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Fan número uno por rina_jaganshi

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Notas del fanfic:

 

Disclaimer: La serie de Naruto no me pertenece, sino a Kishimoto. Yo sólo la uso para mis perversiones y sin fines de lucro.   

 

Notas del capitulo:

Rina: No me maten XD

Rini: Eso es algo que no es negociable ¬_¬

 

   Correr, correr como nunca antes lo había hecho, si se esforzaba incluso podría llegar a su casa para encerrarse durante todo el fin de semana, fingiría algún tipo de enfermedad altamente contagiosa. Por unos cuantos minutos fantaseó con esa idea, no obstante, regresó a la realidad gracias al gritito de satisfacción que emanó de la boca de su amiga, ese que significa problemas para su salud mental así como su dignidad. Rápidamente formuló otro camino, tal vez este era el momento de aplicar lo que por años practicó frente al espejo, tal vez era hora de comportarse como un hombre de diecisiete años. Tomó aire profundamente recordando los innumerables consejos de sus amigos.

Decidido avanzó un paso para colocar sus manos sobre los hombros de la chica, acción que interrumpió su efusivo festejo, de forma que sus cabellos rosados no volaban por los aires sino que, como habitualmente lo hacían, caían por su espalda, asimismo, sus ojos verde esmeralda le miraban con atención. Sin proponérselo su cuerpo se inundó de nerviosismo, el porcentaje de que la respuesta obtenida fuera negativa aumentó. Antes de arrepentirse, sacudió la cabeza alejando los temores.

—Sakura… —titubeó al verle sonreír. Una vez más se dio ánimos y continuó—: Sakura no, no voy a acompañarte. No quiero acompañarte —la tristeza que le causó ver a la chica mirando en dirección del suelo no se comparó con lo orgulloso que se encontraba de sí mismo—. Sé que te divertirás mucho sin mí —le sonrió, enseguida, giró en sus tobillos con la clara intensión de irse.

Las cosas no sucedieron como él esperaba, sus pies no se movieron ni un centímetro debido a la mano que se cerró en torno a su antebrazo. Temblando maldijo el no haber salido corriendo cuando tuvo oportunidad. Observó de reojo a la del cabello rosado, podría jurar que un aura maligna la rodeaba haciéndola parecer mucho más terrorífica de lo que ya era en los momentos que se enojaba. El orgullo que segundos atrás sintió fue remplazado por arrepentimiento. Los labios de la chica se movieron lentamente para comenzar a hablar. 

—¿No se supone que eres mi mejor amigo? —interrogó con un claro tono de ironía, a su vez, aplicó más fuerza sobre el agarre—  ¿No dijiste que siempre me apoyarías? ¡Qué me acompañarías a todos lados! — el chico le miró con un puchero en su boca.

—¡Sí, sí, yo dije todo eso! —hizo una pausa logrando soltarse, su amiga frunció el ceño al tiempo en que se cruzó de brazos—  ¡Y lo he cumplido! —exclamó—  He ido a cada concierto, a todas las firmas de autógrafos, te compré todos sus discos. ¡Incluso me obligas a ver las entrevistas por la televisión! — se mordió los labios. Sakura no tomaría eso como una excusa creíble y él lo sabía.

Retrocedió lentamente mientras ella avanzaba. Negaba con la cabeza mientras ella se tronaba los dedos. No era justo, simplemente no lo era. Sin remedio se tropezó por caminar hacia atrás cayendo sentado al suelo, su amiga se puso en cuclillas quedando a su altura, una vez ahí, le ofreció su mano.

—Entonces, como no te cuesta nada acompañarme ¿Irás mañana, verdad Naruto? —la sonrisa combinada con el ligero temblor de su ceja derecha confirmaban la nula posibilidad de escapar o de rehusarse a ir, por lo que sólo asintió con la cabeza— . Pasaré a las seis treinta de la tarde por ti.

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En cuanto se hubo despertado el sábado a las once de la mañana, se bañó y cambió sin entusiasmo alguno, salió de su casa para pasar el rato de libertad que le quedaba con sus amigos. Fueron a los videojuegos, jugaron varios partidos de fútbol, comieron helado, conversaron de cosas sin sentido, además, de las burlas que tuvo que soportar debido a su desafortunada salida por la noche, la cual ocasionaría que no asistiera a la gran fiesta que iba a dar su amigo Sai, fiesta de la que se hablaba hace meses, seguramente sería la mejor del año.

Desganado regresó a su hogar media hora antes de la fijada para ver a la ojiverde. Subió a su cuarto para cambiarse encontrándose con su madre. La miró con extrañeza, ella caminaba de un lado a otro susurrando para sí misma, faena que acabó en cuanto puso un pie dentro, ya que, volteó para saltar hacia él y rodearlo con sus brazos.

—¡Debes estar contentísimo! —chilló alegremente confundiendo a su rubio hijo. Lo alejó de su cuerpo unos segundos para volver a abrazarlo, repitió esa acción tres veces hasta que el chico se hartó apartándola totalmente.

