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Error mágico por lizergchan

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Notas del capitulo:

Gomen por la demora!!!

 

No tuve computadora en mas de una semana, se murio mi cargador, ¡pero ya tengo nuevo!

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.

Parejas: RusiaxMexico, FranxUk, PruxAus, EspxRoma, UkxFran, y HarryxDraco insinuación de AmexMex y SnapexUk

Aclaraciones y Advertencia: Este fic contiene YAOI, humor, Lemon, fantasía y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.

 

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

 

 

Error mágico

 

 

Capítulo 26.- Bonus: ¡Vámonos pa’ Acapulco!

 

 

 

Acapulco ya no era tan bonito como en sus años dorados; el asfalto de las calles estaban llenas de baches, pero aún así la bahía no perdía su belleza. El cerro, coronado por una cruz que parecía dar la bienvenida a los visitantes con los brazos extendidos.

El fuerte de San Diego que vigilaba la plaza de la Reina, que en antaño custodiaba las costas para mantener alejado a los piratas.

 

México amaba ese puerto que fue quien le dio reconocimiento en el mundo como destino tutorial. Lo que más le gustaba, era la quebrada y sus clavadistas, una tradición que había iniciado de una manera bastante peculiar.

 

—¡Que vista! —exclamó Hermione desde la terraza de su habitación. Se encontraban en el hotel el Mirador de donde se podía apreciar el espectáculo de los clavadistas.

—Y eso que no has visto el atardecer —dijo México sonriendo. Estaba muy orgulloso de aquel paisaje, considerado como uno de los más hermosos del mundo. —Vamos, los otros nos están esperando; ¡Iremos a la Roqueta en lancha de fondo de cristal! Pa’ que vean la chulada de Virgencita.

 

 

Decidieron irse caminando deteniéndose de vez en cuando para tomar fotos a la bahía que se apreciaba desde la Quebrada y terminaban en playa Angosta.

 

Alfred los convenció de pasar a comprar algo de comer en una rosticería de curioso nombre.

 

—¿Pollo Feliz? —dijo Ron haciendo una mueca. A la mayoría de los países y a los magos les resultaba difícil que la pobre ave estuviera muy contenta de ser asesinada y luego rostizado.

 

Después de comprar, se dirigieron al malecón donde abordarían la lancha.

 

—Aguántenme. Voy a comprar algo para “enjuagarnos la palabra” —los países y los magos lo miraron confundidos. —Voy a comprar refrescos.

—¡Yo quiero coca cola! —dijo Alfred tan ruidoso como siempre.

—A mi me gustaría algo de jugo de calabaza —Ron no estaba tan seguro de que en México muggle hubiera tal cosa.

—Iván ira con José, da —el aludido asintió con la cabeza.

—No olviden la cerveza —dijo España y algunos adultos que pasaban por ahí, lo miraron mal.

—Somos menores de edad. No podemos  comprar bebidas alcohólicas, es contra la ley —lo regañó México enojado, pues él consideraba que la mejor forma de pasar un día en la playa era con una hielera llena de cervezas bien frías.

 

España dio un largo suspiro y decidió acompañarlos, junto con Brasil y Argentina. Pasaron la calle para llegar al zócalo donde se encontraba una tienda de 24 horas; compraron refrescos, botellas con agua, hielo, algunas frituras, vasos, platos y hieleras. Después, regresaron con los demás y abordaron una embarcación que los llevaría a la isla de la Roqueta. Los magos y los países se maravillaron con la belleza de la Virgen que se encontraba sumergida y que había sido bendecida por el mismo Papa Juan Pablo II. La Reina de los Mares había estado sumergida por 43 años y ahora descansaba en un nicho con forma de concha.

Al llegar a la Roqueta; México los llevó a una parte alejada de la zona turística. Parecía que se encontraban en un pequeño bosque; el viento soplaba entre las ramas de los árboles. Los países, miembros del club de magia; se sentían que los estaban observando.

 

—¿Eso es un duende? —preguntó Noruega señalando a un pequeño ser que pasó corriendo a gran velocidad.

—No lo vi —admitió México. —Pero segurito que fue un chaneque o un nahual, por aquí hay algunos.

—¿Nahual? —dijo Draco confundido.

—Son como animagos, pero existen dos tipos: el animal en el que un mago puede convertirse o aquel que la criatura que es tu otro yo y que todos los humanos tienen; cuando uno se enferma o muere, su contraparte también —explicó Chile.

 

Minutos después, llegaron al otro extremo de la isla donde había una pequeña playa desierta.

