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Playing in the name of love. por black_phenix

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Notas del fanfic:


Notas del capitulo:

espero que de verdad les agrade. solo dire que es de J. K rolling y sus editores, y ya. espero disfruten del capitulo.

 

 

 

 

                                          (``•.¸(``•.¸ ¸.•´´)¸.•´´)                                                Playing in The name of love.                                                                                                                                        (¸.•´´(¸.•´´ ``•.¸)``•.¸ )

                                                                                †

 

 

 

 

 

“Aun la recuerdo; aquella mañana donde mis perspectivas cambiaron con respecto a su persona.”

¿Qué cambio?

“Todo cuanto conozco de él.” “No sé.  Me sienta diferente el verle con otra cara ahora.”

¿Realmente fue para bien su encuentro?

Dudo…

“No lo sé. Solo podría decirte que fue genial… y sus palabras siguen aun  grabadas en mi memoria.”

¿Realmente caíste por él, aun sabiendo que esto podía ocurrir?

“No hay nada de lo que me arrepienta. Sabia, no, sabíamos a lo que nos arriesgábamos, y aun así, no puedo ni estoy dispuesto a  sacarlo de mi corazón y dudo mucho que él pueda. Además, tenemos algo de ambos.”

 

 

 

(``•.¸(``•.¸ ¸.•´´)¸.•´´)

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Aun era temprano y las clases no iniciaban hasta dentro de un par de horas. Se había levantado más temprano de lo usual, por lo cual, había decidido dar un paseo por las mazmorras y tal vez salir a las afueras del castillo, por las cercanías del lago, que era el lugar más tranquilo que se podría encontrar. Podría decirse que aun no se decidía por completo con todo a cuanto su vida se refería, aunque dudaba mucho el tener voz o voto en lo concerniente de lo que se llamaría “vida propia”.  Él no podía decidir mas allá de lo que le gustaría usar para decorar su habitación.

Después de todo, lo que un Malfoy debe o no hacer; queda como parte de la decisión del cabeza de familia. Y, precisamente,  ese era su padre.

No eran mucho más de las seis y media de la mañana, por lo que era normal encontrar, el hermoso paradigma que era el lago, siendo aun deslumbrado por parte de la noche (la luna y algunas estrellas) y las cercanías que se llamarían amanecer. La luz solar chocaba con la cristalina superficie del agua y, un muy juguetón calamar gigante, sacaba a relucir uno de sus tentáculos, como si sus ventosas fuesen una exhibición que uno nunca se cansaría de ver. Draco sonrió de lado, al sentir como el agua lo empapaba completamente; quizás fuera posible, que en esos momentos, tuviera ganas de tener calamar a la brocheta, pero estaba de buen humor y no le molestaba para nada ser empapado. De todas formas tomaría otra ducha antes de ir a desayunar.

Estaban a mediados de octubre. Las clases no hacía mucho que habían iniciado, por lo que aun no pasaban las fiestas de Halloween y todavía no llegaban las vacaciones de invierno. Las hojas de los arboles apenas comenzaban a caerse, y las aves empezaban a migrar como cada año hacían cuando el invierno se acercaba. A Draco le gustaba el invierno, lo hacía sentirse más protegido que las otras estaciones: el gélido aire que lo rondaba, lo hacía sentirse dentro de una coraza de cristal y le permitía ser más reservado y, en lo comúnmente dicho, le permitía ser  más “frio.

Era su sexto año en Howarts y pronto llegaría el ultimo, y con ello, todas las estúpidas propuestas de matrimonio e invitaciones para fiestas y recepciones empresariales a las que tendría que asistir, de etiqueta. Había algunas veces que (aunque lo mataran, jamás saldría de su boca) envidiaba a la comadreja Weasley: este no tenia que sufrir en fiestas de etiqueta o mucho menos preocuparse por que su padre lo admire o le tuviera que dar  el visto bueno para cualquier estupidez.

Tal vez Podía escucharse estúpido, sí. Pero nunca tuvo la verdadera libertad de elegir por si mismo las cosas. Su padre o su madre (que descanse en paz) siempre eran los que elegían por él, y aun ahora su padre lo hacía. ¡Inclusive con qué tipo de mujer tenía que casarse!

Ser un Malfoy podía ser, en algunos aspectos (que el mismo consideraba irrelevantes o estúpidos en algunas ocasiones), algo tosco y en otros simplemente innecesarios. Su padre había sufrido todo tipo de altibajos solo por seguir a un idiota con ideales estúpidos. Porque, si su padre era el genio que era; ¿Por qué seguía al señor oscuro a sabiendas que simplemente caería en lo más bajo cuando todo terminara? Quizás y este tuviera  miedo a ser un blanco para el líder de los sangre pura (a quien él consideraba mas una sabandija cruel, sin sentido de orientación).

¡Derrotado por Potter a la edad de un año! Por Merlín, ¿quién seguiría a un idiota así?

Lamentablemente, él mismo tendría que seguir los pasos de su padre, dentro del círculo interno, con los Mortifagos. Al menos tenía la convicción de que pasaría algunos altibajos, sí, pero con sus amigos a su lado. Algo que dudaba seriamente que su padre tuviera; el hombre solo pensaba en el dinero y en los pros y contras en un negocio.

