio y nos vamos –fue lo último que dijo para enseguida perderse por las escaleras.

–Imbécil… –desvió su cara hacia el lado contrario.

 Como odiaba a su hermano Itachi, y no, no es uno de esos odios pues…de hermanos. Este iba más allá, no solo era el hecho de que la poca atención que recibían de sus padres era toda para el mayor de los Uchiha. También estaba ese radical cambio de personalidad que sufría de un momento a otro. Simplemente era aterrador. Podía ser el típico hermano serio que te molesta con comentarios absurdos o el semental que se la pasa insinuándote que sueña con el día en verte a cuatro patas en su cama, sillón, bañera o cualquier lugar que estuviera disponible.    

Bufó molesto pasando una mano por su cabello. Tal vez debería reconsiderar la idea de asistir a ese centro psiquiátrico, aunque en todo caso, él que realmente lo necesitaba era Itachi. Él sí que estaba loco y no había duda de que a sus veinticuatro años tenía serios problemas mentales. El azabache regresó a la realidad al escuchar los pasos que se dirigían a su persona. No dudó ni un momento en moverse y salir de la casa, seguido de su hermano. Sin decir nada subió al auto, en el asiento de copiloto, no pasó ni medio segundo para que el otro estuviera a su lado.

–Espero que no tengas esa cara de amargado durante toda la noche, o ten por seguro que nadie se te acercará –habló mientras encendía al carro y lo ponía en marcha. Ninguno de los dos se sorprendió al ver que aún a las afueras de su casa, se encontraban el montón de chicas, que al verlos salir intentaron detenerlos.

   Obviamente el Uchiha mayor no hizo ademán de pararse a saludar ni mucho menos. Al contrario siguió manejando como si no pasara absolutamente nada, incluso ignoró los cuerpos de algunas desafortunadas que chocaban con el parabrisas al ser atropelladas. Después de librarse de las fans, el camino se hizo tranquilo. El azabache trataba de reconocer los rumbos por los que iban pero le era imposible, pues ¿cómo reconocer en donde no hay vida alguna? Prácticamente era una carretera y ya, a los alrededores solo se veía pasto y árboles pero ninguna alma.

 Su mente no necesitó más y al instante se encontró uniendo cabos. ¿Podría ser otro de los planes de su hermano para quedarse con su virginidad? Su cuerpo se tensó al mismo tiempo en que giró su cabeza mecánicamente. El conductor sintió esa aura maligna, viéndose en la necesidad de observar a la persona que la desprendía. Y ahí estaba su estúpido hermano menor, viéndolo de forma asesina así como se tronaba los dedos. No pudo evitar que una gotita resbalara por su sien. Tenía que dejar de hacerle esas cosas, siempre quedaba traumado.

–Si existe la fiesta –se apresuró a decir, sin embargo suspiró al ver que no bastaría con eso –En verdad, solo que para este tipo de eventos es preciso un lugar muy alejado.

–¿Qué tipo de lugar? –indagó el azabache más calmado. Con el tiempo había adquirido la experiencia para distinguir cuando el otro mentía.

–Es como un rancho –frunció el ceño al escuchar tal respuesta, él no iba a bailar música country. (Rini & Sasuke: u_ú#### Rina: XD lo siento jaja olviden lo de música jaja).

–Y para qué la hicieron en un rancho, ¿no era más fácil rentar un antro o en su defecto un salón? –volvió a cuestionar.

–Es una fiesta privada, además…aquí no tienen a donde huir –disminuyó su tono de voz al decir la última frase, sin embargo esta no pasó desapercibida por el menor.

 ¿Qué estaba planeando ese loco? Se preguntó así mismo. Bueno, realmente no le importaba mientras él no tuviera nada que ver. Sí quería violarse a todos los invitados, él no intervendría. Con sus pensamientos en claro, se acomodó mejor en el asiento para poder observar el panorama, aún con la explicación tenía que tener diez planes de escape. Nunca se sabe que pueda pasar.

