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Error mágico por lizergchan

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Notas del capitulo:

Perdon por la demora!!!

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: RusiaxMexico, FranxUk, PruxAus, EspxRoma, UkxFran, y HarryxDraco insinuación de AmexMex y SnapexUk

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, humor, Lemon, fantasía y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

 

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Error mágico

 

 

Capítulo 22.- ¡Bienvenidos a España!

 

 

 

 

El viaje no fue muy largo pues utilizaron un translador; aunque a la mayoría de los países no les agradó la idea  pero querían aprovechar el mayor tiempo posible que tuvieran de vacaciones.

 

Llegaron a Madrid pero no permanecerían ahí toda la semana; España planeaba llevarlos a las ciudades más ricas en lo que se refiere a leyendas y “magia”.

 

Antonio les asigno una habitación a cada uno, por suerte, la casa tenía habitaciones suficientes pues en un tiempo, sus hijos vivieron con él.

 

A España sólo habían ido los tres americanos, Francia, Inglaterra, Rusia y el trío dorado de Gryffindor.

 

—Hoy nos quedaremos en Madrid pero mañana nos iremos para ir a conocer las ciudades más místicas de mi casa —les dijo España.

—¿Participaremos en el encierro taurino? —preguntó México emocionado, hacía tiempo que no participaba en esas festividades con Antonio y ardía en deseos de volver a hacerlo.

—¿Encierro taurino? —preguntó Ron confundido.

—Es una tradición cruel y bárbara —habló Hermione usando el tono de voz que tenía al dar uno de sus sermones o regaños —. Pensé que ustedes eran diferentes, pero veo que me equivoque —dio media vuelta y se fue a su habitación azotando la puerta.

 

El grupo se mantuvo callado por unos segundos antes de volver a retomar la conversación. México estaba demasiado animado para tomarle importancia a las palabras de la joven bruja.

 

—¡El héroe participará! —gritó Alfred emocionado. Harry y Ron también decidieron hacerlo, al igual que Rusia, aunque éste último sólo para proteger al mexicano, tanto del capitalista como de los toros.

 

Fido ladró contagiado por la emoción de México y es que José tenía esa capacidad divina, por llamarla de algún modo.

 

—Aún es temprano, ¿Por qué no van a dar un paseo por la ciudad? —sugirió Inglaterra mientras leía un libro que trajo de su casa.

—¡Buena idea! —exclamó Ron — Me muero por conocer los alrededores.

—Kesese, oresama prefiere quedarse a beber —Francia y España apoyaron la idea de su amigo.

—José, ¿Por qué no los llevas tú? —le pidió Antonio pasándole su cartera al aludido. Sabía que se iba a arrepentir (especialmente por la mirada maquiavélica que su hijo tenía), pero hacía tiempo que el Bad Trio no bebía solo.

—Con gusto papi de mi vida y de mi amor —España suspiró; ese falso tono dulzón que usaba el moreno significaba que su cartera iba a volver completamente vacía.

 

 

 

Prusia, Francia y España se dedicaron a beber durante el resto del día mientras que el trío dorado daba una vuelta por la ciudad en compañía de Rusia y los tres americanos.

 

Las calles, negocios y casas eran tan diferentes a las que había en el Londres muggle, incluso el clima lo era; mientras Inglaterra era frío y húmedo, España era cálido y soleado.

 

—¡Vamos a comer churros! —exclamó México cuando el dulce olorcito le llegó a la nariz. Tomó a Canadá y a Harry de las manos y se los llevó sin darles tiempo a reaccionar. Hermione se percató de la expresión de Rusia cuando el moreno se fue sin siquiera mirarlo.

 

—¿Te encuentras bien, Iván? —le preguntó en cuanto Alfred se adelantó para seguir a los demás. Rusia asintió con la cabeza; su vista estaba fija en México quien en esos momentos se estaba comiendo un churro con deleite.

—México ya no quiere ser uno con Rusia —dijo sin darse cuenta. Hermione lo miró preocupada pero no estaba de acuerdo.

 

La joven bruja estaba segura que José amaba a Iván; se lo veía en sus ojos. Pero también se daba cuenta que algo le pasaba al mexicano pues no estaba actuando con normalidad. México se acercó a ellos.

 

—Hermione, Iván no se queden atrás o se quedan sin churros —les dijo José señalando a Ron que devoraba como si no hubiese un mañana.

—José, ¿puedo hablar contigo? —Hermione no le dio permiso de contestar se lo llevó lejos de los demás.

 

—¿Qué sucede contigo? —le recriminó con esa voz chillante y molesta. México parpadeo confundido; se señaló a sí mismo sin comprender —Si, tú, ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué actúas tan cruel con Iván?

—Herm, creo que has leído demasiados libros raros —dijo el moreno moviendo la mano como restándole importancia al asunto para luego ponerse serio —. Yo no he sido cruel con Rusia; lo amo.