Suspiro hondamente y se encamino mas a la orilla, con una sonrisa simple y sincera que esperaba realmente nadie viera, adornando sus labios. Aun recordaba los comentarios sobre su sonrisa despectiva cada vez que miraba a las sangres sucias, pero no era su culpa el que tuviera que actuar así; si su padre descubría que tenía una amistad con alguien de dicha estirpe, ni siquiera quería pensar en lo que sufriría luego de eso.

Que agradable.” Pensó, cuando recibió una oleada de viento  seguido del olor natural de lo que lo rodeaba. Para un mago; la naturaleza, que poseía la más pura de las esencias, lo era todo. Aunque hacia más de un centenar de años los magos, cayendo en la decadencia de la avaricia, al igual que los gnomos que, para ellos, el oro lo es y lo seria todo, habían olvidado sus raíces ya arraigadas con la naturaleza.

— ¿Qué haces aquí, Potter? —Draco frunció el ceño en desagrado y su boca se curvo en una sonrisa despectiva. Como le había enseñado su padrino. Nunca le agrado Potter. No porque era el enemigo número uno a tomar en cuenta por el que pronto seria su “amo”, sino porque, ése mismo cara rajada, que lo miraba indiferente en ese momento, se había atrevido a morder la mano que había extendido en son de amistad—. ¿Huyendo de la sangre sucia y la comadreja?

Más de lo que lo molestaba encontrarse con Potter, le molestaba en desmedida manera que este lo ignorara cuando le hablaba. Bien sabía que, era un sentimiento súper contradictorio el que sentía, cuando estaba al lado de ese engreído y noble Griffindor. ¡Por Circe y Morgana! El maldito chico y su complejo de héroe suicida, lo cabreaban hasta la medula. Siempre queriendo sobresalir en todo.

— ¿Qué? ¿Te ha comido la lengua la serpiente? —Y, ahí estaba de nuevo. El muy maldito se hacia el que él no estaba ahí. Grrr. Maldito Griffindor arrogante.  Draco pasó una de sus manos por su rubia cabellera y trato de ignorar la presencia del maldito cuatro ojos de Potter, así no tendría una lucha y su humor no se empañaría con el enojo. Se había levantado muy bien como para terminar enfrentándose con su enemigo natural, y luego acabar ambos en la enfermería, como tantas otras veces.

Decidió suspirar y mirar al frente, apoyándose en el árbol a sus espaldas; donde, precisamente, Potter estaba descansando. No es que le interesara, en lo absoluto,  pero Potter tenía algo diferente (aparte de que lo encontraba tan temprano en la mañana, despierto, cuando este acostumbraba aparecer tarde para desayunar). No, claro que no lo espiaba. Se suponía que era su enemigo y, “saber” las debilidades de esté era su deber. ¿No?

—Malfoy…— ¿era de efecto retardado o qué coño? Draco lo miro. Contando con que su apellido no fue dicho con odio u otra cosa. Lo aceptaba, pero nunca de los jamases  lo diría en voz alta, pero la voz de Potter era sexy en algunas ocasiones. Potter levanto el rostro despacio y poso sus ojos en él, con tal profundidad, que se sintió avergonzado de un momento a otro. ¿Qué diablos le pasaba a ese estúpido Griffindor para que le diera esa mirada? Frunció el ceño y levanto una ceja.

— ¿Qué, cara rajada? —Ahora se preguntaba si Potter había sufrido algún colapso nervioso o algún accidente donde termino con el cráneo partido y las ideas revueltas. ¡El muy desgraciado le estaba sonriendo!  No es que le afectase, claro que no. Pero no tenia explicación del porque su corazón comenzó a latir tan rápido o de por qué demonios su entrepierna dolió por unos segundos, antes de que recuperara la compostura.

— ¿Qué piensas hacer? Quiero decir, una guerra se acerca. Mucha gente morirá y otros perderán casi todo cuando aman o añoran. ¿Tú tienes algo que preservar? — ¿Qué diablos estaba ocurriendo? Se había dormido anoche con la extraña sensación de que algo le ocurriría en la mañana, pero nunca creyó encontrarse con la peor de las posibilidades: un Potter con sentido de preservación.

—Digamos que, no es asunto tuyo, Potter. —respondió, lanzándole una de sus tan conocidas miradas gélidas. Harry, para su horror, simplemente sonrió y luego desvió la mirada. Draco se sintió metido en dos universos que comenzaban a colisionar y un dolor de cabeza comenzó a acrecentarse. Por lo que, acariciando su sien, suspiro y tomo asiento al lado del atolondrado aquel—. Todos tienen algo importante que proteger, Potter.  Sea pequeño o grande. Y ambos sabemos, que con el regreso del Lord, eventualmente, muchos perderán esas cosas importantes. Yo ya perdí algo importante. Por lo que, no hay nada que me sirva de mucho para querer proteger.

—Me parece extraño. —comento Harry, riendo un poco, logrando impresionar a Malfoy. Quien, para su propia sorpresa, se enamoro de aquella risa suave y febril del estúpido niño que vivió.  Desvió la mirada ante sus tontos pensamientos con respecto a Potter—. Hm, no digo que seas extraño, Malfoy. Es solo que, tú, quien vive diciendo que la sangre, el apellido y las fortunas son lo más importante, no tengas nada que preservar.