 Los siguientes cuarenta y cinco minutos no se intercambiaron palabras en ese Lamborghini. Ambos hermanos iban concentrados en sus designios. Por fin, se empezaba a distinguir algo construido por el humano, eran solo unas cercas de madera pero poco a poco se fue mostrando el rancho en donde sería la fiesta. Primero salieron del camino, metiéndose a un extenso terreno bardeado, luego de cruzarlo se encontraron de lleno con la casa, se veía de buen tamaño pero bastante simple. Un cuerpo se posó frente al carro, indicándoles que se detuvieran. Al hacerlo un chico se dirigió a la ventana del conductor.                

–¡Itachi! Qué bueno que viniste –saludo el joven con una gran sonrisa –Oye, tienes que darme las llaves del carro, yo lo estacionaré.

–Hm, entonces ese es el tema –el mayor de los Uchiha sonrió, mientras el azabache fruncía el ceño. ¿Qué era eso del tema? –De acuerdo, te veo adentro.

 Con un ademán de cabeza fue suficiente para que el moreno se bajara del auto, el cual se llevó aquel extraño chico. Antes de que pudiera preguntar sobre la plática anterior, se vio siendo empujado hacia la casa. Una vez dentro, no pudo evitar sorprenderse. No se esperaba eso, todo estaba a oscuras pero las luces de neón alumbraban en diferentes y fosforescentes tonos. Anduvieron por un pequeño pasillo que daba a lo que era el salón principal.

 Por un momento cruzó por su cabeza la idea de que no asistirían muchas personas, pero la descartó al instante en que observó a más de cincuenta bailando. Giró su rostro tratando de encontrar de donde salía la música y nuevamente se sorprendió al ver a un DJ mezclando.

–¿Qué esperabas? –la pregunta le hizo mirar a su hermano, el cual sonreía prepotentemente. Como solo los miembros de su familia podían hacerlo – ¡Que todo estuviera en color rojo y abundaran corazones y rosas rojas! –Ironizó –Anda, vamos –caminó detrás de Itachi.

 A lo que se le podría llamar la pista de baile, la rodeaban innumerables sillones. Cada uno de una forma y tamaño distinto. Por donde pasaban saludaban al moreno mayor, pero este no se detenía, tan solo sonreía o hacia un movimiento de mano. Luego de recorrer casi todo el salón, se toparon con el bar…un momento ¿Había bar? Pues sí, una larga barra de madera se extendía unos diez metros o más. Separando el gran estante en donde se encontraban las diferentes botellas de alcohol. Un joven se acercó a atenderlos.

–Que gusto tener al famoso Itachi Uchiha –estiró su mano, saludando al mencionado –¿Nueva pareja? –inquirió alzando una ceja en dirección del azabache, este solo mostró una mueca de desagrado.

–No, es mi hermano. Sasuke Uchiha –aclaró el mayor. Cosa que extrañó al otro pues esperaba alguna broma estúpida.

–¡Oh! Un gusto –ahora fue su turno para corresponder el saludo – ¿Y? ¿Qué les sirvo? Tenemos de todo.

 El Uchiha menor sudo, pues él no conocía de bebidas, no más allá del sake, de la cerveza, que francamente no le gustaba, y el champaña, que era más que obvio no tenían. La risita burlona de su hermano le hizo sonrojar del coraje y desviar la mirada. Tal vez debería de salir más solo para aprender de tragos y callarle la boca a ese inútil.

–Una esperanza y a Sasuke un desarmador –pidió el de ojos negros grisáceos, el barman se giró para preparar ambas bebidas –La esperanza es tequila, licor de menta y hielo picado. Y el desarmador es vodka con jugo de naranja, claro si quieres de otro jugo puedes pedirlo.

–Así está bien –contestó el más chico. Olvidaba que en ocasiones Itachi se comportaba como lo que era. Su hermano mayor. Pasados unos cuatro minutos, el tipo les entregó a cada uno sus respectivos tragos. A él en un vaso largo y al más grande en una copa de coctel.      

–Esta vez hay muy buena calidad –comentó el de cabello largo, al tiempo en que daba una mirada rápida al lugar.