 

Sin embargo, Hermione no se rindió; le dijo cual era su comportamiento para con Iván. México se dio cuenta que con su actitud estaba lastimando a la persona que amaba; pero no podía evitarlo. Se sentía culpable de que Rusia mirara directamente a los ojos del Basilisco; después de todo él fue quien le insistió al euroasiático para ir a su lugar secreto, pero también estaba el asunto de…

 

—Gracias Hermione —le dijo encarándola nuevamente. Le sonrió —. Debo arreglar las cosas con Iván —ella asintió.

 

Rusia estaba sentado junto a Canadá en una mesa distinta de Harry, Ron y Alfred quienes parecían estar en una especie de competencia por ver quienes comían churros, empanadas y otros dulces.

 

—¿Iván me acompañas a dar un paseo? —le pidió José tan pronto como se acercó a la mesa. Rusia asintió con una sonrisa y se levantó para seguir al moreno dejando solo a Canadá, aunque no por mucho pues Hermione llegó poco después.

 

 

 

Llegaron hasta un pequeño parquecito a unos minutos de donde se encontraban los demás. En el lugar había algunas parejas y familias disfrutando de un rato de relajación. México tomó la mano de Iván y lo llevó a una banca apartada donde se sentaron.

 

Iván estaba asustado, temía que José quisiera terminar con él; era algo que no creía poder soportar.

 

—Perdóname —Rusia ya temía en que terminaría esa frase que había oído en tantas telenovelas de la casa del moreno: “Perdóname, no eres tú pero ya no siento nada por ti”, “Perdóname pero debemos terminar” —. Tenía miedo.

—¿Miedo? —preguntó Rusia sorprendido. México era de los pocos países (si no que el único) que parecía no temerle a nada, incluso tenía a la muerte como su mejor amiga.

—Creí que te perdería —Iván se sobresaltó al ver como los ojos de su pequeño se volvían vidriosos y segundos después rompía en llanto. Se le partió el corazón; lo abrazó contra su pecho tratando de reconfortarlo.

—Sé… que soy débil… un país tercermundista que depende enormemente de Estados Unidos —admitió entre el llanto. Rusia no lo creía así; él pensaba que México tenía una gran fuerza pero que lamentablemente estaba oculta.

—José no es débil, da —dijo Iván totalmente convencido. El moreno bajo la mirada posándola en sus manos que en ese momento apretaban sus rodillas.

—Lo soy, por eso tuviste que protegerme.

 

Iván lo obligó a mirarlo a los ojos, le limpió las lágrimas y le sonrió antes de besarle la frente.

 

—Rusia cuida de México porque lo desea no porque  sea obligación de Rusia, da.

—Pero…

—¿México no haría lo mismo por Rusia? —el moreno asintió con la cabeza, ¡por supuesto que lo haría! ¡Eso y más!

 

Iván sonrió. Ambos países se besaron sin importarles ser vistos por las personas que pasaban por ahí. El beso se convirtió rápidamente en uno hambriento; las castas carisias se hicieron atrevidas. México se separó bruscamente cuando Rusia comenzó a desabrocharle el pantalón. Iván miró a José; el ruso estaba confundido y herido por la acción del moreno.

 

—¿Qué soy para ti? —era precisamente esa interrogante la que tenía a México en un estado de desesperación —¿Soy un amigo con derecho*? ¿El sancho*? ¿Tu pareja?

 

 

Rusia pudo comprenderlo en ese momento. México se sentía inseguro de su relación; ¿Es que no le había dicho que ellos eran uno? Iván se dio un golpe mental al darse cuenta de su error; lo cierto es que siempre “invitaba” a todos a ser uno con él, era lógico que José pensara que no había más que sexo entre ambos.

 

México malinterpretó el silencio de Rusia; se levantó; él tenía orgullo y no iba a aceptar ser plato de segunda mesa.

 

—Los demás nos están esperando —dijo José en tono seco; le dio la espalda a Iván. Ni bien dio dos pasos cuando el ruso lo atrapó de la muñeca obligándolo a encararlo nuevamente.

—José es el novio de Iván, da —cuando estaban juntos no eran países; no había política, o intereses económicos; sólo eran dos personas que se amaban.

—¿Qué hay de Yao, Toris o de mi primo Jorge*? —Rusia parpadeó sorprendido de que México estuviese celoso. Eso lo enterneció.

—José es el único que Iván ama, da —ambos se sonrieron; se fundieron en un abrazo y se besaron.

 

 

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Al fin llegó el día de la feria taurina. Alfred y José estaban emocionados y listos; Ron y Harry por otro lado se encontraban nerviosos. Francia y Prusia habían decidido no participar en el “encierro” pero estarían entre el publico. Inglaterra se había desaparecido desde la mañana, en cuanto a Canadá, decidió ir a dar un paseo con Hermione para hacerle compañía.