—Solo entre nosotros, Potter. —dijo, mirándolo superior—. Mi padre es quien tiene esos tontos ideales y tiene la convicción de que yo pienso igual que él. Bueno, no es raro pensar eso cuando él mismo te ha criado, diciéndote cuanto odia y ama.

—Oh…—Draco crispo los dientes ante tan escueta respuesta. No es que esperara algo más de un león con dos neuronas de cerebro; aunque le impresionaba que el muy desgraciado no se hubiese derrumbado con tantas cosas que le pasaban—. No me malentiendas—Draco lo miro y alzo una ceja—, pero, como nunca he tenido realmente padres o alguien que se comporte como tal, no sé muy bien lo que es estar bajo tal tipo de presión.

— ¿No que vivías, como un príncipe, con tus familiares Muggle’s? —Draco quiso golpearse al ver la cara tan abatida que había puesto Potter,  al escuchar eso. Quizás había tenido algún tipo de altercado familiar y estaban algo distanciados. Aunque, si lo veía desde un punto lógico: ¿Qué demonios hacia Potter vistiendo como un pordiosero, cuando se decía que lo mimaban y consentían en todo?

—Esos son solo rumores esparcidos. Quiero decir, como diablos puedo ser tratado como un príncipe, cuando mis propios y únicos familiares, me odian a muerte. —Bien, estaba seriamente pensando en irse a tirar de la torre de astronomía. O eso era un sueño, o lo había hechizado para que viera estúpidas visiones con un Potter suave y comprensivo y mucho peor, un Potter que le estaba contando que sus familiares lo maltrataban como si nada estuviera pasando—. Ellos odian todo lo que tenga que ver con magia y, puesto que soy un mago, ya te imaginaras como es mi vida o como ha sido.

Draco tenía una mirada un poco controversial. Potter le estaba hablando como si fueran amigos que comparten secretos y, mucho peor, se le quedaba viendo con esos ojos de cachorro abandonado, que le estaba empezando a remover algo muy profundo dentro de él.  Con esa sonrisa estúpida y triste, de la cual no puedes dejar de sentir pena. ¡Por amor a Merlín! ¿Qué coño le hicieron a Potter para que terminara así?

—Potter, ¿qué diablos te pasa? —Harry lo miro confundido y luego sonrió de esa manera que le ponía los huesos fríos a Draco. Quizás y el calamar gigante se planteara comérselo a él, a la brocheta, si se acercaba al lago y le lanzaba un hechizo.

—Bueno, me he peleado con mis amigos, por la misma tontería de siempre. —Draco lo miro con ese gesto indulgente. El muy estúpido Griffindor se había peleado con sus amigos, y ahora estaba en un grado sentimental que hacía a Draco querer vomitar. Pero Draco jamás pensó que ese gato huraño, que parecía ser Potter cuando se enfrentaban, podría ser tan… lindo. Bueno, quería decir, su personalidad sentimentalista.

—Ustedes los Griffindor son muy sentimentalistas. —comento, ganándose un asentimiento de Potter ante eso. Fue raro, siempre sabía que  tenía la razón, pero recibirla de alguien que siempre te da la contraria, y trata de matarte con la mirada cuando insultas a sus amigos, era escabroso, irritante y, algo que lo dejaba con un mal sabor en la lengua. Y un sentimiento suicida que no sabía cómo se quitaría—. ¿Qué ocurrió, como para que calleras tan bajo, para tomarme como tu Psicomago?

Harry rio, quedamente, ante eso, y Draco tuvo que Cruciarse mentalmente para no saltarle a Potter encima. Cada maldito segundo le parecía más lindo (y estaba seguro que lo violaría si seguían interactuando de aquella manera tan… extraña). Draco parecía querer dejar de respirar, cuando la mano de Potter, choco contra  la suya, y sus mejillas se tornaron totalmente rojas. ¡¿De qué coño tenia complejo ese Griffindor?!

—Digamos que, discutimos con lo de siempre. Termine con Ginny y Ron se enfadando porque creía que solo estaba jugando con ella, Mione intervino y, bueno… terminamos por dejar de hablarnos los tres. — Draco no pudo evitarlo, sus ojos se pusieron en blanco ante lo estúpido de la situación. Daba gracias a los Dioses por haber caído en Slytherin, donde ese tipo de cosas nunca ocurrirían. Aunque, últimamente, su casa se estaba comportando de una manera extraña. Quizás era por el regreso del señor oscuro, pero estaba empezando a dudarlo.

—Tsk… no dudo que terminen reconciliándose luego de que la comadreja entre en razón. Una semana máximo antes de que se de cuenta. —Draco saco una cajetilla de cigarrillos, lo que dejo impresionado a Harry, quien lo miraba embobado—. Sí. Son reales, Potter.  Fumo  desde un año después de que te conocí. No sabes los problemas nerviosos que sufrí luego de tanto discutir y tanto enfrentamiento que se producía entre ambos. —no paso de contar más de ahí, porque la razón verdadera era, que el engreído Griffindor había captado tanto su atención, que lo había hecho comenzar a fumar cada vez que este se metía en problemas. ¿Qué tenía el puto Griffindor, que hacía que todo tipo de criaturas peligrosas, lo atacaran?