–De la mejor, te lo aseguro –ambos sonrieron cual cómplices – ¿Entonces?  ¿Quieres escoger de una vez? –cuestionó el barman.

–No, que sea a la suerte –una vez más intercambiaron esa sonrisita que le estaba crispando los nervios al menor.

–De acuerdo. ¿Y a tu hermanito? –el diminutivo le hizo fruncir el ceño así como dedicarle una mirada de absoluto odio.

–Hm, no, él no sabe nada y será mejor que permanezca así –levantó su copa haciendo la seña de brindar. Sasuke no pudo replicar o preguntar pues su hermano le dio la espalda –Diviértete –murmuró antes de comenzar a caminar.  

 En cuanto el Uchiha mayor se perdió entre la gente, el azabache miró al barman. Este alzó las manos, dándole a entender que no le diría nada. Maldijo mentalmente. Más le valía a ese idiota que no estuviera planeando nada. Un bufido se escapó de su boca. Recargó ambos codos en la barra, tomó su vaso para beber un poco.

 Su cuerpo se paralizo, su ceja izquierda comenzó a sufrir un ligero temblor. Era dulce…el sabor ¡Era dulce! ¡Y él detestaba las cosas dulces! Como todo buen miembro de la prestigiosa familia Uchiha, hizo un esfuerzo por no escupir la bebida y dejó que pasara por su garganta. Bueno, una vez hecho eso se sentía amargo pero aún así…

–Dame otra cosa –ordenó malhumorado. El chico sudo gotita y rió nerviosamente –Algo que no sea dulce –advirtió.

–Mmm… ¿te gusta la cerveza? –Inquirió, obteniendo una negación con la cabeza –Bueno, ¿quieres una margarita simple? Es tequila con refresco de limón y hielo –está vez recibió una afirmación por lo que se dispuso a preparar la bebida. No pasó ni dos minutos y el azabache ya tenía su vaso.

 Nuevamente se dispuso a probar. “No está mal” pensó para sí mismo. Con la margarita en mano se dio la vuelta. Realmente no tenía intenciones de “divertirse”, tan solo pasaría el rato hasta que llegara la hora de retirarse. Caminó hacia un sillón que estaba vació. Se sentó con calma, colocando su vaso en una mesita que se encontraba a un lado. Todo estaba perfectamente ubicado. Miraba aburrido de un lado a otro hasta dar con un sujeto. Se veía que era más grande, incluso que Itachi. Su cabello castaño lo llevaba amarrado, su piel morena y una cicatriz surcaba su nariz.

 No pudo evitar observarlo pues este repetía una y otra vez “Como pudo convencerme, como pudo convencerme”. Al tiempo en que se abrazaba así mismo. Eso definitivamente era extraño. La curiosidad se apoderó de él. ¿Qué le pasaba a ese tipo? ¿Qué era todo eso de escoger? Más preguntas lo abordaron. Tratando de concentrarse, se recostó un poco en el respaldo del mueble, su cabeza calló irremediablemente hacia un lado.

 Su intención de ponerse a especular se esfumó tan pronto como llegó. Un chico rubio, con un cuerpo que sería envidiado por muchos fue lo que ahora captaba la atención del moreno. El chico de piel tostada parecía estar perdido, su mirada se mostraba aterrada al estar siendo empujado continuamente por las personas que transitaban por ahí. Un chico en especial al pasar a su lado le dio una nalgadita. Esto provoco un salto del rubio y una sonrisa de medio lado en el azabache.

–Es tú culpa por andar distraído dobe –murmuró inconscientemente sin dejar de admirar a ese chico, el cual tenía un puchero en sus labios y sus manos en su parte trasera. 

Definitivamente ese pequeño se había convertido en su distracción pues los ojos negros lo siguieron hasta un sillón que estaba enfrente e inclinado más a la izquierda, de donde se encontraba él. El rubio miraba con desconfianza un vaso que le ofrecía un chico con un peinado extraño, al final se lo llevó a la boca y segundos después tosía agarrándose la garganta. Otra sonrisa se mostró en los pálidos labios del que le observaba, sin embargo estos se torcieron con disgusto al ser su visión interceptada por un una falda rosa.