—¿De qué hablas? —preguntó sentándose en la orilla de su cama. Su madre le imitó.

—Aún no puedo creerlo —con las manos se cubrió la boca acallando un gritito de emoción, el chico curvo una ceja, al mismo tiempo observó a su alrededor ¿se habría metido a la casa equivocada? Intentó cuestionar una vez más a su madre pero ésta le revolvió el cabello sonriéndole cariñosamente— Naruto, ¡Me da mucho gusto que vayas a conocer a tu cantante favorito! — esta vez gritó fuertemente e incluso saltó sobre la cama.

El rubio se desplomó en la alfombra color beige que cubría el piso de su cuarto. ¡Eso no era motivo de celebración! Al contrario, se perdería una increíble fiesta por ir a ver a ese tipo. Sus cavilaciones fueron interrumpidas por los brazos de su madre que lo zarandeaba por los hombros una y otra vez.

—¡No hagas eso! —bramó soltándose del agarre— Además, ¿Cómo te enteras…? —no tuvo tiempo de terminar puesto que su madre, adivinando la cuestión, comenzó a responder.

—Sakura me llamó para pedirme permiso, al principio no quise pues teníamos que ir a cenar con tu abuela —hizo una pausa mirando atentamente el ceño fruncido de su hijo, creyendo, erróneamente, que era por la negativa de dejarlo salir—. Pero —enfatizó sonriendo— cuando me explicó que iban a ir con el chico ese que tanto te gusta…

—¡Él no me gusta! —el chillido ocasionó que la mujer se tapara divertida los oídos, sin dejar de mirar pícaramente a su hijo puesto que un claro sonrojo atravesaba sus mejillas.

—Perdón, es obvio que él no te gusta, es decir… —estiró su brazo para tomar la mano del rubio y llevárselo consigo al lecho en donde, una vez más, lo abrazó—, ese muchacho es el amor de tu vida. Seguramente estás nervioso pero descuida, mi instinto de madre me dice que se conocerán, él caerá rendido a tus pies y se casarán. Cuando eso pase me compraras todo lo que yo quiera —Naruto se revolvía refunfuñando, no obstante, la mujer pelirroja enumeraba los infinitos objetos que, según ella, pronto tendría. Para su suerte el timbre retumbó por toda la casa—. Sakura ya está aquí, metete a bañar mientras yo voy a recibirla —canturreando salió de la habitación.

Naruto permaneció acostado mirando fijamente el poster que su amiga le obligaba a tener, no importa cuántas veces se deshiciera de eso ella siempre ponía uno nuevo. Analizó la inanimada imagen del chico que sostenía una guitarra, sus ojos negros rasgados lucían tan diferentes a los azules suyos, su piel blanca contrastaba bastante con la trigueña suya, en fin, eran totalmente opuestos. Y lo más importante de todo era que a él, Naruto Uzumaki, no le gustaba nada, tampoco su música, bueno, realmente sólo una canción, sin embargo, estaba totalmente convencido de que ese presumido no las escribía, es más, ni siquiera creía que él las cantara. Riendo para sus adentros se levantó para meterse a bañar.

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Con las manos jalaba la extraña camisa sin mangas y de una tela que, sinceramente, nunca en su corta vida había usado, en un inútil intento porque cubriera su ombligo. Ahora entendía el porqué su amiga pasó a su casa en lugar de que él fuera a la suya, como siempre hacían. Después de ducharse se vistió normalmente, cosa que no fue del agrado de Sakura, lo bueno fue que ella le compró la ropa que traía puesta. Esa ya nombrada camisa que la atravesaba un cierre inservible, puesto que no se abría, tan sólo era un adorno, además, de los pantalones que se adherían a sus piernas como si fueran de licra.

—Basta ya Naruto —la llamada de atención de la chica le hizo rechinar los dientes, estaba a punto de maldecir pero los susurros y silbidos de las personas a su alrededor le hicieron considerar el deseo de golpearlos a todos.

—¿Por qué tengo que traer esta estúpida ropa? —cuestionó irritado al tiempo en que, una vez más sin resultado alguno, tiraba de la prenda, acción por la cual recibió un manotazo.

—Ya te lo dije, sí vamos a conocer a un cantante debemos vernos como ellos —se apuntó a sí misma ya que llevaba una falda pegadita, un top que se amarraba del cuello, también sin mangas, medias y guantes, todo el conjunto en color negro. Sonrió sacando un collar que consistía en tres hilos, éste lo colocó alrededor del cuello de su amigo, enseguida, se sentó en la banca del parque, el lugar en donde se encontrarían con el representante del cantante.

Sin remedio se ubicó a su lado. Quejarse de la vestimenta era, sin duda alguna, una pérdida de tiempo después de todo no tenía cómo cambiarse. Flexionó su pierna derecha logrando, con un poco de dificultad, subirla hasta su pecho. Sacó su celular para comenzar a jugar, no pasó ni el primer nivel cuando se lo arrebataron de las manos.  