—No dudo que me pida perdón y terminemos en una reconciliación emocional. — Para extrañeza de Draco, ambos tuvieron el mismo escalofrió al pensar en esa parte de la reconciliación. Harry volvió a reír y Draco se transformo en murciélago al terminarse el cigarrillo en dos caladas. ¡Maldito Griffindor! ¡Deja de portarte tan suculento!  Quiso gritar, pero le avergonzaba la represalia que Potter podría tomar, al descifrar lo que representaban el decir esas palabras.

—Entonces, ¿cuál es el problema real detrás de todo el asunto, Potter? —Harry volvió a poner aquella cara de perrito abandonado. Draco suspiro varias veces mientras encendía otro cigarrillo, no iba a dejar que Potter lo mortificara tanto.

—Es esta guerra. No sé qué ocurrirá y como lo tomaran mis amigos cuando comience todo. Posiblemente gente que ellos aprecian muera. Pero sé que de una u otra manera toda la responsabilidad caerá sobre mí. Aun me siento culpable por la muerte de Sirius, en el ministerio. Si hubiese hecho caso a Snape, pude haber prevenido todo eso…—Draco lo miro y sintió pena por él. Aunque no conocía a su tío, realmente, al ser familia y alguien verdaderamente querido por su madre, lamentaba la perdida. Hubiera querido conocerlo bien y saber que tanto le atraía a Narcisa de él, que siempre se lo comentaba cuando su padre no estaba cerca.

—Estúpido Griffindor y tu estúpido complejo de mártir—Harry no quería objetar nada en ese momento. Sabía que el rubio oxigenado a su lado, tenía razón con todo, pero no podía evitar sentirse de aquella manera—. Potter, deja de sentirte responsable por todo y todos. Nadie te pidió ser un maldito héroe, lo haces por qué quieres y no tienes ni responsabilidad ni obligación de acabar con Voldemort, aunque lo diga una maldita profecía.

— ¿Sabes de la profecía? —Dijo impresionado y Draco vio rosa. La cara de Potter en ese momento era para devorárselo y no dejar nada a la imaginación para hacer con el cuerpo. Antes de matar a Pansy, quemaría todas las malditas revistas que leía en voz alta sobre el lado tierno de las parejas. Esa sería una buena venganza por hacerle pasar ese momento tan lúgubre, donde él, un Malfoy, quería follarse a un Potter.

—Todo el maldito mundo sabe por qué atacaron a tu familia. Y te lo repito, Potter—Draco lo miro a los ojos y apunto con la mano que tenía el cigarrillo—; una profecía no es más que el augurio de algo que pasara. Si quieres que se cumplas, la acatas, pero también puede ser evadida. Si te quieres hacer el mártir, ve y lánzate contra el peligro sin prepararte y muérete.

—Pero, si no la cumplo, todo el mundo…

—Todo el puto mundo mágico sabe a lo que se enfrenta y tú, que estas tomando responsabilidades que no te tocan, tienes más cojones que esos maricones del ministerio mágico. ¿No te acusaron de mentiroso cuando advertiste que Voldemort había regresado? ¿No te tomo de loco todo el mundo, por lo mismo, a ti y al vejete aquel? ¿Qué razón tienes para salvarlos? Lo entendería si fuera por razones de amor a tu familia y protección. Pero acabas de contarme que, inclusive tus amigos, que para ti son como tu familia, son tan quisquillosos, que por un asunto tan trivial, se separan de nada—hizo una pausa y calo—. Potter, si de verdad te piensas enfrentar al Lord oscuro, espero que al menos te entrenes de verdad, y dejes de seguir las enseñanzas del anciano aquel.

—Dumbledore es un bueno hombre, él me ha…

—Mantenido tanto en la inopia que tu no sabias nada de la profecía, que no tenias idea a lo que te enfrentabas y que por eso, cuando pudiste durante tantos años acabar definitivamente con Voldemort,  ahora hay miles de Muggle’s y magos inocentes muriendo sin razón alguna por los ideales de un imbécil que no sabe ni siquiera lo que quiere. —Harry se quedo con las palabras en la boca. No se imagino que Malfoy tuviera tantos argumentos que lo hicieran  replantearse tantas cosas al mismo tiempo—. No me engañas, Potter, puedo ver el odio en tus ojos cuando mencionas a Dumbledore algunas veces.

Harry bajo la mirada y sus ojos perdieron algo de brillo.

—Sí él se hubiese sincerado conmigo desde el principio, podría saber a que me atenía. Sirius estaría vivo, posiblemente libre y yo viviendo con él.

Draco lo miro de lado mientras esté decía todo eso. Bien, estaba comenzando a sentirse verdaderamente extraño y el ambiente había cambiado radicalmente. Quizás Potter lo veía con otros ojos, en ese momento (razón por la cual estaba comenzando a sentir la piel de gallina). El sol se había alzado intermedio, lo cual indicaba que, tenían más de media hora discutiendo y que los miembros de su casa, estarían despertándose en ese momento.

—Piensa por ti mismo, Potter y trata de conseguirte información que te sea de utilidad. Por lo que sé, ya sabes Oclumancia, ¿no? —Harry asintió, pero no se digno a devolverle la mirada—. Entonces mantén las barreras siempre arriba, y acércate más al anciano para conseguir cosas que te sean de utilidad. Si hubieses ido a Slytherin, estas cosas no serian un problema para ti. Y te apuesto que habrías acabado con el Lord desde el comienzo sin problemas ni bajas, pero bueno. No sé yo. Pero esa maldita actitud suicida lo único que traerá es problemas a la gente a tu alrededor.