–Hola –saludó una chica de cabello rosado, ojos verdes y piel blanca –Te vi hace unos momentos y como estás solo decidí acercarme –sonrió pasando sus brazos detrás de su cintura. El azabache ladeó su cabeza con la intención de mirar al pequeño rubio pero ya no estaba.

 Su habitual amargura regresó. Torció la boca y le dio un rápido sorbo a su bebida. La chica no entendió el mensaje de “Me gusta estar solo, largo” y se sentó a su lado.

–Mi nombre es Sakura Haruno –extendió su mano –Ejem –se aclaró la garganta tratando de hacerse notar ya que el moreno buscaba al torpe pero lindo chico –¿Cuál es tu nombre? Es que te me haces familiar.

–Sasuke Uchiha –soltó sin más. Inmediatamente después unos brazos le rodearon por el cuello –¡Qué te pasa suéltame! –exclamó empujando a la chica.

–¡Lo sabia! ¡Lo sabia! ¡Eres Sasuke Uchiha! –la molesta tipa se puso a gritar cual loca maniática – ¡Ahora podré presumirles a mis amigas! ¡Ino me envidiara por siempre! 

 La tal Sakura hablaba sin parar y cosas sin sentido o bueno que para el azabache no tenían importancia. Las siguientes dos horas trató de alejarse de ella, no obstante la chica no cedió. A donde él iba, ella le seguía. Además le había arruinado nuevamente la oportunidad de mirar al chico de piel tostada y es que “involuntariamente” lo buscaba. Tenía pensado solo mirarlo pero al verlo sonreír decidió acercarse y comenzar una conversación.

 Adelante, pueden reírse con toda confianza. ¿Sasuke Uchiha empezando una conversación? ¡Ja! Ni él mismo lo creía pero era cierto. Sentía la necesidad de ir a molestar a ese risueño niño. Bonita forma de mostrar su interés, pero es que nunca antes había “mostrado interés” por una persona. Así que no tenía ni la menor idea de cómo darse a notar. Con las locas era simple, bastaba con que lo vieran, el problema es que ese chico era tan despistado ¡que no lo notaba!  

 Tras elaborar un perfecto plan para conocer a ese rubio. Se dio a la tarea de volverlo a buscar, para su desgracia no había podido zafarse de la pelirosa, aún lo seguía. No le dio importancia y caminó por todo el salón. ¿Dónde diablos estaba ese dobe? No podía haberse ido ¿o sí? ¡Genial! El único ser humano que logra hacerlo sentir algo y es tan idiota como para irse antes de que él pudiera hablarle. Venga que el chico no tenía la culpa pero ¿de qué otra manera podía desquitarse?

 Tan enojado estaba que de un empujón apartó a la de ojos verdes. A paso lento se dirigió a la pista de baile, había visto a su hermano por ahí. Quería irse ya. No existía algún motivo rubio por el cual quedarse. Pasaba de largo a las personas que bailaban, las cuales de un momento a otro pararon ya que la música se detuvo en seco. Miró con curiosidad a donde los demás veían.            

–¡Muy bien! ¡La segunda parte de la fiesta está por comenzar! –anunció el DJ. Ganándose los aplausos y chiflidos de todos los presentes.

 ¿Segunda parte? ¿De qué diablos hablaba ese tipo? Se preguntó el moreno y ¿Por qué todos parecían tan entusiasmados? Era su imaginación o ¿Se estaban relamiendo los labios con deseo? Sin contar el brillo extraño que tenían en sus ojos. Solo sabía que algo estaba a punto de pasar pero ¿Qué? y más importante aún ¿Dónde estaba ese rubio?... 

 

Notas finales:

Rina: y recuerden que lo separé en dos porque la pag se puso sus moños y no me dejó subirlo completo XD

Sasuke: Crees que lo que dices es relevante ¬_¬

Rina: Pues... no sé XD

Rini: Mejor quedate callada Rina, me pones en vergüenza ¬_¬U

 


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