Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Imperio Azteca por lizergchan

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero que les guste!!

Disclaimer: Los personajes de Hetalia no me pertenecen, sino a su autor Hidekaz Himaruya-sama, este fic lo hice sólo y únicamente como diversión.


Parejas: EspañaxImpero Azteca.


Aclaraciones: Parte de la serie “La familia de Atlántida”


Advertencia: Este fic contiene YAOI, humor, Lemon, fantasía, muerte de personaje, totura, violacion y lo que se me vaya ocurriendo, kesesesese.


Beta: Usarechan.


 


 


 


OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO


 


 


 


Imperio Azteca


 


 


Capítulo 01.- España


 


 


 


El imperio Azteca, era un floreciente reino, su tecnología no era ni la mínima parte de lo que fue la de su padre, Atlántida; pero su astrología estaba casi a la par de la de él. Cintéotl, la representación del imperio Azteca, se encontraba paseando por el mercado de la gran Tenochtitlan*


 


Últimamente, Cintéotl daba largas caminatas por la ciudad y sus alrededores, pensando, analizando y comparando su vida anterior, la actual y lo que podría llegar a suceder en su futuro próximo.


 


Posó su atención en el Templo Mayor*, que se erguía orgulloso, pero al mismo tiempo humilde a los designios de los las deidades.


 


Los dioses exigían sacrificios de sangre humana, al ser la más preciosa, no por ser sanguinarios o crueles. Ellos amaban la vida y por eso la exigían como una muestra de su devoción. Cintéotl lo comprendía bien, pero aún así; su condición de nación hacia que le doliese cada vez que uno de sus ciudadanos era sacrificado.


 


Cerró los ojos. Tonatiuh* estaba en lo más alto. Cintéotl no pudo evitar pensar en su infancia y en todo lo que había tenido que pasar para llegar a donde estaba. A penas era un niño, que en edad humana no superaba los tres años, cuando dejaron Aztlán*.


 


Aún podía recordar a su madre, Ixchel y a su padre Argos, ambos grandes imperios.


 


Recordó las palabras de Atlántida antes de que éste desapareciera: Busca el lugar donde tu corazón descansa, hijo mío. Lo encontrarás ahí, donde veas a un águila devorando una serpiente sobre un nopal.


 


—Qué razón tenías, papá… —a pesar de todas las penurias y humillaciones por las que había tenido que pasar. No se arrepentía, su pueblo era floreciente y lo consideraban la nación más poderosa y avanzada de todas. Cintéotl sonrió. Ya nadie recordaba a la Atlántida, ni siquiera sus hermanos lo mencionaban, mas él, jamás lo olvidaría.


 


—Se acerca un cambio… —podía sentirlo en el aire y en los astros; era la misma sensación que experimentó cuando Argos desapareció ¿Acaso significaba que él…?


Movió la cabeza bruscamente, como tratando de alejar esos funestos pensamientos de su cabeza.


 


Dirigió sus pasos al Templo Mayor, ese día en particular, se sacrificaría a una joven doncella, cuando Cintéotl la vio, no podía creerlo, tenía los cabellos blancos iguales a los de Atlántida, sus ojos eran cafés como los de el imperio Azteca y su gente. La joven estaba hermosa con su traje ceremonial de Xilonen* como era costumbre en el mes de Hueytecuihuitl*


 


La joven se acercó a la nación e hizo una reverencia, besó su mano. Cintéotl estaba impresionado. Pocas veces había visto la ausencia de miedo en los ojos de los guerreros que eran prisioneros o que lo hacían por voluntad propia y que serían sacrificados, pero jamás en una mujer, en especial en una tan joven como ella.


 


—Espero que sea usted quien vista con mi piel —dijo caminando a la piedra de sacrificios.


 


La tomaron por las extremidades, ella en ningún momento cerró los ojos. El imperio Azteca se impresionó aún más –en un primer momento, había creído que entraría en pánico pero no lo hizo –. Cintéotl se acercó al sacerdote que sería la mano ejecutora, tomó el cuchillo ceremonial de sus manos.


 


—Ella merece que sea yo quien lo haga —el sacerdote lo miró un momento y asintió con la cabeza y se hizo a un lado. No era común que él quisiera hacer los sacrificios de las doncellas (Cintéotl prefería guardar ese honor a los guerreros que demostraran su valía).


 


Cintéotl levantó la daga encima de su cabeza y a gran velocidad, la clavó en el pecho, forzando la entrada. El olor de la sangre llenó sus sentidos; sus ojos tomaron el mismo color que el vital líquido. El cuerpo de la doncella se convulsionaba a medida que le era abierto el tórax. Cintéotl se detuvo un momento al llegar al corazón, lo acarició con la yema de los dedos y lo extrajo, levantándolo a la vista de todos.


 


La sangre escurría manchando el suelo y las manos de Cintéotl, quien no dudo en esparcirla por su rostro. Besó el corazón antes de entregárselo a otro sacerdote para que lo quemaran, tomó otro instrumento ceremonial y decapitó a su víctima. Los gritos y ovaciones llegaron a sus oídos.