Draco se levanto, preparándose para entrar al castillo y perderse en una relajante ducha antes del desayuno.

—Gracias, Malfoy. —Draco se paralizo en su sitio y giro la cabeza para mirar al Griffindor con las cejas alzadas en sorpresa—. Serias un buen Psicomago. —Harry se levanto y salió corriendo hasta la entrada del castillo bajo la atenta y sorprendida mirada de Malfoy…—. ¡Quizás algún día, caiga enamorado de ti!

 

Y Draco sintió ganas de suicidarse…

 

 

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“Te dije que no importaba cuanto transcurriera, lo sé, pero no puedo esperar más.” “¡Con un demonio, despierta ya!”

No deberías hacerle eso.

“Pero, lleva mucho tiempo así.” “Como diablos quieres que no lo mangonee si el muy maldito sigue durmiendo tan campante.”

No es dormir—se escucho un suspiro—. Está en coma. Ya van dos años desde entonces… ¿piensas seguir esperando?

“Fue una promesa. Como soy quien soy,  debo respetar mis promesas y además él…”

Vale, lo entiendo…

 

 

 

 

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De todas las cosas extrañas que se espero escuchar, cuando aquella estúpida charla de ideales y amores y que se yo que mierda se produjo…, nunca creyó escuchar de los labios del mismísimo hijo de la gran puta de Potter, que podría caer enamorado de él. Vale, estaba claro que el hecho de escuchar aquello, no debía importarle un carajo, pero el muy hijo de **** había hondado tan adentro de su cabeza, que ahora hasta sueños húmedos tenia, donde un Potter semi desnudo (uno desnudo de la cintura para abajo) cabalgaba su entrepierna; como uno de esos vaqueros Muggle’s que le escucho decir a Blaise, en una conversación rara, de procedencia misteriosa, de un asunto que jamás llego a interesarle.

Caminaba a la primera clase de aquel tercer día después de la conversación con Potter. Aunque no debía contarlos, conocía cada segundo después de que se separo de ese maldito Griffindor. No tenía idea de qué demonios le estaba pasando para pensar en Potter de aquella manera, pero debía reconocer que el estúpido Gry, tenía lo suyo.

Antes de darse cuenta, ya tenía a una, más que muy sonriente Parkinson, como mono, colgada  del brazo. Nunca le gusto esa parte de ella, pero que va, discutir con la chica límites personales de acercamiento, era un caso más que perdido. Como si ya no lo hubiese intentado, se dijo, mientras la miraba indiferente.

— ¿Que te tiene tan feliz, Pansy?—Pregunto, cuando se acercaban a la clase de transfiguraciones de la profesora Mcgonagall. La chica se le había quedado viendo con esa expresión que él sabía, solo traía problemas, y uno que otro chisme de por medio.

—No mucho. Solo que he notado a Potter diferente desde hace un par de días. Más feliz que de costumbre —Draco tuvo la decencia de toser indiferente, y con la mirada evasiva. Había perdido todo autocontrol emocional cuando escucho el nombre de la causa de sus problemas. Pansy sonrió de una manera que lo hizo sentirse atemorizado (enserio, esa chica era un demonio). Trataba de conectar su mirada con Draco, pero este estaba intentando evadirla de todas las maneras posibles. Sabía que  Pansy, se traía algo entre manos, y no iba a dejar que descubriera el por qué de que Potter estuviera feliz, aunque no tuviera a su manada de idiotas pegados a él cómo sanguijuelas—. Me huelo que tú, mi querido Drake,  tienes algo que ver con eso.

— ¿Qué tengo que ver yo, con que el estúpido cuatro ojos de Potter, este feliz? —Estaban sentados en sus sitios, dentro de la clase de la profesora de transfiguraciones. Pansy no despegaba la vista de Draco y este casi sudaba. Estaba seguro que sudaría, por lo menos, dos o tres vasos de nerviosismo líquido, si ella seguía mirándolo de esa manera tan sospechosa.

—No sé. Quizás el “podría caer enamorado de ti” tenga algo que ver. —Después de ver toda su vida pasar frente a si, Draco palideció completamente, y giro tan rápido la cabeza,  que todos los huesos de su cuello tronaron,  haciéndole ver más que estrellas. Aunque ignoro el dolor y se concentro en la chica.

—Pansy, querida…

—Sin zalamerías, Draco. Sabes bien lo que quiero… así que, suelta la lengua…—Y, durante la última hora, Draco se la paso dando detalles de cosas que no le interesaban a la chismosa aquella. Pero nada podía hacer si esta había escuchado la última de las idioteces de Potter, cuando este se la había gritado. Por lo cual, debía decirle cuanto quería, si no deseaba que el rumor se esparciera por todo el colegio, como prometería Pansy sino le hubiera dicho nada.

Al terminar, la chica lo miraba de una manera que lo hizo querer replantearse de nuevo lo del calamar gigante, devorándoselo después de cocinarlo a la plancha. Al menos seria menos terrorífico que presenciar aquella mirada tan “iluminada” de su querida amiga.

—Suena tan~ tierno. —Sí, coincidía con su analogía sobre lo tierno que resultaba ser el idiota de Potter, cuando se comportaba de aquella manera, pero ni muerto lo diría—. ¿Y? —los ojos de Draco la observaron horrorizados ante la idea que leyó, pasaba por la mente de esta en esos momentos. La clase ya había terminado y ya estaban saliendo del salón, por lo que, tomando a Pansy de los hombros, la miro fijamente con una mirada impasible.