—¿Escuchaste? —ladeó la cabeza sin entender la pregunta formando un mohín con la boca. La pelirosa suspiró— Voy a buscar una tienda tú… — antes de que terminara la interrumpió.

—¿Para qué? ¿Y qué pasa si llegan? ¿Y por qué me quitas mi celular? —se cruzó de brazos sin desaparecer el puchero idéntico al de un niño pequeño.

—Por culpa de tus berrinches olvidé comprar los dulces de menta que le gustan —le propinó un zape y continuó—: Si llegan les muestras esto —le extendió los boletos que los reconocían acreedores de la cena, él los tomó observándolos atentamente— Además, les dices que me esperen, por último te quité el celular porque si no me prestas atención a mí, lo más probable es que no te des cuenta y pasen de largo —se encogió de hombros hundiéndose en la banca. Sakura sonrió—. Ya verás que al final te va a caer muy bien, tal vez puedan ser amigos —no le dio tiempo de réplica, salió corriendo en dirección contraria a la que se deberían dirigir. Miró la silueta de su amiga hasta que la perdió de vista. Esta sería la noche más aburrida de su vida, de eso estaba seguro.

Se abanicaba con los pedazos de papel que sostenía en su mano, detuvo su acción para observarlos atentamente, podría romperlos y fingir que fue un accidente. Suspiro al saber que no haría algo así, lo mejor sería ver el lado objetivo de la situación, tal vez tendría un nuevo amigo. Aunque dudaba de la capacidad del azabache para relacionarse con las personas. Por eso es que no entendía por qué, tanto su madre como su amiga, daban por hecho que se llevarían bien, apenas lo había visto en los conciertos, entonando sus canciones y tocando la guitarra como un profesional, cosa que él dudaba que fuera. De igual manera se encontraban frente a frente en las firmas de autógrafos, pues la pelirosa era la presidenta del club de fans más famoso, así que siempre les tocaba recibir los papelitos con las rutinarias notitas junto a su firma.

Con la clara intención de perder el tiempo, recordó si alguna vez cruzaron palabra alguna. No, no más allá del “Hn” que salía de su boca después de entregarle la fotografía. Indagó en su memoria hasta recordar una noche donde Sakura y todas las del club se dedicaron a asechar el hotel en el que se hospedaba el cantante, quien salió por la puerta trasera, justo donde el rubio tenía que vigilar. Su tarea era avisar a las chicas y lo hubiera hecho si no fuera porque el de ojos negros se veía sumamente exhausto, como si no hubiera dormido en días. “¿Estás bien?” preguntó sin siquiera preverlo, el pelinegro torció su boca en una extraña sonrisa.

Después de eso…

—Vaya, así que eres tú —alzó la mirada encontrándose con el sujeto trajeado de cabello color plata, el que siempre tenía cubierto uno de sus ojos—. Mi nombre es Kakashi, soy el manager —Al entrar en razón dio un brinco, estuvo a punto de golpearlo pero éste lo esquivó— Debes estar muy entusiasmado —le dedicó una sonrisa, sin darle tiempo de decir nada lo arrastró dentro de una limosina.

—¡Espera, aún no llega Sakura! —sus gritos murieron tras la puerta que se cerró en su cara. Desesperado comenzó a estrellar sus puños contra el vidrio negro que separa la parte del conductor con la de los pasajeros. Al no obtener respuesta, buscó entre sus ropas el celular, cayendo en cuenta que su amiga lo llevaba consigo—. ¡Detén el auto! —gritó lo más fuerte que pudo, sin embargo, nada pasó.

El recorrido siguió sin que él pudiera evitarlo, pataleó, maldijo e incluso trató de romper un vidrio pero nada funcionó. Los cristales polarizados evitaron que pudiera ver hacia dónde se dirigían. Si no encontraba la forma de comunicarse con su amiga, era posible que esa noche fuera la última de su vida, lo peor de todo es que la pasaría con el cantante prepotente. 

 

Notas finales:

Rina: Eh, creo que siempre que decidimos volver a escribir, regresamos con un fic corto XD


Rini: O uno largo que dejas inconcluso¬_¬


Sasuke: Lo mejor sería que ninguna de las dos regresara ¬_¬


Rini: Lo mejor sería que te callarás la boca o este fic tomará un giro inesperado. Tú morirás por lo que Itachi tendrá que asistir a cenarse a Narutin *o*


Rina: Eso si es un giro inesperado XD


Sasuke: Veremos quién muere primero bruja ¬_¬


Naruto: Yo debería de estar en la fiesta con mis amigos T_T


Rina: Je, este fic lo llevaba intentando escribir desde hace mucho mucho rato pues una niña me mandó una canción del tipo que hace la voz de Sasuke en japonés, y me dijo que le gustaba mucho y que debería escribir un fic sobre eso. Sinceramente no me acuerdo de la canción XD o, trágicamente, del Nick de la chava T_T. Igual revisaré el mail para ver si lo encuentro por ahí. Si eres la chava y estás leyendo esto, ¡Este fic es para ti! XD


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