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With a thousand Lies. por black_phenix

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Notas del fanfic:

a medida que avancen los capitulos las advertencias seran puestas; en caso de necesidad.

Notas del capitulo:

El prologo es corto, por lo que no creo que les guste mucho. Lo continuare como cada Fic que tengo, una vez a la semana. Como solo estaba atendiendo al de Harry potter (I believe in angels) Me parecio buena idea tener otro mas...
Espero sea de su agrado.

TITULO: With a thousand Lies.


Capítulo: The voice of Grief.

Libro: Harry Potter



Pairing: Todavia en curso de elección. 



Category: Romance. Actión. Drama 



Raiting/Warning: PG-13, menciones de M-Preg. 

Disclaimer: Yo no poseo a los personajes de Harry Potter, pertenecen a su Creadora J. K. Rowling y a sus respectivos socios comerciales. Ésta solo es una historia escrita de fan para fans, sin fines lucrativos. Mas que mi diversión y la de los lectores.

Lo único mío son la historia, las ideas y OCC (Personajes originales).

De todas maneras, si te gusta la historia y quieres publicarla, te pediría que antes lo consultes conmigo.


En calidad de Universo Alterno.




Nota: Esta historia, por ser lo que es, contiene M-Preg. E Hago hincapié en esto.

¿Qué es M-Preg? Es la contracción para referirse a un: Masculine Pregnant (embarazo Masculino).

Si no te agrada esta temática, entonces no lo leas. De esa manera te ahorrarías algún sentimiento de contrariedad. Pero si te da curiosidad, entonces adelante. Recuerda que yo no me hago responsable de nada, ya que son tus decisiones. Gracias.



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With a thousand Lies. 
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Prólogo.

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The voice of Grief. 
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“Oh, mi señor,
Sólo bajo tu divina ala,
Mi dolor será borrado y este sentimiento dejara de existir.”
Tears.







—Tú mejor que nadie sabes, Harry, que todo esto es por tu bien. —Pronuncio suave, en tono indulgente, con aquella sonrisa que lo caracterizaba tanto. Albus estaba detrás de su escritorio, sentado en la silla estilo victoriana del siglo doce. La oficina del director estaba repleta, los miembros de la orden del fénix y los profesores docentes de Hogwarts, estaban presentes. Frente al director, en el extremo contrario del escritorio, Harry tenía la cabeza gacha, escuchando las cuestiones del directo, nuevamente, para con su vida—. Lamento lo de Sirius, era un bueno chico, y no se merecía lo que le paso. Pero también debes entender su sacrificio, y no podemos ponerte en más peligro. Las clases han terminado y no puedes quedarte en el castillo.




Harry no respondió. Estaba dolido y frustrado. Sentía pena de sí mismo y también, un dolor agónico que se apoderaba de su corazón. Sentía rabia de su propia persona, de su estupidez, de sus principios, de las personas que estaban a su lado, en ese momento, observándolo con distintas expresiones que traslucían las palabras que estos no querían decir. Lo culpaban, y él mismo, ya de por sí, se sentía culpable. Inclusive sus deseos de venganza eran poco con las ganas de suicidarse que tenia.




— ¡Por Salazar, Potter! Deje de hacernos la vida imposible y regrese con sus familiares de una vez. —Dijo despectivo, Severus. Tenía una expresión de odio, aquel que siempre iba dirigido para aquel mocoso que le recordaba tantas cosas pasadas. Harry no se inmuto y mucho menos presto atención. El dolor lo invadía y, estaba tan enfocado en todo lo que ocurrió, que ni siquiera las lágrimas brotaban.




—Ya, Severus…—lo amonesto y el profesor de pociones bufo, desviando la mirada indiferente—. Harry, mi muchacho… entiéndenos; es por tu bien que te mandamos con tu familia y, allí estarás fuera de peligro.



— ¿Fuera de… peligro, dice? —Reacciono ante lo dicho por el director. Todos lo miraron con expresiones algo desconcertadas. La voz de Harry fue un murmullo, claro y audible, que helo la sangre de los presentes. Albus acomodo sus lentes y poso sus ojos en la figura que lentamente subía la cabeza. Se esperaba aquella reacción, y por igual, también esperaba que Harry lo odiara por lo ocurrido. Pero nunca previo que tanto o en qué medida seria.




—Sí, Harry. Allí estarás fuera de peligro. Sabes que una guerra se nos vendrá encima, y como todo mundo mágico sabe, Voldemort ha regresado. Tú, siendo el único que puedes detenerlo, eres su primordial objetivo. Sabes que me duele mucho tomar estas decisiones y que no puedas participar en el sepelio de tu padrino….




Para sorpresa de todos y cada uno de los presentes, los ojos de Harry estaban perdidos en rabia, una rabia contenida y bien dirigida al hombre frente a él. Albus se sintió pequeño en ese momento. Los verdes y cálidos ojos del Gryffindor frente a él, ahora eran dos duros cristales de hielo solido. No tenia expresión alguna, pero esos ojos lo decían todo.




— ¿Qué le duele tomar esas decisiones, dice? —Dos lágrimas se escurrieron, pero aun así, el odio jamás fue borrado—. ¿Qué es para protegerme de una guerra que se acerca, me dice? —Hizo una pausa y clavo aun más su mirada en el anciano frente a él—. Director, gracias a sus decisiones, he vivido en una constante guerra. Por su culpa, mi vida es miserable desde que nací…




— ¡Harry! —exclamo Remus, sorprendido. Harry no lo miro, pero aun así, siendo un hombre lobo, Remus pudo sentir todo el dolor y odio que este estaba tratando de esconder de él.