—Ni, te atrevas, Pansy. —Parkinson hizo un puchero como respuesta a la indirecta de Draco. La idea le gustaba de sobremanera, además, los gustos sexuales de su amigo estaban más que bien definidos. Y la forma en que Potter los había estado vigilando, daba pie a todas las conclusiones posibles. Draco también había sentido la mirada gélida que Harry había mandado, cuando él tomo a Pansy de los hombros, para hacer mas privada la conversación. Potter actuaba raro, y eso era de temer. En cierto sentido.

— ¿No lo sientes, Draco? Parece que él, ya había caído por ti, desde antes. —Le comento, mientras salían del salón y lograban reunirse con el resto de sus compañeros que los esperaban a la salida.

—No me importa, Pansy. De todos modos, sabes que me comprometeré nada más salir de Howarts. Así que, ni intentes buscarme pareja. —Draco alzo el mentón y se separo de los chicos que se quedaron hablando con Pansy. Podía ser que su padre estuviera en Azkaban (le agradecía desde lo profundo del alma a Potter, el que lo hubiese metido allí), pero el muy maldito seguía controlando su vida. Se suponía que, una tal Astoria Greengrass, sería su prometida y luego de eso, sus padres formalizarían el compromiso al terminar Howarts. Y un año después, habría boda. Aunque no le gustase y fuese contra sus gustos. Prefería a los hombres…

Salió con dirección al aula de astronomía, donde sabía estaría más tranquilo y nadie lo molestaría hasta el inicio de la siguiente clase, que sería en una media hora más. Al llegar, el alma casi le sale corriendo, literalmente, cuando avisto a un Potter concentrado en el bosque prohibido. El muy desgraciado le aparecía por todos lados, últimamente, luego de que tuvieran aquella charla sobre cargas monumentales y deberes inexpugnables. Lo único raro de este encuentro, era verlo con el ceño fruncido, enfurruñado y rumiando contra quien sabe que persona.

Extrañamente…,  le volvía a parecer lindo.

—Nos estamos encontrando muy seguido, ¿no crees, Potter? —Harry salto asustado y se ruborizo cuando lo vio. Draco se había inclinado un poco de lado y estaba sosteniéndose del marco de la puerta con su hombro derecho, los brazos cruzados sobre el pecho y la ceja alzada en muda pregunta. Puede que estuviera tentado a reírse, pero se arriesgaba a tener una seria conversación con el chico, de nuevo, si hacia eso.

—Hola, Malfoy —saludo tímido. Draco puso los ojos en blanco y asintió en respuesta al escueto saludo—. Bueno, vine aquí a… ya sabes… relajarme. —Era su impresión o Potter estaba realmente nervioso de solo tenerlo cerca. Harry se ruborizo hasta la raíz del pelo, evadiéndole la mirada en todo momento, y el único pensamiento de Draco, en todo el rato que estuvieron en silencio, simplemente observándose como dos atolondrados, fue… lindo.

¡Por todos los cojonudos Dioses! ¿Qué demonios tenia Potter, que lo hacía verlo… lindo?

Costaba horrores siquiera pronunciar la palabra, y no obstante, solo verlo así, enfurruñado y nervioso, tocándose el pelo en demasía y frotándose las manos maniáticamente…  lo hacían querer  devorárselo con mas que frases, indecentemente, literales de por medio. El maldito Griffindor había captado cada fragmento de atención de su persona y lo obligaba a querer observarlo continuamente.

Y el muy desgraciado no se quedaba atrás. Los últimos tres días lo había visto observándolo (tratando de ser discreto y no lográndolo). Si no fuera por que Potter era un capullo con orgullo, podría apostar que lo acosaría hasta en el baño.

—Ya. —le respondió, tranquilizándolo para cuando este se había perdido en sus propias palabras. Harry, volvió a sonreírle y Draco sintió sus piernas temblar. Si Potter seguía así, no se responsabilizaría de lo que pudiera ocurrir.

Y, no lo aguanto más, cuando lo vio ampliar aquella hermosa sonrisa…

 

 

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“Te lo digo en serio, ¡el muy capullo lo hizo!”

¿Qué no pudiste detenerlo?

Silencio…

“Cambiando de tema…”

No me evadas la maldita pregunta. ¡Responde!

“¡Vale, no quise detenerlo!”

Y así  dices que nosotros,  parecemos conejos en celo todo el tiempo.

“¡eh!, que eso es muy diferente a tener sexo en cada maldito rincón de la casa.”

 

 

 

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—Te lo digo, Pansy. No sé qué diablos me pasó. —Draco estaba recostado en la cama, con su amiga mirándolo con aquella expresión indescifrable e imperturbable, pero que le decía que se lo había advertido—. ¡Deja de reírte de esa manera!

 

— Pero, Draco, ¿cómo quieres que no me ría cuando me cuentas esto? —evadió la almohada que voló en su dirección, soltando una elegante risotada que cabreo aun mas al Slytherin.