 


Sería él quien comiera su corazón y su carne. Vestiría la piel de la joven doncella, una vez que fuese desollada


 


Pasaron algunos años; Cintéotl estaba preocupado. Había perdido a su jefe Ahuízotl, no sólo fue un gran guerrero, sino también un fuerte líder religioso, un buen diplomático y hasta un reputado economista, que además de ampliar su imperio por la fuerza, había logrado convencer y comerciar con los pueblos vencidos, abriendo las puertas del imperio a pueblos más alejados. Sin embargo, todo eso ya no importaba; de ese gran hombre no quedaba ni rastro.


 


Su nuevo jefe Moctezuma, era un gran guerrero y sacerdote, pero a Cintéotl le preocupaban los recientes acontecimientos.


 


—Me han informado que el emisario del dios Quetzalcóatl se encuentra en las costas —dijo Cintéotl a Moctezuma. El emperador había estado llorando toda la noche desde que esa columna de fuego rompió con la noche*.


 


El emperado con una expresión compungida, le ordenó ir a investigar junto con algunos embajadores y cinco nobles. El imperio Azteca  sentía un desasosiego que ni él mismo comprendía.


 


Al llegar a la costa, quedó impresionado con las embarcaciones que para él eran como montañas. Había criaturas tan extrañas pero tres de ellos estaban ataviados con conjuntos que les recordaban a Tezcatlipoca, Tláloc, y Quetzalcóatl.


 


—Mis señores —dijo Cintéotl haciendo una reverencia mientras que sus ojos se centraban en el joven de cabellos castaños que parecía ser el dios Tláloc.


—Hola —habló el joven —, ¿Eres una nación? —Cintéotl asintió con la cabeza.


—Soy el imperio Azteca, mi nombre humano es Cintéotl —el extraño se presentó como España, cuyo nombre humano era Antonio Fernández Carriedo.


 


En su corazón, Cintéotl, sentía que ese encuentro sería el inicio del nuevo cambio que tanto le anunciaban los astros.


 


 


Continuará…


 


OoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoOoO


 


 


 


Tenochtitlan: México-Tenochtitlan (en náhuatl: Mēxihco Tenōchtitlān, 'Lugar de pencas de nopal') fue la capital del estado mexica.1 La fundación de la ciudad es un hecho cuya historia se mezcla con la leyenda. La mayoría de las fuentes cita como fecha de fundación de la ciudad el 18 de julio de 1325, de acuerdo con la información proporcionada por los mexicas y que se encuentra registrada en varios documentos.


 


Templo Mayor: (Huēy Teocalli en náhuatl)1 y el Recinto del Templo Mayor fueron el centro absoluto de la vida religiosa mexica, esto es, la de los aztecas de México-Tenochtitlan.


Tonatiuh: En la mitología mexica, Tonatiuh era el dios del sol. El pueblo mexica lo consideró como el líder del cielo. También fue conocido como el quinto sol, debido a que los mexicas creían que asumió el control cuando el cuarto sol fue expulsado del cielo. De acuerdo a su cosmogonía, cada sol era un dios con su propia era cósmica y según los mexicas, ellos aún se encontraban en la era de Tonatiuh.


Aztlán: Según la mitología mexicana oficial, Aztlán fue una isla o islote primigenio y punto de partida de los aún aztecas , representado como una isla en un lago.


Su posible existencia y localización ha sido un punto controvertido entre investigadores del tema, siendo la más aceptada por la ciencia histórica la de una idea derivada de la representación simbólica de la propia México-Tenochtitlan, aunque algunos otros investigadores la han situado en diversos sitios como la isla de Mexcaltitán, Nayarit (propuesta por Wigberto Jiménez Moreno), al suroeste del actual estado de Guanajuato en el Cerro Culiacán ubicado entre las ciudades de Cortazar y Jaral del Progreso, incluso en la blanca Isla de Vancouver, siguiendo la ruta del Piñón como lo señala la distribución actual de las lenguas uto-aztecas.


Xilonen: Chicomecóatl, en náhuatl ‘siete-serpientes’, la diosa mexica de la subsistencia, en especial del maíz, principal patrona de la vegetación y, por extensión, diosa también de la fertilidad.


Chicomecóatl era la parte femenina de Centéotl.


Se la podía llamar también Xilonen (‘la peluda’), refiriéndose a las barbas del maíz en vaina, se la consideraba «joven madre del jilote [maíz tierno]», así era protectora de una de las fases del ciclo del maíz. Xilonen también podía ser llamada Centeocíhatl y se encontraba casada con Tezcatlipoca


Otra forma asociada a Chicomecoatl es Ilamatecuhtli (‘la señora de la falda vieja’) la mazorca madura, cubierta por hojas arrugadas y amarillentas.


Hueytecuihuitl: Parte del calendario Azteca que cubre del 22 de junio al 11 de julio.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).