 

—Ve~ ¡Qué lindo! —dijo Italia emocionado —, me recuerda a cuando Ale… —no pudo terminar pues Alemania le había cubierto la boca para evitar que dijera algo que pudiera hacer que Draco los descubriera.

—¿Qué les parece si vamos a nadar? —opinó Hermione para tratar de aligerar un poco el ambiente.

—No haré lo que la sangre sucia diga, auch —se quejó Draco al recibir un zape por parte de México y un pisotón de Harry.

—No vuelvas a llamar a Hermione, sangre sucia —lo regañó su novio.

—Si güero, no mames; qué manera de arruinar el día —lo regañó José. —Anda, discúlpate con Hermione o te aseguro que no va a “cenar Pancho” hoy —Draco se cruzó de brazos y frunció el ceño; a él no le importaba si el tipo aquel se quedaba sin cenar el resto de su vida, él era un Malfoy y no se disculpaba, mucho menos con una inmunda sangre sucia.

 

—Es suficiente —interrumpió Inglaterra. Era un día muy bueno como para arruinarlo discutiendo.

—Bueno, ¡vamos a nadar! —exclamaron los latinos al unisonó. Las chicas se dirigieron al agua, seguidas de sus hermanos y primos.

—Tienen mucha energía —comentó Ron sonrojado al ver tanta belleza hispana.

 

La mayoría de los países no tardaron en unírseles, contagiados por la alegría de los latinos.

 

Todos se estaban divirtiendo; algunos nadando, otros corriendo, tomando el sol o abrazados con sus respectivas parejas.

 

El troll de Noruega lanzó al agua a Dinamarca, pues éste no dejaba de acosar a Luka; Inglaterra y Francia habían desaparecido (seguramente para ir a demostrarse su “amour” en alguna parte), Romano trataba de escapar de España. Por otro lado, Draco había encontrado la orna de su zapato en Colombia, quien a pesar de tener una apariencia frágil y dulce era un verdadero demonio; no por nada había sobrevivido a las guerrillas que casi diezmaron a los campesinos de su casa.

A las 3:00 pm, todos dejaron sus actividades para comer.

 

—¡Esto esta delicioso! —dijo Ron antes de tomar su cuarto vaso de refresco —¿Cómo dices que se llama? —le preguntó a México.

—Yoli. Sólo lo venden aquí en Acapulco —respondió mientras se adueñaba de una botella de aquella bebida. —Cuando vengo, suelo llevarme unas ochenta o más, pa’ tomar en casa.

—Deberíamos llevarle algunas a Hagrid —dijo Harry y la mayoría asintió con la cabeza.

 

Fido estaba feliz con todos los huesos que le daban, además de uno que otro camarón al mojo de ajo o algo de pescado a la talla que México había ido a comprar al restaurante en el lado turístico de la isla.

 

—Harry —lo llamó Suiza. —Ya que mañana será tu cumpleaños.

—Decidimos celebrarlo desde hoy —finalizó Lily sonriéndole al mago.

—¿Mi cumpleaños? —lo había olvidado con tanta diversión que había tenido al lado de los países.

—Changa, changa, viva la pachanga —dijeron los latinos.

—Eo, eo, viva el pachangueo —agregaron las latinas.

 

Venezuela y Cuba trajeron un enorme pastel del que nadie supo de donde lo habían sacado.

 

—Sapo verde eres tú… sapo verde… ¡Canten conmigo! —dijo México y sus hermanos y primos le siguieron al coro.

 

Harry estaba sorprendido; no tenía idea como los países se habían enterado de su cumpleaños, pero estaba agradecido con ellos. De pronto se sobresaltó; Draco le tomaba la mano y le sonreía.

 

—Feliz cumpleaños, Cara Rajada —dijo Draco antes de darle un casto beso en los labios.

—Gracias…. Hurón.

 

 

OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO

 

Regresaron al hotel, a tiempo para ver a los clavadistas realizar su espectáculo. Todos estaban maravillados con los saltos que desfeaban a la muerte.

 

—Es increíble que no se maten —comentó Ron.

—Es fácil, ¡El héroe podría hacerlo!, ¡hahahha! —gritó Estados Unidos, lo que casi ocasiona que uno de los clavadistas se callera.

—Pendejo —le dijo México dándole un zape. Estaba enojado con Alfred por menos preciar a su gente —. Con lo wey que eres, terminaras partiéndote el hocico a la primera.

—¡El héroe puede hacerlo sin problemas! —José entrecerró los ojos y se cruzó de brazos.