 

— ¡No es gracioso! —Grito furibundo, frunciendo el ceño e inflando los cachetes, enojado. Después de haber perdido casi toda la tarde de clases, había llegado a su habitación y no tuvo más remedio que contarle a su astilla personal, lo que había ocurrido en la sala de astronomía, donde un muy caliente Harry Potter y un muy malditamente libidinoso Draco Malfoy, terminaron teniendo el sexo más feroz, que en toda su existencia, habían experimentado.

—Vale, no es gracioso. Es irascible. Vienes y me dices que no planee nada para juntarte con él y tú vas y te lo follas en la torre. —Realmente no quería, pero no aguanto la risotada cuando Draco le envió aquella mirada envenenada. Que poco de fiera tenía cuando el niño mimado salía a flote y, lamentablemente, ya había salido desde hacía rato.

— ¡Somos novios, Pansy! Joder, ¡puedes dejar de reírte de una puta vez! —Pansy duro un rato en calmarse, pero cuando lo logro, se sentó en la cama y acaricio la espalda de Draco, reconfortándole—. ¡Sabes lo malditamente excitante que es el capullo ese, gritando mi nombre de aquella manera tan indecente!

— ¡Por Circe, Draco! No necesitaba esas imágenes. Aunque debo decirte, que Potter desnudo, ha de ser una delicia—“Y lo es” pensó Draco, enviándole una mirada envenenada a Pansy cuando esta oso decir aquello. Harry era suyo, aunque fuera en un maldito momento de debilidad, que no pudo controlar por lo bueno que estaba ese Griffindor—. Son novios, Draco. ¿Y qué?

— ¿Sabes lo que padre hará, cuando se entere de esto, cierto? —Pansy suspiro,  negó y se levanto para encaminarse a la salida.

—Está en Azkaban, con 10 años de condena. —Se giro y le miro con el ceño fruncido —. De aquí a que salga, ya habrás hecho  tu propia vida. Posiblemente te cases con esa tal Astoria y hagas tu propia familia, pero por ahora que estas en sexto,  libre de obligaciones, date la oportunidad de al menos disfrutar tus últimos años de Howarts.  Te lo mereces y, si te gusta Potter, no es, ni mi problema, ni el de nadie.

 

Draco suspiro y grito contra la almohada que Pansy le había regresado….

 

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“Te lo digo en serio, ¡lo hizo!”

Creo que estas exagerando un poco más de la cuenta, no crees.

“Que no. No exagero, te lo juro. Te hubieses reído como nunca ese día si nos hubieses acompañado.”

Lamentablemente tenia obligaciones que hacer. Obligaciones de la que ustedes, par de irresponsables se escaquearon.

“oh, sí. Y esas obligaciones eran follar con él, en el salón de Snape.”

¡Deja eso de lado!

Una risa y unos cuantos golpes se escucharon.

“¿Sabes? Creo que eres hija de ogros. ¡Ouch!”

 

 

 

 

 

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Estaban  a finales de año. Harry y él mantenían una relación especial, oculta de los ojos y oídos de entrometidos que no tenían nada más que hacer. Draco reía con soltura mientras Harry estaba contándole algunas de las anécdotas de sus aventuras, que ocurrieron en los años anteriores.

—No lo creo, ¿Weasley hizo eso? — Rió con ganas, cuando Harry asintió. De verdad que era divertido pasarse, las horas que no tenía clase, con Harry, de vez en cuando en la torre de astronomía o en algún sitio solitario, donde no se vieran interrumpidos por cualquier estúpida persona que creía que se hechizarían en cualquier momento. Cuando la realidad era que ambos tenían sexo en cualquier momento que se veían.

Tenían un par de meses saliendo, y, para sorpresa de Draco, ambos compaginaban perfectamente. El niño que vivió era su otra mitad. Casi siempre reían con alguna anécdota o, simplemente, pasaban el tiempo charlando sobre cosas innecesarias o, incluso, se la pasaban haciendo planes para la derrota de Voldemort.  Harry le había comentado de los estúpidos Horrocruxes que Voldemort había creado para ser casi inmortal e, inclusive, habían podido destruir algunos que estaban aun dentro del castillo sin que el director se enterase de ello. Sería verdaderamente problemático.

—Draco…—susurro Harry, robándole un beso de improvisto y sacándose los lentes aquellos mientras mordía sensualmente sus labios. Buscando que Draco los devorara como solo él, sabía hacerlo.

—Harry, creo que tendremos que buscar ayuda—dijo serio, antes de poner una lobuna sonrisa—. Aunque particularmente me encanta tu ninfomanía.

Harry,  rió divertido,  y luego comenzó a desabotonar la camisa de Draco y quitar los pantalones…

No más de quince minutos después, estaban dándole duro por el culo, mientras él gemía sin cesar y Draco recitaba como mantra, lo mucho que le encantaba cogérselo en aquella posición tan extraña, que había aprendido en uno de los libros que los gemelos le habían prestado sobre algo llamado camasutra. Ambos eran felices el uno con el otro.

No obstante, la felicidad no duro mucho…

 

 

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Realmente lo lamento, te lo dije.

“No importa. Ya te lo dije, no era algo que nadie previniera.”

Bueno, es cierto. ¿Quién diría que él estaba al servicio del señor oscuro, y que iba a dejar entrar a todas esos Mortifagos al castillo esa noche?

Silencio…

“Si eso no hubiera pasado, ambos estaríamos juntos como antes.”

¡Oh! Eres todo un romántico~

Después del tono meloso, una carcajada se escucho en toda la habitación.