 

 

—¡Esto será genial! —exclamó México emocionado. Iba caminando por las calles semivacías. España les dio algunas instrucciones que sólo lograron aumentar el nerviosismo de ambos magos y la emoción de los dos americanos.

 

En el lugar donde se realizaría el encierro ya había mucha gente, la mayoría tras las barras de seguridad; sólo los países, los magos y unas cuantas personas participarían.

 

—Te reto gringo —le dijo José con una sonrisa pícara —. Quien llegue primero invita las chelas.*

—Son menores de edad —le recordó España. México bufó molesto, ¡todo por culpa de Inglaterra! Miró mal a Antonio, pues recordaba que el ibérico había bebido licor con Prusia y Francia cuando estos tenían su misma edad.

—Bueno, los chescos* —México infló las mejillas cuando España le sonrió y le acaricio la cabeza, ¡definitivamente Antonio tenía doble moral!

—¡Claro! ¡El héroe ganará! ¡Joseph saldrá con el héroe a comer hamburguesas! —exclamó.

—Kolkolkol —México ignoró el aura oscura de su novio; estrechó la mano de su vecino del norte para sellar el trato.

 

Rusia atrajo a México atrapándolo por la cintura sin importarle que los extraños los vieran o lo que pudieran decir o pensar.

 

—Si Rusia gana, ¿México hará  lo que él quiera? —José sonrió y antes de sellar el trato con un beso, le dijo que sólo si él hacía lo mismo.

 

 

Minutos después, se abrieron las puertas y los toros fueron libres; los participantes echaron a correr siendo animados por la gente tras la valla de seguridad. Ron y Harry gritaban cada vez que una de las enormes bestias se les acercaba, pero fue peor cuando Alfred los tomó de la mano. El estadounidense corría a tal velocidad que los jóvenes magos parecían papalotes arrastrados por el viento.

 

Finalmente, uno de los toros alcanzó a cornear a uno de los participantes pero no fue de gravedad. Antonio y José iban por delante, ambos ibéricos parecían haberse olvidado de los demás y sólo se concentraban en la diversión y la adrenalina que les provocaba ser perseguidos por las furiosas bestias.

 

Iván fue quien llegó primero a la arena, detrás de él, Antonio y sólo por unos centímetros, José y Alfred con los jóvenes magos.

 

 

—¡Dios!, creí que moriríamos —se quejó Ron, tan pálido como el papel —. Estamos vivos de milagro.

—¡Hahahaha! ¡El héroe se divirtió mucho! —exclamó el rubio, por un momento olvidándose de haber perdido la apuesta, hasta que México reclamó su premio.

 

Alfred se quejaba y quejaba diciendo que había sido una trampa, pero España lo hizo callar: “Vayan a las gradas, Francia y Prusia les reservaron lugares”. Asintieron y se retiraron dejando a ambos ibéricos solos.

 

España y México se dirigieron a los vestidores para cambiarse de ropas. Ambos estaban muy emocionados.

 

 

La plaza taurina era muy grande, aunque no tanto como el campo de quidditch de Hogwarts pero tenía su encanto.

 

—¿Son Antonio y José? —señaló Harry a los dos toreros que acababan de salir, luciendo sus coloridos trajes y que en ese momento saludaban a la multitud que los vitoreaba.

Oui —respondió Francia —, hace tiempo que esos dos no comparten la arena… será divertido.

—Kesese, esto no es algo que alguien tan awesome como yo haría, pero Antonio y la mayoria de sus hijos se emocionan mucho con esto.

 

Los magos regresaron la vista a la arena; contagiándose por la algarabía de los “olé”  del público cada vez que alguno de los dos bregaran* a los toros.

 

Cuando Antonio usó las banderillas*; los magos comprendieron el por qué Hermione decía que era cruel, pero aún así, no podían evitar estar emocionados por el espectáculo.

 

 

 

Al día siguiente partieron de Madrid para conocer las místicas ciudades que España les ofrecía. Harry, Ron y Hermione aprendieron sobre leyendas muy interesantes: La Santa Compaña, La cueva de Salamanca y muchas más.

 

Definitivamente España era una nación hermosa; lástima que su estancia en el país estaba por terminar.

 

 

Continuará…

 

 

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Amigo  con derecho: Que pueden tener sexo sin que existan sentimientos de por medio.

El Sancho: En palabras simples, el amante.

Mi primo Jorge: Es Cuba.

Chelas: Así le dicen algunos a las cervezas en México.

Chescos: Refrescos.

Bregar: fijar, sujetar y poner en suerte.

Banderillas: Que son palos delgados, de unos 70 a 78 centímetros de largo, recubiertos y adornados con papel picado y con un hierro en un extremo, a modo de arpón, empleado en la lidia para clavarlo en el morrillo del toro. Hay distintos tipos de banderillas, fundamentalmente para toreo de pie y para rejoneo.

 

 


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