— ¿Sabe usted, director, que he vivido yo, con los Dursley? —Su voz fue rencorosa en cada silaba pronunciada. Nadie dijo nada, puede que estuvieran al pendiente de esto, lo que hizo que Harry sintiera más rabia. Snape bufo y le miro con asco.




—No venga a hacerse la víctima, Potter. Posiblemente ha vivido como un estúpido príncipe todo este tiempo… —no pudo continuar. La mirada de Harry se le había clavado tan profunda que casi no podía respirar. 




—Desde que tengo memoria—comenzó, sin despegar la vista del profesor de pociones. Severus se sentía intimidado, y a la vez, siendo un Slytherin, retaba a Potter con una mirada casi igual —, he vivido en un pequeño armario, debajo de las escaleras, hasta que entre a Hogwarts, querido profesor. Desde que tengo uso de razón… no, desde antes de eso, he sido el elfo personal de los Dursley, profesor Snape. Desde que tengo uso de razón, he recibido golpizas por cualquier error que tuviera en mis labores domesticas, Snape. Aprendí a cocinar con cuatro años, obligado a usar un taburete después de que me quemara con aceite hirviendo y tuviera que recibir una golpiza por “hacerles perder su desayuno” aquel día. 




Todos tenían la boca abierta y casi sollozaban con cada anécdota. Harry sonrió de lado mientras más lagrimas decencia. Era cruel, pero su vida y las decisiones que lo hicieron vivirla, lo eran más. 




—Mi “adorado” primo, me usa como su saco de boxeo cada oportunidad que tiene, alentado por sus padres. En muchas ocasiones pude haber muerto por las heridas que tenía que soportar, a diario, hasta acostumbrarme, encerrado en aquel oscuro armario, siendo acompañado por las alimañas que allí residían. Nunca atendían mis heridas que, gracias a la magia, de la cual desconocía todo, pude sobrevivir a muchas de aquellas tan dolorosas cosas que tenía que vivir. ¡¿Y todo gracias a quien?! —Exclamo, soltando una gran sonrisa y apuntando al director, que tenía la cara en completo asombro—. ¡Así es! ¡Gracias al director Dumbledore! Mi vida ha sido la más grande de las miserias gracias a cada decisión que usted ha tomado.



—Harry, yo…



— ¡No diga nada! —bramo furioso, enviando una oleada de magia que salió expulsada de su cuerpo, la cual estremeció la habitación. Todos los objetos dentro de esta vibraron y muchos, siendo de cristal, explotaron reaccionando a los sentimientos de Potter—. Desde que entre a Hogwarts mi vida no ha ido para mejor. He sido perseguido por un maldito loco genocida con ansias de poder, en cada uno de los malditos años. Tengo encima a un maldito profesor que vive sólo en el pasado y me confunde con mi padre, descargando sus frustraciones conmigo. Tengo que soportar ver muertos a amigos y conocidos, a mi familia. A los únicos que considero tal cosa y que me han tratado como tal. 



—Sólo he querido que vivas como un chico común y corriente…




—Tan común y corriente que miles han muerto cuando pudieron salvarse. Me ha mantenido tanto en la oscuridad, que, cuando debí haberlo sabido, caí en ilusiones que Voldemort envió a mí, tendiéndome una trampa. Trampa por la cual Sirius está muerto. —Un brillo de locura se deslumbro tras los lentes de Harry, en sus ojos.



—No puedes culpar al directo por tratar de hacer lo me…



—Basta, Remus…—le corto Harry, con voz gélida. El licántropo retrocedió, confundido y con miedo—. Nadie, NADIE, le pidió a él que decidiera por mí. Nadie le pidió que velara por mi seguridad. Nadie le dijo a él, que tenía que llevarme con los Dursley, cuando estaba plenamente consciente de que ellos odian todo lo que tenga que ver con la magia. ¡Maldita sea! ¡Nadie le dio el derecho de ocultarme todo cuanto me concernía!



—Era por tu bien que no debías saber nada…



Harry golpeo el escritorio y se levanto, caminando hacia la salida.




—Descuide, director. —Harry se giro y sonrió… dejando a todos tan fríos como un tempano de hielo—. No tiene que velar más por mí. Yo tomare mis decisiones de hoy en más. Y le advierto, director; que si se atreve a inmiscuirse en mi vida una vez más… este sentimiento asesino que se está apoderando de mi, será tan bien empleado en el Avada Kedavra, que hasta Voldemort sentirá pena de usted, cuando termine. 




Todos quedaron en silencio y como estatuas, menos Remus, que había salido detrás de Harry. El director no sonreía ni tenía ese brillo juguetón y sabio. Todas las palabras de Harry lo golpearon con una fuerza aterradora. 



—Albus…



—Me siento tan culpable en estos momentos, minerva… 




Y, mientras todos discutían planes y maneras de tratar de consolar a Harry, Remus abrazaba a su pequeño cachorro, quien se había derrumbado por completo en la sala de los menesteres, desconsolado y con todos sus sentimientos impregnados en odio y dolor.

Notas finales:

 ¿que me dicen?


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