“¡Dioses! A veces eres insoportable, ¿lo sabías?”

Toma eso como mi venganza personal, por lo de la otra vez…

“¿Por lo de que ustedes parecen, conejos ninfómanas?”

¡Te dije que dejaras eso!

 

 

 

 

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Corría por todo el castillo, en búsqueda de Harry. La intrusión de los Mortifagos no fue algo que previnieron  y mucho menos que su propio padre estuviera ya libre de Azkaban.

— ¡Vaya, vaya! —gruño enojado, al entrar a la sala de trofeos y encontrarse con que su padre estaba allí, apuntándole a SU Harry con la varita en el cuello. No lo pensó dos veces y se acerco al hombre que lo miraba con asco—. Me has decepcionado, Draco.

—Nunca me ha importado lo que piensas de mí. —una risa burlona se apodero de los labios de Lucius, mientras soltaba a Potter y este se acercaba a Draco—. Harry, busca a cuantos puedas y ayúdalos a salir del castillo. Tú eres el único que conoce todas las rutas ocultas de Howarts—cuando vio el miedo en su pareja, le sonrió y beso sus labios con pasión—. Yo estaré bien, puedo manejarlo.

 

Harry salió corriendo a ayudar a los chicos a escapar de los Mortifagos, dejando a Draco solo a que se batiera con Lucius, como este lo había pedido.

—Aun no cambio mi testamento. Esta es tu oportunidad de ser el heredero de todo. ¡Mata a Potter y quizás nuestro amo te perdone! —Draco sonrió de lado.

— ¿Mi amo? —Dijo con burla—. Esa asquerosa serpiente no es mi amo, Lucius, es el tuyo. Aquel que te ha llevado a la perdición todo este tiempo. Mírate, no eres ni menos de la sombra, de lo que antes fuiste, padre.

— ¡Cállate y obedece, muchacho insolente! —extendió su varita, lanzando el crució. Draco lo evadió y le lanzo el mismo hechizo, logrando impactar en Lucius y haciéndolo caer.

—Ni siquiera vale la pena matarte, padre. —Escupió. Lucius no podía moverse, por lo que le era innecesario siquiera estar en guardia con él allí. Harry regreso con una sonrisa, anunciándole que había llevado a cavo la evacuación de los que no podían luchar, fructíferamente. Ninguno logro prever,  el que Lucius se hubiera levantado, sino hasta el último minuto, donde Draco escucho el…

“Reducto”

 

 

 

 

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“¿Puedes jurarlo?”

Eso es un poco insólito de pedir. ¿No crees?

“Te recuerdo que has sido tú quien me ha dicho, que son más de dos meses.”

¡Y no miento!

“Entonces, ¿por qué no quieres jurarlo?”

Duda…

Porque… creo que es innecesario hacerlo.

“No será porque estas mintiendo.”

¡No miento!, ¡son tres meses sin sexo!

“¡No que eran dos!”

Ups…

— ¿Podrían callarse ustedes dos? —Los aludidos hicieron silencio, avergonzados, antes de siquiera darse cuenta de lo que sucedía.  Draco abrió los ojos y los miro mal antes de mirar con escrutinio la habitación—. ¿Dónde estoy?

Para cuando pregunto, ya tenía a Harry encima de él. No sabía que ocurría, más que los vagos recuerdos de haber saltado para proteger a su Harry del reducto de su padre. Abrazo al lloroso Griffindor y levanto una ceja al notar a una Hermione Granger, un poco más adulta y bien vestida. ¿De quién sería el rubio bebé que sostenía?

—Harry, lo asfixias. —Dijo Mione, riendo con una sonrisa enternecida y llevando al niño hasta los brazos de Potter—. Toma Harry, iré a por uno de los Medimagos. —salió de la habitación, que de un momento a otro, quedo en silencio. Draco miraba a Harry de una manera indescifrable.

— ¿Cuánto?

Harry dudo, pero era mejor salir de ese asunto rápidamente. Además, conocía muy bien el mal humor de su querido Slytherin, cuando tenían que decirle algo y no lo hacían rápido.

—Dos años.

Draco suspiro e hizo la pregunta que más quería hacer sin palabras.

—Lucius murió aquella noche. Cuando lanzo el reducto e impacto contra ti. Uno de los estantes recibió mucho daño y le cayó encima sin previo aviso.

No dijo nada. Su rostro reflejaba paz y serenidad. Y, Harry tenía una hermosa sonrisa mientras sostenía al pequeño que la Granger le había dejado.

— ¿De quién es el bebé? —pregunto, un tanto curioso.

—Antes de que te diga, ¿cómo era el nombre aquel, que querías darle a tu primogénito? —Draco lo miro raro, pero aun así respondió.

—Scorpius. ¿Por qué? —Harry le envió una de esas sonrisas que lo hacían derretirse y tomo una de las manitas del bebé, para que este la ondeara saludándole.

 

—Scorpius Malfoy-Potter. Saluda a tu papi….

 

E, inexplicablemente. Draco lloraba mientras tomaba la pequeña mano de Scorpius.

 

 

 

 

Fin.

 

Espero les haya gustado.

Es mi primer one shot de Harry Potter.

 

 

 

 

Notas finales:

gracias por leer. Y, si tienes quejas o te gustaría decirme si te gusto o no,
déjame un comentario.


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