—Pruébalo. Tú y yo saltaremos —dijo sonriendo con malicia. —Vamos a ver dé que cuero salen más correas.

 

Brasil dio un largo suspiro; México era demasiado competitivo, aunque casi siempre perdida por su propia apatía; al mismo tiempo no dejaba de intentarlo y esa determinación (al menos en José), aumentaba cuando se trataba de Alfred.

 

Tuvieron que esperar hasta que los turistas y clavadistas se fueron para poder subir a la roca.

 

—¿No deberíamos detenerlos? —preguntó Draco, preocupado por José.

—Na, los dos son unos boludos y no harán casa —dijo Argentina encogiéndose de hombros.

—Además, los dos tienen la cabeza dura; no se harán daño, así que no se preocupen —agregó Colombia, quitándole importancia al asunto.

—Yo me compadezco de las rocas si Alfredo choca con ellas —comentó Chile. Cuba asintió con la cabeza, mientras fumaba un puro.

 

Draco miró al resto del grupo; los únicos preocupados parecían ser Harry, Hermione y Ron. Iván tenía una aterradora aura oscura a su alrededor, al igual que Natasha y ambos murmuraban palabras de muerte dirigidas a Alfred. El perro ladraba, moviendo la cola como reguilete; parecía darle ánimos a José, quien sería el primero en saltar.

 

México se colocó en posición ante la mirada expectante de sus amigos; se preparó antes de lanzarse de espaldas; dio dos giros en el aire, antes de caer al agua salada. La acrobacia fue recompensada con aplausos de los espectadores; México les mandó besos agradeciéndoles.

 

Por fin, fue el turno de Alfred, quien se lanzó sin cuidado, apresurado por demostrar que el héroe era mejor. Estados Unidos chocó contra las afiladas rocas. La sangre comenzó a teñir las cristalinas aguas; por suerte, México lo sacó inmediatamente y lo llevó a la parte por donde los clavadistas subían.

Por suerte, Alfred, sólo se había hecho un corte profundo en el brazo derecho y pierna izquierda que seguramente sanarían en algunas horas.

 

—Espero que eso les enseñe a no hacer tantas tonterías —los regañó Inglaterra mientras desinfectaba las heridas de Alfred.

—La culpa fue del gringo que saltó a lo wey —se defendió México muy quitado de la pena.

—La culpa se encontraban encerrados con Brasil en la habitación de éste último. —Por su culpa, Draco pudo habernos descubierto —José y Alfred hicieron un puchero; el estadounidense comenzó a quejarse.

—Creo que la culpa fue de todos. Se supone que México y Estados Unidos son niños ahora; lo que francamente, lo hemos olvidado. —dijo Luciano en tono serio.

—Es cierto —aceptó España e Inglaterra dejó escapar un gruñido, molesto. —Se supone que ellos son niños y actúan como tal; somos nosotros los que debemos poner límites.

—Vayan a descansar —habló Inglaterra en tono serio. —Mañana saldremos temprano a Londres.

 

Alfred y José asintieron con la cabeza; salieron de la habitación con rapidez, pues ninguno quería enfrentarse a la furia del británico.

 

—Mis hermanos, primos y yo, hemos decidido ir de vez en cuando para tratar de liberarlos del hechizo.

—Nosotros podemos arreglarlo —le cortó Inglaterra; suficiente tenía con México como para agregar a los centro y sudamericanos. Brasil se puso serio.

—Te guste o no, Inglaterra. Nos necesitas —dijo cruzándose de brazos. —Ése tal Valdomero…

—Voldemort —corrigió Arthur rodando los ojos.

—Como sea. Ése tipo es una amenaza que no pueden tomar a la ligera y  que nos afecta a todos.

Inglaterra se mordió la lengua; sabía que Brasil tenía razón, pero su orgullo le impedía aceptar ayuda (aun cuando no Luciano no estuviera pidiendo su opinión).

 

Draco y Harry se encontraban contemplado la bahía desde el mirador del hotel; la luz de luna hacia de el agua resplandeciera como una joya. Un escenario romántico que ninguno estaba dispuesto a desperdiciar.

 

—Debo admitir que José tenía razón —Harry lo miró sin entender. —México muggle no están malo como pensé.

 

Potter sonrió; se acercó a Draco y le dio un casto beso que Malfoy no tardó en convertir en uno apasionado.

 

Las vacaciones habían terminado, pronto regresarían a la escuela, pero esa noche será de los dos.

 

Continuará…

 


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